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La revancha de la heladerita

3 ene. 2015 - atestado Airbus con destino a la ciu- dad de Miami. Los cuatro –sí, los cua- tro– llevan puestos buzos de “GAP” con las icónicas letras de la ...
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sábado 3 de enero de 2015

sábado Edición de hoy a cargo de Franco Varise | www.lanacion.com/sociedad

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mujeres con código: hay cada vez más programadoras

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Alimentos que intentan evitar los argentinos para bajar el consumo de sal En porcentajes

Panificados 7 Enlatados 50 Embutidos 59 Snacks 62

Quesos 13 Aguas con sodio 20 (el % de sodio de estas bebidas es insignificante) Fuente: Ministerio de Salud de La Nación / LA NACION

Hábitos

Miami, pasión y locura de los argentinos por comprar José Boubeé y Teresa Pologna, brindan a orillas del mar, cerca del faro marplatense en el balneario Mariano

Mauro V. rizzi

luis Corbacho

Verano 2015

PArA LA nACiOn

La revancha de la heladerita Símbolo de cierta incomodidad y alimentos dudosos, la “conservadora” playera vuelve a ser cool con una propuesta gourmet de ostras, frutas y espumantes Rodolfo Reich PArA LA nACiOn

“Hace ya varios años que nos vamos con amigos, todos con hijos chicos, de vacaciones familiares al sur de Brasil, a un pueblo de pescadores. Las playas son muy tranquilas, en su mayoría no tienen parador, ni siquiera vendedores ambulantes. Allá el tema de la heladerita es crucial. Es de supervivencia. Pero eso no significa repetir día tras día la misma comida. Al revés, nos vamos organizando para darle onda. Uno lleva cachaça, lima, a veces maracuyá, buenos vasos de plástico, mucho hielo, mortero, y se encarga de la caipiriña. Otro clásico personal es aprovechar que la zona de Floripa es productora de ostras de cultivo, de las mejores de Brasil, así que llevamos una tabla, un buen cuchillo, alguna salsa de ají picante, una generosa bolsa con ostras y hielo, y hacemos una fiesta de caipis y

cerveza Skol”, cuenta Ariel Gutraich, un reconocido fotógrafo editorial. Y advierte: “Cada año estamos más profesionales; este verano, estoy pensando en comprar un carrito que se vende allá, que sirve para llevar la heladerita, las sillas, y luego el mismo carro se transforma en mesa, una genialidad”. La heladerita forma parte de la postal veraniega ineludible de las playas de la costa atlántica. Símbolo popular y familiar por excelencia, hoy también es revisitada por las nuevas costumbres y pasiones gastronómicas. Ya no se trata tan sólo de alimentarse, sino de comer rico y ganar momentos sibaritas. De darle un respiro al sándwich de milanesa o al pollo frío, todo regado de abundante mayonesa y, en cambio, sumar sabores frescos, cocina saludable y delis que revaloricen la idea del almuerzo playero. “Compartir un almuerzo o un trago a orillas del mar es una sensación fan-

Traer de todo y sentir que se cumplió con una aspiración de clase mueve el aluvión turístico a la ciudad del sol

tástica”, dice José Boubeé junto a Teresa Pologna sobre las arenas del balneario Mariano, en Mar del Plata. La heladerita además de contener el espumante atesora otras delicatessen para acompañar el momento y calmar el hambre de Baltazar (su hijo) y Álvaro (el primo). Una de las causas de este resurgir de la heladera en versión gourmet son múltiples. Sin dudas, hay un componente precio que es significativo: para una familia, comer en un parador todos los días cambia por completo el presupuesto de las vacaciones. “Es mucho más barato traerse la propia comida que comer en el parador”, dice por su parte Maira, ingeniera textil. Pero va más allá de esto, agrega: “En muchos paradores, la propuesta gastronómica es muy mala. Para los chicos, estás obligada a caer en milanesa, panchos o rabas fritas, que, para colmo, están hechas de paquetes de rabas ya cortadas y congeladas”. Continúa en la página 2

Una familia tipo –matrimonio con dos hijos de seis y cuatro años– busca su asiento en la clase económica de un atestado Airbus con destino a la ciudad de Miami. Los cuatro –sí, los cuatro– llevan puestos buzos de “GAP” con las icónicas letras de la marca estampadas a fuego en el pecho y exhiben una felicidad voluptuosa. En la primera fila del avión, se ubica una joven pareja con pocos meses de embarazo con la misión aparente de comprar un cochecito, un huevito pa-

experiencias

ra el auto, ropa newly born y toda clase de inventos para su bebe en camino. Al fondo se acomodan cuatro chicas en plan viaje de amigas, aunque dejan entrever por sus conversaciones que se trata de la despedida de soltera de una de ellas. Y así el paisaje de argentinos en el avión empieza a reflejar distintos tonos de ansiedad mezclados con la satisfacción de haber logrado el gran objetivo turístico de la clase media argentina: viajar a Miami. Pero el show apenas comienza. El avión sería como el telón de fondo de un teatro aspiracional más hondo y complejo. Continúa en la página 6

mesa para dos

Chocolate salado, del recelo inicial a la sorpresa final

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Cómo salir de la “caja”, según seis inspiradores

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Juan Taratuto.

“En la vida, uno pasa de la madre a la esposa” Página 8