Un baile para Hamburgo

27 mar. 2010 - González, Fito Páez y Rosario Bléfari. La cantante y compositora detalló la precariedad de recursos con los que tuvo que trabajar en un piloto.
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POR EL MUNDO

GRITOS Y SUSURROS De qué habla la gente de la cultura cuando casi nadie la escucha

Un baile para Hamburgo POR PABLO GIANERA De la Redacción de La Nacion

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González, Bléfari y Páez en el CCEBA

PROYECTOS SIN TERMINAR. En el Centro Cultural de España en Buenos Aires se presentó la semana pasada el ciclo Inconcluso, que convoca a artistas, escritores y músicos a hablar sobre aquellos proyectos –laborales y personales– que, por algún motivo, no lograron concluir. El primer encuentro contó con la participación de Horacio González, Fito Páez y Rosario Bléfari. La cantante y compositora detalló la precariedad de recursos con los que tuvo que trabajar en un piloto televisivo sobre el mundo del arte que no logró estrenar: “La cámara colgada de una percha nos servía de steadycam”, recordó entre risas. González señaló que todos los días de su vida le quedaban cuestiones sin terminar y propuso nombrar a Buenos Aires como la capital de los proyectos inconclusos. Páez contó que su amigo Roberto Fontanarrosa no había terminado de escribir un guión debido a la preocupación que le causaba lo que le dirían sus amigos.

Liniers intervino el cuarto de un hotel

PINTANDO HOTELES. Tal como lo cuenta en su ilustración de la página 2 de esta edición de adnCULTURA y se advierte en la foto de aquí arriba, Liniers fue invitado por los encargados del hotel de Bologna, donde se hospedó durante su reciente viaje a Italia a pintar las paredes de su habitación. El pedido entusiasmó al dibujante y humorista, que tiene algunos de sus personajes estampados en el piso de madera y en las paredes de su estudio porteño. Mientras el creador de Macanudo intervenía el cuarto del hotel italiano a piacere, en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires continúa con éxito la muestra que reúne el trabajo realizado por Liniers en los últimos años.

Qué están leyendo

RECITAL A BENEFICIO. En el Palacio Larivière, sede de la Cancillería de la Embajada de España, Alejandro Cordero organizó un recital lírico a beneficio de la Fundación Teatro Colón. Entre la nutrida concurrencia se vio a Mirtha Legrand, Luis Benedit, Andrés y Canela von Buch, Teresa Aguirre Lanari de Bulgheroni, Mercedes von Dietrichstein de Zemborain y Luis Ovsejevich. En la entrada, a los hombres les colocaban un clavel colorado en el ojal y a las mujeres les entregaban un abanico. Gino Bogani prestó los mantones antiguos de su colección que las cantantes usaron en la segunda mitad del concierto. El próximo recital de la Fundación Teatro Colon será el 10 de mayo en la Embajada de Francia. © LA NACION

© LA NACION

Dudu von Thielmann y Orly Benzacar

MACCHI EN BENZACAR. Fue una gran noche para Orly Benzacar la de la inauguración de la muestra de Jorge Macchi. Coincidieron en el local de Florida 1000 la coleccionista Dudu von Thielmann, integrante del comité internacional de la próxima edición de ArteBA, la galerista paulista Luisa Strina y la mutidisciplinaria Marta Minujin, recién llegada de una gira neoyorquina. No faltaron los integrantes de la primera camada de artistas del programa de Artes Visuales encarado por la Universidad Di Tella, bajo la dirección de Inés Katzenstein, que contó con Macchi como profesor de clínica. Allí estuvieron también los coleccionistas Marion Eppinger Helft y los Jozami, Aníbal y Marlise, admiradores de los juegos conceptuales de rigurosa factura firmados por Macchi. Esa misma noche, en la imponente torre diseñada por César Pelli en Puerto Madero, la Fundación YPF inauguró su espacio con antológica muestra de Graciela Sacco, curada por Fernando Farina. ***

*** LA HISTORIA POR TV. La presentación de Unidos por la historia, el programa de The History Channel que conducen Felipe Pigna y el mexicano Pedro Palou, dedicado a revisar la historia del continente americano, reunió a Federico Andahazi, Eduardo Galeano, Laura Restrepo, Enrique Krauze y Laura Esquivel, entre otras figuras que aprovecharon la ocasión para compartir sus reflexiones sobre el Bicentenario. Desde la enorme ventana del salón del Yacht Club donde se realizó el encuentro, los invitados pudieron apreciar varias fragatas de diversos países latinoamericanos, de gira por la región, que estaban anclados por esos días en un dique de Puerto Madero.

acia el año 2005, Alberto Manguel le mandó al compositor argentino Oscar Strasnoy la novela El baile, de Irène Némirovsky. En el volumen, entre las páginas, había una notita: “¿Por qué no escribís una ópera sobre esto?”. El proyecto quedó dormido hasta que Simone Young, directora musical de la Ópera Estatal de Hamburgo, le pidió una obra con un personaje central femenino que hiciera de eco a Erwartung, de Arnold Schönberg. “En Le bal hay dos personajes femeninos principales y hay una espera imposible. Caía como anillo al dedo. Es muy operístico”, cuenta Strasnoy. Su ópera, estrenada a principios de este mes, formó parte de un programa triple llamado “Trilogie der Frauen” (Trilogía de las mujeres) que incluía, además de Erwartung, Das Gehege, de Wolfgang Rihm. “Es una música puramente teatral –explica el compositor–. Mis referentes, en relación con la escena, son Rossini y Richard Strauss. La música de Le bal es una música muy ágil que juega todo el tiempo con el contraste, con el subrayado de la acción, con la demencia de los personajes, con la implosión de un mundo en equilibrio muy inestable. La única coincidencia musical con Erwartung es el tipo de orquesta, por razones prácticas.” Pero el librito de Némirovsky presenta algunas sutilezas que parecerían difíciles de resolver musicalmente; sobre todo el final, ese momento en el que Antoinette, la protagonista, abraza a la madre para consolarla y en realidad sonríe y se burla. “Tuve la suerte de trabajar desde el principio con Matthew Jocelyn, el libretista y director de escena. Eso hizo que pensáramos música, libreto y escena desde el principio. Hay infinitas sutilezas en el libro. ¿Cómo hacer (¡en 50 minutos!) para sugerir el pasado oscuro de la madre, la impostura entre un presente inventado y un pasado vergonzante? La sonrisa de la hija es el final de la ópera. La música ya es bastante grave en ese momento. La sonrisa de Antoinette es un rictus histérico que tiene más que ver con la embriaguez de haber demolido una casa que con la felicidad.” Strasnoy recuerda que el último encargo de la Ópera de Hamburgo se le hizo, en 1997, a Helmut Lachenmann, que escribió Das Mädchen mit den Schwefelhölzern. “Una locura. Es muy posible que me linchen el día del estreno.” Las primeras críticas periodísticas estuvieron bastante lejos del linchamiento. En el Süddeutsche Zeitung, Wolfgang Schreiber escribió que la ópera había sido un “golpe de genio”.

Alan Pauls El caso Voynich, de Daniel Guebel “No es el cirujano sentimental de Derrumbe el que aparece en Voynich; es el teólogo autodidacta de Los elementales: un exégeta insomne que da vueltas alrededor de un manuscrito y convierte la interpretación en delirio. Fan de la cultura hermética, Guebel vuelve a la pregunta del millón: ¿por qué buscamos sentido en todo lo que se nos resiste?”

Sábado 27 de marzo de 2010 | adn | 3