Dispar elenco para un Goldoni

Aldo Barbero, Beatriz Spelzini, Alicia. Berdaxagar y .... dramática del canto y las inflexiones pertinentes ... Versión: Miguel Abeledo y Alicia Zanca. Intérpretes: ...
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Espectáculos

Página 10/Sección 4/LA NACION

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Domingo 29 de abril de 2007

Dispar elenco para un Goldoni

La voz oficial

Bueno

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El secretario de Cultura, José Nun, dio la palabra FABIAN MARELLI

Palabra de Nun: el Cervantes, paralizado El conflicto todavía no está resuelto El secretario de Cultura, José Nun, afirmó que el Teatro Cervantes no está cerrado, sino paralizado, por el conflicto generado por los técnicos afiliados a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE). En una charla con LA NACION, el funcionario sugirió que la crisis con ese sector laboral estaba en una vía muerta debido a la radicalización político-gremial de ese sector. “Esperamos que recapaciten, ya que nosotros cumplimos con lo acordado, que era abrir una paritaria específica para alcanzar el acuerdo”, dijo Nun, lo que se interpretó como una forma de tomar la iniciativa, algo que la secretaría no había hecho en lo que lleva de vida la pugna. La paralización del Cervantes,

El único teatro nacional corre el riesgo de cerrarse por los conflictos entre el Estado y los gremios estatales que algunos activos sectores teatrales definen como maniobras de cierre de ese escenario, se debe a la huelga de un grupo de 50 técnicos, en su mayoría afiliados a ATE, que han llevado a este estado la situación. El teatro tiene previstas dos obras: Cremona, dirigida por Helena Tritek, con Rodolfo Bebán, Enrique Liporace, Malena Solda y Salo Pasik en los papeles principales, y Todo verde y un árbol lila, dirigida por Juan Carlos Gené, con una inversión que supera los 600.000 pesos, y que no pueden estrenar debido a este problema. Este grupo de técnicos perdió su categoría, es decir, el reconocimiento de la especificidad en la tarea en 1992, en tiempos del ex ministro de Economía Domingo Cavallo. Nun contó durante el diálogo que lograron abrir en el Ministerio de Trabajo una paritaria especial para negociar las condiciones de

este grupo. Por cierto, se lograron tres adelantos que juzgó capitales en busca de un acuerdo: inclusión en la planta fija de los contratados; reconocimiento como agrupación específica a los técnicos –una forma de devolver la categoría– y, por último, un aumento de entre el 50 y el 70 por ciento del salario como colofón a su reconocimiento. Mientras que la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), el otro gremio estatal, aceptó el acuerdo y firmó el convenio, ATE pugnó por un incremento del 25 por ciento adicional por el horario especial que cumplen los técnicos, lo cual llevó al mantenimiento de la medida de fuerza. Nun dijo que los dos gremios se habían comprometido a levantar la medida de fuerza si lograban sentarse en la paritaria y sólo lo hizo UPCN. “Hay una crisis de credibilidad entre la secretaría y ese gremio; esperamos que vuelvan a sus tareas y no que continúen con este virtual abandono de trabajo”, siguió el secretario, quien admitió que, si no queda otro camino, habrá despidos, pero que confía en que los técnicos recapaciten. La huelga afecta no sólo al Cervantes, sino también a las orquestas y organismos estables dependientes del área de Cultura. En otro orden, descartó de plano el cierre del teatro. “Sólo está paralizado”, dijo, y luego adelantó que había gestionado en España un apoyo económico como para poner el recinto en un lugar de mayor protagonismo. Dentro de dos semanas habrá noticias sobre estos fondos que llevarán al teatro al lugar de obra del Bicentenario, según el secretario Nun. “Pretendemos que el Cervantes resplandezca, ya que el éxito del Cervantes es el éxito de la secretaría”, añadió. El funcionario dijo también que se había firmado un acuerdo con la Dirección Nacional de Arquitectura para refaccionar la fachada, en tanto que las obras de mantenimiento y mejoras en su interior estarán finalizadas el año próximo.

Arlequín, servidor de dos patrones, de Carlo Goldoni. Traducción: Miguel Abeledo. Versión: Miguel Abeledo y Alicia Zanca. Intérpretes: Alejandra Perlusky, Marcelo Savignone. Marcelo Xicart. Mariano Torre, Luisana Lopilato, Hernán Peña, Daniel Casablanca, Eugenia Tobal, Federico Howard, Leandro Aita, Maxi Ghione, Mariano Garzón, Juan Garzón y Rosina Fraschina. Músicos: Federico Llach, Lucas Ferrara, Sergio Wagner. Entrenamiento y diseño acrobático: Hernán Peña. Entrenamiento en Commedia dell’Arte: Marcelo Savignone. Música original y dirección musical: Ernesto Jodos. Iluminación: Gonzalo Córdova. Vestuario: Marianela Gómez. Escenografía: Gonzalo Córdova, Marianela Gómez. Asistencia de dirección: Mónica López Muños. Dirección: Alicia Zanca. En el Teatro de la Ribera. Jueves a sábados, a las 20. Domingos, a las 12.30. Duración: 120 minutos.

Ingresar en el mundo del italiano Carlo Goldoni no es moneda corriente y mucho menos lo es descubrir y transitar con calidad los valores de la Commedia dell’Arte, en la que asienta su producción. Ese mundo tan especial le posibilitará al actor descubrir a fondo los valores del juego, el ritmo y todo un entramado de esquemas corporales y gestuales que resultan un desafío intenso y, cuyos buenos resultados, pueden deparar la movilización de una platea hasta desconcertada por los enredos de la historia que se narra. Arlequín es un hombre que sirve a dos patrones al mismo tiempo y en esos actos ingresa en unos marcos de confusión muy significativos, tantos que deberá enfrentar muchos problemas de los que saldrá airoso gracias a su astucia. Entre tanto, Goldoni mostrará aspectos de una clase social (la de los patrones) en la que asomarán valores tan dispares como miserias, traiciones, venganzas y hasta el amor,

Maxi Ghione, Daniel Casablanca y Eugenia Tobal

que llegará para calmar las agitadas aguas. En la versión que Alicia Zanca acaba de estrenar en el Teatro de la Ribera, la Commedia dell’Arte se combina con fragmentos de algunos géneros muy populares en la Argentina como el circo y el melodrama en una mixtura que, a veces, promueve buenas síntesis y otras queda a mitad de camino. La intención no es mala. Este país no posee tradición en Commedia dell’Arte y el elenco de esta producción, además, es heterogéneo en cuanto a sus formaciones y desarrollos profesionales.

Heterogeneidad Como en experiencias anteriores –Sueño de una noche de verano y Romeo y Julieta– la directora cruza

Bueno

✩✩✩ El último yankee, de Arthur Miller. Versión de Fernando Masllorens y F. González del Pino. Dirigida por Laura Yusem. Con Alejandro Awada, Aldo Barbero, Beatriz Spelzini, Alicia Berdaxagar y Nya Quesada. Escenografía: Norberto Laino. Vestuario: Gabriela A. Fernández. Luces: Alejandro Le Roux. Música: Cecilia Candia. Diseño sonoro: Iván Grigoriev y C. Candia. Colaboración artística: Mary Sue Bruce. Asistente de dirección: Libertad Alzugaray. En el Regio, Córdoba 6056. De jueves a sábados, a las 20.30; y domingos, a las 20.

En los últimos tiempos el teatro de Arthur Miller se hizo presente en la cartelera porteña con firmeza: Panorama desde el puente y La muerte de un viajante son ejemplos. El Complejo Teatral de Buenos Aires tomó su último trabajo, estrenado en 1993, el mismo que Alejandro Romay planeaba estrenar hace unos cuantos años en la escena comercial. El último yankee no es una gran obra, pero tiene la pluma de un gran dramaturgo, preocupado siempre por desmitificar la omnipotencia del

Bueno

✩✩✩ Rigoletto, de Verdi, con Ricardo Ortale, reemplazado por Enrique Gubert Mella (Rigoletto), Norberto Fernández (el Duque), Vanesa Aguado Benítez (Gilda), Fernando Radó (Sparafucile), Guadalupe Barrientos (Maddalena), Mario De Salvo (Monterone) y elenco. Dirección: Antonio Russo. Régie: Anna D’Anna. Juventus Lyrica. Teatro Avenida.

MIGUEL ACEVEDO RIU

Una representación por demás accidentada en el teatro Avenida

Más allá de que el protagónico no estuvo en plenitud, y se notó a través de una emisión despareja, algunas desafinaciones y una sobreactuación que trató de disimular las carencias del momento, Rigoletto no arrancó de la mejor manera. Antonio Russo no alcanzó a obtener los mejores resultados de una orquesta que sonó no sólo con algunos desajustes sino también con sonidos extrañamente destemplados y desapacibles. Por lo demás, y este tipo de minucias no son de responsabilidad directa del conductor, hubo cantantes que, por su escaso volumen, quedaron muy opacados por la orquesta. Pero además de los aspectos musicales, mayormente correctos aunque de escaso vuelo, y de una puesta convencional,

Los trabajos de Daniel Casablanca (Arlequino) y Marcelo Savignone (Pantalón) resultan de una notable profundidad. Sus cuerpos están integralmente al servicio de esos personajes en los que descubren hasta los mínimos detalles y los desarrollan con creatividad. En la misma línea se expresan Marcelo Xicarts (Doctor Lombardi), Alejandra Perlusky (Esmeraldina) y Hernán Peña (Brighella). Asimismo, son resultan muy efectivos los servidores Federico Howard y Leandro Aita. El vestuario de Marianela Gómez y la iluminación de Gonzalo Córdova aportan un atractivo especial a esta propuesta que aún con los reparos expuestos tiene, en general, vitalidad.

Carlos Pacheco

Un Miller con mucho sentimiento llamado “sueño americano”. Todo comienza con el encuentro de dos hombres: Leroy Hamilton y John Frick, muy distintos entre sí, pero con una realidad en común: ambos acuden a un hospital neuropsiquiátrico para visitar a sus esposas, internadas. Allí queda expuesto el contrapunto de ideas y personalidades. Uno es idealista, sencillo y vive el presente; el otro es conservador, racista y especulador. La razón por la que sus mujeres están internadas es una consecuencia de esas personalidades. El centro está puesto en la pareja que conforman Leroy y Patricia. Ella está medicada desde hace casi 20 años, pero hace 21 días que sintió la necesidad de no tomar más medicamentos. Es así que recobra su lucidez y vuelve a enfrentar a su marido, a quien ama con toda su alma. No soporta su optimismo y conformismo. No puede tolerar que haya ido a contramano de la providencia, prefiriendo ser carpintero a digno descendiente de un prócer norteamericano. Pero también sabe que debe aceptarlo y está en el plan. Karen, la mujer de John Frick, no tiene tanta escapatoria a una depresión que la hunde cada vez más. Estas

Rigoletto no tuvo su mejor noche Cuando todavía estaba ingresando el público y era exactamente la hora del supuesto inicio del espectáculo, se escuchó por los altavoces que la función comenzaría con unos diez minutos de retraso. Una inesperada inflación se instaló en el Avenida y multiplicó la cifra por tres. A las 21, exactamente, comenzó la ópera y las razones de la tardanza se pudieron intuir a partir de la observación de la actuación de Ricardo Ortale, en el papel protagónico, y confirmar cuando, antes de comenzar la segunda parte, se anunció que sería reemplazado por Enrique Gibert Mella. Si hubo discusiones o conciliábulos antes de arrancar con la presentación porque Ortale sufría un malestar, pues habría que haber sopesado, por el bien del artista y de la representación, hasta qué punto era conveniente asumir el riesgo. Después de todo, con una trayectoria lo suficientemente importante, al barítono no le hacen falta presentaciones heroicas para sostener una carrera y nadie hubiera puesto en duda que realmente su ausencia se debía a algún malestar físico. En todo caso, el profesionalismo muy bien entendido puede implicar reconocer que lo mejor, por el bien general, es dar un sabio y prudente paso al costado.

intérpretes que provienen exclusivamente del teatro, con otros muy ligados a la televisión. Son los primeros los más adecuados para esta propuesta porque precisamente están formados en un teatro que hace del juego un valor de suma importancia, como Daniel Casablanca, Marcelo Xicarts y Marcelo Savignone, entre los más destacados. En contraposición, a Eugenia Tobal, Maxi Ghione, Luisana Lopilato y Mariano Torre su fuerte experiencia televisiva los condiciona bastante. Es muy notorio en algunas de sus entradas a escena: lo hacen con una pirueta acrobática pero, cuando se plantan sobre el escenario, cortan el impuso que los condujo, se acomodan para decir el texto y sus cuerpos se expresan de la cintura para arriba.

en las disposiciones escénicas, en el vestuario y en las marcaciones actorales, se resolvió interrumpir el devenir con una muy extensa pausa, a telón cerrado, con el público en sus lugares y el teatro en semipenumbra, para cambiar la escenografía entre la sexta y la séptima escena del primer acto, cuando la acción se traslada del palacio del Duque a la casa de Rigoletto, y, de igual modo, en la segunda parte de la función, entre el segundo y el tercer acto. Una decisión respetable pero que, sin embargo, no pareció favorecer el desarrollo dramático. En líneas generales, los cantantes que asumieron los papeles principales demostraron estar a la altura de las circunstancias. Norberto Fernán-

dez mantuvo una línea correcta, más allá de un inoportuno quiebre en el mismísimo final de “La donna è mobile”. Vanesa Aguado Benítez aportó su juventud para construir una Gilda de aspecto teatralmente adecuado y pareció manejarse mucho mejor en las escenas de conjunto, en sus dúos con Rigoletto y con el Duque, que cuanto debió enfrentarse en soledad con las tremebundas coloraturas que Verdi introdujo en el “Caro nome”, aria que cantó de acuerdo a la partitura original, sin las cadencias que la tradición le ha agregado. Enrique Gibert, entró para el segundo acto como suplente vestido de héroe, y cautivó al público con su presencia escénica. Con todo, para hacer “Cortigiani, vil razza adnata”, no alcanza con demostrar furia en lo actoral sino que hubiera sido deseable acompañarla con una intensidad dramática del canto y las inflexiones pertinentes que no pudieron ser percibidas. Como lo que habría de acontecerle a su odiado Duque, su nota final tampoco fue impecable y una desafinación indeseada la dejó bastante más abajo de lo que realmente debería haber sido. Quienes deben haber tenido un sueño por demás placentero después del debut, deben haber sido Fernando Radó y Guadalupe Barrientos, dos jóvenes de 21 y 19 años, quienes cumplieron con soltura sus trabajos como Sparafucile y Maddalena, un asesino repulsivo y su hermana de escasos pudores. Tal vez, de todos los aplausos finales, los más merecidos hayan sido aquellos que los tuvieron a ellos por destinatarios.

Pablo Kohan

Alejandro Awada y Beatriz Spelzini, en muy buenos trabajos

mujeres son el símbolo de un desmoronamiento y toda la situación es un reflejo de la caída de los principios básicos y una reivindicación íntima, optimista y esperanzada. Laura Yusem diseñó una puesta acorde, realista y emotiva. Hizo que sus actores degusten en forma sibarita los textos y conceptos del dramaturgo norteamericano. Los hizo llenar la escena con soltura y muy buena conexión. Alejandro Awada tiene tránsitos perfectos y carnadura, como Leroy, un personaje soñado para un gran actor. Beatriz Spelzini, como su mujer, le da convicción y sentimiento a esta mujer que

reivindica su depresión y la asimila una consecuencia. Entretanto, Alicia Berdaxagar y Aldo Barbero ponen el oficio de los grandes actores en escena, en composiciones sólidas. Lo objetable: Nya Quesada hace de paciente, sin ningún texto, inmóvil. Tal vez por respeto a su nombre podría haberse “inventado” alguna situación o línea de acción con ella. Otro mérito: la escenografía hiperrealista de Laino, que da la sensación de enormidad y profundidad. Advertencia: al Regio hay que ir muy abrigados. Muy.

Pablo Gorlero

CLASICA

LO QUE VENDRA

Mucha y variada será la actividad musical para la semana que comienza HOY l A las 17, última función de Norma, de Bellini. Teatro Argentino, Av. 51, entre 9 y 10. Desde $ 20. Informes, 0800-666-5151. l A las 17.30, Rigoletto, de Verdi, por Juventus Lyrica. Teatro Avenida, Avenida de Mayo 1222. Informes, 4381-0662. Repite jueves y sábado, a las 20.30. l A las 17.30, Il duetto d’amore en la ópera, con Eugenia Castro (soprano), Néstor Yoan (tenor) y Horacio Rogner (piano). Museo de Bellas Artes, Avenida del Libertador 1473. Gratis. LUNES l A las 20, Sinfónica de Berlín, con la dirección de Jorge Uliarte. Obras de Mozart, Beethoven, Dvorak y Piazzolla, entre otros. Hipódromo de San Isidro, Av. Márquez y Tellier. Gratis. MIERCOLES l A las 13, comienza la Temporada Allegretto con Cappella della Pietà dei Turchini. Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125. Gratis. l A las 20, concierto de la pianista Valentina Díaz-Frenot. Obras de Ravel y Debussy. IUNA, Córdoba 2445. Entrada libre. l A las 20.30, Cappella della Pietà dei Turchini, con la dirección de Antonio Florio, en la apertura de temporada de Nuova Harmonia. Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125. l A las 20.30, recital de las violinistas Bracha y Anat Malkin, junto a la pianista María del Carmen Calleja. Obras de Haendel y Prokofiev, entre otros. Templo Comunidad Amijai, Arribeños 2355. Informes, 4784-1243. JUEVES l A las 20, concierto del organista italiano Giorgio Carnini. Obras de

Bach, Mendelssohn y Vivaldi. Basílica del Santísimo Sacramento, San Martín 1037. Entrada libre y gratuita. l A las 20, recital de piano de Alejandra Leoz y Sebastián Dorso. La Scala de San Telmo, Pje. Giuffra 371. Entrada: $ 5. l A las 20.30, primer ciclo de la Britten Sinfonia, con la dirección de la pianista Joanna MacGregor (Mozarteum Argentino). Obras de Bach, Dowland, Britten y Golijov. Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125. VIERNES l A las 19, música de cámara con Jorge Menezes (guitarra). Museo Fernández Blanco, Suipacha 1422. Entrada: $ 1. l A las 20.30, segundo ciclo de la Britten Sinfonia, con la dirección de la pianista Joanna MacGregor (Mozarteum Argentino). Obras de Britten, Pärt y Bach. Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125. l A las 20.30, Sinfónica de Mar del Plata, con dirección del maestro Ullúa y la participación de Pía Sebastiani. Basílica de Luján. Gratis. SABADO l A las 20, cuarteto de cuerdas Vivace, con obras de Mozart, Beethoven, Bocherini y Shostakovich. Auditorio AMIA, Pasteur 633. Gratis. l A las 20.30, Blumen Ensamble, con dirección de Néstor Andrenacci. Auditorio Pestalozzi, Freire 1824. Entrada: $ 10.