CIUDAD
Domingo 11 de marzo de 2012
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URBANISMO s POLEMICA POR EL REGRESO DEL GASOMETRO
Boedo se resiste a la vuelta de El Ciclón Mientras los hinchas de San Lorenzo esperan una ley que les devuelva los terrenos, vecinos y comerciantes no quieren allí el estadio CYNTHIA PALACIOS LA NACION Las guirnaldas azulgrana tiñen la avenida. Grafitis y pintadas de toda clase prometen “la vuelta a Boedo” en una zona de la ciudad donde hasta los cordones de la vereda son azules y rojos. Pero toda la ilusión de los hinchas de San Lorenzo, que reclaman el regreso de su estadio a las históricas tierras de avenida La Plata al 1700 –que hoy ocupa el supermercado Carrefour– se hace añicos apenas habla un vecino, o un comerciante de la zona. Aun los cuervos más fanáticos se oponen a que allí vuelva a instalarse la cancha. “Siempre vivimos acá, pero ahora la hinchada es muy diferente. Se acabó la cancha para toda la familia. Mi papá era socio vitalicio y mis hijos son fanáticos de San Lorenzo. Pero con todo el dolor del alma te digo que prefiero el supermercado”, susurró Emilia Di Leo, con su credencial de socia en la mano. “Botellas tiradas, todo orinado, no
Un proyecto que pide una “restitución histórica” Es analizado por una comisión especial
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Otros tiempos, otros sueños. El Gasómetro de San Lorenzo de Almagro, en su época de esplendor
Miedos y críticas
zan los del otro”, reflexionó Lidia. Ella y su marido son los canillitas del puesto de diarios de Avenida La Plata casi esquina Santander, en diagonal al predio. “¡Están engrupiendo a la gente!”, se enojó su marido. “¡Se aprovechan del sueño de los hinchas! Me contaron que la gente de Carrefour les dijo a los directivos del club que el terreno vale 68 millones de dólares. ¿Mirá si el club va a pagar esa plata?”, se indignó Luis. “Nací acá y me crié dentro de la cancha, aunque soy de Boca –aclaró Daniel, dueño de un quiosco en Avelino Díaz, de cara al Carrefour–, pero la juventud de antes no es la de ahora. Los vecinos ya casi no tenemos garantías. No existe la policía y la gendarmería pasa cada tres días.” “Si vuelve la cancha, a nosotros nos mata”, sentenció Antonella Lippi, detrás del mostrador del bar en diagonal a Carrefour. “Nosotros ya firmamos contrato para atender un bar dentro del supermercado. Los vecinos no quieren saber nada porque bastante muerto está el barrio, si viene la cancha terminan de matarlo.” Aunque los fanáticos no quieren oír hablar del tema, Lippi confió que el hipermercado abriría sus puertas a principios de mayo. “El dueño ya nos dijo que si vuelve la cancha, él cierra”, aseguró Hernán, encargado de la pinturería de la otra cuadra del supermercado.
sabés cómo quedan las calles cada vez que se reúnen acá. Yo no quiero encerrarme en mi casa –se quejó Laura Jáuregui–. Los que quieren que vuelva la cancha no viven en el barrio.” Emilia y Laura, bolso al hombro, salían de la sede que el club tiene junto al predio donde anidan tantos sueños, y tantas cargadas rivales, comprendido por las calles Inclán, José Mármol, Las Casas y avenida La Plata. El fervor de los hinchas, que el jueves último colmaron la Plaza de Mayo para pedir la sanción del proyecto de ley de restitución histórica, que presentó la diputada de Proyecto Sur, Laura García Tuñón (ver aparte), contrasta con las opiniones de los que viven alrededor del Viejo Gasómetro. “La gente que vive acá no quiere saber nada. Muchos ya están vendiendo por temor a que después se desvaloricen las casas. Amar a un club es como quien ama a una bandera... Hay que entender a los hinchas. Pero también hay que entender que donde terminan los derechos de uno empie-
La zona es tierra de agencias de autos, garajes y concesionarias. Algunos bares y unos pocos comercios aportan movimiento a un barrio cansino y silencioso, poblado por casas bajas y vecinos en las veredas. Esos mismos que ahora murmuran qué pasará si prospera la iniciativa que presentó la diputada de Proyecto Sur, Laura García Tuñón (ver aparte). “Es peligroso tener una cancha en el medio de un barrio. Hacen pis, vomitan, salís al balcón y tenés que ver lo que nadie quiere ver”, protestó Daiana, que vive a metros del supermercado. “Muchos vecinos quieren vender o ya pusieron sus casas en venta y se están organizando para juntar firmas”, apuntó Norberto. “Mugre, desorden, trapitos, chorros, borrachos –enumeró Mario, vecino de la calle Santander–. ¿Quién quiere todo eso en la puerta de su casa? No me parece que éste sea el lugar apropiado para una cancha; no hay baños, no hay lugar para estacionar.” “Si un día de partido que puedas salir a la calle está sujeto al resultado, no quiero pensar lo que puede pasar con la cancha acá al lado”, se asustó Matías Visscher, que vive en el edificio alto que linda con el terreno en discusión. En el quiosco de Inclán al 4200, Gustavo se sinceró: “Quiero lo mejor para San Lorenzo... pero lejos de acá”.
DIEGO SPIVACOW/ AFV
El mismo espacio físico, hoy ocupado por un centro comercial cerrado, que reabriría en mayo de este año
El proyecto de ley de restitución histórica fue presentado en la Legislatura porteña en noviembre último por los miembros de la Subcomisión del Hincha de San Lorenzo Adolfo Resnik y Daniel Peso. Pide que el Estado reconozca el perjuicio que sufrió el club en épocas de la dictadura militar, cuando se expropiaron esas dos manzanas a cambio de 900.000 dólares, que luego fueron vendidas a la empresa francesa por ocho millones. Una comisión especial, compuesta por siete legisladores, cuatro miembros del Poder Ejecutivo y cuatro representantes del club, estudia este tema que tantos hinchas de El Ciclón esperan ver hecho ley. El proyecto de ley establece que se declare de “utilidad pública” el inmueble ubicado en avenida La Plata 1624, entre Las Casas e Inclán y que se afecte al Club Atlético San Lorenzo de Almagro “para reconstruir un estadio parcialmente cubierto destinado a actividades deportivas y conexas, con instalaciones cubiertas para actividades sociales, culturales y educativas y complementarias para actividades de servicios y comerciales barriales y estacionamiento subterráneo”. “El 1º de julio de 1927 San Lorenzo obtuvo la personería jurídica y en 1928 se adquirieron los primeros 7760 metros cuadrados de los terrenos alquilados en avenida La Plata y al año siguiente se amplió la capacidad del Gasómetro a 73.600 personas, transformándose en el estadio donde la selección nacional jugaba sus partidos”, recuerdan los fundamentos del proyecto de ley. “Los simpatizantes de San Lorenzo anhelan recuperar los terrenos que ocupaba el estadio, porque entienden que San Lorenzo desde que fue empujado de su lugar en el mundo perdió identidad y pertenencia, existiendo distintos grupos que vienen impulsando esa recuperación”, reconoce. “La ruptura y fragmentación de la memoria socio-espacial de Boedo reclama de modo sentido una reparación histórica al barrio y al Club Atlético San Lorenzo de Almagro”, afirma el proyecto de Adolfo Bernardo Resnik, que busca recuperar el predio de 35.666 metros cuadrados.
INICIATIVA s INTENTAN MEJORAR LOS SERVICIOS
Las cocheras porteñas se van a “cotizar” en diamantes Según la escala elaborada, ninguna llegaría hoy al máximo del puntaje PABLO TOMINO LA NACION Como la denominación de “estrellas” que distingue a los hoteles, y que califican el nivel de los servicios, los garajes de la Capital ahora estarán puntuados con “diamantes”. Según un convenio que la Ciudad firmó con la Cámara de Garajes y Estacionamientos de la República Argentina (AGES), desde este mes las cocheras de la ciudad podrán tener uno, dos, tres, cuatro y hasta cinco diamantes, de acuerdo con la infraestructura, habilitación, tecnología y oferta de los servicios que brinde. Hoy ninguna cochera alcanzaría los cinco diamantes y apenas un puñado llegaría a tener cuatro, ya que la mayoría de ellas tienen problemas con la habilitación; no tienen iluminación LED ni sistema antiincendio; no poseen sensores de humo ni alarmas; no están aseguradas, y la higiene de los baños suele ser pésima. Además, el 30 por ciento de los 1200 estacionamientos comerciales que hoy tiene la ciudad y las 700 playas de estacionamiento no poseen habilitación definitiva, y algunos funcionan en la precariedad desde hace más de 15 años. Según AGES, la calificación con diamantes servirá para que los dueños de los garajes quieran regularizar y mejorar sus servicios, mientras los usuarios podrán tener un mejor índice comparativo de las tarifas, algo que hoy no está regulado y que se rige según el barrio y la demanda
de estacionamiento que haya en la zona. Por una cochera mensual se desembolsan $ 450 en Liniers, $ 800 en Núñez y hasta $1000 en Recoleta. En el microcentro se pagan $ 20 por hora. “Si ahora me cobran 600 pesos en un estacionamiento de Caballito de medio pelo, me imagino cuánto me van cobrar por uno cinco diamantes. Tengo que regalarle el auto al dueño, prácticamente”, dice con cierto humor, aunque renegando, Rolando Miguens, que vive en José María Moreno y Bonifacio. Uno de los estacionamientos porteños que alcanzaría los cuatro diamantes está bajo la plaza Emilio Mitre, en Las Heras y Pueyrredón, en Recoleta, inaugurado a fines del año pasado. Además de la limpieza y seguridad que ofrece lugar, hay detectores de incendio y extintores automáticos, cámaras de seguridad y Wi-Fi, entre otros beneficios. Y han incorporado promociones para pagar con tarjetas de crédito. Eduardo Sánchez, titular de AGES, aseguró que “esta disposición no será, en principio, una medida obligatoria, pero de a poco todos los garajes se irán sumando a esta iniciativa, que estará controlada por la cámara de acuerdo con las inspecciones que realice el gobierno de la ciudad”. Según la Ciudad, el año pasado se realizaron 912 inspecciones y en 693 se labró un total de 153 infracciones, y hubo 80 garajes clausurados. Consultado el director de la Agencia Gubernamental de Control, Ja-
vier Ibáñez, sobre por qué había tantos garajes con una habilitación temporaria, dijo: “En la ciudad hay 1200 garajes comerciales y todos están en proceso de inspección. Hoy, el 30 por ciento de los garajes no tienen la habilitación definitiva, pero vamos hacia ese objetivo”. Lo llamativo: estos 1200 estacionamientos son controlados por sólo 30 inspectores, que, además, cumplen otras tareas en otros rubros. Al consultar, también, al titular de AGES sobre por qué había tantos estacionamientos sin la habilitación, habló de “inspectores truchos”. “Durante muchos años nuestro sector era la presa codiciada de inspectores devenidos en gestores que entregaban habilitaciones truchas o con planos de finales de obra que no eran la realidad de la edificación. Muchos colegas contrataron a personas que hoy desaparecieron y tienen grandes multas, entre los 10.000 y 50.000 pesos, además de clausuras. Este convenio permitirá hacer más transparente los trámites de habilitación de un garaje”, dijo Sánchez. En numerosos garajes que recorrió LA NACION se registraron serias falencias: falta de higiene, de matafuegos, de sensores de incendio, de baños y de rampas cómodas para subir y bajar los vehículos, entre otras anomalías. Mientras, en el microcentro porteño, a un mes de las restricciones vehiculares para circular entre las 11 y las 16, los garajistas de la zona indicaron que sufrieron pérdidas en la facturación de hasta un 70 por ciento.
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OPINION
Una cuestión de comodidad MATIAS ROSSI
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Vivo en Del Viso y las veces que voy a la Capital sufro por lo mismo: el estacionamiento. Por lo general, no encuentro en seguida un lugar en la zona del centro y tengo que dar vueltas hasta encontrar un garaje. Para mí, un buen estacionamiento tiene que tener un espacio cómodo entre los autos y esto no es tan frecuente. Descontando que hay gente que lo deja cruzado, pésimamente estacionado, y eso es todo un problema. La cochera que elijo está en la avenida 9 de Julio y Sarmiento (a metros del Obelisco), porque justamente, es espaciosa, suele haber lugar y no rezo cuando dejo el auto. Porque en otras cocheras del centro, donde los autos están pegaditos unos con otros, y tenés que dejar la llave, hay que encomendarse a Dios. Muchas veces evito hacer trámites en la Capital por el problema del estacionamiento, ya que los garajes de Buenos Aires suelen estar completos a la mañana y algunos no ofrecen tanta confianza. La verdad es que para mí dejar el auto en la calle o en un garaje, cuando estoy haciendo un trámite, es lo mismo. Si pudiera elegir lo dejaría en la calle, pero el problema es que en la vía pública nunca consigo ni creo que consiga. En el conurbano, los garajes son mucho más cómodos.
El autor es el actual campeón de TC 2000