HOMEWRECKER Es una historia de ficción escrita por una fan ...

♡HOMEWRECKER♡ Es una historia de ficción escrita por una fan dedicada a fans ...... Sacudí mi cabeza y le di una mordida a la porción de pizza frente a mí.
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♡HOMEWRECKER♡ Es una historia de ficción escrita por una fan dedicada a fans (fanfiction). Cualquier parecido con la realidad es pura y mera coincidencia. Bajo ninguna circunstancia intenta ofender o molestar a las personas mencionadas en el relato. Dicho esto: ¡Disfruten la lectura! - Lorna.

SINOPSIS "Every boyfriend is the one, until otherwise proven. The good are never easy, the easy never good, and love it never happens like you think really should. Deception and perfection are wonderful traits: One will breed love, the other, hate. You'll me found me in the lonely hearts, under 'I'm after a brand new start'. And I don't belong to anyone." (“HOMEWRECKER” — Marina and the Diamonds)

*** Muchos me consideran como una chica que lo tiene todo. Y, no voy a mentir, tengo todo lo que quiero, cuando lo quiero.

¿Un cuerpo favorable? Listo. ¿Una sedosa cabellera castaña clara hasta los hombros? Listo. ¿La ropa y el dinero que quiero? Listo. ¿Un auto propio? Listo. ¿Un primo que me apoya en absolutamente todo? Listo. ¿Ser irlandesa también debería estar en esta listo? Bueno... eso sumaba puntos así que, listo. ¿Una apuesta con mi mejor amiga para hacer caer al chico más deseado por muchas? Eso está en trámite...

Hayley Gallagher es mi nombre, y por el aburrimiento que me producía la mitad del año, decidí aceptar la apuesta que Lindy me planteaba.

¿Quién sería mi víctima? Max George, sería mi víctima.

♡ Capítulo 1 ♡ El calor de agosto estaba siendo agobiante y ya comenzaba a desear que el otoño iniciara.

Luego de lograr despertarme por completo me vestí y tomé las cosas para ir al estudio, golpeé la puerta de la habitación continua a la mía y un Siva adormilado la abrió.

— Llegamos tarde cariño, creo que sabes que hoy tenes una sesión de fotos… y yo también. —dije con una sonrisa. — Lo lamento tanto querida prima. —su sonrisa era adorable. — ¿Qué lamentas? —pregunté sin entender. — Tu auto… está en el taller. —comentó Kumar asomando su cabeza desde la otra habitación. — ¿Y el tuyo? — ¿Me lo llevo? —dijo y rió. Giré sobre mis talones. — Llegamos tarde, a pie. Comencé a bajar las escaleras y Siva rió. — Max viene por mí, por lo tanto también por ti. Y seguramente se sumen los chicos… — ¿Y Kumar? —lo miré atentamente. — Cariño, me voy de viaje hoy. Tengo una buena propuesta por una agencia de modelos, no vas a verme por un buen tiempo. Y por eso... me llevo el auto. — Te odio, yo me quedo estancada en Londres mientras que vos… — Paris, me llamaron de Paris. —me sonrió con orgullo. Ser modelo, tener un primo modelo y otro cantante… bueno, no era tan fácil.

Suspiré pesadamente al recordar lo que Siva había dicho. ¿Max George? Lo odiaba profundamente.

— Okay. —fue toda mi respuesta.

Diez minutos luego de esa conversación, el auto de Max estaba en la puerta de la casa que compartía con mis primos. — Vamos a buscar a los chicos —dijo el conductor, Max y me subí en el asiento de atrás. — ¿Vamos a entrar? —le pregunté a Siva. — En mi auto, siempre entran. —contestó Max mirándome por el espejo retrovisor. Rodé los ojos y me acomodé en el asiento.

Luego de haber ido a recoger a los chicos por sus respectivas casas nos dirigimos directo al estudio. Max manejaba y Siva estaba a su lado, atrás en un asiento para tres personas normalmente, íbamos cuatro. Tom, Nathan y yo encima de Jay. Estos chicos se habían vuelto como… amigos para mí.

— Bien Hayley necesito que pases por acá y ustedes chicos… también. —dijo el fotógrafo y lo miré mal. — ¿Con Hayley? —preguntó Siva y rió. — ¿Por qué nadie me aviso de esto? —dije algo enojada. — Porque lo hicimos… se nota que no revisas tus mensajes. Sacudí mi cabello y asentí. Tenía dos sesiones en el día de hoy y la primera era junto a la banda de mi primo, The WANTED, para la revista “Fabulous”.

Me vistieron con una ropa totalmente de fiesta, y yo saltaba de alegría. Esperé a que terminaran de maquillarme y arreglar mi cabello para luego salir al encuentro de que estaban todos con traje. — ¿Por qué soy la única chica? —dije riendo. Los ojos de Max se clavaron en los míos y sonreí para molestar a Siva.

— Porque ese es el tema… otoño, el momento para pelear por una chica —dijo como recitando una portada el fotógrafo y reí—. Te ves adorable Hayley. — ¡Gracias! —chillé y me posicioné donde me indicaban.

Terminamos la sesión de fotos y fui a cambiarme para la que seguía, en el camino mi celular sonó con una llamada de Lindy. — Lindy cariño —dije mientras sacaban mis zapatos—. Gracias —le susurré a la chica. — ¡Hayley! Quiero salir… estoy aburrida y tengo que decir que Jeremy también lo está… y Christian y Blondie también. —dijo nombrando a nuestro pequeño grupo de amigos. — Aparentemente están todos aburridos. — ¡Solo nos falta tu confirmación! —chilló y reí. — Bueno… termino de trabajar y te llamo para que alguno me pase a buscar por casa. — ¡Dijo que sí! —gritó y se escucharon los alaridos de los demás—. Adiós Hayley. — Sí, adiós. Corté la comunicación y me dediqué a prestar atención a la ropa que me ponían para la nueva campaña de Burberry.

··· Tuve que tomar el autobús para llegar a casa, cosa que odiaba completamente, pero mi auto no estaba, y los chicos tampoco. Abrí la puerta y escuché las voces de los chicos dentro de casa.

“¿No tienen casa propia?” pensé.

— ¿Hayley? —preguntó Siva. — ¿Quién más tiene llaves de la casa? —dije divertida y tiré las llaves en la mesa—. Hola chicos. — Hola Hayl —dijeron al unísono y reí.

Abrí la heladera y saqué una lata de cereza, para destaparla y llevarla a mis labios. Me subí a la mesada para unirme a la conversación que ellos mantenían. — Bueno, entonces salimos. —comenzó Nathan y luego clavó su mirada en mis piernas. — Ojos arriba enano —dije con gracia y largó una carcajada. — ¡Lo lamento! —levantó las manos—. ¿Vas a salir Hayl? Asentí y vi como Siva me miraba mal. — No seas sobreprotector Seev —dije y crucé mis piernas. — Bueno… es que, sos mi pequeña primita a la que tengo que cuidar. Se levantó y se acercó a mí para abrazarme y besarme la cabeza. — Alguno de ustedes la toca, y se la corto. —dijo a cada uno de los chicos haciéndome reír. — Claro Seev, claro —dije yo. Vi la hora que era y me alarmé, no había llamado a Lindy. Me bajé de golpe de la mesada y fui directo a la sala con el celular en mi oreja. — Ya me extrañaba que no me hubieras llamado perra —dijo Lindy del otro lado del teléfono—. ¿A las diez te va a buscar Christian? — A las diez, me parece perfecto. ¿Por qué le decís Christian, te peleaste con él? —mi amiga largó una carcajada perfecta. — No, solo me gusta molestarlo. Bueno, a las diez va a buscarte. — Listo, voy a tratar de estar lista. —dije para cortar la comunicación. Volví a la cocina para tomar mi bolso y correr escaleras arriba para ir hasta mi habitación y buscar algo para cambiarme. Salí y bajé al baño envuelta en la toalla para darme una ducha, sabía que ellos tocaban la puerta así que no me preocupe en ponerle el seguro. — Odio que mi baño este roto —bufé al entrar al baño principal. Dejé la toalla en el pequeño baúl de las mismas y abrí la canilla de la bañera para darme un relajante baño de inmersión.

“Debería hacerme un tatuaje” Pensé mirando debajo de mi busto del lado derecho, en el espejo.

La puerta del baño se abrió y vi como Max entraba al baño con tranquilidad. Me quedé estática y sin reaccionar. — Hola Hayl —dijo pacientemente y giré de golpe para darle la espalda—. ¡HAYLEY! — gritó y supe que se había tapado los ojos—. Yo…. Yo no-no sabía que estabas en el baño, maldita sea, solo quería lavarme las manos… Nathan me tiró algo que había en la heladera, maldición. Corrí como pude hasta la bañera y me metí en ella de golpe, cuando vi que me había cubierto por completo la espuma hablé. — Ya está —dije respirando con dificultad—. Podes abrir los ojos. Max abrió primero un ojo y al ver que no estaba frente a él, sino en la bañera abrió el otro. — Lo lamento Hayley, de verdad. — Okay listo, lávate las manos y ya está. —dije con algo de enojo y pudor. Era extraño que yo sintiera pudor, siendo que normalmente ando con poca ropa por la casa, y también hice varias sesiones de fotos desnuda.

“Raro” me dije a mí misma y me sumergí un poco. Escuché como la puerta se cerraba y me calmé un poco.

Luego de media hora de estar dentro de la bañera, salí envuelta en la toalla y me encaminé hasta mi cuarto. — ¿Hayley? —preguntó Tom riendo desde la sala—. ¿te parece bien andar así por la vida? — Claramente, me vieron así demasiadas veces —dije con una sonrisa y luego miré a Max. Los colores subieron a mi cara—. me voy a cambiar. Subí las escaleras dando pequeños saltitos y me metí en mi habitación para vestirme con

rapidez y luego maquillarme. Escuché el grito de Siva escaleras abajo: — ¡HAYLEY, CHRIS LLEGÓ! Me miré al espejo una última vez y me sonreí para luego salir. — Hola Hayl —dijo Chris ya a mi lado. — ¿Qué hay Chris? —pregunté riendo y besé su mejilla—. ¡Adiós chicos! Saludé a los chicos con la mano y me marché junto a Chris.

···

Mahiki, sin duda uno de mis lugares favoritos. — ¡Hayl! —chilló Blondie y me atrapó en un abrazo. Blondie era mi amiga más nueva… hacía cuatro años que la conocía. Una rubia de cabello largo y ondulado, que también era modelo. La seguí a la mesa reservada en la que estaban los demás: Jeremy con su siempre colorado cabello radiante y Lindy con su gigantesca sonrisa. — Espero que no hayan empezado la fiesta sin mí —dije saludando. — ¡No nos atreveríamos! —rió Jeremy. Jeremy, Chris y Lindy eran mis amigos desde la primaria, por lo tanto eran como los hermanos que nunca tuve. Pedimos las bebidas y algo para comer, no sería buena idea que tomáramos con el estómago vacío. Luego de que comiéramos algo fuimos a bailar, y un castaño se me acercó insinuante. — ¿Querés… —comenzó. — No… gracias. —contesté aburrida y sonreí para hacer mi camino a la mesa. Me senté y le di un sorbo a mi bebida. Lindy apareció a mi lado junto a Christian. — ¿Qué es esto? —preguntó Chris al sentarse a mi lado—. Hayley Gallagher rechazó a un pretendiente… — No era un “pretendiente” —dije riendo. — Algo de una noche, ¿qué más da? —dijo Lindy.

Suspiré y golpeteé mis uñas contra la mesa de madera. — Estoy aburrida de eso —comenté bufando. — Debe ser porque es la mitad del año —dijo Chris y me abrazó—. en realidad no… pero no importa. — ¡Hagámoslo más divertido! —chilló Lindy. Vi como Jeremy se acercaba junto a Blondie con una bandeja de cinco chupitos, limón y sal... Y con una sonrisa gigante. — ¿Cómo? —le pregunté al momento que ellos llegaban a la mesa. — Apostemos —la mirada de Lindy brillaba. Amaba apostar. — ¡Apuestas, apuestas! ¡Hagan sus apuestas! —gritó Blondie riendo y tambaleándose. Jeremy la agarró por la cintura para estabilizarla. — Apuesto a la de… la remera blanca. Giré para encontrarme con Max y el resto de los chicos, Siva me miraba entrecerrando los ojos y los demás sonrientes. — ¡Pero no puedo ni salir! —bufé con una sonrisa. — ¿Qué apostaban? —preguntó Tom interesado. — Bueno… —comenzó Lindy. — No te conviene meterte en las apuestas que hace Lindy, Tom. —le dijo Siva riendo. Lindy rió y asintió, los chicos la imitaron y se marcharon a un lugar algo alejado de nosotros pero que nos era fácil verlos. — Él —dijo Lindy. Volví mi vista a ella. — ¿Qué? ¿Quién? —pregunté riendo. Jeremy vertió el tequila en los vasos para chupito y nos pasó un poco de sal a cada uno. — Max. Tenes que hacer caer a Max. — ¡EL PELADO DESEADO! —rió Blondie mientras se tapaba la boca, como cuando alguien dice algo que no quiere. Jeremy nos pasó un chupito a cada uno y dejó una rodaja de limón al lado. Miré a la mesa de mi primo, mi mirada se encontró con la de Max y por inercia sonreí. Él me devolvió la

sonrisa. — Lo odio —dije—. Pero… va a ser divertido. Chris rió a mi lado y fijó su vista en el trago frente a él. — Solo caer Hayl… nada de enamorarse. Lindy me miró durante unos segundos y Blondie rió. Asentí. — Yo no me enamoro. —dije. — ¿Entonces? —Lindy rió. — Acepto la apuesta. Dije al momento que lamía la sal del dorso de mi mano y luego tomaba el tequila.

♡ Capítulo 2 ♡ “RESACA. VUELVA MÁS TARDE.” Eso decía el cartel que se presentaba en mi mente.

Entré al baño y vi mi aspecto: una gran remera con un “ARIZONA” estampado y un culotte negro era lo que tenía puesto. Mi pelo era un completo desastre, por lo que lo até en un pequeño rodete. Lavé mi rostro, mis dientes para luego salir directo al living. — Buenos días dormilona. Miré a quien me hablaba y me encontré con una Nareesha sonriente. — Nunnu —dije y besó mi mejilla—. ¿Cómo entraste? — Con mi llave cariño —dijo riendo y asentí ante la obviedad. Años saliendo con mi primo, era seguro que tendría su propia llave—. están en la cocina… bastante resacados también. La sonrisa que me dedicó la morena hizo que la imitara levemente. — ¡Hayl te escuché! —gritó Siva y escuché como los demás se quejaban—. hay café. Sonreí y me encaminé junto a Nunnu a la cocina. — Buen día —murmuré y fui directo a servirme café. — Hayl —dijo con suavidad Jay—. ¿podrías servirme nena? — Ajam… —contesté y acerqué la cafetera para servirle—. ¿Alguno más quiere? — pregunté. Nath negó y dejo caer su cabeza sobre la mesa. Tom rió y negó. — Yo quiero —habló Max. Clavé mi mirada en él y me acerqué para servirle. — Gracias linda… —susurró y lo miré sorprendida—. Hayley, quise decir Hayley. Levanté de manera incrédula una de mis cejas y asentí. Me senté en la mesada y me dediqué a tomar mi café. En mi mente comenzaba a hacer efecto la cafeína, y el tema de la apuesta comenzaba a maquinar. Clavé mi mirada en Max, sin intención.

¿Cómo haría para hacerlo caer? Según lo que sé… somos muy parecidos, en muchos aspectos. Lindy no me había dado una fecha límite… Pero… ¿me costaría hacer que caiga? No, definitivamente no tenía que ser tan complicado… no para mí.

“Uno más a la lista Hayley.”

La mano de Jay pasó por mi rostro y salí de mi trance. — ¿Qué? —pregunté asustada. — ¿Qué te pasó? — ¿Con qué? — ¡No dejabas de mirar a Max! Escuché su risa. — ¿Celoso James? —dijo y provocó que yo riera. — Sólo… estaba pensando en algo que pasó anoche. —dije y me bajé. Los presentes me miraron sorprendidos. Dejé la taza en el fregadero. — Tengo ganas de ir al cine… ¿Vamos al cine? —preguntó Max en general. Nathan negó contra la mesa, Tom lo imitó, Jay se estiró para después decir: — Tengo demasiado sueño ¿Hayl me prestas tu cuarto? — ¡Yo quiero tu cuarto! —chilló Nathan. — Vayan par de idiotas, es una cama de dos plazas. —dije riendo. Ambos subieron arrastrando los pies. — Con nosotros no cuentes —avisó Siva. Max rodó los ojos y me miró. — Ni te pregunto. —dijo. Lo miré ofendida.

“OPORTUNIDAD PERFECTA” pensé.

— Yo iba a decir que sí Max.

Levanté ambas cejas y me encogí de hombros. — ¿Ustedes dos solos? —dijo Nareesha riendo—. Jamás creí que este día llegaría… traten de no matarse. Largué una carcajada y Siva me miró. — ¿No tenes que trabajar? —preguntó. — No —contesté secamente—. Vamos Seev… no voy a matar a tu amigo.

“No de la forma que crees.” Pensé.

— ¿Es enserio? —preguntó Max—. Bueno… deberías cambiarte. Siva largó una carcajada y salió con Nareesha.

No hay algo que odie tanto como que me digan “deberías cambiarte”. — No me digas lo que tengo que hacer —dije desafiante. Me miró sorprendido, para luego rebajarme la mirada. — Por mí, anda en ropa interior —su sonrisa era totalmente orgullosa. Sentí que me sonrojaba. “Maldición” — Voy a cambiarme —murmuré. Escuché como reía. Subí las escaleras bufando y vi a Tom tirado en el sillón. Reí. Abrí la puerta de mi habitación y me encontré con Jay y Nath mirando una película. — ¿No que iban a dormir? —dije. Los dos me miraron. — Tu colección de películas nos pudo. — Okay… voy a cambiarme. — ¿Vas a salir? — Al cine —dije poniéndome un short. — ¿Con Max? —la voz de ambos sonaba sorprendida. Giré y me di cuenta de que la remera que quería usar estaba al lado de Nathan… y mis

corpiños también. — Sí… con Max. Haceme un favor Nath, abrí el cajón y dame un corpiño negro… y esa remera azul. Me saqué la remera que tenía puesta y me tapé el busto con el brazo. Ambos rieron. — ¿Qué? — No hay nada que no hayamos visto antes. Miré a Jay sorprendida. — Creí que tenían prohibido comprar esa revista… por Seev. — Sí, claro —Nathan me tiró la ropa y por agarrarla me destapé—. Bingo. — Malditos —dije al momento que me comenzaba a vestir. Rieron. Una vez que terminé me delineé un poco los ojos y apliqué un labial claro en mis labios, tomé el bolso y salí, con las gafas de sol en la mano. — ¿Lista? —preguntó Max. Asentí y salimos por la puerta principal. —Repito, no se maten. —gritó Nareesha al momento que cerrábamos la puerta.

Max no estaba con su auto por lo que iríamos en el mío, que ya había vuelto del taller, amaba mi auto, un Audi R8 spyder color champán. — ¿A qué cine vamos? —pregunté al colocarme las gafas de sol y él me imitó. — Al que quieras.

“Me esta dejando elegir. Esto va a ser fácil.”

— Ponte el cinturón. —dije abrochando el mío. — ¿Qué? —preguntó riendo. Sonreí e hice que el motor rugiera, Max rápidamente se puso el cinturón. — Bien —dije al momento que apretaba el acelerador a fondo. Amaba la velocidad, y la sonrisa en el rostro de Max me decía que… él también.

Manejé durante media hora para llegar al cine más alejado de la ciudad que había. Un lugar que no decía mucho, pero era hermoso. Al estacionar bajé y esperé a qué él bajara. — Creí que iríamos… no sé. A otro lado. — Creí que habías dicho “al que quieras” —dije imitándolo y sonreí para caminar hasta la boletería. Dejé que escogiera la película que veríamos y fui a comprar algo para comer dentro del cine. Una vez que vi que estaba lo suficientemente lejos del oído de Max, saqué mi celular y marqué el número de Lindy. — ¿Qué pasa? —preguntó—. ¡Hayl sos vos! — Sí… ¿hay un tiempo límite para la apuesta? — Hm… no. — ¿Alguna condición, o algo? — Solo, no enamorarse. Y nada más de tres encamadas. —comentó riendo. — La palabra “encamada” es rara Lindy —dije largando una carcajada—. perfecto. ¿Pueden ser menos de tres? — No, con una no caen. —ahora ella largó una carcajada—. tres, y le rompes el corazón. — Lindy… eso es algo cruel. — Te recuerdo que siempre sos vos la que dice “soy feliz cuando estoy en la persecución, y rompo miles de corazones por diversión.” ¡Vamos Hayley, va a ser divertido! — Ya tengo las entradas —dijo Max detrás de mí y me exalté. — Ge-genial… estaba por comprar las… eh, palomitas. — ¡Mierda! ¿Estas con él en este momento? ¡Voy a morir! —reí—. esta noche tiene que ser la primera Hayl… — ¿Es un chiste? —susurré.

Max me miró expectante, y sonreí. — No, ahora te dejo… disfruta de tu juego Hayl. — Si claro, adiós Lindy. Corté la comunicación y giré para encontrarme con el chico de ojos azules de la caja que me miraba sonriente. — Hayley Gallagher —dijo sin aire y reí. — Así es… un balde de palomitas grande. Giró con una sonrisa e hizo su trabajo. — Y dos gaseosas —agregó Max detrás de mí. Asentí para que el chico las agregara al pedido, me miró de arriba abajo cuando nos entregó las cosas y dijo cuanto era. Saqué la tarjeta de crédito antes de que Max dijera algo y pagué. — Podría… —comentó el chico nerviosamente—. eh… pedirte… — ¿Autógrafo? —pregunté riendo—. ¿a mí, o a él? —señalé a Max haciendo que éste riera. “Me está cayendo mejor…” “¿Qué? No.” — No… eh. —tragó saliva notoriamente y lo miré atenta—. Tu número de teléfono. Me sorprendí, y negué lentamente. — Cita —dije y señalé con la cabeza a Max. El chico lo miró y luego a mí, asintió con rapidez y tomé las cosas para caminar hasta la entrada de la sala. — ¿Cita? —repitió Max detrás de mí al entrar. — No quería darle mi número —comenté riendo y nos sentamos arriba de todo—. ¿Por qué tan arriba? —pregunté. — Eh… no lo sé. Después de usted señorita. Levanté una ceja y negué. — Pasa vos primero. ¿Crees qué no conozco las tácticas de los hombres para mirarme el trasero? — Yo… no… —bufó y pasó.

Reí. “Empecemos el juego” — Lindo trasero Max. —dije mientras lo seguía y me sentaba a su lado. Me miró sorprendido y con una sonrisa enorme. — El tuyo igual. —levantó una ceja de manera seductora. — Tranquilo campeón. Rio por la forma en la que lo había llamado y sacó su celular para ponerlo en silencio.

Por la mitad de la película, que tengo que decir que no sé ni de que se trataba ya que estaba planeando como hacer que Max cayera… esta misma noche, metí la mano en el balde de palomitas que estaba sobre sus piernas e hice que se volcara.

“Sos un genio Hayley, mereces un premio y todo” Me dije con sarcasmo. — Lo lamento —dije al momento que sacudía su pantalón y él me miraba sorprendido. “Idiota, lo estas tocando deliberadamente” — Hayley —susurró y lo miré aterrada—. no es nada. — Lo lamento doblemente —dije totalmente colorada. “Hayley Gallagher… NO TE PONGAS COLORADA. NUNCA LO HACES.” “MALDITO MAX” Gritó mi mente. Saqué mi mano con rapidez y él rió. Para luego girar su vista a mí y darme cuenta de que sus ojos estaban de un gris oscuro.

♡ Capítulo 3 ♡ No rompí el contacto visual mientras acercaba mi rostro al suyo, Max se relamió los labios y quise reír. Al momento que estaba por llegar a su boca cambié el rumbo radicalmente y me paré con rapidez para sacudir su remera. Escuché que bufaba.

“Si lo provoco lo suficiente… voy a lograrlo” Sonreí en mi interior.

Giré para ver en que iba la película y era algo totalmente aburrido, me senté nuevamente a su lado. — No hay más palomitas —dijo en un susurro. — Y la película es totalmente aburrida —solté. Escuché como se aclaraba la garganta con torpeza. — ¿Querés que nos vayamos?

“Es de mañana… ¿planeas pasar todo el día junto a él y esperar hasta la noche? O… simplemente hacer que caiga ahora.”

Me paré de golpe y estiré mi mano a él. — Sí, vamos. Se paró imitándome y salimos de la sala, para luego salir del cine. El caluroso aire golpeó mi rostro y me estiré bostezando. — Debería haberme quedado durmiendo —murmuré abriendo mi cartera y sacando de ella un paquete de cigarrillos y el encendedor—. No entiendo como seguís de pie. — ¿Eh? Encendí el cigarrillo y lo llevé a mi boca para comenzar a fumarlo, Max me miraba atento. — Me refiero —dije y saqué el cigarro para luego soltar el humo—. A la resaca.

— Ah… no estaba tan resacado. No tanto como vos. Reí y me encogí de hombros mientras me apoyaba en la puerta de acompañante de mi auto. — Nunca creí que pudieras tomar tanto tequila —comentó riendo. Me había estado observando desde el momento que entraron a Mahiki… lo sabía. — Así es —dije sonriendo y cuando iba a llevar nuevamente el cigarro a mi boca me lo arrebató—. ¿Qué demonios crees que… Max me miró sonriente mientras llevaba el cigarro a su boca y le daba una pitada, bufé. Estiré mi espalda contra la puerta y crucé mis brazos a la altura de mi pecho. — Soy tu cita —dijo riendo—. deberías tratarme bien. Reí de manera cínica y le traté de arrebatar el cigarro. Acto fallido ya que él era un poco más alto que yo. — Max, dámelo. —negó divertido y se estiró más para darle una pitada—. ¡Dámelo! — chillé. — ¿Lo querés Hayley? —asentí como una pequeña—. agárralo. Rodé los ojos y traté de alcanzarlo haciendo puntas de pie, mi pecho chocó con el suyo y nuestros rostros estaban a centímetros. — A la mierda —dijo tirando el cigarro a la calle y empujándome contra la puerta del auto. — ¿Qué carajo Max? —pregunté agitada por su reacción. No contestó, simplemente me tomó de la nuca e hizo que me acercara a su rostro para luego besarme fogosamente.

“¿Fogosamente? Maldita sea, esto va a ser difícil”

Se separó de mí cuando la falta de aire se hizo presente y lo miré anonadada, relamí mis labios y me solté de su agarre para rodear el auto y subirme al asiento de conductor, Max se subió inmediatamente. Traté de que mi respiración se calmara y escuché el “clack” del cinturón de seguridad cerrarse.

“Me gustó el beso…” “No, claro que no.” Mi mente y yo nos peleábamos.

Tomé aire para girar y enfrentar a Max, tomarlo de la nuca tal como él había hecho y besarlo, se movió para mi lado pero me separé.

“Sí, me gustó.”

Centré mi vista en la carretera y apreté a fondo el acelerador nuevamente con una leve sonrisa. — ¿Te molestaría ir a mi casa? —preguntó con cautela. Negué y dejé que el silencio reinara el auto nuevamente.

Manejé hasta el departamento en el que Max vivía y estacioné, esperando que él bajara. “Hoy no será la noche” Me dije. No podría. — ¿Vas a bajar? —preguntó con una sonrisa arrogante. — Eh… no, estoy cansada. Ya sabes. — Podrías dormir, mi cama es cómoda. El doble sentido de sus palabras me atravesó como una flecha y largué una carcajada. — Seev me mataría, a los dos mejor dicho. — Oh vamos, estas cansada. Tu cuarto lo tomaron Jay y Nathan… ¿qué hay de malo en que te quedes un rato? — No lo sé. Sonrió nuevamente para indicarme donde debía estacionar el auto.

Lo seguí camino al edificio, y luego al ascensor. — Odio los ascensores —dije una vez dentro de este. — ¿De verdad? —soltó y asentí.

La luz parpadeó y temblé. “Pánico…”

Suspiré y me apoyé contra la pared para calmarme y entender que… en un ascensor las luces parpadean. — ¿Estas bien? —preguntó y se acercó a mí. — S-sí. La luz del ascensor se fue por completo haciendo que largara un grito ahogado, sentí la mano de Max en mi hombro. — Tranquila Hayl… esto es algo que está pasando seguido. — ¿Cómo podes vivir en un lugar así? Moriría si me pasara algo así todo el tiempo. — No… te acostumbrarías —dijo y su aliento frío chocó mi rostro. La estática era totalmente pesada y su respiración densa, contagiando la mía. Y de un momento a otro me encontraba contra la pared, con las piernas a los costados de la cadera de Max y correspondiendo a su beso desenfrenado. Llevé una de mis manos a su nuca y pasé una uña por ahí, provocando que él gruñera contra mi boca. “Caer, caer. Tiene que caer.” Canturreó la voz de mi cabeza.

Cuando me separé un poco para tomar aire, la luz del ascensor volvió haciendo que me bajara sonrojada. Le di una mirada a Max que estaba sonriendo y completamente colorado, con la ropa desarreglada. Largué una carcajada y él me imitó. “Tal vez… sea divertido esto.”

Las puertas se abrieron y por lo tanto bajamos directo para entrar al piso de Max. — Lindo departamento —dije. — Gracias Hayl… esta algo desordenado, pero bueno —contestó Max. Me encogí de hombros para que entendiera que no que molestaba y caminé con lentitud a una pequeña vitrina con películas. Hice que mi vista la recorriera para leer los títulos, las películas de acción reinaban el lugar.

— ¿Vemos algo? —pregunté y me miró sorprendido. — Creí que… Negué de manera seria. — Lo de recién no fue nada, estaba siendo presa del pánico, solo eso. —dije. Levantó ambas cejas y asintió. Se acercó a donde yo estaba para tomar una película y ponerla en el reproductor, luego se sentó en el sillón de dos cuerpos y lo imité.

“Tal vez estaba hablando… de que tenías sueño Hayley.” Me reprochó mi mente. “Y la verdad… esto… tengo sueño Hayley.” Completó. Mis ojos comenzaron a cerrarse y caí completamente dormida.

···

En mi mente solo había palabras sin sentido y cosas que yo había dicho alguna vez… nada de imágenes, solo letras. “En lugar de amor, confianza y risas… lo que recibís es la felicidad que nunca tendrás después.” “¿Amor? ¡Já! El amor es para los que no consiguen buenas cosas.” “No le pertenezco a nadie cariño.”

···

Me removí incómoda al escuchar un trueno y abrí los ojos lentamente, lo único que recordaba era que estábamos mirando “21 Black Jack” y que me quedé dormida… en el sillón. Miré a mi alrededor, todavía aturdida por lo que se había presentado en mi sueño, y me di cuenta de que estaba en la habitación de Max. La puerta se abrió y él entró con el celular en su oreja. — Sí Seev… quedate tranquilo. Está dormida —encendió la luz y me vio—. bueno…

esta despierta. La luz artificial me encandiló y no pude evitar maldecir. — Esta bien —dijo—. sigue viva... —rió—. sí… no, no me mató ni nada… como dígas… adiós. Analicé cada uno de sus movimientos pero el sonido del viento golpeando contra la ventana hizo que diera un pequeño salto. Afuera estaba oscuro. — ¿Qué hora es? —pregunté algo adormilada todavía. — Las diez… de la noche. Abrí mis ojos de manera exagerada y rió. — Tengo que irme. Maldición dormí demasiado. — ¿Irte? Ni loco. Ya le avisé a Seev que no vas a ir. Levanté una ceja de manera incrédula. — ¿Cómo? ¿Quién sos para decidir eso? — Uno de los mejores amigos de tu primo… que te cuida a pesar de nuestra mala relación. —hizo una mueca—. Hay un temporal afuera. Me levanté sin creerle y me acerqué a la ventana… para corroborar que la lluvia era prácticamente torrencial. — Oh… okay. — Mañana tenemos una entrevista en Capital FM, así que temprano tengo que ir a tu casa. Asentí sin importancia y salí de la habitación. — Hm… ¿Max? —murmuré y se asomó—. ¿cuál es el baño? —pregunté mirando las dos puertas cerradas frente a mí: una blanca y otra color madera. — La blanca —contestó saliendo con una sonrisa—. si querés darte un baño… sentite con la libertad de hacerlo, todo esta ahí adentro. Asentí lentamente e ingresé al baño. Tengo que decir que era cómodo y espacioso… y la ducha me llamaba, por lo que me despojé de la ropa y le hice caso.

— ¿Querés comer algo? —preguntó una vez que salí y fui directo a la cocina.

— ¿Qué tenes? Hablé y me senté, por costumbre, en la mesada. Me miró fijamente.

“No estás en tu casa, tarada” Me dijo mi mente enojada. Bajé de inmediato. — No Hayl —comenzó—. No me molesta —dijo con una sonrisa—. Tenemos… pizza. Su tono de voz ahora era algo apenado y sonriendo me senté nuevamente en la mesada. — Pizza está bien.

Los truenos se escuchaban con fuerza fuera del departamento, mientras que cenábamos a mi mente vino nuevamente la verdadera razón por la que había aceptado salir hoy con Max… y ahora estar en su casa. La apuesta. Suspiré y él me miró fijamente para luego seguir cenando.

Todavía no sabía cómo iba a hacerlo, y tengo que admitir que en lo más profundo de mí ser, creía que la “relación de odio” que teníamos… podía mejorar.

Mi celular comenzó a sonar y vi la pantalla: Lindy.

— Pensando en el diablo —dije para atender el teléfono.

♡ Capítulo 4 ♡ Me levanté para hablar con Lindy sin que Max pudiera escuchar. — Llamé a tu casa y Siva me dijo que estabas en lo de Max. ¿Cómo va todo? —dijo pícaramente. — Mal Lind… no creo poder hacerlo. — ¿Cómo? ¡Esto es una apuesta! — Ni recuerdo lo que apostamos —dije en un susurro. — ¡Oh pero yo sí! Tu vestido favorito de Alexander McQueen… y yo mi zapatos de Dior. — ¿En qué momento apostaría ese vestido? Oh… el alcohol. Bueno, tengo que seguir. —dije segura. — Me parecía que no tirarías esta apuesta. — Bueno… pero no sé. — ¡Hayley! Nada de amor, ya sabes sexo tres veces y listo. Si querés más, más. Pero nada de amor. — Okay Lindy… tu mente es retorcida. — ¡aprendí de la tuya! —chilló—. adiós. Antes de que pudiera responder cortó la comunicación.

Me encaminé nuevamente a la cocina en donde Max terminaba de comer, me senté frente a él y le di un sorbo a mi vaso de cerveza. — No comes nada —me dijo con una cara de pocos amigos. Sacudí mi cabeza y le di una mordida a la porción de pizza frente a mí. — Tengo que cuidarme… — ¿No comiendo? Largué una carcajada — No Max, comiendo saludable y haciendo ejercicio. —dije en un tono meticuloso. — Como digas, quiero que termines esa porción de pizza.

“No tengo hambre…” Reprochó mi mente. Puse mis ojos en blanco y me dediqué a terminar. — ¿Feliz? —dije bebiendo lo que quedaba en mi vaso. — Ahora sí —me contestó con una sonrisa. Levanté las cosas para dejarlas en el fregadero, tan solo era un plato y los dos vasos, por eso lo hice.

“Sino no levantas nada Hayley.” Rió mi mente. — Hayley… tu celular sonó. Giré y volví a donde él estaba, efectivamente mi celular había sonado y era un correo electrónico de la agencia de modelos para la que trabajaba: “Hayley tenemos el agrado de comunicarte que mañana en la noche tenes un desfile… ¡de Victoria’s Secret! Y te decimos más… ¡es el anual! Esperamos que estés contenta, mañana te vamos a llamar para indicarte todo. ¡Felicidades Hayley!”

Sonreí al leer el e-mail y di un pequeño salto de emoción. ¡Desfilar para Victoria’s Secret era uno de mis sueños! Rápidamente marqué el número de Christian, él tenía que saberlo. Quiero decir… mi mejor amigo, fotógrafo… ¡él tenía que ir! Max me miraba expectante de que le contar pero hice caso omiso y esperé a que Christian me atendiera. — ¿Hayley? —preguntó del otro lado con un tono de “estoy jugando a algún estúpido juego en la x-box”. — Decime que mañana vas al desfile anual de Victoria’s Secret —dije rápidamente y me aparté para que Max no escuchara. — ¿Eh? Sí… ya sabes que voy todos los años. ¿Qué pasa? — ¡Voy a ir! —chillé. — ¿vas a desfilar para Victoria’s? ¡No puedo creerlo! Espera —hizo una pausa—. ¿Vas a ser un ángel, Hayley?

— Eh… no lo sé. —murmure. Era verdad, no me habían dicho si iba a formar parte de ese rango. No lo creía. — Veo que no te dijeron nada. — No Chris —susurré—. pero… no, no creo que sea un ángel. Quiero decir… no hice sesiones de ángel. Christian rió del otro lado y escuché un grito, era inconfundible que ese era Jeremy. — Bueno Hayl… —rió—. dice Jeremy que está ansioso por verte modelando mañana. — Decile que no va a ver nada —reí—. los amo, chau chicos. — Adiós Hayl, mañana nos vemos —dijeron a coro y pude escuchar perfectamente sus voces.

Corté la comunicación y volví a donde Max estaba. — ¿Todo bien? —preguntó y asentí—. es tarde… y tenemos que levantarnos temprano mañana. — Oh… es verdad, la entrevista que tienen. —dije distraída. Asintió y se encaminó a su cuarto.

“¿Y dónde voy a dormir?” Dijo esa parte razonable en mi mente. Otra parte rió y chilló un “¡No me molestaría tener que hacerlo con él! Además… podríamos aprovecharlo.” Me sorprendí de lo que estaba pensando y lo seguí.

— ¿Max? —pregunté y me miró ya dentro de la habitación. — ¿Qué pasa Hayley? —se había sacado la remera y estaba por hacer lo mismo con su jean. — No me dijiste donde iba a dormir —me miró sonriendo—. y… no tengo nada para ponerme. — Eso no es problema —comentó sacando una remera naranja de su armario y entregándomela—. no creo que te moleste dormir en ropa interior… pero bueno. Largué una carcajada y acepté la remera. Aprovechando que él había girado para guardar

su pantalón me saqué la remera que traía puesta y la cambié por la que Max me había dado, desabroché el corpiño por debajo de la prenda y lo saqué. Max giró justo en el momento que estaba desprendiendo mis shorts. — ¿Dónde duermo? —pregunté sacándolo y juntándolo con mi demás ropa. — ¿Acá? —dijo divertido y lo miré seriamente—. oh vamos, no voy a hacerte nada… que no quieras. Lo miré sorprendida. — ¡Max! —chillé riendo. — Si querés puedo dormir en el sillón… pero voy a dormir incómodo, y además es una cama de dos plazas Hayley. Mordí el lado de adentro de mi labio inferior, de manera pensativa lo miré. — Seev no se puede enterar… nadie puede hacerlo. — Por el momento —comenzó y lo fulminé con la mirada—. Nadie Hayl, nadie. Asentí y me encaminé al baño para cepillar mis dientes.

“Maldita sea, ¿cómo se supone que se me ocurre hacer esto? ¡No tengo un cepillo acá!” Miré al vasito que contenía el cepillo de Max y luego me miré al espejo. “Bah, que más da.” Tomé el cepillo y lo usé. Salí del baño y volví al cuarto de Max. Afuera la tormenta seguía siendo bastante fuerte, y de momento agradecí que él le hubiera avisado a Siva que me quedaría. — ¿Dormís en boxer? —pregunté riendo al acercarme a la cama, se movió para hacerme un lugar—. Gracias. — Sí… hace calor Hayl, no me podes culpar. — Lluvia de verano —dije. — Ya termina el verano, tonta. Lo miré de mala gana y me aplasté contra el colchón.

El ruido de una explosión hizo que me despertara, y me diera cuenta de que era tan solo

el televisor… y que Max estaba a mi lado mirando una película. Giré sobre mí para mirarlo mal. — ¿Qué? —preguntó bajando el volumen. — Me despertaste —dije de mala gana—. Odio que me despierten. Miré mi muñeca para verificar que hora era, 4 am. Rodé los ojos. — ¿A caso no dormís? —pregunté y me miró. — Sí… pero no podía. Hace demasiado tiempo que no comparto la cama… sin hacer nada —susurró.

“¡PROPUESTA, ESO FUE UNA PROPUESTA! TOMALO HAYLEY, TOMALO.” Rió mi mente, y me imaginé dando saltitos. — Ahora yo no puedo dormir —resoplé. Max giró para quedar cara a cara, se apoyó completamente contra el colchón y me miró fijamente. — ¿Qué miras? —pregunté bruscamente. — A vos. Levanté ambas cejas y luego largué una sarcástica carcajada. — ¿Por qué razón Max George? Levantó una mano y la paso por mi mejilla, para luego correr un mechón de pelo. — Porque tengo ganas de besarte. En este preciso instante. —mi corazón comenzó a latir con fuerza. — ¿Qué estas esperando? —susurré. “¡VAS BIEN! Muy bien Hayley, esta sería la primera noche, y ese vestido hermoso se queda con nosotras.” Tenía razón… esta podría ser la primera noche. 1 de 3. Rió y se acercó un poco más. — Voy a besarte, y vas a suplicar por más. —dijo de manera arrogante. — Sigo esperando —contesté de manera calmada, pero a la vez lo estaba desafiando. Los labios de Max chocaron contra los míos de manera brusca haciendo que cayera de espaldas contra el colchón y que él se pudiera posicionar encima de mí.

“Maldita sea, no pensé que esto iba a ser tan fácil.”

Me separé por la falta de aire y pude apreciar el gris oscuro que mostraban los ojos de Max, provocando que tuviera más ganas de besarlo. De un momento a otro me encontraba sentada a horcajadas sobre él y apreciándolo desde arriba. — Dijiste que no ibas a hacerme nada —dije agitada y él largó una carcajada. Metió sus manos por debajo de la remera que tenía puesta, la cual le pertenecía, y la sacó. Hizo que quedara debajo de él nuevamente y me miró durante una fracción de segundos para hacerme entender que era lo que seguía.

“Noche de sexo desenfrenado con Max… 1 de 3” Pensé con diversión.

♡ Capítulo 5 ♡ — Dije que no iba a hacer nada que no quisieras —susurró agitado y reí. — ¿y quién dijo que quiero? —pregunté y besé su pecho. Sintiendo como se estremecía bajo mí toque. — Hayley, sé lo que quieres. Lo miré de forma graciosa e hice que ahora él quedara debajo de mí, puse mis manos en el elástico de su bóxer. — Hayley… — ¿Algún problema con que este arriba? —pregunté con una sonrisa y estiré el elástico haciendo que se levantara y golpeara al chocar contra su piel. — Ouch Luego de haber dicho eso se levantó de golpe haciéndome caer para atrás, y ahora él estaba sobre mí nuevamente. — Hey —protesté. — A mí me gusta estar arriba —pronunció castamente. — No me jodas —dije tirando de su bóxer. Levantó una ceja y sonrió de lado. “Maldición, me gusta que haga eso.” — ¿Joderte? eso es justamente lo que voy a hacer. —dijo para sacar mi culotte. Tiré de su bóxer completamente, frenó para buscar en su mesa de luz con rapidez y escuché el familiar sonido de la bolsa metálica. Luego simplemente sonreí a la primera embestida.

···

El sonido de la alarma hizo que abriera los ojos con pesadez, bostecé y traté de estirarme pero el cuerpo desnudo de Max me lo impedía. — Hmmm —me quejé.

— Buenos días Hayley —dijo con la voz ronca. Me removí para hacerle entender que me quería levantar. — Buenos días —dije luego de unos segundos. — ¿cómo dormiste? —me preguntó. “¿Qué demonios es esto? Max George todo tierno. No, nada de amor. Fue solo sexo, amigo.” Dijo la voz en mi cabeza. — Bien… ¿vos? —pregunté por cordialidad. — Muy bien, sos cómoda. —dijo y no pude evitar largar una carcajada. Negué y sentí como se estiraba para luego besarme. Me quedé dura, pero no lo notó.

···

Abrí la puerta de casa con Max pisando mis talones, me había costado bajar del auto ya que me había acorralado para poder besarme. Era como un pequeño con un juguete nuevo. “Si supiera que la historia es al revés…” — ¡Seev! —grité una vez que entré a la casa. — Arriba, ya bajo. Giré para chocar contra Max. — Hombre, córrete. —le dije riendo. — Cuando quieras. —uso el doble sentido. — Max —comenté a modo de aviso. Se acercó un poco para apretarme a él y hacer que nuestras respiraciones chocaran. — ¿Hayley viniste con Max? —preguntó Jay saliendo de la cocina. Max se apartó con rapidez y Jay no notó absolutamente nada. — Sí… ¿no lo ves rulos? —dije riendo y me acerqué para besar su mejilla. — ¿Hoy a la noche haces algo? —me preguntó levantando sus cejas. — Sí —dije segura—. ¿Por? Nathan y Tom salieron de la cocina riendo y se acercaron para saludarme.

— ¿Te enteraste Max? —los ojos de Nathan brillaban. — ¿No? —dijo riendo el pelado. — Jay contéstame —le dije tratando de no escuchar la conversación. Pasó un brazo por mis hombros y me llevó hasta el sillón en donde ahora estaban Max, Nathan y Tom. — Esta noche, vamos al desfile de Victoria’s Secret —dijo con cara de orgullo. Pude sentir como los colores abandonaban mi rostro.

“Maldita sea. Maldita sea.”

— ¿To-todos? —pregunté nerviosa. — Sí, todos. ¿Querés venir? Negué con suavidad y me levanté. — No… tengo que trabajar. Los cuatro me miraron sorprendidos y Siva bajó las escaleras. — Hayley ayer te llamó tu productor dijo que esta noche —le hice señas de que no hablara más y me miró sin entender—. ¿qué carajo te pasa? Dejame terminar de hablar. — No Seev, no importa. —le dije mientras abría mis ojos de manera exagerada. — ¿Qué? Te estoy diciendo que llamó tu productor para decirte que hoy desfilas para Victoria’s Secret ¿y me decís que no importa? Los alaridos de los cuatro chicos sentados en el living se escucharon. — Por esa razón vamos a ir… además de que Nunnu está en el tema. — Ya lo sé… pero no creí que fueran todos —susurré. Giré para ver las caras de los demás, todos estaban sorprendidos. — ¡Nos tendrías que haber dicho! —chilló Tom haciéndome reír—. Vas a modelar para Victoria’s Secret, siempre fue tu sueño Hayley —me dijo con orgullo. — ¡Ay tierno! —le dije mientras me tiraba para abrazarlo—. igual, no quería que… bueno estén.

La mirada de Max me recorrió durante unos segundos y después rió, supe de inmediato lo que estaba pensando. “Yo ya te ví de las mil maneras.” Pensé con su voz y empecé a reír. Él me imitó.

— ¿De qué se ríen? —preguntó celoso Siva. — No… de nada —contesté—. Chris va a ir —le cambié de tema y la risa de Max cesó. — Me lo imaginaba, no se perdería fotografiar a chicas en ropa interior. — ¡Hey no digas eso de mi amigo! — ¿Christian es fotógrafo? —preguntó Nathan y asentí—. Con razón le veía cara conocida. — Y hace grandes sesiones para Victoria’s Secret. Nathan asintió y me avisaron que se irían. — ¿Van a volver todos para acá? —pregunté riendo. — Sí… y creo que nos vamos a quedar acá hasta que tengamos el desfile. Seguramente salgamos después ¿te apuntas? —preguntó Siva. Asentí con una sonrisa y vi como se marchaban.

Me tiré en el sillón y me dediqué a pensar que lo que pasaría de ahora en adelante. Ya me había acostado con Max… ahora no había vuelta atrás.

“Lindy lo tiene que saber.”

Marqué su número. — HAYLEY GALLAGHER —me dijo furiosa—. ¿CÓMO SE TE OCURRE NO CONTARME QUE HOY TENES UN DESFILE PARA VICTORIA’S SECRET? ¿CÓMO HAYLEY? — preguntó enojada y reí—. NO TE RÍAS. MALA AMIGA. ME ENTERÉ POR CHRISTIAN. — Bueno… déjame hablar. Hola Lindy, me acosté con Max. Sí, tengo un desfile esta noche, si querés podes ir, pero sé que es algo que no te gusta. Christian va a ir porque tiene que fotografiar el evento. Ah sí, The WANTED y Nunnu van.

— ¡¿CÓMO?! —chilló—. Vayamos de a poco… mucha información —completó riendo—. ¿Cómo que te acostaste con Max? ¿uno de tres? — Uno de tres —dije riendo. — ¡Maldita sea, voy a perder mis zapatos! — Eso te pasa por apostarlos, tarada. Bueno… eso es todo. Tenías que saberlo. — ¡Claro que tenía que saberlo! ¿Cómo fue? —preguntó y sentí que hablaba con la Lindy adolescente que me preguntaba cómo había sido mi primera vez con Christian. — Bah Lindy —bufé—. No voy a contarte lo detalles… fue bueno. — ¿Sólo bueno? Carajo, siempre creí que… no lo sé, Max no tiene cara de “solo bueno” —dijo riendo. — Eh… bueno, fue excelente. ¿Feliz? — ¡Genial! Te quedan dos cariño. No voy a ir esta noche… ya sabes. — Sí lo sé, demasiado plástico. —dije rindo. — ¡Te amo por entenderme! Mañana salimos si queres aunque sea a comer. Suerte esta noche Hayl. — Gracias Lind —dije y corté.

Me quedé en el sillón durante un buen rato y decidí encender la radio para despejarme. Mientras que acomodaba un poco la casa, esperando la llamada de mi agente, para indicarme todo.

Paseaba por la casa cantando la canción que estaba sonando en la radio, y era “Good Time” de Carly Rae Jepsen y Owl City. — “¡Ahora sí, lo que estábamos esperando! The WANTED esta con nosotros —dijo la voz del locutor y bufé. — No me libero de ellos ni cuando escucho la radio. Terminé de limpiar lo que había en el fregadero y acomodé las cosas mientras escuchaba lo que les preguntaban.

Las típicas preguntas que me sabía de memoria. “¿Qué nos pueden contar de nuevo? ¿Están emocionados por el nuevo cd? ¿Siguen con sus parejas? ¿Ustedes siguen solteros?” Nada que me llamara demasiado la atención, hasta que le preguntaron a Max.

— “Max… tenemos noticias para vos” —dijo el locutor y los chicos hicieron un “uuuh.” — “¿Noticias? ¿De qué clase?” —preguntó riendo. — “Clase emocional… tenemos fotos de ayer… en el cine” —el tono de voz era de suspenso. ¿Ayer en el cine? Oh no. — “¿ah sí?” —preguntó riendo. — “Así es… y tengo que decir que Hayley Gallagher es muy bella” —me congelé al oír mi nombre. — “La prima de Seev, así que cuidado” —esa era la voz de Tom y sonaba graciosa. — “Sé que es su prima” —contestó riendo el entrevistador—. “bueno… las fotos son comprometedoras” — “¿Tan así?” —preguntó Max. — “Besos comprometedores”

Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea.

···

Lo que había pasado esa mañana rondaba por mi cabeza, incluso a las 20:30hs cuando me estaban explicando cómo iba a ser el desfile. Sacudí la cabeza para dejar de pensar en la entrevista y me centré en lo que pasaría esta noche. Uno de mis mayores sueños se estaba por cumplir. — Bien Hayley, vas a usar este conjunto y vas a salir, atrás de ella. —me señaló a una chica alta y rubia que me sonreía con amabilidad. — Bien —dije casi sin aire.

Tomé el conjunto, que era adorable, y me cambié. — ¿Hayley Gallagher? —me preguntó la chica que saldría antes que yo. — Eh… sí. — Soy Marion —me dijo con una sonrisa—. ¿vas a trabajar ahora en más para Vic? — usó el diminutivo que hizo que me confundiera—. quiero decir, para Victoria’s Secret… Reí de manera nerviosa. — Eh… no lo sé todavía… quiero decir, es la primera vez que me llaman para un desfile de la marca. — Te vi en varias sesiones —me dedico una sonrisa—. Quien sabe… podrías terminar siendo un ángel. Abrió los ojos de manera graciosa y se sentó para que la maquillaran. Me senté a su lado, porque me lo indicaron y repitieron su acción conmigo.

— Chicas en 20 salen —dijo un chico joven con cara risueña—. ¡Estan adorables! Las presentes reímos y tomé mi celular que estaba sobre la mesita con mi maquillaje. Abrí twitter y no pude evitar twittear un: “Victoria’s Secret… no puedo esperar!!” Reí mientras lo mandaba y a los segundos me llegó una mención… de Max. “@hhayleyg No podemos esperar!! (; Xx”

— Diablos… estan afuera —susurré. Claro que estarían afuera, estaba usando zapatos de la colección de la marca de Nunnu, claro que estarían afuera.

— Cinco minutos, y salen ustedes. —el chico de la cara risueña apareció para indicarnos. Marion me sonrió y noté que estaba feliz, y que hacía tiempo que trabajaba para la marca. — No te olvides de sonreír —me dijo para comenzar a caminar.

Asentí a la nada y esperé que ella diera los pasos suficientes como para que yo saliera. No me sentía para nada incómoda al estar en un conjunto de ropa interior de encaje, para nada. Todo lo contrario, me encantaba.

Sonreí de manera cautivadora mientras caminaba por la pasarela con la frente en alto y dando los pasos correctos con los tacos. Al llegar al final, vi que la cámara de Christian me apuntaba y sonreí. Para luego girar y volver en segundo plano a cambiarme.

···

— ¡Estuviste fabulosa! —me dijo Marion mientras me abrazaba—. Espero volver a verte. Y estoy segura que sí. — Gracias Marion —le dije con una sonrisa y correspondiendo a su abrazo. — Oh —dijo de repente mirando detrás de mí—. creo… que quieren saludarte. Giré y efectivamente me encontré con los integrantes de The WANTED y Nunnu. — ¡Eso fue ma-ra-vi-llo-so! —chilló Nunnu y me abrazó—. esos zapatos te quedan de maravilla y el conjunto. ¡TODO! Reí y me di cuenta de que todavía estaba en la última pieza que había modelado, y era una blanca totalmente delicada. — Te ves hermosa Hayley —dijo Jay y me abrazó—. ¡cumpliste tu sueño! — ¡Sí lo hice! —chillé feliz. Luego de Jay, los demás me abrazaron dejando a lo último a Max. — De verdad estas hermosa Hayley. —era la primera vez que me hablaba desde esta mañana… la entrevista. — Gracias —dije y sentí el color en mis mejillas. Iba a decir algo más pero el chico de la cara risueña vino rápidamente. — ¿Hayley? —me dijo y dedicó una sonrisa que no pude evitar responder—. tenemos que hablar con vos, de algo importante. — ¿Importante? —levanté ambas cejas y él me sonrió.

Escuché como Max suspiraba y sonreí. — Muy importante. Lo lamento chicos, pero… tengo que robarles a la señorita Gallagher unos momentos. — No hay problema —dijeron. — Suerte —susurró Nunnu y se encaminó a hablar con los coordinadores por un tema de los zapatos.

Seguí al chico de la cara risueña hasta una oficina.

♡ Capítulo 6 ♡ Las cosas ordenadas meticulosamente me hacían sentir un poco incómoda, pero sonreí a la chica que estaba sentada detrás de una pequeña mesa. — ¿Hayley Gallagher? —preguntó y asentí—. Bien… creo que sabes que tenemos bastante información tuya. —asentí—. Y que ya hiciste unas campañas para nosotros. —volví a asentir—. ¿Te gustaría formar parte del grupo? Quiero decir, de manera definitiva… nada de estar yendo y viniendo por nosotros. Traté de recordar cómo era que tenía que respirar y asentí de manera enérgica. — ¡Claro que me gustaría! —dije sonriendo—. Pe-pero… — Sí Hayley, podes conservar el trabajo… mientras no sea ropa interior podes. — ¡Genial! —chillé y se levantó para abrazarme con suavidad. — Bienvenida a bordo Hayley. Por cierto, soy Jazzie y él es Blue —dijo señalando al chico risueño—. A partir de ahora, para cualquier aviso que tengamos que darte, Blue va a comunicarse con vos. No tu representante, directamente Blue. — Oh… bien. —comencé y Jazzie me interrumpió. — Eso es todo Hayley, te vamos a mantener al tanto.

Sonreí mientras me despedía de ella y seguía a Blue afuera nuevamente. — Estos conjuntos, ahora te pertenecen —me dijo con una sonrisa entregándome una bolsa con los conjuntos que había modelado—. y acá esta tu ropa. — Gracias. — Bienvenida a bordo Hayley —repitió las palabras de Jazzie y asentí en forma de agradecimiento. No tenía ganas de sacarme el último conjunto que había modelado, por lo que me puse la ropa encima, Marion apareció a mi lado, haciendo que diera un pequeño salto. — ¿Escuché que te dijeron “bienvenida a bordo”? —asentí—. ¡eso es maravilloso! HAY QUE FESTEJAR —chilló riendo. Varias chicas se acercaron para felicitarme y para decirme que iba a tener mucha suerte.

Nunnu apareció entre ellas al haber escuchado la noticia… por el griterío. — ¡ESO ES FABULOSO! —chilló la morena para abrazarme—. oh… los chicos estan esperando. — ¿No vamos a festejar? —preguntó Marion haciendo un puchero. — Hoy quedé con unos amigos —sonreí con tristeza—. Pero… podemos arreglar. — ¡Claro que vamos a hacerlo! ¿A dónde vas? — A Mahiki… — Es posible que nos crucemos —dijo guiñando un ojo y haciéndome reír—. ¡adiós Hayl, Nareesha!

Nareesha asintió e hizo que la siguiera afuera del lugar, donde choqué con Christian y Nunnu me miró mal. Estábamos llegando tarde. — ¡¿Y?! —preguntó tomándome de los hombros. — ¡Quedé! —dije dando pequeños saltitos. — ¿Qué? ¡GENIAL! Christian habló para luego abrazarme haciendo que mis pies se separaran del suelo y sintiera que no había nada debajo de ellos. Un carraspeo, totalmente fingido, hizo que me bajara para mirar a la persona que lo había hecho: Max. — Las estamos esperando —dijo de manera seria y reí. — Adiós Chris. — ¡Tengo unas fotos tuyas que morís Hayley! Adiós, te amo. —dijo riendo. — ¡Quiero verlas! Mañana anda a casa, te amo también —lo abracé nuevamente y salí detrás de los chicos.

Subí a la camioneta en la que ellos habían llegado y deje que nos llevara hasta Mahiki. El camino era tranquilo… bueno si es que puede llamarse así con un primo tan celoso como Siva. — ¿Podrías explicarme lo de las fotos? —preguntó enojado. — ¿Qué fotos? —dije indiferente y me saqué una foto junto a Jay para mi celular.

— ¿Qué fotos? —dijo con ironía—. Max, vos… beso. ¡ESAS FOTOS HAYLEY! Lo mire levantando ambas cejas y largué una carcajada. — Oh vamos Seev ya te dije que no fue un beso que en realidad —comenzó Max y lo interrumpí. — Fue un simple beso —dije segura—. Seev, no vas a poder mantenerme alejada del mundo siempre. — ¿Mantenerte alejada? Creo que eso dejó de pasar cuando cumpliste los dieciséis… y Christian. —bufó y entendí a lo que quería llegar. — Chicos —nos avisó Nunnu—. Basta. — No, hacele entender que no tiene que meterse tanto en mi vida —dije enojada. Siva me miró sorprendido, para luego darme la espalda. — Diva —bufé.

Entramos a Mahiki como si fuéramos los reyes del lugar, y nos sentamos en una mesa alejada del bullicio. — ¿Qué tomamos? —preguntó Tom. — Cualquier cosa —respondí. No presté atención, todavía estaba pensando cómo era posible que Siva fuera tan celoso conmigo, incluso ahora. No me di cuenta de que los presentes se habían levantado de la mesa y que había quedado sola con Max, su mano pasó por mi pierna haciendo que lo mirara. — No jodas Max —dije de mala gana. — Solo quería levantarte el ánimo.

“Él no tiene nada que ver Hayley…” Reprochó mi mente. Tenía razón.

Miré a Max de golpe y apoyé mi cabeza en su hombro, para depositar un beso en su cuello.

— Lo lamento —le dije—. No suelo agarrármela con cualquiera. Largó una carcajada y apretó mi rodilla con cariño.

“¿CARIÑO? NO.”

Me acurruqué a su lado y respiré con tranquilidad. — Me pone de la nuca que quiera arreglar mi vida —dije. — Es tu primo… y sos como la hermana menor. Lo sabes. Suspiré y me separé. — Sí… lo sé. Pero igual. — Hayley… Rodé los ojos y me acerqué para besarlo rápidamente, haciendo que riera. — ¿Eso significa que me calle? —preguntó. Asentí y dejé que me besara de la manera que, lamentablemente, solo él podía hacerlo. “¿Eso significa…? No, no me estoy involucrando, solo lo estoy haciendo caer” Me recordé.

···

Abrí la puerta del cuarto para poder meterme a la cama y dormir un poco, me cambié con rapidez y me metí entre las sábanas. Los chicos habían venido con nosotros a casa y se acomodarían en las distintas habitaciones. ¿La salida de Mahiki?... traté de mantenerme lo más apartada de ellos que pude, pero Max y Jay estaban en un estado deplorable y tenía que ayudar a llevarlos. Traté de encargarme de Jay, pero Max se había pegado a mí como si fuera una garrapata.

La puerta de mi habitación hizo sonar dos golpes y de mala gana susurré un “Adelante” y un Siva con una cara preocupada ingresó. — ¿Podemos hablar Hayl? —preguntó y asentí. Se sentó a mi lado en la cama—. No me gusta que peleemos.

— ¿Y a mí sí? —hizo una mueca—. Seev sé que querés cuidarme… pero puedo hacerlo sola. De verdad. — Lo sé Hayley… solo que hay veces que no puedo dejar de verte como la pequeña que entró con los ojos rojos de tanto llorar. Desvié la mirada. No quería recordar eso. — No lo recuerdes —dije. — Hayley, ¿cómo me podes pedir que no recuerde el día que viniste a vivir con nosotros? Sos como una hermana, más que una prima. Y lo sabes. — Ya Siva —dije y contuve las lágrimas.

No quería recordar mi pasado, y menos el oscuro que mantenía en un pozo. No era tan fácil lidiar con padres que no te quieren en absoluto, y lo único que hacían era darte dinero… y que de un día para otro digan un “nos mudamos a Grecia, y vos te vas a quedar con tu tía.” ¿Cómo podían decirle eso a una nena de 10 años? Y yo odiaba a mi tía, odiaba a mis primos. Odiaba al mundo. Siva y Kumar siempre fueron los que trataron de hacer que cambiara, y lo lograron hasta tal punto que me convertí en una hermana para ellos… y para mi tía, en una hija. Cuando cumplí los quince me mudé con ellos a Londres, querían probar suerte y yo decidí que también. Entrar a la secundaria había sido una batalla campal, por el simple hecho de que no quería mostrarme como realmente era, y me encerré. Transformándome en la perra sin corazón que era ahora. Y el único que conocía ese lado oscuro había sido Jeremy, por eso era con el que mantenía una relación más arraigada que con los demás, pero no lo sabían.

— Hayley, no llores. —me dijo Siva y me abrazó.

“¿En qué momento empecé a llorar?”

— Odio llorar —dije secándome rápidamente las lágrimas. — Lo sé Hayl, lo sé. —sobó mi espalda y la puerta se abrió despacio. Giré confundida y vi que un Max en bóxer se paraba dentro de la habitación. — ¿Max? —preguntó confundido Siva y luego me miró. — ¿Qué pasa? —le pregunté, tratando de sonar cansada. — Estas llorando —afirmó y se acercó a mí. Suspiré, Siva se levantó y besó mi frente. — Los dejo —dijo después de algunos segundos—. Sí Max, dije que los dejaba. —rodó los ojos y salió. — ¿Qué querías? —pregunté mirando a Max que ahora estaba sentado frente a mí. — El sillón es incómodo… y creí que… Me moví haciendo que quedara un lugar para que él se acostara.

“Te estas involucrando.” “Cállate. Una vez, no pasa nada.”

Max sonrió y se acostó a mi lado, luego de que lo dudé me apoyé en su pecho y sentí como se tensaba pero luego acariciaba mi espalda. — ¿Estas bien? —me preguntó y levanté la cara para mirarlo. Tenía los ojos oscuros, y me di cuenta de que no era solo por la borrachera. — Eh… esta noche no. Me miró durante unos segundos y luego me besó la nariz, llevó una mano a mi oreja y la acarició. — No hay problema —susurró—. Hasta… que amanezca Hayl. Reí para luego asentir y dejar que el sueño me invadiera.

♡ Capítulo 7 ♡ Por primera vez en mucho tiempo había dormido tranquila e incluso había soñado, no recordaba concretamente que era, pero había soñado algo tranquilo. Me estiré un poco en la cama y sin querer golpeé a Max. — Hm… ¿buenos días? —gruñó y me apretó a su cuerpo. “Hola Hayley, 1 de 3. Faltan dos, FALTAN DOS” Gritó mi mente. Pero… era demasiado temprano. — Sí buenos días Max —dije. Me sonrió para dejarme levantar. Tome el celular de la mesa de luz y salí de la habitación, Christian me había enviado un mensaje para avisarme que pasaría al medio día para mostrarme las fotos que había sacado ayer en el desfile. — Buenos días —dije entrando a la cocina luego de haber ido al baño. — Hola Hayl —dijeron a coro los chicos. Detrás de mí apareció Max llevando tan solo los bóxers con los que había dormido. Todas las miradas se posaron en mí. — ¿Durmieron… juntos? —preguntó Nathan con una sonrisa. — Eh… sí —dije con cautela. Saqué de la heladera la caja de leche y la puse en tazón para agregarle cereales. Me senté en la mesada para tomar mi desayuno y traté de involucrarme en la conversación. — ¿Entonces, la semana que viene tienen otra sesión? —preguntó Nunnu. — Sí, y mañana sale la revista “Fabulous” en la que estamos con vos Hayl —dijo sonriendo Tom. — Genial —murmuré.

“¿Y ahora?” Pensé. Mi humor había cambiado de un momento a otro. Y entendía el por qué. La apuesta seguía en pie. Recorrí con la mirada a Max que me atrapó al momento que llegué a sus ojos, y me sonrió. Me encogí de hombros.

— Vamos a ir a comprar —dijo Nunnu—. ¿alguno quiere venir? — ¿No tienen casa? —pregunte riendo—. yo me quedo. — Me quedo —dijo rápidamente Max. ¿Qué planeaba? Los chicos se miraron entre sí para después darle una mirada a Siva… y se fueron todos.

— Hola —me dijo Max riendo. Lo miré con una ceja levantada mientras guardaba las cosas que habían dejado en el fregadero. — ¿Hola? —pregunté riendo. Max me tomó por la cintura haciendo que chocara contra su cuerpo y que me tensara. — Estamos solos. — Eh máquina —dije riendo—. Van a volver en cualquier momento. —puse un dedo en su pecho para mantener distancia. — No creo… el día esta lindo, y se fueron caminando. — Christian viene al mediodía. — Christian puede esperar. El tono de voz que estaba usando lograba ponerme nerviosa y eso era algo que no pasaba normalmente. Puso una de sus manos en mi nuca haciendo que nuestros rostros se pegaran y nuestros labios chocaran con fuerza.

“¿Tiene que ser tan bruto?” Preguntó mi mente. “Lo peor es que te gusta.”

— Eh… estamos en la cocina —dije como pude. Me miró levantando una ceja, dándome a entender que no le importaba en absoluto. Y me llevó a la mesa de desayuno que no se usaba nunca. Corrió las cosas de golpe y me recostó ahí.

“Dos de tres” Dijo mi mente con felicidad. “Zapatos… estamos cerca.”

···

Abrí la puerta acomodándome la ropa y escuchando la risa de Max de fondo. — ¿Hayl… estabas ocupada? —me preguntó Chris al entrar. — Eh… no. —dije agitada—. Nada que ver… estaba limpiando. — ¡Já! ¿Limpiando? Claro… eh… hola Max —dijo saludando. — Christian —dijo de manera correcta y lo miré mal. — Chris es mejor —dijo mi amigo sonriendo. Tomé a Christian de la mano para subir las escaleras directo a mi habitación.

— ¿Cómo van las cosas? —me preguntó cuándo terminamos de ver las fotos. — ¿Cómo? —me hizo un gesto para que entendiera que hablaba de Max—. ah eso… bueno va bien. — ¿Cuántas eran? — Eh… tres —dije nerviosa. No me gustaba hablar de sexo con Christian. — ¿Cuántas van? — Ya Chris —dije tirándome de espaldas al colchón. Se tiró a mi lado riendo. — Vamos cariño, soy el que se quedó con tu virginidad y tu mejor amigo. Lo miré mal para luego golpearle el hombro. — Dos. — ¡Rápido! De verdad quieres esos zapatos… ¿cómo vas a terminar todo? — No lo sé… tampoco sé cuándo. Christian me miró durante unos segundos, tratando de saber que era lo que estaba pensando, cosa que no dejé. — Bueno… acordate. Lindy dijo “le rompes el corazón” ¿vas a hacer eso? — “I break a million hearts, just for fun” —dije cantando y haciendo que él riera.

Christian me sacudió el cabello una vez que su risa terminó y escuchamos la puerta principal que se golpeaba y varias voces. — ¿Te quedas a comer? —le pregunté. La puerta de mi habitación, que ahora estaba abierta, dejo paso libre a Jay. — Eh Hayley… hola Christian —le dijo—. vamos a comer… ¿Chris te quedas? Chris negó, diciendo que tenía que almorzar con su hermana que había llegado de su viaje a Tokio.

···

Dos semanas después

Pasaron dos semanas desde el comienzo de la apuesta… y todavía no podía hacer que esta terminara. Max era adictivo, y eso no era bueno. — ¿Cómo vas a hacerlo? —me preguntó Lindy dándole un trago a su bebida. Las luces del bar estaban más oscuras que de costumbre y el olor a cigarro llenaba el aire, encendí el mío y me dediqué a fumar. — ¡Hayley te estamos hablando! —chilló Blondie. — Eh las escuché —rodé los ojos—. No sé cómo lo voy a hacer. — ¿Una gran ruptura? —preguntó haciendo gestos. — No… no somos nada Lindy. Lindy bufó y llamó al camarero para que nos trajera más de lo que habíamos estado bebiendo hacía algo de dos horas. Habíamos decidido tener una… noche de chicas. Por lo que estábamos en un bar, completamente solas. — Buuuuuu —comenzó Blondie—. ¿no vas a hacer la gran Hayley Gallagher y romperle el corazón?

“No sé si quiero…” “¡Claro que quiero! Esos zapatos de Dior, tienen que ser míos.”

— Todavía no lo tengo muy en claro… — Hayley cariño —empezó Lindy mirándome fijamente—. ya pasaron dos semanas… y quien sabe cuántas veces te acostaste con Max. Ya, tiene que terminar, o yo gano. Suspiré y le di otra pitada al cigarro.

Sí, esto tenía que terminar. Pero yo quería que fuera de una forma épica… es decir soy Hayley Gallagher, esto es algo que no me debería costar. ¿Dos semanas más serían suficientes para idear un plan? Asentí a lo que pensaba y me dediqué a pasarla bien en la noche de chicas.

···

— Hayley… Hayley… HAYLEY —gritaron haciendo que girara de mala gana sobre la cama—. HAYLEY TELÉFONO. — CARAJO NATHAN, ¿NO TENES CASA? —le grité haciendo que riera—. DAME EL PUTO TELÉFONO. Nathan me sonrió para entregarme el teléfono y salir de mi habitación. Tapando el micrófono del teléfono me aclaré la garganta esperando que no se notara mi voz de dormida. — ¿Hola? —pregunté y soné algo despierta. — ¿Hayley Gallagher? Habla Blue. — Ho-hola —dije nerviosa y miré el reloj. Era mediodía. — Tranquila Hayl, era para avisarte que esta tarde vamos a necesitar que te acerques al estudio… para arreglar los temas de la sesión de mañana.

¿Sesión de mañana? Oh maldita sea… lo había olvidado.

— Claro… ¿a qué hora?

— A eso de —hizo una pausa—. las cinco estará bien. — Bueno… listo Blue, gracias. — Listo Hayley… ah y trata de mantener encendido el celular. — Oh… claro, lo lamento. Hizo un sonido y luego cortó la comunicación.

Bajé las escaleras tambaleándome y me encontré con un panorama que en estos momentos no era el mejor. Los chicos estaban desparramados por el living, con varios papeles y lapiceras… aparentemente estaban componiendo. — Buenas Hayl —me dijeron sonriendo. Asentí y caminé hasta la cocina en busca de algo para comer. Algo liviano, claramente. Tenía que prepararme… a las cinco iba a tener que estar en los estudios de Victoria’s Secret… y todavía tenía que planear como romperle el corazón a Max. — Buenas Hayl —dijo apareciendo detrás de mí y besando mi hombro. Se le había hecho costumbre eso, besarme… no frente a los demás, pero igual. No era algo que me ponía exactamente cómoda, pero a la vez no me molestaba. — Buenas Max —contesté tratando de sonreír. “Dos semanas más, todavía no cayó por completo.” “Retorcida.” “Sí.” — ¿Qué tenes que hacer hoy? Me senté en la mesada con un pequeño plato que contenía arroz y verduras. — A las cinco… tengo que estar en Victoria’s Secret. — ¿Te llevo? Lo miré fijamente para luego mordisquearme el labio inferior del lado de adentro. — Eh… podría ser. — ¿Y después queres que… no sé vayamos al cine? — ¿Cine? —pregunté riendo—. No… prefiero tu departamento. Asintió con una sonrisa y cuando estaba por besarme Tom entró a la cocina.

— Por mí pueden besarse. — Te estaría robando a tu novio —dije riendo y me miró—. Además… no, nada que ver. Se encogió de hombros riendo y salió con dos botellas de jugo.

···

— Muy bien Hayley… eso es todo lo que tenés que saber. Igualmente, estamos familiarizados con el tipo de fotografías que haces y nos agrada saber que sos muy versátil. — Sí —dije con una sonrisa. Jazzie me sonrió y dejo que saliera. Afuera del edificio me esperaba Max en su auto, miré a los costados a la espera de ningún paparazzi molesto y me metí rápidamente. — ¿Vamos? —me preguntó acariciando mi pierna. — Claro —sonreí falsamente. “¿Cómo iba a romperle el corazón?”

♡ Capítulo 8 ♡ El departamento de Max ya se me había hecho costumbre, por lo que me senté en el sillón de la sala. — ¿Estas bien? —me preguntó apoyándose en el sillón. Lo miré durante unos segundos. — Sí… estoy completamente bien. Sonrió y luego me besó. “Max, max… no creí que te involucraras tan fácil”

Pasamos una noche tranquila y sin sexo. Sí, eso dije. Y la idea de cómo podía llegar a… romperle el corazón no venía a mí. Max estaba acurrucado a mi lado, y tenía su mano entrelazada a la mía debajo de las sábanas. “No estoy tan de acuerdo… con eso de romperle el corazón…” “Quiero esos zapatos.” Rodé los ojos a la nada y me acomodé en la cama para tratar de dormir. Cosa que no pasó, tomé el celular y me puse a jugar a algún juego que tuviera… me aburrió al instante. ¿Qué otra cosa podría hacer? No quería molestar a Max llamándolo a esta hora… quiero decir, estaba completamente dormido. Abrí twitter y me puse a revisar mis menciones. Nada demasiado interesante, algunos tweets de odio por rumores de que salía con Max. — Que miedo —dije riendo en voz baja al leer las cosas—. Eh, no entiendo. Pasé con rapidez algunos tweets que estaban en otros idiomas y algo dentro de mi pequeño masoquismo me hizo buscar que era lo que se decía al buscar mi nombre en la red social. — Bien… —dije bajando con el dedo por la pantalla del celular—. soy una puta… aw eso es tierno soy linda… ¿qué? ¿Qué me compre un perro? —pregunté a la pantalla riendo—. Eso es raro. Cerré todo, dándome cuenta de que la gran coraza que había creado a mis 16 años para

que nada me afectara seguía funcionando a la maravilla. “Si funciona, pero de manera defectuosa. ¿Qué me decís del poder que tiene el que esta acá al lado?” Mi subconsciente había aparecido de manera seria y me miraba de manera peligrosa. Como una abuela retando a su nieta.

Giré para observar a Max. Dormía con muchísima paz y su mano seguía entrelazada a la mía. No lo entendía, no me conoce, no me tendría que… ¿querer? Negué para mí misma y traté de sacar mi mano, cosa que no pasó. — ¿Qué pasa? —preguntó adormilado. Mi corazón dejo de latir y sentí una punzada. “No, no siento nada.” — Nada… quería acomodarme —susurré. Asintió y una vez que me acomodé dándole la espalda, se pegó a mi cuerpo y sentí su respiración en mi nuca, pasó ambas manos por mi cintura y me abrazó.

···

— ¿Van a seguir diciendo que no salen? —preguntó Tom riendo al verme en el departamento de Max. Lo odiaba por no haberme avisado que ellos se iban a juntar allí para continuar con la escritura de las canciones. — No salimos —dije segura. Max rió y asintió. — Así que —empezó Siva—. Cuando me decís “no voy a dormir a casa”… venís acá. — Algo así… Escuché como los chicos se reían y mi celular comenzó a sonar, Lindy. Me separé de los chicos para poder atender el teléfono en el balcón. — ¿Qué? —pregunté de mala gana. No tenía ganas de hablar con ella.

— ¡Tengo una super idea! —chilló del otro lado. — ¿Eh? — Eh Hayley, de cómo romperle el corazón a Max… ya sabes. ¿O vas a retirarte? —su voz era desafiante. Miré hacia adentro y los cinco chicos estaban metidos en lo suyo. — ¿Retirarme? ¡Já! Eso quisieras… contame. — En realidad no debería… es decir te estoy ayudando… y no nada olvídalo. — Igual ya tengo una idea… —mentí. — ¿ah sí? ¿Cuál? — No voy a decirte… sorpresa. Prepara los zapatos Dior que en… dos semanas van a estar conmigo. — Odio cuando te pones tan decidida. — Odio cuando me llamas para molestar. — ¡Hayl acompaña a comprar a Max! —chilló Jay desde adentro. — Oh… estas con él — Con ellos Lindy. — Pasas más tiempo con ellos que conmigo —dijo y supe que estaba haciendo un puchero. Jay se apareció detrás de mí haciendo que diera un pequeño salto para luego cortar con Lindy. Tenía razón, estaba pasando más tiempo con ellos que con mi mejor amiga. — ¿Vas? —preguntó levantando ambas cejas. — No sé qué insinúas —dije apagada pero traté de reír. Jay me miró durante unos segundos y luego de la nada me abrazó. — Cuando vuelvas vamos a hablar. — ¿Qué? —no lo entendía. — Te conozco tarada. Andá con Max. Lo miré extrañada y asentí para entrar. Afuera estaba un poco frío y yo no me había llevado ningún saco. — Tomá —me dijo Max y me entregó una campera roja de algodón—. sé que no

trajiste nada —dijo riendo y no pude evitar reír. Me puse la campera, y me di cuenta de que me quedaba enorme. Nathan me miró con una sonrisa y tomó su celular con rapidez. — No —dije. — ¡Sonríe! —chilló y me apuntó con la cámara del celular. Reí e hice un puchero mirando a la cámara y cuando escuché el sonido de la cámara volví mi mirada a Max. Al salir del edificio el frío era notable, y eso que el estábamos en pleno otoño. La calle daba para caminar así que eso hicimos para llegar al supermercado que no quedaba más lejos de cinco cuadras. Tenía ambas manos dentro de los bolsillos de la campera cuando frené en la luz roja del semáforo, giré durante unos segundos para mirar a Max que estaba perdido mirando a la calle y sentí como una de sus manos se metía en mi bolsillo y entrelazaba la mía. Giró y me sonrió con calidez. “¿Eso que siento es… afecto?” Me dije a mi misma y una sonrisa que no debería haber salido… apareció en mi rostro.

♡ Capítulo 9 ♡ — Dame esa bolsa —me dijo tomando una de las dos bolsas que llevaba. — Puedo Max —le dije riendo y tironeé de la bolsa para que la dejara. Pero no se alejó, todo lo contrario, se acercó y me robó un casto beso. Lo miré sorprendida. — Hey, pueden vernos —dije separándome un poco. — Bah, que pena —rió. Deshicimos el camino al edificio y pasamos por un cartel que no había visto en la ida. — Maldita sea —susurré y traté de que Max no lo viera. Era una foto de la campaña nueva de Victoria’s Secret, en gigante.

“Yo nunca siento vergüenza por estas cosas” Pensé con rapidez. Vi como Max sonreía. — No sé si me acostumbraría a que aparecieras en ropa interior por toda la cuidad… eso sería prácticamente como compartirte. —dijo riendo. Giré para mirarlo. ¿Compartirme? Mi lado malhumorado saldría. — ¿Compartirme? —le pregunté levantando una ceja y asintiendo se acercó para besarme rápida y cortamente—. No le pertenezco a nadie Max… creo que lo sabes —le guiñé un ojo y comencé a caminar delante de él. Escuché como reía y me vi frente a la entrada del edificio.

— ¿Mañana trabajas? —me preguntó Siva y asentí—. Bueno… nosotros nos vamos. — Mañana temprano vamos a tu casa… — ¿Cuánto les falta? —les pregunté interesada. Los cinco me miraron impresionados, yo nunca les preguntaba mucho sobre la banda. — Bastante… todavía. Asentí con cautela y me levanté junto a Siva. Saludé a los chicos y me paré en la puerta.

— Eh Hayley —gritó Jay y lo miré—. todavía me debes una charla.

“Lo olvidé”

— Okay… —dudé y los chicos lo miraron cuestionándolo. — ¿Qué? —preguntó riendo—. Cosas de amigos. — Todos somos sus amigos —se quejó Tom y Siva rió. — Yo soy el preferido. Asentí con una sonrisa y me encogí de hombros, un almohadón por parte de Nathan me llegó directo al estómago y los escuché reír. — Ya, idiotas —Siva se paró a mi lado—. ¿vamos? — Vamos Hayl.

···

Dar demasiadas vueltas en la cama no era para nada bueno así que cuando me di cuenta de que no iba a dormirme por más que mañana tuviera que levantarme temprano para trabajar, me levanté de la cama y me puse un buzo. Abrí mi ventana para poder salir y subir al techo, amaba estar ahí arriba. Me senté en él sabiendo que era seguro y me dediqué a mirar la noche, que no estaba para nada cerrada. Sonreí y dejé que el frío se colara por mi ropa dándome una agradable sensación. No había nadie en la calle ya que eran algo de las cuatro de la mañana, abracé mis rodillas y miré a la nada. Todavía no sabía concretamente cómo hacer para romperle el corazón a Max.

“Creo… que lo quiero, un poco, casi nada. Pero…” Abrí los ojos de manera exagerada al darme cuenta de lo que había pensado. Eso era… tenía que esperar a que Max me dijera que me quería.

“Eso es un golpe duro” dijo mi mente y bufé para tirarme y quedar acostada en el techo.

Había hecho esto miles de veces, y no creía que una vez más fuera a cambiar en algo. Escuché un ruido en el jardín y me tensé, lo que menos quería era que la gente se enterara que Hayley Gallagher tenía la costumbre de subirse al techo de su casa, me asomé despacio para ver que era.

“Que sea un gato, que sea un gato” Pensé.

Lamentablemente no era un gato y lo que vi me hizo largar un grito ahogado. — ¡¿Qué carajo estas haciendo acá?! —susurré pero él podía escucharme. — Hola —dijo Max mirando hacia donde yo estaba. Negué repetidas veces y él rió. — No sé de qué te reís, andate a tu casa Max. —soné como una vecina enojada. Negó para luego sonreír y de un momento a otro lo ví subiendo por el árbol que estaba cerca de mi ventana.

“¿Qué mierda esta haciendo?” Dio un pequeño salto para poder llegar a mi lado. Tenía puesto un pantalón de algodón y un buzo oscuro con capucha, que cubría su pelada. Y… por lo tanto su identidad. — ¿Qué haces acá? —pregunté nuevamente. Se sentó a mi lado. — Estaba… con insomnio y te llamé pero no contestaste… — ¿Y? —levanté una ceja tratando de no reír. — Y salí a caminar — ¿a las cuatro de la mañana? —asintió—. Demente. Sacudí mi cabello y lo metí dentro del buzo que me había puesto. El frío ahora se sentía. La risa de Max se hizo presente y lo miré buscando una explicación. Los ojos grises me

atraparon haciendo que me perdiera, sacudí la cabeza tratando de volver en mí. — ¿de qué te reís? — De tu pantalón de dormir. Miré mi pantalón y efectivamente… era vergonzoso que lo usara, tenía la cara de Patricio Estrella por todos lados. Sentí que me ponía completamente roja. — Sos linda cuando te sonrojas ¿lo sabías Hayley? —preguntó con una sonrisa. — No suelo sonrojarme… —dije de manera atacante. — No importa —acercó su rostro al mío—. Sos linda igual. Sonreí para asentir y temblé un poco por el frío, Max pasó un brazo por mis hombros y me atrajo a su cuerpo. — ¿Por qué viniste? —susurré mirando a la nada. “No digas porque querías verme, no lo digas.” “Si es tierno es más fácil romper un corazón.” “Quiero esos zapatos.” “¡CRUEL!” Mi mente estaba en una disputa total. — No sé —dijo y sentí alivio—. Creo que… tenía ganas de verte. Giré mi rostro para mirarlo sorprendida, dijo exactamente lo que no quería que dijera. La sonrisa de Max era enorme en ese momento y me di cuenta de que era porque de manera inconsciente tomé su mano y la entrelacé con la mía.

“Maldita sea, esa parte dulce que tengo. ¡LARGO!” Se acercó y me besó lentamente. Eso provocó que algo se desatara en mi estómago. “Es hambre Hayley, es hambre” Pensé y las lágrima se acumularon en mis ojos. Apreté los ojos con fuerza y me separé de Max. — ¿Qué pasa? — Eh —pestañeé rápidamente para que las lágrimas desaparecieran—. Es tarde… y deberías dormir, yo también debería. Me miró confundido, pero entendió que quería estar sola. Asintió y pasó una mano por mi cuello para besarme nuevamente.

Aguanté las lágrimas. — ¿Nos vemos mañana Hayl? “No” — No lo sé… no sé a qué hora vuelvo. — Como digas. —se paró y me tendió la mano para que yo también lo hiciera—. Ah… el sábado tenemos una fiesta, y seguramente estas invitada… pero igual, ¿querés venir como mi acompañante? “La presión en el pecho no es buena.” — Cl-claro —dije como pude. Me ayudó (porque quiso) a bajar a mi habitación y me quedé sentada en la ventana hasta que él desapareciera. — Nos vemos Hayl —susurró y luego se fue. Asentí, a nadie porque él ya se había marchado. Me apoyé en el marco de la ventana y dejé que las lágrimas cayeran.

“Maldición, ¿en qué mierda me estoy metiendo?”

♡ Capítulo 10 ♡ El despertador hizo que rodara en la cama y cayera al piso, haciendo que escuchara las risas que provenían de la sala de abajo. — Se despertó Hayley —escuché a Siva reír. Los chicos ya estaban en la casa. Rodé los ojos y me cambié con rapidez para bajar corriendo y meterme en la cocina. — Eh saluda —gritó Tom. Deshice el camino y les di a todos un beso en la mejilla. — Buenas, me voy. — ¿Hoy venis a cenar? —preguntó Siva. — No lo creo —rodé los ojos otra vez—. Hoy es complicado… igual dejame algo de comida… ustedes —miré a los chicos—. Cerdos, si se quedan piensen en mí y dejen algo para que cene. La carcajada que dio Tom me dijo que era poco probable que me dejaran algo para cenar.

Traté de evitar a Max en todo momento mientras me preparaba un desayuno rápido, café y unas galletitas. Lo tomé y corrí en busca de las llaves de mi auto, que estaban dentro de la cartera. — ¡Me voy! —grité desde la puerta. Al escuchar una respuesta por parte de ellos salí, y me sentí segura al no estar bajo la mirada de Max… sé que anoche me había visto con lágrimas en los ojos pero prefirió ignorarlo.

Manejé hasta el estudio donde me fotografiarían hoy con algo de tranquilidad y dejé que el día pasara.

···

— ¿Así que ya tenes todo planeado? —Jeremy estaba sentado frente a mí y hacía que el vaso girara entre sus manos. — Sí… pero estoy confundida. Cuando mi jornada de trabajo terminó decidí hacerle una visita a Jeremy. Necesitaba hablar con él y dejar que mi coraza se derrumbara. — ¿Por qué Hayl? —le dio un bocado a pollo que estábamos comiendo. — No lo sé… —hice una mueca. — ¿No te estará gustando? Digo… sé que es cariñoso. Reí. — Nunca me gustó nadie, no sé si te acordas… — Sí, me acuerdo… pero sí te gustaba… ¿cómo se llamaba? Palidecí, odiaba que lo nombraran. Era un tabú tal como el de la historia con mis padres. — Alex… su nombre era Alex. — Ah sí, me acuerdo que te acostaste con Christian para que Alex no pensara que eras una virgen. Asentí tratando de parecer que no me importaba. — Hayley —dijo Jeremy y lo miré fijamente—. Esas cosas, tenes que dejarlas salir. La presión en mi pecho volvió y las lágrimas también, a los pocos segundos estaba en la falda de Jeremy llorando.

“¿Por qué razón es con el único que puedo largarme a llorar sin preocupaciones? Y sé que vine a él porque necesitaba desahogarme.”

Jeremy acariciaba mi espalda, hasta que mi respiración se calmó. Me sequé las lágrimas con el dorso de la mano y lo miré. — Gracias. — Ajá, cuando quieras —dijo y me bajé—. Ahora… tenes dos días para pensar que te vas a poner el sábado y matar a todos de un infarto… seguramente. Reí ante sus palabras y luego lo abracé.

Ayudé a Jeremy con las cosas que habíamos usado y me percaté de que ya era medianoche al momento que nos habíamos sentado en el sillón. — Tengo que irme. — Bueno… maneja con cuidado Hayley… y pensalo. — No sé qué es lo que tengo que pensar —dije al ponerme la chaqueta—. Pero sí se la respuesta, y es no. Jeremy negó y dio dos golpecitos en mi pecho, donde estaba el corazón. — Piensa con eso. Bufé y le di un abrazo. — No seas cursi, no se puede pensar con el corazón. ¡No tiene esa función! —dije riendo y le saqué la lengua. — Max te importa Hayley, solo que no queres verlo. — ¡Sh! —le chisté—. Y no le cuentes nada a nadie. — Tranquila que nadie va a saber que vas a esperar a que te diga “te quiero”. Sonreí de manera orgullosa y fui a tomar el ascensor para poder salir e irme a mi casa.

Manejé tranquila, no me molestaba manejar tan tarde. Pasé por una boutique, la cual pude admirar aún cerrada, ya que el semáforo se había detenido para mí y las luces del local estaban encendidas. “¿Ese sentimiento de amor profundo al ver una prenda es sano?” No me importa, mañana arrastraría a Blondie a comprar ese vestido plateado. Estacioné mi Audi dentro del garage y entré a la casa, las luces estaban apagadas pero el televisor encendido. — Noche de películas —susurré y dejé las llaves colgadas. Me encaminé hacia el living y confirmé que había sido una noche de películas, luego de un agotador día de composición. Apoyé mi cartera en la mesa y subí las escaleras para buscar frazadas para taparlos, Siva estaba completamente estirado en el sillón más grande, Jay en el otro pero lo compartía con Nath. Max y Tom estaban en el piso alfombrado, uno al lado del otro.

Reí y les puse una frazada a cada uno, para después sacar mi celular y tomarles una foto. La subí a mi cuenta de twitter con la frase: “llegar a casa y encontrarme con esto. Mi vida junto a una banda! :P”

Fui a la cocina por algo de agua y volví a apagar el televisor. — Hmm… ¿Hayl? Giré sorprendida, y asustada, al escuchar la voz de Max. — Eh… sí. Seguí durmiendo Max. — ¿Me traerías una almohada? —pidió con los ojos cerrados y me di cuenta de que uno de sus brazos era su actual almohada. Asentí y fui en busca de una. — Gracias —me dijo y abrió los ojos—. ¿Estás bien? Tenes la cara… roja. “¿Todavía se nota que lloré a mares?” Asentí con rapidez. Y pensé algo rápido. — ¿Ya te dije que iba a ir con vos a la fiesta, no? —pregunté y vi como sonreí. “¡BINGO! Que fácil de distraer Max George”.

♡ Capítulo 11 ♡ Blondie estaba sentada frente a mí en la mesa de la cocina, con su sonrisa de ‘compradora compulsiva’ plantada en el rostro. — ¿Ya lo viste? —me preguntó dándole un sorbo a su té. Asentí y la imité. — ¡Ya es de día! —chilló desde el living Nathan. — Y despertaron las bestias —dije riendo a Blondie. Se puso de un color carmín, de inmediato. Blondie tenía un amor oculto por Nathan… y él por ella. Escuchamos pasos y un Nathan en boxers apareció por la puerta de la cocina. — Hayley, mirá lo que me hizo Max mientras dormía —dijo como un pequeño. Sin darse cuenta de la presencia de Blondie, señaló su cadera y el chupón que Max le había hecho. — ¿Te das cuenta de lo que me hacen por ser el más… —levantó la vista y vió a mi amiga—. chico… ho-hola Blondie. Largué una carcajada y le señalé, con disimulo, a Nathan los boxers de gatitos que estaba usando. Su cara pasó a estar de color rojo y salió de la cocina corriendo. — ¡Hola Nathan! —chilló Blondie. No pude evitar reír. Me acomodé en mi lugar, sabiendo que en cualquier momento los demás también aparecerían. — Sí… ya lo ví. En una boutique, cerca de la casa de Jeremy. Blondie me miró durante unos segundos y luego a la puerta de la cocina. — ¿Fuiste a la casa de Jeremy? —asentí—. Siempre que vas… es por ¿catarsis? Rió y la acompañé. — Necesitaba hablar de algunas cosas —suspiré y golpeteé la mesa con mis uñas—. Ya sabes… la apuesta… la vida. —susurré. Ella negó varias veces y bajó la mirada.

— ¿Qué apuesta? —escuché la voz de Max detrás de nosotras. Me tensé notablemente y llevé una galletita a mi boca de manera nerviosa. — Alguna que seguro no es de tu importancia. —dijo Jay. Agradecí en silencio. — Exacto —giré para enfrentar a Max. Se encogió de hombros y caminó hasta la heladera.

··· — Lo amo, te queda perfecto. ¿Por qué todavía no esta pago y en una bolsa? ¿O colgado en tu guardarropa? Reí alegremente a las palabras de Blondie que estaba parada en la puerta del probador. Giré para poder verme una vez más al espejo y sí… el vestido era para mí.

Salí triunfante de la boutique directo a casa nuevamente. No había nadie cuando llegamos y eso me sorprendió, aunque también creí que podrían estar en la piscina climatizada… ya que los autos de Tom y Max seguían en la puerta. — ¡¿HOLA?! —grité y no hubo respuesta. Me encogí de hombros y le indiqué a Blondie que me siguiera escaleras arriba, colgué el vestido y ella se tiró en mi cama. — Durmió Nathan ahí —le mentí. Se sentó de golpe. — ¿De qué lado? — Derecho. Escondí una sonrisa al ver como se abrazaba a la almohada. — ¡Mentirosa, esto tiene tu perfume! —gritó y luego rió. Largué una ruidosa carcajada y me senté a los pies de la cama, completamente descalza. — ¿Cómo es que vos vas a esa fiesta y yo no? ¡Somos de la misma agencia! Negué.

— No lo sé Blond… yo estaba invitada… pero voy a ir como compañía de Max. Blondie abrió los ojos de manera exagerada. — ¿Qué pasa con esa sonrisa al decir ‘Max’? Me puse seria de inmediato. “Ninguna sonrisa” Pensé. — Volviendo a lo de la fiesta —dije y vi que sonreía—. Podrías ir con quien quisieras… Nathan por ejemplo —dije riendo. — ¡Jamás! —su celular comenzó a sonar—. Es Chris… Su tono de voz ahora era apagado, pero del tipo que te dice un ‘no preguntes’. — ¿Bueno? —dije dubitativa. — Me… me tengo que ir —se levantó—. Voy a conseguir ir a esa fiesta. Asentí y la acompañé hasta la puerta. Luego de eso caminé hasta la cocina y tomé una lata de cerveza de la heladera, me senté en la mesada y me dediqué a beber su contenido.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que Max había entrado, solo noté su presencia cuando pasó su mano completamente mojada por mi brazo. — ¿Qué crees que haces todo mojado? —pregunté luego de un saltito. — Salgo de la piscina, y busco un beso. ¿No lo viste? Reí y negué. Efectivamente, estaban nadando… o lo que sea. Max se acercó con una sonrisa y puso ambos brazos a mis costados. — ¿Y los chicos? —pregunté dejando la lata en la mesada. Entrelacé mis piernas en su mojada cadera. — Afuera. Asentí y dejé que se acercara para besarme, tiré el cuello para atrás y depositó un beso en él. Luego se separó, dejándome deseando más. — Mañana es la gran noche. Me guiñó un ojo y salió por la puerta riendo.

“ ¿Mañana es la gran noche? ¿Qué?”

♡ Capítulo 12 ♡ La mañana del sábado comenzó con Siva dando golpes en mi puerta. — ¡Hayley es mediodía! Miré de mala gana a la puerta cerrada y rodé en la cama para chocar contra un cuerpo, abrí los ojos de golpe, tenía pocos recuerdos de la noche anterior. — ¿Jay? —pregunté sorprendida al ver a mi amigo. Abrió los ojos de la misma forma y después rió. — Terminé acá al final —lo miré sin entender—. Siva no quería que Max durmiera con vos… y vos no querías dormir sola. — ¡¿Qué?! — Baaah —dijo y bostezó—. Soy yo tonta. No pasó nada, no te preocupes. “¿Yo no quería dormir sola?” Asentí y me levanté. Así como estaba baje las escaleras y me encontré con los chicos almorzando. — Jay ahora baja —dije sentándome en la mesa. — ¿Hoy a la noche vas a venir a la fiesta? —me preguntó mi primo y asentí—. ¿Ya tenes el vestido? Los presentes lo miraron sorprendido. — ¿Qué? —preguntó—. Me preocupo por mi pequeña Hayley —dijo con cariño. — Sí… lo tengo. Y es posible que vaya Blondie —Nathan me miró de inmediato—. Sola. Una fugaz sonrisa cruzó su rostro. Giré un poco más y vi que Max me observaba. — Ah… y voy a ir con Max —solté y me metí un bocado de fideos a la boca. — ¿Qué? —preguntó tosiendo Siva. — Que voy a ir con Max —dije sin importancia.

···

La ducha para comenzar a prepararme para la fiesta, fue reconfortante. Caminé envuelta en la toalla hasta mi habitación y me paré frente al vestido que estaba colgado. “No puedo creer que sea tan hermoso” Pensé sobre el vestido. Me senté frente a la mesa de maquillaje para preparar las cosas y luego me puse algo cómodo para empezar a maquillarme. Tardé lo necesario, y lo justo, en terminar de arreglarme y darme cuenta de que ya eran las 8 de la noche. — ¡Hayley! —escuché que Siva gritaba—. Está por llegar Max. — ¿Todos? —pregunté riendo. — Sí, todos también. ¡Apurate! Me calcé los zapatos para darme una última mirada al espejo. Tengo que decir, que me veía bien. Bajé las escaleras y me encontré con Nunnú sonriendo. — ¡Ese vestido te queda pintado! —chilló y me besó con cuidado. — Gracias, pero vos no te quedas atrás. Reímos y Siva llegó a mi lado. — Te ves hermosa Hayley… pero tu cara te delata. ¿Qué pasa? Levanté ambas cejas sin entender, y negué. — Oh vamos, soy tu primo —Nunnú se fui a la cocina dejándome sola con el moreno— . Sé que algo pasa. Escúpelo ¿qué hay con Max?

“Aaaah… todo se trataba de él.” — ¿Con Max? —asintió—. Nada… nada. Solo me invitó. — Hayley… a mi no me mentís, ¿qué fue lo que apostaron la otra noche? — ¿Qué? Nada… unos zapatos, y un vestido. Algo normal. — ¿De qué se trataba la apuesta? — No te importa —dije y traté de bajar. Siva se interpuso—. Correte Seev.

— Decime Hayley, ¿de qué carajo se trataba la apuesta? Lo miré sorprendida.

“No le digas.” “Decile.” — Max… —dije en un susurro y bajé la cabeza. “¿Por qué bajas la cabeza? ¡Orgullo ante todo!” Me dijo mi mente y levanté de inmediato. — ¿Max? —asentí y Siva me miró durante unos segundos—. Maldición, apostaste romperle el corazón a Max —su cara era de ironía. — Es un juego Seev —dije tratando de sonreír. “¿Cómo puede ser que se entere de todo?” — ¿Un juego? ¡Vas a romperle el corazón a uno de mis mejores amigos y es un juego! ¿Estas loca Hayley? — No lo estoy —dije segura—. Solamente… estaba aburrida. — Hayley, no esta bien eso. — ¿Y? — ¿¡Qué ganas de todo esto!? Me gritó y me corrí un poco para atrás, pero mi lado salvaje salió directo a desafiarlo y me acerqué. — Unos hermosos zapatos. Largó una carcajada. — No puedo creerlo. — ¿Qué? ¿Qué le estén pagando con la misma moneda a tu amigo? — No Hayley, nadie le esta pagando con nada a nadie —dijo y me miró de mala manera—. Esta noche se termina ¿me escuchaste? — ¡No sos quien para darme ordenes! — ¡Soy tu primo Hayley! —gritó igual que yo. — ¡Te estas preocupando por tu amigo! ¡Nada más!

Me tomó por los hombros y me dio una pequeña sacudida. Abrí la boca pero no dije nada. — Me preocupo por los dos, van a salir lastimados. — Yo no —dije secamente. — ¡Vos más que nadie! Te conozco Hayl, sé como lo miras… hoy lo terminas o se lo decís. — No voy a decir nada, pierdo mi vestido favorito. Siva me miró furioso. — ¡Hoy se termina Hayley! Terminó de hablar y la puerta de entrada sonó, Nunnu fue directo a atender, haciendo como si no hubiera escuchado nada de la pequeña discusión. Max entró por la puerta y los chicos lo siguieron. — Hola… te ves… wow Hayley —dijo Jay riendo y Max lo golpeó. — Te ves genial Hayley —sonreí. — Vos también Max —dije. Sentí como el brazo de Siva se alejaba de mis hombros. — Max… Hayl tiene algo que decirte, ¿no? —me miró.

“Oh no, a mí con eso no.”

Asentí de manera rápida y le sonreí a Max. — ¿Qué cosa? —preguntó interesado. — Que olvidé mi celular —reí—. Ya bajo. Max largó una carcajada y golpeó amistosamente el hombro de Siva, subí las escaleras corriendo y cerré la puerta detrás de mí. “¿Terminar todo esta noche? Bueno, eso es una buena idea… dijo que era la ‘gran noche’ eso debe significar algo.” “Si me dice un ‘te quiero’ termino todo.” “De la peor manera” Asentí a mi reflejo y tomé el celular que estaba arriba de la cama para bajar las escaleras

nuevamente.

··· El protocolo de la fiesta se respetó hasta en su más mínimo detalle. Y estaba sentada en la mesa que compartía con los chicos al momento que empezó una pequeña ceremonia. — Todavía no sé de qué es la fiesta —escuché que decía una conocida voz detrás de mí. Giré y me encontré con la cara, totalmente aburrida de Marion. Me vió y sonrió abiertamente, agitando su brazo de manera efusiva a mí. Le respondí el saludo y volví a prestar atención. — Es porque van a hacer una despedida del dueño… van a cambiar. —le dije cuando terminaron de hablar. — ¿Es de tu agencia? —asentí—. Mucho sentido… ¿quiénes son? —señaló a los cinco chicos y sus respectivas parejas en mi mesa. — Oh… The WANTED. — ¿Todos tomados? —dijo riendo y negué—. ¿Quién? —susurró. — Jay y Max —les señalé a ambos y me miraron—. Nada, nada. Marion rió detrás de mí y ambas miradas fueron a ella. — ¿Y el chiquito? —dijo señalando a Nathan. — No… esta pedido —dije riendo con suavidad. Ella largó una carcajada y la imité. — Deberían darte un premio —dijo Max en mi oído luego de un rato. — ¿Por qué? — Por soportarlos —largué una carcajada—. Adoro esa risa. Me congelé y traté de sonreír.

“A este paso… ¡esta noche esos zapatos son míos!” — Gracias —dije.

Max se acercó y me robó un rápido beso, provocando que riera. — Te van a ver… y vaya lío. — No creo… es una fiesta. — ¿Y eso es normal? —dije levantando una ceja—. No voy a compartirte. “¿Qué acabo de decir?” Max me miró levantando una de sus cejas. — ¿No vas a compartirme? Cariño no le pertenezco a nadie —dijo en una voz chillona y supe que me estaba imitando. — Cállate, tarado. Rió y me besó nuevamente, pero esta vez fue más tranquilo. — Sos adorable —dijo al separarse. Me encogí de hombros como diciendo ‘lo sé’ y reí.

··· — ¡HAYLEY! —escuché que me llamaban por sobre la música. Giré y me encontré con Blondie. Sonreí y me acerqué a ella, me abrazó en forma de saludo. — ¡Hola linda! —le dije riendo. Las copas ya se empezaban a notar en mí. — ¿Estas con los chicos? —preguntó y levanté las cejas rápidamente. — En la mesa… creo que esta Nathan, aburrido. — ¿Aburrido? —sus ojos brillaban. — Totalmente… pero anda rápido que Marión me preguntó por él. — ¿Y ESA QUIÉN ES? —preguntó de mala manera. — Victoria’s Secret, nena. —le contesté y le di un leve codazo. Sentí como me tomaba por el brazo y me arrastraba a la mesa, donde Marion hablaba efusivamente con Jay y Max. Mientras que Nathan estaba aburrido haciendo girar su vaso. — ¡Hola! —chillé para llamar la atención.

Marion me sonrió y se levantó, paso por mi lado y puso su mano en mi hombro. — Creo que tengo a alguien —dijo riendo. — ¿Jay? Asintió y reí levemente, se fue caminando y Jay rápidamente la siguió.

“Eso no va a ser algo de una noche nada más.” Pensé y reí. — ¿De qué te reís? —me preguntó Nathan. — De tu cara de a-bu-rri-do —sonreí y él me imitó—. Te traje a Blondie. Me miró sorprendido y Blondie me golpeó. — ¿Qué? —pregunté y entrecerré los ojos—. Me tienen cansada. ¡Dense amor mutuamente! Blondie me miró con la boca abierta y Nathan largó una carcajada tímida. — Son adorables. Vi como Blondie se sentaba tímidamente al lado de Nathan y él se giraba para centrar toda su atención en ella. La sonrisa que se daban era adorable. — Hacen linda pareja —me dijo Max al oído y asentí. — Nosotros también. “HAYLEY” Escuché el grito en mi mente y me di cuenta de lo que había dicho. — Estas con mucho amor hoy. — Por supuesto que no. Max rió para tomarme por la cintura y sentarme en sus piernas. Siva llegó con Nareesha y me miró fijamente. Articuló un “SE TERMINA” y luego habló. — Nosotros nos vamos… ¿ustedes? — Yo… eh… yo voy a llevar a Blondie a la casa. —vi como los colores subían a la cara de mi amiga y Nathan la tomaba de la mano con ternura. Siva asintió. — Tom se fue hace algunos minutos con Kels… Jay no sé a dónde está, ¿ustedes que van a hacer?

— Mi departamento. —dijo con seguridad Max y asentí. — No creo que Jay se vaya con ustedes —lo señalé y estaba pegado a Marion. Siva asintió y se despidió de nosotros, Nunnu lo imitó pero con una sonrisa. — Que terminen bien la noche —dijo sonriendo y asentimos. Pasaron algunos minutos y Max dejó de besarme para llamarme la atención. — ¿Vamos? —preguntó pegando su frente a la mía. — Vamos. Me levanté y tomé su mano para me acompañara, pasamos junto a Marion y Jay que nos miraron y asintieron, sin decir nada. Max manejó hasta su departamento con tranquilidad, y en cada semáforo se giraba para besarme o mirarme hasta que cambiara de color la luz. Esperamos el ascensor tratando de que no me cayera por la cantidad de alcohol que había consumido y una vez dentro de él Max me mantuvo pegada a él. — Recordame que no te deje tomar tanto cuando salimos. Reí tontamente y asentí para luego colgarme de su cuello.

···

Cada embestida que Max me daba me hacía sentir algo más que solo placer, por más que tratara de negarlo, hacía que miles de cosas se desataran en mi estómago. Clavé mis uñas en su espalda al momento que llegaba al climax y él se tendía encima de mí. — Te quiero Hayley —susurró en mi odio. Algo en mí se quebró. “Es el momento.” — Yo… —susurré—. Yo no.

♡ Capítulo 13 ♡ Max levantó la vista para mirarme sorprendido. Y noté que sus ojos estaban algo brillosos. — ¿Qué? —preguntó. “¿Ese es el sonido de un corazón roto? ¡Y ese es el sonido de los nuevos zapatos!” Gritó mi mente, pero me sentía vacía. — Que… que no te quiero Max... Me levanté rápidamente cuando se separó de mí y me puse la ropa que él me había sacado. Tomé mis cosas y me encaminé a la salida. — ¿Ni un poco? —susurró desde la puerta. Puse un pie dentro del ascensor y giré para mirarlo. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos grises — Ni un poco —mentí. La puerta del departamento de Max se cerró con fuerza al momento que las puertas metálicas del ascensor también. No me sentía bien, pero tampoco me sentía mal. Saqué mi celular y marqué el número de Lindy. — ¿Hayl? —preguntó dormida. — Hola Dior —dije en tono de burla, pero apagado. — Voy a tu casa. Ya. Cortó la comunicación y supe que tendría que tomar un taxi. Me paré y frené uno.

Abrí la puerta de casa y encontré todo apagado, a los pocos segundos de que terminé de encender algunas luces el timbre sonó. Lindy estaba en la puerta de casa con una bolsa a su lado y una cara de dormida importante. — Me contas todo, ya. —dijo entrando. Sonreí de lado y me senté a su lado en el sillón. — Fuimos a la fiesta de la agencia… me fui al departamento de Max, terminábamos de tener sexo, me dijo te quiero… le dije yo no. Me fui de su departamento.

La cara de Lindy estaba sin emociones, y cuando terminé de hablar, que lo había hecho rápido, largó un pequeño grito agudo. — ¡TE ODIO! —chilló—. ¡Lo hiciste y sin problemas! Giró y tomó la bolsa que estaba a su lado. Me entregó los zapatos. — Chau Dior… los voy a extrañar. — Se van a ver bien con mi vestido —dije guiñándole un ojo. — Por cierto, amo el vestido que tenés puesto Hayley. Sonreí y me dediqué a hablar con mi amiga, más que nada lo hacía para evitar ese remordimiento que me estaba agarrando.

···

Eran las seis de la mañana cuando Lindy se fue y yo me escabullí al techo de la casa, me senté con tranquilidad y respiré el aire frío. — Ya esta —dije a la nada. La mirada de Max al decirle que yo no lo quería estaba clavada en mi mente y me dolía. Por lo que trataba de pensar en otras cosas, aunque me fuera imposible. Y lo peor era que sabía que hoy lo iba a tener que ver… o no. Rogaba que no fuera así. — ¿Hayley? —preguntó Siva desde el jardín. Me asomé y lo vi sentado junto a Nareesha tomando café. Nunnu largó una carcajada al verme. — ¿Qué haces ahí loca? —me dijo la morena y me encogí de hombros. Me senté con las piernas colgando para poder “unirme” a su conversación… por algo me habían llamado ¿verdad? — Le gusta estar ahí arriba —dijo Siva con una sonrisa—. ¿Después de cuatro años no lo sabes? — Hacía mucho que no la veía ahí. —dijo. Rodé los ojos y me tiré para atrás, haciendo que mi espalda chocara con el techo y pasé mis brazos detrás de mi cabeza.

— ¿Qué pasa Hayl? —preguntó nuevamente. — Nada… estoy pensando. — ¿Pensando? —Siva largó una carcajada—. ¿Qué pasó? ¿Hablaste con Max? Bufé y escuché como Nareesha reía. — Demasiadas preguntas —dije—. No paso nada… y no, no hablé. Pero se terminó todo. — Me alegro que se haya terminado todo. Balbuceé una respuesta y después me paré. — Me voy a dormir. Ambos me miraron. — Los chicos vienen a las diez. — No me despiertes. Caminé hasta el otro lado para dar con mi ventana, y bajar para poder entrar a mi cuarto. Me acomodé en la cama y traté de dormirme… aunque entre no dormir y dormir con la imagen de Max cerrando su puerta furioso, no sé que era mejor.

···

Desperté por escuchar las cinco voces entonando y me di cuenta de que ya no podía volver a dormir. Me levanté de mala gana y até mi pelo en una coleta alta para ponerme alguna ropa cómoda. Mi rostro era de ‘me importa una mierda todo’, y tratando de sonreír salí de mi cuarto. Bajé las escaleras dando saltitos y pasé rápidamente por el living donde los cinco estaban sentados. El baño me parecía un buen lugar para estar sola por un rato… pero el hambre de la mañana me obligó a salir. Nuevamente, pasé con rapidez sin saludar a nadie y entré a la cocina. Rebusqué en la heladera algo para desayunar y encontré una porción de pizza y jugo. “¿Qué más da? Es domingo.” Me dije.

Me senté en la mesada y me dediqué a desayunar. — Definitivamente tenés un problema con sentarte en las sillas —entró Tom al ambiente—. Hola nena. — Eh… hola Tom —contesté y besé su mejilla. — ¿Me pasas un vaso? Asentí y giré para alcanzarle el vaso de vidrio que estaba detrás de mí. Me miró fijamente. — ¿Qué pasa Gallagher? —preguntó y se sentó a mi lado. — Nada… esta todo más que bien. — ¿Max? Lo miré sorprendida. — Sé lo que pasó… soy el único que lo sabe. — Debes pensar que soy una perra sin corazón. —sonreí de costado, era un apodo normal en mí. — Sí… pero siempre lo fuiste —dijo y me empujó amistosamente—. ¿Cuál fue el punto Hayl? —se sirvió agua y tomó con calma.

“No debería contarte…” — Una apuesta —dije finalmente—. Con Lindy. — Oh… ¿Mahiki esa vez que… esa vez? —preguntó y asentí—. Bueno… se que esto te va a sonar raro, pero espero que hayas ganado. Lo miré confundida. Max era su amigo, no lo entendía. — ¿Qué? Sí… gané. Pero igual… ¿por qué no me estas tratando mal? — Eh nena, tu problema fue con él, no conmigo. Te acostaste con él, no conmigo. Se bajó y me besó la frente para marcharse nuevamente al living con los demás.

Lo que Tom me había dicho no tenía sentido alguno, pero igualmente iba a tomarlo… era uno de los pocos que no me iba a juzgar. — ¡Hayley! —escuché que Siva me llamaba.

— ¿Qué? —pregunté. — ¡Veni! Me levanté bufando y tiré los trastos en el fregadero. Caminé desganada hasta el living. — ¿Qué pasa? — Alguien se levantó de mal humor —dijo Nath. — Alguien se levantó de buen humor ¿te acostaste con Blondie? —ataqué. Nathan levantó ambas cejas y después de mirarme mal durante unos segundos rió. — De hecho sí. Gracias. Me encogí de hombros y los cuatro restantes me miraron sorprendidos. — ¿Qué pasa? —pregunté nuevamente a Siva. — ¿Te fijas si hay mensajes? — ¿Tanto te cuesta a vos? Es domingo Seev. —dije y me desplomé al lado de Jay que me abrazó por los hombros. Siva bufó y se levantó, tomó el teléfono y se dedicó a escuchar los mensajes. Su rostro demostraba lo que escuchaba, ‘no importante’ ‘no’ ‘equivocado’ ‘fan…’ y su expresión fue de confusión y luego furia. — Creo que Blondie te dejó un mensaje. Nathan miró confundido a Siva. — A vos no tarado. —presionó un botón en el teléfono y me miró— “¡Ganaste! Quiero ver como te quedan esos Dior… no creo como le pateaste el culo a Lindy todavía… ¡Quiero decir no todas rompen corazones como vos! Buena chica, eso le pasa por apostar con vos —imitó su risa—. nos vemos Hayl!” Lo miré estupefacta y me incorporé de golpe, sentí la mirada de Max clavada en mi espalda y le arrebaté el teléfono a Siva. — ¿Ganaste? No puedo creer que lo hayas hecho Hayley —me susurró Siva enojado. Sin decir nada me encaminé escaleras arriba para subir al techo. Marqué el número de Blondie que atendió rápidamente. — ¡GANASTE! Sí, te felicito. — No puedo creer que seas tan estúpida como para dejar un mensaje sobre eso

Blondie. — ¿Qué? ¿Qué pasó? Ay no, que hice… — Digamos que Seev lo escuchó… y lo relató, frente a todos. — ¿Qué? ¿Y por qué hizo eso? ¡Odioso! —gritó. — Hizo eso porque estaba escuchando los mensajes. — Ay no… me debes querer matar. — Exacto. Bueno… sí gané. —dije volviendo al tema—. Y los Dior ya estan conmigo. — ¿Cómo fue? Suspiré para empezar a contar. — Terminamos de tener sexo, me dijo te quiero… yo le dije que no. Fin de la historia, corazón roto, Hayley con nuevos zapatos —dije y reí al final levemente. — ¿Cruel? —rió—. ¡Para nada! Hayl… fuiste cruel. — Oh Blondie no me vengas con eso, ni creo que tenga el corazón roto… ¿sabes cuantas veces debe haber hecho eso? — Ninguna La voz de Max sonó detrás de mí y solté el teléfono sorprendida. Lo miré y me quedé sin aire o palabras.

“¿Escuchó? Maldita sea…”

♡ Capítulo 14 ♡ — Nunca hice eso… ¿así que fue una apuesta? — ¿Qué haces acá? —le pregunté sorprendida. — Vine… porque Seev me dijo dónde estabas. — ¿Qué haces acá? —pregunté nuevamente. Max me miró fijamente durante unos segundos y después sonrió de manera irónica. — No sé cómo pude haberte dicho que te quería. ¿Qué ganaste? —me preguntó con asco. No me pienso quedar atrás. — unos hermosos zapatos de Dior —le conteste de la misma manera. — De seguro son hermosos. Asentí y vi como me miraba mal. — Sos una perra Hayley. Levanté mis cejas y asentí. — Lo sé, y vos un tarado. ¿Creías que te quería? Ay Max, por favor… con la carrera que tenes deberías darte cuenta cuando una persona te quiere verdaderamente y cuando te esta usando. Quería esos zapatos —tragué saliva—. Aposté que podía romperte el corazón… y mira, lo hice. El rostro de Max estaba rojo de furia, y pude notar que los ojos se le oscurecían. Se acercó a pasos agigantados y me tomó por la nuca para besarme con fuerza. Se separó y me miró de manera furiosa. — Vamos a ver quien le rompe el corazón a quien. Lo miré durante unos segundos para después respirar de manera dolorosa. — No tengo un corazón que romper. —dije secamente. Max me miró para hacerme ‘fuck you’ con el dedo y se bajó del techo. Dejándome sola ahí arriba. No me había dado cuenta de que estaba nublado, pero sí sentí como las gotas de lluvia caían con fuerza en mi cuerpo.

— ¡MALDITA SEA! —grité para bajar con cuidado y meterme en mi habitación. Todavía no comprendía lo que Max había dicho… él no podía romperme el corazón. Claramente no podía.

“Bien que lo querés, y que cuando dijo ese ‘te quiero’ tuve que golpearte mentalmente para que dijeras yo no.” “No lo quiero.” “Negación.”

Bufé a mi mente y me cambié de ropa porque estaba toda mojada, me puse unas pantuflas y bajé las escaleras. — Se rompió el teléfono —le dije a Siva—. ¿ustedes se van a quedar a comer? Los cinco me miraron sorprendidos, pero a Max la sorpresa le duró muy poco ya que en su rostro cruzó una sonrisa sarcástica. — Cambios de humor. — Menstruación. — ¿¡Se van a quedar a comer!? —pregunté colérica. Jay y Tom empezaron a reír y asintieron. Nathan los siguió y Max sin más también. — Voy a pedir sushi, ¿alguno esta en desacuerdo? — Vege… — Ya lo sé Jay. Caminé hasta la cocina para hablar por teléfono y poder pedir la comida. La lluvia afuera era fuerte y no sabía cómo iban a hacer para mandarnos la comida. — ¿Así que apostaste romperle el corazón a Max? —me preguntó Jay entrando de la nada a la cocina. — ¿Qué? ¡Tarado me asustaste! — Contéstame Hayl. — Sí… — ¿No lo querés, nada?

Negué, pero esa negación no llegó a mis ojos y Jay lo noto. Me abrazó y susurró en mi odio. — Yo no voy a decirle a nadie. — Gracias —susurré y besé su cuello haciéndolo reír.

···

Dos meses pasaron desde que se enteraron de que había apostado y de que había ganado… Y tengo que decir, que esta noche tenía una cita. Había entrado un modelo nuevo a la agencia y rápidamente había demostrado interés por mí… hacía algo de un mes que estábamos saliendo.

“¿No que no le pertenecías a nadie?” Me dijo mi mente cuando me calzaba las botas. — Larry podría ser la excepción. “Max también.” “Cállate.” Me acomodé el vestido y salí en la espera de que Larry llegara. Max estaba sentado en el living mirando una estúpida película. — ¿Dónde esta Seev? —pregunté de mala manera. Nuestra relación había vuelto a ser la que teníamos cuando recién nos habíamos conocidos… éramos como perro y gato. Solo que había veces que chocábamos tanto hasta el punto en el que yo le gritaba que era un estúpido y él que yo era una perra sin corazón. Sus palabras… me afectaban. Y eso no me gustaba. — Fue a comprar —dijo mirando a la tv. — ¿Y por qué no te fuiste? Hizo que su mirada se encontrara conmigo y recorrió mi cuerpo. — ¿Vas a salir? — Responde a mi pregunta antes George. Largó una carcajada. — Veo que ahora me llamas ‘George’ nuevamente. Gallagher.

— Así es, y sí. — ¿Con tu novio? O ¿es una nueva apuesta? Lo miré furiosa y me acerqué a centímetros de él. — La única apuesta que hice, fuiste vos. Y sí, es mi novio. — Es bueno saber que soy único. — Sos un estúpido —dije. El timbre sonó y me encaminé a abrir, pero la mano de Max me detuvo, pegándome contra la pared. — Suéltame. — Tu novio puede esperar. — No. Rió. — Tu vida es un desastre Hayley… ¿nunca pensaste en pensar con el corazón? —sus palabras eran sinceras. — No se piensa con el corazón. Y podrás decir que mi vida es un desastre… pero sigo luciendo linda en este vestido. —dije y guiñé un ojo. Pegó su cuerpo al mío y jadeé. — ¿Sabes que es lo que buscas en tu novio? En… ¿cómo era su nombre? — Larry es su nombre. —dije seriamente. — Lo que profundamente querés es amor, ese cálido y puro con el que todos sueñan Hayley. “Claro que no.” “Claro que sí.” — Yo te lo podría haber dado. —susurró. Levanté ambas cejas, el timbre volvió a sonar y me removí. — No podemos escapar al pasado Max. Eras una apuesta, nada más en mi vida. — ¿Sabes qué? —negué de manera brusca—. No van a durar. Rozó su nariz con la mía y la puerta se abrió de golpe. — No sé porque no te atendían si incluso esta… Max —dijo Siva y nos vió—. ¿Qué pasa

acá? Max se separó con rapidez de mí y se tiró a sillón. — Tenía algo en el ojo. Larry estaba detrás de Siva y me miraba confundido… él no sabía nada de mi pasado. Miré mal a Max y me acerqué a mi novio. Quien me besó con ternura. — Hola linda —dijo con una sonrisa—. ¿Vamos? — Vamos —dije sonriéndole—. ¡Adiós! —grité para cerrar la puerta. — ¡Acordate lo que te dije Gallagher! —gritó Max desde adentro.

Me acordaría lo que él había dicho… y también lo que yo dije. Miré a Larry mientras subía al auto. “No podemos escapar al pasado… así que vos y yo… eso no va a durar.”

♡ Capítulo 15 ♡ — Nena ¿estás bien? —me preguntó Larry acariciando mi mano sobre la mesa. Dejé a un lado lo que estaba cenando y asentí. — Sí… todo está bien —le sonreí falsamente. — ¿Querés más vino? —levantó la botella para servirse. Miré durante unos segundos y negué. — No, gracias… en realidad Larry estoy algo cansada… me gustaría irme. Larry me miró para asentir. — ¿Querés que vayamos a mi departamento? —sonrió cálidamente. El rostro de Max se apareció en mi mente haciéndome negar, y un escalofrío recorrió mi cuerpo. — No… preferiría ir a casa. Mi novio me miró apenado pero me sonrió. Cuando terminamos de cenar, llamó al camarero para indicarle que trajera la cuenta y así poder irnos. — ¿Hayley Gallagher? —me peguntó amablemente y asentí cansada—. No quiero ser una molestia… pero mi hermana es una gran fan tuya. — ¿Tengo fans? —dije riendo y Larry rio conmigo—. Decime. — ¿Podrías firmarme… algo para ella? —dijo nervioso. Asentí y él con una sonrisa rebuscó en sus bolsillos una libreta, la cual me entregó. — ¿Cómo se llama? — Melody —dijo con una sonrisa cálida.

“Hola… es lindo.”

Rodé los ojos por lo que había pensado y le firmé. — Muchísimas gracias.

— No hay porque agradecer —dije guiñando un ojo.

“Hayley… tu novio está enfrente tuyo… no deberías coquetear.” “Es algo natural”

Larry no lo notó y me llevó con tranquilidad a casa. Tomó mi mano antes de que bajara y me tiró un poco para besarme. — Ahora sí —dijo—. Adiós Hayl. — Eh… adiós Larry —lo besé rápidamente y caminé a la entrada de casa. Las luces estaban apagadas y tuve que buscar a oscuras las llaves para poder abrir la puerta. Una vez que las encontré saludé a Larry con la mano y escuché como su motor se ponía en marcha y se alejaba. Emboqué la llave en la cerradura y abrí la puerta, con un golpe de cadera la cerré detrás de mí. La luz de un velador se encendió haciendo que diera un pequeño grito acompañado de un salto… y viera a Max sentado en el sofá con el interruptor de la lámpara entre sus manos. — ¿Estas son horas de llegar? —dijo solemnemente. Levanté una ceja y no contesté, caminé directo a él y lo golpeé con mi bolso. — ¿Qué haces acá? Me había asustado, y odiaba eso. — Me quedé. — ¿Y Seev? —pregunté. — Se fue… y dijo que se quedaba en la casa de Nunnu. Puse ambas manos en mi cadera y lo miré mal. — ¿Y qué haces acá entones George? Largó una carcajada sonora y me miro divertido. — Me pidió que me quedara… para que Larry no se quedara. Rodé los ojos y comencé a subir las escaleras, no pensaba quedarme hablando con él más tiempo. Me dolía la cabeza y tenía ganas de estar acostada.

Entré a mi cuarto cerrando de un portazo y me saqué el vestido para reemplazarlo por la ropa de dormir. Fui directo al baño y lavé mis dientes para luego sacar el maquillaje de mi rostro. Cuando estaba saliendo sentí como la puerta se cerraba. Miré sorprendida a Max que estaba parado en la mitad de mi habitación, caminó hasta mi colección de películas y sacó una, se acercó al reproductor de DVD y colocó el disco, encendió la TV y se tiró en mi cama. — ¿Qué haces? —pregunté colgando mi vestido. — ¿Esos son los zapatos? Señaló los Dior que estaban en la puerta de mi guardarropa. Levanté ambas cejas.

“¿Había venido a mi habitación para preguntarme por los zapatos que había ganado?” — Sí, son esos. Decime Max ¿por qué estás en mi cuarto? — Oh me dijiste Max —dijo y llevó una mano a su frente—. Tenía ganas de ver una película. Cerré las puertas del guardarropa y me acerqué a la cama, puse un pie encima y pateé la pierna de Max. — Largo. Abajo también tenes para mirar películas… y también en el cuarto de Seev. Sonrió de manera cínica y palmeó el colchón a su lado. — Quería ver una película con vos. “¿Ver una película conmigo? Sí… claro.” — Largo Max. — Otra vez ‘Max’ —rio—. Vamos Hayley, sé que tenes frío ahí. Temblé, pero fue porque él lo había dicho. Yo no sentía frío, y no quería tenerlo en mi cama. “Como digas cariño.” Lo observé durante unos minutos. Estaba bajo las sábanas y la frazada, tenía los brazos detrás de su cabeza y sonreía abiertamente. Bufé al momento que me acomodaba en la cama. Me giré para quedar frente a él.

— Estas en mi lado de la cama. —dije apretando los dientes. Largó una adorable carcajada. — Una noche que no duermas en él no va a hacerte nada, me gusta este lado. — No voy a compartirlo, largo Max. O te cambias de lado o te vas a ver la película… al techo. — No ese también es tu lugar. Lo miré sorprendida de que hubiera dicho eso y sentí como me tironeaba para que quedara sobre su pecho. — ¿Qué… — Sh —me calló—. Preguntas demasiado Hayley. Veamos la película. Levanté una ceja sin que pudiera verme y cerré los ojos, planeaba ver la película… tal como él había dicho, pero el dolor de cabeza que tenía hizo que me quedara dormida al instante.

♡ Capítulo 16 ♡ La sesión de fotos que tenía para Victoria’s Secret en la mañana hizo que me levantara temprano y que tirara a Max de la cama. — ¡Lo lamento! —pensé unos segundos—. No en realidad no lo hago. Agarré ropa y me fui directo al baño para darme una ducha. — ¿Cómo van las cosas con tu… novio? —me preguntó entrando al baño detrás de mí. “¿Qué? ¿Por qué entra así al baño? Y… ¿por qué me pregunta por Larry?” — Las cosas con Larry… van bien. —dije dudando. — Uhhh… problemas. — ¿Te interesa George? —dije asomándome por la cortina y él negó. — No… pero quiero saber cuando lo engañes. Y sé que no falta poco. “¿Cuándo lo engañe?” — ¿Qué? —pregunté al momento que me enjuagaba el cabello—. no voy a engañarlo. — Hayl nena —dijo—. sabemos que sí. No lo resistís. Escuché como la puerta se abría y se cerraba, indicándome que Max había salido. Terminé de ducharme y me cambié dentro del baño para después bajar las escaleras directo a la cocina por algo de desayunar. El pelado estaba con dos tazas de café en la mano cuando ingresé y me ofreció una. “¿Por qué tanta amabilidad?”

··· — ¿Ya salis? —la voz de Lindy sonaba del otro lado del teléfono. Me puse la campera y me despedí de mi fotógrafo. — Sí… estoy por salir. ¿Voy a tu casa? — Sí… de ahí vamos a Mahiki. — Hm… ¿no podemos ir a otro lado?

— ¡Hayley, Mahiki es nuestro lugar! Bufé e hice que la alarma del auto sonara para poder subir. — Bueno… podría ser. — Sin Larry, no quiero verlo. —dijo bufando. A Lindy no le caía bien mi actual novio. — Esta bien… ¿vas a avisarle a Blondie y a los chicos? — ellos ya sabían de esto de ante mano. —dijo riendo.

Manejé hasta la casa de Lindy para encontrarme con el auto de Nathan en la puerta, y con él saliendo de la casa. — ¡Hayley! —dijo y se acercó para atraparme en un abrazo—. Hola. — Hola Nath… ¿viniste a dejar a Blond? — Así es —dijo sonriendo—. ¿van a salir? — Así es —lo imité—. ¿ustedes van hacer algo? — Y… Nunnu esta en Paris, Seev no esta muy de acuerdo así que él se va a quedar en tu casa… con los chicos, no sabemos si vamos a ir a Mahiki o que. Asentí evitando decir que nosotros también iríamos ahí. Besó mi mejilla para encaminarse a su auto nuevamente.

··· Mahiki nos resguardaba del frío que hacía en la calle y nos brindaba la bebida que necesitábamos. Festejaríamos el cumpleaños de Chris que se iba a Orlando mañana y justamente… era su cumpleaños. — ¡Voy a extrañarte! —dije mientras me colgaba de su cuello. — Yo también Hayl —contestó riendo y abrazó mi cintura. Verdaderamente iba a extrañarlo. Nos sentamos y pedimos lo que consumiríamos para después unirnos a la pista a bailar. — No puedo creer que estes de novia —me dijo Jeremy riendo—. y que no sea Max… Lo miré de mala manera y le saqué la lengua.

— Créelo y Larry me quiere mucho. — ¡No lo dudo! —chilló Blond a mi lado—. Me contó Nathan que ayer te encontró en una situación incómoda con el cantante. — Nada que ver —contesté al ver que las miradas de mis amigos se había posado en mí—. Solo… me estaba molestando. — ¿Con cosas como qué? —preguntó interesada Lindy. — Nada… bueno, dijo que no duraríamos, Larry y yo. Y que… no faltaba mucho para que lo engañara. Chris largó una carcajada y los demás lo siguieron. — ¿De qué se ríen? —pregunté tomando un poco de mi bebida—. No le encuentro lo gracioso, es molesto que este todo el tiempo rondando. ¡Molesto! Los chicos seguían riendo. — Lo que pasa —dijo Chris—. Es que… tiene razón… — Es más… hicimos una apuesta en cuanto tiempo tardarías en engañarlo… Los miré sorprendida y bufé para levantarme e ir al baño.

No podía creer como mis propios amigos no tenían confianza alguna en mí. Aunque era verdad, chico que pasaba, chico al que no podía evitar coquetearle y si me respondía mejor para mí. Salí del baño e intenté hacerme paso entre la gente que bailaba para llegar nuevamente a mi mesa. — ¿Hayley? —escuché que alguien me llamaba y giré— ¿Hayley Gallagher?

Quedé pasmada frente al morocho alto que había pronunciado mi nombre, sus ojos avellana resaltaban por la luz del lugar y su fragancia varonil me invadió al momento que se había acercado a mí para rodearme con sus brazos.

“No puede ser” Pensé cuando traté de devolver el abrazo.

— ¡No puedo creerlo! Hace tanto que no te veía… — A-Alex —dije sorprendida y él sonrió. — Veo que no me olvidaste ¡eso es bueno! Me abrazó nuevamente pero con algo más de cariño y me separé rápidamente.

“Larry, Larry. Piensa en Larry.” — No… —reí—. No podría olvidarte. Rió con su característica carcajada y no pude evitar quedarme mirándolo durante esos segundos. El deseo me invadió completamente al momento en el que él me había tomado por la nuca y me besaba. Pensar en Larry no fue de mucha ayuda.

···

El frío del techo de casa era bueno para que se me fuera la resaca y todo iba bien hasta que Max subió con mi celular en la mano y una sonrisa plantada en el rostro. — Tu teléfono no para de sonar… linda cara. —dijo riendo. Rodé los ojos y miré el reloj de mi muñeca. Eran las dos de la tarde, y yo había llegado a casa a eso de las once… de la casa de Alex. Mi corazón dejó de latir cuando vi la pantalla de mi celular, tenía varias llamadas perdidas de Larry… y mensajes también. Max desapareció de mi lado y mi celular comenzó a sonar.

“Maldita sea… que no haya salido nada en ningún lado.” — ¿Ho-hola? —pregunté al atender a la foto de Larry que había aparecido en mi pantalla.

— ¿Tenes una explicación? O ¿simplemente se va a terminar todo acá? — ¿Qué? —pregunté inocentemente. — Saliste en E! —dijo duramente—. Y de seguro que la fotos que te muestran besándote con… no sé quién, no van a tardar en salir en alguna revista. Cerré los ojos e hice una mueca. Larry lo había visto. — Estoy esperando Hayley… ¿a caso no sentís nada por mí?

Esa pregunta… es a la cual nunca sé que responder. Tiré de mi pelo para luego morderme los labios. — No lo sé Larry… no esta bien que hablemos esto por teléfono… ya sabes. — Estoy en la puerta de tu casa Hayley —dijo y miré directamente a la camioneta 4x4 que estaba estacionada en la puerta—. ¿Estas en el techo? Su voz sonaba algo divertida, pero a la vez apagada. — Sí… ya… ya bajo. — Okay. Cortó la comunicación y bajé del techo para salir a recibirlo. Besó mi mejilla y eso me dio un indicio de que si quería continuar con Larry la iba a tener que apostar todas mis cartas. Le ofrecí una taza de té y nos sentamos en mi habitación, alejados de los cinco chicos que estaban dentro de la casa, que claramente lo miraron de manera incómoda. — ¿Vas a hablar? —preguntó y asentí con cuidado—. Quiero que seas sincera Hayley. Suspiré y subí mis piernas a la silla. — Lo… lo lamento Larry, esto es lo que soy. — ¿Una perra? —preguntó confundido y lo miré mal. — La… la palabra indicada no es perra… es, soy ¿salvaje? —dije más para mí que para él—. La cosa es que… no puedo estar atada a nadie Larry. Asintió y bebió un poco de su té. — Entonces desde un principio sabías que esto no iba a funcionar… ¿sabías que ibas a engañarme?

Lo miré sorprendida, no entendía como se podía estar tomando todo tan bien. Quiero decir… era mi novio, y lo había engañado con mi… ex novio de la secundaria. — En realidad —comencé—. Nunca… nunca tuve demasiada fe en nuestra relación… pero no, no sabía que iba a engañarte. — Bueno —suspiró y pasó una mano por su pelo—. ¿Todo termina acá? “¿Me estas dejando?” Pestañeé rápidamente y respiré de manera dificultosa. Me estaba dejando. “No sé de qué te quejas… lo engañaste.” — Si… si eso es lo que querés —dije bajando la mirada. La mano de Larry fue directo a mi mejilla y la acarició con ternura. — Creo que es lo mejor… como estamos, no estamos bien Hayley… vos que no querés estar atada a nadie, y yo que… bueno no me gusta compartir a mi pareja —dijo con una pequeña sonrisa. — Lo lamento… nuevamente. —sonreí de lado. — Una última cosa —pidió y asentí—. la otra noche… me llamaste Max —me congelé—. ¿Quién es Max?

♡ Capítulo 17 ♡ Lo miré confundida y sorprendida a la vez. — ¿Qué? —dije. — No, mejor voy a preguntarlo así… ¿Max se llama el amigo de tu primo? —asentí dudosa—. Bien, ¿qué tuviste con él? Abrí los ojos de manera exagerada. — Respondeme Hayley. — Na-nada, no tuve nada con él. — ¿Por qué dijiste su nombre y no el mío? — Eh… —balbuceé—. no lo sé… Larry se levantó de la silla y caminó de manera extrañamente tranquila. Me levanté. — T-te acompaño. — Sé el camino —dijo de mala manera. Abrí la boca pero no emití sonido, y simplemente lo seguí escaleras abajo. — Hayl, vamos a pedir tacos para la cena —Seev me miró y luego a Larry—. ¿Te quedas a cenar Larry? Supe que lo decía de pura cordialidad. — No… eh… —suspiró—. ¿Max? —Larry miró fijamente al pelado. Miré asustada a Max que había puesto su mirada sorprendida sobre mi novio… ex novio. “Es tu ex ahora, Hayl.” — ¿Sí? —preguntó. — Gracias por arruinar mi relación. Las palabras de Larry nos tomaron a todos desprevenidos, y el golpe que le proporcionó a Max también. — ¡Larry! —lo rezongué—. ¡¿Qué carajos haces?! — Estúpido Escuché la voz de Max y ahora se estaban golpeando y nosotros cinco tratábamos de

separarlos. — ¡Basta! —grité y recibí un golpe por haberme metido entre ellos. Fulminé con la mirada a Larry y los miembros de The WANTED me miraron sorprendidos. Larry se sacudió del agarre de Siva y Tom y me miró durante una fracción de segundos. — Largo —dije seriamente y de manera seca. No dijo nada, y simplemente salió por la puerta de entrada dando un portazo. — ¿Qué mierda fue eso? —preguntó Jay. Me encogí de hombros y pasé ambas manos por mi rostro, un poco de sangre quedó en ellas. — E-estas sangrando —dijo Nathan. Pasé una mano debajo de mi nariz y lo confirmé. — Maldita sea. Tom salió corriendo y al poco tiempo volvió con el botiquín de primeros auxilios. — ¿Tan mal estoy? —preguntó Max con una sonrisa de lado. “Amo esa sonrisa.” “¿QUÉ?” Lo inspeccioné con mi mirada y sí, estaba bastante mal. — ¿Peleaste con Larry? —me preguntó Seev. — Así es… — ¿Yo qué tengo que ver? Me congelé. — No… no lo sé Max. Tomé un algodón del botiquín y lo llevé a mi nariz para sentarme en el sillón. Sentí la mirada de Max clavada en mi nuca y vi como los cuatro chicos se miraban entre ellos. — Eh… vamos a comprar… unas bebidas —dijo Tom notablemente nervioso. — Pero si hay —contestó Siva. Vi claramente como Nathan pateaba a mi primo y Jay lo golpeaba en la cabeza. — Vamos —dijo entre dientes Jay. Siva miró mal a sus tres amigos y después posó la mirada en el pelado que estaba detrás de mí.

— Hayley —dijo solemnemente y me miró. — ¿Qué? —pregunté presionando el algodón esperando que no saliera más sangre. — Ocúpate de la cara de Max. Tomó su campera y las llaves del auto, para salir con los demás. Suspiré y giré, apoyando mi brazo en la cabecera del sillón miré a Max. — Veni —lo llamé—. Y trae las cosas genio —dije al ver que venía sin el botiquín. Bufó y se sentó a mi lado con las cosas. Abrí la caja para sacar algodón y alcohol, unas curitas y cambié el algodón de mi nariz. — Te ves chistosa con eso —dijo riendo e hizo una mueca de dolor. — Vos no —mojé el algodón—. Te va a arder. — Que tacto que tenés para estas cosas. Rodé los ojos y me acerqué para sostener su rostro y pasar el algodón por la comisura de sus labios. La mirada de Max estaba fija en cada uno de mis movimientos. Cerró los ojos con fuerza al momento que presioné un poco el algodón por el corte que había en su labio. — Dije que ardería —me burlé. Abrió los ojos de golpe y sonrió… de lado nuevamente.

“Maldito seas Max, maldito seas.”

Pestañeé rápidamente y tomé otro algodón para limpiar su ceja y poner una pequeña curita. — Listo —sonreí. Max, que había cerrado los ojos otra vez, todavía no los abría. — Listo Max… —repetí. Levantó su mano y aún con los ojos cerrados tomó la mía para apoyarla en su rostro. Lo miré confundida, por más que él no me viera. — Eu, ya esta —dije nerviosa. — Sh

— No me “shushees” a mí. Abrió los ojos nuevamente y se rió. Lo miré mal. — Esa palabra no existe… después de todo sos una modelo descerebrada. — Eso no te lo voy a tolerar —dije tratando de levantarme. Como tenía su mano en la mía tironeó para que volviera y quedara encima de sus piernas. — ¿Qué tengo que ver Hayley? —dijo en mi oído. Una corriente eléctrica recorrió toda mi columna vertebral. — Nada —dije y me noté nerviosa. — ¿Segura? — Sí —soné más segura. Sus brazos rodearon mi cintura y giré para mirarlo a los ojos. “No lo mires a los ojos” Pensé. — Me resulta extraño… no entiendo la razón por la que Larry me pegó. ¿Terminaste con él? — Eh… sí. — ¿Lo engañaste? —levantó una ceja incrédulo, pero noté la burla en sus ojos. — ¿Esto es un interrogatorio? Me moví incómoda sobre sus piernas y logré sentarme de lado. Rodeé su cuello con mis brazos. “Este es un juego, que se juega de a dos.” — Sí —suspiré—. Lo engañé. ¿Estas contento? — No —se encogió de hombros—. Si lo engañaste, y terminaron por eso. ¿Por qué me dijo que yo arruiné su relación? “Por qué grité tu nombre y no el de él.” — No lo sé Max. —me solté de él y levanté las cosas. Caminé hasta el baño con el botiquín y lo guardé. Saqué el algodón de mi nariz y lo tiré con los demás. Enjuagué mi rostro y salí nuevamente. Max salió de la cocina con un vaso de agua. — La curita te da un aspecto de chico malo —largué una carcajada.

— ¿Ah sí? — Si —dije secamente. Me estaba por sentar pero el cuerpo de Max cayó encima de mí, sobre el sillón. — Soy un chico malo —dijo riendo y lo miré extrañada. — No, sos un tarado. Se apoyó sobre sus brazos para que pudiera girar y quedar cara a cara con él. — No me respondiste, te conviene hacerlo. Levanté una ceja. — ¿Por qué? — Porque soy un chico malo —largué otra carcajada y vi como sonreía—. ¿Por qué arruiné su relación Hayley? Su voz era áspera y comencé a respirar con dificultad y vi como sus ojos se oscurecían. Su rostro fue a mi cuello y sus labios se pegaron en él. — Respóndeme Hayl —su voz hizo cosquillas en mi piel. Cerré los ojos y disfruté por un momento de los besos que Max proporcionaba por mi cuello. — Dije tu nombre y no el de él —jadeé. Sentí una mordida y se apartó para mirarme, una sonrisa triunfante se posó en su rostro.

♡ Capítulo 18 ♡ — ¡Ay te odio! —dije y lo escuché reír. Se inclinó un poco y me besó cortamente. — No hagas eso —comenté. Vi que sonreía y volvía a inclinarse para besarme una vez más, entrelacé mis brazos en su cuello y lo pegué a mí. Max se dejó caer sobre mí, aplastándome con su cuerpo y haciéndome reír entre el beso. — ¿Qué es esto? La voz de Siva hizo que me separara de Max, completamente colorada. — Hicimos bien en dejarlos. Jay y Nath hicieron chocar sus manos y después rieron, junto a Tom. — Que rápido te olvidas de Larry —dijo Tom riendo. Me senté con las piernas cruzadas sobre el sillón, Max largó una carcajada a sus amigos. — ¿Hayley estas colorada? —preguntó Seev algo divertido. Negué y los cinco rieron, Jay sacó su celular y me tomó una rápida fotografía… que seguramente después vería en twitter. — ¡Adorable! —chilló Tom. Bufé y Max me miró con una sonrisa en su rostro. — ¿Cuándo vuelve Nunu? —pregunté. — En dos días —respondió Siva con una radiante sonrisa. — Podríamos hacer algo… con Blondie, Kels y Marion. Jay puso su mirada en mí y sonrió. — Me gusta la idea —comentó Nath.

Logré dispersar su atención hasta la hora de la cena, donde su única preocupación eran los tacos. — Chau chicos —dijimos al unísono con Seev.

Cerré la puerta y me desplomé en el sillón, Siva se sentó a mi lado y encendió la TV para dejarla en un canal de música. — Me alegro que hayas terminado con Larry. Habló rápidamente y tomándome por sorpresa. — Eh… sí. Bueno, no sentía mucho por él. — Por eso dijiste el nombre de Max. Lo miré sorprendida y rio con suavidad. — Sus gritos se escuchaba… sabemos lo de la pelea. Abrí los ojos aún más sorprendida, no creí que hubiéramos gritado. “Entonces… Max lo hizo todo por molestarme.” “Y para besarte.” “SHH” — ¿Se escuchaba todo? — Por lo menos eso sí. Me tapé el rostro con ambas manos y sentí como los brazos de Seev me rodeaban, su risa hizo vibrar mi cabello y me recordó a cuando era más chica. — ¿Qué pasa Hayl? —me preguntó y me separé. Suspiré pesadamente. — Max… me puede, y eso no está bien. Mi primo sonrió y acarició mi cabello. — No voy a decirte lo que es Hayl… pero deberías hablarlo con Nunu. Reí y asentí. — Me voy a dormir… — ¿Mañana trabajas? Negué y comencé a subir las escaleras.

•••

DOS DÍAS DESPUÉS

Siva se levantó temprano para ir a buscar a Nareesha al aeropuerto, dejándome encargada de limpiar la casa. A media mañana el timbre sonó, justamente en ese momento estaba teniendo un problema con la canilla de la cocina, por lo que estaba todo mojado… incluyéndome. — ¡Ya voy! —grité al insistente timbre. Abrí la puerta y me encontré con Max, y el frío que hacía afuera hizo que temblara. — ¿Qué te pasó? Entró a la casa cerrando la puerta detrás de él. — Nunca creí que diría esto pero… me alegro que viniste. “Me alegraría de que cualquiera viniera en esta situación” Pensé.

Max sonrió y asintió, caminé hasta la cocina con él detrás de mí y le mostré el problema. — ¿Qué hiciste? —dijo riendo. — ¡No lo sé! A-abrí la canilla y-y simplemente… ¡VOLÓ! —dije histérica. El pelado largó una carcajada, asintió y se sacó el buzo, seguido de la remera que traía. Lo miré confundida. — ¿Qué haces? —pregunté después de estar unos segundos con la boca abierta. — Hago que mi ropa no se arruine. Fruncí el ceño y asentí. — ¿Necesitas ayuda? —pregunté. Mientras Max trataba de arreglar la canilla, me había dedicado a limpiar lo que faltaba. El reloj marcaba exactamente las 12:30 del mediodía. — No… ya lo tengo. Asentí y me senté en la mesada a su lado.

“Mientras espero… puedo apreciar la vista” Pensé con gracia.

Tomé la gomita que tenía en mi muñeca y me até el cabello en una tirante coleta. — Listo —declaró Max. — Me salvaste George… Seev me mataría. Subió su mirada, una sonrisa se plantó en su rostro. — Eh… el pelo así… te queda demasiado bien. Levanté ambas cejas y reí. — Eh… —lo imité—. Gracias —aclaré mi garganta—. ¿Funciona? — ¡Claro que funciona! —dijo con orgullo. Abrió la llave del agua y sonreí al ver que nada extraño pasaba. — ¡Yay! —exclamé y aplaudí. Max rio de mí, pero… la canilla hizo un extraño sonido, luego la cañería y… nuevamente estaba todo completamente mojado, yo inclusive. Bajé de la mesada pisando un poco del agua que había caído y resbalé. — ¡Cuidado Hayley! —dijo Max al momento que me atrapaba. — Me salvaste George, otra vez —susurré con un dejo de gracia. Su mirada iba de mis ojos a mi boca y así sucesivamente. Me cansaba. — Ya, bésame de una vez. Pronuncié y Max me besó de manera apasionada.

Trató de sentarme nuevamente en la mesada, pero una mala maniobra, la cantidad de agua en el piso… y caímos. Yo encima de él. Comencé a reír y me imitó. — ¿Es un mal momento para preguntarte si querés intentar algo conmigo?

“Max… ¿Tenés que largar así la bomba?”

♡ Capítulo 19 ♡ — ¡Hayley llegamos! Escuché como Siva y Nareesha hablaban desde la entrada y me levanté rápidamente de encima de Max. — ¡Hayley! —gritó. — En la cocina, gritón. Max resopló pero sonrió, y al momento Siva entraba a la cocina. — ¿Max?... ¿por qué están todos mojados? Hice una mueca… ¿acaso no notó que estaba sin remera? Quiero decir… Max sin remera no es algo que se puede dejar pasar. — Tuve… un problema con la canilla —dije bajando la cabeza. El pelado largó una carcajada. — ¿Por qué estas sin remera? —Oh Seev te diste cuenta—. Y ¿desde cuándo sabes de plomería? — ¿Yo? Nunca supe… era solo ajustar una llave. Lo miré levantando una ceja para luego rodar los ojos y abalanzarme sobre Nareesha. — ¡Te extrañé! Y tengo que hablar con vos. — Seev me adelantó algo… — Te odio morocho —dije mirando a mi primo y arrastré a Nunu por las escaleras. — ¡Me debes una respuesta! —gritó Max desde abajo.

Cerré la puerta de mi cuarto para que pudiéramos hablar sin que nadie escuchara. — Te gusta Max —dijo sin más Nunu antes de que yo empezara a hablar. — ¿Qué? —me miró atenta y levantando una ceja—. Sí… me gusta. Susurré para después tirarme en la cama y taparme la cara con ambas manos. — Y no sé qué hacer…. Y me acaba de preguntar… — Dale una oportunidad —dijo riendo y me palmeó el hombro—. Vamos Hayley, al

chico se le cae la baba cada vez que te ve. Suspiré y asentí, pero a mi mente la golpearon las palabras que Max me había dicho tiempo atrás. ‘Vamos a ver quién le rompe el corazón a quien.’ ¿Y si solamente quería darme una venganza? — Nunu —susurré y ella me prestó atención—. ¿qué si no me quiere? O… si simplemente… ¿quiere romperme el corazón? — ¿Venganza? —preguntó y asentí—. Hm… no lo creo Hayley, él no es así… quiero decir, sos la prima de uno de sus mejores amigos. Tranquila. Asentí nuevamente y la abracé. Habían sido pocos días sin ella, pero la extrañábamos demasiado.

Nareesha salió del cuarto dejándome sola, me abrigué bastante para poder subir al techo, tenía ganas de estar ahí arriba… aún con la nieve. La tarde era fría, demasiado fría pero no era algo que me molestara. Sentí un flash en mí, y miré a la calle… un paparazzi estaba frente a mí, levanté la mano en forma de saludo y un nuevo flash.

“El mundo va a conocer que tengo una amor por el techo de mi casa” Pensé con tristeza. — ¿Hayl? —escuché desde mi ventana. — No salgas… paparazzis. —dije. Max estaba frente a mí y lo miré mal. — Dije que no salieras. — Me importan una mierda los paparazzis Hayley. —dijo—. Te traje algo caliente… hace frío. Lo miré confundida y asentí, se sentó a mi lado. — ¿Vas a darme una respuesta? —preguntó y captó mi atención.

Cómo podía darle una respuesta… quiero decir, no sabía si realmente me quería o si

simplemente lo hacía como una venganza para que yo también sufriera. Una parte de mí me decía que sí, y la otra que no. “¿Tengo que pensar con el corazón? ¿Cómo se hace eso?” Me pregunté. Cerré los ojos durante unos segundos, tratando de ‘pensar con el corazón’ y lo único que verdaderamente pude sentir fue el sonido del mismo, y de cómo se aceleraba al momento que sentía que Max se acercaba un poco más. — Hace frío —repitió y pasó uno de sus brazos por mis hombros—. ¿Era un mal momento?

Abrí los ojos y lo miré fijamente, perdiéndome en los ojos grises que tenía. Y asentí, ese no había sido un buen momento… Siva justo había llegado… pero ahora sí era un buen momento. Y Max quería mi respuesta, cada parte de su cuerpo lo decía. — No era el mejor —dije con una sonrisa. — ¿Vas a contestarme? Asentí y vi como sonreía de lado.

“¡Maldito no hagas eso!” — Estoy esperando —dijo. ¿Podría verdaderamente empezar algo con Max? No iba a poder estar con nadie más… y tendría que renunciar a acostarme con el primero que se me cruzara. “No sé a quién vas a querer encamarte… con Max en tu cama, Hayley no seas tarda.” — Me gustaría —dije rápidamente. La sonrisa se hizo completa y su brazo libre pasó por mi cintura para atraerme a él y quedarse abrazado a mí. — Me gustaría que te gustara intentarlo —dijo riendo. Sonreí y asentí, para juntar su frente con la mía y besarlo.

“Tengo que intentarlo… nada pierdo con intentar.”

♡ Capítulo 20 ♡ — ¿Max vas a quedarte? —preguntó Siva. Max me miró durante unos segundos y sonreí. — Mm… no. — ¿Por qué la miras a Hayley? —preguntó. Nareesha rió y la miré sonriente. — Vamos a cenar —dije alegremente.

“¿Estoy alegre? ¡Oh por Dios!” — ¿Juntos? — No claro que no —dije con ironía—. Si tarado. Juntos. Siva nos miró con las cejas levantadas y luego asintió. Tomé las llaves y salí junto a Max. — Mi auto —dijo y lo seguí—. Ah, pero antes. Frenó sus pasos y giró para tomarme por el codo y acercarme a su cuerpo, luego me besó. — Ahora sí —dijo al separarse. Sonreí y subí al auto. Max manejó hasta un restaurante, en el cual frenó y bajó primero, sin dejarme abrir la puerta. — Por favor —dijo estirando su mano. Largué una carcajada. — ¿Caballero? ¡Ja ese no es tu estilo Max! — Podría serlo —dijo guiñando un ojo. Tomó mi mano entrelazando nuestros dedos y caminamos hasta la entrada, me pareció extraño que los paparazzis no nos acosaran, y disfruté de eso. — Hola primera cita —dijo riendo.

···

El este de Londres nunca había sido de mis favoritos, pero tengo que admitir que con Max se sentía mejor. — Nevando en una playa… estas loco —dije riendo y sentándome con las piernas cruzadas sobre el capó del auto. — No me vas a decir que no es una buena idea… — Lo es, aunque hace frío. Max me miró con una sonrisa y pasó su brazo por mi cintura para acercarme a él.

“Todo color de rosas…” Pensé al momento que me besaba. Me recostó sobre el parabrisas para besarme con lentitud, el frío me hizo estremecer. — Te-tengo frío Max —dije en su oído y asintió. Pasó sus manos por mis muslos para levantarme y hacer que enredara mis piernas en su cadera, caminó hasta el asiento trasero del auto. — ¿Mejor? —preguntó sonriendo. — Mejor —respondí para volver a besarlo.

“¿Tener sexo en la parte trasera del auto estaba en mis planes? Mm… eso es algo que nunca hice.”

···

El tono que tenía de llamada estaba siendo molesto en estos momentos. Abrí los ojos y me encontré con que lo único que iluminaba era la luz de la calle que estaba a varios metros de nosotros. Estaba abrazada al cuerpo de Max que tenía su cabeza apoyada en la mía y respiraba con tranquilidad, sonreí inconscientemente. Estiré uno de mis brazos para poder tomar el celular de mi cartera.

‘Llamada entrante Seev’ — ¿Hola? —susurré. — ¡Hayley al fin me contestas! ¿Dónde demonios estas? — Oh… en el… Este de Londres. — ¿¡En el Este de Londres!? —suspiró—. ¿estas con Max? — Sí estoy con él. — Está con Max —dijo separándose del micrófono—. ¿Van a venir? — No lo sé… no sé la hora que es Seev. — Son las cinco de la mañana… y tenemos una entrevista a las 8:30am. — Oh… ya lo despierto y vamos. No dejé que Siva dijera más y corté la comunicación. Giré para poder apreciar a Max que dormía. “¿Tengo que despertarlo?...” “Sí” — ¿Max? —dije y no respondió—. Max… Max no daba indicios de que fuera a despertar, pasé una de mis manos por debajo de su remera y toqué su ombligo, sintiendo como daba un pequeño salto, pero seguía con los ojos cerrados. Besé su cuello, luego subí para besar su mandíbula. — Max —susurré. — ¿Hmm…? —preguntó y vi que sonreía. — Estas despierto, lo sé. Negó riendo y apretó sus brazos en mi cintura.

“¿Ahora es Max George el cariñoso?”

Giró sobre su cuerpo haciendo que quedara sobre él y abrió los ojos, hizo que su mano paseara por mi columna, provocando varios escalofríos. — Hola —dijo—. ¿qué hora es? — Las cinco… tenes una entrevista a las 8:30 —dije y apoyé mi cabeza en su pecho.

Max entrelazó sus dedos en mi cabello y lo acarició durante unos segundos. — Vamos —pronunció luego de una pausa—. lo bueno es que dormimos algo… — Sí… algo —dije riendo. Se sentó y al tenerme encima hizo que también me sentara, sonriente se acercó a besarme. Primero los labios, y después besó todo mi rostro haciéndome cosquillas. — Ya… ya —lo reté entre risas—. vamos Max. — Un beso antes Asentí y me acerqué a besarlo, Max bajó para poder posicionarse en el lugar del conductor mientras que yo simplemente pasé por los asientos para llegar a su lado.

“Estoy llegando a creer que empezar algo con Max no es una mala idea…”

♡ Capítulo 21 ♡ Meses después — Diciembre.

La relación que llevaba con Max iba perfecta… demasiado perfecta me atrevería a decir. Y estaba empezando a creer que verdaderamente me quería y que no hacía esto por venganza. Todavía no éramos nada oficial, es decir no teníamos un ‘título’, pero sí era una relación.

“Todavía no puedo confiar completamente…” Eso es porque no confías en mucha gente.

Reí sobre lo que pensaba y me levanté de la cama, miré el reloj y marcaba las 19:20 hs, tenía que empezar a prepararme. Hoy saldría con Max… algo normal. Iríamos a cenar.

Hacía algunos días había teñido mi cabello de color negro para una nueva sesión de Victoria’s Secret… en la cual me iba de maravilla. ¡A decir verdad la vida me sonreía! Y eso… eso era bueno. Separé los zapatos que me pondría y desparramé el maquillaje enfrente del espejo pequeño en cual lograría arreglarme. Me di una ducha que ocupó gran parte de mi tiempo y salí directo a prepararme. El reloj marcó las 21:00 cuando terminé de maquillarme, me calcé en los zapatos y vi mi silueta en el espejo de cuerpo entero. Sonreí al reflejo y salí de mi habitación tomando la cartera. — Me voy —dije al momento que pasaba por el living. Siva estaba sentado mirando la TV. — Bueno —dijo sin importancia. Entré al garaje para sacar mi Audi y manejar hasta el restaurante que Max me había

indicado. — Una reservación hecha por el Sr. Max George —dije al chico de la puerta que me miraba expectante. — Pase por aquí Sra. Gallagher. — Señorita —dije riendo. El chico asintió con una sonrisa divertida y me guió hasta la mesa que había reservado Max anteriormente.

··· — ¿Va a ordenar algo o va a seguir con el champagne? —me preguntó cordialmente el mesero. Miré mi celular que estaba sobre la mesa hacía algo de 20 minutos. Eran exactamente las 12 de la noche, rodé los ojos. — No… ¿podría traerme la cuenta? —dije algo cansada. — Claro Srta. El chico se alejó y guardé mi celular de forma molesta dentro de mi cartera nuevamente, Max me había dejado plantada. Pagué y salí del lugar con una cara de pocos amigos.

“Más vale que Max tenga una buena excusa.”

No iba a llamarlo, yo no hacía esas cosas. Él tendría que disculparse por haberme hecho esperar desde las nueve y no llegar nunca… y para colmo, estaba famélica. Estacioné el auto dentro del garaje nuevamente y entré por la puerta que comunicaba con la casa. Los tacos hacían bastante ruido y al llegar al living tiré las llaves sobre la mesa llena de cervezas y snacks, haciendo que los presentes se giraran a verme. Jay, Tom, Siva, Nath y Max estaban sentados alrededor de ésta y mirando el puto televisor. Un partido.

— ¿Hayley? —preguntó Nath—. ¡Hola! Lo fulminé con la mirada sin contestar y me enfoqué en Max que ahora me miraba con una sonrisa. — Hola nena —me dijo y se levantó para besarme cortamente—. Estas hermosa ¿Dónde fuiste? —volvió a sentarse y ahora su mirada estaba en el juego. Mordí mis labios antes de hablar. — Oh… fui a cenar. —dije y ahora todos prestaban atención al partido y no a mí. — ¿Estuvo buena la cena? Tu cara no lo dice —dijo Jay riendo y le dio un trago a su cerveza. Hice que mis tacones sonaran de manera inquietante. — ¿Cenaste sola? —preguntó Max imitando el acto de Jay y la cerveza. Tomé aire y volví a morder mis labios. — No lo hice… bueno sí, se suponía que cenaría con vos. La mirada de Max se encontró con la mía, y los cuatro chicos lo miraron como diciendo “estas jodido”. — ¿Co-conmigo? —preguntó y asentí mirándolo mal—. No… nena no me digas que… — Sí Max, con vos. ¿Me vas a decir que lo olvidaste? Por… —hice como que pensaba unos segundos—. ¡Por un puto partido! —exclamé enojada. — Cagaste —dijo Tom y subió las piernas al sillón. No deje que dijera otra palabra y subí furiosa las escaleras hasta mi habitación, cerrando la puerta de golpe. Me dejé caer en la cama y escuché los golpes repetitivos en la puerta.

“No voy a abrirte. Por mí te vas a pudrir ahí afuera.”

♡ Capítulo 22 ♡ Media hora pasó para que los golpes en la puerta cesaran, me levanté de la cama y caminé hasta el baño para sacarme el maquillaje, luego fui hasta la puerta y dudé de si tenía que abrir o no. En el piso de abajo se escuchaban voces, por lo tanto los chicos seguían en casa.

“Abrila…” Decidida tomé el picaporte y lo giré para que la puerta se abriera, Max cayó de espaldas abriendo los ojos de golpe. — Hayl —susurró. Pateé con suavidad su costado. — Levántate. Max entrecerró los ojos para luego levantarse y quedarse parado a mi lado, cerré la puerta dejándolo del lado de adentro. Crucé mis brazos a la altura de mi pecho y levanté ambas cejas esperando que Max dijera algo. — Hayley lo siento de verdad —pronunció y se rascó la nuca—. Lo olvide por completo. Asentí aún con las cejas levantadas. Quería más. — Y… vine, pregunté por vos, Siva me dijo que te habías ido… justo llegaron los chicos, compraron algunas cervezas y… bueno, hizo que lo olvidara. —repetí la acción anterior—. Encima el partido… —bajó la mirada. — Básicamente —dije y me miró—. Preferiste quedarte a mirar un… partido. — Era un juego importante… — La cena también lo era. Estuve como una estúpida sentada durante tres horas, bebiendo solamente champagne. ¿Sabes lo que se siente? —negó—. Lo imaginé. — ¿N-no cenaste? —preguntó mirándome a los ojos. Expresando preocupación. — No, y verdaderamente no me importa. —me agaché para sacarme los zapatos—.

¿Te podes ir? Quiero dormir. Max me miró durante unos segundos y luego tironeó de mi brazo para atraparme entre sus brazos, me quedé estática. — Suéltame Max. — No, y vas a comer. — No quiero comer. “Mentira… estoy famélica.” — No me importa, no comiste por mi culpa. Además… que hayas bebido sin comer nada, no lo veo bien. Rodé los ojos y me aparté de él como pude. — Te quiero fuera de mi cuarto Max. Ahora. — No, voy a quedarme y voy a dormir con vos ahí —apuntó a la cama—. Solamente, voy a quedarme a dormir. “¿Quién dijo que yo quería otra cosa? ¡TE QUIERO FUERA DE MI CUARTO!” — No pienso compartir la cama con vos, no esta noche. Estoy enojada, ¿no te das cuenta? — Hayley… ya dije que lo lamentaba. — ¡Me dejaste plantada Max! —nunca nadie me había dejado plantada—. ¡A mí que soy tu… —me quedé callada. Las lágrimas comenzaron a picar en mis ojos y mordí mis labios. No iba a llorar, no podía llorar. Yo no era así. — ¿Sos mi qué? —preguntó con una sonrisa que tiraba de la comisura de sus labios. Reprimí las lágrimas y las ganas de gritar para hablar. — Tu nada —dije segura—. No somos nada verdaderamente. Ahora, largo de mi cuarto. “Largo que quiero llorar” — Voy a irme… — Gracias a los dioses del olimpo —dije con gracia. — Pero voy a volver… y con comida, y si no me queres abrir voy a entrar por la

ventana. — Dudo mucho eso. Voy a trabarla. — Siva tiene las llaves. — Sí claro —dije irónica. Max bufó y tomó mi mano para entrelazarla con la suya, me moví inquieta. — Quiero arreglar mi error Hayley. No dije nada, pero dejé que se acercara para besar mi mejilla, luego salió por la puerta. Respiré de manera pesada mientras caminaba a mi guardarropa a buscar ropa de dormir y colgar el vestido. Me senté en el borde de la cama y mi estómago se quejó. “Tengo demasiada hambre…” Subí ambas piernas a la cama y me estiré para tomar el control del televisor, lo encendí y busqué algo que llamara mi atención y me mantuviera entretenida. “Cómo perder a un hombre en diez días” fue lo que dejé, amaba esa película y para mí era un clásico.

··· — Hayl… Hayley, nena despierta —la voz de Max sonaba sobre mí. Abrí los ojos con pesadez y lo miré durante unos segundos, no iba a poder estar enojada con él durante mucho tiempo. Max sonrió para besar mi frente y hacer que me sentara. — ¿Me quedé dormida? —pregunté bostezando—. Que pregunta idiota — Solo veinte minutos —dijo—. Dale, come algo. — ¿Una hamburguesa? —pregunté mirando el plato que estaba ante mí. Tenía una hamburguesa completa… hacía años que no probaba una de esas. “¿Por qué fue que dejé de comerlas…?” — Una deliciosa hamburguesa —me dijo—. Come Hayl… últimamente estas flaca. — Soy modelo —dije riendo. — Sí ¿y? no sos una de esas raquíticas, quiero que comas. Bufé y tomé la hamburguesa entre mis manos.

— Gracias —dije al terminar—. Estaba deliciosa… hacía años que no comía hamburguesa. —le di un trago a la bebida. — Un placer, ¿estoy perdonado? —hizo un puchero. Un nudo se formó en mi pecho y tuve ganas de llorar nuevamente, pero logré contenerme. — Sí… bah no. Estoy enojada… pero, creo que estas perdonado. Estabas ebrio y lo olvidaste… — Muy ebrio —dijo frunciendo el ceño. Largué una carcajada y él sonrió. Se acercó y me besó dulcemente, me separé algo triste. — ¿Qué pasa? —negué—. ¿Por qué estas triste? —volví a negar y eso hizo que deslizara una mano por mi pierna—. Hayl —pidió y negué otra vez. Ahora un dedo se deslizó bajo mi mentón e hizo que lo mirara. — No pasa nada —dije con la voz cortada. “¿Y esto? ¿Lágrimas? ¿Por qué?” — Hayl, ¿por qué estas llorando? “No estoy llorando.” — No… no estoy llorando. — ¿Es porque no somos nada? —preguntó. Lo miré sorprendida, una mirada triste se posaba en sus ojos y eso me hizo llorar aún más. No podía ser por eso… no tenía que ser por eso.

“¿Estoy mal porque no tengo un título? ¡Eso es algo nunca visto!” “No le perteneces a nadie… ¿Lo recuerdas? No necesitas un título”

Tal vez… solo tal vez, quiera pertenecer a Max.

♡ Capítulo 23 ♡ — No… no es por eso —dije negando todo sentimiento. — Hayley —dijo con una sonrisa y pegó su frente a la mí—. respóndeme… ¿estas mal por eso? — No Max, no estoy mal por eso —terca. — Como digas… entonces no creo que te importe si me acuesto con alguien más —me dio la espalda. La furia comenzó a crecer en mí, me aclaré la garganta. — ¿Co-cómo? —pude sentir como mi garganta se cerraba. — Que si me acuesto con alguien más, no te molestaría. No somos nada. Pestañeé rápidamente y me tiré para atrás, cayendo contra la almohada y girando para taparme por completo. Las lágrimas volvían a picar en mis ojos, pero era porque me sentía traicionada. La frazada se abrió frente a mí y el rostro pícaro de Max apareció. — Po-podes hacer lo que quieras —dije. Rio suavemente y se acostó frente a mí para taparse como yo, laoscuridad bajo las sábanas y frazadas nos alcanzó. — Puedo, y no quiero —dijo y lo sentí cerca—. Esta bien sentir un poco de celos Hayley… demuestra que me querés. Lo miré sorprendida aún sin que él pudiera verme. — Yo no te quiero —dije. Bufó y sentí como su mano buscaba mi pecho, más exacto el lugar donde estaba mi corazón, apoyó la palma ahí. Mi corazón se aceleró. — Eso dice que me querés —sonó divertido. — N-no… solo se acelera por la cercanía… Los labios de Max atraparon los míos de una manera dulce, no podía no corresponderle. — Tu corazón se acelera… vamos Hayl, son dos palabras, sé lo que sentís —besó mi cuello.

— No —dije terca. — Yo sí te quiero, a pesar de todo, te quiero. Su voz sonaba sobre mis labios, me acerqué un poco más y saqué su mano de mi pecho, llevé la mía a su nuca y la acaricié. Cerré los ojos y rocé su nariz con la mía, la respiración de Max se entrecortaba. Suspiré antes de hablar. —Yo también… te quiero —largué las palabras y cerré los ojos. La mano de Max fue a mi nuca para hacer que nuestras bocas chocaran nuevamente.

···

Los golpes en la puerta hicieron que despertara de golpe y exaltada, Max dormía detrás de mí, abrazado a mi cuerpo. Sonreí. — ¡HAYLEY! —gritó Lindy del otro lado de la puerta—. ¡HOLA TU MEJOR AMIGA VINO A VISITARTE! — Abre la puerta, porque la mato —dijo Max con la voz ronca. Reí levemente y asentí para salir del abrazo de Max y caminar hasta la puerta. Abrí tranquilamente. — Y me abriste —dijo enojada—. ¿Acaso estabas durmiendo con el pesado de Max? Max bufó desde la cama y levantó una mano para hacerle ‘fuck you’ a Lindy. — Eh… sí. —dije. — Siempre tan adorable —le chilló a Max—. Quiero tener una tarde de compras compulsivas con mi amiga. Miré sorprendida a Lindy, ella no era de esas que se aparecían en tu casa y querían salir a comprar, normalmente esa era Blondie. — ¿Quién sos y que le hiciste a Lindy? — Tengo una cita esta noche y nada que ponerme.

“Todo tiene sentido ahora…”

Asentí riendo y Lindy bajó las escaleras. — ¿Vas a ir ahora? —preguntó Max. — Perdón por despertarte… — No hay problema —palmeó el colchón. Riendo me tiré a su lado y él me llevó encima de su cuerpo. — ‘You look well on me, well on me’ —dijo riendo y largué una carcajada. — ¿Ahora me cantas? — Cuando quieras —dijo sonriente. Giró haciendo que cayera debajo de él y que estuviera entre el colchón y su cuerpo. — ¿Seguís enojada? —me preguntó. — Sí —contesté segura. — ¿No hay nada que pueda hacer para remediarlo? — Mm… no sé —dije y pasé una mano bajo su remera. Max rió entre dientes y besó mi cuello, luego lo mordió haciendo que riera. — ¿Estas segura? —asentí y volvió a morderme—. ¿Ahora? — Ya, vas a dejarme marcada. — ¿Y? Lo miré con las cejas levantadas. — Yo voy a marcarte —dije riendo y traté de hacerlo girar, cosa que falló ya que él es más fuerte que yo—. Bueno, mejor no —dije riendo. — ¿Seguís enojada? —repitió. — Sí Max, sigo muy enojada. Movió su cuerpo de forma que su pelvis rozara con la mía, creando una fricción que me hizo largar un leve gemido. Lo miré sorprendida. — ¿Ahora? — Ya te dije que sí —repitió su acto—. No-no hagas eso. — ¿A caso te molesta? —preguntó riendo y negué—. Lo sabía, mi chica es atrevida. Largué una carcajada ante lo que había dicho y nuevamente se frotó contra mí. “Pierdo el control. Control perdido.”

Enredé mis pernas alrededor de su cintura para que tuviera un mejor ángulo. — Tu ropa me molesta —dijo besando el lóbulo de mi oreja. — Adiós ropa entonces —comenté sacando su remera.

··· — ¡Miles de años tardaste! —exclamó Lindy cuando estábamos llegando al shopping. — Tenía… algo que atender. — Oh no quiero saber de tu sexo matutino con Max. — ¡No iba a decirte nada! —dije riendo y ella me imitó—. ¿Así que tenes una cita? — Así es… no lo conoces. — ¿Y cuando voy a conocerlo? ¡Tiene que tener mi aprobación! Bajé del auto y ella me siguió. — Eh… no lo sé, ya lo vas a conocer. La miré confundida y seguimos caminando para adentrarnos en el Shopping.

···

Tres horas más tarde las dos teníamos más de veinte bolsas cada una y nos habíamos sentado en un Starbucks a disfrutar de un café. — Le dije a Max que lo quiero —solté. Lindy me miró sorprendida, pero sin sonreír. — ¿Por qué hiciste esa estupidez? —preguntó cortante. — Porque lo quiero. Lindy, lo quiero. Mi amiga rodó los ojos y luego resopló. — A mí no me cierra nada de esto, si te engaña o te rompe el corazón acordate que yo te lo avisé. — Estas siendo verdaderamente estúpida e irrazonable —dije. — ¿Estúpida e irrazonable? Por favor Hayley, siempre estoy de acuerdo con todo lo

que decís o haces. Y yo te había dicho que sería solo una aventura… nunca dije que salieras con Max verdaderamente. — No somos nada. — ¡Le dijiste te quiero! —dijo. — Él también lo hizo… —susurré. Lindy se paró y me miró desde arriba. — Yo te lo aviso Hayley, si Max te rompe el corazón vas a recordar que yo te dije que él estaba jugando. ¡Es venganza Hayley, ven-gan-za! — ¿Cómo podes saberlo? —me paré como ella. Odiaba que me miraran desde arriba. — ¡Vamos cariño se ve en sus ojos! La miré sorprendida. ¿Por qué estábamos peleando? — Lindy, ¿tanto te cuesta entender que me enamoré de alguien? — ¡No! ¡Eso jamás! ¡No te enamoraste de Max! No seas tarada Hayley. Puso los brazos a sus costados y me miró mal. — No va a romperme el corazón Lindy… eso no va a pasar. — No estas enamorada idiota —me dijo duramente—. Max no es tu tipo, lo sabes. Son demasiado parecidos. Los dos hacen lo mismo… juegan con los demás Hayl —ahora su voz se ablandó un poco—. Abriste tu corazón pero no a la persona correcta. Las lágrima se acumularon en mis ojos y Lindy ya me estaba rodeando con sus brazos. — No quiero que llores —dijo—. ¡Estas llorando por un estúpido! — Lo quiero Hayl —dije ahogadamente. Mi amiga se mordió los labios y me miró preocupada. — No sé… no sé qué decirte Hayl… si… si vos crees que te enamoraste… no lo sé. — Tengo miedo Lindy. Una sonrisa cálida atravesó el rostro de mi amiga. — Todos lo tenemos nena —acarició mi cabello—. Te queda bien el negro —rio—. vamos al baño así te arreglas ese maquillaje. Asentí y tomé la mano de Lindy para que camináramos hasta el baño.

Mariposas en la panza. Que la piel se me ponga de gallina. Los constantes estremecimientos. Aceleración cardíaca. Cariño. Lindy me había hecho hacer un conteo de las cosas que me pasaban cuando estaba junto a Max. Me enamoré de Max.

♡ Capítulo 24 ♡ — Gracias por acompañarme Hayley —dijo Lindy. — Denada nena, mucha suerte en tu cita. Lindy me sonrió y nos dimos un abrazo de despedida.

Metí las llaves en la cerradura de la puerta que comunicaba el garaje con la casa y entré. El reloj, que había chequeado recién, marcaba las 20:00hs Me sorprendí de la cantidad de tiempo que podía llegar a estar junto a Lindy. Dejé las llaves en la mesa ratona y el bolso sobre el sillón, para darme cuenta de que en la casa no había nadie. Encendí las luces de la cocina y vi como un papel amarillo pegado en la heladera se iluminaba.

‘Hayl: con los chicos y Naree nos fuimos a comer unas pizzas… no sabíamos a qué hora llegarías por eso no te avisamos. Te queremos! — The WANTED ft. Nunu xx’ — La casa para mí —dije. Un ruido proveniente del jardín hizo que todos mis sentidos se pusieran alerta. — ¡Maldición! —se escuchó. Fui rápidamente, encendiendo todas las luces en el camino, hacia el jardín. Abrí la puerta de un golpe y me quedé parada allí. Mis ojos no creían lo que veían. El jardín tenía una mesa redonda, preparada para dos, bajo un gazebo que impedía que la nieve cayera sobre el arreglo de la mesa. Luces de navidad decorando todo y un ramo de rosas, completamente rojas, estaba sobre una pequeña mesa de vidrio. La luz era tenue gracias al efecto de las luces. “No. Puede. Ser” Pensé.

Max estaba junto al ramo de flores, mirándose el dedo. Y comprendí lo que había sucedido, había tropezado con el banquito que usó para poner las últimas luces y se había pinchado. — ¿Ha-Hayley? —me miró sorprendido. — Suerte que no te quedó la espina, o que no caíste sobre el vidrio —dije. Max me miraba sorprendido y cuando sonreí él me imitó. — No sabía qué hora llegarías… pero traté de apurarme un poco. Asentí y caminé hasta él para besarlo tranquilamente. — Hola —dije. — Hola Hayl —respondió sonriéndome y besándome nuevamente. — ¿Qué es todo esto? —pregunté. — Nuestra cena. Su voz sonaba orgullosa y su rostro lo indicaba. — ¿Por…? Levantó una ceja para mirarme fijamente. — Te dije que quería arreglar mi error.

Disfruté de la cena que Max había preparado, y ahora estábamos sentados al borde de la piscina, techada y climatizada, con los pies dentro del agua. — Gracias Max —dije estirándome un poco. — Fue un placer… Lo miré por la forma graciosa en la que había hablado. — ¿Qué? —preguntó—. Lo fue, tonta. Largué una carcajada y él se acercó para besarme. — No fuiste a comer con los chicos… ¿por esto? — Hayley ¿otra vez? Te dije que quería arreglar mi error… te debía la cena —Resopló. — ¿”Me debías”? —dije de mala gana y me separé—. ¡¿Me debías?! Max resopló nuevamente.

— ¿No te podes conformar simplemente con que quise arreglarlo? ¡Vamos Hayley! Siempre quieres un poco más…

Me levanté de golpe, resbalándome y cayendo dentro de la tibia piscina.

♡ Capítulo 25 ♡ — ¡Hayley! —escuché desde la superficie. Un golpe a mi lado y miles de burbujas, Max se había tirado. Golpeé con mis pies el fondo para salir a la superficie. — ¿Hayley? —preguntó Max saliendo a la superficie también. — ¿Qué? —pregunté con brusquedad. Nadé con agilidad hasta la escalera para salir. — ¿Nena estas bien? —su voz sonaba preocupada. — Sí, estoy perfecta. Aún sin conformarme. Di un paso en la escalera y la mano de Max tomó mi pierna, haciéndome caer de costado al agua, sobre él. — ¿Qué demonios? ¡Max! — Basta —dijo con voz firme. Largué una carcajada seca para luego mirarlo entrecerrando los ojos y largar un suspiro. Ya estaba completamente mojada por lo que me saqué el jean y la remera debajo del agua, quedándome en ropa interior. Max me miró atónito, le resté importancia y me alejé nadando. — Hayl —me llamó y lo miré—. Voy a besarte —me encogí de hombros—. Voy a besarte ahora. Nadó con rapidez y tomó mi rostro entre sus manos para besarme.

···

Una semana después — ¿Alguno vió a Max? —pregunté bajando las escaleras. Hacía dos días que no sabía nada de él, y la semana que viene es navidad… tenía que

averiguar que regalarle. — Hoy hablé con él —dijo Tom con la mirada fija en el juego que tenía con Jay en el Nintendo Wii—. ¡Tomá Jay! —gritó. — ¿Esta bien? —pregunté. — Eh… creo que… esta enfermo… — O algo así —terminó Jay. Los miré a ambos de manera rara y asentí, para luego subir a buscar un buzo. “Sí, voy a ir a ver como esta.” Mi mente estaba preocupada. — Me voy —dije tomando las llaves. — ¿A dónde? —Siva. — A ver a Max —cerré la puerta del garaje detrás de mí. — ¿A ver a Max? —preguntó Jay. — ¡NO ES CONVENIENTE! —gritó Tom.

Me subí al auto y salí haciendo chirriar las ruedas, dándoles a entender que no iban a detenerme. Manejé como pude con la nieve hasta el departamento de Max, me tranquilicé al ver que su auto no estaba estacionado, junto al montón de la vereda. — Debe estar verdaderamente enfermo. Bajé del audi y agradecí estar usando mis botas de nieve, sino podía resbalar y matarme. “¡EXAJERADA!” Activé la alarma y caminé hasta la entrada del edificio, me planté hasta que el guardia me abrió. — ¿Sabe si Max está en su departamento? —pregunté amablemente. El señor largó una risa inaudible, y desagradable. — Sí está… aparentemente de fiesta. Levanté una ceja en forma de confusión y caminé hasta el ascensor, al frenar en el piso de Max salí, toqué timbre y tardó en abrir. — ¿Ya vini… Hayley? —preguntó mirándome sorprendido.

Lo miré atónita, y una pelirroja de cabello largo apareció detrás de él con poca ropa.

Mordí mis labios para no decir nada, o entrar y sacarla de los pelos. — ¡Max, ella me dijo que iba a llegar más tarde! —gritó. Crucé ambos brazos a la altura de mi pecho y levanté ambas cejas. — ¿Quién es? —preguntó. La fulminé con la mirada para largar una carcajada irónica, y luego me concentré en Max: sin camiseta y en boxers. — Increíble —dije y di la vuelta para ir al ascensor. Las lágrimas picaban en mis ojos. Escuché como la puerta se cerraba, la mano de Max detenía mi brazo. — Suéltame. Me soltó rápidamente. — ¿Qué pasa Hayley? —preguntó. Giré para mirarlo, su voz sonaba actuada y sus ojos destilaban burla y venganza. Aguanté las lágrimas y me quedé allí mirándolo. “No querés escuchar lo siguiente Hayl…” — ¿Qué es ese sonido? —dijo con burla, ahora notable—. Ah sí… es el de tu corazón haciéndose pedazos.

♡ Capítulo 26 ♡ Las palabras de Max me golpearon haciendo que las lágrimas trataran de derramarse por mi rostro rápidamente. Clavé mis botas en el piso y sequé bruscamente las no-lágrimas de mis mejillas. Giré y pude sentir como la expresión de Max cambiaba a una cautelosa, él no conocía verdaderamente mi lado de perra maldita. Inhalé una sola vez antes de hablar y helándolo con mi mirada sin sentimientos separé mis labios mínimamente para que mi voz se escuchara. — No tengo un corazón que romper. —dije—. Además, ya era tuyo. —susurré inaudiblemente. Sin mirar atrás y tragándome las ganas de correr y abofetearlo o simplemente decirle que era un maldito y que… lo amaba, me metí dentro del ascensor para salir de ahí. No pensaba seguir humillándome frente a Max.

Manejé rápidamente, sin importarme si pasaba las luces en los colores correctos o no. Frené con brusquedad frente a un café para bajar y pedir un latte para llevar y luego volver a montarme en mi Audi. — Voy a hacerte honor, bebé. —dije al automóvil al abrochar mi cinturón y apretar el acelerador a fondo. Di vueltas hasta que la noche cayó sobre Londres y luego de haber derramado una cantidad infinita de lágrimas me encontraba frente al Puente de Londres, y con que eran las 01:00 am. Me encogí de hombros al momento que, como podía, me subía a uno de los paredones de costados al puente y me sentaba ahí. El frío claramente me golpeó con fuerza, y la bruma lo acompañó pero no me importó. Y una vez más, dejé que las lágrimas se deslizaran por mi rostro haciendo desaparecer el dolor en el pecho.

•••

Cuando volvía a casa el amanecer había terminado horas antes y estacioné el Audi en el garaje. Al abrir la puerta diez personas se abalanzaron sobre mí dejándome anonadada. — ¡¿Dónde demonios estabas Hayley?! —gritó con preocupación Siva y lo miré atentamente. Luego pasé mis ojos por las personas presentes en la habitación: Siva, Naree, Tom, Jay, Nathan, Blondie, Marion, Jeremy, Lindy y Max. Mis ojos se pegaron a los de Max que derrochaba preocupación. Pasé por su lado golpeando su hombro con el mío y corrí escaleras arriba, cerré la puerta de un portazo y me despojé de la ropa que llevaba solo para reemplazarla por unos pantalones de chándal y una remera grande con la estampa de un CD de Coldplay. — ¿Qué mierda fue lo que hiciste Max? —se escuchó del piso de abajo, Tom y Lindy a coro. — Espero no tener que patear tu trasero con fuerza, porque vas a arrepentirte de haberte metido con mi mejor amiga. Y claramente esa era la voz de Jeremy… y él nunca se enojaba. Dos veces me golpeé mentalmente al intentar bajar las escaleras y decirle que en realidad yo me merecía lo que había hecho ya que yo se lo había hecho primero. Tratando de evitar escuchar lo que hablaban en el piso de abajo me metí en la ducha para olvidarme de todo, y por todo me refería al estúpido de Max, partiendo mi corazón en dos como si fuera una jugosa sandía.

“Esa comparación Hayley…” “Shut your fucking mouth”

Salí del cuarto una hora más tarde y caminé con tranquilidad entre los presentes, Jeremy tiró de mi brazo y choqué contra su pecho. — ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó.

— Oh nada muy interesante —comencé y todos los ojos se clavaron en mí. Incluso los grises del pelado—. Solamente fui a ver cómo estaba Max, ya que se acerca navidad y dije ‘podría comprarle algo… después de todo nos estamos llevando bien’, los chicos me dijeron que estaba enfermo. Seguramente encubriéndolo —miré a Jay y Tom que bajaron la mirada—. Que no los culpo… creo. Y cuando fui, prácticamente Max estaba por tener un adorable trío. Las cejas de las diez personas presentes se levantaron por la crudeza de mis palabras. — Después de eso…. Déjenme ver que hice… oh sí, consideré la idea de volver y decirle a Max que lo amaba y que era la única maldita persona con la cual había decidido intentar algo serio nuevamente —me miró sorprendido—. Y que lo arruinó. Pero… después recordé que soy una perra sin corazón, así que fui al único lugar en el que me siento superior y alejada de todos. Sonreí con ironía y traté de caminar por las escaleras nuevamente, pero una mano me detuvo, haciéndome girar y a hora tenía los labios de Max sobre los míos. Lo empujé para que se alejara. — No quiero tus asquerosos besos ¿no escuchaste nada de lo que dije? — ¿Perra sin corazón? —dijo levantando la comisura de sus labios—. Hayley… — Dije que iba a patear tu trasero Max —habló Jeremy detrás de nosotros—. Te metiste con ella. Miré fijamente a Max antes de que se alejara, rozando su mano con la mía. “No voy a caer en tu estúpido juego de ahora soy tierno.”

••• — Hayley… necesito que sonrías. Es solo para las cámaras. — ¿Patrick no puedo ponerme junto a… Nathan? —pregunté. — Él esta tomado. Rodé los ojos y traté de separar mi cuerpo del de Max que me mantenía por la cintura con una sonrisa asquerosa.

“No es asquerosa realmente…” “¿Otra vez?” Dejé que nos fotografiaran algunas veces más para luego apartarme por completo, estábamos en enero y había pasado un mes desde lo ocurrido con el estúpido de Max, no estaba resentida en absoluto… y él intentaba de todas formas llevarme a su cama nuevamente o solo mantenerme a solas con él. Algo que claramente, no iba a pasar. “Aprendo de mis errores bebe” Pensé. Salí del estudio luego de que los chicos lo hicieron, evadiéndolos y me apoyé en una de las columnas para fumar un cigarrillo con tranquilidad. Expulsé en humo por mi boca cerrando los ojos y un carraspeo a mi lado hizo que los abriera con pesadez. — ¿Tenes fuego? Esa pregunta era estúpida, hasta que reconocí la voz de Max. Abrí por completo los ojos para girar y mirarlo mal. — ¿Parece como que tengo fuego? —pregunté atacante y levantando una ceja. El cigarrillo de mi boca desapareció y ahora estaba en la de Max para luego caer al piso. — ¿Por qué demonios tenes que ser tan malditamente exasperante? Lo siguiente que sentí fue como el cuerpo de Max se pegaba al mío y ponía los brazos a mis costados para que no tuviera escapatoria. Esto me sonaba a, vamos a hablar o hablar.

♡ Capítulo 27 ♡ Por una milésima de segundos mi corazón dejó de latir para luego arrancar con furia en mi pecho. Odiaba que tuviera todavía ese efecto en mí. — Hayley —susurró al momento que rozaba su nariz con la mía. Las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos al recordar la escena en la que había ido a su departamento. — Nena no llores. Me aparté de su agarre enojada y lo miré con los brazos cruzados a la altura de mi pecho. — ¿Nena no llores? —pregunté furiosa—. Te entregué mi puto corazón y ahora me decis “nena no llores” ¡Vete a la mierda Max! —grité. Max me miraba confundido… y no lo culpo, ¿quién entendía verdaderamente las cosas que había dicho? Solamente mi mente retorcida y yo. — ¿Qué? —preguntó confundido. — Nada. — Hayley —susurró y lo miré de mala gana. Me dejé caer por la pared, haciendo del piso un lugar cómodo para sentarme. Suspiré y busqué en mi bolso otro cigarrillo más el encendedor. Lo encendí y tiré el paquete directamente en mi bolso. Max me miraba desde arriba. — ¿Qué tenes para decirme? —pregunté dándole una calada al cigarro. El pelado se dejó caer a mi lado y me miró durante unos segundos. — Bien, quiero explicarte —dijo. Lo miré atentamente esperando que comenzara a hablar. Max tomó varios respiros antes de que las palabras salieran por su boca, clavó su mirada en la mía. — Lo lamento. —dijo y lo miré sorprendida. — ¿El qué? — Lo que hice… no estuvo bien. Quería devolverte con tantas ganas lo que me habías hecho…

— Entones sí fue por venganza. —susurré. — Sí, era por venganza. Y sinceramente, me arrepiento… de alguna forma lo hago — abrí la boca para hablar pero el levantó un dedo para que no lo hiciera—. Sí, de alguna forma estoy totalmente arrepentido… creo que son mis sentimientos para con vos —volví a tratar de hablar y me fulminó con la mirada durante segundos—. Esperé a que me quisieras… tal como lo habías hecho. — Max… — Ya lo sé, y te apostaría lo que fuera, a que todavía tengo tu corazón. Las lágrimas que habían desaparecido junto con la ira, comenzaron a picar nuevamente, pero lo soporté. — ¿Me equivoco? —negué—. Hayley… Se acercó un poco más y pegó su frente a la mía, cerré los ojos al instante. — Hayl, de verdad lo lamento… te quiero —susurró sobre mis labios. Temblé a causa de la cercanía y él lo notó. Luego de eso sentí como un ardor se dispersaba por mis dedos. — ¡Maldición! —grité y él se separó rápidamente. — ¿Qué pasó? —preguntó preocupado por mi grito. Tiré el cigarrillo que tenía agarrado y llevé los dos dedos a mi boca. — Maldito.cigarrillo —hablé con los dedos en mi boca. Claramente, por prestarle atención al discurso de Max, el cigarrillo se había consumido haciendo que mis dedos se quemaran. Max largó una carcajada y lo miré mal. — ¿De qué te reís idiota? —pregunté enojada. “Dos pasos adelante… tres para atrás” — Te ves graciosa así… ¿qué, te quemaste? — Sí Max, me quemé. Asintió para tirar de mi mano y luego llevar los dedos, que ardían como el infierno, a su boca, lo aparté rápidamente al igual que a la sensación pesada en mi entrepierna. — ¿¡Qué carajo!? —dije. Max se levantó sonriente y tiró de mi brazo para que me levantara.

— ¿Qué… — Vamos Hayl, mi casa esta cerca… puedo curarte esos dedos. Me levanté a regañadientes, los dos malditos dedos me ardían por lo que no puse oposición. Aunque… la idea de ir al departamento de Max, a solas, no me agradaba del todo.

···

Una gasa cubría la quemadura y estaba sentada en el sofá tan conocido por mi cuerpo. Max vino a mi lado con dos porrones de cerveza, lo miré con las cejas levantadas. — No, gracias —dije—. Y la verdad… ya estoy bien, debería irme. — Todavía no terminamos de hablar… — ¿Ah no? Creí que sí. — Hayley —dijo mirándome atentamente. Bufé al momento que rodaba los ojos y me cruzaba de brazos. — Bien… ¿qué falta que hablemos? ¿qué pretendes? ¿qué te diga que te sigo queriendo? ¿qué nos acostemos y seamos felices para siempre? Lamento decirte Max… no vivimos en un cuento de hadas. Me miró con ambas cejas levantadas y luego largó una carcajada, Destapó la cerveza y le dio un largo trago. — No iba a decirte eso… pero veo que te querés acostar conmigo. — ¡Te das cuenta! —grité—. Me voy Max. No se puede tener una conversación civilizada con vos. — ¿Quién mencionó el sexo? ¡Fuiste vos Hayl! —lo miré furiosa y negó—. No quiero que peleemos. Quiero saber si… tengo otra oportunidad. — ¿Qué? —largué una carcajada—. ¿Oportunidad de qué? Nunca fuimos nada. “Ouch.” — Pero… ahora quiero que lo seamos. — ¿Para qué me engañes como lo hiciste con tantas otras?

Abrió los ojos de manera exagerada para luego pasarse una mano por la cabeza que se notaba que había sido recientemente rapada, sentí el dolor de su mirada al momento que la bajaba. “Maldita sea Hayl, vos tu y tu boca…” — No… no… no quise decir eso Max… maldición… mírame ¿sí? Llevé una de mis manos a su barbilla para levantarle la cara y obligarlo a mirarme. — No quise decir eso —dije—. Lo lamento ¿sí? “¿En qué momento esto se había vuelto algo de decir ‘lo lamento’ cada dos segundos? No, no iba a soportarlo.” Asintió y de un segundo a otro había pegado su boca a la mía.

···

“ESTÚPIDA, ESTÚPIDA, ESTÚPIDA. Y PODRÍA SEGUIR GRITÁNDOTE. LEVANTA TU PEREZOSO CULO DE LA CAMA DE MAX Y ANDATE. YA, AHORA MIENTRAS HAY TIEMPO. NO QUIERO QUE CAIGAS NUEVAMENTE HAYLEY, TE QUIERO FUERA DE ESTE MALDITO DEPARTAMENTO YA.” “Hey, no me grites… la carne es débil.” “Y VOS UNA ESTÚPIDA.”

Rodé los ojos a mi mente y giré para ver a Max dormir plácidamente a mi lado… no lograba entender como terminábamos así… horas antes habíamos estado a punto de lanzarnos con lo primero que se nos cruzara y segundos luego nos habíamos besado como si no hubiera mañana. Escuché como gruñía y estiraba el brazo, el cual chocó contra mi vientre, se apoderó del costado de mi cintura y tiró para que quedara pegada a su cuerpo. Apoyó su cara en mi pecho y suspiró. “¿Esta despierto?” Las respiraciones pesadas me dieron a entender que no, pero que de alguna manera

sabía que planeaba irme. Me dediqué a mirar el techo por las siguientes horas, y mi mente no dejaba de maquinar que demonios era lo que iba a hacer de ahora en más. ¿Quería estar con Max? Sí, definitivamente quería. Pero… ¿durante cuánto tiempo iba a quererlo?

“Cada novio es el indicado… hasta que se demuestre lo contrario.”

♡ Capítulo 28 ♡ Largué una carcajada a lo que Max había dicho y me acomodé mejor a su lado, aparentemente, había aceptado estar en una relación, sí señor relación con título. — ¿Hayl? —preguntó Siva asomando la cabeza por mi ventana—. ¿Max? — ¿Qué hay Seev? —dijo a su amigo. — No me digan que… —vio nuestras manos entrelazadas—. ¿No se cansan? Esto es un tire y afloje… — Sh sh —dije con una sonrisa—. Por el momento no hay ni tire, ni afloje. — ¿Ya te dije que es mi novia? —preguntó con una sonrisa y largué otra carcajada. — Oh maldita sea —rio Seev—. Eso es serio… venía a avisarte que… la comida esta lista. Asentí y Seev desapareció. La mano de Max era cálida, y el estar viendo las estrellas en mi techo junto a él… también. Giré para encontrarme con su rostro concentrado en el manto que se extendía sobre nosotros. — Nunca… —se aclaró la garganta—. Nunca me dediqué verdaderamente a mirar las estrellas… bueno no con alguien a mi lado. — Oh yo lo hacía todo el tiempo —dije con un dejo de gracia. El me miró sorprendido, y algo enojado. — Hayley… — Es un chiste —dije rápidamente—. Aunque yo sí miro las estrellas seguido. Sonrió para luego besar mi mejilla con suavidad. Se incorporó y tiró de mí. “Debe tener hambre.” Rió mi mente. Por alguna extraña razón ahora se estaba llevando bien conmigo, y eso era bueno. Porque cada vez que Max estaba cerca, planeaba desconectar a mi maldita mente si pensaba en algo que… bueno algo que no estuviera en su lugar. ¿Cambie? Oh si, que lo había hecho. ¡Max era mi novio, maldición!

··· — ¿Novios? —preguntó Lindy con las piernas cruzadas sobre su cama. — Así es… oficialmente. Pensó durante unos segundos si tenía que sonreír o no, la conocía. Pero luego me dedicó una sincera sonrisa. — Gracias —dije tirándome sobre ella para abrazarla. — ¿Por qué? —preguntó riendo. — Por apoyarme… sé que tuviste razón la última vez… pero… — Pero nada, aparentemente sus intenciones cambiaron Hayl, y estoy contenta de eso. Porque si no iba a aliarme a Jeremy para darle una buena paliza. Sonreí abiertamente a sus palabras. Era bueno que Lindy lo aceptara, después de todo… era como mi hermana. — Ahora… ¿estas segura, completamente? —asentí con energía—. ¿No estuviste pensando en nadie más? — Nadie. — ¿Nada? — Un poco en Jeremy pero… —largué una carcajada ante su cara de asco—. ¡Es un chiste tonta! Lamento decirte que… tu amiga la que rompía corazones por diversión, desapareció. — Oh nena, nunca digas nunca —me guiñó un ojo. — No Lindy, esto está dicho. Ya está, esa etapa… ya pasó. Se encogió de hombros y sonrió para luego rodar por la cama y caer parada. Se acercó a su guardarropa y me tiró un vestido negro. — ¿Y esto…? — ¡Salimos! La miré con los ojos entrecerrados y negué. — No me jodas Hayley —el timbre sonó—. Abre la puerta, es Blondie.

— No voy a salir Lind… — ¡Max va a salir con sus amigos y vos no! ¿Qué demonios? No me obligas a ponerte ese vestido. Rodé los ojos y caminé hasta la puerta para abrir, y encontrarme con Blondie tirándose a mis brazos. — ¡Hace años que salíamos todas juntas! —dijo riendo. — Meses… —la corregí. — Da igual. ¡Vamos! Me hizo correr escaleras arriba para el cuarto de Lindy y ella también insistió en ponerme ese maldito vestido negro. — Mahiki —declaró con una sonrisa Blondie—. Los chicos no van a ir ahí. — ¿A dónde van? —pregunté. — No lo sé, no le pregunte… Asentí con lentitud mientras me calzaba los zapatos. Me miré al espejo y me di cuenta de que no había perdido nada, y nada había cambiado. “Tampoco ser una rompe corazones, parejas y pantalones.” “Oh diablos.” Lindy me obligó a ponerme gloss de color rojo y luego bajaos para ir directo al dichoso Mahiki.

···

¿Por qué presiento que no hice bien en apostar con las chicas que lograba tomarme más de diez chupitos? Oh sí, porque mi vista está empezando a nublarse y la verdad que… ese mesero es condenadamente sexy. “Max.” “Max no está aquí.” — ¡Hayley! ¡Hayley nos vamos! —gritó Blondie por encima de la música y tuve que

apartar mi mente del mesero sexy. — ¿Por quéeeee? —pregunté haciendo un puchero con mi boca. — Me llamó Nathan… que le robaron el auto a Jay… o no recuerda donde esta y… — ¿Los demás no tienen auto? —bufó Lindy—. ¡Casadas! —nos gritó y se perdió entre la multitud. — No fueron en otro auto… y tengo que decir que el tono de voz de Nathan no era nada lindo. — ¿Taxis? —pregunté con una ceja levantada. No lograba entender como era que la llamaba para que fuera a recoger a cinco ebrios. “Uno de esos es tu novio y otro tu primo.” “Da igual.” — No tienen dinero. — ¡Oh vamos, son The WANTED! — Sin dinero, tomaron… apostaron… — ¿Apostaron? — Eso dijo Nathan. Una presión en mi pecho comenzó a crecer. No, no. Max no había apostado nada en mi contra. “Eso espero.”

···

Decir que me costó ayudar a Blondie a subir a los chicos ebrios a su auto es poco. ¡Iba a herniarme! Lamentablemente, Blondie me obligó a que llevara a Max en mi auto, y Seev aun estando ebrio se presentó dispuesto a discutir conmigo y a que yo lo llevara. Me facilitaba el trabajo de cierta manera… ya que los llevaría a ambos a casa, y podría acostarme a dormir, después de todo la cabeza me daba vueltas. — Adiós Hayl —susurró Blondie y besó mi mejilla—. Voy a hacer la repartición… me siento como una mamá.

— Déjalos a los dos en la casa de Jay, va a ser más fácil. — Seguro… gracias amiga. —guiñó un ojo cansada y se metió dentro del auto. La imité, pisando a fondo el acelerador, y evitando escuchar la cantidad de estupideces que Siva y Max decían en el asiento trasero de mi auto. — ¡Tú prima es maravillosa en la cama! —gritó Max en un momento. — Golpéalo —dije mirando por el retrovisor a Siva. La cara de mi primo estaba totalmente contraída, y si él no lo golpeaba iba a detener el auto y patearlo fuera. “Eh, tranquila, es tu novio…” “Sí, pero no tiene por qué andar contando como soy o no.” Escuché como Max se quejaba para luego darme cuenta de que estábamos a una cuadra y media de casa. — vas a quedarte en casa —sentencié acelerando un poco más. — ¿dormir con vos? Eso me gusta. — No, vas a dormir en el sofá. —dijo Seev. — Exacto. Max bufó y frené dentro del garaje. Seev estaba algo consiente, por lo que me ayudó a bajar a Max del auto y tirarlo en el sofá. Cambié el vestido que Lindy me había prestado por un pantalón y una remera para dormir. Apagué las luces y me escabullí entre las sábanas. Dos días habían pasado desde que me había puesto de novia con Max y por más extraño que sonara… no creía que duraríamos, pero a la vez sí. No voy a mentir y decir que no me fijaba en nadie… porque sí lo hacía. Y vamos, él también. La puerta de mi habitación se abrió lentamente dejando ver a un Max completamente adormilado. — ¿Qué haces? —pregunté girando para verlo. — ¿Puedo dormir acá? Vacilé antes de aceptar y darle un lugar junto a mí.

··· Dos meses después — Mayo. Nueva gente entraba y salía del estudio. Había nuevos empleados, y me tenían completamente fuera de mí. ‘Que te pongas así. Ahora ponte esto. Y ahora hace aquello.’ ‘Hayley, Hayley, Hayley’ Ya estaba comenzando a creer que mi nombre se gastaría de tanto que lo usaban. — Hayley —otra vez. Giré acomodándome el corpiño que me habían puesto antes del que me habían dado para la campaña y me encontré con Blue. — ¿Sí Blue? —dije tratando de sonreír. — Venía a avisarte que esa… fue la última del día. — ¡Eso es maravilloso! —dije dando un pequeño salto. Eran las 22:00hs y yo recién terminaba. Estaba alegre y cansada, pero sobre todo estaba hambrienta, y mi estómago hizo lo propio… rugió ante Blue y los colores subieron a mi cara. — Lo lamento —dije apenada y tomé una remera musculosa. — ¿Sabes que podemos hacer? —negué poniéndome el Jean—. Podríamos ir a cenar y luego, te alcanzo a tu casa. — Eso… —dudé. “No tengo el auto… estoy hambrienta… Blue es amable.” — Eso sería maravilloso —dije luego de unos segundos. — Bien, espérame diez minutos que termino con los arreglos y vamos. — Bien. Avisar o no avisar, esa era la verdadera cuestión. Me encogí de hombros y revisé mi celular, si para las 22:00hs no había tenido ningún mensaje, no iba a recibirlo más tarde. Tiré el teléfono dentro del bolso y me calcé los zapatos para esperar a Blue. “Una cena entre colegas, eso no tiene nada de malo.”

♡ Capítulo 29 ♡ — ¿Más vino? —preguntó por cuarta vez y nuevamente, asentí. — Gracias —susurré luego de darle un bocado a la comida—. Nunca había venido acá… — Oh bueno, es… nuevo —dijo con una sonrisa. Una sonrisa que nunca antes había visto. Le resté importancia y bebí un poco de mi copa.

Las doce de la noche venían acompañadas de una luna espléndida que se desplegaba por todo el cielo de Londres, haciéndome sonreír. La cena había sido maravillosa, y totalmente satisfecha, pero todavía me faltaba algo y no sabía completamente que era. Mi celular comenzó a sonar y me di cuenta de que era Max, atendí rápidamente disculpándome con Blue. — Max. —dije. — Nena, tengo una noticia maravillosa. — ¿Cuál es esa? —dije riendo. — Volvemos mañana. — ¿De verdad? — ¡Claro! Por algo te estoy llamando… te extraño Hayl. — Yo también lo hago Max —dije y sin querer miré a Blue que me guiñó un ojo, algo en mi interior se removió—. ¿Mañana entonces? —pregunté. — Totalmente… eh… Hayl —lo noté nervioso—. Mañana… eh, mañana tenemos que hablar de algo. —Eso no me gustó—. ¿Sí? — Eh… bueno. —contesté dudosa. — Bien, mañana hablaremos… t-te quiero Hayl. Fruncí en ceño por su tartamudeo. — Yo a vos Max… adiós. No dejé que terminara de hablar que corté la comunicación. No me había agradado nada,

es decir sí estaba feliz de que me hubiera llamado, y también estaba feliz de saber que volvían mañana de su gira… pero no me gustaba nada ese tono al decir que mañana hablaríamos… o su tartamudeo al decir que me quería. “Algo me huele mal. Y no es el pescado que esta comiendo la señora de la mesa de al lado.” Sacudí mi cabeza tratando de olvidarme de eso y centré mi mirada en Blue. — ¿Te llevo? — Claro —sonreí.

···

¿Qué me esté besando con la persona que ayudaba a mi jefe no era bueno verdad? ¿O que esté a medio vestir era peor? ¡Definitivamente tenerlo desnudo en mi cama no tenía nada de malo! Maldita sea que Blue tenía lo suyo. “¿Qué?” — Primer cajón —dije al verlo muy decidido. Sonrió para besar mi cuello y hacer que perdiera la noción de lo que estaba pasando.

···

El golpe en la puerta de entrada me hizo sobresaltar y ver confundida a la persona que yacía a mi lado desnudo y dormido. — ¿Blue? —susurré y él abrió pesadamente los ojos—. Oh maldita sea. Me miró durante unos segundos, confundido, y luego bajó la vista para encontrarse con nuestra situación. Largó una sonora carcajada y tuve ganas de salir corriendo. — ¿¡Hayley estas en casa!? —esa era la voz de Siva, definitivamente. Blue abrió los ojos sorprendido y luego me miró. — No… no sé qué hacer —dije. Los pasos en la escalera se escuchaban abiertamente y por un momento temí por mi vida,

porque no eran solo los de una persona, eran los de cinco.

“Que no entren, que no entren.” La puerta se abrió de par en par haciendo que cerrara los ojos y manera inmediata y luego me preparara para alguna reacción… algo que nunca llegó. Abrí lentamente un ojo y observé el panorama. Jay y Tom atrás de todo, Nathan junto a Siva con una mirada de desconcierto total. Y… Max con la mano en la manija de mi puerta mirándome serio. — Yo… esto… eh… uhh… —balbuceé. — Esto no es lo que parece —dijo Blue a mi lado y giré para mirarlo mal. ‘esto no es lo que parece’ ¿qué estamos en una película cliché? — ¿Ah no? —habló Max con la voz totalmente ronca y se acercó amenazante—. Estas en la cama… de mi novia… desnudo… ¿qué parece? — Yo creo que me acosté con ella. “Maldito seas Blue.” Max lo miró sorprendido por la respuesta y largó una ácida carcajada, que hizo que apretara las sábanas que tenía alrededor de mí. — Si no quieres que te muela los huesos, te recomiendo que te vistas lo más rápido posible y te largues Blue. —dijo seriamente. Blue sin decir nada agarró todas las cosas y salió disparado. Yo no emití sonido, movimiento o lo que fuera. Estaba sentada apretando la sábana de mi pecho, escuché como la puerta se cerraba y me di cuenta de que los chicos nos habían dejado solos… no era bueno eso. — Max yo… — Me engañaste. — Yo… eh… —bajé la mirada—. Lo… lo lamento, no sé qué pasó verdaderamente y… — Yo también lo hice —dijo y subí con rapidez la mirada. — ¿Qué? —pregunté y sentí que algo frío recorría mi columna vertebral. Max suspiró para rascarse la nuca y sentarse a los pies de mi cama, me miró fijamente antes de volver a hablar.

— Yo también te engañé. — Oh… —fue lo único que pude decir. Respiré con dificultada ante sus palabras y moví con lentitud las manos y luego miré a todos lados, buscando que debería decir. — Creo que… después de todo, te fallé. — Yo también lo hice Max —dije segura. ¿Qué iba a hacer? ¿Enojarme? Eso no tenía sentido, yo lo había engañado… él me había engañado. Definitivamente no podíamos estar atados a alguien. Era nuestra maldita naturaleza, hacerle daño a la otra persona… si esa otra persona no era como uno. — ¿Entonces? —pregunté con los ojos perdidos en una mancha inexistente en la pared. El pelado se colocó a mi lado para luego tirar de mi barbilla y hacer que lo mirara, sus ojos no demostraban demasiado, y eso me molestaba. — No lo sé —dijo y suspiré—. Hayley —comenzó y presté atención. Pero puedo apostar que mi mirada no era la mejor—. De verdad… yo te quiero… — Yo también te quiero Max —dije—. Pero… no lo sé, no puedo estar atada. — Yo… yo tampoco, pero pretendía que vos sí. Levanté una ceja sorprendida. — ¿Pretendías que yo soportara que me engañaras y no hiciera nada? Eso es de hipócrita Max… — Lo sé, y lo lamento. Asentí sabiendo lo que pasaría. — Te quiero ¿sí? Nunca lo olvides. — ¿Eso es una despedida? —pregunté. Me miró para tirar de mí y hacer que nuestros labios chocaran. Luego de unos minutos se separó. — No… eso sí es una despedida. Tomé algo de aire para tirar de su cuello y besarlo con fuerza.

··· — ¿Estas segura? —preguntó Siva sosteniendo mi equipaje. — Claro que lo estoy… tengo ganas de conocer Australia —dije encogiéndome de hombros. — ¡Esto es injusto! Cuando yo vuelvo, vos te vas —dijo Kumar abrazándome—. Voy a extrañarte. — Yo también voy a hacerlo. — ¿Qué va a pasar con Max? —preguntó Siva. — ¿Con Max? —asintió—. Nada… no va a pasar nada. Nos dimos cuenta de la verdad. Siva me miró levantando ambas cejas y Kumar lo imitó. Escuché como mi vuelo era llamado y tiré de mi equipaje, luego besé la mejilla de mis primos. — Ninguno puede estar atado al otro… pero tenemos un deseo inminente de estar pegados… eh… bueno eso. —dije riendo. — ¿No pueden dejar de tener sexo? —dijo Kumar y asentí colorada—. ¡Ay se pone colorada! — Basta. Me voy. — ¿Él lo sabe? — Claro que lo sabe… y… no me detuvo, todo lo contrario, me apoyo. —me encogí de hombros—. No esperaba más que eso Seev… — ¿Cuándo vas a volver? Largué un suspiro pesado ante la sarta de preguntas que mi primo me estaba dando, aun sabiendo que mi vuelo saldría en minutos. — No lo sé Seev, tengo que irme. Me envolvió en sus brazos para luego soltarme y dejar que Kumar imitara su acto, sonreí sacando el boleto de avión de mi bolsillo. — Oh Hayley… —giré a mirar a Seev. — ¿Sí?

— Creo que cuando vuelvas… deberías ir a Max. Talvez cambie. Largué una carcajada. — Ninguno va a cambiar. No escapamos del pasado Seev. Asintió y giré dejando atrás a Londres, encaminándome a Australia y una nueva aventura… ¿o tan solo era a un nuevo record de cuantos corazones podría romper en otro país?

“Eso no lo sé.” Sonreí al momento que le daba el boleto al chico que me lo había pedido. — Que tenga un buen viaje —me dijo sonriendo. — Gracias. Guiñé un ojo y creo que pude sentir como el chico largaba un suspiro ahogado, reí para mí misma.

“Estoy tras un nuevo comienzo… y no le pertenezco a nadie.”

♡ Epílogo ♡ Dos años después.

¿Nervios? ¿Cómo es posible que sienta nervios de verlo? Quiero decir… sí pasaron dos años en los que claramente, no perdí el tiempo. Pero… ¡no tiene sentido que este nerviosa! Y además ¿Por qué razón Seev tiene que ser tan mal primo y mandarlo a buscarme? ‘Tengo que hacer unas cosas… va a ir Max a buscarte. Espero que no te moleste’ Claro que no me molestaba… y si lo hiciera no iba a decírselo. Tomé mi equipaje y caminé por el aeropuerto en busca de la persona que me iba a recibir. En busca de Max. ¿Habría cambiado? Oh vamos, ¿en qué iba a cambiar? Quiero decir… no era que se fuera a dejar crecer el cabello. Largué una carcajada de solo pensarlo. — ¡Hayley! —escuché que su armoniosa voz canturreó detrás de mí. Giré para encontrarme con él y su típica vestimenta en un día domingo de… no hacer nada. Pantalones de gimnasia y una sudadera de color verde. Me miraba con los ojos bien abiertos y una sonrisa que se desplegaba por todo el rostro. No había cambiado nada… pero maldita sea que ahora estaba mucho mejor que antes, sonreí antes de caminar unos pasos para llegar a él. Me quedé quieta, sin saber verdaderamente que hacer, más que sonreír como estúpida. — Hola —dije después de unos segundos. Max largó una perfecta carcajada para luego estrecharme entre sus brazos y besar mi cabello.

“No hagas eso…” — Estas hermosa —dijo en mi oído y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo—. Veo que

sigo teniendo el mismo efecto. — Hey —me quejé y besé su cuello haciendo que él se estremeciera—. Oh, yo también. Levanté ambas cejas, sonriente y él besó mi frente. Para luego mirarme a los ojos y luego bajar a mi boca. — ¿Vas a besarme? —pregunté sorprendida. Verdaderamente no lo esperaba… quiero decir… eso. — Oh sí, voy a besarte y voy a hacerte el amor también. Me tambaleé al escuchar eso. — ¿Q-qué? — Que voy a besarte, llevarte a mí casa, hacerte el amor y proponerte casamiento. “¿Puedo desmayarme?” — No pierdes el tiempo —susurré y rio. — No voy a perderlo. —dijo para besarme nuevamente—. Igual, lo del casamiento era chiste. — Oh… — Pero sí voy a hacerte el amor —susurró en mi oído. — ¿Podrías dejar de decirlo así? —dije sintiendo el calor en mi rostro. — ¡Hace dos años que no te veo! ¿Qué esperabas que hiciera? — Eso, pelearme. —sonreí. — Y luego hacerte el amor. — ¡Max! — ¿Qué? —preguntó riendo. Negué repetidas veces, y sentí como entrelazaba su mano con la mía. — Quiero que sepas, que no voy a dejarte escapar. No me importa que no puedas estar atada a alguien. Pasaron dos años y tengo que admitir que maduré… y que yo sí quiero estar —me frenó—. Solo con vos. El aire escapó de mis pulmones rápidamente. ¿Yo había madurado también? Bueno sí… el último año no me había acostado con nadie, mentirosa, bueno sí… pero… sí, yo también

quería estar con Max. — Me agrada escuchar eso. — Me agrada escuchar que te agrade —dijo riendo. ¿No estaba demasiado feliz? Reí al momento que me besaba nuevamente y sentí un flash. Oh… eso lo había olvidado. — ¿Ves, por estas cosas tenemos que ir a mi departamento? Rodé los ojos para asentir y dejar que me guiara a su auto. — Eh Hayley —dijo y lo miré atenta al cerrar la puerta del auto. — ¿qué pasa? —pregunté al ver que no respondía. Me sonrió durante unos segundos para luego tomarme por el cuello y besarme, pero no fue uno de los besos de siempre… o no como lo recordaba, este beso tenía algo más. — Te amo —susurró sobre mis labios. Sonreí y luego mordisqueé mis labios para hablar. Yo también lo amaba, definitivamente. — Yo también te amo —dije sonriendo y me sentí como una adolescente. — ¿Escapamos del pasado? ¿vamos a durar? —preguntó levantando las cejas repetidas veces. — Pasado es pasado… y sí, vamos a durar. Guiñó un ojo en mi dirección para robarme otro beso. Ahora sabía, ese beso estaba cargado de amor.

¿Quién dice qué los que soñamos con tener una amor puro y cálido algún día no lo conseguimos? Así que… hasta los peores, como yo una destruye parejas y rompe corazones solo por diversión, pueden conseguirlo. — No vas a romper mi corazón nena —dijo mirándome de reojo. — Oh, justo eso planeaba —dije largando una carcajada. No, claro que no. Lo único que planeaba era estar entre sus brazos al despertar en la mañana. Y ese, tengo que decir que era un plan que me hacía feliz. “El amor nunca ocurre como crees que debería” Y me gustaba que fuera así.

♡ FIN ♡