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eptiembre / octubre

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DAVID CUADRADO

còmic :

per a totes les mirades El pasado 26 de octubre se presentó oficialmente la guía de lectura sobre cómic realizada por la Biblioteca Central Tecla Sala, en una charla con Antoni Guiral y Óscar Nebreda y en coincidencia con la inauguración de la exposición de originales del cómic Bajo la piel, de Sergi Álvarez y Sagar Fornies.

Portada de la guía

Imágenes de la exposición de Bajo la piel

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DAVID CUADRADO

còmic :

per a totes les mirades La guía ha nacido con el objetivo de demostrar el gran valor del cómic como medio de comunicación, al mismo nivel de otros con un prestigio fuera de toda duda, como la literatura, la pintura o el cine. Formada por una selección totalmente subjetiva de 30 obras, todas ellas comentadas brevemente y acompañadas de la imagen de la portada y de las de dos viñetas o parte de ellas, la guía pretende mostrar a nuestros usuarios la infinita variedad de temas y estilos que podemos disfrutar, hoy en día, en clave de historieta. Está dirigida, por lo tanto, a todo tipo de público: desde aficionados al cómic a los que puede servir para ampliar sus gustos hasta neófitos en el tema, que pueden llegar así a descubrir el placer de la lectura que puede proporcionar este joven medio de comunicación tachado, injusta y equivocadamente, de género menor a lo largo de los años. Entre las obras seleccionadas podemos encontrar desde denuncias contra el totalitarismo como Maus o Persépolis hasta magníficos tebeos de género negro, como 5, el número perfecto, Alack Sinner y Monster, pasando por narraciones intimistas como El almanaque de mi padre, sinceras biografías como La ascensión del gran mal o locuras desbordantes de imaginación, fantasía, ironía y cinismo como las geniales Aventuras del Capitán Torrezno. Eso sin olvidar obras que han marcado un antes y un después en el mundo del cómic como Contrato con Dios, Batman año uno, Sandman, Calvin y Hobbes…

Página interior de la guía

Toda persona o entidad interesada en recibir un ejemplar de la guía puede solicitarla enviando sus datos postales mediante un correo electrónico a [email protected] indicando en el asunto “guía de cómic” y la recibirá por correo postal de manera totalmente gratuita. c

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reseñas ASTÉRIX: ¡EL CIELO SE NOS CAE ENCIMA! / Albert Uderzo Salvat. 48 p. Color. Cartoné. 9,80 €

La aparición de un nuevo álbum de Astérix, pese a constituir previsiblemente un superventas absoluto y una buena oportunidad para que los medios de comunicación -aparte de cuando se celebran salones del cómic- hablen de historieta, siempre es motivo para que los que nos preocupamos en serio por el medio -y también no pocos fans acérrimos del personaje- lamentemos el que el señor Uderzo insista en seguir tomando en solitario -relativamente hablando, pues hay que tener en cuenta los asistentes que lo secundan al dibujo- las riendas del galo irreductible que crearon él y Goscinny, en lugar de haber dejado que muriera junto con el genial guionista y vivir tranquilamente de las rentas y el merchandising generados por sus álbumes. Siempre quedaba el consuelo de que, pese a que las nuevas aventuras de Astérix sin Goscinny resultasen irremediablemente inferiores, al menos permitían mantener vivo el interés por el personaje, interés que indirectamente beneficiaba al propio mercado tebeístico en general. No obstante, este último “Astérix”, incluso para los que considerábamos que los episodios guionizados por Uderzo “no estaban tan mal”, ha supuesto una desilusión. ¿Por qué? Para empezar, el argumento -celosamente guardado en secreto hasta la salida del álbum (lejanos quedan aquellos tiempos en que un lector podía seguir las aventuras de Astérix semana a semana en revistas como Pilote antes de ser editadas en álbum), acaso para tener en vilo al lector e incitarlo a comprarlo “a ciegas” el día de su lanzamiento- podría definirse como lo que Goscinny jamás hubiera hecho con Astérix: entregarse al género superheroico/fantacientífico. La historia se centra en la visita a la aldea gala de Tun (toon, ¿lo captáis?), un extraterrestre -que más de un crítico ya ha definido como un cruce entre un Teletubbie y un personaje disneyano- procedente del planeta Dyswaltnie (anagrama de adivinad quién), que posee un ejército de Superclones (basados en Superman) quienes habrán de afrontar a los invasores del planeta Namga (manga, ¿lo captáis también?) y sus robots Kara-Ratas, claramente inspirados en Goldorak (robot gigante creado por Go Nagai, cuyo anime causaba estragos en Francia a finales de los 70, al mismo tiempo que Mazinger Z, del mismo autor, a este lado de los Pirineos). Resumiendo, el autor ha querido hacer con este álbum una defensa de los queridos héroes “made in USA” frente a la “invasión manga” que en estos momentos está padeciendo toda Europa. O sea, que los yanquis son los buenos y los japos, los malos. Lamentablemente, no son escasos los historietistas veteranos que miran al tebeo nipón con desdén y desconocimiento de causa -Ibáñez ya se ha revelado como uno de éstos en más de una entrevista- sin reconocer que dentro del cómic de la nacionalidad que sea, tanto europeo como americano o japonés, hay de todo: obras maestras, obras correctas, obras mediocres y engendros. Y desde luego, hay muchos manga cuya lectura resultaría mucho más recomendable que la obra que ahora nos ocupa. Otros han creído ver aquí un intento por parte de Uderzo de ganarse el mercado americano, tradicionalmente de difícil acceso para los productos europeos, pero la inclusión de alienígenas, robots y superhéroes, nos tememos, no logrará el acercamiento a los lectores estadounidenses y sí el alejamiento de muchos “asterixófilos” de siempre. El dibujo de este postrer Astérix se mantiene digno, pese al uso de la coloración por ordenador que no combina bien con la tradicional y habitualmente muy cuidada coloración plana de la serie. El uso del photoshop en algunas viñetas, como también se ha comentado, parece llevado a cabo por un debutante; véase especialmente la esfera de la que procede Tun para comprobar lo que decimos. Uderzo ha asegurado repetidamente que no dejaría que nadie retomase, el día que él ya no estuviese, las aventuras de Astérix, ¡a saber lo que harían con él! Lamentablemente, nos atreveríamos a afirmar que, en manos de un guionista competente –que los hay, y bastantes, en el mercado francófono-, incluso éste n CONTINÚA EN LA PÁGINA SIGUIENTE

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VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR

hubiera tratado al personaje con mayor dignidad y respeto hacia sus dos creadores, que, por irónico que parezca, el propio Uderzo en el presente álbum. Muchos hasta han llegado a ver en ¡El cielo se nos cae encima! como si el autor quisiera hacer un “álbum de despedida” pues, ciertamente, una vez leído éste da la sensación de que, definitivamente, la saga de Astérix no da para más ideas; ideas que resulten fieles al espíritu del personaje, claro está, pues este álbum, decididamente, muy poco mantiene del espíritu original del Astérix al que todos apreciamos. Incluso los elementos típicos de cada álbum, como los romanos o los piratas, quedan reducidos a un plano muy secundario en éste, mientras que la clásica viñeta del banquete se repite dos veces, una unas pocas páginas antes del final y otra en la última página (aunque no queda tan fuera de tono, como alguien ya ha apuntado, que Asurancetúrix cante en lugar de estar atado, pues ya lo había hecho en algunos álbumes anteriores). Ni siquiera la vieja teoría del “ es tan malo que parece bueno”, o sea que un producto cutre y banal acaba, a la larga, teniendo su gracia –un caso muy conocido de esta paradoja “malo/bueno” es la serie televisiva de Batman de los 60- puede aplicarse a ¡El cielo se nos cae encima!; es un álbum malo, y punto, aparentemente destinado a un público infantil… y decimos “aparentemente”, porque, como se sabe, los niños no son tontos-; casi no hay aquí “segundas lecturas” –tan abundantes en el Astérix “clásico”- que hagan sonreir al lector adulto, cuando la propia serie, en los años 60, tuvo el mérito de acercar la “bande desinée” al público francés mayor de edad (otros dirán que fue Barbarella la que desencadenó el “boom” del cómic adulto en Francia, pero la heroína de Forest no gozó, ni de lejos, del lectorado masivo que acogió a Astérix) y con él, todo el equipo de Pilote, si bien eso también es otra historia Los álbumes guionizados por Uderzo se estaban enfocando cada vez más hacia situaciones más basadas en la fantasía pura que en la sátira de la que hacían gala las mejores entregas de la serie, llegando a soluciones surrealistas como el mostrar qué pasaría si Obélix se bebiese toda una marmita de poción mágica, convirtiéndolo en estatua primero y en bebé después (en El mal trago de Obélix) o, ya en el primer álbum sin Goscinny, La gran zanja, convertir a Astérix en un gigante. ¡El cieo se nos cae encima! representa, acaso, la culminación de ese surrealismo. Más que un guión para un álbum de Astérix, parece el guión para una película animada del mismo, tal como aquel lamentable Las doce pruebas de Astérix que demostró a todas luces la dificultad de transferir la esencia de un personaje de historieta al cine de animación, un medio que aún hoy sufre aun más dificultades que la propia narrativa en viñetas para ser reconocido definitivamente como un arte adulto… pero eso es otra historia. Un detalle curioso, que ya ha circulado tanto por la prensa como por Internet: la edición catalana del álbum posee un error ortográfico en la portada: “El cél s´ens cau al damunt”, cuando en realidad debería ser “El cél ens cau al damunt” (en catalán, el verbo caure no es reflexivo). Salvat ha anunciado que va a hacer un nuevo tiraje del álbum en catalán con el título debidamente corregido -lo cual con seguridad ya será una realidad en el momento de aparecer estas líneas-, por lo que se ha especulado que el álbum con la errata en el título podría convertirse en el futuro en un preciado collector´s item. No obstante, días después de haberse detectado el “gazapo”, el álbum con el mismo, pese a haber sido retirada inmediatamente de algunas librerías importantes como la FNAC, seguía a la venta sin problemas en muchas otras. El álbum concluye con una dedicatoria a Walt Disney, “ese famoso y genial druida que nos permitió a algunos de mis colegas y a mí caernos en una marmita repleta de poción mágica de la que sólo él tenía el secreto. Mira por donde, Uderzo comparte su devoción por Disney (Walt) con Osamu Tezuka, el decano de esos manga que ahora pretende poner a parir. Es significativo que Disney (la compañía, no Walt) esté actualmente atravesando, al igual que el cocreador de Astérix, un período de baja creatividad. Por desgracia, contrariamente a lo sucedido con Obélix, el caerse en la citada marmita no significaba necesariamente que los efectos de la poción fuesen permanentes… ALFONS MOLINÉ

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reseñas MADRE VUELVE A CASA / Paul Hornschemeier Astiberri. 128 p. Color. Cartoné . 22 € Cuantos más cómics conoce uno más y mejor valora su eclecticismo, su amplitud de ofertas. Cuando algunos “atrevidos” semiólogos, filósofos, pedagogos o coleccionistas franceses e italianos intuyeron en los sesenta que la historieta, además de poseer un discurso para mentes adultas (cosa que la industria norteamericana había dejado clara a principios del siglo XX), incluía en su seno menajes gráficos, narrativos y dramáticos capaces de soportar teorías científicas aplicadas hasta entonces al Arte (en mayúscula, para entendernos), poco sospechaban que por aquella puerta entreabierta entrarían, con holgura, historietas de mensaje adulto con un lenguaje más desarrollado. Las, por decirlo así, veleidades experimentales de cierta historieta de los sesenta y setenta del siglo XX no cayeron en saco roto; forjaron nuevas estructuras, nuevas técnicas, y ampliaron horizontes para autores y lectores. La historieta, como medio, ha sabido aglutinar propuestas de mero ocio con historias que profundizan en la esencia del drama, entendido como camino con muchos recodos que intenta interpretar los complejos mecanismos de la psique humana. Madre, vuelve a casa, de Paul Hornschemeier, pertenece a este apartado. El joven Thomas acaba de perder a su madre y cuida de su territorio, concretado en la figura de su padre y aquellos espacios relacionados íntimamente con la figura materna. Esta historia de una ausencia, vista desde la perspectiva de Thomas, incluye a un padre incapaz de responder a la desaparición de su mujer y, por extensión, de afrontar su nueva realidad; Thomas asiste, angustiado, a la “pérdida” de la que parece su única relación con el mundo, su padre, un hombre que día a día se instala en el caos mental de su incapacidad para reconectar con la vida real. Thomas desarrolla un mundo propio, desarrolla sus propias defensas, intuyendo que ésa es la única forma de seguir conectado no ya al mundo, sino a la figura paterna, su única conexión con la madre desaparecida. A pesar de su corta edad, Thomas desarrolla un sexto sentido que le permite valorar la actitud de quienes desean ayudarle, sus tíos, aunque su único objetivo sea el de recuperar a un padre que, por imperativo legal, debe recluirse en una institución psiquiátrica y buscar la fórmula de aceptar el nuevo entorno vital. Esta complicada madeja va desenrollándose tirando de hilos que refuerzan el dramatismo de la situación; el padre ayudó a morir a la madre, víctima de una enfermedad sin solución, y el único camino que encontrará para huir de esa realidad será el suicidio. Hornschemeier resuelve bastante bien la papeleta, porque la historia es incómoda y proclive al dramatismo exacerbado e incluso a la resolución maniquea; lo hace con una buena lectura narrativa, modulando bien los silencios y fijando planos que refuerzan el desamparo de Thomas, el protagonista. Es más, Hornschemeier dibuja la narración, apuesta por el grafismo interiorizado, ayuda a relatar con su parquedad estilística; la suya es una historieta que procura la densidad narrativa con palabras escasas y certeras en general, y dibujos de situación, que “obligan” al lector a no apartar nunca la atención del objetivo del autor, que es la entidad de un drama vivido desde dentro por, básicamente, dos personajes: Thomas y su padre. Ésa es, a mi juicio, la intención de Hornschemeier pero, aunque consiga mantener una cierta tensión y, en ocasiones, redondee su propuesta, el autor de Madre, vuelve a casa es, tal vez voluntariamente, excesivamente frío y, en alguna ocasión, disperso. Su dibujo, en principio, ayuda mucho a mantener la distancia debida hacia un drama brutal, pero también provoca no el desinterés, pero sí una sensación de frialdad que sugiere el abandono de sus propias criaturas en manos de una narración que necesita del compromiso total de sus personajes. Por otro lado, la inclusión de escenas dibujadas con un estilo más sintético que definen estados mentales de Thomas apenas aporta información útil para el seguimiento del proceso mental del protagonista, a pesar del simbolismo, en ocasiones fallido, que supuestamente asumen. Aunque con altibajos, a pesar de estas apreciaciones, Madre, vuelve a casa es una historieta interesante porque consigue transmitir pensamientos íntimos, porque en todo momento respeta a sus personajes y al lector, y porque conduce con seriedad y bastante eficiencia un tema escabroso y, por tanto, complejo, evitando el recurso fácil sin caer en trampas estilísticas que sin duda hubieran desdibujado la carga íntima de la historia. ANTONI GUIRAL

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reseñas YOU ARE HERE / Kyle Baker Planeta-DeAgostini. 160 p. Color. Cartoné. 14 € La gente no cambia. Esta es la moraleja tan simple (y, porque no decirlo, un poco manida) que se puede extraer de la última obra de Kyle Baker, publicada por estos lares aprovechando las fechas tan propicias para la venta de obras de estas características como son las convenciones comiqueras. Sin embargo, y aunque las primeras líneas de esta reseña así lo puedan indicar, You are here no es una obra con intenciones simples aunque es verdad que el guión no desborda originalidad precisamente. Al fin y al cabo, la historia de un maleante que engaña a su prometida con una vida que nunca ha tenido y que ve cómo algún elemento surgido de su no tan glamourosa e interesante vida real amenaza con destruir el cuento de hadas que se ha creado, la hemos podido leer y ver anteriormente un sinfín de veces. Sin embargo, el cóctel que nos presenta Baker es lo suficientemente chispeante como para dejar un buen sabor de boca. Por un lado nos encontramos con un dibujo de excelente calidad, muy deudor de la animación americana de los años cincuenta (aunque en este caso el uso de técnicas infográficas a veces deje un poco que desear) que gracias a su expresividad y colorido dota al cómic de un agradable aire de comedia clásica. Un aire que se acaba redondeando gracias a los abundantes elementos humorísticos que introduce Baker en el guión. Un humor mucho más negro, y por lo tanto más interesante, que el que se puede observar en otra obra de Baker publicada en el último Saló del Còmic de Barcelona (¿veis lo que os decía al principio?) Kyle Bake Cartoonist, que nos mostraba su humor más blanco e inofensivo. Y por otro lado nos encontramos con un interesante experimento narrativo que convierte a You are here en una obra a medio camino entre el cómic, el cine y la fotonovela. La situación de los diálogos y la narrativa bajo las viñetas, la inclusión de las onomatopeyas en esas mismas líneas y no en el dibujo y la explicación repetitiva de alguna de las acciones que el lector observa (simulando los subtítulos para sordos que nos encontramos en televisión) parecen reforzar esta sensación. Realmente You are here es una excelente obra para acercarse a la particular visión sobre el cómic que tiene Kyle Baker, uno de esos autores nunca suficientemente reconocidos. Aún así, un análisis un poco exhaustivo de su obra nos hace llegar a la conclusión de que Baker no es más conocido porque, por decirlo claramente, no le da la gana. Autor con un enorme prestigio (especialmente gracias a ¿Por qué odio Saturno?, su obra más conocida y uno de los cómics con el título más fascinante que uno ha tenido la oportunidad de conocer) pero con realmente una producción bastante escasa, Baker recientemente tuvo la posibilidad de llegar al público mayoritario con Capitán América: la verdad, de la mano de la mítica Marvel Comics, una obra con un claro componente racial donde se exploraba la posibilidad de que el primer Capitán América hubiera sido un hombre de color (raza a la que también pertenece Baker). Sin embargo la desgana presente en La verdad no tiene nada que ver con las obras más personales de Baker, especialmente en el aspecto gráfico, donde el autor se siente más cómodo y donde se permite todo tipo de experimentos. Últimamente Baker también ha sufrido el revés de la cancelación de la colección de Plastic Man (uno de esos personajes secundarios y realmente absurdos de la DC Comics que le ha permitido recrear en papel una típica serie de animación americana clásica) donde una vez más la magnífica aceptación por parte de la crítica no se ha correspondido con el favor del público. Para finalizar sólo nos queda congratularnos no sólo de la publicación de You are here sino de la excelente edición que nos ha brindado Planeta acompañada, como suele ser habitual en la editorial, de un excelente precio y que realmente puede acercar muchos lectores a la obra de Baker. Aleluya, pues. HECTOR CALVET

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reseñas LA LÍNEA DE FUEGO. UNA AVENTURA ROCAMBOLESCA DE VICENT VAN GOGH / Manu Larcenet

Norma. 48 p. Color. Cartoné. 12 € Aquellos que recuerden sus tiempos de estudiante mejor que un servidor, recordarán también lo que nos enseñaron que era un axímoron. Según la Academia de la Lengua se trata de una “combinación en una misma estructura sintáctica de dos palabras o expresiones de significado opuesto, que originan un nuevo sentido” (o ninguno: añadido propio). Según el Espasa sería una “figura que consistía en ocultar un agudo sarcasmo bajo un aparente absurdo”. Un ejemplo suele ser la mejor regla nemotécnica, por ello yo siempre utilizo la expresión “inteligencia militar” para recordar el concepto. Toda esta introducción sobre semántica viene a cuento porque La línea de fuego es en realidad un “cómic de guerra antibélico”. Bien mirado más que un oxímoron la expresión esta ajustada a su significado literal porque: ¿no sería en realidad cualquier obra sobre la guerra (siempre que esté realizada con honestidad) por su propio peso antibélica? Generalizando, toda obra que trate el tema de los conflictos armados o es antibélica o es propaganda. La que nos ocupa pertenece, naturalmente, al primer grupo. La línea de fuego se desarrolla en la Primera Guerra Mundial que es, sin duda, la que ha generado las obras más rabiosamente antimilitaristas y antibélicas, muy lejos (por debajo) en número de creaciones en formato de historieta de otros conflictos armados (en los que “vence” por inmensa mayoría la Segunda Guerra Mundial). Charley’s War de Pat Mills y Joe Colquhoun, La guerra de las Trincheras de Jacques Tardi, La última guerra y El soldado Varlot de Didier Daenickx y (de nuevo) Tardi o El estandarte del cuervo de Didier Comés son ya referentes ineludibles de las narraciones desarrolladas en el mencionado escenario. A esta lista podría añadirse, con pocas vacilaciones, el título de Larcenet que nos ocupa y, que por cierto, presenta algunas similitudes con la obra de Comés que acabamos de mencionar en el desenlace de su argumento. La línea de fuego es, en realidad, el segundo libro de una serie que Larcenet ha bautizado como “Una aventura rocambolesca de…”. Freud, al que el autor enviaba a un alocado viaje por los Estados Unidos actuales, era el protagonista del primero de estos libros, siendo Vincent Van Gogh el interprete principal del que nos ocupa. El pintor recibe el encargo (más bien la orden, ya que la otra opción que le ofrecen es el paredón) de los altos poderes militares de personarse en plena guerra para realizar representaciones gráficas de la misma que permitan a esos poderes “entender” la “desgana” con la que pelean sus soldados. Van Gogh, que en realidad no esta muerto en 1914, en contra de lo que dicen su biografía oficial (el dato de su muerte fue falseado como consecuencia de otra misión secreta anterior: acabar con el cubismo), intentará cumplir el encargo sin que los altos mando lleguen a “entender” nada. Manu Larcenet es uno de los autores emergentes del cómic francés, y esta narración (o su otra serie en proceso de publicación en castellano: Los combates cotidianos) nos demuestra el por qué. Que la guerra es la máxima expresión de lo absurdo del comportamiento humano Larcenet parece haberlo entendido a la perfección y, con esa misma perfección, convierte dicha sentencia en una de las narraciones más interesantes que han aparecido en el panorama reciente de la historieta. NORMAN FERNÁNDEZ

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reseñas CUERDA DE PRESAS / Jorge García (guión) y Fidel Martínez (dibujo) Astiberri. 95 p. B/N. Rústica con solapas. 12 € Este país vive desde hace un tiempo un proceso que hemos convenido en denominar “recuperación de la memoria histórica”. Éste se hace visible con presencia, más o menos estable, en los medios de comunicación con noticias sobre el tema y también, por la multitud de novedades bibliográficas ya sean de historia o ficción, o por proyectos de ley de defensa de los derechos de aquellos que perdieron algo más que una guerra, etc. Un proceso que, a diferencia de lo que ha pasado en otros países que vivieron conflictos más o menos parecidos y que restituyeron la memoria de los represaliados poco después de finalizados, llama la atención por realizarse a casi 70 años de nuestra guerra civil y la posterior represión. Demasiado tiempo, como nos indica Fernández Cava en el prólogo de este cómic, fruto del vergonzoso pacto de silencio de la transición, del miedo del gobierno socialista a recuperar dignamente esa época y del revisionismo que vivimos durante el mandato del PP. No se ha prodigado demasiado el cómic en tratar esos años grises y dolorosos de nuestra historia reciente, pero existe una referencia que con los años ha tomado dimensión de obra maestra: el Paracuellos de Carlos Giménez. Tanto por la trascendencia que la obra del autor ha tenido en nuestros dibujantes y guionistas, como por la valentía y propiedad de recuperar unos días que, como se ha dicho anteriormente, parecían olvidados en nuestra memoria colectiva. Y todo ello, haciéndolo en un momento en el que no era “políticamente correcto” hablar (¡y dibujar!) sobre estos temas. Así pues CUERDA DE PRESAS viene a llenar un vacío que teníamos en nuestras estanterías. Y es más: lo hace narrando once historias protagonizadas por mujeres, víctimas doblemente del olvido. En el relato suenan, entre otros, los ecos de dos novelas que anteriormente nos hablaron de historias similares: Las trece rosas* y La voz dormida**, protagonizadas también por mujeres que sufrieron en propia piel la cara más cruel del franquismo: la represión, el encarcelamiento y, en algunos casos, la muerte. Situando el escenario de la narración en diferentes cárceles españolas de mujeres en la inmediata posguerra, Jorge García y Fidel Martínez nos relatan once historias de la dura cotidianeidad de éstas. Sus páginas nos van descubriendo, poco a poco, como vivieron su permanencia en los presidios y asistieron, en el lento pasar del día a día en la cárcel, por diferentes y tristes momentos: los macabros conciertos nocturnos de los fusilamientos, la insana sexualidad de ciertos funcionarios, la tortura, la traición, la omnipresente presencia de las monjas,... Pero todo ello mostrándonos también la enorme belleza de la solidaridad y el afecto entre las presas como único método para superar esa cruel realidad. Cuerda de presas combina un acertado guión, que no agota en ningún momento la intensidad de la lectura y tampoco aburre con la sordidez de las situaciones narradas, con un rotundo grafismo en blanco y negro que personalmente me recuerda, a menudo, a la obra del argentino José Muñoz. Leer este cómic supone realizar un necesario ejercicio de memoria en estos momentos en los que se prefiere pasar de puntillas por la historia, o lo que es peor, caer en la trampa del olvido. JUANJO ARRANZ * Ferrero, Jesús. Las trece rosas. Ediciones Siruela: Madrid 2003. ** Chacón, Dulce. La voz dormida. Alfaguara: Madrid, 2002.

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reseñas EL FOTÓGRAFO TOMO I / Didier Lefèvre Emmanuel Guibert Frédéric Lemercier Glénat. 1 vol (de 3). 80 p. Color. Cartoné. 15 € Tengo sentimientos contradictorios acerca de los experimentos formales. Sé bien que pueden ser la sal de la obra de arte; sé también que demasiado a menudo son sólo la nube de humo que disimula la vacuidad vistiéndola con pretensiones. Así que no les extrañará que, al ver hace un par de años una historieta que combina fotografías y viñetas dibujadas, se me levantará de inmediato la ceja desconfiada. Pero bueno, el dibujante era Guibert, no había tanto para elegir y acabé leyendo esta primera entrega de El fotógrafo que ahora editan en castellano (Glénat). Y merece la pena, vaya que sí. Es 1986 y Didier Lefèvre, fotógrafo, acompaña a un equipo de Médicos sin Fronteras que viaja al Afganistán en guerra con los ocupantes rusos, para hacer un reportaje por encargo de dicha organización humanitaria. El resultado: un montón de carretes de fotos, un libro que las recopila y, a la postre, este cómic extraño compuesto a partir de ellas por Guibert. Las 80 páginas de este primer volumen narran los preparativos del viaje desde Pakistán (empaquetar el equipo médico, comprar las caballerías y el atuendo afgano para Didier, enseñarle las fórmulas de cortesía y cómo esconderse si aparece un helicóptero ruso), el paso de la frontera ocultos bajo el chadri de las mujeres afganas y el largo viaje a pie a través de los pasos de montaña no controlados por los rusos. Jalonan el viaje las alturas agrestes, los lugareños a veces inquietantes, las aldeas perdidas, los caballos reventados que agonizan al borde del camino. No hay en todo ello grandes incidencias. Casi todo son charlas de camino, por las que el fotógrafo va conociendo el lugar, las gentes, las costumbres. Hay una operación al paso en una aldea y poco más. Hay que esperar al volumen siguiente para que la guerra imponga sus horrores al relato. Pero con lo dicho basta para trazar un excelente relato de viajes en el que Lefèvre y Guibert hablan con tino y humor del choque cultural, de la naturaleza implacable, de las costumbres que no lo son menos. Las fotografías ocupan una porción muy significativa de la obra, en torno a la mitad del espacio impreso, pero sólo componen un relato y hasta un retrato de la realidad afgana gracias a las viñetas de Guibert y a su manera de presentar personajes, situaciones y anécdotas. El hecho de que a menudo estén impresas como imágenes sucesivas del mismo carrete, en largas tiradas, contribuye a definirlas como la materia prima, el punto de partida desde el que se constituye El fotógrafo. De esa materia prima, en la que bulle constantemente la realidad abigarrada que conoce el protagonista, el hormigueo de gentes y animales, o en la que se destaca un rostro aislado, un pedregal desnudo o un torrente, Guibert extrae, destila casi, sus imágenes dibujadas. Con su trazo depurado, sus perfiles y masas negras, sus fondos constantemente vacíos, el dibujante opera una selección visual determinante, que otorga claridad y significación a lo fotografiado sin dar nunca la impresión de privar a esas instantáneas del peso de la realidad. Guibert es un dibujante que a fuerza de observación y de talento reduce los ambientes, las vestimentas o los gestos a unos pocos trazos, con tal maestría que en cada viñeta éstos parecen siempre los esenciales. Sus dibujos, así, guían la mirada del lector incluso cuando éste retorna a las fotografías para recobrar detalles que el dibujo ha destacado. El color plano de Frédéric Lemercier complementa bien su dibujo, remata su limpieza. El guión está, por lo demás, bien estructurado y escrito. Guibert, al parecer renuente a escribir sus propias historias, demuestra una vez más que no le falta tino para adaptar al lenguaje del cómic las ajenas. Ya lo hace de modo convincente con los recuerdos de Alan Ingram Cope en La guerra de Alan y renueva el acierto con los del reportaje afgano de Didier Lefèvre, el fotógrafo. La serie, ahora dominada por la amenidad y los detalles curiosos, se enfanga en dramas y dolores en la segunda entrega, cuando el reportero se enfrenta al fin a los efectos directos de la guerra. Estoy esperando a que aparezca el tercero y último para comprobar si, a la postre, El fotógrafo llega a ser la historieta documental impresionante que comenzó a ser en este primer volumen. JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU Publicado en el periódico Bilbao

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reseñas MODOTTI : UNA MUJER DEL SIGLO XX / Ángel de la Calle Sins Entido. 140 p. B/N. 2 vol. Rústica con solapas. 11,30 y 11,90 € Tina Modotti fue una mujer del siglo XX, definición que nos sirve para explicar la desconcertante pero siempre íntegra personalidad de esta mujer: valiente y ante todo leal a la causa del partido comunista, ese que defendió a los parias de la tierra y que tantas veces se sintió traicionado por el Kremlin, aunque eso ya es historia y ahí están los libros, testimonios fieles de lo que ocurrió. Como dicho siglo, la vida de Tina fue tumultuosa, llena de momentos felices y plácidos, momentos tristes y bruscos, y acabó finalmente con su muerte en circunstancias misteriosas. Unas circunstancias que, por suerte, nunca se desvelaran para hacer así más grande su leyenda. Cada cual puede creer en las conjeturas del autor, teniendo en cuenta que es un acto de fe, aunque personalmente creo que vale la pena hacerlo ya que es la opción, digamos, más romántica. No creo que nadie que lea esta obra no acabe profundamente enamorado de Tina, ya sea hombre o mujer, ya sea intelectual o físicamente, ya sea en sentido de realidad o de metáfora. Esta es la magia de la literatura, que a través de la maestría de un autor, nos permite vivir con intensidad la vida de otras personas, implicándonos emocionalmente. Finalizando con la figura de Tina diremos que esta inmigrante italiana ejerció durante su intensa vida de actriz en el cine mudo de Hollywood, de modelo de pintores y fotógrafos, de prestigiosa fotógrafa y de espía para el partido soviético. Por su casa de Méjico pasaron las figuras más destacadas del círculo intelectual, artístico y político de la primera mitad de siglo y alguno de ellos llegó a ganarse su corazón e incluso traspasó las puertas de su alcoba. El desfile de celebridades a lo largo de la obra es constante: Diego Rivera, Mayakovski, Edward Weston, John Doss Pasos, Augusto César Sandino, Frida Kahlo, Anita Brenner, Pablo Neruda, Antonio Machado, etc. Ángel de la Calle es el autor en solitario de esta magnifica obra en dos tomos, aunque se podría decir que hay otra persona en la sombra que incide profundamente en toda la gestación de dicho cómic: el escritor mejicano Pablo Ignacio Taiboo, compañero de trabajo de De la Calle en la vida real, y que irá apareciendo junto a él en forma de flash-back, creando así una original parábola que nos ayuda a entender la apuesta personal, las dificultades y las gratificaciones que supusieron este libro, en un costoso proceso de años de duración. Destacar la excelente y metafórica disertación entre comunismo y capitalismo que tienen dos ancianos Batman y Superman en la contigua habitación de varios hoteles donde se hospedan De la Calle y Taiboo. El dibujo en blanco y negro es soberbio, lleno de tramas y sombreados que lo dotan de una gran belleza, con especial atención a las originales narices que aparecen a lo largo y ancho de toda la obra. Como anécdota final diremos que en 1991, en una subasta en Sotherby, se pagó el precio más alto de la historia por una fotografía que naturalmente había sido hecha por Tina. Al acabar la lectura a uno le quedará la imperiosa necesidad de disfrutar con imágenes reales de la obra y vida de Tina, lo cual podemos resolver navegando por la red o acudiendo a la biblioteca más cercana. JAUME VILARRUBÍ

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reseñas LA TORRE BLANCA / Pablo Auladell Edicions De Ponent. 92 p. Color. Rústica con solapas. 18 €

Pablo Auladell se lanza a su segunda obra larga después de la notable El camino del titiritero, en el que sin duda promete ser uno de los mejores títulos del año a nivel nacional. El autor, con obras ya reseñables en el campo de la ilustración infantil, nos invita aquí a entrar en el mundo de los recuerdos mediante un viaje imposible en busca de sensaciones pasadas. El protagonista es un treintañero del que desconocemos el nombre, que vuelve para revivir su pasado en el lugar donde había veraneado de niño y se topa con que el tiempo se ha encargado, a lo largo de los años, de cambiarlo de forma radical. De aquel lugar idealizado tan sólo quedan las olas del mar, alguna triste edificación típica del boom urbanístico de los 70 y Medusa, un personaje que le servirá de anclaje para ir y venir figuradamente del presente al pasado y del pasado al presente. En este viaje sentirá la impotencia de quién no consigue dejar de mirar atrás, mientras que es quizás la figura de Medusa la que le sirve de catalizador y quién le convencerá, sin proponérselo, para acabar arrojando la toalla. No es más que una triste historia del paso de la niñez a la adolescencia, de esas que todos llevamos dentro y que probablemente se pueda definir como amor, amor tierno pero cruel como nunca. Auladell utiliza la figura de un unicornio como ese personaje imaginario que siempre nos acompaña de pequeños y que luego, un buen día, desaparece sin dejar rastro, aquel que se convierte en nuestro confesor más fiel y aquel que conoce todas nuestras flaquezas. En determinado momento, este le hecha en cara a nuestro protagonista que todavía no haya sido capaz de aprender a olvidar y que no se debe volver nunca al lugar donde se ha sido feliz. El autor utiliza dos tipos de técnicas pictóricas para reflejar los dos momentos temporales en los que transcurre la historia: un bitono para reflejar el presente, con trazos limpios, austeros y fríos, inductores de tristeza, y una aguada colorista y cálida para llevarnos al pasado, con colores vivos que simbolizan la felicidad. Las dos, maravillosas. Me atrevería a decir que Auladell es el heredero natural del gran Ricard Castells, ya que su progresión le está llevando a una similitud estética evidente. Habrá que ver como evoluciona en un futuro, que a la vista de los resultados en la obra que nos atañe, se antoja de lo más prometedor. Estamos ante una obra compacta, redonda, gráficamente impecable y sorprendente que opta por una narración complicada con resultados excelentes. Muy recomendable. JAUME VILARRUBÍ

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reseñas SUPERMAN: IDENTIDAD SECRETA / Kurt Busiek (guión) y Stuart Immonen (dibujo) Planeta-DeAgostini. 208 p. Color. Rústica. 12 € Imaginemos un mundo donde existen los cómics. Vale, esto es bastante fácil. Ahora imaginemos Kansas, uno más de los estados que forman en medio oeste estadounidense, un lugar cerca de nada y lejos de todo. Y, finalmente, imaginemos al alegre matrimonio Kent. Los Kent son muy de la risa, han oído hablar de Superman (¿quién no?) y deciden aprovechar las coincidencias y ponerle Clark a su retoño. ¡Unos cachondos estos Kent!... o algo parecido debió pensar el pobre chaval. No es difícil imaginar qué tipo de bromas ha tenido que soportar toda su vida, porque este personaje vive en un mundo dónde existen los cómics y, evidentemente, también los de Superman. Vive en Kansas, se llama Clark Kent, tiene un cierto parecido, pero… ¡Lástima! no tiene superpoderes, ¿verdad? Él también creía que no los tenía, hasta que por casualidad descubre que sí… ¿Y ahora qué? Pues ahora Busiek se pone a contarnos la vida de Superman, de nuevo, y la verdad es que no se le da nada mal. De hecho, el "filón nostálgico" le va como anillo al dedo, pruebas de ello son sus Marvels, Kingdom Come, Las Historias jamás contadas de Spiderman... Busiek se ha creado una gran reputación como "recuperador" de personajes añejos para explotar todo su potencial, como el entrenador que a base de juntar jugadores segundones consigue un equipo campeón. Un equipo que Busiek ha hecho tanto con "segundones" como los Thunderbolts, como con personajes consagrados como Spiderman. Vamos, que lo de coger el Superman de un mundo previo a las Crisis en las Tierras Infinitas (rescatar personajes remotos también es otra de sus especialidades) no es sorprendente. Tampoco lo es lo que sigue. Estamos hablando de Superman, posiblemente el superhéroe más popular jamás creado, por lo que su capacidad de sorpresa está más bien mermada, aunque no por ello nos encontramos ante un calco de los tópicos o las aventuras más conocidas de Superman, no. Lo que nos encontramos es una historia muy bien contada, una nueva versión de Clark Kent que aquí se erige en auténtico protagonista, en lugar de ser un simple disfraz del superhéroe. Todo un cambio respecto a la típica visión del personaje. Vale que al ser un "otros mundos" (comic que está al margen de la continuidad de la serie y del personaje) hay más libertad a la hora de modificar el estatus de un personaje, pero no deja de tener su mérito saltarse conceptos tan asentados y establecidos a lo largo de los años. Eso en cuanto al guión, pero ¿y el dibujo? Pues en el dibujo nos encontramos con Stuart Immonen, un dibujante que lleva bastantes años en el mundillo y trabajando para las editoriales importantes. Hace fácil eso tan difícil que es un dibujo espectacular que no entorpezca para nada la narración, que la complemente y la haga fluir. Un estilo de dibujo que juega en ocasiones con el acabado poco nítido, lo que le da un cierto aire retro, con un dibujo compuesto por bultos y manchas de color más que por líneas limpias. Immonen se aprovecha del hecho de ser dibujante, entintador y colorista para sacar el máximo partido del conjunto. Y saca nota. Conjunto, éste es el concepto. Quizás no sea el mejor trabajo del guionista, quizás tampoco del dibujante, puede que no sea la mejor historia de Superman. Pero todo el cómic tiene ese no-se-qué que emana de las cosas bien hechas cuando todas las piezas encajan. Desde luego es una buena forma de comenzar su nueva andadura con DC para PlanetaDeAgostini. Un volumen con lomo y 200 páginas a color por 12 euros lo hace, además, muy atractivo económicamente. Resumiendo, un muy buen cómic que gustará tanto a los fans de los superhéroes como a los que los tienen un pelín aborrecidos. FRANCESC LLAVERIAS RAMOS

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reseñas BERLÍN LIBRO 1: CIUDAD DE PIEDRAS / Jason Lutes Astiberri. 1 vol. 216 p. B/N. Cartoné. 22 € Dos escenas que parecen metáforas de la época, la de inicio y la de cierre, anudan esta compleja y conmovedora indagación en la historia de Jason Lutes. En la primera, es septiembre de 1928 y en un tren hacia Berlín coinciden un periodista maduro, Kurt Severing, y una estudiante de arte, Marthe Müller. No sospechan que de ese encuentro nacerá una intensa relación personal ni que ese tren los conduce al epicentro de un cataclismo histórico, aunque justo al lado dormita un camisa parda, con su uniforme y su brazalete del partido nazi. En la escena final, es el 1º de mayo de 1929 y en una manifestación obrera ha habido disparos. Gudrun Braun, madre de tres hijos, agoniza en la acera, dejándose ir a ensoñaciones de amor de cuando ella y su marido eran jóvenes. Ahora están separados y él se ha afiliado a las milicias nazis. Severing, Müller y Braun sólo son algunos de los muchos personajes cuyas vidas se entrecruzan en esta minuciosa reconstrucción gráfica del Berlín moderno, cosmopolita y convulso que vio la caída de la república de Weimar y la ascensión del nazismo al poder absoluto. Lutes, un dibujante de corta carrera pero prestigio sólido (aquí ha publicado Juego de manos y The Fall) se embarcó hace ya unos años en esta obra de ambición y asunto insólitos para un cómic. Tiene previstos tres tomos, más de 600 páginas, para narrar aquellos prolegómenos de la barbarie. Su propósito es reflexivo, analítico. Una de sus decisiones gráficas más sorprendentes es no dibujar nunca la esvástica, tan lastrada de significados y connotaciones que impediría al lector atender a las motivaciones de los personajes. Berlín se lee como un cómic de los pocos y una buena novela histórica. Combina sucesos y personajes reales, una ambientación minuciosa y protagonistas de ficción, que se cuentan por decenas. Mediante tal protagonismo colectivo, a través de vidas concretas, apreturas cotidianas y discusiones, Lutes retrata el ruido y la furia del momento en casas obreras, tertulias bohemias o cuarteles. Sus páginas, densas de información visual, se recrean en paisajes de aquella ciudad de piedras o en diálogos extensos y exigen lectura atenta. Su dibujo la despliega siempre con nitidez y elegancia. Este primer tomo planta sólidamente en la imaginación del lector esas existencias, a las que el tren de la historia arrastra a un destino trágico que no pueden eludir sino en fantasías y recuerdos de viejas ilusiones perdidas. JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU Publicado en el El Correo de Bilbao

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reseñas LAS BROMAS DE TOTÓ VOL. 1: UNA ESCUELA SUPERDIVERTIDA / Thierry Coppée

Rossell Fantasy Works. 30 p. Color. Cartoné. 11,50 € Lo primero: un título sorprendente. ¿Por qué? Pues porque recupera la publicación en España de las tradicionales, que no clásicas, series franco-belgas dirigidas a los niños; porque está publicado a gran formato, en tapa dura y porque su autor, Thierry Coppée, no viene avalado por sonoros premios, ventas multimillonarias o eco referencial alguno. Vamos por partes. Hay sequía de álbumes de historietas para niños (inciso: hablo de libros no de revistas, hablo de tebeos para chavales de 6 a 12 años, más o menos), perenne hasta hace poco en esta piel de toro, excepción hecha, por supuesto, de las reediciones de clásicos como Tintín, Astérix o Lucky Luke, del “último Astérix” o de nuestros Súper López y Mortadelo y Filemón (dejo para otro momento la discusión de la conveniencia de tildar de infantil o juvenil algunas de estas lecturas). Ciertamente, algunas gotas han caído últimamente para llenar un pantano semivacío, como el Doraemon de Planeta DeAgostini, los Harry Pórrez y Carlitos Fax de Ediciones El Jueves, el Vampir va al colegio de Alfaguara, los Pequeño Papá Noel y El rey Catástrofe de Astiberri, los Marsupilami y Titeuf de Salvat, El trío Buenaventura de Azake o los Capitán Bíceps y Kaput y Zösky de Ediciones Glénat pero, en general, no parece que a los editores les conmueva la casi desértica estantería de “cómic infantil”; es como si se hubieran rendido a la evidencia de que los videojuegos o las series de televisión le han robado el ocio a los más pequeños. Mal vamos, creo, si no renovamos lectores porque la lectura en general, y la de cómics no es una excepción, se enseña a tierna edad, se mima y mantiene con el crecimiento y se complace y diversifica, se escoge y se asienta, en la madurez. De entrada, pues, buena noticia; estamos hablando de un tebeo para niños, un álbum, empecemos por ahí, publicado por una empresa recién llegada al foro, Rossell Fantasy Works, que apuesta por la historieta franco-belga, el cartoné y el lector más joven. Y por una serie nueva, aunque su formato disfrute de larga tradición en el país vecino, donde son conscientes de que donde hoy hay un lector joven, mañana habrá uno, el mismo, veterano. Las bromas de Totó, con tres álbumes en francés, pertenece a la línea infantil y juvenil de Guy Delcourt (El trío Buenaventura, Vampir va al colegio, Kaput y Zösky y El rey Catástrofe también forman parte de Delcourt Jeunesse), uno de los más activos editores galos cuyo catálogo ofrece productos para lectores de todas las edades. El álbum de Thierry Coppée, maestro de Primaria de profesión (y por tanto conocedor de la psicología infantil) e historietista desde 2002 (apenas ha publicado algo en el semanario Spirou y los tres álbumes de Totó) apuesta por la tradicional historia-gag de una página con un grafismo claramente inspirado en la conocida como Escuela de Marcinelle (base de la revista belga Spirou), y muy cercano al estilo suelto, sencillo y expresivo de los Tome y Janry de la serie El pequeño Spirou. Totó es un niño de Primaria que vive con sus padres, su abuela y una hermana más pequeña, y que desde la primera página consigue ganarse la simpatía del lector. Heredero directo de los enfant terrible de la historieta norteamericana y franco-belga, Totó es un niño ocurrente, despierto pero nulo para los estudios y con un punto de sarcasmo que provoca la incredulidad y el desespero de los mayores que le rodean. Lo suyo no es, exactamente, la travesura de diablillo; su picardía es más de diálogo que de gag físico, y va dirigida casi siempre hacia los adultos, incapaces de contener su verborrea y perspicacia y personajes, más concretamente su maestra y su padre, ridiculizados por sus propios defectos, de los que el pillo Totó sabe sacar provecho. Coppée no plantea una lectura sociológica; sencillamente, se concentra en el gag, a veces más funcional, otras intuitivo, consiguiendo casi siempre el sencillo objetivo de provocar la sonrisa (en el adulto; es de esperar que la carcajada en el niño) con unos diálogos pensados para que funcionen con agilidad en la habitual técnica de la réplica-contrarréplica de las comedias de situación. Totó no es un niño con frustraciones o problemas (eso Coppée lo deja para los adultos), pero sí un infante cargado de preguntas y respuestas que sobrepasan a sus mayores y divierten a sus iguales, los niños de su clase, algunos tan ocurrentes como el protagonista. Aunque sin la incorrección social de un Zep (Titeuf) o la mala leche de Tome y Janry (Pequeño Spirou), y con un dibujo sencillo y funcional, Coppée consigue un buen tebeo para niños. No es poco, se lo aseguro. ANTONI GUIRAL

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reseñas EUROPA / Tomaz Lavric Glénat. 2 vol. 48 p. Color. Cartoné. 12 € Dentro de la política expansiva que la división española de Éditions Glénat está llevando a cabo desde hace ya bastantes meses, resulta oportuno destacar la creación de la colección “Viñetas Negras” a mediados de este año 2005. La colección, hasta ahora, nos está ofreciendo una serie de productos muy bien editados, con un precio equilibrado (para lo que es el mercado) y que globalmente satisfarán las exigencias, en lo particular, de los aficionados a los tebeos de género negro, y en lo general, de quienes disfruten de obras realizadas con profesionalidad y talento (cuánto de cada ya es una cuestión a analizar título por título). El hecho de que Tomaz Lavric haya sido el encargado de inaugurar la colección no es seguramente una decisión improvisada, ya que el esloveno (que firma sus trabajos para el mercado francés, como es el caso, con el pseudónimo TBC) es sin duda uno de los talentos más singulares que haya surgido en el cómic europeo de las últimas décadas. Aunque desordenada, según el orden cronológico de realización, y algo dispersa en formatos y editoriales, una buena parte de la obra de Tomaz Lavric ya se conoce en nuestro mercado. Fábulas de Bosnia, su magnífico álbum sobre la conocida, por acá, como “Guerra de Yugoslavia” (siempre me pregunté cómo la llamarán allí donde la padecieron) fue editado en 2002 por Ediciones Glenat, casi a la par que dentro de la revista El Víbora aparecían serializados los títulos Tiempos Nuevos (historias breves sobre la vida en los nuevos regímenes surgidos de la antigua Yugoslavia), La fuga del Lagarto (la historia de un entrañable delincuente de poca monta y de los líos en los que se mete) y Alerta Roja (una visión de cómo se podía ser joven y rebelde en los países del antiguo bloque del este). Poco más tarde, conoceríamos también de forma casi simultánea su vertiente más caricaturesca mediante el libro Deportes Extremos editado por La Cúpula, junto a otra más comedida mediante su deslumbrante aportación a la serie El Decálogo, de la que Planeta nos ha ofrecido una edición bastante desafortunada. Centrándonos ya en Evropa, se trata de una historia en dos partes (inicialmente Lavric la había ideado para tres tomos) protagonizada por un joven ex-soldado reconvertido a maleante que, huyendo de Belgrado, hace un recorrido por media Unión Europea hasta llegar a Alemania donde es recogido por su tío, un dirigente de eso que se ha dado en llamar “mafias del este”. El Jeta, apodo por el que se conoce a dicho joven, se verá inmerso en un curioso mundo de delincuencia organizada que nos es relatado por Lavric dando una visión un poco distinta de las versiones al uso. El contexto de la peripecia del protagonista se ve además completado por el momento histórico en el que se produce, que no es otro que el periodo más o menos final de la guerra en los Balcanes (al inicio de los bombardeos indiscriminados por parte de Estados Unidos). El Jeta es un personaje que abunda en las obras de Lavric, un personaje que se ve arrastrado a su destino de manera tan inexorable como consciente; un hombre (como muchos otros, ahora y antes, en dicho conflicto armado y en otros) al que la guerra le ha robado a sí mismo; alguien a quien lo que debió padecer y el momento concreto de su formación como persona en el que lo padeció, le convirtió en una sombra de sí mismo y le abocó a ese conmovedor final en una playa del mar Báltico, agujereado por las balas y confundiendo Dinamarca con Suecia. Tomaz Lavric es un hombre con un desbordante talento gráfico, con una profusa amplitud de recursos ya palpable en sus trabajos aquí conocidos (y mucho más aún conociendo alguna de sus obras aquí inéditas), talento que tal vez no se pueda apreciar en todo su valor en el caso de “Evropa” ya que el coloreado (que en realidad, y sobre todo en el primer tomo, es bastante adecuado para este tipo de obra) nos impide disfrutar de su dominio del contrate de blancos y negros, de luces y sombras. Aunque en lo que destaca sobremanera el talento de Lavric es en su capacidad como narrador. Su habilidad para definir los personajes con apenas unas pinceladas; esa manera de hacer que éstos “actúen” con la lógica que impone sus personalidades y sus contextos resulta tan abrumadora como intangible. Lavric es un narrador sólido y sobrio, de los que consigue que nada chirríe en sus relatos, que éstos fluyan con naturalidad y que además siempre nos presenta historias mucho más ricas de lo que una lectura superficial puede pensar que ofrecen. Historias en las que subyacen reflexiones sobre la condición humana, sobre la vida y la muerte, sobre el destino y la suerte, sobre el amor y el odio... NORMAN FERNÁNDEZ

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reseñas NUESTRO VERDADERO NOMBRE / Luis Durán Edicions de Ponent. 94 p. B/N. Cartoné. 17 € Continúa la fulgurante proyección de este autor guipuzcoano, ganador del premio al autor revelación 2002 y mejor guión 2003 y 2004 del Saló Internacional del Còmic de Barcelona. Prolífico como pocos y sin editor fijo (en pocos años ha publicado en cuatro editoriales diferentes) ahora empieza a ver publicada su obra en Francia, donde ya ha cosechado excelentes críticas. Durán no tiene límites, su imaginación arroja ideas continuamente de una manera arrolladora, sin tregua y en cada nuevo álbum nos sorprende con nuevos personajes y universos de lo más sugerentes. No en vano, el autor se declara admirador del realismo mágico y de autores como Borges, sin duda alguna, una importante influencia en toda su obra. Nuestro verdadero nombre es la última obra de Durán, perdón ya que con Durán siempre hay que decir la penúltima, pues Planeta de Agostini ya ha anunciado, para finales de año, su nuevo título: La ilusión de Oberlain. En ella nos encontramos con dos partes entremezcladas entre si. En una se explica, a modo de leyenda, la aparición de gran cantidad de calamares gigantes varados en la playa de un pequeño pueblo, lo que es tomado como un indicio de la aparición de numerosos tesoros enterrados por toda la villa; y en la otra se nos describen los hechos y la explicación racional de lo que ocurrió y que la imaginación popular convirtió en leyenda. En las dos partes vemos los contrapuntos entre ficción y realidad, presente y pasado, unidos por el hilo conductor de Novalis y su antepasado, narrador y protagonista. Durán bebe de las leyendas y de los cuentos, de esa cultura popular onírica y inquietante, de eso que nunca se escribió pero que todo el mundo sabe en los pueblos, eso que uno puede creerse sólo cuando le interesa o le apetece y que adquiere una magnitud imprevista cuando se pone en manos de los personajes de Durán. El autor, y esto se puede aplicar a toda su obra, juega con sus personajes a enseñar y a ocultarnos datos, a explicarnos medias verdades o, mejor dicho, verdades inacabadas, como si fuera subiendo una tela que nunca acaba de levantar del todo y en la que siempre permanece una esquina oculta, guardándose así siempre un último as en la manga. Es constatable que Durán tiene predilección por situar sus obras en una indefinida Edad Media donde dar rienda suelta a sus historias es más fácil y donde ese aire romántico que muchas veces adquieren, encaja con facilidad. Otra cosa que Durán maneja a la perfección en sus obras son los finales: sus obras siempre acaban, algunas veces por si solas y otras con un poco de complicidad por parte del lector. Quizás la parte más difícil de digerir de su obra es su personal dibujo, tachado por muchos de aparatoso e indefinido pero para mí de una gran originalidad y fuerte personalidad. No hay que olvidar que Luis es, ante todo, un gran narrador y el dibujo es el vehículo que utiliza para contar las historias que lleva dentro. Yo, como otros muchos, soy un defensor de su estilo y no consigo imaginarme las historias de Durán con otro tipo de dibujo. Y finalmente, si me permiten, les confesaré una sensación personal que tengo con este autor (me pasa lo mismo que con Hugo Pratt) y es que me hace creer a pies juntillas lo increíble. Será la poética de la narración, ¿no? JAUME VILARRUBÍ

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reseñas LOS PROFES VOL. 1: EXAMEN SORPRESA / Pica(dibujo) y Erroc (guión) Rossell Fantasy Works. 48 p. Color. Cartoné . 13,50 € La publicación en España de un álbum como éste es una excelente noticia para la industria de los cómics del país; lo digo así, de golpe y de entrada, y me explico. Un álbum como Los Profes (que, por cierto, ha conseguido ventas extraordinarias en Francia) es un tebeo perfecto para lectura de usuarios de 9 a 99 años; léase, no es solamente que se trate de una buena historieta infantil-juvenil, ésas que tanto falta nos están haciendo, sino que, encima, es una lectura que puede interesar a lo que se llama “público generalista”, o sea, “lector medio”, entiéndase, “gente de la calle”, rematemos: las personas que nos hacen falta para que los tebeos salgan de su “guetto” (sí, han leído bien) y que provoquen un interés por el medio de “más gente”, de seres que leen, de casi todas las edades, de esos seres humanos que mantienen intereses diversos en su ocio (libros, revistas, televisión, videojuegos, música, cine…), y que con lecturas como ésta podrían añadir a los cómics a su lista lo que, sin duda, facilitaría el crecimiento de una industria estancada, la de los cómics en España, ayudaría a su desarrollo y, por ende, a mantenerla viva sin necesidad de recurrir a opciones coyunturales y, por tanto, momentáneas (como ciertas películas de cine) y a que se hablara de historieta más allá de Astérix, Mortadelo y Filemón o El Jueves (que no es cómic para la generalidad de sus lectores, sino revista de humor). ¿Estamos hablando de un fenómeno social y cultural sin precedentes, de una obra magna que supone un nuevo tramo en la escalera artística de los tebeos hacia el no va más de la perfección estilística? No. Sencillamente, hablamos de un tebeo correcto pensado y realizado para la gente. Punto. Así de fácil, así de complejo. Los Profes es una serie de cómics de humor nacida en 1999 en las páginas del semanario Le Journal de Mickey, un buen tebeo para niños y jóvenes, de larga trayectoria, que no publica exclusivamente historietas de personajes Disney. Sus autores son Erroc (el guionista), también dibujante, colaborador durante tres años de otro semanario infantil, Pif Gadget, autor de cómics Disney para Le Journal de Mickey, de la serie Raoul et Fernand, y guionista también de CRS=Détresse (dibujada por Achdé, el de Lucky Luke en Canadá), Les Musicos y Sos Shobiz; y Pica (el dibujante), profesional de los cómics desde 1978, colaborador de revistas como Pif, Circus, Tintin o Spirou, y dibujante, también, de las series Corco et Fastefoude y Les babyfoots (escritas por Gilbert Bouchard). O sea, estamos ante dos especialistas en cómics infantiles y juveniles. ¿De qué va Los Profes? De lo que su título indica: de la vida profesional de un grupo de profesores en un instituto. ¿Qué tiene de extraordinario la serie? De entrada, poco, pero, como saben muy bien los autores de cómics, es muy difícil concebir una buena serie infantil y juvenil que sea capaz de interesar tanto a los “usuarios” de sus álbumes (profesores y alumnos), como a ese “público generalista” del que hablaba antes. De entrada, Los Profes se sitúa perfectamente en la ya larga tradición de cómics franco-belgas destinados a los lectores más jóvenes, una tradición bien conservada en sus países de origen (Francia y Bélgica), pero fallida en el nuestro. O sea, una serie de historietas completas, de una página, que explican con humor y un dibujo agradable, enérgico y atractivo las vivencias de un grupo social concreto; en este caso, dos, profesores y alumnos adolescentes. Los Profes (que lleva ya 8 álbumes en su haber) se concreta en las en ocasiones patéticas figuras de un grupo de profesores de muy diverso pelaje y condición que batallan, cada uno a su manera, por conseguir ni que sea un segundo de atención de sus alumnos. Las anécdotas referidas por Pica y Erroc son, y tal vez ahí radique una buena parte de su éxito, reales, apenas exageradas por la ironía de sus creadores, que demuestran poseer un encomiable dominio del gag, de su planteamiento, nudo y desenlace en una página, de una gran facilidad para definir a sus personajes con pequeños detalles, de utilizar las viñetas y los planos con esa apenas apreciable pero presente habilidad para narrar que facilita la lectura y demuestra el oficio de sus autores. Por experiencia propia o ajena, es obvio que Erroc conoce muy bien el particular mundillo de los maestros de escuela, sus cuitas, sus sueños, sus frustraciones, su impotencia ante una realidad pedagógica que les sobrepasa, incapaces de dominar a unos adolescentes que se saben objetivos del consumo rápido, devoradores de productos prefabricados, mientras siguen “aparcados” hasta que la sociedad considere que tienen edad suficiente como para reconducir su rol de “seres productivos”. Pero Erroc, ojo, no juega a la simple burla o expele mensajes sobre la inutilidad de la educación; además de buscar la fricción que provoca la carcajada en situaciones cotidianas y resaltar las humanas e imperfectas particularidades de los profesores amén de sus angustias, el guionista, con ese distanciamiento que provoca la ironía, ejerce de testaferro, de observador, de narrador de una realidad dramática pero no por ello menos patética, ejerciendo un sentido del humor crítico, en ocasiones, pero siempre demoledor, que parte de situaciones palpablemente reales. Pica, por su parte, es uno de esos dibujantes que ha digerido bien influencias como las de Tillieux, Franquin, Uderzo, Greg o Dany (todos ellos practicantes de un grafismo caricaturesco y muy expresivo), cuidando especialmente del dibujo de fondos y ambientes, y dotando de una extraordinaria versatilidad a sus personajes. En resumen: Los Profes es una buena serie de humor, escrita y dibujada muy correctamente, que sabe conectar con una realidad social reconocible por cualquiera que tenga hijos, sea maestro o vaya a la escuela. Humor cotidiano, en suma. ANTONI GUIRAL

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novedades recomendadas Autores españoles y sudamericanos Auladell, Pablo. La torre blanca. Edicions De Ponent. 92 p. Color. Rústica con solapas. 18 € Díaz, Lorenzo; Puerta, Carlos. El perdición vol. 1: los cañones de oro. Dibbuks. 48 p. Color. Cartoné. 15 € Durán, Luis. Nuestro verdadero nombre. Edicions De Ponent. 94 p. B/N. Cartoné. 17 € Fito, Álex. La gran aventura de los gemelos Klonski. Dibbuks. 48 p. Color. Rústica. 12 € INFANTIL Fontdevila, Manel; Monteys, Albert.¡Para ti que eres joven!: sabemos dónde vives!. El Jueves. 64 p. Color. Rústica. 4,50 € Lafuente, David. Qu4ttrocento. Dolmen. 48 p. B/N. Rústica. 5 € Micharmut. ARF. Edicions De Ponent. 64 p. B/N. Rústica. 13 € Rivero; Moreno; Orbe; Aranburu. La crisis carnívora vol. 1: las altas colinas. Norma. 56 p. Color. Cartoné. 14 € VV.AA. Super humor clásicos vol. 2: grandes maestros del TBO. Ediciones B. 196 p. Color. Cartoné. 13,95 €

Autores europeos Battaglia, Dino. Totentanz. Astiberri. 128 p. B/N. Cartoné. 22 € Bourgeon, François; Lacroix. Historia de Cyann vol. 3: Aïeïa de Aldaaï. Norma. 80 p. Color. Rústica. 12 € Forest, Jean-Claude; Tardi, Jacques. Ici Même. Norma - Casterman. 200 p. B/N. Rústica. 24 € Goscinny; Morris. Coleccionable Lucky Luke vol. 1 al 5. Planeta-DeAgostini. 56 p. Color. Cartoné. 2, 95 € (vol. 1) 7,95 € (vol. 2+3, 4 y 5) INFANTIL Jodorowsky, Alejandro; Boucq, François. Bouncer vol. 4: la venganza del manco Norma. 56 p. Color. Cartoné. 16 € Lavric, Tomaz. Europa vol. 2: circuito. Glénat. 48 p. Color. Cartoné. 12 € Mattoti, Lorenzo. El señor Spartaco. Sinsentidol. 64 p. Color. Rústica. 13 € Melia, Sergio. Una buhardilla en París. Dibbuks. 54 p. Color. Cartoné. 15 € Neaud, Fabrice. Diario vol. 1: Febrero 1992 – Septiembre 1993. La Cúpula. 112 p. B/N. Rústica. 8,50 € Peña, Nancy. El gabinete chino. Dibbuks. 96 p. B/N. Rústica con solapas. 14 € Spiessert, Rudy; Bourhis, Hervé. El club Estéreo vol. 2: canta conmigo. Planeta-DeAgostini. 48 p. Color. Cartoné. 9,95 € Trondheim, Lewis; Cartier, Eric. Kaput & Zösky vol. 2: los matones del cosmos. Glénat. 32 p. Color. Cartoné. 8,50 € INFANTIL VV.AA. Little Nemo, 1905: 2005: un siglo de sueños. Sinsentido. 104 p. Color. Cartoné. 25 € Wazem, Pierre. Los escorpiones del desierto vol. 4: cita en Dire Dawa. Norma. 96 p. Color. Cartoné. 20 €

Autores norteamericanos e ingleses Anderson, Kevin J.; Niño, Alex. El tesoro del orco. Norma. 176 p. B/N. Rústica. 15 € Baker, Kyle. You are here. Planeta-DeAgostini. 160 p. Color. Cartoné. 14 € Bendis, Brian Michael. Jinx. Planeta-DeAgostini. 416 p. B/N. Rústica. 18 € Caniff, Milton. Biblioteca Grandes del Cómic: Terry y los piratas vol. 3, 4 y 5 (de 12). Planeta-DeAgostini. 192 p. B/N. Cartoné. 9,95 € Delano, Jamie; Ridgway, John. John Constantine Hellblazer vol. 1. Planeta-DeAgostini. 64 p. Color. Rústica. 3,50 € Gaiman, Neil; McKean, Dave. Orquídea negra. Planeta-DeAgostini. 144 p. Color. Rústica. 9,95 € Grist, Paul. Jack Staff: todo solía ser en blanco y negro. Recerca. 356 p. B/N. Rústica. 19,95 € Grist, Paul. Kane vol. 4. Dolmen. 160 p. B/N. Rústica con solapas. 9,95 € Hernández, Beto. Palomar vol. 1. La Cúpula. 260 p. B/N. Rústica con solapas. 11,95 € Hornschemeir, Paul. Madre vuelve a casa. Astiberri. 130 p. Color. Cartoné. 22 € Kieth, Sam. Zero girl. Planeta-DeAgostini. 128 p. Color. Rústica. 9,95 € Kirby, Jack. Clásicos DC: Jack Kirby: cuarto mundo vol. 1. Planeta-DeAgostini. 176 p. B/N. Rústica. 4,95 € Kirkman, Robert; Ottley, Ryan. Invencible: auténticos desconocidos. Aleta. 142 p. Color. Rústica. 11,50 € Lapham, David. Balas perdidas vol. 1: la inocencia del nihilismo. La Cúpula. 240 p. B/N. Rústica con solapas. 11,95 € Loeb, Jeph; Sale, Tim. Hulk: gris. Panini. 144 p. Color. Cartoné. 15 € Lutes, Jason. Juego de manos. La Cúpula. 164 p. B/N. Rústica con solapas. 8,95 € Milligan, Peter; Bachalo, Chris. Shade: el hombre cambiante vol. 2. Planeta-DeAgostini. 96 p. Color. Rústica. 7,95 € BIBLIOTECA CENTRAL TECLA SALA CÓMIC TECLA 16 (SEPTIEMBRE / OCTUBRE)

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novedades recomendadas Moore, Alan; Lloyd, David. V de Vendetta. Planeta-DeAgostini. 160 p. Color. Cartoné. 17,95 € Morrison, Grant; Case, Richard. Doom patrol vol. 1. Planeta-DeAgostini. 64 p. Color. Rústica. 3,50 €

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Autores japoneses Aoyama, Gosho. El bate mágico. Planeta-DeAgostini. 192 p. B/N. Rústica. 6,95 € INFANTIL Azuma, Kiyohiro. ¡Yotsuba! vol. 1. Norma. 232 p. B/N. Rústica. 8 € INFANTIL Fujio, Fujiko F. Doraemon vol. 11, 12, 13, 14, 15 y 16 (de 18). Planeta-DeAgostini. 80 p. B/N. Rústica. 3,95 € INFANTIL Hashiguchi, Takashi. Amasando Ja-pan vol. 3 y 4. Ivrea. 190 p. B/N. Rústica. 6,90 € Hino, Ideshi. El niño gusano. La Cúpula. 208 p. B/N. Rústica con solapas. 7,95 € Kamio, Yoko. No me lo digas con flores vol. 29, 30, 31 y 32 (de 36). Planeta-DeAgostini. 200 p. (aprox.) B/N. Rústica. 5,95 € INFANTIL Koike, Kazuo; Ikegami, Ryoichi. Crying freeman vol. 3, 4 (de 5). Planeta-DeAgostini. 400 p. B/N. Rústica. 12,95 € Koike, Kazuo; Kojima, Goseki. El lobo solitario y su cachorro vol. 19 y 20 (de 20). Planeta-DeAgostini. 424 y 416 p. B/N. Rústica. 10,95 € Maruo, Suehiro. Dr. Inugami. Glénat. 192 p. B/N. Rústica. 10 € Mochizuki, Minetaro. La mujer de la habitación oscura. Glénat. 214 p. B/N. Rústica. 8,50 € Otomo, Katsuhiro. Akira (edición en color) vol. 1 (de 6). Norma. 360 p. Color. Rústica con solapas. 19,95 € Rinno, Miki. La maldición. Planeta-DeAgostini. 144 p. B/N. Rústica. 6,95 € Sato, Syuho. Say hello to Black Jack vol. 10. Glénat. 240 p. B/N. Rústica. 8,50 € Sekikawa, Natsuo; Taniguchi, Jiro. La época de Botchan vol. 3. Ponent Mon. 156 p. B/N. Rústica con solapas. 10 € Takahashi, Rumiko. Lamu: urusei yatsura vol. 3 (de 15). Glénat. 416 p. B/N. Rústica. 12 € Takahashi, Rumiko. Maison Ikkoku vol. 7 (de 10). Glénat. 344 p. B/N. Rústica. 10 € Tezuka, Osamu. Astroboy vol. 11. Glénat. 216 p. B/N. Rústica. 7,20 € INFANTIL Tezuka, Osamu. El árbol que da sombra vol. 1 (de 8). Planeta-DeAgostini. 336 p. B/N. Rústica. 11,95 € Tezuka, Osamu. MW. Planeta-DeAgostini. 592 p. B/N. Rústica. 19,95 € Urasawa, Naoki. 20th Century boys vol. 9 y 10. Planeta-DeAgostini. 208 p. B/N. Rústica. 7,95 € Watase, Yuu. ¡Viva Japón! vol. 2 y 3 (de 3). Glénat. 192 p. B/N. Rústica. 7 € Yamamoto, Hideo. Homunculus vol. 1 y 2. Ponent Mon. 256 p. B/N. Rústica. 8,95 € Yoshizumi, Wataru. Ultra Maniac vol. 5 (de 5). Panini. 192 p. B/N. Rústica. 6,95 € INFANTIL

Teoría sobre el cómic McCloud, Scott. Entender el cómic: el arte invisible. Astiberri. 224 p. B/N. Rústica con solapas. 19 €

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