Una excelente partitura no escrita

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ESPECTACULOS

I

Domingo 13 de mayo de 2012

MUSICA s A 40 AÑOS DEL DISCO FOXTROT, DE GENESIS

Una excelente partitura no escrita Con conciertos como el de la banda de tributo Genetics se pueden escuchar grandes obras del rock más elaborado MAURO APICELLA LA NACION Al momento de comenzar la cuarta canción del recital que el grupo Genetics ofreció anteanoche en la Asociación Cultural Armenia hubo un problema con la amplificación de la guitarra acústica. Para superar el bache alguien del público le propuso al cantante: “Entonces contate algo, como Peter”. Se refería a Peter Gabriel y a uno de esos relatos que hacía entre un tema y el siguiente en la época en la que era el joven cantante de Genesis. La referencia del oyente a Gabriel fue porque Genetics es una banda que interpreta la música del Génesis. Sin embargo, el cantante se declaró falto de talento para esas cuestiones discursivas: “Soy un humilde imitador”, dijo. Claro, el plan de esa noche no era improvisar sino recrear –perdón, una palabra más adecuada sería clonar– a la banda Genesis para interpretar nada menos que el disco completo Foxtrot, al cumplirse los 40 años de su publicación. Todo un acontecimiento para los fanáticos de este grupo del rock sinfónico. Es por esto que habrá que contradecir al cantante. Hay que tener talento para imitar bien y esta banda lo tiene. Esto no significa que uno pueda cerrar los ojos y escuchar a Gabriel en la voz de Ignacio Rodríguez Genta, el frontman de Genetics. De hecho, el clon local tiene menos fiato que el original. Pero eso no es lo importante. Porque el valor real de esta propuesta no es imitar exactamente un timbre de voz sino plasmar la música en su totalidad,

El cantante Ignacio Rodríguez Genta personifica a Peter Gabriel en el concierto de Genetics DIEGO SPIVACOW/AFV

tal como fue creada. Con su color, este cantante interpretó las mismas notas que puso Gabriel en ese disco y en otros. Y es a esto hacia adonde apuntan estas líneas. Primero veamos qué sucedió anteanoche. Genetics dio un concierto excelente. La clonación no fue totalmente perfecta, fue totalmente

real y creíble. El disco Foxtrot sonó completo. Sólo que entre la cara A y la B el grupo incluyó varios éxitos de otros LP, especialmente de Selling England by The Pound – “Firth Of Fifth”, “I Know What I Like (In Your Wardrobe)” y “Cinema Show”– que sonaron en versiones excelsas. Hay que hacer inventario de lo que tuvo

el concierto: los fraseos del cantante, respetando cada nota, la finísima labor de Horacio Pozzo, tanto en los teclados como en la guitarra (al momento de tocar “Horizons”) y la del resto del grupo, que también fue destacable; la sonoridad setentista bien lograda, la puesta en escena, que incluyó trabajo de iluminación,

vestuario y proyecciones, y el auditorio, que permitió sonar con un volumen muy alto y con distorsiones elevadas sin perder la claridad que esta música demanda. No cabe duda de que la tarea del grupo seguramente fue ardua. Desde esos temas que evidentemente tocaron tantas veces (tres de los integran-

tes formaron, a fines de los ochenta el grupo Rael, también dedicado a la música de Genesis) hasta obras como Supper’s Ready, de largo aliento, de más de 20 minutos y 7 movimientos. Y aquí está el valor agregado de este tipo de trabajos. Por cierto que es un buen acontecimiento para los fanáticos de Genesis. Pero este tipo de producción –diferente de la de los imitadores de Sabina, Arjona, Los Beatles– da la oportunidad de escuchar música muy bien compuesta que nunca se escucha en vivo. Más allá de que la haya escrito Genesis y el disco se llame Foxtrot, ahí hay composiciones exquisitas y su mayor valor está en lo “escrito”, más que en el tipo de guitarra o el bajo que se utilice. Porque bien podría sonar con otros instrumentos. El problema sería si faltaran esas invenciones a dos voces tan bachianas que Tony Banks compuso para la introducción de “Time Table” o la progresión armónica de “Watcher of the Skies” y el crescendo que llega a la distorsión, o si el cantante planchara las melodías de Supper’s Ready. A pesar de que a muchos esto le genere urticaria, buena parte del rock progresivo tiene en común con la música clásica el hecho de que las notas no están puestas porque sí. Por lo tanto no da lo mismo si se tocan o si no. Y es por esto que además de las grabaciones, sería necesario que trabajos como éste, de Genesis, tenga registro total (no sólo partitura de piano) en pentagramas. Así muchos podrían acercarse a esta obra de diversas maneras. Por ahora tenemos a grupos como Genetics, que son fieles a esa partitura no escrita.

TRACKS

GRABACIONES

REVIVAL DE LOS 80

Graduados, ahora en CD La tira diaria Graduados, que se emite por Telefe, ya tiene su banda de sonido publicada. Como era de esperar, el álbum incluye el tema central de la novela que en este caso viene acompañado por una lista de grandes éxitos del rock y del pop vernáculo de los años ochenta. “Corazón delator” y “Trátame suavemente”, de Soda Stereo, “Yo te avisé”, de Los Fabulosos Cadillacs, “Amor descartable”, de Virus y “Mejor no hablar de ciertas cosas”, de Sumo, entre otros hits de aquellos años en los que la novela hace el foco.

Compadrito, malevo y original Daniel Melingo lanzó su nuevo álbum, Corazón y hueso Melingo sigue en la misma. Y eso es mucho decir. Es un artista que cuando nadie se lo esperaba mudó a su traje de tanguero reventado, en los márgenes, obnubilado por el lunfardo, reencontrándose con el verdadero código de su ADN artístico, para dibujar una de sus criaturas artísticas más invencibles. Como un compadrito malevo y original, un Tom Waits criollo, como le gustó definir a la prensa rockera, el ex safonista de Los Abuelos de la Nada y Los Twist, le encontró el humor al tango y se metió en las tripas del género sin pedir permiso. Melingo fue uno de los pioneros en esto de los tangos “nuevos” con la edición de sus Tangos bajos en 1998, es decir, obras musicalizadas con primitivismo encantador al estilo de la guardia vieja, toques negros, aguafuertes poéticas y hermandad con aquellos poetas de la roña arrabalera perdidos en el olvido, como Dante Linyera, Julián Centeya o el superviviente Luis Alposta. De algún modo Melingo sigue en esa misma línea, en un elegíaco tributo a las zonas más pesadas y ocuras del género,

sonando clásico y moderno, con un tango que apela a la locura, el olvido, el malevaje, la gayola y hasta cierta fábula onírica. En ese territorio del tango, Melingo se siente amo y señor, constructor de una estética y un personaje entre Boris Karloff y Ed Wood, que se regodea en cierto rictus, en cierta ternura y en cierta acidez tanguera, pero que siempre suena absolutamente auténtico y real. En Corazón y hueso, Melingo se pasea por esos paisajes brumosos y criollos de sonoridad clásica como “El día que te fuiste”; valses malditos como “La novia”, milongas en clave afro como “Negrito”, tenebrosos callejones sin salida en “Soneto a un malevo que no leyó a Borges” y hasta canciones al estilo Leonardo Favio en “Corazón y hueso”, que conceptualizan un imaginario más teatral. En esa construcción de un universo propio Melingo hecha mano a esas letras, que resuenan como folletines de época del siglo pasado, pero que se aventuran también como breves crónicas de nuestros días. La música acompaña esos

pequeños biodramas con sus perturbadoras atmóferas, sencillez melódica y texturas más experimentales como las que entrega en “Lucio el anarquista” o “Ritos en la sombra”, o en temas instrumentales como “Pichona”. La clave de esa versatilidad está en Los Ramones del Tango, un ensamble que alterna entre su vena rockera y su melodismo tanguero, o hasta en sus guiños chamameceros. En Corazón y hueso, Melingo emerge por sobre el personaje y escribe otro maduro capítulo de la historia tanguera actual, donde encuentra nuevas vetas por donde transitar con autoridad. No busca más que clavar su puñal en la nostalgia, para cantarles las cuarenta a los clisés del tango. Crea su propia “Apología tanguera”, a lo Celedonio Flores, exhumando esos textos que van directo a la mandíbula de los tibios del tango: “Ahí van estos versos, rengueando, rengueando...Son como una barra de reos cansados, cargando la roña de los arrabales, y las porquerías que musita el tango”.

Gabriel Plaza

UMBRAL

De canciones y producciones Diego Bisio –ex guitarrista de la banda Kyosko y creador del sello independiente Planetharia en el que dio lugar a interesantes artistas como Jimena López Chaplin y Sol Pereyra, a la “superbanda” del under acústico Viajantes– acaba de editar su primer álbum solista, Umbral (en su sello, con distribución de Ultrapop) con canciones con interesantes y elaborados arreglos. El mismo se ocupa de guitarras, teclados y voces, pero cuenta con el aporte en algunos temas de Marcelo Mollo en órgano, cuerdas, piano y rhodes y de Gabriel Gallardo en batería. A una mayoría de composición propia suma una merecida versión de “A estos hombres tristes”, el tema del primer álbum de Almendra. RELANZAMIENTO

Escúchame entre el ruido Leader Music volvió a poner en las bateas la producción que el sello Ciclo 3, de Lito Vitale, lanzó en 2006 como Escúchame entre el ruido-40 años de rock argentino.

El ex Twist, en su nuevo refugio en el Tigre ALBERTO GARCIA ALIX