Lo que de verdad esconde el TTIP - El Siglo de Europa

13 oct. 2016 - ataque contra todo derecho social en un marco de duros recortes sa- lariales y de destrucción de las condiciones de vida de la mayoría.
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TRIBUNA Por José Luis Centella*

Lo que de verdad esconde el TTIP

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ras las importantes movilizaciones celebradas en todo el Estado el pasado sábado, día 15, contra la agresión directa a los intereses generales que supone el Tratado de Libre Comercio (el TTIP, según las siglas en inglés del Transatlantic Trade and Investment Parnership), de nuevo hay que referirse a este acuerdo que las instituciones de la Unión Europea (UE) negocian, a nuestras espaldas, con delegaciones de los Estados Unidos. Este tratado, que algunos venden falsamente como elemento clave para la salida de la crisis, sí lo es para construir una amplia zona donde el capital multinacional se imponga a los gobiernos y leyes de cada Estado, es decir, es la entrega de la soberanía nacional creando una estructura de dominación antidemocrática. Es un paso más en el diseño del verdadero proyecto neoliberal por parte de quienes nunca se presentan a las elecciones y que se han acostumbrado a tomar e imponer decisiones en reuniones secretas, celebradas en despachos aún más secretos, hechos que reconocen y que ya ni se molestan en negar. Estas negociaciones persiguen crear el área de libre comercio más grande del planeta, asegurando a las multinacionales un poder hasta ahora desconocido a través de la desregulación de cualquier norma social y ambiental, con la pérdida de soberanía de los Estados y de los pueblos sobre su destino. El objetivo es armonizar las diferentes reglas de protección sanitaria, ambiental o alimentaria en favor de intereses económicos bas-

tardos y en contra de la mayoría social. Además, su punto de mira está especialmente dirigido contra las normas de tutela de los/as trabajadores/as aún existentes. El tratado se perfila como el impulso definitivo a una norteamericanización de Europa, como un ataque contra todo derecho social en un marco de duros recortes salariales y de destrucción de las condiciones de vida de la mayoría social y trabajadora europea, especialmente en las potencias de segundo orden de la UE. La imposición de las políticas neoliberales por parte de la Troika, junto con el cómplice consentimiento de nuestros gobiernos, no tiene límite, ya que su objetivo último es acabar con todos los derechos y libertades de las poblaciones europeas para asegurar así un incremento de los beneficios de las oligarquías financieras. En un paso más de esta escalada, tanto el TTIP como el tratado negociado con Canadá, llamado CETA, ambos secretos y antidemocráticos, pretenden dejar sin amparo ni capacidad de respuesta a los pueblos europeos frente a los intereses de las multinaciona-

El Tratado de Libre Comercio se perfila como el impulso definitivo a una ‘norteamericanización’ de Europa, como un ataque contra todo derecho social en un marco de duros recortes salariales y de destrucción de las condiciones de vida de la mayoría social y trabajadora europea

les norteamericanas y europeas. En un momento en el que la realidad socioeconómica española no admite demora en la búsqueda de soluciones, cuando el paro y la precariedad afecta a la mayoría de las familias, mientras la pobreza y los desahucios siguen aumentando, esta nueva agresión a todos/as no debe quedar sin respuesta. De ahí que el pasado fin de semana la ciudadanía se movilizara para demostrar que a pesar del silencio, del bloqueo informativo impuesto en la mayoría de medios, en algún momento se tendrá que poner en evidencia que esos mismos que pocos días antes, en la fiesta de día 12, se envolvían en la bandera roja y amarilla son los que, al mismo tiempo, venden esa soberanía que dicen representar. Está en juego saber quién nos gobierna realmente. Por ello, también es bueno recordar cuando parece que faltan pocos días para que haya un nuevo/viejo Gobierno, conseguido de aquella manera, que éste no sólo será un Ejecutivo sin mayoría parlamentaria, sino que lo será contra lo que la mayoría del electorado manifestó en las urnas, con la responsabilidad de algunos que fueron elegidos para defender determinados programas electorales con los que confrontaban supuestamente con las medidas impuestas por el PP desde 2011. Por el camino queda su propia credibilidad y, lo que es más lamentable, la del sistema parlamentario. Por eso, quienes nos oponemos a todo ello, también al TTIP, lo hacemos en defensa de la soberanía popular. l *Coordinador de la Asamblea Político y Social de Izquierda Unida

nº 1172. 17–23 de octubre de 2016

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