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TRIBUNA Por Pablo Bustinduy *
Cambio de ciclo en Europa
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urante los últimos cuatro años, Europa se ha dividido entre quienes miraban al Sur como esperanza o como amenaza. En las elecciones de los países más golpeados por la crisis (Grecia-Portugal-Irlanda-España) se abría la posibilidad de articular una alternativa al mando único de la austeridad y al gobierno irracional y autoritario de la Eurozona. Ante los efectos gravísimos de las políticas de la austeridad para amplias mayorías sociales de estos países; ante el aumento de la desigualdad social y el desmantelamiento de los pilares básicos del Estado del Bienestar; ante la sistemática socialización de las pérdidas bajo forma de rescates e intervenciones bancarias; ante la quiebra subsiguiente del vínculo de confianza entre amplios espectros de la ciudadanía y sus representantes políticos, diferentes fuerzas políticas (Syriza, el Bloco de Esquerda y el PCP, el Sinn Féin, Podemos y sus confluencias) asumieron la tarea de vertebrar el espacio político de la alternativa. Un espacio híbrido, popular y democrático, forjado en torno a la defensa de la justicia social y los derechos humanos. La emergencia y ampliación de ese espacio político sacudió los cimientos de la política europea. Inmediatamente vimos amalgamarse en su contra una poderosa coalición de intereses (económicos, financieros, políticos, ideológicos) que, durante los dos últimos años, se ha entregado a la defensa del orden, a cerrar ese espacio y vaciar de sentido su proyecto alternativo. Frente a ellos, en tierra de
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nadie, la socialdemocracia observaba atónita esa recomposición de espacios políticos y electorales, debatiéndose entre la interlocución con esas fuerzas ascendentes o el cierre de filas en el frente del orden. En el eje de ese debate hay una reflexión profunda –teñida de poder y a menudo poco explicitada– sobre su propia identidad histórica. Si los socialistas portugueses fueron capaces de asentar un modo de colaboración gubernamental (no exento de dificultades) con las fuerzas a su izquierda, tanto en el caso irlandés como en el griego –elevado por el partido del orden a la categoría de paradigma, de ejemplo, de lección moral–, la socialdemocracia cerró filas en torno a la recomposición del orden. En España, su elección ha sido la de no elegir. Esa manera tan nuestra, tan católica, de creer que las cosas se ponen a sí mismas en su lugar. Las elecciones en España supusieron un momento de transición geopolítica en Europa. La posibilidad del Sur (la posibilidad de una
En España, la elección de Pedro Sánchez ha sido no elegir. Esa manera tan nuestra, tan católica, de creer que las cosas se ponen a sí mismas en su lugar
alternativa progresista, anclada en los derechos humanos y la justicia social, al orden material e ideológicamente quebrado de la austeridad) ha quedado suspendida en un tiempo distinto de la inminencia. Hoy la mirada se desplaza al centro y, más concretamente, al eje clásico Roma-Berlín: los procesos electorales determinantes para el destino europeo se dirimirán a futuro en Francia e Italia. En el Hexágono sabremos si la nueva internacional de las fuerzas xenófobas y reaccionarias,capitaneada por Marine Le Pen, será capaz de apuntalar otra forma de alternativa, otro polo de articulación política de la quiebra del proyecto europeo, una propuesta de salida en clave racista, jerárquica y autoritaria. No es algo descabellado: Europa ya ha salido de otras crisis por la violencia. En Italia, la socialdemocracia jugará sus últimas cartas como agente de contención social en su baile indefinido hacia ninguna parte. Es curioso: el partido del orden europeo, que tanta virulencia desató contra el desafío griego, parece reaccionar con mucha más torpeza y lentitud contra la amenaza autoritaria. Como si les importara menos o les pareciera menos grave hacer política con el odio y el racismo que con la justicia social. Desgraciadamente, tampoco es una novedad en nuestra historia. l *Secretario de Relaciones Internacionales de Podemos y diputado en el Congreso por Madrid
nº 1168. 19–25 de septiembre de 2016
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