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recomendaciones para una excelente produccion de alfalfa

En el caso de efectuar siembras de primavera, es necesario un mayor control de malezas en la etapa de implantación. Una adecuada densidad de siembra ...
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RECOMENDACIONES PARA UNA EXCELENTE PRODUCCION DE ALFALFA La alfalfa es una especie de gran plasticidad que puede prosperar en regiones semiáridas, subhúmedas y húmedas. Requiere de suelos bien aireados y profundos y está adaptada para resistir deficiencias hídricas prolongadas por poseer un sistema radicular que le permite profundizar en el perfil.

1. IMPLANTACION DEL CULTIVO Es el proceso inicial en el cual, la correcta implementación de tecnologías adecuadas, condicionará el éxito futuro del cultivo, logrando una buena producción de forraje de alta calidad en el tiempo.

La alfalfa es una especie de gran plasticidad que puede prosperar en regiones semiáridas, subhúmedas y húmedas. Requiere de suelos bien aireados y profundos y está adaptada para resistir deficiencias hídricas prolongadas por poseer un sistema radicular que le permite profundizar en el perfil.

Los requerimientos nutricionales varían según el nivel de producción y el manejo al que es sometido el cultivo. Esta leguminosa necesita de altas cantidades de Nitrógeno, aportado en su mayor parte por la acción del Rhizobium, que lo fijan a partir del existente en el medio ambiente. El elemento más importante para el cultivo es el Fósforo, determinante para un rápido establecimiento y buen desarrollo radicular. El Potasio es esencial para aumentar la tolerancia al frío, lograr mayor resistencia a enfermedades e incrementar la persistencia.

La alfalfa prospera normalmente con un rango óptimo de pH entre 6,5 y 7,5. Valores inferiores a 5,7 provocan serios problemas de crecimiento y desarrollo, lo que determina la necesidad de la práctica del encalado.

El pequeño tamaño de la semilla hace necesario extremar los cuidados en la preparación del suelo para su siembra. Las labores deberán efectuarse con la mayor anticipación posible para permitir la acumulación de agua.

El cultivo que precede a la alfalfa debe finalizar su ciclo lo más temprano posible para permitir una adecuada preparación de la cama de siembra. Los cultivos de invierno como trigo y avena son los más indicados. Entre los de ciclo estival se mencionan al girasol, mijo y moha, debiéndose descartar las siembras sobre el cultivo de soja.

En la región pampeana Argentina las condiciones ambientales más favorables para la implantación ocurren al comienzo del otoño. En el caso de efectuar siembras de primavera, es necesario un mayor control de malezas en la etapa de implantación.

Una adecuada densidad de siembra apunta a lograr una buena cantidad y distribución de plantas. La densidad, dependiendo de numerosos factores, debe ubicarse entre los 6 y 12 kg/ha. La profundidad en la que se deposita la semilla y el rápido contacto de ésta con la humedad del suelo son importantes factores que intervienen en la implantación. El valor ideal está entre 1 a 2,5 cm, dependiendo del tipo de suelo.

2. CONTROL DE MALEZAS Entre los numerosos factores que afectan el potencial productivo de la pastura de alfalfa, debe destacarse a las malezas, que compiten en la utilización de agua, nutrientes, luz y espacio.

El control integral de malezas está compuesto por técnicas culturales, control mecánico y aplicaciones de herbicidas específicos. El control químico en implantación es de fundamental importancia debido a que en ese momento las pequeñas plantas de alfalfa compiten en desventaja con las malezas por su lento crecimiento.

Los herbicidas más utilizados para el cultivo de alfalfas puras o asociadas son: (Ver cuadro). PURAS

ASOCIADAS

PRESIEMBRAS Y PREEMERGENCIA

Trifluralina Flumetsulam

Flumetsulam

POSTEMERGENTE HOJA ANCHA

2,4 DB Bromoxinil Bentazón Clorimurón Etil Imazetapir Metribuzin

2,4 DB Clorimurón Etil Bentazón + 2,4D 2,4 DB + Bromoxinil Flumetsulam

POSTEMERGENTE GRAMINEAS

Cletodim Quizalofop Aloxyfop

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3. LA CORRECTA ELECCION DE LA VARIEDAD La semilla, además de óptima calidad en cuanto a pureza, energía y poder germinativo, debe contar con una óptima base genética. Un buen cultivar de alfalfa debe brindar altos rendimientos, excelente calidad forrajera, buena persistencia, resistencia a plagas y enfermedades, competir adecuadamente con las malezas y estar adaptada a la región agro-ecológica donde se la utilizará. La correcta elección de la variedad de alfalfa es un aspecto fundamental para los sistemas de producción que basan la alimentación del ganado en esta leguminosa. Resulta obvio, en consecuencia, conocer los criterios para una adecuada elección. Los parámetros, de acuerdo al orden de importancia son:

Producción de materia seca, persistencia, resistencia a enfermedades y plagas, adaptación a condiciones específicas por zonas y alta calidad forrajera.

El conocimiento y la consideración del concepto relacionado al reposo, latencia o dormancia otoño-invernal cumple un papel preponderante. La elección de un determinado grupo de latencia va a estar definido entre otros factores por el tipo de manejo, producción y área agroecológica de siembra.

4. MANEJO DE CULTIVO Para lograr todas las ventajas que significa utilizar esta leguminosa, es necesaria la implementación de adecuadas técnicas de manejo. Para comprender mejor el porqué de ciertas prácticas del mismo, es imprescindible el conocimiento de algunos aspectos relacionados con el crecimiento, la producción y la utilización de la alfalfa. Los carbohidratos son la fuente de energía que la planta utiliza para un nuevo crecimiento después de cada corte. En el período de descanso de un buen pastoreo rotativo ocurren dos etapas bien definidas: las primeras semanas con un nivel de esas reservas en descenso, como consecuencia del nuevo rebrote, y las tres últimas con una recuperación a partir de la restitución por fotosíntesis. Estos conceptos explican claramente la necesidad de la implementación del pastoreo rotativo cuando se pretende la optimización de la producción forrajera. El momento oportuno de la utilización del forraje de alfalfa es el estado de 10% floración o 2-3 centímetros de altura de nuevos rebrotes basales en el período otoño-invernal. El aprovechamiento a partir de estos indicadores permite combinar altos rendimientos de materia seca, excelente calidad forrajera y preservar la persistencia de la pastura. Otro concepto relacionado al manejo es la utilización otoño-invernal, época crítica y determinante del éxito de la alfalfa, principalmente las de laten-cia intermedia a corta. Por lo tanto es necesario alargar los períodos de descanso en el pastoreo rotativo en esta etapa del año.