Página 4/Sección 4/LA NACION
Espectáculos
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Jueves 18 de junio de 2009
CINE
PRIMER PLANO
Luciano Castro, un muchacho que limpia autos y lucha contra sus traumas, y Erica Rivas, casada con un concejal corrupto
Cruces y amores de pueblo chico Toda la gente sola es un promisorio debut en solitario de Santiago Giralt Buena ((( Toda la gente sola (Argentina/2009). Guión y dirección: Santiago Giralt. Con Erica Rivas, Lola Berthet, Luciano Castro, Alejandro Urdapilleta, Mónica Villa, Elías Viñoles, Silvina Acosta, Fernando Ferrer, Viviana Gazzola, Héctor Gióvine, Esteban Meloni, Luciano Nóbile, Marcos Odasso. Fotografía: Sol Lopatin. Música: Tomi Lebrero. Sonido: Jésica Suárez. Edición: Eva Bär. Dirección de arte: Samanta Quiroga y Angela Vainstein. Presentada por Primer Plano Film Group. Duración: 104 minutos. Apta para mayores de 13 años.
En su debut en solitario (ya había codirigido UPA! Una película argentina y Las hermanas L.), Santiago Giralt se arriesga con una tragicomedia de estructura coral (varias subtramas con personajes que comparten el protagonismo) para ofrecer un retrato abarcador sobre los secretos y mentiras, sueños y frustraciones, búsquedas y miserias de los habitantes de un típico pueblo chico-infierno grande, que en este caso conviven en Venado Tuerto, ciudad natal del guionista y director. El resultado es desparejo: en sus mejores momentos, Toda la gente
sola remite a films de similares estructuras, como Ciudad de ángeles, de Robert Altman, o Magnolia, de Paul Thomas Anderson –indudables modelos de guión para Giralt–, y, en los peores, recurre al artificio, a la acumulación, a la simplificación y al subrayado más propios de una tira televisiva de mediana valía. Una joven casada con un concejal corrupto e infiel (Erica Rivas), una introvertida empleada de un lavadero de ropa (Lola Berthet), una madre divorciada que vive obsesionada por los problemas de sus hijos y por la religión (Mónica Villa), un muchacho que se gana la vida limpiando autos mientras lucha contra sus traumas (Luciano Castro), un adolescente tímido en pleno despertar sexual (Elías Viñoles) y un pastor evangelista que convoca multitudes pero no puede resolver sus propias contradicciones (Alejandro Urdapilleta) son las principales piezas de este todavía más amplio rompecabezas. El ambicioso guión es, a la vez, lo mejor y lo peor de Toda la gente sola, ya que nos propone un interesante mosaico de personajes de
diferentes orígenes, situaciones y generaciones, pero al mismo tiempo resulta un mecanismo un poco forzado que no permite que las distintas historias se entrelacen y se potencien con la fuerza, la atracción y la fluidez que este tipo de relatos necesita. Esos desniveles también se contagian al terreno actoral, mientras que ciertos climas, comentarios y observaciones sociales (el calor agobiante que ha generado una sequía en la zona, la información que se ofrece a partir de unos televisores que siempre están prendidos) resultan demasiado obvios. De todas maneras, Toda la gente sola tiene, tanto en su propuesta general –que busca conectar con el gran público a través de viñetas de humor y pinceladas emotivas– como en sus pasajes más logrados, motivos suficientes como para destacar el trabajo de Giralt, un guionista, director y productor hiperactivo que podrá respaldarse en los hallazgos y aprender de los tropiezos de este film para solidificar una carrera que luce promisoria.
Diego Batlle
Una amistad que descree de fronteras Muy buena (((( Visita inesperada (The Visitor, EE.UU./2008). Dirección y guión: Tom McCarthy. Con Richard Jenkins, Hiam Abbas, Hazz Sleiman, Danai Gurira y otros. Fotografía: Oliver Bokelberg. Música: Jan A. P. Kaczmarek. Presentada por Impacto Cine. Hablada en inglés. Duración: 104 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años.
ALFA
Benicio del Toro añade matices al Guevara de Steven Soderbergh
La marcha del Che rumbo a su trágico fin Gastón Pauls tiene una participación en el film Buena ((( Che-Guerrilla (Francia-España-EE. UU./2008, color; hablada en español). Dirección: Steven Soderbergh. Con Benicio del Toro, Franka Potente, Joaquim de Almeida, Eduard Fernández, Marc-André Grondin, Gastón Pauls, Jorge Perugorría, Pablo Durán, Armando Riesco, Carlos Bardem, Lou Diamond Phillips. Guión: Peter Buchman, inspirado en Diario de Bolivia, de Ernesto Guevara. Fotografía: Peter Andrews. Música: Alberto Iglesias. Edición: Pablo Zumárraga. Presenta Alfa. 130 minutos. Sólo apta para mayores de 13 años.
Esta segunda parte del ambicioso proyecto que Steven Soderbergh consagró al Che Guevara puede ser dramáticamente más interesante que la primera, en cuanto aborda la fracasada experiencia del revolucionario en Bolivia y por lo tanto descubre otras facetas del personaje y se desarrolla en clave trágica. Pero por eso mismo también acusa una desventaja respecto de la primera. Si aquella acompañaba el largo y laborioso ascenso desde la rebelión hasta el triunfo final, Che-Guerrilla marcha en sentido contrario: es un descenso rumbo a la frustración, la derrota y la muerte, lo que confiere al film cierto aire sombrío. Soderbergh, ya se sabe, ha evitado el panegírico, la grandilocuencia épica y las apelaciones a la emotividad, pero tanta contención parece impedirle ahondar en la interioridad del personaje e inyectarle a su retra-
to el aliento trágico que contribuyó a convertirlo en leyenda.
Camino final El film se inicia diez años después de la victoria en Cuba, cuando Guevara desaparece de la escena y en un intento por exportar la revolución, transformado su aspecto y bajo nombre falso se instala en la selva boliviana para fomentar un alzamiento campesino. Pero las circunstancias son allí bien diferentes de las que conoció en Sierra Maestra: retaceado el apoyo de los comunistas, rodeado de más desconfianzas que adhesiones y acosado por efectivos del ejército especialmente adiestrados, debe luchar también contra el clima, el asma, la carencia de suministros y sus propias dudas y contradicciones. Hasta que llega la traición, la captura y el fatal desenlace, y con él, la parte más vigorosa y convincente de un film que hasta ahí se ha tomado un tiempo algo excesivo para describir minuciosamente el día a día de la guerrilla. Profesional incuestionable (él mismo maneja una cámara que le permite describir con claridad y nervio las escenas de combate), Soderbergh adopta esta vez un lenguaje más académico; vuelve a desechar el formato típico de las biopics hollywoodenses aunque no siempre descarta lo didáctico. En este tramo que le exige más, Benicio del Toro añade matices a su trabajo. El resto del elenco, en el que se mezclan acentos diversos, incluye a Gastón Pauls en una breve participación.
En una universidad de los suburbios de Connecticut, el profesor Walter Vale dicta desganadamente sus clases. Viudo desde hace cinco años sobrevive como puede a una existencia monótona y sin ilusiones. Cuando de mala gana acepta suplir a un colega en una conferencia en Nueva York descubre sorpresivamente a una joven pareja en su departamento. Tarek, llegado de Siria, y Zainab, de Senegal, fueron víctimas de una estafa inmobiliaria; Walter acepta alojarlos temporalmente pero entre él y Tarek se crea un fuerte vínculo, tanto que cuando este último es detenido y alojado en un centro de detención para inmigrantes sin papeles, Walter se involucrará, y más aún cuando llegue Mouna, la madre del joven. El director y guionista Tom McCarthy, que aquí hace su segunda incursión detrás de la cámara, luego de The Station Agent, logra un apasionante relato basado en la comprensión y la amistad. La labor de Richard Jenkins como el profesor es de excelente calidad. No en vano el actor logró ser nominado por este trabajo en la entrega de los Oscar de febrero. Su rostro triste, su sonrisa casi patética y ese compromiso que asume frente a sus nuevos amigos elevan su tarea a picos muy altos de interpretación. El resto del elenco apoya con solidez ese relato que habla de las peripecias que viven los indocumentados en los Estados Unidos, aunque el eje argumental sea un canto a la comprensión y a la verdadera amistad.
Adolfo C. Martínez
IMPACTO CINE
Fernando López
Richard Jenkins y Hazz Sleiman