Drácula, el musical

16 ene. 2011 - inmensa sábana que cubría las gradas del sector del estadio que da a Lavalle daban la sensación de un oleaje clamante. Esos gita- nos que ...
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ESPECTACULOS

I

Domingo 16 de enero de 2011

(((((

TEATRO

BUENA

CIBRIAN-MAHLER

Drácula, el musical

Juan Rodó ahora está acompañado de auténticas revelaciones en los papeles protagónicos LIBRO, LETRAS Y DIRECCION: PEPE CIBRIAN CAMPOY L MUSICA: ANGEL MAHLER L INTERPRETES: JUAN RODO, CANDELA CIBRIAN, LUNA PEREZ LENING, LEONEL FRANSEZZE, ADRIANA ROLLA, GERMAN BARCELO, EMILIO YAPOR, VICTORIA DE VINCENTIS, DIANA AMARILLA, MARIANO ZITO, MARIANO DIAZ, RODRIGO RIVERO, FLORENCIA SPINELLI, GABRIELA PEYRANO, JULIETA GONCALVES, NAHIME FERNANDEZ, IGNACIO FRANCAVILLA, EZEQUIEL ROJO, LEONEL SORRENTINO, DIEGO RODRIGUEZ, EZEQUIEL SALMAN, MAURO MURCIA, PENELOPE BAHL, RODRIGO RIVERO, SOFIA PETIGNAT, FACUNDO MIRANDA, ELUNEY SALAZAR, CAROLINA MANFREDI, CONSTANZA CHARRO, MICHELLE DI RUSSO, LAUTARO CALZONA Y GERMAN MARTINS L VESTUARIO: FABIAN LUCA Y ALFREDO MIRANDA. L DIRECCION MUSICAL: ANGEL MAHLER Y DAMIAN MAHLER L ESCENOGRAFIA: CARLOS LOPEZ CIFANI L SONIDO: OSVALDO MAHLER L

L L

COROS: GABRIEL GIANGRANTE. L ASISTENTE DE PUESTA EN ESCENA: HERNAN KUTTEL L TEATRO: ASTRAL DURACION: 180 MINUTOS.

Para quienes estuvimos presentes el día del estreno de Drácula, el musical, allá lejos, en agosto de 1991, es muy difícil olvidar algunas postales. El escenario del Luna Park era imponente. La escena de la tormenta, inmensa, que Cibrián resolvía con tan poco: decenas de actores corriendo debajo de una inmensa sábana que cubría las gradas del sector del estadio que da a Lavalle daban la sensación de un oleaje clamante. Esos gitanos que danzaban en la penumbra, cargando ataúdes; la sombra de Drácula ocupando la inmensidad del Luna Park y esos 64 artistas tan potentes. Todo era grande. Fue una cosa y esta es otra. Este Drácula más íntimo, hecho para el pequeño escenario del Astral no tiene esa grandilocuencia creativa, está mucho más cerca, tiene más costuras. Pero sigue siendo Drácula. Cuando sus hacedores hablaban de un nuevo montaje, de ajustes y cambios no se trataba sólo de un discurso de avance. Tanto Mahler en su partitura, como Cibrián en su libro han hecho modificaciones importantes. En la música es donde se ven los mayores cambios. Angel Mahler, con el aporte de su hijo Damián (jovencísimo talento en crecimiento feroz) ha sumado melodías, ha reinterpretado otras y se dio el gusto de hacer algunas exquisiteces instrumentales, como en el solo de Drácula. Los violines, en este montaje tienen un papel protagónico en lo musical. Por su parte, Cibrián recuperó algunas escenas que había extirpado en su estreno original, como la del asilo de Whitby (lástima que no recuperó el baile de las mascotas, de melodía encantadora). Pero el mayor acierto entre todos estos cambios está en el mayor desarrollo que se le dio al personaje de Van Helsing. Ahora se sabe el origen de este personaje y el porqué de su obsesión. A su vez, también son muy acertados algunos cambios sutiles en algunas canciones. Esos arreglos enriquecieron la

dramaturgia y le brindaron mayor poesía. Pero lo mejor del regreso de este clásico de Cibrián-Mahler es el elenco protagónico, tal vez uno de los mejores que haya tenido este musical. Juan Rodó deja en claro por qué es un sempiterno Drácula. Conoce a la exactitud a su criatura y sabe cómo cambiar su ferocidad por ternura en algunos tramos. Sus contrapuntos femeninos son dos gratísimas sorpresas. Candela Cibrián le da a Mina todo lo que necesita: drama, incertidumbre, ternura y valentía. Todo eso lo transmite en cuerpo y voz (qué hermosa voz). Como Lucy, Luna Pérez Lening también es una revelación. Fuerza dramática y seguridad plena. Por su parte, Germán Barceló vuelve a destacarse en una verdadera composición, como Van Helsing. Le dio personalidad a su criatura y fuerte presencia escénica. Esta versión de Drácula es la reivindicación de Van Helsing. Entretanto, Leonel Fransezze tiene una potente voz, pero no le alcanza del todo en lo interpretativo. Un párrafo aparte merece Adriana Rolla, como Nani. Su soliloquio cantado es un momento supremo. Difícil de olvidar. Conmueve, enternece y hace erizar la piel en esa plegaria que tan bien escribió Cibrián. Su trabajo es una clase magistral para cualquier intérprete de teatro musical: actriz intensa y cantante sublime. El resto del elenco tiene altibajos y algunos –los que no saben bien qué interpretan– son presa fácil de la sobreactuación. Merecen destacarse Mariano Zito, Emilio Yapor, Victoria De Vincentis, Gabriela Peyrano y Florencia Spinelli. Sin la majestuosidad del origen, sin tanto efecto especial, pero con profesionalismo, Drácula sigue vigente.

Apostillas Cecilia Milone, quien encarnó a Mina Murray en la versión original, no pudo asistir a la función porque está trabajando en la comedia ¿Y dónde está papá?, junto a Rodolfo Ranni, Alberto Martín y otra histórica de Drácula: Graciela Tenenbaum. Pero se acercó un rato antes de la función y pidió bajar al camarín de Candela Cibrián, la nueva Mina. Además de abrazarla (la conoce de chiquita) y desearle mucha suerte, le obsequió el mismo amuleto, de gran valor emocional para ella, que usó en el estreno. Fue la primera de las múltiples emociones que tuvo la joven intérprete en la noche del estreno. Al fondo de la sala, su tío Pepe lagrimeando; en uno de los palcos cercanos al escenario, sus padres hinchados de orgullo.

Pablo Gorlero

Juan Rodó, como Drácula, junto a Leonel Fransezze (arriba); y el elenco protagónico femenino, un lujo: Adriana Rolla, Candela Cibrián y Luna Pérez Lening

MAURO V. RIZZI

FOTOS DE EMILIANO LASALVIA

TEATRO

((((( MUY BUENA DRAMA

Jesucristo

Sensible trabajo actoral a partir de un valioso texto dramatúrgico TEXTO Y DIRECCION: MARIANO MORO L INTERPRETE: MARIANO MAZZEI L ESCENOGRAFIA, VESTUARIO, UTILERIA E ILUMINACION: EDGARDO AGUILAR L SALA: LA BANCARIA (MAR DEL PLATA) L FUNCIONES: JUEVES, A LAS 23; VIERNES Y DOMINGO,

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A LAS 21 L DURACION: 60 MINUTOS

VERONICA PAGES ENVIADA ESPECIAL MAR DEL PLATA.– Jesús, en primera persona; en primerísimo primer plano. A partir de varios relatos bíblicos del Antiguo Testamento, el dramaturgo Mariano Moro recreó la historia de Cristo. A partir de allí, y también con su dirección, el actor Mariano Mazzei se zambulló en ella, la palpitó y la hizo propia; si no, no se explica la emocionante entrega que este actor pone en juego para interpretar su rol. Los bellísimos textos de Moro –que se concentran en distintos segmentos de la historia del pueblo judío y en algunos de sus personajes más relevantes– salen con pasmosa naturalidad de la boca de ese Jesús que compone Mazzei. No hay pomposidad; no hay recitados ampulosos, sino que hay palabras de amor que se hilvanan en relatos conmo-

vedores, y Mazzei los entrega llanamente, hasta con alguna cuota de humor. Este talentoso actor no tiene mucho más que los poéticos textos de Moro y un banco de carpintero en el que va, lentamente, cepillando los maderos que formarán parte de la cruz que lo espera al final. Mazzei entrega la historia de un hombre con destino de sacrificio, frente al que, por momentos, se enfurece. Miles de tonalidades, matices, de expresiones tremendamente orgánicas, sentidas y creíbles tiene su trabajo, lo que lleva al espectador por esas emociones compartidas. Y todo, más allá de las posibles creencias (o no creencias) religiosas del público. Básicamente, porque ese Jesucristo que está en escena cuenta su propia historia, la de un hom-

bre bienintencionado al que le duele profundamente el dolor del otro. Este cuento llega de una manera tan humana, tan cercana, tan entrañable que es fácil conmoverse aun olvidándose de quién se trata. Los seguidores de la compañía Los del Verso (tal el nombre del grupo que integran Moro, Mazzei y un puñado de actores marplatenses desde hace más de diez años) se encontrarán con un giro estético en esta nueva propuesta del director, que le sienta muy bien. Moro deja de lado la rima (pero no del todo) y hace un paso al costado respecto del particular humor que suelen tener sus puestas. Esta vez sólo (por decirlo de alguna manera) se centra en una dramaturgia compleja, rica y arriesgada. Pero, como dice el refrán, el que no arriesga, no gana.