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Ciclo: Nociones Introductorias al psicoanálisis
Ciclo: Nociones introductorias al psicoanálisis Clase n°4 Prof. Fabián Naparstek Bueno, en estas dos clases - esta y la que viene - vamos a trabajar sobre el objeto a, del cual deben haber escuchado hablar muchas veces. Que hayan escuchado hablar muchas veces no quiere decir que hayan entendido algo la mayoría de esas veces. No me comprometo en hacerlos entender absolutamente nada, pero vamos a tratar de llevarlo a la vida cotidiana; quizás esa vía permita captar algo del asunto. Primero voy a plantear algunas cuestiones introductorias y después ubicaremos un antecedente en Freud de lo que Lacan llama objeto a. Como lo hicimos con el goce. Más allá de que sean conceptos que introduce Lacan, son nociones que están en la obra de Freud - aunque no llamadas de esa manera - y que Lacan extrae de allí. También me interesa ubicar, una vez que avancemos un poco, porqué introduzco esta noción acá, en Psicopatología. No es que sea interesante porque seamos psicoanalistas, sino por lo que puede aportar. Siempre en psicoanálisis hay que tener presente esto: no estamos haciendo una antropología para explicar el mundo. Si alguien lo hace, que lo haga. En nuestro caso, estamos interesados en que nos sirva para nuestra práctica. Bien, Lacan introduce fuertemente la noción de objeto a en el décimo de sus seminarios, el que dicta sobre “La angustia”. Hay que tener presente que ese seminario él lo da en el marco de una situación particular: se le criticaba con intensidad que su concepción era puramente simbólica. Yo lo traduzco de otra manera, se le criticaba a Lacan que su concepción era puro bla, bla. La crítica era “todo con las palabras pero qué pasa con el cuerpo, qué pasa con los afectos, qué pasa con los sentimientos, etc.” En el marco de esa crítica, la que sorprendentemente está de alguna manera presente aún hoy, Lacan dicta un seminario que va a llamar “La angustia”. Siguiendo además la indicación freudiana que la angustia es un afecto. Es decir que va a introducir un seminario sobre un afecto. No es que Lacan toma directamente la crítica; en general en él eso no lo van a escuchar, no es que él dice “me criticaron esto y entonces voy a hablar de esto”; pero va a dedicar todo un año a la angustia. Es decir que se va a meter con algo que, en principio, no tendría que ver necesariamente con lo que se puede poner en palabras. Recuerden que cuando comenzamos a trabajar los textos de Freud distinguimos los representantes y los afectos como dos entidades que van por separado. Se pueden juntar, una representación tiene su afecto; pero también se pueden separar, el afecto puede tener un destino y la representación otro. Para decirlo de otra manera, creo haber utilizado con uds. la imagen del agua y el aceite; es decir, que pueden estar juntos pero cuando uno deja de revolver se separan. Son dos cuestiones totalmente heterogéneas. Y es más, todo el asunto es cómo justificamos que esas dos cuestiones totalmente heterogéneas puedan convivir. Después, los afectos pueden ser llamados energía; pueden ser llamados - y habría que ver cómo hacer esa ligazón – pulsión; pueden ser llamados libido; etc. Iremos recorriendo eso. Pero en principio es claro que esos dos elementos, que pueden estar juntos o pueden estar separados, son heterogéneos entre sí. Que una cosa son los representantes, que hacen cadena; en un sentido cada representante es distinto a otro pero están dentro de la misma entidad; y otra cosa son los afectos. Es decir que ya el solo el hecho de ponerse a hablar sobre la angustia implica estar respondiendo a esa crítica de que el psicoanálisis solo se ocupa de palabras. Lo digo de otra manera, hay un claro objetivo de Lacan de ocuparse de lo que no entra en el lenguaje. No es mi idea centrarnos en la angustia. Vamos a tomar algunas cuestiones de allí, pero quiero ubicar el contexto en el que Lacan introduce el objeto a. Esto es introducido fundamentalmente - si lo podemos llamar así - por la teoría del resto. Y cuando decimos resto,
estamos diciendo el resto en términos de lo que resta de lo simbólico. Es decir que Lacan introduce - por lo menos en el primer momento, no queda sólo ahí - la noción del objeto a por la vía del resto. Voy a volver sobre esto. Quisiera ubicarlo primero en Freud. Creo habérselos mencionado, hay en Freud una teoría del resto muy presente desde el comienzo de su trabajo; especialmente a partir de “La interpretación de los sueños” y fundamentalmente por algo que uds. conocen, que es lo que Freud llama resto diurno. La noción de resto diurno sigue una lógica propia. Uds. la deben conocer a partir de la bipartición que hace Freud entre el socio capitalista y el socio industrial en el sueño. Creo haber hablado aquí y en algunos de los teóricos del asunto. Recuerdo rápidamente lo que plantea Freud. Para el sueño hacen falta un socio capitalista y un socio industrial. El socio capitalista es el que pone el dinero, es el que pone, si Uds. quieren, la nafta; para que un auto funcione tiene que tener energía. Ahora, si no hay lo que Freud llama un socio industrial, por más nafta que tenga el auto se va a quedar parado ahí; es decir tiene que haber un motivo para que alguien tome ese auto y se lo ponga a manejar, por más nafta que tenga. Eso es lo que llamamos socio industrial, más bien es lo que causa el sueño, la causa del sueño. De un lado tenemos el socio capitalista, la energía del sueño; del otro lado tenemos la causa. Alguien podría decir: “quiero tener una empresa propia, pero ya a esta altura de mi vida no tengo más fuerza”. Tiene la causa, la causa de querer armar una empresa, pero no tiene la energía suficiente. Podría ser al revés, “tengo una energía de locos pero no se qué hacer”. Es decir que una causa orienta, a uno lo guía. Otro ejemplo – invento - alguien quiere cambiar el país. No importa si la causa es justa, es la causa que cada uno tiene. Y para eso necesita mucha gente que lo acompañe, es decir que necesita una energía de gente que acompañe esa causa. ¿Qué tiene que salir a hacer esa persona? Tiene que causar a la gente para que lo siga, para que dedique su energía a eso. Siempre la causa, de lo que sea, es algo que está intramitado todavía. Si uds. quieren, es una idea fantástica. El socio industrial es aquel que dice “Tengo un negocio fantástico, a nadie se le ocurrió, nunca nadie lo hizo y si vos pones la guita acá en un año se te va a duplicar”. Se entiende, es el que debe salir a convencer al que tiene la energía, al que tiene la nafta para poner a funcionar ese auto, tiene que causarlo, generarle el interés al tipo que está tranquilo en su vida, con esa plata que le da un renta, que vive bien, para que diga la saco de acá y apuesto allá. Se entiende la idea de Freud. Con la incógnita, además, de que ese “gran negocio” tiene que tener algo novedoso, algo intramitado; que eso siempre tiene que tener un nivel de apuesta, que es lo que convoca a que alguien en vez de estar tranquilo con su renta de todos los días diga “si este me propone esto, quizás me pierdo el negocio de mi vida”. Podría seguir dando les ejemplos sobre el asunto. Entonces lo que llamamos el socio capitalista, el que pone la energía, el que pone la nafta, para Freud es el deseo. El deseo es la energía del sueño y la causa del sueño es un resto, que Freud llama resto diurno; lo vimos cuando trabajamos el sueño de la inyección de Irma. Es algo que queda intramitado en el día y que para Freud causa que uno quiera seguir trabajando, que uno quiera elaborarlo. Para seguir trabajando toma el deseo o el deseo se sube a ese resto y a partir de esa ligazón entre la causa y el deseo, el socio industrial y el socio capitalista, se hace un trabajo. Se los digo de otra manera, hay un aspecto de lo que Freud llama el resto diurno que es equivalente a la causa y entonces tenemos una primera versión del resto, lo voy a llamar a - no importa, no digo porqué a todavía pero lo llamo así - que es siempre un antecedente, esto causa un trabajo hacia adelante. Hay un resto diurno, a la noche sueño, hago un trabajo. Entonces uno puede poner (pizarrón): resto diurno y entonces sueño, que es un trabajo, siempre hay que ubicar el resto diurno previamente; por eso Freud le preguntaba a la gente con qué del día anterior asocia el sueño, porque ¿qué estaba buscando Freud? El resto diurno, buscaba la causa del sueño. Es importante esto porque la causa siempre figura como un antecedente. Van a ver que esto nos va a permitir ciertos conceptos, ciertas nociones que tienen mucha utilidad en la clínica. Podemos decir que este resto diurno es la causa ¿de qué? De un trabajo, la energía de ese trabajo para Freud es equivalente a un deseo. ¿Me siguieron en este razonamiento? Tenemos
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algunas ideas porque estuvimos viendo el sueño de la inyección de Irma. Ahora, esto que es causa es equivalente a un resto ¿por qué? Porque es aquello del día que no se pudo tramitar, ¿qué quiere decir? Es lo que resta de un trabajo simbólico. Cuando Freud dice: no se pudo tramitar, no se pudo tramitar por las asociaciones del día, por los representantes que intentaron tramitar eso. Recuerden que les indiqué como Lacan señalaba en el sueño de la inyección de Irma que lo que quedó rebotándole ahí a Freud es la voz de otro y siempre pone este énfasis, de que se trata de algo intramitado. A la vez vimos que una cosa era tener el sueño y otra cosa era interpretarlo. Se acuerdan que Freud decía que soñar era imaginar el símbolo e interpretarlo era simbolizar la imagen, la vía regrediente y la vía progrediente. Ahora, si uno se despierta y quiere interpretar el sueño, la lógica de Freud es que eso es porque el trabajo del sueño no terminó de tramitar ese resto. Es decir, que si uno además de soñar se levanta y quiere contar el sueño, está causado, es decir va por la vida diciéndole a alguien - sea de mucha confianza o no - “no te imaginás lo que soñé”; no es porque existe el psicoanálisis, eso es histórico. Freud muestra muy bien que desde que el hombre es hombre y puede hablar y puede transmitir lo que piensa, quiere contar sus sueños; y los cuenta para obtener algo. Los dos primeros capítulos de “La interpretación de los sueños” de Freud son una investigación de cómo en la historia se contaron los sueños. Finalmente se puede reducir a eso, Freud demuestra en esa investigación cómo a través de los tiempos los sueños fueron contados y fueron interpretados de alguna manera. Desde el viejo testamento hasta lo que sea; teniendo algunas interpretaciones hasta consecuencias políticas. No hay que pensar que el primero que interpreta los sueños es el psicoanálisis, está muy demostrado en ese texto de Freud. Está plagado de interpretaciones de los sueños, no de la misma manera en que los interpreta el psicoanálisis, por cierto, pero interpretaciones de los sueños las hubo siempre. Entonces, si alguien además de soñar tiene la causa de ir a contar lo que soñó es porque también ahí hay algo que está intramitado de la noche y quiere seguir tramitándolo. Es algo bastante habitual, finalmente hay algo del sueño o todo del sueño que no se entiende. En general o uno no entendió nada de lo que soñó o se sorprende por lo que soñó – “como voy a soñar semejante cosa” o hay algo de ese sueño que le queda rebotando. Así como en el sueño de la Inyección de Irma le quedó la voz de otro, en otro sueño queda otro resto, lo que sea, pero intramitado. Y es lo que lleva a que uno cuente el sueño, ya contar el sueño es una interpretación y si después se lo cuenta a alguien y ese quiere opinar sobre ese sueño, tenemos armada la pareja analítica. Recuerdan que con el ejemplo de la inyección de Irma yo había dado una interpretación del asunto; respecto de que Freud, después de tener esa causa del sueño y soñarlo e interpretarlo, quería poner ahí esa famosa plaqueta donde dijese “acá Freud soñó el sueño de la inyección de Irma”. Hay cierto delirio de grandeza propio de Freud, pero a la vez se puede entender porqué Freud dice que ahí nace el psicoanálisis; uno podría decir que se paso la vida elaborando ese sueño y sin embargo llega un momento en que dice “hay que poner una plaqueta”, como que algo no terminó de elaborar. Lo que quiero decir con esto, y lo hemos charlado en su momento, es que ese resto no es coyuntural. No es porque Freud se cansó y se fue a dormir antes de tiempo, sino que hay algo estructural y que es coherente con la estructura de lo simbólico, que no todo se puede tramitar por lo simbólico. Siempre hay un resto y que haya ese resto es lo que causa. Se los digo al revés; si uno dijese todo no habría ningún resto, si no hay ningún resto, dijimos todo, no vale la pena más hablar, entonces me callo. Y esta serie puede continuar, es decir, esto es lo que hace que las cosas de alguna manera funcionen. Es la idea de Freud que luego Lacan retoma fuertemente. Efectivamente hay un énfasis fuerte en lo simbólico, pero en algún sentido el funcionamiento de ese simbólico está sostenido en que hay un resto que funciona como causa. Es decir, que no hay simbólico sin su resto, al menos no hay simbólico que funcione sin su resto. Por lo menos el simbólico que piensa Lacan, que extrae de Freud. Alumna: ¿Por eso se dice que el objeto a es causa del deseo?
FN: Bien, entonces damos un paso hacia algo que quizás hayan escuchado. Que el objeto a es causa de deseo, eso tiene múltiples sentidos pero, en principio lo que podemos decir es que hay un resto que funciona como causa de deseo, lo que tampoco es algo que inventa el psicoanálisis. Lean a Platón, por ejemplo (y no es el único). Digo, para tomar alguien que tiene cierta importancia en el pensamiento. Platón decía que uno deseaba aquello de lo que estaba falto, es decir que la falta funciona como una causa en ese sentido y decía, en todo caso si uno desea algo de lo que no esté falto, al menos supone que en el futuro va a estar falto de eso; pero la falta tiene que estar presente y esa falta funciona como una causa que empuja a que uno desee algo. Doy un paso más. Ese resto, que Lacan ubica así, tiene también otra implicancia diferente; puede ser una causa pero además puede ser un desperdicio. Un desperdicio es lo que resta pero que se tiene que tirar; en un punto, casi lo contrario de la causa. El desperdicio es lo que se tiene que tirar, la causa es lo que lo empuja a uno a trabajar. Lo digo de otra manera, la causa tiene cierto brillo, tiene cierto valor; el resto como desperdicio es lo que se tira, lo que no tiene ya ningún valor, al menos para quien lo tira. Vivimos en una época donde hay algunos que tiran cosas que tienen valor para otros y donde hay gente que está causada por los desperdicios de los otros; pero al menos para quien lo tiró eso no tiene valor. Los desperdicios en tanto tal son un problema eminentemente humano, no son un problema del mundo animal. Quien tiene un problema desde siempre con los desperdicios, es el hombre; un problema en el sentido de qué hacer con ellos. Siempre digo que habría que hacer una historia de los desperdicios, sería muy interesante saber qué hace cada pueblo con sus desperdicios. Doy el ejemplo de los griegos, ¿Saben por qué llamaban a los bárbaros, bárbaros? Porque hacían sus necesidades en lugares apartados. Los griegos - cultura determinante para todo occidente - iban por la calle, como van los perritos hoy en día, y cuando tenían ganas se agachaban, hacían y quedaban los desperdicios por ahí. Esto no se cuenta de los griegos, se cuentan sus grandes pensamientos; pero a la vez que tenían grandes pensamientos, cuando tenían ganas hacían en donde estaban. Estaban concentrados en otra cosa, no en los desperdicios; en cambio había unos bárbaros que encontraban lugares apartados para eso. Hay muchísimos ejemplos del asunto; hoy en día siguen siendo un problema los desperdicios: los desperdicios nucleares, los desperdicios del consumo, etc., etc. Es un tema siempre central y la pelea, que puede ser una pelea política acá, por si los desperdicios de la Capital Federal van a la provincia de Bs. As. o no, tiene el estilo argentino de la pelea pero no es un problema solamente argentino qué hacer con los desperdicios; esto es lo que quiero señalar. Tenemos un humor argentino de pelearnos por las cosas, pero qué hacer con los desperdicios es un problema para la humanidad. Es decir, cada vez que hay una operación simbólica hay un resto en el sentido del desperdicio; así como algo lo causó hay algo que queda como resto. La causa es un antecedente, el desperdicio es lo que resta de esa operación. Cuando uno encuentra un desperdicio puede decir: hubo una operación simbólica. Se encuentra basura en la calle, se puede decir: alguien comió. Alumna: Este resto ¿es el real? FN: Estamos diciendo que los dos restos, tanto el antecedente como el consecuente, sea como causa, sea como desperdicio, no entran en lo simbólico. Después lo vamos a explicar por lo real, aunque lo imaginaricemos un poco. Y cuando dije que Lacan se va a ocupar de la angustia es porque Lacan tiene la idea que la angustia no entra en lo simbólico. ¿Se puede hacer desde lo simbólico algo con eso? Sí, alguien puede hacer con el desperdicio una operación simbólica, también. Hay artistas que hacen de los desperdicios un collage, una operación sobre eso. Hay gente que se dedica a juntar los desperdicios y los pone de nuevo en el sistema, los reintroduce en el sistema pero sin embargo siempre va a haber un resto. Doy un ejemplo propio de la clínica y propio de la época actual. La famosa droga “paco”. El paco es un desperdicio de la cocaína, que en algún momento a un buen señor - a un mal señor, no sé cómo llamarlo - se le ocurrió que ese desperdicio podría ser utilizado y es reintroducido en el mercado. Ahora el paco mismo tiene su desperdicio también. En el horizonte, finalmente el
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desperdicio va a ser quien consuma eso; se va a transformar él mismo en un desperdicio de la civilización. Se entiende lo que estoy planteando, siempre va a haber en el horizonte un desperdicio que en algún sentido se liga con lo real. Pero a la vez lo que quiero señalar, lo que quiero que se capte, es que no habría simbólico al menos funcionando si no hubiese ese resto. Por eso doy este paso después de haber dado aquellas clases anteriores de los tres registros y del sueño de la inyección de Irma. Recuerdan que Lacan decía en el Seminario 2: imaginar el símbolo, simbolizar la imagen; en un esquema donde no estaba lo real. Lo que estoy haciendo ahora es agregarle a eso, lo real. Y recuerdan que en el sueño de la inyección de Irma Lacan ubicaba algo de lo real con la angustia y con la interrupción del sueño, donde algo se interrumpe. Es decir que todo sigue girando mientras estamos entre lo imaginario y lo simbólico y que algo de otro orden se presenta cuando se introducen estas cuestiones. Hago una salvedad, que va a esto, con el siguiente esquema simple de Lacan que uds. deben conocer. Vamos a tomar la simpleza inicial que tiene este esquema. Lacan dice que uno podría partir de la necesidad, al estilo animal - como si uno pudiese partir de la necesidad, lo cual no quiere decir que sea así ya que siempre para Lacan es algo mítico. Mítico porque uno lo supone estando fuera de eso, así como en Freud es mítica la noción del protopadre. A Freud no se le ocurre que haya existido el protopadre; lo deduce a partir de la cultura, “debe haber existido un grupo humano...”, pero Freud no le propone a los etnólogos, a los antropólogos, que vayan a buscar los huesitos del protopadre, no existió. ¿Qué dice Lacan? Si uno partiera de la necesidad se encontraría con los significantes, y dice: esa necesidad se pone en palabras. Con lo que uno se encuentra, cuando decimos se encuentra con el significante, no es más que encontrarse con el Otro. Los significantes a uno le llegan por el Otro. El ejemplo mínimo y simple es: el bebé llora y la madre dice hambre. Dirá lo que sea, le pica la oreja, pero dice algo y eso es una transformación de la necesidad en demanda, a partir del pasaje por el Otro. Entonces, la necesidad que pasa por el Otro se transforma en demanda. Se los digo de otra manera, necesidad que pasa por el lenguaje se transforma en demanda. ¿Qué significa que se transformar en demanda? Es la puesta en palabras de la necesidad. Siempre partiendo de la idea de que ese Otro está antes de que uno tenga ninguna necesidad, por eso decimos que es mítico. Para los padres ese chico va a tener hambre el día que nazca porque “al abuelo que siempre le gustaba morfar y...ahora vas a ver lo que va a comer”; ya está, el primer llanto ya está sancionado antes de que llore, por eso es mítico. Ahora vamos al problema en que estábamos antes - estoy diciendo cosas muy parecidas desde diferentes elaboraciones - si yo lograse poner toda mi necesidad en palabras no habría ningún problema, hay problema porque no me alcanzan las palabras para nombrar toda la necesidad. Se los digo de otra manera, cuando nombro mi necesidad con palabras hay un resto, hay algo que no termino de nombrar. La idea de Lacan, siguiendo este razonamiento, es que de esa operación de pasaje de la necesidad por el Otro, de transformación de la necesidad en demanda hay un resto, ese resto es la causa del deseo. Se los digo de otra manera. Esto nunca lo escribió así Lacan pero siguiendo ciertas nociones que él planteó, uno podría decir: necesidad - demanda = deseo Siempre hay que pensar que la demanda es un número menor que la necesidad, que no abarca toda la necesidad. Alumna: Porque es lo que pasa a través del lenguaje
FN: Claro, que el lenguaje no tapa toda la necesidad, la necesidad es un número mayor que la demanda. Entonces; como no todo puede ser puesto en la demanda, tenemos un deseo. Hay que tener presente que a veces los deseos nos llevan más allá de lo que uno hubiese querido ir. Como quien dice: “para que me metí en esto si yo estaba bien antes” y sin embargo uno puede. Si vino el socio industrial a mi que soy el capitalista, yo tenía mi plata acá, todos los meses me daba mi entradita, vivía bien, hacía lo que quería hacer; y sin embargo vino uno, me causó el deseo y ahora estoy metido en un problema, ahora esto, lo otro, no sé si llego a fin de mes. Es decir, el deseo siempre empuja un poco más allá. Es más, lo que Freud llama Principio del placer es algo muy equilibrado. Recuerdan que Freud dice que es mantener un mínimo de energía estable. El deseo empuja a algo más; empuja a que si yo gano 10 y gasto 9 y eso está equilibrado, si todos los meses me queda 1 y a fin de año con esos 12 que me quedaron de esos meses me voy unas vacaciones, el deseo hace que yo quiera ganar 15. El principio del placer es una estabilidad que va muy bien con la neurosis obsesiva y que la histérica siempre está empujando a causar el deseo del obsesivo a algo más. Alumna: El deseo para mi da cuenta de que esa estabilidad de la que habla Freud teniendo en cuenta el principio del placer no existe, no existe para nada. FN: No es que no existe, eso existe y tiene su valor. Lo que pasa es que eso tiene su existencia pero el deseo empuja un poquito a otra cosa. Uno está en esa disyuntiva, me quedo acá que estoy equilibrado o tomo en cuenta algo de mi deseo. Eso está presente, es una opción y hay sujetos que están muy mantenidos con - uds. podrían decir - una vida muy aburrida. Todos los días van a trabajar, no sea cosa de perder el presentismo porque sino no es 10 y 9 y todo eso. “El puesto es estable, trabajo para el estado, nadie me va a echar, todo ordenadito”, pero alguien puede preguntar “¿Qué hacés de tu vida? ¿Qué desafío tenés en esa vida?” No estoy poniéndolo en cuestión, cada uno hace la vida que quiere, si está bien no creo que haya que tocarlo. Imagino un diálogo que no es muy extraño y que escucho habitualmente además en el consultorio; o sea, que algo hace que uno quiera algo más. Para querer algo más tiene que estar falto de algo, como decía Platón, más allá de que las cuentas cierren. El principio del placer no es algo que no existe, existe, pero hay deseo además. Hay algo más allá del principio del placer, que no es el deseo. El deseo es algo muy puntual, acotado, preciso; el más allá del principio del placer siempre es el exceso, es otra cosa. El deseo es algo orientado, que nos saca del principio del placer, no es equivalente al principio del placer. Otra cosa es el exceso, que existe también y que Freud llama más allá del principio del placer. Son tres cuestiones diferentes. Una cosa es estar en la vía del deseo, otra cosa en el principio del placer y otra cosa en el más allá del principio del placer. Más allá del principio del placer rompe con el deseo también además de romper con el principio del placer. Si alguien tiene una causa está orientado, insisto, uno puede estar a favor de esa causa, en contra de esa causa, pero está orientado. Alumna: Yo tenía entendido que, según Freud, la primera experiencia de satisfacción generaba el deseo permanente, que es lo que mueve el aparato psíquico, es así, ¿No? FN: Sí. Les hable del protopadre, pero también lo podemos poner como primera experiencia de satisfacción. Lo que Freud llama, a partir de la primera experiencia de satisfacción, realización de deseo es sobre la base de que nunca se va a poder realizar del todo; es que eso está perdido y funciona como una causa. Que algo esté perdido orienta a la persona, uno quiere recuperar eso. Se los digo en términos del Edipo; que el Edipo les diga a Uds.: “lo que vos no podes es tu mamá”, eso orienta, porque uno sabe lo que no puede. Lo que dice Freud es que los hombres van a buscar en la vida a alguien que haga las veces de esa madre perdida. Eso orienta y genera un deseo. Bueno quizás esta perspectiva, a partir de la pregunta que me hicieron, permita hacer una distinción más. Una cosa es la causa del deseo como un antecedente, como una falta, primera experiencia de satisfacción si uds. quieren; y otra cosa es el objeto del deseo. El objeto del deseo
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siempre está adelante, es lo que comúnmente se llama la zanahoria. Es lo que nos ponen adelante y que Lacan en un momento escribe como i(a), imagen de a. Imagen de a ¿Qué es? Es lo que haría las veces de eso por lo que uno es capaz de todo, pero cuando agarra la zanahoria no encaja del todo, es un poco chica, un poco grande o el color no encaja, algo no va. Y entonces como no encaja del todo uno sale a buscar - una vez que tuvo la primer zanahoria - una segunda zanahoria y así sucesivamente uno se la pasa buscando la zanahoria en su vida. Que es algo que no solamente conocen los psicoanalistas; en el campo de la publicidad saben muy bien como poner zanahorias. Uno se puede preguntar porqué para vender un auto hay que poner una mujer atractiva adentro del auto. Se le agrega algo más, se le pone un brillo especial a ese auto. Es lo que lleva a Lacan a hablar de la metonimia del deseo. ¿Porqué metonimia? Saben que la metonimia es pasar de uno en otro, es lo que Freud llamaba el desplazamiento; la relación con el objeto del deseo es metonímica. A tal punto por ejemplo, que hay gente que no puede detenerse con un parteneire sexual; es decir, va buscando, buscando y no puede frenar. Y cuando algo no encaja sigue, continúa, especialmente en esta época. Se ve muy bien entonces que una cosa es la causa del deseo, como un antecedente, y otra cosa es el objeto del deseo, que es lo que haría las veces de eso anterior, de eso que esta previamente, que nos haría creer que entonces sería lo que nos completaría. Si no existiera esta relación entre la causa del deseo y el objeto del deseo no se sostendría una sociedad de consumo tal como la que tenemos hoy en día, que explota esta distancia entre ambos. ¿Porqué uno creería que tendría que cambiar los zapatos todos los años? Si mis zapatos están enteros y funcionan, si los cordones andan, me abrigan, me permiten caminar; y sin embargo uno cree que los tiene que cambiar, es por esa distancia entre la causa del deseo y el objeto del deseo. Toda la moda esta armada sobre esa lógica y tiene las escansiones de las estaciones del año; a cada estación del año un nuevo lanzamiento “Colección invierno del 2013...” y así sucesivamente. Lo que llamamos objeto de deseo, Lacan en un momento lo tomó de una noción propia de la cultura griega: el agalma. El agalma para los griegos es algo muy preciso, la imagen sería la de un cofre en el fondo del mar. Uno se fue a bucear, si le gusta bucear, está viendo los pececitos de colores, todo muy bonito, los corales, todas esas cosas que se pueden ver en el mar y de repente; un cofre. Se acabaron los pececitos de colores, los corales; uno se tira ahí y quiere abrir el cofre, ese es el agalma. Se supone que en el interior hay algo más precioso, que abriendo eso uno encontraría algo muy precioso. Ahí la importancia no está puesta tanto en lo que hay adentro como en el cofre mismo, que le hace creer a uno que en su interior hay algo muy precioso. Otra imagen es la del regalo, hace falta que a uno le den algo cuadrado, con moño, para que quiera abrirlo. Alumno: O si te encontrás una billetera en la calle. FN: O una billetera en la calle, podría ser. Pueden imaginar 10.000 versiones, pero el regalo sigue esta estructura del agalma. Entonces los niños, y los no tan niños, juegan a hacer un paquete adentro de otro para que uno se vaya poniendo nervioso porque no llega a la cosa. Siempre hay una distancia entre lo que uno espera y lo que encuentra ahí dentro. La distancia puede ser positiva o negativa, pero siempre hay una distancia, es lo que importa. Van a ver que esto, especialmente, funciona de manera central en una histeria. La histérica anda por la vida, lo que comúnmente se llama la escena histérica, causando el deseo de los hombres. Y cuando un hombre se acerca y - para decirlo de alguna manera - le va a abrir el moño, la histérica le dice: no, todavía no, no es el momento, no es el lugar, no era conmigo, te equivocaste; todas las versiones posibles. Si hay algo de lo que esta advertida muy bien la histérica es que una cosa es ser un regalo y otra cosa es estar regalada, son dos cosas bien diferentes. Cuando una mujer está regalada se acaba el deseo del hombre; cuando el hombre llega al regalo mismo se acaba el deseo, la manera de mantener un deseo en el hombre es que ese hombre no pueda abrir del todo el paquete que es la histérica. Es una manera de mantener el deseo vivo, que es algo que le interesa mucho a la histérica.
Todo esto hace funcionar una maquinaria sostenida del deseo. Es decir que se causa el deseo, ¿cuál es el razonamiento inconsciente de una histérica? Es que mientras desee, ese hombre va a estar atrás de ella; el día que se acabe ese deseo desaparece. La histérica en algún punto es como el socio industrial, es la que causa el deseo de los hombres. Lo cual emparenta en algún caso la posición de la histérica con la posición del analista, porque el analista precisa del deseo de los analizantes para poder hacer un análisis, para mantener vivo el análisis. Por eso cuando determinados pacientes creen haber abierto el regalo, el analista dice no, no era eso. ¿Para qué? Para que se siga analizando. Algo tiene que hacer de causa para que alguien quiera analizarse. Lo cual no quiere decir que no terminen nunca los análisis. Freud lo decía con todas las letras, si alguien no sufre no va a hacer un análisis, podrá hacer cualquier otra cosa, podrá ir a un analista porque está muy bien analizarse, porque uno estudia psicología y todo el mundo dice que hay que analizarse. Para decirlo de alguna manera, cuando alguien viene y dice lo que dice, la pregunta nuestra es ¿qué de eso lo hace sufrir? Puede decir “yo vengo porque estudio psicología”, bueno puede ser, ¿en qué sufre de estudiar psicología? “Yo vengo porque me separe”, que se yo, para algunos la separación es una solución, ¿qué de eso lo hace sufrir? Es que tiene que haber una causa, en ese caso un sufrimiento. Después alguien podrá venir porque está muy bien, porque quiere conocer un amigo, porque es muy divertido; con eso no se hace un análisis. Digamos, se puede hacer otra cosa, se puede encontrar con un analista, pero no un análisis. Bien, doy un último paso por hoy, que es ubicar en todo esto la angustia. Sobre el tema de la angustia vamos a volver en la segunda parte del año, quizás no en este espacio; en los trabajos de fobia, de neurosis de angustia. Freud decía que la angustia es un afecto. Y tenía una primera idea de la angustia - uds. ya tienen cierta noción - que la angustia es energía no ligada. ¿Energía no ligada qué es? Es esa energía que no se liga con los representantes. En vez de que entre en el campo de los representantes y tenga un mecanismo psíquico, se transforma de energía sexual en angustia, sin pasar por los representantes. Por eso Freud tenía la idea de que a una neurosis de angustia no había que interpretarla, porque no tiene mecanismo psíquico. Freud tiene ideas, en un sentido, muy simples respecto de la neurosis de angustia y daba máximas casi al mejor estilo Narosky. Freud decía que si una mujer está angustiada es que al marido, para decirlo de alguna manera, no se le para. Vean la lógica de Freud, que es una lógica bastante habitual dentro del acervo popular, a ciertas mujeres les vendría muy bien tener un hombre al lado que la haga un poco felices. Freud toma la cultura popular y piensa que la energía sexual no canalizada y no ligada a los representantes, en vez de hacer un síntoma genera angustia. Lo que me interesa resaltar ahora de esto es que para Freud, ya desde el comienzo, algo de la angustia está muy relacionado a lo que queda por fuera de los representantes. Más allá de todas las elaboraciones posteriores que hace Freud y que vamos a trabajar más adelante. Antes decíamos que el resto también está por fuera de lo simbólico. Cuando decimos resto, estamos diciendo algo pero no estamos indicando demasiado. Una cosa es que el resto funcione como causa, eso nos mete en el campo del deseo. Ahora, Lacan dice - cuando define por primera vez la angustia en el Seminario 10 - que a veces, eso que tendría que ser la causa pasa al primer plano. Algo bastante novedoso en ese momento; da algunos ejemplos, toma el Edipo de una manera novedosa. Porque al Edipo Lacan siempre lo tomó para hablar del nombre del padre, de la función paterna, del deseo; allí habla de otro Edipo. Toma una referencia a Edipo en Colona, que es Edipo cuando está ciego, y toma la escena donde Edipo se arranca los ojos para decir “es un Edipo al cual sus ojos lo miran desde el piso”, es una imagen. Se entiende que si uno se arranco los ojos, los ojos no mirarían más. Lo que él está tratando de transmitir es que cuando uno mira es sobre la base de que no ve sus propios ojos. Lo voy a decir de otra manera. Algo que uds. han aprendido factiblemente en el secundario, en Plástica o Dibujo. Cuando uno va a pintar algo tiene que tener cierta perspectiva y para armar una perspectiva hay que poner lo que se llama un punto de fuga. ¿Qué quiere decir esto?
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Ciclo: Nociones Introductorias al psicoanálisis
Que cualquier imagen se arma sobre la base de un punto de fuga; es equivalente a lo que decíamos antes respecto de lo simbólico, es decir, que la imagen toma lugar sobre la base de que hay algo que se fuga, que está en el horizonte pero que uno no atrapa nunca. Es equivalente a cuando uno mira una escalera circular para abajo y ve que todo confluye hacia ahí. Es decir que algo se pierde para que se arme esa imagen. Lo digo con otro ejemplo, ya no del campo de la mirada, en el campo de la voz. Es algo que Lacan tenía muy presente desde sus comienzos y que está muy claro en el tema de las alucinaciones. Hay algunos ejemplos también en Sartre sobre el asunto. Sartre distinguía lo que es conciencia tética de lo que es conciencia no-tética. No sé si en algún momento lo han leído, en una época había una materia que se llamaba fenomenología y veíamos bastante de Sartre, no sé si ahora existirá algo similar. El ejemplo sartreano es muy simple. Si uno cuando está escribiendo está pensando en lo que escribe, si uno se pone pensar qué está escribiendo, deja de escribir, porque se le fue el contendido. Es decir que para poder escribir tiene que dejar de pensar que está escribiendo. Es un fenómeno habitual de ciertos deportistas que cuando se dan cuenta que están ganando dejan de ganar. Con la voz pasa algo parecido, o uno escucha la voz o uno escucha el sentido. Todos me dirán que para escuchar lo que dice hay que escuchar la voz, si pero piensen la siguiente situación. Si hay una cantante que tiene una voz terrible y uno se queda prendado de esa voz se le escapa lo que dice. Lo vieron en Schreber. ¿Cuál era todo el asunto para Schreber? Schreber con las frases interrumpidas se quedaba al hilo del abismo; venía una frase, puntos suspensivos, eso era un horror para Schreber. Él decía que se sentía compelido a tener que darle un final a esa frase, lo que es equivalente a puntuar la frase, a que eso tenga un sentido. Cuando las cosas tienen sentido se pierde la voz. Lo que muestra el fenómeno psicótico es que una vez que uno le pone sentido, aunque sea delirante a las cosas, la voz se calla. Lo vieron en Schreber, en el momento en que él encuentra una respuesta delirante, la voz cae, deja de tener presencia. Es decir que tanto en lo imaginario como en lo simbólico tiene que haber algo perdido para que eso arme o un sentido simbólico o una imagen. Son dos maneras, dos campos en los que Lacan habla del objeto a, la voz y la mirada, algo que deben haber escuchado. Cuando esto que tiene que estar ausente se presentifica tenemos angustia, es la idea de Lacan. Cuando esto que tiene que estar por detrás, ausente - y que hay que señalar que no es lo mismo que algo esté ausente a que directamente no esté, que no tenga existencia. La primera experiencia de satisfacción para Freud implica que algo está ausente; es algo que uno supone que en algún momento ocurrió y no está más, eso es que esté ausente. Otra cosa es que no haya existido, entonces uno no tiene ni una ausencia. ¿Cuál es la mejor manera de no tener, en el caso del hombre, una ex? Una ex mujer, una ex pareja; es no haber tenido pareja, se entiende lo que estoy diciendo. Otro ejemplo, puedo introducirles una falta si digo: “a partir del lunes que viene este grupo se divide en dos, A y B, el A se queda conmigo, el B se va”. Al grupo B le faltaría la clase, ahora si uds. nunca hubiesen estado conmigo, entonces no. La causa funciona estando ausente. El problema es cuando eso que está ausente y que permite que uno ande por la vida, desee, tenga causas, tenga objetivos, se presentifica. Es decir, aquello que tiene que estar ausente se hace presente, como la voz. Esa presencia tiene un efecto angustiante y paraliza, que es un poco lo que vimos cuando Lacan decía, en el Seminario 2, que Freud ve lo que no tiene que ver nunca, lo que está en el fondo de las cosas. Y lo que no se tiene que ver en algunos casos, en general la mayoría, conviene que no se vea. Es decir que algo que está ausente tiene su función, y si se presentifica produce cierto trastocamiento. Piensen especialmente en la época actual, cuando se intenta mostrar todo, eso tiene consecuencias; no digo que está bien o está mal, digo tiene consecuencias diferentes a cuando eso no está. Alumnos: ¿Se puede pensar el objeto a como el deseo de la madre? FN: Está cerca, no es exactamente lo mismo, pero hay algo del deseo o de lo que Lacan llama el deseo del Otro que ubica como angustiante, no estás mal orientado.
Lo que quiero transmitirles con esto es que ese objeto funciona de una manera estando ausente, como causa; cuando se presentifica funciona de otra manera. Alumna: Y esto que se presentifica, también el sujeto lo trae o causalmente... FN: Podría pasar. Freud da ejemplos, el texto “Lo siniestro” es uno, se los recomiendo. Esta muy trabajada también por Borges la cuestión del doble. El efecto angustiante del doble, que es lo que uno no ve; es decir que uno anda por la vida, más allá de que se piense a si mismo, uno anda por la vida con su propia imagen estando como ausente. Salvo que uno entre al colectivo y todo el mundo se de vuelta entonces uno dice “acá algo pasa” entonces va a mirarse al espejo. Pero si uno entra a un lugar y las cosas continúan normalmente, uno anda con esa imagen; siempre y cuando uno esté dentro del campo de la neurosis porque efectivamente hay ciertos esquizofrénicos que necesitan tener el espejo todo el tiempo, constante. Por eso Freud da el ejemplo del doble, lo sitúa con el término de lo unheimlich, que es lo más extraño pero lo más familiar a la vez. El ejemplo que da Lacan es el mismo, en Edipo están los ojos que lo miran desde el suelo; es lo más íntimo, pero es lo que uno no tiene que ver. Es como decir Edipo que ve sus propios ojos que lo miran desde el suelo. Uno puede ver muchas cosas pero no sus propios ojos. Alumno: inaudible FN: Podría haber situaciones fortuitas, habría que ver como pensar esto con ejemplos cotidianos que den cuenta de esta cuestión. Pero en los términos de lo que están trabajando ahora en las clases, me parece que el caso de la voz y la alucinación verbal permiten ubicar algo de esto. Para que se entienda el sentido, tiene que perderse algo de la voz. Es decir, si alguien por “x” razón hubiese estado muy - no tengo esa característica vocal, es un ejemplo - fascinado conmigo no hubiese entendido nada, no es que no hubiese entendido nada, no hubiese escuchado nada. Hubiese - es una diferencia que existe en el español pero a la que no préstamos demasiada atención, en el francés en cambio si - hubiese oído mi voz y no escuchado. Vieron cuando la gente dice no me sentí escuchado, no quiere decir que no oyeron, le dijeron si, si, si, pero vaya preso. Sentirse escuchado es en el sentido de que se captó algo de lo que uno quería decir y no que oyó su voz. En esa distancia hay una diferencia y eso detiene lo que veníamos hablando del sueño, del trabajo del sueño, del deseo; cuando se presentifica algo de eso, tenemos una interrupción en el sueño. Alumna: inaudible FN: Vamos a ver que no es exactamente lo mismo. Una cosa es estar del lado del goce y otra cosa es estar angustiado. No es exactamente lo mismo, para Lacan, en este seminario en especial, es distinto el deseo, la angustia, el goce, el amor. Son perspectivas todas diferentes. Lo cual no quiere decir que uno en el campo del amor no pueda angustiarse. Si hay un dato clínico en la angustia, es que el que está angustiado en algún punto no tiene palabras. Es un fenómeno clínico habitual. Ya el solo hecho de poner a alguien en la elaboración significante de esa angustia tiene un efecto, cuando se puede producir, de des-angustiar. Para Lacan la angustia está ligada directamente con lo real. Termina diciendo “la angustia no engaña”. Les estoy dando algunas indicaciones como para orientarse pero tengan presente que siempre que aparece lo real se acaban las dudas. Para el psicótico el retorno en lo real está ligado a la certeza. La angustia que tiene que ver con lo real no engaña. Van a ir viendo que a lo largo de la enseñanza de Lacan eso está muy claro; lo que engaña siempre es simbólico/imaginario, no es porque sea ni mejor ni peor. Lo no engañoso está en el campo de lo real, que no es el campo de la realidad; acuérdense, una cosa es la realidad que es simbólica/imaginaria y otra lo real. Uds. también lo están viendo respecto respecto de la psicosis. El neurótico ve entrar a su mujer con un tipo al hotel alojamiento y está en duda, ¿no irá a hacer algún trámite? (risas); el
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Ciclo: Nociones Introductorias al psicoanálisis
psicótico no ve nada y tiene la certeza. Son dos fenómenos bien diferentes. El neurótico está totalmente metido en su realidad psíquica, como dice Freud, lo cual lo lleva a no encontrarse con lo real. Al psicótico le retorna en lo real eso y eso es una certeza total y no vale la pena ni discutirlo. Así como no vale la pena discutir con el neurótico si es que la mina lo está engañando con otro, otra cosa es que se junte con un amigo le diga “che abrí los ojos” Nos vemos el lunes que viene. Los que van al teórico a la noche hoy tienen DSM. Digo una sola cuestión de eso. Nunca más actual que esto, ha salido el DSM 5, hay una discusión mundial del asunto, ya no son solo los psicoanalistas los que lo discuten, distintas asociaciones psiquiátricas, de psicología en el mundo y no sólo en la Argentina, discuten si la cosa sirve o no sirve. Desgrabación: Florencia Esteban Establecimiento del texto: Nicolás Bousoño Versión no corregida por el Prof. Naparstek