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CIENCIA / SALUD
I
DESCUBRIMIENTO EN NEUQUEN
Lunes 13 de diciembre de 2010
ENERGIAS ALTERNATIVAS s RECONVERSION EN UNA DECADA
Una ciudad sueca logra dejar de lado los combustibles fósiles Utiliza desechos, como la cáscara de papas y el aceite usado, para fabricar biogás ELIZABETH ROSENTHAL THE NEW YORK TIMES
Nanobacteria de 5 micrones de diámetro
Hallan bacterias de 65 millones de años Investigadores del Conicet las encontraron en estromatolitos fósiles de esa antigüedad SUSANA GALLARDO PARA LA NACION Son las formas de vida más antiguas del planeta. Se llaman estromatolitos y se registran en nuestro planeta desde hace unos 3500 millones de años. Estas estructuras laminadas en las que la materia orgánica se une a minerales, generalmente carbonato de calcio, producto de la actividad metabólica de microorganismos como las cianobacterias, fueron responsables de aportar oxígeno a la atmósfera terrestre a través del proceso de fotosíntesis, y así posibilitaron el desarrollo de otras formas de vida. En la actualidad, los estromatolitos vivientes sólo se encuentran en unos pocos lugares del planeta, generalmente en forma fósil. Pero aunque en la mayoría es difícil encontrar los rastros de los organismos que les dieron origen, recientemente, en el oeste de la provincia de Neuquén, se hallaron estromatolitos con filamentos de algas fosilizadas que pudieron ser vistos con el microscopio electrónico. Entrampadas en ellos, también hay nanobacterias. Es más: pudo determinarse su antigüedad con precisión: 65 millones de años. “Los encontramos cerca de Pichaihue, a unos 60 kilómetros al sudoeste de Chos Malal”, detalla la doctora Beatriz Aguirre-Urreta, profesora del Departamento de Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, investigadora del Conicet y autora (junto con Maísa Tunik, Maximiliano Naipauer, Pablo Pazos, Eduardo Ottone, Mark Fanning y Victor A. Ramos) de un trabajo que se publicó en Gondwana Research. Los estromatolitos eran muy abundantes en tiempos remotos, pero cuando surgieron formas de vida más complejas, su presencia disminuyó. “Se reducen mucho en el registro geológico a fines del Precámbrico e inicios del Cámbrico, hace unos 540 millones de años, momento en que se produjo una gran explosión de la vida”, señala la investigadora. En la actualidad, se los encuentra en ambientes extremos,
como en Shark Bay, en Australia, en el parque Yellowstone de Estados Unidos, o en la Puna argentina. Recientemente María Eugenia Farías, de la Universidad de Tucumán, halló estromatolitos actuales en las lagunas de Socompa, en Salta. Esas estructuras, para formarse, necesitan ambientes acuáticos. Hace 65 millones de años, en la actual provincia de Neuquén, las aguas del océano Atlántico llegaban hasta los pies de los Andes. La abundancia de estromatolitos en aquel período coincidió, curiosamente, con la extinción de los dinosaurios. “Hay una hipótesis que vincula la presencia de estromatolitos y la preservación de las nanobacterias que les dieron origen con las grandes extinciones”, afirma Aguirre-Urreta. La mayor desaparición de especies de la historia se produjo hace 250 millones de años, cuando se eclipsó el 92% de la vida. Justo en ese período fue hallada una gran abundancia de estromatolitos, y se postuló que las extinciones masivas podrían ser aprovechadas por estos para proliferar y colonizar ambientes. No obstante, hasta ahora no se había analizado esta hipótesis con estromatolitos posteriores a la última gran extinción, en la que desaparecieron los dinosaurios. “Con microscopio electrónico observamos nanobacterias muy bien preservadas”, señala Aguirre-Urreta. Dado que no es posible obtener material genético, estos microorganismos se reconocen por la forma, que es similar a la de organismos actuales emparentados con ellos. La clave para datar los estromatolitos de Neuquén residió en unas tobas halladas en el mismo estrato. Estas rocas se forman en el momento de una erupción volcánica y se pueden datar por métodos muy precisos, como el de uranio-plomo en circones. “La técnica, que se realiza en Australia, es muy precisa: dio 64,3 millones, con un error de 1,2 millones de años”, dice la investigadora.
Centro de Divulgación Científica, Facultad de Ciencias Exactas, UBA
KRISTIANSTAD, Suecia.– Cuando esta ciudad se propuso, hace una década, liberarse de los combustibles fósiles, era una aspiración inalcanzable, como eliminar las muertes por accidentes de tránsito o la obesidad infantil. Pero hoy Kristianstad ya atravesó un umbral crucial: la ciudad y el condado que la circunda, con una población de 80.000 habitantes, no utilizan petróleo, gas natural o carbón para calentar sus hogares y oficinas, ni siquiera durante los largos y helados inviernos. Ocurre exactamente a la inversa que hace 20 años, cuando toda su calefacción venía de los combustibles fósiles. Pero esta área del sur de Suecia, mejor conocida por el vodka Absolut, no reemplazó el petróleo por paneles solares ni turbinas de viento. En lugar de eso, como le corresponde a un epicentro de producción agrícola y procesamiento de alimentos, genera energía a partir de una mezcla de ingredientes, como la cáscara de papa, excrementos, aceite de comida usado, galletitas y tripas de cerdo. Una planta en las afueras de la ciudad utiliza un proceso biológico para transformar el detrito en biogás, una forma de metano. El gas se quema para producir calor y electricidad, o se refina para utilizarse como combustible para autos. En los últimos cinco años, muchos países europeos aumentaron su dependencia de las energías alternativas, desde las granjas eólicas hasta las presas hidroeléctricas. Pero Kristianstad ha avanzado más
FOTOS DE NYT
Incluso los autos pueden prescindir de la nafta y andan a biogás
La planta de procesamiento
allá: estableció un sistema energético regional y redujo un 25% el uso de combustibles fósiles y las emisiones de dióxido de carbono en la última década.
tendido de caños de calefacción para formar una red subterránea. Estos sistemas utilizan uno o más hornos para calentar agua y producir vapor que se inyecta en el sistema. Es mucho más eficiente bombear calor en un sistema que puede calentar una ciudad entera que calefaccionar edificios individualmente. Los sistemas de calefacción distritales pueden generar calor de cualquier fuente, y el de Kristianstad inicialmente dependía de los combustibles fósiles. Pero después de que Suecia se convirtió en el primer país que estableció impuestos sobre las emisiones de dióxido de carbono, en 1991, Kristianstad comenzó a buscar sustitutos. Ahora, esta ciudad sueca avanza hacia otros desafíos. Sus planificadores esperan que para 2020 no producirán ningún tipo de emisiones de efecto invernadero.
Una estrategia exitosa Los costos de implementación de esta estrategia, cubiertos por la ciudad a través de subsidios del Estado sueco, han sido considerables: el sistema centralizado de calefacción costó 144 millones de dólares, incluidas la construcción de una nueva planta de incineración, las redes de caños, el reemplazo de hornallas y la instalación de generadores. Pero los funcionarios afirman que las ganancias ya son considerables: Kristianstad ahora gasta alrededor de 3,2 millones de dólares anuales para calefaccionar sus edificios municipales en lugar de los siete
millones que hubiera gastado si todavía dependiera del petróleo y la electricidad. Provee de combustible para sus autos municipales, buses y camiones con biogás, y evita así la necesidad de comprar casi dos millones de litros de diésel o gas anuales. Las operaciones en las plantas de biogás y calefacción producen ganancias, porque las granjas y las fábricas pagan aranceles para deshacerse de sus desechos, y las plantas venden el calor, la electricidad y el combustible que generan. Las raíces de la transformación energética de Kristianstad se remontan a los aumentos del petróleo de los años ochenta, cuando ésta apenas podía permitirse calefaccionar sus escuelas y hospitales. Para disminuir el consumo de combustibles, la ciudad comenzó a instalar un