Koltès llega al Teatro San Martín

de Roberto Durán. Era en los comienzos de los ... se, Martín Slipak, Roberto. Castro, Javier Lorenzo, .... Su última obra se llamó Roberto Zucco. El margen en su ...
2MB Größe 13 Downloads 80 vistas
6

I

ESPECTACULOS

Sábado 4 de febrero de 2012

TEATRO s ANTICIPO DE SALLINGER

DANZA s LOS SABADOS

Koltès llega al Teatro San Martín Paul Desveaux viene a Buenos Aires para dirigir a Rita Cortese, Martín Slipak y Javier Lorenzo ALEJANDRO CRUZ

una obra de Bernard-Marie Koltès. En Francia hay actores muy buenos, pero el problema es que cuando monPARIS.– Aunque todavía no se dio tan una obra suya, muchas veces se a conocer la programación nacional los toman muy en serio. Eso no es de la actual temporada del Complejo bueno. En contraposición, los actoTeatral de Buenos Aires, ya hay una res argentinos tienen la capacidad confirmación: Sallinger, uno de los de trabajar lo trágico y lo grotesco primeros textos de Bernard-Marie en un tono que yo considero muy Koltès, se estrenará en abril con di- shakesperiano”, comenta mientras rección del francés Paul Desveaux. Amaya, su rigurosa asistente, traduSe trata de una coproducción entre ce con una seguridad que uno (yo) el Complejo Teatral, La Cie Mû y agradece. L’héliotrope (de Francia) que contará El nuevo desafío para la calucon la actuación de Rita Corterosa tierra porteña se llama se, Martín Slipak, Roberto Sallinger. La obra de este Castro, Javier Lorenzo, verdadero niño maldiCéline Bodis, Anita to del teatro francés Pauls, Francisco fue escrita en 1977. Lumerman y LuEl texto está comciana Liffshits. puesto por largos Tan confirmamonólogos en un do está la noticlima de pocas cia que aquí, acciones físicas. “Será un especen el Café de l’Industrie, está el táculo que duradirector mientras, rá unas dos horas afuera, cae una moy que tiene varios lesta lluvia que del momentos para el lutípico glamour parisino cimiento del actor. Los no tiene nada. En fin, cosas extensos monólogos son del invierno europeo. inmensos espacios de Bernard-MaPaul es un tipo amable, apajuegos para el actor. rie Koltès es una sionado por lo que hace. TamPor otra parte, es un de las voces más imbién es un conocedor del teatro texto eminentemente portantes de la draporteño. De hecho, en 2009, monmusical. Mi trabajo maturgia contemtó en El Camarín de las Musas con el elenco será, jusporánea Hasta que la muerte nos separe, tamente, encontrarle la texto de Rémi De Vos, que contó con partitura al texto. Yo no la actuación de Mirta Busnelli, Javier vengo de la danza, pero siempre Lorenzo y Céline Bodis. he adorado a la danza. Ya en las “Mi primer encuentro con un actor primeras puestas les hacía tomar argentino fue cuando vi a Marcial a los actores dos horas diarias de Di Fonzo Bo haciendo un Ricardo clases de danza. En Francia, y en III montado por Matthias Langhoff. contraposición a la tradición teatral Marcial estaba magnífico, ¡eso era argentina, durante mucho tiempo un verdadero Shakespeare! Luego, hemos olvidado al cuerpo. Pero vi los trabajos de Daniel Veronese y no hay texto sin cuerpo. Nietzsde Claudio Tolcachir. En todos ellos che decía, y esto no lo hago para está presente la capacidad de apelar hacerme pasar por un tipo sabio, al humor dándole un uso dramático. que el cuerpo piensa. Acuerdo pleEse tono es fundamental para montar namente. Y en el teatro, te diría

que más todavía”, apunta Paul, quien, como actor, interpretó textos de Minyana, Sarraute, Novarina, Koltès y Goldoni.

ENVIADO ESPECIAL

Pensamiento. Acción.

El margen en su versión más poética Hace 16 años Alfredo Alcón dirigió el espectáculo La soledad en el campo de algodón. Fue la primera obra de este escritor único que se presentaba en Buenos Aires. Koltès nació en 1948. Decidió que lo suyo era el teatro cuando, de adolescente, vio a María Casares representar Medea. Esa puesta estuvo a cargo del argentino Jorge Lavelli. Tal fue la impresión que le dejó que escribió para ella L’Heritage, su primera obra. Murió de sida en 1989. Apenas tenía 41 años. A lo largo de su vida circuló por diversos márgenes. De hecho, homosexual, comunista y amante del Tercer Mundo. Su poética fue comparada con la producción de otros autores malditos como el mismo Jean Genet o el argentino Copi. Gracias a Patrice Chéreau, quien en 1983 dirigió su obra Combate de negros y de perros, comenzó a ser reconocido. Su última obra se llamó Roberto Zucco.

PAUL DESVEAUX “Sallinger es puro pensamiento y de no lograr que ese texto tome cuerpo en escenario es más interesante leerlo”

En tono con lo que viene exponiendo, el primer desafío para montar semejante texto no pasará por trabajar los personajes. “Si queremos que sea una experiencia para los actores y para el público tiene que ser algo carnal. Sallinger es puro pensamiento y de no lograr que ese texto tome cuerpo en el escenario es más interesante leerlo. Por eso, lo primero es trabajar la musicalidad de esas palabras, la calidad de la respiración del texto; ése es el primer paso hacia un anclaje corporal de la puesta”, sostiene. –¿Qué dice Sallinger para el espectador actual? –Los textos de Koltès, y en ese sentido es que yo lo considero como un hijo de Shakespeare, plantean temas ontológicos. Pertenece a la clase de autores que va más allá de todo procedimiento teatral. Hasta uno se podría preguntar si es que no usa recursos teatrales para plantear cuestiones filosóficas. En todas las obras, también en Sallinger, crea una historia de intensa trayectoria dramática; sin embargo, lo más interesante son las disgresiones. Ahí está su permanente actualidad. El casting lo realizó en junio del año pasado. De los intérpretes elegidos, dos de ellos ya son conocidos suyos: con Javier Lorenzo trabajó en su puesta anterior que realizó en Buenos Aires, mientras que Céline Bodis es actriz de la compañía La Cie Mû y fue la encargada de presentar el proyecto al San Martín. Que Koltès haya escrito Sallinger así, con “ll”, es una manera de relacionarse con el universo narrativo del escritor Jërôme Salinger, a quien Koltès, indudablemente, admiraba. Sobre la obra se ha dicho que él no terminó de escribirla. En tren de hipótesis, circula que fue su hermano quien la concluyó. “Bueno... en todo caso, no fue su hermano. Decididamente, la escritura no es lo suyo”, suelta Paul Desveaux abriendo nuevos interrogantes sobre los cuales no piensa avanzar con un grabador prendido enfrente de él. Por eso, se ríe con cierta complicidad. Sea como sea, será la primera vez que un texto de una de las voces más importante de la dramaturgia francesa contemporánea tome cuerpo en la programación del Complejo Teatral de Buenos Aires. Decididamente, un acto de justicia.

Cuerpos en movimiento

El Teatro del Sur está de estreno Coreografías de Adriana Bruer Poco a poco la cartelera dedicada a espectáculos coreográficos va tomando movimiento. Por lo pronto, en el Teatro del Sur, hoy se estrenan los espectáculos Nexus y Shaktí. Se trata de un programa compartido a cargo de la coreógrafa Adriana Bruer, quien dirige DeRose ArtCompany. Bruer creó estas piezas que se apoyan en un lenguaje coreográfico basado en el despliegue técnico, destreza física y movimientos que exploran la sensorialidad. Con las actuaciones de Yael Barcesat, Lucía López, Mariela Dossena, Celeste Saráchaga, Mariano Teijido, Lucio Martínez, Denise Nenezian, Sebastián Carvallo y Pablo Fernández; las dos piezas forman parte de una búsqueda que, en palabras de su creadora, pasa por “llegar al espectador, embelesarlo y llenarlo de sensaciones nuevas a partir de lo que verá: técnicas que resultan impresionantes, intérpretes que sostienen el peso de su propio cuerpo apoyados únicamente sobre las puntas de los dedos de las manos”. Desde esta noche, y a lo largo de todo este mes, Nexus y Shaktí se presentarán todos los sábados, a las 21.30, en el Teatro del Sur (Venezuela 2255). Entradas a 60 pesos.

OPINION TEATRO

ERNESTO

SCHOO

Gené, el hombre de teatro total

P

ara mí siguió siendo y siempre será Pocho, el sobrenombre familiar con que, más de medio siglo atrás, conocí a Juan Carlos Gené en el taller de actuación de Roberto Durán. Era en los comienzos de los años 50; la compañía Renaud-Barrault había visitado por primera vez la Argentina y provocado una verdadera conmoción: el redescubrimiento de la expresión corporal. Durán, maestro exigente como pocos (virtud que transmitió a Gené), nos extenuaba con los ejercicios, sobre todo los de León Chancerel (La gota de miel), en los que Pocho sobresalía, como sobresalía en todo: era ya un actor formidable, así como sería un formidable director, maestro de actores, hombre de teatro total, que uniría la exigencia estética a una conducta ética de pureza intachable. Gené actuaba y dirigía por entonces la Dulcinea de Gastón Baty (que sería la base de El hombre de La Mancha), en un teatrito de la calle Tucumán, escenario al que invitó a Héctor Bianciotti, futuro académico de Francia, para montar Lucha hasta el alba, del italiano Ugo Betti, autor de moda en la época. Yo hacía allí un modesto papel secundario, y recuerdo cómo Pocho me estimulaba y, discretamente, aconsejaba. Creo que esa discreción, esa auténtica modestia de quien es grande de verdad, le venía de cuna a Gené: nunca se lo vio en actitudes grandilocuentes, ni

robándole cámara a nadie, ni dándole a sus trabajos, de calidad superlativa, más importancia de la de quien cumple, sencillamente, su deber. Como director, en las noches de estreno huía de la sala y se refugiaba en un café cercano, a la espera del resultado. Aunque disentíamos en política, nunca permitimos que esa diferencia nos enfrentara. Tan sólo el largo exilio aflojó un tanto la vieja amistad, parcialmente renovada a su regreso. Parcialmente porque ya los intereses de ambos nos absorbían, y él se había unido a Verónica Oddó, la gran actriz trágica chilena, con quien desde entonces formaron una pareja extraordinaria, en la docencia y en el escenario. En agosto de 1996 me tocó reemplazar a Pocho en la dirección general y artística del San Martín, que él había desempeñado durante los tres años anteriores. Afirman quienes presenciaron el acto que nunca vieron una ceremonia similar tan cordial y emotiva: fue, para mí, el recibir la antorcha de manos del invicto. Más tarde he aplaudido sus notables trabajos como actor y director, ya fuere en Minetti, o dirigiendo a un excepcional Walter Santa Ana en Krapp, o como dramaturgo y actor en su originalísima versión de Bodas de sangre, o al frente de un Hamlet notable. Lo vamos a extrañar, ya lo estamos extrañando: no abundan los seres que, como él, son personas verdaderas, raros ejemplares de auténtica humanidad.