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La aventura de encontrar una vivienda soñada
Lugares donde consultar LColegio Unico de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba) www.cucicba.com.ar
Para muchos, hallar una casa o un departamento resulta engorroso. Experiencias de clientes y consejos de brokers para iniciar la búsqueda
LCámara Inmobiliara Argentina www.cia.org.ar
Por Marina Gambier Carteles, una opción para buscar
De la Redacción de LA NACION
Sábado 23 de enero de 2010 / LA NACION CLASIFICADOS
Propiedades / Real Estate
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xc. dep. 3 amb. bcón. tza. toil .vta pan. coch.… Aunque suene a clave secreta y no a clasificado, encriptada en esa trama de letras pequeñas y palabras abreviadas puede estar la casa de los sueños de muchos. Para el comprador es cuestión de abrir el diario, descodificar el aviso, llamar a la inmobiliaria y lanzarse a la aventura de recorrer decenas de propiedades hasta dar con la vivienda imaginada. Pero, a veces, todo se desarrolla como una búsqueda del tesoro. La experiencia puede durar días, meses o quizá años, e incluye una variedad de emociones intensas, porque detrás de cada puerta hay un pasaje directo a la ilusión y, en grandes ocasiones, al desencanto. O “es muy cara”, “está destruida”, “los cuartos son chicos”, “le falta luz natural”, “la distribución es pésima”… ¿Por qué es tan difícil dar con una casa o un departamento a la medida de las aspiraciones? Para algunos clientes, el problema no es el mercado, sino los avisos, que no siempre describen la realidad de la oferta. En ese sentido, los operadores del sector sostienen que últimamente los compradores están muy exigentes. “Pensé que la búsqueda sería fácil, no me la imaginaba así”, cuenta Hernando, un arquitecto que después de vivir en Suiza volvió al país con su mujer. Desde hace tres meses rastrea lo que le resulta inhallable: un departamento de tres ambientes en Barrio Norte, con toilette, lavadero y de 65 metros cuadrados, una tipología poco frecuente. Como pronto serán padres, decidieron dejar el dos ambientes de Parque Centenario para mudarse cerca del trabajo y la familia de ambos, que ayudará en la logística diseñada para atender a la criatura. “Salíamos sábado y domingo, a muerte. Un sábado llegamos a ver nueve departamentos. El domingo terminábamos frustrados. Al final consulté en una inmobiliaria, porque la búsqueda se estaba complicando. Todos los tres ambientes eran impresentables o carísimos, porque hoy cualquier propiedad se tasa en 2100 dólares el m2, y a veces no los vale”, agrega. Hernando y su esposa recorrieron edificios a estrenar y usados… ¡Qué decepción ver cómo viven los otros! “Entrás y decís: no me veo viviendo acá. Eso desmotiva. Hay mucho azulejo decorado, cerámicas de los
La verdad, sólo in situ
El cliente pide Descripciones concretas del estado del inmueble
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años 80, lo que obliga a reciclar; es decir, invertir más dinero y 30 días de obra. En las nuevas, los dormitorios son de 2,20 por 2,10 metros, muy chiquitos. Además, veo pisos flotantes y materiales dudosos; y ni mirar los detalles de la terminación. Son departamentos para armar. Te dicen que te ponen porcelanato, pero eso eleva el costo a 2600 dólares el metro cuadrado.” Cita a ciegas La ilusión empieza en el aviso, pero la realidad se encargará de moderar las expectativas. La falta de objetividad perjudica a unos y otros: el cliente pierde tiempo y la inmobiliaria pone en riesgo su prestigio. Desde hace menos de un año rige la ley 2340 que aplica el Colegio Unico de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires (Cucicba). Además de fiscalizar que las empresas de la Capital Federal estén matriculadas, cuenta con un Tribunal de Etica Profesional donde los compradores pueden dejar la queja. También la Cámara Inmobiliaria Argentina recibe consultas. “Dentro de dos años, gracias a la ley, estas quejas van a desaparecer. El mercado solo se va a depurar porque habrá más control de calidad y personal capacitado”, explica Jorge Toselli,
de JT Inmobiliaria. “Acá no ofrecemos cualquier propiedad. Si el que vende tiene la casa sin conexión de gas, por ejemplo, no lo tomamos, porque lo elemental es el estado del inmueble. Lo grave es publicar sin aclarar esas condiciones. Si la vivienda es catastrófica, en el aviso se debe agregar para refaccionar; de lo contrario, como inmobiliaria perdiste tu buena imagen. Por otro lado, la gente se queja por quejarse. Está psicológica y económicamente mal, hoy vivimos en una Argentina encrespada. Si quedás con el cliente en publicar un aviso martes, jueves y sábado, y el diario se olvida de sacarlo el sábado ¡se arma un escándalo! Pero también es cierto que hay colegas que no publican la verdad.” Para Leticia Firpo, de la inmobiliaria homónima, la mejor manera de evitar decepciones y atajar quejas fue ampliar el servicio de su página Web, un filtro que decanta los compradores reales de los que no lo son. “Subimos planos, mapa de ubicación y fotos de cada ambiente de la vivienda. Eso le ahorra tiempo al que busca y a la inmobiliaria le permite hacer una selección natural. Por principio, no tomamos casas en mal estado o dudosas, no podemos publicar algo que desmerezca la página,
Que se publiquen los m2 reales que figuran en la escritura del inmueble
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Que la inmobiliaria no insista en mostrar una propiedad que no se ajusta a las características de la búsqueda
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Que no se sobredimensione el valor de una propiedad
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Que aclare el aviso si es para inversión, refacción o para reciclar
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LQue la propiedad en oferta tenga los papeles en regla
donde todas son propiedades impecables.” Gracias a las imágenes y a la ficha técnica, Ada y Valentín encontraron un departamento a su medida. Vendieron su casa en Amsterdam con la intención de comprar otra grande en Buenos Aires, para vivir y montar un Bed and Breakfast. Durante dos meses vieron un promedio de cinco casas por día. Revisaron de pe a pa los clasificados y caminaron los barrios mirando carteles. “Ya estábamos muy desilusionados. La gente
no tiene vergüenza. No tiene una línea de trabajo y, por otro lado, los propietarios muestran su casa en condiciones lamentables. La viveza criolla nos causó una gran decepción”, cuenta Ada. “Lo peor que nos pasó fue ver un PH en Palermo Viejo que lo habían publicado como 100 m2, pero cuando llegamos era un galpón precario de 50 m2 y los otros 50 eran dos entrepisos improvisados en la estructura. La escalera temblaba cuando subías. Salimos descompuestos.” A punto de abandonar, entraron en el sitio de Firpo y encontraron la casa que buscaban. Hicieron la cita y finalmente compraron. Armando Pepe, presidente del SOM, red a la que adhieren 485 inmobiliarias de todo el país, afirma que el trabajo se profesionalizó gracias a un sistema informático que impide al corredor subir una propiedad si ésta no cumple con los requisitos de una ficha técnica en la que se deben consignar todos los datos, desde la medida del living hasta la orientación del balcón. “Hay mucha improvisación. Las empresas adheridas a este sistema, cuando vamos a mostrar una propiedad, llevamos esa ficha técnica impresa que contiene la información exacta y completa, cosa que al comprador no le queden dudas. Y si es oscuro, ponemos es oscuro. Hace 20 años el mercado era peor. Felizmente, la actividad está cada vez más jerarquizada gracias a que estamos colegiados; es decir, vamos hacia un control de calidad más exhaustivo.”