Estamos listos, querido joven, para comenzar otro estudio sobre los conflictos que te persiguen y encontrar en la Biblia, ese manual de vida, la solución y el consejo oportuno para cada uno de ellos. En el estudio anterior, vimos la importancia que la palabra de Dios presta al cuidado intensivo de tu corazón ya que de él nacen las decisiones que marcarán el rumbo de tu vida. Vimos también como Dios no sólo puso en el hombre y en la mujer la facultad de amar, la capacidad afectiva de relacionarse entre sexos opuestos, sino también que proveyó el medio ambiente ideal para desarrollar esas facultades del corazón. Por eso vemos como en el huerto original Dios dijo: "no es bueno que el hombre esté sólo", y le creó a Eva, instituyendo así la primera pareja y la célula sagrada del matrimonio. Pero, el modelo original del amor entre un hombre y una mujer ¿se ha mantenido puro hasta hoy?. ¿Cuál es el ideal que el mundo propone para que cada hombre encuentre su pareja y para que esa pareja llegue a un matrimonio feliz? Y lo que más nos atañe en este estudio: ¿Cómo debe el joven cristiano comportarse ante esta situación cuando siente en su cuerpo que el tiempo del amor se acerca? He escuchado decir a muchos jóvenes, con cierto tono de queja, que la Biblia no ofrece datos ni consejos prácticos respecto al tema del noviazgo cristiano por el hecho de que la cultura oriental de los tiempos bíblicos no tenía esa práctica sino una forma de contrato familiar donde simplemente el padre de la novia la entregaba en desposorio al primer pretendiente que la pidiese y muchas veces sin tomar en cuenta la opinión de la pretendida. ¿Es cierto esto? ¿Puede ser que el manual para la vida que nuestro creador nos legó guarde silencio respecto a una de las decisiones más importantes de la vida como lo es la elección de la pareja? Vamos a descubrir a través de algunos estudios juntos, el vasto caudal de consejos y advertencias que la Biblia encierra al respecto. Pero antes de entrar de lleno al tema, quisiera asegurarme que los que leen esto les interesa de verdad enfrentar este tema con respeto con la mira puesta en descubrir la compañera o compañero ideal para la vida que Dios tiene preparado en algún lugar del planeta, o si sólo quiere curiosear un poco como para ampliar su stock de opiniones para luego hacer lo que le plazca y seguir con sus juegos amorosos por aquí y allá. Si es así y comprendes la magnitud de la empresa en la cual te embarcas desde el momento que decides compartir el resto de tu vida junto a otra persona y si aceptas el tema de la pareja como un verdadero ministerio que Dios quiere que desarrolles con madurez, estás en condiciones de comenzar a bucear juntos las profundidades del consejo bíblico. La correcta comprensión del plan que Dios tiene para la vida se nubla muchas veces con la constante presión que el mundo impone sobre el joven cristiano respecto al tema de las emociones y los proyectos amorosos. Hemos estado viendo en Romanos 12:1-3, la advertencia del apóstol a mantenerse firme con una mente renovada diariamente ante la presión que el molde externo del mundo ejerce sobre el hijo de Dios con la empecinada meta de conformarlo a su estilo de vida. Ese joven o esa joven que se encuentra sólo en medio del ambiente hostil del trabajo o el colegio, está recibiendo constantemente la invitación sensual y seductora de sus compañeros a subirse al tren del libertinaje y comenzar un viaje de experiencias amorosas sin control cuyo destino final es incierto pero tentador.
La invitación sigue vez tras vez y tú sientes que tu negativa cada vez es menos convincente, que la maratón de la sensualidad pasa veloz ante tus ojos y que la firmeza de principios cristianos con la cual entraste al colegio o al trabajo el primer día ha sido debilitada y no es la misma hoy. Para que veas, la Biblia comprende tu situación y te acompaña en esa lucha de integridad. Así leemos en la Primera carta del apóstol Pedro 4:4; "a ellos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos". Estoy seguro que al oír este texto viene a tu memoria aquel otro de Eclesiastés 11:9 que comentamos en el primer estudio donde encontrábamos un permiso para vivir la vida pero con una advertencia final de ajuste de cuentas análoga al pasaje de Primera de Pedro que estamos considerando. Es que la verdadera libertad, querido o querida joven, está en desarrollarse y realizarse dentro de los límites bíblicos. Aunque esta palabra,"límites", no nos guste a los jóvenes, debemos entender, no por imposición sino por comprobación personal, que el plan de Dios para mi vida es siempre el mejor, que Cristo quiere que tenga vida y que la tenga en abundancia, y que el conocimiento de la verdad es el único pasaporte a una verdadera libertad. Este asunto de la compatibilidad de emociones con el sexo opuesto, como todos los demás temas de la vida cristiana, es un asunto de fe. Fe en que Dios suplirá TODO lo que te falte, y que no lo hará de una manera improvisada ni como producto de un bombardeo de plegarias de tu parte hasta agotar la paciencia de Dios y ganarle por cansancio para que al final consigas alguna migaja de su provisión. Sino que él suple: "conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús", que es muy distinto que si dijera que él da "de" sus riquezas. La idea aquí es que su provisión está de acuerdo con su posesión. Él nos da proporcionalmente a lo que posee, y como lo que posee es mucho, él da mucho. ¿No te anima a esperar esta declaración? Hoy puedo mirar hacia atrás a mis años en que el pensar en el noviazgo y futuro casamiento se levantaba como un gran monte ante mí, y cuando la posibilidad de tener éxito y no fracasos en ésta decisión era un gran interrogante en mi vida. Puedo recordar la sutil invitación del diablo a adelantarme en ese disfrute sin esperar los tiempos ni los métodos de Dios. Puedo compararlo con un gran pastel listo para ser devorado pero en el tiempo correcto. Hoy disfruto de un matrimonio feliz. Dios ha coronado mi vida con una esposa ideal, con una madre amorosa de mis hijos y con una realización emocional y sexual plena. Puedo disfrutar del pastel que Dios me tenía preparado cada día un trozo. Ahora bien, el diablo, el mundo, y la carne, te ofrecen sólo un pedazo del pastel ahora mismo. Sí, ahora mismo puede ser tuyo, pero te perderás el resto del disfrute. ¿Entiendes la comparación? Confía, ora espera, pide consejo y vuelve a orar, sabiendo que Dios es el más interesado en este universo de que tú tengas TODO lo que necesitas para servirle plenamente. No escuches la oferta del mundo que te propone una solución rápida para tus apetitos emocionales. Al comienzo, parecerá una tentadora cucharada de miel lista para ser disfrutada, pero luego de entrar en tu vida, sabrá amarga como el ajenjo y su amargor durará de por vida. Dice Salomón en Proverbios 3 y 4, "porque los labios de la mujer extraña destilan miel, mas su fin es amargo como el ajenjo". Cuidado con el razonamiento necio del que une su vida en yugo desigual argumentando que la meta es ganarle para el Señor luego. Las estadísticas muestran que el final es a la inversa y el que está abajo hace más fuerza y hace descender al que estaba arriba.
En el próximo estudio, veremos cómo debe ser el tiempo de esperar la pareja. No es simplemente un aguantar, pues, la mala continencia siempre termina en incontinencia. También seguiremos con la elección de mi pareja y finalmente la ética o trato durante el noviazgo. Hasta entonces sigue enamorándote de Jesús que es el primer paso para poder controlar tu corazón. ¡Que Dios te bendiga! Tomado de la revista “Momento de Decisión”, www.mdedecision.com.ar Usado con permiso ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.