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9 feb. 2014 - La semana había comenzado con ... y al estudio del bienestar emocional, quedaron bajo ... las últimas semanas, con un deba- te público entre ...
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economía | 3

| Domingo 9 De febrero De 2014

página tres

la semana que pasó

martes

Ajuste de haberes jubilatorios

En un discurso en el que se mostró enojada, la presidenta Cristina Kirchner anunció que la recomposición de las jubilaciones de marzo será de 11,31% y que la ayuda escolar anual, congelada en $ 170 desde 2008, subirá a $ 510. En cadena nacional, la mandataria dijo que no es justo que quienes compran dólares tengan subsidios al consumo de luz y gas.

ÁLTER ECO Sebastián Campanario PArA LA nACion

Disparen contra la economía del comportamiento y de la felicidad F

ue uno de los primeros temas de rap en alcanzar masividad en los rankings de Estados Unidos e inglaterra. En 1988, el grupo Public Enemy logró vender millones de copias de su segundo disco gracias a una canción pegadiza, “no le creas a las modas” (en inglés, Don’t believe the hype). Desde entonces, la frase se convirtió en un lugar común en el periodismo anglosajón para titular notas que denostan algún determinado tópico del que todos hablan, que está muy “jipeado”. Es lo que sucedió en las últimas semanas con dos de las ramas estrellas de la nueva economía. Tanto la economía del comportamiento (que toma enseñanzas de la psicología) como la de la felicidad, que aplica metodología económica a la medición y al estudio del bienestar emocional, quedaron bajo fuego. Con la primera hay acusaciones de irrelevancia y reparos éticos. Con la segunda, un escándalo que involucra a académicos de mucho prestigio. Entre los economistas argentinos consultados sobre este tema por Álter Eco parece haber consenso en que ambos campos, pese a que conservan un potencial enorme, pueden haberse “pasado de rosca” a la hora de sus promesas sobre cambio de paradigma y revolución en las políticas públicas. “La psicoeconomía está dejando de ser una curiosidad académica para convertirse en un

instrumento de política pública con implicancias y resultados concretos”, opina Lucio Castro, director del área de Economía del Cippec y uno de los pocos economistas argentinos que hizo estudios locales en economía del comportamiento (en el campo del cumplimiento tributario municipal). “Al mismo tiempo, creo que en los últimos años hubo una sobreestimación de la importancia de la psicoeconomía en un cambio del paradigma de la economía. Hoy, el consenso es que los incentivos tradicionales siguen siendo importantes, si bien con respuestas mediadas por sesgos cognitivos”, continúa Castro. La economía del comportamiento surgió en la década del 70, gracias al trabajo pionero de los psicólogos israelíes Daniel Kahneman (luego nobel de Economía en 2002) y Amos Tversky, quienes postularon que el comportamiento racional de los supuestos neoclásicos es más una excepción que una regla. Durante décadas permaneció en un lugar muy marginal de la disciplina de Adam Smith y Keynes, pero en los últimos diez años explotó, con centros de estudios, journals propios y oficinas estatales en unos 30 países (entre ellos, Estados Unidos e inglaterra) que buscan aplicar sus conclusiones para enriquecer la política de los gobiernos. Para Gabriel Sánchez, economista principal del BiD, esta literatura

Daniel Kahneman

ha llevado a que surja un llamado a políticas y regulaciones para evitar que este comportamiento aparentemente irracional genere resultados económicos subóptimos. “Pero no está claro que se puedan y se deban corregir estos comportamientos, si es que éstos reflejan las preferencias de los individuos y no causan daños a otros. Y aún en los casos en que sí se encuentran daños, como las crisis financieras asociadas a burbujas,

Economía internacional

En Alemania, la energía renovable trae conflicto Melissa Eddy

THE nEW YorK TiMES

BErLÍn.– La decisión de Alemania de abrazar un futuro de energía limpia puede enfrentarse pronto a otra prueba de resistencia pública con la consigna: “no en mi patio trasero”. Proveedores de redes que planifican una de las rutas de transmisión de tensión más importantes, presentaron su propuesta de un corredor de líneas de alto voltaje de 800 kilómetros. El objetivo del proyecto, llamado SuedLink, es llevar electricidad de turbinas de viento en los estados del norte a las industrias hambrientas de energía del Sur. Las líneas son esenciales para el éxito del ambicioso plan de transformar el sector energético alemán, de una mezcla clásica de fuentes fósiles y atómicas, a una variante libre de energía nuclear y con casi total dependencia de recursos renovables para 2050. Pero muchos alemanes se resisten a la idea de tener líneas de alto voltaje que atraviesen sus patios traseros y los campos cercanos. Aldeanos enojados en Baviera protestaron contra los planes del operador Amprion de construir una línea. El intento de la compañía de energía Tennet, en 2013, de lograr que los ciudadanos invirtieran en otra expansión planificada de su red en el estado de Schleswig-Holstein, no logró apoyó sustancial. Tennet, con sede en Holanda, y la alemana TransnetBW están involucrados en el proyecto SuedLink. “Estamos en la fase de planificación”, dijo Lex Hartman, miembro del directorio de conducción de TenneT. “El corredor no es definitivo y necesitamos retroalimentación de los ciudadanos”, agregó. Las firmas prevén completar la línea para 2022. El gobierno de la canciller Angela Merkel aprobó una actualización de la red energética del país, que incluye 36 proyectos con un costo de por lo menos US$ 13.500 millones.ß Traducción de Gabriel Zadunaisky

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no está claro cómo las regulaciones financieras pueden evitar este comportamiento. De hecho, no es posible separar de modo sistemático el comportamiento irracional (que distorsiona precios) del puramente especulativo (que los empuja a su equilibrio)”, explica Sánchez. El “jipeo” de la economía del comportamiento se intensificó en las últimas semanas, con un debate público entre los premios nobel Eugene Fama (un economista muy crítico de las vertientes conductuales, defensor de la primacía de la racionalidad en las decisiones de los agentes) y robert Shiller, quien hizo un llamado a sus colegas a incluir más psicología en sus investigaciones. Tanto la oCDE como el Banco Mundial vienen muy “casados” en sus reportes de 2013 y 2014 con los análisis de psicoeconomía, lo que anticipa que el tema seguirá en el candelero durante este año. Un reciente informe de la oCDE, que releva las políticas públicas aplicadas hasta ahora en distintos países con base en economía del comportamiento, llevó a la economista Allison Schrager a publicar una nota feroz contra esta vertiente, titulada –cuándo no– Don’t believe the hype, en la que informa un resultado más bien decepcionante, en el campo de las políticas estatales, en relación al boom académico. La mayor parte de las acciones informadas tienen que

miércoles

Otro incremento en las naftas

El ministro de Economía, Axel Kicillof, anunció que el precio de las naftas y el gasoil subirá hasta un 6%, por un acuerdo alcanzado entre el Gobierno y directivos del sector. La semana había comenzado con un alza en los surtidores de Shell y un duro discurso oficial contra la compañía y su presidente, Juan José Aranguren.

ver con obligar a empresas y organismos a dar más información a los consumidores y a ser más transparentes, “y no está claro que estos sean aportes de la economía conductual o simplemente el sentido común de que estas comunicaciones deberían ser más honestas”. Schrager también ataca la ética de “orientar” desde el Estado mejores decisiones económicas –corrigiendo o atenuando los sesgos conductuales–, lo que uno de los popes de la economía del comportamiento, richard Thaler, llamó “paternalismo libertario”. “Es cierto que todos a veces tomamos malas decisiones. Pero si estas opciones reflejan los valores y preferencias de las personas, ¿podemos justificar intentos de cambiarlos?”, argumenta. La inclusión de la psicoeconomía en la agenda pública es impulsada por los demócratas en EE.UU. y los partidos progresistas en Europa, lo que hace que los republicanos y las fuerzas conservadoras hayan encontrado en este flanco “dirigista” un costado ideal para concentrar su munición más gruesa. Un fuerte tropezón El tropezón reciente de la economía de la felicidad fue más estrepitoso todavía. La rama fue también fundada en los 70, con los trabajos del economista richard Easterlin, y al igual que su prima hermana conductual permaneció hasta la década pasada como una “célula dormida”, hasta estallar de la mano del auge de la psicología positiva. Su “jipeo” y atención mediática tal vez hayan sido inclusive más intensos, con decenas de países que en la actualidad realizan mediciones oficiales de bienestar emocional en la población. Hay correlaciones en este aspecto de lo que a uno se le ocurra: se reportan subas de felicidad promedio por actividades que van desde cortar el pasto a ver películas tristes. Entre quienes sostienen que la economía de la felicidad hace rato que se pasó de rosca, está el argenti-

no rafael Di Tella, profesor de la Universidad Torcuato Di Tella y de Harvard, un pionero en este campo, que diez años atrás publicó un influyente trabajo sobre la inflación, el desempleo y el bienestar emocional. El diario inglés The Guardian reveló hace tres semanas la historia de nick Brown, un desconocido jefe de sistemas de una empresa que descubrió que la matemática detrás de uno de los trabajos más citados y populares de psicología positiva de los últimos años contenía errores groseros. Se trata de un paper (referenciado en más de 350 publicaciones académicas) escrito por Barbara Fredrickson y Marcial Losada, en el que se afirma que las personas que experimentan un ratio de “2,901” reacciones positivas por cada una negativa “florecen”, en tanto que las que están por debajo de esa tasa “languidecen”. Fredrickson es una leyenda de la psicología positiva y una de las favoritas de Martin Seligman, considerado el padre de esta rama. Brown fue a fondo y halló fallas en las ecuaciones no lineales y en la dinámica de sistemas complejos con las cuales las autoras hacían tales aseveraciones. El escándalo fue tal que Frerickson terminó por aceptar que la matemática era errónea, aunque siguió defendiendo las conclusiones generales. El artículo de The Guardian hizo énfasis en que los números no son el fuerte del armado de currículas en las carreras de psicología, y que muchos académicos de renombre en esta disciplina terminan acudiendo a estudiantes avanzados de economía o de otras carreras, para que las armen las correlaciones u operaciones más complejas. Fin de la historia. Fundido a negro, títulos, agradecimientos y comienza a sonar de fondo Don’t believe the hype, de Public Enemy... Don’t, don’t believe the hype.ß [email protected]