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La magia eterna de El cascanueces

24 dic. 2009 - Sólido rendimiento del Ballet Estable del Teatro Colón en la reposición de este famoso cuento navideño, en el estadio Luna Park.
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Espectáculos

Jueves 24 de diciembre de 2009

CINE

LA NACION/Página 3

DANZA

La magia eterna de El cascanueces Sólido rendimiento del Ballet Estable del Teatro Colón en la reposición de este famoso cuento navideño, en el estadio Luna Park Carta abierta

Muy bueno ((((

El cascanueces. Ballet en dos actos, música de Piotr Illich Tchaikovski; coreografía de Rudolf Nureyev, sobre la original de Petipa e Ivanov; reposición: Aleth Francillon. Escenografía y vestuario: Nicholas Georgiadis. Ambientación y diseño de vestuario: Eduardo Caldirola-Víctor De Pilla. Ballet Estable del Teatro Colón; dirección: Lidia Segni. Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por Hadrian Avila Arzuza. Estadio Luna Park; próxima función: sábado, a las 20.30. Entradas desde $ 40.

DISTRIBUTION COMPANY

Catherine Deneuve

Aventuras de un cholulo irredimible Mis estrellas y yo, sencillo entretenimiento

En el universo del ballet, la vía tradicional para evocar la Navidad consiste en programar y bailar este clásico que, en 1892, concibieron Petipa e Ivanov en San Petersburgo. El Teatro Colón, cuando puede, adhiere a la tradición y ofrece la versión que Rudolf Nureyev rediseñó en 1967, y que cuatro años después vino a montar para la compañía local; esta vez, sin embargo, fuera de su sala natural, el Ballet Estable tiene que instalar la magia en un espacio a contramano de las galas imperiales en las que surgió la pieza. Poco importa, en realidad, porque la compañía que dirige Lidia Segni rindió con pareja solidez, y es estimulante cerrar la temporada con este luminoso Cascanueces y –además– con la respuesta entusiasta de numeroso público. Para estas funciones fueron convocados no pocos eficaces integrantes de la vieja guardia, que están dando un carácter y una calidez inusual a las escenas de conjunto (la fiesta inicial, la embestida de los

Muy bueno ((((

Mis estrellas y yo (Mes stars et moi, Francia/2008, color; hablada en francés). Dirección y guión: Laetitia Colombani. Con Kad Merad, Catherine Deneuve, Emmanuelle Béart, Mélanie Bernier, Maria de Medeiros, Rufus, Laetitia Colombani, Patrice Leconte. Fotografía: Jean-Marie Dreujou. Música: Frédéric Talgorn. Edición: Veronique Parnet. Presenta Distribution Company. 88 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años.

Haber encabezado el film más taquillero de la historia del cine francés (Bienvenidos al país de la locura) tiene sus privilegios. Que lo diga Kad Merad –también el torpe imitador de La canción de París–, que es el verdadero protagonista de Mis estrellas y yo. Y eso que las estrellas son dos tan indiscutibles como Catherine Deneuve y Emmanuelle Béart. Identificado con el buen tipo sin malicia, un poco ingenuo, bastante sentimental y no siempre muy afortunado, Merad es aquí un fundamentalista del cholulismo, un fan cuyo delirio por dos de las más cotizadas actrices de Francia –una madura y elegante como Deneuve, otra sexy como Béart, más una tercera, joven y en ascenso, como Mélanie Bernier– le ha hecho descuidar a su familia y se ha quedado solo. El azar tuvo parte de culpa. Como empleado de una agencia de limpieza de oficinas, a Robert le ha tocado ocuparse de la de un influyente representante de artistas; allí recoge información para poder seguirles los pasos a sus diosas (bastante humanas, por cierto); inmiscuirse en sus relaciones profesionales o personales, darles alguna mano cuando puede, castigar a sus enemigos y ahuyentarles galanes. En fin, una pesadilla para las tres, que por supuesto ignoran que están siendo víctimas del mismo admirador anónimo. Hasta que les toca actuar en el mismo film y lo descubren: se viene la revancha.

Buena idea Laetitia Colombani, que se reservó el papel de una estrafalaria psicoanalista de gatos, tuvo la buena idea que dio origen al cuento, lo desarrolló con módicas dosis de ingenio y lo tradujo en imágenes con más indolente corrección que brillo o ritmo chispeante. Quizá se entusiasmó con las autoparodias (Deneuve, una diva fatigada que está de vuelta y se despreocupa de la silueta, y Béart, una bomba sexy que se enamora tres veces por semana, se divierten bastante jugando ese juego); con los guiños al público (asoman por ahí celebridades locales), y con la buena imagen de Merad, pero no supo explotar la sátira al mundillo del cine, que promete bastante al principio y después se desvanece. La divertida guerra de maldades entre las dos divas dura poco, todo lo contrario de lo que sucede con la apelación sentimental, lo que hace del film un entretenimiento simpático, pero no mucho más.

Fernando López

N “Me afectaron sus insultos y su falta de respeto”, le escribió Aleth Francillon al director del Colón, Pedro Pablo García Caffi, en una carta que hizo pública la repositora de la Fundación Nureyev antes de regresar a París. Entre otros aspectos de sus cinco semanas de trabajo en Buenos Aires, que dijo haber “padecido”, se encargó de expresar su agradecimiento al cuerpo de baile y aclarar: “No retornaré al Colón mientras esté a cargo de las actuales autoridades del ballet y del teatro”.

PRENSA COLON

La gente del Colón interpretó con convicción, comenzando por Silvina Perillo, que se aterra de verdad ante los ratones

murciélagos, el Vals de las Flores). Y resulta llamativo que muchos de ellos coincidan con los 47 “emplazados” a jubilarse con la indeseada legislación del “20-40”. En el clima atemporal de esa Nochebuena legendaria hay títeres, un mago que entretiene a decenas de chicos y la música de Tchaikovski ambientando la recepción en casa de los padres de Clara. Y, sobre todo, los momentos de ensoñación de la medianoche, cuando la niña “convierte” al

RADIO (Radiografías)

Por Alicia Petti

50 años en la radio. El pasado viernes 18, Betty Elizalde cumplió 50 años en el micrófono, y por esa razón su equipo de producción (Gimena García Blanco y María Arena) decidió celebrarlo con una fiesta sorpresa, que contó con la presencia de numerosos invitados, lo que permitió concretar, entre las 15 y las 18, en Radio de la Ciudad (AM 1110), en su ciclo Siempre Betty, un programa que logró momentos de emoción, humor, entretenimiento y muchos recuerdos y nostalgias en la evocación de la destacada trayectoria de Elizalde. Desfilaron así Kevin Johansen, Víctor Hugo Morales, Osvaldo Bazán, Sebastián Wainraich, Lalo Mir, Marcelo Zlotogwiazda, Marcos Mundstock y Alejandro Dolina. Desde el exterior,

Lalo Mir, profesor ARCHIVO

recibió las llamadas de la cantante Martirio, Marina Rossell y Lucho Gatica, entre otros. Y a las 17, lograron un dúplex en directo con Radio Continental y se estableció un diálogo más que atractivo con Fernando Bravo, Alfredo Leuco, María O’Donnell y Carlos Ulanovsky. Fueron tres horas intensas con la magia de la radio. Lalo Mir, en Eter. El locutor y animador, uno de los profesionales más reconocidos de la radio, se suma a Eter. Lalo Mir será el nuevo director artístico de la carrera de Producción y Creatividad en Radio. Desde ese lugar, brindará clases especiales durante los tres años de cursada, realizará encuentros de capacitación e intercambio con los docentes y transmitirá la experiencia adquirida en verdaderos clásicos radiofónicos, como 9 PM, Radio Bangkok, Lalo bla, bla, Animal de radio y, actualmente, Lalo por hecho, en La 100 (FM 99.9). El regreso de Mercedes Ninci. La periodista cordobesa, que durante años se desempeñó como eficaz movilera en Radio Mitre, tras su paso por la televisión regresa a la radio. En 2010, será la nueva movilera de El exprimidor, conducido por Ari Paluch en Radio Uno, en sus dos ediciones, matutina y vespertina.

soldadito-cascanueces en un príncipe, en lo que resulta un prenuncio de su adolescencia. La versión de Nureyev fortalece el carácter de Clara e impone su punto de vista, pero también desnuda los mecanismos de su subjetividad: la fusión del príncipe con la figura de Drosselmeyer (correcto, Rodolfo Ledo), quien, a pesar de no ser su padre, sino su padrino, igualmente irradia una onda edípica. Las fantasmagorías de Clara ejercen un efecto amenazador que la

gente del Colón interpretó con convicción, comenzando por Silvina Perillo, que se aterra de verdad ante los ratones, porque no se trata de roedores gigantes, sino que la chica, en su pesadilla, se siente disminuida al tamaño de una laucha. Y después se angustia –lo trasunta corporalmente– con la otra embestida onírica, la de los parientes-murciélagos. Bellamente resuelto en imagen y en técnica, el pas de deux en el bosque nevado del 2º acto es formalmen-

te muy sobrio, aunque con los desafíos técnicos de un coreógrafo que, bailando, había sido un virtuoso. Pero la pareja Perillo- Ledo los salva con holgura. Como en otros hits de lo que fue el espectáculo imperial de los zares, El cascanueces incluye su sección de exotischen: con danzas hispánicas, árabes, chinas y rusas, se lucieron solistas de la troupe (Parente, Coelho, Desperés, Gancedo, Ambartsoumian); también, Vincelli-Barriero-Varela en “La pastoral”. Las figuras en poisson del pas de deux final y los impecables passésdéveloppées de Perillo con fondo de celesta cerraron un espectáculo gratificante, al que no restan mérito algunos desajustes en las mutaciones escenográficas.

Néstor Tirri