SÁBADO | 5
| Sábado 16 de marzo de 2013
Hogar
Esa manía de redecorar una y otra vez El hábito de renovar el aspecto de la casa periódicamente se ha transformado en una tendencia actual que cautiva a las mujeres; el cambio de lugar de los muebles y el desorden generalizado suelen despertar la resistencia masculina
Que el impulso no se vuelva compulsión la opinión Mariana Kratochwil
PArA LA nAcion
Soledad Vallejos
L
LA nAcion
En su memoria, ella la recuerda siempre igual. La casa de los abuelos de Gabi López permaneció casi intacta con el paso de los años. “Era la misma cuando nació mi hermana que veinte años después, cuando se casó mi primo. Es que en esa época el diseño interior se pensaba como algo que debía durar para toda la vida. Hoy, eso es casi imposible. Para las nuevas generaciones, redecorar un espacio es algo que está al alcance de la mano y que puede hacerse como un trámite veloz”, asegura la diseñadora, del estudio homónimo. Según los decoradores y expertos en diseño interior, las renovaciones hogareñas son a corto plazo. Todos coinciden en que un buen diseño, a diferencia de hace 30 o 50 años, es el que se concentra en resolver las necesidades del momento. “Hoy todos vivimos sometidos a cambios constantes, y el diseño interior no está fuera de la regla”, plantea López. En una tarde, por ejemplo, Mariana Seiguer cambió de blanco a rojo una pared del comedor de su casa. Ella asegura (su marido no tanto) que no fue engorroso. “Usamos una pintura al agua, sin olor fuerte y de secado rápido. En un día quedó listo. El cambio fue increíble; de hecho, utilizamos la mesa del comedor mucho más que antes”, afirma. La manía (¿compulsiva?) de redecorar la casa periódicamente es una tendencia actual –más bien femenina– que suele atrapar a mujeres de entre 30 y 45 años. “En general, son madres jóvenes o mujeres solteras a quienes les importa el diseño y la practicidad. Y los accesorios, cuadros, lámparas o almohadones son protagonistas de los cambios, porque con pequeñas cosas se le puede dar un look diferente a un espacio –dice Juan Bautista Arnaude, socio fundador de Greta Deco, una plataforma de venta online que reúne objetos y muebles de primeras marcas–. Están habituadas a la compra digital y pueden adquirir un sillón con un clic un lunes por la mañana en plena jornada laboral, sin siquiera verlo en el showroom.”
as mujeres tenemos esa necesidad constante de renovarnos. Es algo innato, que tiene que ver con querer sentirnos actualizadas, vitales, modernas. De alguna manera, nos reinventamos para estar mejor: esto puede manifestarse a través del pelo, de la ropa y, claro, de la casa. El lugar donde vivimos es un reflejo de la propia personalidad. De ahí que esas ganas de ir en busca de la renovación, ese impulso vital, se traslade al hogar a partir de la (re)decoración. Hoy, además, cuando está tan difundida la idea de ambientación, las ofertas de velas, lámparas, sillas, manteles, banderines y etcéteras, están a la orden del día; el mercado mismo nos va llevando y qué mejor que tener la capacidad de generar un
El lugar donde vivimos es un reflejo de la propia personalidad Con los cambios de temporada, Ana Inés Gil renueva su casa de Santa Bárbara
cada seis meses, en sintonía con los cambios de temporada, Ana inés Gil renueva su casa. “Para mí nada es estático, y la decoración no es la misma en invierno que en verano. ni las mantas, ni las flores, ni la iluminación. El diseño tiene que ver con eso, con la funcionalidad y las necesidades de cada persona”, cuenta Gil, productora de interiores y especialista en food styling. Para la arquitecta María Beatriz González Zuelgaray, ya nada está estipulado: “En la decoración contemporánea las personas están rodeadas de objetos que las acompañan en distintas etapas de su vida. Y algunos de los elementos decorativos más sencillos, como la funda de un sillón, dan la posibilidad de darle mayor uso a cada espacio. Lo importante es animarse a cambiar”. como Gabriela y Fabián, que construyeron su casa hace nueve
años. Todo pensado y diseñado a su gusto. La deco llegó bajo el ala de la tradicional lista de casamiento. “En ese entonces compré cosas que fueran de estilo, de buena calidad y que no pasaran de moda. cosas que me duraran para toda la vida –recuerda Gabriela–. Pero me fui aburriendo de ver la casa siempre igual, los chicos fueron creciendo, los hábitos fueron cambiando y las necesidades también. Y un día dije «basta». cambiamos todo y resultó fantástico”. A partir de esa renovación integral, hoy es una apasionada de la re-redecoración y admite que, cada tanto, actualiza algo: “Una lámpara, cortinas, almohadones o algo que le dé un toque distinto a la cocina. Me gusta disfrutar de mi casa y quiero verla linda. Es un lugar donde pasamos mucho tiempo, por eso creo que todo lo que invertimos en remodelaciones es dinero bien gastado”.
martín felipe/afv
En las familias con hijos, ellos suelen ser la prioridad. Pero muchas veces lo que comienza como un cambio pequeño, toma cada vez mayor dimensión. “A veces nos llaman para redecorar el cuarto de un adolescente que aún está como cuando tenía 7 años. Y de a poco se van entusiasmando –cuenta Horacio Terrab, socio, junto con su hermana, Gabriela, de creadores de Ambientes–. cuando se dan cuenta de cómo puede transformarse un ambiente, siguen con otro y otro y otro.” “Los nuevos materiales facilitan grandes cambios –explica López–. Hay pisos que vienen pre-finish, ya listos para colocar; o tabiquería de montaje en seco que nos permite dividir ambientes, levantar bibliotecas o divisores virtuales en horas.” remates, objetos heredados o encontrados en la calle y reciclados: todo vale a la hora de renovar el hogar.
Para María Tórtora, creadora de casa chaucha, un blog de inspiración y fotografía, a través de la decoración de una casa se puede descubrir a las personas. “Elegimos lo que queremos hacer, cómo nos queremos vestir, con quién queremos estar. Y la casa es una cosa más de la lista. Hay que probar y que te quede feo. Siempre hay otra chance”, asegura. ¿Si el hombre patalea cuando no encuentra las cosas o le cambiaron su sofá preferido de lugar? “Muchas veces sí, pero tampoco hay que generalizar. Ellos se involucran y participan cada vez más –sostiene carolina Gibrat, del Estudio Gibrat–. En mi caso, mientras no incluya obreros en la casa está todo bien. Si el sofá está violeta o naranja, no le importa demasiado. A los cambios no hay que temerles, y si pasaron dos años y todo está igual, no hay tiempo que perder: a renovar la casa, y a renovarse.”ß
La autora es directora de Revista Living
ideas y personas
Hábitos
Los hombres ahora también se dejan seducir por el pilates y el stretching
Julieta Sopeña
Por recomendación médica, en busca de más flexibilidad o sólo para ver de qué se trata, muchos deciden probar un entrenamiento hasta hace poco reservado al género femenino
La buena gastronomía descansa en hoteles
S
María Calandra LA nAcion
En uno de sus últimos saltos en paracaídas, Alejandro Montagna se golpeó con la puerta del avión y, desde ese momento, no encontraba nada que calmara sus dolores de espalda. Probó con distintas cosas hasta que le recomendaron pilates. Y, entonces, algo cambió: primero pudo desarrollar músculos, luego fortaleció la zona lumbar y finalmente, llegó el alivio. “El trabajo fuerte de la parte baja de la espalda y las piernas me sirvió muchísimo”, cuenta hoy. Aunque los hombres no suelen abundar en las clases de pilates, en el último tiempo se ha incrementado su participación. no son pocos quienes, por recomendación médica, en busca de más flexibilidad o simplemente para ver de qué se trata, deciden probar un entrenamiento hasta hace poco reservado a las mujeres. En ese sentido, norma Hall, profesora de educación física e instructora de pilates desde hace más de 13 años, señala: “Esta actividad dejó de ser vista como femenina, y los hombres la empezaron a considerar como una opción más a la hora de entrenar”. Quienes lo probaron coinciden en que el método puede parecer simple, pero requiere mucha fuerza, sobre todo en el área abdominal. “Al principio pensaba que era algo para mujeres, pero cuando advertís cómo mejora la flexibilidad y la coordinación no lo querés dejar”, admite Héctor Taleb, un empresario que juega al rugby y comenzó a practicar hace un año. Liliana Guelman abrió su estudio en Palermo a fines de 2008. Al principio ningún valiente se animaba a ir a sus clases, con el tiempo comenzaron a aparecer. “Pero recién el año pasado pasé de tener uno o dos alumnos por año a que
buen clima para recibir visitas u organizar festejos. Habrá hombres mejor predispuestos (siempre y cuando se los consulte y no se los invada) y otros, defensores de los hábitos y la seguridad de lo estable, que se mostrarán resistentes. Todo puede charlarse. Lo importante es llegar a un acuerdo y potenciar la creatividad para crear un entorno lindo, estimulante. Ahora bien; como en todo, si la frecuencia del cambio es excesiva, el impulso se convierte en compulsión. Si el deseo de generar modificaciones en la casa es demasiado recurrente, puede transformarse en la excusa para canalizar ansiedad, inseguridad o angustia. Y eso ya no es tan bueno para la mujer, ni para la familia, ni para el bolsillo.ß
Agustín Zuviría toma clases de stretching dos veces por semana el 10% sean varones –dice Guelman–. El más joven tiene 28 años y el mayor, 75. no hay que olvidar que pilates nació para rehabilitar a los soldados heridos durante la Primera Guerra Mundial. La mayoría vienen porque los mandan los médicos.” Existen otras disciplinas similares que han ganado adeptos entre los hombres. Dos veces por semana, desde hace un año, Agustín Zuviría, licenciado en economía, toma clases de stretching (estiramiento). “Es bastante intenso, focalizado en músculos que no trabajás en el gimnasio y orientado a la flexibilidad. Si bien algunos ejercicios suelen ser dolorosos, los últimos minutos son de relajación. no tengo más contracturas y eso es impagable”, detalla. “Los varones suelen empezar para compartir una actividad con
sus parejas y con el tiempo, por cuestiones de horarios, siguen por separado –plantea Adela Segura, profesora de flexibilidad y elongación–.Visto desde afuera, el estiramiento puede parecer tranquilo, pero cuando los hombres se animan a tomar una clase, se dan cuenta de que muy intenso y suelen quejarse más que las mujeres.” Los especialistas sostienen que la esferodinamia también sirve para incrementar el rendimiento deportivo. ¿En qué consiste? Es una técnica que se practica sobre pelotas, ideal para regular el tono muscular y aumentar la fuerza, la resistencia y la capacidad cardiovascular y respiratoria. “El tamaño y el material del balón dependerán del tipo de trabajo a realizar y de las características de la persona”, explica Anabella Lozano, coordinadora de los cursos de formación en
gustavo bosco
esferodinamia. Ella recomienda la técnica para el entrenamiento de la fuerza, la resistencia y la destreza. “cuando el músculo está muy corto se lesiona más rápido. Esto es muy común en futbolistas y remeros. El apoyo en la pelota brinda la posibilidad de trabajar sobre los acortamientos musculares”, acota. Gustavo rojas es abogado y practica esferodinamia desde hace dos años. “Al principio tenía ciertas reservas, pero después entendí que no servía de nada estar todo trabado si prácticamente no podía atarme las zapatillas sin sentarme”, confiesa. En definitiva, combinar estas diferentes actividades parece ser, para muchos, la mejor manera de aliviar la tensión muscular, bajar el estrés, prevenir lesiones y potenciar el rendimiento. Los demás, que digan lo que quieran.ß
i en los últimos diez años proliferaron bares y restaurantes de la mano de los chefs más reconocidos –como cucina Paradiso, del italiano Donato De Santis; Tegui, de Germán Martitegui, o Meraviglia, de Juliana López May–, el presente da cuenta de que el nuevo esplendor gastronómico descansa en los hoteles. o mejor dicho: los bares y restaurantes de los hoteles insignia han cobrado una fuerza cultural de impacto en el entramado social de Buenos Aires. Dejaron de ser espacios olvidados y tiesos de reuniones de trabajo para convertirse en paradores sin descanso, verdaderos puntos de encuentro. A la vanguardia del diseño de interiores, contratan cocineros de altísima gama y albergan las reuniones más aspiracionales de la escena local. Tan sólo un vistazo a la noche del jueves último sobra de muestra: mientras Javier iturrioz festejaba su concurrido cumpleaños en el Marriott Plaza, Lulu cahen d’Anvers lo hacía con una mesa íntima en Elena (el flamante restaurante del hotel Four Seasons), y Araceli Gonzalez brindaba junto a su familia por el lanzamiento de su nueva marca en el Buenos Aires Grand Hotel. A sus alrededores: comensales discretos, aunque con portación de generaciones, espléndidos zapatos y conversaciones en voz baja. La terraza del Palacio DuhauPark Hyatt, al mediodía, es cada vez más un excelente termómetro del quién es quién empresarial. como l’orangerie, en el Alvear, ese jardín de invierno donde, históricamente, nunca faltó prestancia a la hora del té. El patrón en todos ellos: son espacios que armonizan equilibradas dosis de voyeurismo y
exhibicionismo. Es un hecho: los hoteles han redefinido la categoría del “restaurante”, “bar” o “café” en Buenos Aires. ¿Las razones? En primer lugar, resguardan al cliente de la inseguridad de la vía pública. En segundo, sus precios se han nivelado por completo con los de sus competencias que dan a la calle (todos se encargan de constantemente lanzar promociones y menús competitivos). Y, por encima de ello, cuentan con un servicio y atención exquisitos, de dificilísima comparación. Existen otras cuestiones intangibles que han inclinado la balanza a su favor: el folklore mismo alrededor de la figura de un hotel, donde conviven lo privado y lo
Son espacios que armonizan justas dosis de voyeurismo y exhibicionismo público probablemente como en ningún otro espacio, el espejismo de un lugar que permanece abierto las 24 horas, los 365 días de un año, y también, por qué no, la ilusión de que lo que pasa ahí adentro allí queda. Aunque quizás un argumento igual de contundente sea, hoy en día, el gustito internacional que los hoteles imprimen en cada mesa compartida. El botones que abre la puerta, las voces extranjeras de fondo o el simple hecho de saber que en todas las grandes urbes los habitantes locales acostumbran a saltar de un hotel a otro, son sustancias habilitadoras de gozo. Quedará por ver si este auge de los restaurantes en hoteles cinco estrellas es una moda pasajera o se llega a transformar en una costumbre de raíz.ß