Alegría “Estén siempre alegres en el Señor” - pastoral juvenil sd

2 abr. 2017 - Como ellos han pasado, ya no existen, te entrego lo que pasé y lo que pasaron las ...... Mateo habla de un temblor de tierra, de relámpagos y ...
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Valor del Mes:

Alegría

Lema del Mes:

“Estén siempre alegres en el Señor” (Flp 4,4)

Plan de Pastoral Abril 2017

Acción Significativa del Sector: Convivencia Pascual Comunitaria Fiesta de habichuelas con dulces en el Sector para celebrar la Resurrección. Acción Significativa en la Familia: Hacer una comida o cena familiar para celebrar la Pascua. Índice Primera Parte: Lectura Orante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 Encuentros de Evangelización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Siete Dolores de la Virgen. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 Visita a los Hogares con el Cirio Pascual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Segunda Parte: Celebraciones Dominicales, Lecturas de la Palabra de cada día y Meditación diaria del Evangelio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 Triduo Pascual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55 Adoración Eucarística del Jueves Santo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Sábado santo: Oración y reflexión acompañando a María en su soledad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 Colaboradores: Ángela de León, Comisión Arquidiocesana de Animación Bíblica de la Pastoral, Pbro. José Luis Hernández, Pbro. Valerio Baines Sanz, OAR, Pbro. Pbro. Gregorio Santana, Pbro. Daniel Lorenzo Vargas Salazar (Arquidiócesis de Santo Domingo). Coordinadora: Eugenia López Diagramación y Arte final: Jesús Pérez Portadas: John Williams Castillo Impresión: Editora Amigo del Hogar / Manuel María Valencia No. 4, Santo Domingo, D. N. / Tel.: 809.548.7594 / Para contacto Vicaría de Pastoral, Correo Electrónico: guiamensual.vipastoral@arzsd., [email protected] Teléfonos: 809-682-0815, 809-685-3141, ext. 261-262, 809-221-3126 Redes Sociales: www.facebook.com/vicariadepastoralsantodomingo

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Lectura Orante Filipenses 4, 4

“Estén siempre alegres en el Señor” Orientaciones: El que ama a Cristo le sigue y anhela conocerle y este conocimiento es posible al adentrarnos en la Palabra de Dios. La Lectura Orante es una meditación personal o comunitaria, en ésta última debe haber un responsable, pero su función es dirigir la lectura y organizar el encuentro, pero todos debemos tener una participación activa. Duración: No más de 30 minutos. 1. Invocación al Espíritu Santo Se solicita que uno de los presentes invoque la presencia del Espíritu Santo, para que haciendo morada en nosotros nos ayude a asimilar ese llamado que Dios mismo nos ha dejado en su Palabra. 2. Leo el texto de Filipenses 4, 4-7 Leemos detenidamente el texto en dos ocasiones en voz alta y de ser posible en traducciones distintas (Biblia de Jerusalén o la del Pueblo Peregrino, entre otras), luego cada persona lee en silencio, para que en cada uno de nosotros florezca la alegría de ser discípulo de Cristo. 3. Medita (Qué me/nos dice la Palabra) ¿Hay momentos en mi vida en la que no me he sentido alegre? ¿Por qué? ¿Cuál es la invitación que san Pablo nos hace? ¿Cuáles cosas me inquietan, ¿qué es lo que me quita la alegría? ¿Cuál es la recompensa que obtenemos al poner nuestras peticiones ante Dios? Reflexión La alegría es uno de los signos distintivos del discípulo de Cristo, pues entrega todo su ser, su vida y las situaciones que se presentan al designio y la voluntad del Padre celestial. Pablo invita y recalca que estemos alegres, pues nuestro Señor Jesús está cerca y la paz que él transmite, recibida del Padre, supera toda inteligencia y sabiduría humana. Hoy el Señor te invita a estar alegre, a vivir cada día como una bendición cómo el “presente” que es, porque ser cristiano implica que cada paso y decisión que tomemos debe ser puesta en las manos de Dios, nuestras peticiones y súplicas; él que ve todas nuestras necesidades suplirá para que la alegría esté presente en todo momento de nuestras vidas. 4. Ora (Qué le respondo al Señor) ¿Ahora que me reconozco hijo de Dios, que es lo que la lectura me mueve a expresarle? En una acción de gracias, una petición, una súplica en la que solicite servir de apoyo a mis hermanos.

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Estén siempre alegres en el Señor

5. Contempla y actúa (Qué inspira en mi vida la Palabra) ¿Qué actitud he de tener si quiero ser discípulo de Jesús? ¿Qué tengo que decirle a Dios ante esta revelación? ¿Cómo vivo la alegría de tener a mi Señor vivo y cerca de mí? 6. Concluyamos con el Padre Nuestro, Ave María, Gloria. Nos damos un abrazo fraterno y vivamos alegres la Palabra de Dios.

Primer Encuentro de Evangelización 2 – 6 Abril 2017

La alegría de participar de la vida “No estén tristes por su vida, por qué comerán…”, Lc 12,23 Ambientación: Como primer Encuentro del mes, debemos poner los carteles con el valor y el lema de abril en lugres visibles y que todas las personas participantes puedan leerlos y aprenderlos de memoria. Se pueden poner caritas alegres en las paredes. La bienvenida se da con una gran sonrisa y de forma muy alegre y contenta. Cantos: Himno a la alegría // Este es el día que hizo el Señor (Alegre estoy) Oración inicial: Se hace una oración inicial pidiendo la presencia del Espíritu Santo en las personas, en la comunidad y en la reunión, pidiendo que nos permita participar en la construcción de un mundo más alegre y feliz. Dame, Señor, el don de la alegría, / que canta sin reservas, la belleza del mundo, la grandeza del hombre, la bondad de su Dios./ Dame, Señor, el don de la alegría, que me haga siempre joven, aunque los años pasen;/ la alegría que llena de luz el corazón. Dame, Señor, el don de la alegría, que colma de sonrisas, / de abrazos y de besos, el encuentro de amigos, la vida y el amor. Dame, Señor, el don de la alegría, que me una contigo, el Dios siempre presente,/ en quien todo converge y en quien todo se inspira. Dame, Señor, el don de la alegría, que alienta el corazón / y nos muestra un futuro lleno de bendiciones, a pesar del dolor. Amén. Canto: Vienen con alegría, Señor, cantando…. Introducción Este encuentro lo centramos en el valor del mes, la Alegría. ¿Podemos estar alegres en este tiempo de Cuaresma y de Semana Santa? Bueno, eso va a depender de qué entendamos por alegría, ya que mucha gente de nuestro pueblo dominicano va a utilizar la Semana Santa para supuestamente

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“ponerse alegre”, para tomarse unos días de vacaciones y dizque “pasarlo bien”. Cuando se habla de alegría, por supuesto que no se refiere a esa alegría de los tragos, las parrandas, las playas y similares. Y no, los católicos y católicas no somos “aguafiestas”, ni aburridos, ni tristes, ni personas que no gozan de la vida. Si alguien tiene motivos para estar alegre en estas fechas, para celebrar algo y celebrarlo bien, somos precisamente las personas creyentes en Cristo. Centramos este Encuentro en saber qué es la alegría verdadera y en tratar de darnos cuenta que somos las personas creyentes, las primeras en estar alegres, en gozar de la vida, en participar de la alegría en nuestra vida y en darla a la vida de los demás. Iluminación Bíblica del tema: Primera Tesalonicenses 5,14-24 ¿Qué dice este texto sobre la alegría? ¿Según el mismo texto cuándo debe ser un cristiano alegre? ¿Y por qué? ¿A qué vocación nos ha llamado Dios? ¿Estamos cumpliendo nuestra vocación de ser siempre alegres? Canto: Cantando la alegría de vivir Reflexión Dicen que la gente de República Dominicana es una de las más alegres del mundo, ¿su alegría es interna o externa? ¿Qué provoca esa alegría? Se llama alegría a la emoción o el sentimiento que se experimenta cuando algo provoca felicidad, contento, entusiasmo o un estado agradable, de gozo, de agrado. Lo habitual es que la alegría se exteriorice mediante gestos, acciones o dichos; por eso decimos que la alegría se nota y se mira en la cara. Puede considerarse a la alegría como un estado anímico de contento y gozo. Una persona alegre siempre será optimista, aparecerá como una persona enérgica, con fuerza y mucho ánimo, tratando de que los problemas no le afecten demasiado y ayudando a que los demás no se dejen decaer por las situaciones negativas. Según la sicología y siquiatría, la alegría humana se expresa de estas tres maneras: Ponerse alegre, se trata de una alegría provocada desde fuera, buscada para llenar un vacío personal; es la alegría artificial provocada por el exceso de alcohol o sustancias tóxicas. Es una alegría tan provocada, tan externa, que cuando se termina el efecto, normalmente, la persona se queda peor, más vacía que antes de ese tiempo de felicidad. Estar alegre, también es una alegría externa y pasajera, producida por la consecución de un bien deseado, por ejemplo, cuando logramos algo que llevamos tiempo luchando por ello, o cuando nos regalan algo que nos gusta mucho. La causa de estar alegre también es externa a la persona; se termina esta alegría al tiempo que se va enfriando o usando lo que estábamos esperando lograr, (la alegría de los niños con los regalos de navidad o reyes…)

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Estén siempre alegres en el Señor

Ser alegre, se refiere a un modo estable de vivir y de presentarse ante los demás. Es algo permanente. Es la alegría del sentido de la vida, de la persona que da sentido a lo que es y a lo que hace. Se puede ser alegre por naturaleza, hay personas que son alegres por nacimiento, destacan siempre por su carácter alegre; también se puede ser alegre por esfuerzo, por lucha, por virtud, por valor. A esta nos referimos principalmente en este Encuentro: luchar por ser alegres, por dar sentido a la vida y por participar en ayudar a dar sentido a la vida de los demás. Toda persona está llamada a ser alegre, independientemente de ponerse alegre o estar alegre con “cosas” o “situaciones” externas, todas las personas podemos y debemos esforzarnos en ser alegres. Este esfuerzo debe enseñarse desde pequeños, desde la propia casa. Si es virtud, también debe enseñarse y practicarse en y desde la Iglesia. “Sobran las caras tristes en la Iglesia y de la gente de Iglesia”. La alegría como virtud y esfuerzo se inicia en el interior, en el alma, de cada quien, pero se transforma en acciones, en participar en la alegría de los demás, de la sociedad, del mundo. La alegría se debe propagar trabajando para que las demás personas también estén alegres y sean alegres. Si la alegría me viene del Señor Jesús, no podré estar y ser alegre si no me esfuerzo en que lo sean los demás, comenzando por los de cerca; no podré ser alegre sino llevo respuesta y sentido de la vida a quienes carecen de lo más imprescindible y están sufriendo un viacrucis en toda su vida. Por eso, para un cristiano alegría y compromiso, alegría y participación en la cruz de Cristo y en la cruz de los sufrientes del mundo, van siempre unidas. Ojo: ser alegres, es más que ser divertido, que no es lo mismo. Una cosa es la chercha, otra muy diferente la alegría. Canto: Alientas mi fe: Si vienes conmigo y alientas mi fe… Reflexión comunitaria ¿Qué entendemos por alegría? ¿Cuál sería la verdadera alegría? ¿Se puede ser alegre también en los momentos de lágrimas? ¿Qué relación tiene la alegría y el optimismo? ¿Cómo podemos ayudar a ser alegres las demás personas? ¿Mi familia es alegre? ¿Qué tiene que ver la alegría con la participación? Oración final: Se puede orar con el salmo 16 y concluir con la siguiente oración: “Señor Jesús, tú conoces mi tristeza que ahoga mi corazón y sabes el origen de ella. Me presento ante ti y te pido, Señor, que me ayudes, pues ya no puedo seguir así. Sé que tú me llamas a vivir en paz, con serenidad, gozo y alegría, incluso en medio de las dificultades cotidianas. Por eso hoy te pido que pongas tus benditas manos en las llagas de mi mente que me hacen tan sensible a los problemas y me liberes de la tendencia a la tristeza y a la melancolía que anida en mí. Hoy te pido que tu gracia vaya restaurando mi historia, a fin de no vivir esclavizado por el recuerdo amargo de los acontecimientos dolorosos del pasado. Como ellos han pasado, ya no existen, te entrego lo que pasé y lo que pasaron las personas amadas; lo vivido y lo sufrido por nosotros.

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Quiero perdonarme y perdonar, a fin de que tu gozo comience a fluir en mí. Te entrego las tristezas unidas a las preocupaciones o a los temores del mañana. Ese mañana tampoco ha llegado, por lo tanto, sólo existe en mi imaginación. Sólo hoy debo vivir y sólo hoy debo caminar en tu alegría. Aumenta mi confianza en ti, para que aumente en mi alma el regocijo. Tú eres Dios y Señor de la historia y de la vida, de nuestras vidas. Por eso toma mi existencia y la de las demás personas, con todos nuestros quebrantos, con todas nuestras necesidades y que con la ayuda de tu poderoso amor se desarrolle en nosotros la virtud de la alegría. Amén”. (Oración del Padre Gustavo Jamut). Canto: Madre de nuestra alegría: María tú que velas junto a mí 7 de Abril

Viernes de Dolores

Como María, ni la muerte ni el dolor, nos privarán de la verdadera alegría de participar en la misión de su Hijo. Ambientación Este viernes, Viernes de Dolores, queremos invitar a María a caminar con nosotros, para que su vida, alegre nuestras vidas con esa alegría que ni la muerte podrá quitarnos. Con Ella queremos unirnos a tantas mujeres y madres de nuestro pueblo que sufren en sus corazones y en su cuerpo tantos males como son violencia, muerte, dolor, humillaciones, marginaciones. También queremos tener presente a las que día a día vencen el mal a fuerza de bien; a las que la dureza de la vida no puede aún más que su sonrisa; a las que con su trabajo en la sociedad mantienen viva la llama de la esperanza; a las que como María, sus ojos nos iluminan el camino de la vida. En este caminar nos haremos acompañar por la Palabra de los evangelios y como reflexión la Carta Pastoral de nuestros obispos dominicanos, cuyo tema central es “La Mujer en la sociedad dominicana” y la Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre la familia, La alegría del amor. Primer Dolor La profecía de Salomón, “Una espada traspasará tu corazón”. Con verdadera alegría “No temerás las malas noticias” (Sal 112,7) y como María siempre participarás realizando la misión Del Evangelio según san Lucas: “Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! A fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»” (Lc 2,34-35).

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Estén siempre alegres en el Señor

Reflexión “Vemos también los rostros de tantas madres de policías sentenciadas al sufrimiento cuando estos salen a las calles arriesgando sus vidas con sueldos de miseria, y un poder judicial lleno de precariedades y poco control de los jueces y fiscales que con tanta facilidad liberan a delincuentes; y además con un Código Penal que no sanciona ejemplarmente a los que tanto daño hacen a la sociedad. Y también los rostros de tantas madres que como a María, la espada de la inseguridad ciudadana les atraviesa el corazón al ver a sus hijos morir en manos de delincuentes o de policías en “intercambios de disparos”; además, de las madres de jóvenes sin oportunidades, víctima del narcotráfico, atrapados por la ola de violencia, atracos y robos” (Carta Pastoral 2017, 17). Oración Madre tu corazón herido y traspasado por el dolor, traiga consuelo a quienes desde temprano, como tú la vida pareciera, solo anuncio de desgracias y tragedias. Que nuestras madres no les sea arrebatada la alegría de creer y esperar en las promesas de tu Hijo. Amén. Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre… Canto: Me alegro en Dios. Cantos Marianos y penitenciales. Segundo Dolor La Huida a Egipto: Una alegría que vence la extranjería “Muestren amor al extranjero, porque extranjeros fueron en la tierra de Egipto” (Dt 10,19) Texto: Del Evangelio según san Mateo: “Después que [los magos] ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. (Mt 2, 13-15). Reflexión “Hemos de reconocer también el aporte que dan a nuestra economía nacional muchas de nuestras mujeres que han tenido que sufrir el problema de la migración. El 54% de las remesas recibidas en el país, a través de canales formales, provienen de mujeres migrantes” (Carta Pastoral 2017, 10). Con ellas se cumple el dicho de que cualquiera por su mejoría hasta su casa dejaría. Ciertamente nos unimos al dolor de tantas mujeres que buscando mejores oportunidades para sus vidas y las de los suyos abandonan sus comunidades de origen, su país, detrás de un sueño de alegría y esperanza.

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Acojamos en nuestras ciudades, pueblos y comunidades a tantas mujeres que, con su vida y su trabajo, hacen más llevaderos nuestros dolores sumándolos a los suyos. Oración María, madre afligida, que sufriste en carne la dureza de abandonar la propia tierra, te pedimos por todas las madres extranjeras en nuestro territorio y las nuestras en el extranjero, para que aquí y allá, su condición de extranjería no sea obstáculo para su alegría, que sus dolores rediman y sanen nuestros males y pecados. Amén. Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre… Canto: Ven con nosotros a caminar. Tercer Dolor La pérdida del Niño Jesús en Jerusalén Que nunca nos arrebaten la alegría de los niños. Del evangelio según san Lucas: “Los padres [de Jesús] iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban asombrados por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.” (Lc 2,41-52). Reflexión Todos conocemos el dolor de tantas mujeres a las que se le perturba la alegría por la desaparición o muerte de sus hijos. Cuántas de nuestras mujeres lloran amargamente la tragedia de perder el fruto de sus entrañas, incluso en pleno embarazo. Nuestros obispos nos alientan a detener ese flagelo, cuando dicen: “Confiamos en la toma de conciencia de nuestras autoridades y de toda la sociedad, a fin de que se detenga ya la perversa pretensión a favor del

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crimen de niños y niñas inocentes que claman con piedad desde el vientre de su madre que les dejen nacer; niños y niñas entre los que se podrían encontrar futuros presidentes, futuros hombres y mujeres de ciencia, héroes y heroínas del pueblo dominicano.” (Carta Pastoral 2017, 52). Oración María, madre de Dios y madre nuestra, que sufriste la angustia de haber extraviado a tu Hijo ya adolescente, con apenas 12 años, inspira a las madres que sufren la realidad de no comprender la vida de sus hijos, las que sienten que la tecnología y la industria del entretenimiento le secuestran sus hijos, a las que los han perdido arrebatados por la violencia y la delincuencia, que Tú madre del cielo les alcances gracias para no pecar y recuperar la alegría de creer en el evangelio de tu Hijo. Amén. Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre… Canto: Madre afligida. Cuarto Dolor María encuentra a su Hijo camino del Calvario María, alegría en el via crucis de la vida Texto Del Evangelio según san Lucas: “Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!” (Lc 23,27-29). Reflexión Nuestros obispos apuntan al hecho de la actualidad de este episodio en nuestras mujeres cuyo caminar es un verdadero víacrucis. “Hemos de señalar que, en el viacrucis de sus vidas, muchas mujeres dominicanas transitan por la calle de la amargura y el sufrimiento, cargando con los pecados y errores de una sociedad que no las valora ni respeta; condenadas a grandes sacrificios de pago de impuestos para mantener la vida de confort de muchos políticos sin escrúpulos. las garras de la corrupción impenitente las despojan a ellas y a sus familias de las vestiduras, de la comida, de la medicina... y las condenan a tener que vivir debajo de los puentes o a orillas de ríos y cañadas, mientras desde su pobreza observan cómo algunos políticos disfrutan sin consecuencias e impunidad de riquezas mal habidas. mujeres que, como Jesús camino al calvario, caen al suelo una, dos, y más veces, por el peso insoportable de una canasta familiar inalcanzable y el drama de sus hijos pasando hambre. Falta la conciencia de un Estado que como el Cirineo esté dispuesto a hacer sacrificios reduciendo el gasto de la burocracia y el clientelismo político para ayudar al desarrollo de la familia dominicana” (Carta Pastoral 2017, 18).

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Oración María, tu sabes cómo pega duro en el rostro de nuestro pueblo el mal gestado desde el poder, Tú sabes de Herodes el grande que queriendo matar a tu Hijo mató inocentes, del otro Herodes, a quien tu Hijo llamó zorro, aferrado a su vida adúltera mató a tu primo Juan Bautista y de Pilato que aferrado al poder condenó a tu Hijo inocente y liberó al bandido de Barrabás. Intercede para que el Estado sea Cirineo que ayuda, aunque sea por la fuerza, antes que burócrata que robe y mate a nuestros hijos. Amén. Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre… Canto: Dolorosa. Quinto Dolor La muerte de Jesús en la cruz “Alégrense en la esperanza, paciencia en el sufrimiento, resistan en la oración” (Rm 12,12) Del evangelio según san Juan: “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.» Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu. (Jn 19, 25-30). Momento de silencio profundo Reflexión El Gólgota negador de derechos y soluciones se han vuelto nuestras instituciones públicas, que, en lugar de defender a los indefensos, son protectores de los verdugos de los humildes, cual patíbulo de crimen, impunidad y complicidades. Como señalan nuestros obispos: “la gran mayoría de nuestras mujeres dominicanas, tienen que cargar con la cruz de un sistema de salud inoperante para los que no tienen recursos, rebotadas de las clínicas privadas por no tener seguro ni dinero, empujadas a hospitales públicos deficientes, teniendo que pagar los precarios servicios que les ofrecen. otras instancias del Estado creadas para la protección de la mujer, viven entretenidas con la agenda anti-vida internacional, encubierta en la ideología de género y hacen muy poco por asumir y encarar los verdaderos problemas que aquejan a las mujeres dominicanas” (Carta Pastoral 2017, 19). Oración Madre que, en la cruz, te consagraron Madre nuestra y Madre de la Iglesia, haz que en tu corazón y regazo de tierna Madre encontremos amparo,

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alegría y protección. Que seamos contados entre quienes nos abandonamos en ti Madre de la Divina Providencia. Que nos abracemos a tu amor y no seamos más esclavos del César que nos tiraniza, creyéndose nuestro Dios y nos atrevamos a desafiarlo con tu canto de libertad, haciéndonos como tú esclavos del Señor. Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre … Cantos: Ved la cruz de salvación. Victoria. Al pecho llevo una cruz Sexto Dolor María recibe el Cuerpo de Jesús al ser bajado de la Cruz ¡Alégrate María, llena de gracia el Señor está contigo! Texto: Del evangelio según san Marcos: “Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús. Se extrañó Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo. Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José, quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro” (Mc 15, 42-46) Reflexión Nuestros pensamientos se fijan en esta escena de drama y dolor, no podemos evitar que se evoquen los sentimientos de angustia, tristeza y desolación que parecen repetir el drama de las muertes que son resultado de la interferencia contra el valor de la vida. Pensamos en Jesús, pensamos en tantas víctimas, en tantas muertes que se adelantaron, esas que nuestra sabiduría popular no la encaja con las que están en los planes de Dios, por ser fruto del mal, de la negligencia estatal, de la corrupción, la desintegración familiar, violencia civil, el lucro y la voracidad de las ARS, los accidentes, la pobreza y la marginalidad. ¡Cuántas madres que recibieron a sus hijos como promesas de vida y hoy se los regresan como muertos, como víctimas de tanto mal, de tantos pecados! También María, la llamada dichosa entre las mujeres por el fruto de su vientre, pareciera una contradicción el final terrible y sangriento de su Hijo. Pero con ella proclamamos que la vida está escondida en la victoria de Cristo en la cruz, que los malvados no nos podrán, porque como ella dijo en su cántico de alabanza, el Señor humilla a los poderosos y enaltece a los humildes. Oración En silencio recordemos a los que han muerto, cuyas vidas deberían continuar y por algún mal han sido interrumpidas. Oramos por las madres, las viudas, las huérfanas… por los desamparados.

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Se hacen peticiones y se termina con Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre… Canto: El Magníficat (El Señor hizo en mí maravillas) Séptimo Dolor Sepultura de Jesús “Por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo y alegría” (Salmo 30,6b). Texto Del evangelio según san Juan: “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.” (Jn 19,40-42) Reflexión “Nos consuela saber que no existe la destrucción completa de los que mueren, y la fe nos asegura que el Resucitado nunca nos abandonará. Así podemos impedir que la muerte «envenene nuestra vida, que haga vanos nuestros afectos, que nos haga caer en el vacío más oscuro».283 La Biblia habla de un Dios que nos creó por amor, y que nos ha hecho de tal manera que nuestra vida no termina con la muerte (cf. Sb 3,2-3). San Pablo se refiere a un encuentro con Cristo inmediatamente después de la muerte: «Deseo partir para estar con Cristo» (Flp 1,23). Con él, después de la muerte nos espera «lo que Dios ha preparado para los que lo aman» (1 Co 2,9). El prefacio de la Liturgia de los difuntos expresa bellamente: «Aunque la certeza de morir nos entristece, nos consuela la promesa de la futura inmortalidad. Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma».” (Papa Francisco, La alegría del amor, 256) Oración Madre que tu alegría no se apague en mis penas / Que tus penas apaguen las de mis días. Que tus días ya no sean mis días, sino tu eternidad/ Que en mi llanto escuche tu canto. Y vencida la muerte y su espanto/ En un abrazo me funda contigo y tu Hijo Santo. Amén. Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre. Canto: Santa María de la esperanza.

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Segundo Encuentro de Evangelización Semana 17-22 de Abril

Participar con alegría de la Resurrección del Señor “Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor”, Juan 20,20 Ambientación Para este Encuentro ya debemos estar en tiempo Pascual, el ambiente cambia por completo. Además de los carteles con el valor y el lema del mes, ponemos por todo el lugar de reunión ¡Aleluya! ¡Resucitó!, y otros lemas de alegría. Este Encuentro debe terminar con un compartir gozoso entre todas las personas participantes. Se coloca el Cirio Pascual o un Velón grande, símbolo de Jesucristo Resucitado. 1. Cantos: Cantos de Pascua y Resurrección mientras se enciende el Cirio Pascual. 2. Oración inicial Hacemos una alegre oración de alabanza y de acción de gracias a Cristo vivo y resucitado en medio de la comunidad, la terminamos con lo siguiente: Tú hablas a mi corazón y me dices que no tenga miedo, /que tenga mucha fe, y confíe siempre en Ti. / Tú eres lo que más quiero y en este día me pongo en tus amorosas manos, /para que Tú me lleves a donde quieras, y yo estoy confiado porque sé que Tú me proteges de todo mal, / y aunque tenga problemas, me rescatas y me das paz en el corazón./ Tú me haces vivir la alegría de saber que soy tuyo, tuya y que tu amor incondicional nunca me faltará. !Bendito y alabado seas Jesús Resucitado! / Protege a todos los que me diste y llévalos por el camino que los conduce a Ti. Amén. 3. Canto: Cristo está conmigo 4. Compartamos nuestra experiencia de la Semana Santa: En este momento conversemos sobre nuestra vivencia en Semana Santa: • ¿Cuál fue mi participación en el misterio de la muerte y resurrección de Jesús en estos días santos? • ¿Qué me hizo experimentar la alegría de la presencia del Señor en mi vida? Canto de resurrección 5. Introducción La alegría, como la felicidad, es una necesidad de todas las personas. Está tan metida en el corazón humano como el deseo de dar sentido a la vida. Por eso todas las personas buscamos la alegría. Muchas personas, demasiadas la buscan en las muchas ofertas que da el mundo actual, muchos sustitutos

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de la alegría, la convierten en risas, carcajadas y momentos de placer y confort, pero acabados esos momentos, hay menos alegría que antes. La propaganda que se hace de buscar la alegría es como si se tratara del mayor triunfo para las personas. En nuestra sociedad la alegría debe conseguirse a cualquier precio, hasta por encima de los demás. Podíamos decir que la alegría está de moda. El Papa Francisco ha tocado el tema en distintas ocasiones, y en este Encuentro vamos a citar al Papa en más de una ocasión. Por ejemplo, en mayo de 2013 decía: «¿Qué es esta alegría? ¿Es estar contento? No: no es lo mismo. Estar contento es bueno, ¿eh? Pero la alegría es algo más, es otra cosa. Es algo que no viene de motivos coyunturales, del momento: es algo más profundo. Es un don». «La alegría no puede quedarse quieta: debe caminar. La alegría es una virtud peregrina. Es un don que camina, que camina por los senderos de la vida… «Es una virtud del camino, incluso más que una virtud, es un don: un don que nos lleva a la virtud de la magnanimidad. … La alegría. En estos días de modo especial, porque la Iglesia se invita y nos invita a pedir la alegría y también el deseo». (Francisco). Los creyentes somos humanos, por eso, a todas las alegrías del hombre común los cristianos agregamos otra: la alegría de saber que Dios es un Padre que nos ama y nos espera, que Cristo está vivo en medio de nosotros para dar sentido a la vida, que el Espíritu es quien nos ilumina y da fuerza para poder lograr la alegría verdadera, alegría que pasa por el encuentro con los demás y por hacerles participar de nuestra alegría verdadera. 6. Iluminación Bíblica del tema: Mateo 28,1-10 Temor y alegría son dos sentimientos que aparecen en las mujeres de esta escena bíblica. ¿Se pueden tener los dos sentimientos a la vez? ¿Qué llena de alegría a esas mujeres? La alegría no se la pueden quedar, la deben llevar a los otros discípulos. ¿Sembramos alegría a nuestro lado? Canto: Aleluya, el Señor resucitó. 7. Reflexión “Un cristiano sin alegría no es cristiano. Un cristiano que continuamente vive en la tristeza, no es cristiano. Y a un cristiano que, en el momento de las pruebas, de las enfermedades o de tantas dificultades, pierde la paz, le falta algo”, dice el Papa Francisco. Podemos caer en la tentación de querer ser alegres de cualquier forma, o trata de engañarnos y engañar a los demás con los símbolos, es decir, dar a entender que estamos o somos alegres porque nos reímos, contamos chistes y cuentos; ponemos la cara alegre porque nos echamos unos tragos, o conseguimos y compramos lo que deseamos…. No confundamos los signos con lo real. El papa vuelve a prestarnos sus palabras: “la alegría cristiana no es una simple diversión, no es una alegría pasajera; la alegría cristiana es un don, es un don del Espíritu Santo. Es tener el corazón siempre alegre porque el Señor ha vencido, el Señor reina, el Señor está a la derecha del Padre, el Señor me ha mirado y me ha enviado, y me ha dado su gracia y me ha hecho hijo del Padre… Esa es la alegría cristiana. Un cristiano vive en la alegría”.

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La alegría no nace, no viene de las cosas que se tienen. Viene de adentro, del espíritu y de la fortaleza con que cada uno hace frente a la vida, a toda su vida, a lo positivo y a sus contradicciones. La alegría verdadera se construye cada día desde lo más íntimo, no está en los demás, ni en las cosas que se terminan enseguida. Por otra parte, la alegría cristiana nace del encuentro con Dios, de saber que nunca estamos solos, que Él está con nosotros y de nuestra parte. Esa confianza da sentido la vida. El seguidor de Cristo, su discípulo, es una persona alegre aun en medio de problemas y dificultades porque “Yo les daré una alegría que nadie se la podrá quitar (Juan 16, 22). En julio de 2013 decía nuestro papa Francisco: La verdadera alegría no viene de las cosas, del tener, ¡no! Nace del encuentro, de la relación con los demás, nace de sentirse aceptado, comprendido, amado, y de aceptar, comprender y amar; y esto no por el interés de un momento, sino porque el otro, la otra, es una persona. La alegría nace de la gratuidad de un encuentro. Es escuchar: «Tú eres importante para mí», no necesariamente con palabras. Esto es hermoso… Y es precisamente esto lo que Dios nos hace comprender. Al llamaros, Dios os dice: «Tú eres importante para mí, te quiero, cuento contigo». Jesús, a cada uno de nosotros, nos dice esto. De ahí nace la alegría. La alegría del momento en que Jesús me ha mirado. Comprender y sentir esto es el secreto de nuestra alegría. Sentirse amado por Dios, sentir que para él no somos números, sino personas; y sentir que es él quien nos llama. Estas palabras impulsan a los católicos a llevar alegría a quienes más la necesitan, los abandonados del mundo; nos invitar a llegar al encuentro con esas personas, a participar de su situación y a participarles de la alegría de que su vida tiene sentido, y va a cambiar. La vida de las personas cristianas no está libre de pruebas y dificultades, de incomprensiones y rechazo, de dolor y sufrimiento. Pero en ellas, el creyente sabe conservar la alegría, que es algo más que un sentimiento pasajero, es un estado permanente del espíritu que nace de la fe y compromiso con el Señor Jesús. “Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones” (2Cor 7, 4). La alegría cristiana no rechaza los dolores y sufrimientos como enemigos de su tranquilidad, sino que ama la vida y el vivir por encima de esos dolores y preocupaciones. Canto: Hoy el Señor resucitó y de la muerte nos libró… 8. Reflexión comunitaria ¿Somos alegres o tristes? ¿Cómo vives la alegría en tu vida cristiana? ¿Se puede ser cristiano o cristiana y triste? ¿Quiénes son las personas más necesitadas de alegría? ¿Cuáles son las principales dificultades que se nos presentan para vivir la alegría de la presencia del Señor? ¿Cómo hacer participar de nuestra alegría a las demás personas? 9. Oración final: Todos se colocan en círculo alrededor del Cirio. Se canta una canción de resurrección y luego se va pasando el Cirio de mano en mano mientras cada

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uno hace una alabanza al Señor Resucitado por su victoria. Se concluye con esta oración. Señor, dame el don de la alegría. Haz que tu alegría dé frutos en mí. Concédeme esta gracia Señor. Lléname con la fuerza de tu resurrección y con el soplo de tu Espíritu Santo. Anímame, así como hiciste con tus apóstoles después de tu resurrección. Sopla tu Espíritu Santo sobre mí y hazme superar toda tristeza ¡Gracias Señor! Amén... (Monseñor Jonas Abib) Canto: Resucitó (3), aleluya: La muerte, ¿dónde está la muerte?

Visitas con el Cirio Pascual 2017 16 de Abril al 4 de Junio

Participemos de la alegría del Resucitado, que es nuestra fortaleza (cfr Nehemías 8,10) Orientaciones: Como es ya una tradición nuestra por más 15 años tenemos la visita del Cirio Pascual por los hogares, como una manera de destacar este signo alegre del tiempo de pascua y de vivir intensamente nuestra cincuentena pascual. La idea en esta ocasión es destacar el valor del mes, la alegría de formarnos y de participar, y qué mejor manera hacerlo con el sentido festivo de estos días. Tiene de fondo los evangelios de la octava de pascua y algunas citas de la Exhortación Apostólica Pos-sinodal Amoris laetitia (La alegría del amor) del Papa Francisco sobre las familias. Estas visitas se pueden hacer a lo largo de toda la cincuentena pascual y conviene que cada sector, capilla o comunidad tenga su propio cirio, para hacer esta actividad y para que presida los encuentros y celebraciones en los mismos. Los mismos se pueden bendecir en el lucernario de la Vigilia Pascual. Primer día

Una alegría que vence la mentira y el engaño, Cristo Resucitado

1. Ambientación: Preparar cantos alegres de resurrección, preparar un trono con flores para colocar el cirio, tener velas o velones disponibles. 2. Entronización del Cirio: El coordinador/a entrega el Cirio Pascual elevado a los anfitriones diciendo: Coordinador: Reciban la luz de Cristo Resucitado y participa de su victoria. Anfitriones: Alegres te recibimos Señor Resucitado. Todos: ¡Aleluya, aleluya, participamos con alegría de tu Resurrección!

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3. Motivación: Cristo Resucitado es la noticia que estremece nuestra humanidad y nos llena de alegría, anunciándola como promesa futura de nuestras vidas. Ni la mentira, el engaño o los rumores pueden apagar la alegría del amor. 4. Oración: (todos encienden sus luces del cirio para hacer la oración) Cristo Resucitado enciende en nosotros el amor a la verdad, la confianza en la fuerza del triunfo de tu Resurrección para que nunca seamos seducidos por doctrinas engañosas y que, hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos hasta hacernos como tu Cristo, nuestra cabeza. Amén (Cf. Ef 4,12-14). 5. Texto Bíblico: Mateo 28, 8-15 6. Reflexión: ¿Qué es la verdad en el amor? ¿Qué cosas dice la gente de estar a favor de la mentira? ¿Qué provocan los rumores? ¿Cuál es la verdad de la Resurrección? ¿Todavía hay mentiras sobre Jesús? ¿Qué mentiras hay sobre la alegría? ¿Hay mentiras sobre el matrimonio y la familia? 7. Iluminación “Otro desafío surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender [género], que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con el tiempo». Es inquietante que algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños.” (Papa Francisco, La alegría del amor, 52). “Una familia donde reina una básica y cariñosa confianza, y donde siempre se vuelve a confiar a pesar de todo, permite que brote la verdadera identidad de sus miembros, y hace que espontáneamente se rechacen el engaño, la falsedad o la mentira. (Papa Francisco, La alegría del amor, 115). Con Cristo Resucitado descubrimos la belleza y verdad de la familia, pidámosle que no nos dejemos confundir por vientos de falsas doctrinas o atemorizar por ideologías contra las familias. 8. Oración final: Oremos por los comunicadores para que estén a favor de la información y no del rumor, que les mueva no el morbo de las tragedias, sino la alegría de las buenas noticias. Padre nuestro, Ave María, saludo de paz. 9. Cantos pascuales 10. Avisos 11. Brindis

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Segundo día Nadie estará triste, nadie tendrá que llorar, Cristo ha Resucitado 0. Ambientación: disponer un lugar especial decorado con flores para entronizar el cirio pascual. Preparar cantos de alegría y pascua. 1. Entronización del Cirio: El coordinador/a entrega el Cirio Pascual elevado a los anfitriones diciendo: Coordinador: Reciban la luz de Cristo Resucitado y participa de su victoria. Anfitriones: Alegres te recibimos Señor Resucitado. Todos: ¡Aleluya, aleluya, participamos con alegría de tu Resurrección! 2. Motivación: La Pascua es una invitación a estar alegres a no dejarnos vencer por nuestros miedos y temores, que aun siendo infundados o como sin sentido producen tristezas. Jesús Resucitado sale a nuestro encuentro siempre, desde aquel día en que la Iglesia nos recibió por medio del bautismo, constantemente escuchamos esa voz que nos habla y nos llama por nuestro propio nombre. 3. Oración: (todos encienden sus luces del cirio para hacer la oración) Señor las lágrimas de la Magdalena, en esta ocasión no era por el dolor de sus pecados, sino por la vida del Amor que perdonó sus pecados. Es llanto de amor, por la aparente desaparición de quien era su amor y su esperanza. Tu sabes que nuestros lloros, nuestras lágrimas no son por tu amor, sino por el desengaño, la desilusión de abandonarnos en otras realidades y personas que no son Tú. Que resuenen en nuestros oídos de tu voz de buen Pastor siempre a la escucha para que nos volvamos a ti y vivamos la alegría de sabernos en tu amor. Amén. 4. Texto Bíblico: Juan 20, 11-18 5. Reflexión: ¿Qué realidades nos hacen llorar? ¿A qué le lloran las canciones que oímos hoy? ¿Has sentido algunas que Jesús te abandona? ¿Le has llorado a Dios? ¿Cómo podemos comparar nuestros lloros con los de María Magdalena? ¿Dónde está la alegría en este texto? ¿Son malos los sentimientos? 6. Iluminación “Deseos, sentimientos, emociones, eso que los clásicos llamaban «pasiones», tienen un lugar importante en el matrimonio. Se producen cuando «otro» se hace presente y se manifiesta en la propia vida. Es propio de todo ser viviente tender hacia otra cosa, y esta tendencia tiene siempre señales afectivas básicas: el placer o el dolor, la alegría o la pena, la ternura o el temor. Son el presupuesto de la actividad psicológica más elemental. El ser humano es un viviente de esta tierra, y todo lo que hace y busca está cargado de pasiones.

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Jesús, como verdadero hombre, vivía las cosas con una carga de emotividad. Por eso le dolía el rechazo de Jerusalén (cf. Mt 23,37), y esta situación le arrancaba lágrimas (cf. Lc 19,41). También se compadecía ante el sufrimiento de la gente (cf. Mc 6,34). Viendo llorar a los demás, se conmovía y se turbaba (cf. Jn 11,33), y él mismo lloraba la muerte de un amigo (cf. Jn 11,35). Estas manifestaciones de su sensibilidad mostraban hasta qué punto su corazón humano estaba abierto a los demás” (Papa Francisco, La alegría del amor, 143-144). En pocas palabras nos dejemos que el sentimentalismo se apropie de nuestras pasiones apagando nuestra alegría. Como dice sabiamente nuestro pueblo no llames las penas que ellas llegan solas. Jesús resucitado nos devuelve a nuestra verdadera paz y alegría, que es tenerlo como nuestro Todo. 7. Oración final: Señor que no nos abandonemos en nuestros sentimientos, que te busquemos a Ti y no haya excusas para abrazar la tristeza y la amargura, que lleguemos a tener tus mismos sentimientos, para que no busquemos ser consolados sino consolar con el testimonio de nuestra fe en tu Resurrección. Padre nuestro, Ave María, saludo de paz. 8. Cantos pascuales 9. Avisos 10. Brindis Tercer día

La alegría del encuentro personal con Cristo

0. Ambientación: Preparar cantos alegres de resurrección, preparar un trono con flores para colocar el cirio, tener velas o velones disponibles. Poner un corazón y una llama ardiente. 1. Entronización del Cirio: El coordinador/a entrega el Cirio Pascual elevado a los anfitriones diciendo: Coordinador: Reciban la luz de Cristo Resucitado Anfitriones: La Alegría del amor ha triunfado Todos: ¡Aleluya, aleluya, Cristo está Resucitado! 2. Motivación: Nos centraremos en este día en la experiencia del encuentro personal con Jesucristo y es la alegría, el punto determinante que nos asegura personalmente a cada uno que hemos tenido una experiencia de Dios, tan única e incomparable que ya nunca la podremos olvidar. Dejemos que la palabra de Jesús Resucitado ponga arder nuestros corazones con la alegría de la pascua. 3. Oración: (todos encienden sus luces del cirio para hacer la oración).

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Señor que en nuestras vidas te has hecho el encontradizo para encontrarnos y abrazarnos en el fuego de tu Palabra que quema y hace arder el corazón. Disponnos para que siempre te descubramos presente cuando nos hablas en tu Palabra y partir nuestro pan con los necesitados. Que seamos tu alegre Eucaristía que dona y parte para alegrar y prolongar la vida de todos. Amén. 4. Texto Bíblico: Lucas 24, 13-35 5. Reflexión: ¿Qué alegró a los discípulos de Emaús? ¿Cuál era su situación previa a encontrarse con Jesús Resucitado? ¿Qué expresiones usa la gente cuando todo le sale mal o no resulta? ¿Qué cosas podemos aprender de Jesús en Emaús acerca de poder ofrecer alegría a quienes están tristes? ¿Qué experiencia parecida a la de Emaús puedes contar acerca de ti mismo? 6. Iluminación Un lugar especial de este encuentro con Jesús es la propia familia, Iglesia doméstica, cada hogar es un Emaús, hay contrariedades que pueden opacar la alegría, pero cuando Cristo está en medio y la familia se encuentra otra es la historia. Dice el Papa Francisco: “Una comunión familiar bien vivida es un verdadero camino de santificación en la vida ordinaria y de crecimiento místico, un medio para la unión íntima con Dios. Porque las exigencias fraternas y comunitarias de la vida en familia son una ocasión para abrir más y más el corazón, y eso hace posible un encuentro con el Señor cada vez más pleno. Dice la Palabra de Dios que «quien aborrece a su hermano está en las tinieblas» (1 Jn 2,11), «permanece en la muerte» (1 Jn 3,14) y «no ha conocido a Dios» (1 Jn 4,8). Mi predecesor Benedicto XVI ha dicho que «cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte también en ciegos ante Dios», y que el amor es en el fondo la única luz que «ilumina constantemente a un mundo oscuro». Sólo «si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud» (1 Jn 4,12). Puesto que «la persona humana tiene una innata y estructural dimensión social», y «la expresión primera y originaria de la dimensión social de la persona es el matrimonio y la familia», la espiritualidad se encarna en la comunión familiar. Entonces, quienes tienen hondos deseos espirituales no deben sentir que la familia la aleja del crecimiento en la vida del Espíritu, sino que es un camino que el Señor utiliza para llevarles a las cumbres de la unión mística.” (Papa Francisco, La alegría del amor, 316). Pidamos a Jesús que seamos misioneros de la alegría, anunciando su Palabra. 7. Oración final: (Se vuelven a encender las velas) y todos dicen: Quédate con nosotros, Señor, / acompáñanos, aunque no siempre / hayamos sabido reconocerte. Tú eres la Luz en nuestros corazones,/ y nos das tu ardor con la certeza de la Pascua.

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Tú nos confortas en la fracción del pan,/ para anunciar a nuestros hermanos que en verdad Tú has resucitado/ y nos has dado la misión de ser testigos de tu victoria. Quédate con nosotros, Señor,/ Tú eres la Verdad misma, eres el revelador del Padre, ilumina Tú nuestras mentes con tu Palabra;/ ayúdanos a sentir la belleza de creer en ti. Tú que eres la Vida, quédate en nuestros hogares/ para que caminen unidos, y en ellos nazca la vida humana generosamente; / quédate, Jesús, con nuestros niños y convoca a nuestros jóvenes/ para construir contigo el mundo nuevo. Quédate, Señor, con aquellos a quienes en nuestras sociedades se les niega justicia y libertad; quédate con los pobres y humildes, con los ancianos y enfermos./Fortalece nuestra fe de discípulos/ siempre atentos a tu voz de Buen Pastor./ Envíanos como tus alegres misioneros,/ para que nuestros pueblos,/en ti adoren al Padre, por el Espíritu Santo. (Benedicto XVI, Plegaria por la Misión Continental). Padre nuestro, Ave María, saludo de paz. 8. Cantos de resurrección. 9. Avisos 10. Brindis Cuarto día

La alegría de ser Iglesia participando de su resurrección

0. Ambientación: Preparar cantos alegres de resurrección y alusivos a la Iglesia preparar un trono con flores para colocar el cirio, tener velas o velones disponibles. 1. Entronización del Cirio: El coordinador/a entrega el Cirio Pascual elevado a los anfitriones diciendo: Coordinador: Reciban la luz de Cristo Resucitado y participa de su victoria Anfitriones: Alegres te recibimos Señor Resucitado Todos: ¡Aleluya, aleluya, participamos con alegría de tu Resurrección! 2. Motivación: La Iglesia nos acoge a todos con nuestras preocupaciones, temores y hasta desilusiones. Ella es una madre que acoge, acompaña, escucha, espera y confía en la presencia de su Señor, que prometió que estaría hasta el fin mundo. El encuentro de Jesús con los apóstoles, es el encuentro con la Iglesia, encuentro donde Jesús ofrece a todos, la paz que nos regresa a la alegría que solo viene de Él. 3. Oración: (todos encienden sus luces del cirio para hacer la oración) Señor tu prometiste que estaría presente donde hay dos o tres reunidos en tu nombre, ven a nosotros y míranos, visítanos con el deseo de tu paz. Destierra de nosotros los temores, las ofuscaciones que nieblan nuestras vidas. Haznos que todos los hogares sean Iglesia la paz, santuarios de alegría. Amén.

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4. Texto Bíblico: Lucas 24,35-48 5. Reflexión: ¿Cuál es el motivo aparente de la reunión de los apóstoles antes de llegar Jesús? ¿Qué estaban haciendo cuando llegó Jesús? ¿Qué cosas nos hace reunirnos hoy? ¿Con qué motivo principal la Iglesia nos llama o convoca? ¿Qué experiencias de alegría has vivido en la Iglesia? ¿Cómo vemos esto en la Iglesia doméstica? 6. Iluminación La alegría del amor que se vive en las familias es también el júbilo de la Iglesia. Como han indicado los Padres sinodales, a pesar de las numerosas señales de crisis del matrimonio, «el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva a la Iglesia»[1]. Como respuesta a ese anhelo «el anuncio cristiano relativo a la familia es verdaderamente una buena noticia» (Papa Francisco, La alegría del amor, 1). “Bajo esta luz podemos recoger otra dimensión de la familia. Sabemos que en el Nuevo Testamento se habla de «la iglesia que se reúne en la casa» (cf. 1 Co 16,19; Rm 16,5; Col 4,15; Flm 2). El espacio vital de una familia se podía transformar en iglesia doméstica, en sede de la Eucaristía, de la presencia de Cristo sentado a la misma mesa. Es inolvidable la escena pintada en el Apocalipsis: «Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos» (3,20). Así se delinea una casa que lleva en su interior la presencia de Dios, la oración común y, por tanto, la bendición del Señor. Es lo que se afirma en el Salmo 128 que tomamos como base: «Que el Señor te bendiga desde Sión» (v. 5)” (Papa Francisco, La alegría del amor, 15). Pidamos al Señor que nuestra casa, nuestra familia sea casa de alegría y encuentro con el señor Resucitado. 7. Oración final (con las velas encendidas) Jesús, María y José / en ustedes contemplamos / el esplendor del verdadero amor, a ustedes, confiados, nos dirigimos./ Santa Familia de Nazaret,/ haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, /auténticas escuelas del Evangelio / y pequeñas Iglesias domésticas. Santa Familia de Nazaret,/ que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división;/ que quien haya sido herido o escandalizado / sea pronto consolado y curado. Amén. (Papa Francisco) Padre nuestro, Ave María, saludo de paz. 8. Cantos pascuales 9. Avisos 10. Brindis Quinto día

La alegría del Pan de cada día: la providencia del Resucitado

0. Ambientación: Preparar cantos alegres de resurrección, preparar un trono con flores para colocar el cirio, tener velas o velones disponibles.

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Estén siempre alegres en el Señor

Preparar un cartel con imágenes de los distintos trabajos que hacen las personas para ganar su sustento, así como de las comidas que más les gusta. 1. Entronización del Cirio: El coordinador/a entrega el Cirio Pascual elevado a los anfitriones diciendo: Coordinador: Reciban la luz de Cristo Resucitado y participa de su victoria. Anfitriones: Alegres te recibimos Señor Resucitado Todos: ¡Aleluya, aleluya, participamos con alegría de tu Resurrección! 2. Motivación: En esta ocasión queremos dejarnos iluminar por Jesús acerca de confiar en la providencia de su Padre. Todos somos testigos de los afanes cotidianos de la gente por conseguir el pan para sus familias, para sus hijos. Conocemos la dureza de a quienes sus afanes no les alcanzar para suplir lo necesario. Cristo Resucitado se aparece a sus discípulos que pasaron toda una noche tratando pesca algo y no consiguieron nada. Hoy viene a nosotros, para que los afanes del trabajo y el alimento no nos arrebaten la alegría de estar con Él. 3. Oración: (todos encienden sus luces del cirio para hacer la oración). Señor que conoces de nuestros afanes y fatigas, de nuestras limitaciones para conseguir por nuestros medios lo necesario para sobrevivir, haz que sintamos la alegría de abandonarnos en la promesa de que no nos faltará nada, que nuestra súplica, danos hoy nuestro pan de cada día, nos afirme en nuestra fe y crezca nuestro deseo de tu Palabra que nos sacia y de los bienes celestiales que nos tienes prometido. Amén. 4. Texto Bíblico: Juan 21,1-14 5. Reflexión: ¿Qué cosa estaba pasando con los apóstoles? ¿Qué le pasa a la gente cuando no consiguen el sustento? ¿Puede alguno contar una experiencia personal parecida? ¿Qué hace Jesús? ¿Crees que el dicho es mejor enseñar a pescar que dar pescado se aplica a la acción de Jesús? ¿Qué da más alegría un trabajo con salario justo o la asistencia social? 6. Iluminación “Al comienzo del Salmo 128, el padre es presentado como un trabajador, quien con la obra de sus manos puede sostener el bienestar físico y la serenidad de su familia: «Comerás del trabajo de tus manos, serás dichoso, te irá bien» (v. 2). Que el trabajo sea una parte fundamental de la dignidad de la vida humana se deduce de las primeras páginas de la Biblia, cuando se declara que «Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara» (Gn 2,15). Es la representación del trabajador que transforma la materia y aprovecha las energías de lo creado, dando luz al «pan de sus sudores» (Sal 127,2), además de cultivarse a sí mismo. El trabajo hace posible al mismo tiempo el desarrollo de la sociedad, el sostenimiento de la familia y también su estabilidad y su fecundidad: «Que

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veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida; que veas a los hijos de tus hijos» (Sal 128,5-6). En el libro de los Proverbios también se hace presente la tarea de la madre de familia, cuyo trabajo se describe en todas sus particularidades cotidianas, atrayendo la alabanza del esposo y de los hijos (cf. 31,10-31). El mismo Apóstol Pablo se mostraba orgulloso de haber vivido sin ser un peso para los demás, porque trabajó con sus manos y así se aseguró el sustento (cf. Hch 18,3; 1 Co 4,12; 9,12). Tan convencido estaba de la necesidad del trabajo, que estableció una férrea norma para sus comunidades: «Si alguno no quiere trabajar, que no coma» (2 Ts 3,10; cf. 1 Ts 4,11)” (Papa Francisco, La alegría del amor, 23-24). 7. Oración final «¡Dichoso el que teme al Señor, /y sigue sus caminos! / Del trabajo de tus manos comerás, serás dichoso, te irá bien./ Tu esposa, como parra fecunda, en medio de tu casa; / tus hijos como brotes de olivo, / alrededor de tu mesa. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor./ Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu vida;/ que veas a los hijos de tus hijos. ¡Paz a Israel!» (Sal 128,1-6). Padre nuestro, Ave María, saludo de paz. 8. Cantos pascuales 9. Avisos 10. Brindis Sexto día

Participa la misión de la alegría, Cristo ha Resucitado

0. Ambientación: Preparar cantos alegres de resurrección, de misión y evangelización, preparar un trono con flores para colocar el cirio, tener velas o velones disponibles. 1. Entronización del Cirio: El coordinador/a entrega el Cirio Pascual elevado a los anfitriones diciendo: Coordinador: Reciban la luz de Cristo Resucitado y participa de su victoria. Anfitriones: Alegres te recibimos Señor Resucitado. Todos: ¡Aleluya, aleluya, participamos con alegría de tu Resurrección! 2. Motivación: La Iglesia existe para la evangelización, como estamos haciendo nosotros ahora. Esa es la labor de la Iglesia. Como bautizados nuestra condición de misioneros nos exige un modo de vida que testimonie lo que creemos. La alegría es la clave de que creemos lo que decimos. Porque como dice la canción no puede estar triste el corazón que alaba Cristo, no puede estar triste el corazón que alaba a Dios. 3. Oración: (todos encienden sus luces del cirio para hacer la oración) Señor Jesús, Buen Pastor, que te alegras por una sola oveja rescatada, que nos invitas a la alegría de tener nuestros nombres inscritos en el libro

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de la vida, haznos a nosotros testigos de tu alegría, que nos alegremos siempre en Ti, que nuestra alegría haga notar que te tenemos en nuestras vidas. Amén. 4. Texto Bíblico: Marcos 16,9-15 5. Reflexión: ¿Quién es María Magdalena? ¿Cuál fue su misión? ¿Se diferenció su misión de las de los once? ¿Qué personas recuerdas con cariño en la evangelización estos años? ¿Cuándo fue la última vez que evangelizaste? ¿Quiénes se ofrecen para evangelizar en su comunidad de los que están aquí? 6. Iluminación El Papa Francisco nos dice que la evangelización implica enfrentar los problemas y dificultades que vive la gente, denunciando todo lo que impide la alegría en las familias. “«Esto exige a toda la Iglesia una conversión misionera: es necesario no quedarse en un anuncio meramente teórico y desvinculado de los problemas reales de las personas»[229]. La pastoral familiar «debe hacer experimentar que el Evangelio de la familia responde a las expectativas más profundas de la persona humana: a su dignidad y a la realización plena en la reciprocidad, en la comunión y en la fecundidad. No se trata solamente de presentar una normativa, sino de proponer valores, respondiendo a la necesidad que se constata hoy, incluso en los países más secularizados, de tales valores»[230]. También «se ha subrayado la necesidad de una evangelización que denuncie con franqueza los condicionamientos culturales, sociales, políticos y económicos, como el espacio excesivo concedido a la lógica de mercado, que impiden una auténtica vida familiar, determinando discriminaciones, pobreza, exclusiones y violencia. Para ello, hay que entablar un diálogo y una cooperación con las estructuras sociales, así como alentar y sostener a los laicos que se comprometen, como cristianos, en el ámbito cultural y sociopolítico»” (Papa Francisco, La alegría del amor, 201) 7. Oración final Cada uno va tomando en sus manos el Cirio Pascual o frente al mismo y expresa su deseo de ser mensajero de Jesús y de la alegría de creer en Él diciendo: YO________________________, me comprometo a anunciar tu evangelio de justicia, amor, paz y alegría. Todos responden: ¡Qué alegría, vive Cristo Resucitado, aleluya, aleluya! Padre nuestro, Ave María, saludo de paz. 8. Cantos pascuales 9. Avisos 10. Brindis

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Lecturas Diarias y Dominicales del mes de Abril 2017 Las citas de las Lecturas Diarias utilizadas son tomadas de: Calendario Litúrgico 2017 de la Conferencia del Episcopado Dominicano. 1 Sábado

Feria Morado

Lectura del libro del profeta Jeremías 11, 18-20 El Señor me instruyó y comprendí, me explicó lo que hacían, yo como cordero manso, llevado al matadero; no sabía los planes homicidas que contra mi planeaban. “¡Destruyamos el árbol cuando aún tiene savia; ¡arranquémoslo de la tierra vital, que su nombre no se pronuncie mas!” Pero tú, Señor de los ejércitos, juzgas rectamente, pruebas las entrañas y el corazón; veré mi venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa. Señor Dios Mío. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 7 R/ “Señor, Dios Mío, a ti me acojo.” Señor, Dios mío, a ti me acojo, líbrame de mis perseguidores y sálvame; que no me atrapen como leones, y me desgarren sin remedio. R. Júzgame, Señor, según mi justicia, según la inocencia que hay en mí. Cese la maldad de los culpables; y apoya tu al inocente, tú que sondeas el corazón y las entrañas, tú, el Dios justo. R. Mi escudo es Dios, que salva a los rectos de corazón. Dios es juez justo, Dios amenaza cada día. R. Lectura del santo evangelio según san Juan 7,40-53 En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían: - «Este es de verdad el profeta». Otros decían: - «Este es el Mesías». Pero otros decían: - «¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?». Y así surgió entre la gente una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: - «¿Por qué no lo han traído?» Los guardias respondieron: - «Jamás ha hablado nadie así.». Los fariseos les replicaron: - «¿También ustedes se han dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la Ley son unos malditos». Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo: - «¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?». Ellos le replicaron: - «¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas». Y se volvieron cada uno a su casa. Palabra del Señor.

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Estén siempre alegres en el Señor

Meditación El evangelio de hoy, tomado del capítulo siete de San Juan, constata lo que ya antes había profetizado el anciano Simeón cuando la presentación del niño Jesús. “Este estaría puesto como bandera discutida”. En medio de la gente había diversas opiniones y mucha confusión respecto a Jesús. En el centro de la discusión está el origen divino de Cristo. Los fariseos habían enviado guardias para detenerle. Pero habían vuelto sin Jesús. Se habían quedado impresionados por su manera de hablar: “Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre”. Los fariseos reaccionaron: “¿Ustedes también se han dejado allantar?” Para los fariseos “esa gente que no conoce la ley” se deja engañar por Jesús. Es como si dijesen: “¡Nosotros los jefes conocemos mejor las cosas y no nos dejamos engañar!” Ellos atribuyen al pueblo el adjetivo de ¡”maldito”!. Hay que saber que las autoridades religiosas de la época trataban a la gente con mucho desprecio y aunque se aprovechaban de ellos temían perderlos, por lo que Jesús era un peligro para ellos. Por fin sale uno en defensa de Jesús, uno que saca la cara. Se trata de Nicodemo, el que lo había ido a ver de noche por miedo a los judíos y que ahora sugiere que se le escuche: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?”. Este argumento revela la honestidad de Nicodemo y su respeto al derecho a réplica. Nicodemo sabe que aquellos quieren acorralar a Jesús, tal vez por envidia o por exceso de celo. El mundo se muestra hostil hacia Cristo, es porque nuestro Señor Jesucristo es la Luz del mundo y esa luz es brillante. Esa Luz revela todo lo que es malo; revela el pecado y lo condena. Por eso mismo, le odian aún en la actualidad. Jesús condena el pecado con su misma presencia, con su misma vida. Esto produce una hostilidad en el hombre porque el corazón del ser humano es malo. Jesús fue a la cruz por su amor para con la familia humana. Y es su amor redentor lo que ha quebrantado el corazón del ser humano hostil. Hoy podemos hacernos algunas preguntas: ¿Cuáles son las diversas opiniones que sobre Jesús existen en nuestro ambiente? ¿Cuáles son los conflictos que se generan acerca de la persona de Jesús? ¿Has tenido alguna confusión sobre Jesús y su obra? A nosotros, se nos pide tomar parte a favor de Jesús, sabemos quién es y no dudamos de su origen. Nos da alegría formar parte entre quienes le han aceptado y gracias a su testimonio estamos dispuestos a ayudarnos mutuamente para que todos crean que él permanece vivo entre nosotros. 2

Domingo V de Cuaresma

Primera Semana Liturgia de las Horas

Morado

Participemos de la alegría de la vida que nos da Jesús Algunas Orientaciones: Colocar el lema del mes en un lugar visible/ resaltar el lema del día/ Se puede dramatizar el evangelio por la pastoral

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juvenil/destacar que en medio de la cultura de muerte que se promueve en estos tiempos de tantas noticias desagradables, que nos llegan por los diferentes medios, debemos estar alegres en el Señor, porque el Señor de la vida, nos manda a defender la vida y quien se acoge a El vivirá. Monición de entrada Con la alegría de los hijos e hijas de Dios, nos congregamos como iglesia, para participar de la Eucaristía, misterio de nuestra fe, en este tiempo que nos regala el Señor, para vivir un proceso de conversión, con la práctica de la caridad, la penitencia, ayuno y oración, para vivir a plenitud la Pascua del Señor. La palabra de hoy, quinto Domingo de Cuaresma, nos mueve a la alegría, pues nos habla de vida, el Señor vence la muerte, abre los sepulcros e infunde su espíritu y da vida, como lo anuncia el Profeta Ezequiel. Jesús se compadece ante la muerte de su amigo Lázaro, como también se compadece de nosotros por nuestras debilidades. Él ha dado su vida para liberarnos de la muerte, para que hoy estemos alegres en El y con Él y con esa misma alegría participemos en familia, pequeños grupos de vida, y comunidades, llenándonos de esperanza y alegría, con la certeza de la resurrección y haciendo nuestro el Lema: “Estén siempre alegres en el Señor” (Fil.4,4 ). En este Quinto Domingo de Cuaresma la Iglesia que peregrina en la República Dominicana nos invita a llenarnos de alegría al participar en la “Colecta del Sacrificio”, que llenará de gozo a tantos necesitados, a través de los diferentes proyectos de Pastoral Social. Con el canto de entrada y la alegría del señor, nos disponemos a recibir a Jesucristo que llega en la persona del Ministro que preside esta celebración Primera lectura: Ezequiel 37, 12-7.14 El profeta Ezequiel nos anuncia la pronta liberación de su pueblo que después de la opresión vuelve a participar de la vida y de la libertad, por la acción que Dios realiza en él. Escuchemos Lectura de la profecía de Ezequiel Así dice el Señor: «Yo mismo abriré sus sepulcros, y los haré salir de sus sepulcros, pueblo mío, y los traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de sus sepulcros, pueblo mío, sabrán que soy el Señor: Les infundiré mi espíritu, y vivirán; les colocaré en su tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago. Oráculo del Señor». Palabra de Dios. Salmo Responsorial 129 R/. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz, estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R/. Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R/.

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Estén siempre alegres en el Señor

Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R/. Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R/. Segunda lectura: Romanos 8, 8-11 San Pablo nos invita a vivir una vida agradable al Señor, porque participamos del Espíritu Santo que nos vivifica y nos hace capaces de morir al pecado. Escuchemos. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,8-11 Hermanos: Los que están en la carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están en la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si Cristo está con ustedes, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también sus cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en ustedes. Palabra de Dios. Aclamación antes del Evangelio: Jn 11, 25ª.26 Yo soy la resurrección y la vida- dice el señor -, el que cree en mí no morirá para siempre. Evangelio: Juan 11,1-45 Marta, María, familiares y amigos de Lázaro participan de su alegría de volver a la vida por la acción de Jesús que rompió las ataduras de la muerte, movido por el amor que tenía a su amigo. Este hecho, es anuncio de lo que acontecerá por su resurrección, que vence para siempre la muerte en aquellos que creemos en El y participamos de su cruz y de su gloria. Aclamemos al Señor de la Vida que escucharemos en este Santo Evangelio. Lectura del santo evangelio según san Juan En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.» Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.» Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»

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Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.» Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo han enterrado?» Le contestaron: «Señor, ven a verlo.» Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!» Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quiten la losa.» Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.» Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.» Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera.» El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo andar.» Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Palabra del Señor. Oración de los Fieles El que preside: Padre Santo, te presentamos nuestras súplicas diciéndote: Que participemos de la alegría de la vida que nos da tu Hijo. Por la Iglesia universal: Por el Papa Francisco, los obispos, Sacerdotes, Diáconos, Religiosos y Religiosas, laicos comprometidos, para que sean partícipes y portadores de la alegría de la vida que nos da Cristo, luz, verdad y vida. Oremos. Por los gobernantes de las Naciones, los que legislan y administran justicia, para que sean defensores de la vida en todas sus manifestaciones. Oremos. Por los pobres, los marginados, los que sufren por cualquier causa, para que nuestra solidaridad les devuelva la esperanza, la alegría y no pierdan la fe en el Señor que da vida. Oremos. Por los hermanos y hermanas que se preparan para el bautismo, para que recibido el sacramento, sean testimonio de la alegría que da la vida en gracia. Oremos. Por nosotros, que participamos en esta Eucaristía y por todos los católicos, para que este tiempo de Cuaresma, nos ayude a dar sentido a nuestra vida y resucitando en Cristo, vivamos alegres en el Señor Oremos. Por nuestros familiares que han dado el paso para la plenitud de la vida eterna, para que ya estén gozando de la paz que solo Cristo puede dar. Oremos. El que preside: Escucha Padre nuestras oraciones y haz que participando siempre de Cristo, camino, verdad y vida en esta tierra participemos también de las alegrías eternas. Por El que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

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Estén siempre alegres en el Señor

3 Lunes

Feria Morado

Lectura del libro de Daniel 13,1-9.15-17.19-30.33-6 Vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado Susana, hija de Quelcías, mujer bellísima y religiosa. Sus padres eran honrados y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico, tenía un parque junto a su casa, y como era el más estimado de todos, los judíos solían reunirse allí. Aquel año habían sido nombrados jueces dos viejos, escogidos entre el pueblo, de aquellos de quienes dijo el Señor: «En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces que pasaban por guías del pueblo.» Estos solían venir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos. Cuando todo el mundo se había retirado ya, a mediodía, Susana entraba a pasear por el parque de su marido. Los dos viejos la veían a diario, cuando salía a pasear en el parque y se enamoraron de ella. «Desviaron su corazón y bajaron los ojos, para no mirar el cielo y acordarse de su justo juicio.» Un día, mientras acechaban ellos el momento oportuno, salió ella como de ordinario, sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el parque porque hacía mucho calor y no había allí nadie, excepto los dos viejos escondidos y acechándola. Susana dijo a las criadas: «Tráiganme el perfume y las cremas y cierren la puerta mientras me baño.» En cuanto salieron las criadas los dos viejos se levantaron, corrieron hacia ella, y le dijeron: «Las puertas del jardín están cerradas y nadie nos ve y nosotros estamos enamorados de ti; consiente, y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que estaba contigo un joven y que por eso habías despachado a tus criadas.» Susana lanzo un gemido y dijo: «No tengo salida por ningún lado: Si hago eso será muerte para mí; si no lo hago, no escaparé de sus manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en sus manos, que pecar delante de Dios.» Susana llamó a gritos y los viejos por su parte se pusieron también a gritar. Y uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del parque. Al oír los gritos en el parque, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral, a ver qué ocurría, y cuando los viejos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar. A la mañana siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos viejos, llenos de rencor criminal contra Susana y dispuestos a hacerla matar. En presencia del pueblo dijeron: «Vayan a buscar a Susana, hija de Quelcías, mujer de Joaquín.» Mandaron a buscarla, y ella compareció acompañada de sus padres, de sus hijos y de todos sus parientes. Todos los suyos lloraban, y también todos los que la veían. Los dos ancianos, levantándose en medio del pueblo, pusieron sus manos sobre su cabeza. Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón confiaba en él Señor. Los viejos dijeron: «Mientras nosotros nos paseábamos solos por el jardín, entró ésta con dos criadas. Cerró las puertas y luego despachó a

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las criadas. Entonces se acercó a ella un joven que estaba escondido y se acostó con ella. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver esta iniquidad, fuimos corriendo donde ellos. Los sorprendimos juntos, pero a él no pudimos atraparle porque era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta se escapó. Pero a ésta la agarramos y le preguntamos quién era aquel joven. No quiso decírnoslo. De todo esto nosotros somos testigos.» La asamblea les creyó como viejos y jueces del pueblo que eran. Y la condenaron a muerte. Entonces Susana gritó fuertemente: «Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes que suceda, tú sabes que éstos han levantado contra mí falso testimonio. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra mí.» El Señor escuchó su voz y, cuando era llevada a la muerte, suscitó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel, que se puso a gritar: «¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!» Todo el pueblo se volvió hacia él y dijo: «¿Qué significa eso que has dicho?» Él, de pie en medio de ellos, respondió: «¿Tan necios son, hijos de Israel, para condenar sin investigación y sin evidencia a una hija de Israel? ¡Vuelvan al tribunal, porque es falso el testimonio que éstos han levantado contra ella!» Todo el pueblo se apresuró a volver allá, y los viejos dijeron a Daniel: «Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos lo que piensas, ya que Dios te ha dado la dignidad de la ancianidad.» Daniel les dijo entonces: «Sepárenlos lejos el uno del otro, y yo les interrogaré.» Una vez separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: «Envejecido en la iniquidad, ahora han llegado al colmo los delitos de tu vida pasada, dictador de sentencias injustas, que condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, siendo así que el Señor dice: “No matarás al inocente y al justo.” Con que, si la viste, dinos bajo qué árbol los viste juntos.» Respondió él: «Bajo una acacia.» «En verdad –dijo Daniel– contra tu propia cabeza has mentido, pues ya el ángel de Dios ha recibido de él la sentencia y viene a partirte por el medio.» Retirado éste, mandó traer al otro y le dijo: « ¡Raza de Canaán, que no de Judá; la hermosura te ha descarriado y el deseo ha pervertido tu corazón! Así trataban a las hijas de Israel, y ellas, por miedo, se entregaban a ustedes. Pero una hija de Judá no ha podido soportar su iniquidad. Ahora pues, dime: ¿Bajo qué árbol los sorprendiste juntos?» Él respondió: «Bajo una encina.» «En verdad –dijo Daniel– tú también has mentido contra tu propia cabeza: ya está el ángel del Señor esperando, espada en mano, para partirte por el medio, a fin de acabar con ustedes.» Entonces la asamblea entera clamó a grandes voces, bendiciendo a Dios que salva a los que esperan en él. Luego se levantaron contra los dos viejos, a quienes, por su propia boca, había convencido Daniel de falso testimonio y, para cumplir la ley de Moisés, les aplicaron la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo: les dieron muerte, y aquel día se salvó una sangre inocente. Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial: 22 R “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo” El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/. Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R/. Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/. Lectura del Santo Evangelio según San Juan 8,12-20 En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más». Palabra del Señor. Meditación En el Evangelio de hoy, vamos a meditar sobre el encuentro de Jesús con la mujer que iba a ser lapidada. Por su predicación y por su manera de actuar, Jesús incomodaba a las autoridades religiosas. Por esto, las autoridades procuraban todos los medios posibles para acusarlo y eliminarlo. Le traen delante a una mujer sorprendida en flagrante adulterio. Bajo la apariencia de fidelidad a la ley, usan a la mujer para esgrimir argumentos en contra de Jesús. Hoy también, bajo la apariencia de fidelidad a las leyes de la iglesia, muchas personas son marginadas: divorciados, enfermos de Sida, prostitutas, madres solteras, homosexuales, etc. Llegan los escribas y los fariseos, trayendo consigo a una mujer sorprendida en flagrante adulterio. La ponen en medio. Según la ley, esta persona debería ser apedreada. Ellos preguntan “¿Tú qué dices?” Era una encerrona. Si Jesús hubiese dicho: “¡Aplicar la ley!”, ellos hubiesen pensado y dicho: “¡No es tan bueno como parece, porque manda matar a la pobre mujer!” Si hubiese dicho: “No la maten”, hubiesen dicho “¡No es tan bueno como parece, porque ni siquiera observa la ley!” Bajo la

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apariencia de fidelidad a Dios, ellos manipulan la ley y usan a la persona de la mujer para poder acusar a Jesús. Jesús escribe en la tierra. Parecía un callejón sin salida. Pero Jesús no se espanta ni se deja llevar por los nervios. Por el contrario. Calmadamente, como quien es dueño de la situación, se inclina y comienza a escribir en la tierra con el dedo. Los nervios se adueñan de sus adversarios. E insisten para que Jesús les diga qué piensa. Entonces Jesús se levanta y dice: “¡Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra!” E inclinándose volvió a escribir en la tierra. Jesús no discute la ley. Pero cambia el punto del juicio. En vez de permitir que ellos coloquen la luz de la ley por encima de la mujer para condenarla, les pide que se examinen a la luz de lo que la ley les exige a ellos. La acción simbólica de escribir en la tierra lo aclara todo. La palabra de la Ley de Dios tiene consistencia. El perdón de Dios elimina el pecado identificado y denunciado por la ley. El gesto y la respuesta de Jesús derriban a los adversarios. Los fariseos y los escribas se retiran avergonzados, uno después del otro, comenzando por los más ancianos. Se pone de manifiesto la misericordia de Dios y la compasión de Jesús que mira a la profundidad del corazón recogiendo en él la sinceridad y la honestidad de la persona. Dejemos atrás la hipocresía farisaica y rechazando el pecado acojamos con cariño al pecador. Soltemos nuestras piedras y alegrémonos por tener un Padre tan misericordioso. Ayudemos al que quiere salir de su situación de pecado. 4

Feria

Martes

Morado

Lectura del libro de los Números 21,4-9 En aquellos días, desde el monte Hor se encaminaron los hebreos hacia el mar Rojo, rodeando el territorio de Edom. El pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.” El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.” Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: “Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.” Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado. Palabra de Dios Salmo Responsorial: 101 R/. Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti; no me escondas

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tu rostro el día de la desgracia. Inclina tu oído hacia mí; cuando te invoco, escúchame en seguida. R/. Los gentiles temerán tu nombre, los reyes del mundo, tu gloria. Cuando el Señor reconstruya Sión y aparezca en su gloria, y se vuelva a las súplicas de los indefensos, y no desprecie sus peticiones. R/. Quede esto escrito para la generación futura, y el pueblo que será creado alabará al Señor. Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 8,21-30 En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: “Yo me voy y me buscarán y morirán por su pecado. Donde yo voy no podrán venir ustedes.” Y los judíos comentaban: “¿Será que va a suicidarse, y por eso dice: “Donde yo voy no podrán venir ustedes”?” Y él continuaba: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de allá arriba: ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón les he dicho que morirán por sus pecados: pues, si no creen que yo soy, morirán por sus pecados.” Ellos le decían: “¿Quién eres tú?” Jesús les contestó: “Ante todo, eso mismo que les estoy diciendo. Podría decir y condenar muchas cosas en ustedes; pero el que me envió es veraz, y yo comunico al mundo lo que he aprendido de él.” Ellos no comprendieron que les hablaba del Padre. Y entonces dijo Jesús: “Cuando levanten al Hijo del hombre, sabrán que yo soy, y que no hago nada por mi cuenta, sino que hablo como el Padre me ha enseñado. El que me envió está conmigo, no me ha dejado solo; porque yo hago siempre lo que le agrada.” Cuando les exponía esto, muchos creyeron en él. Palabra del Señor Meditación Jesús habla de su ida y dice que allí donde él va, los fariseos no pueden seguirle. Ellos buscan a Jesús, pero no lo encuentran porque no le conocen y lo buscan con criterios equivocados. Ellos viven en el pecado y van a morir en el pecado. Vivir en el pecado quiere decir vivir alejado de Dios. Ellos imaginan a Dios de una determinada forma, y Dios es diferente a como ellos se lo imaginan. Por esto no son capaces de reconocer la presencia de Dios en la persona de Jesús. Los fariseos no entienden lo que Jesús quiere decir y toman todo al pie de la letra: “¿Es que se va a suicidar?” Jesús que si les comprende va a decirles: ‘ustedes son de abajo, yo soy de arriba.’ Los fariseos se orientan en todo según los criterios de este mundo. El marco de referencias que orienta a Jesús en todo lo que dice es el mundo de arriba, esto es, Dios, el Padre, y la misión que recibió del Padre. El marco de referencias de los fariseos es el mundo de aquí abajo, sin apertura, cerrado en sus propios criterios. Por esto, viven en el pecado. Vivir en el pecado es no tener la mirada de Jesús sobre la vida. La mirada de Jesús es totalmente abierta para Dios hasta el punto que Dios está en él en toda su plenitud.

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Nosotros decimos: “Jesús es Dios”. Juan nos convida a decir: “¡Dios es Jesús!”. Por esto, Jesús dice: “Ya les he dicho que morirán en sus pecados, porque si no creéis que Yo Soy, morirán en sus pecados”. YO SOY es la afirmación con que Dios se presenta a Moisés en el momento de liberar a su pueblo de la opresión de Egipto (Ex 3,13-14). Es la expresión máxima de la certeza absoluta de que Dios está en medio de nosotros a través de Jesús. Jesús es la prueba definitiva de que Dios está con nosotros. Emmanuel. ‘Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces sabrán que YO SOY’. Los fariseos no entienden que Jesús, en todo lo que dice y hace, es expresión del Padre. Lo comprenderán sólo después que hayan levantado al Hijo del Hombre. “Entonces sabréis que YO SOY”. La palabra levantar tiene un doble sentido de levantar sobre la Cruz y ser levantado a la derecha del Padre. La Buena Nueva de la muerte y de la resurrección revelará quién es Jesús, y ellos sabrán que Jesús es la presencia de Dios en medio de nosotros. El fundamento de esta certeza de nuestra fe es doble: de un lado, la certeza de que el Padre está siempre con Jesús y nunca le deja solo y, por otro lado, la total y radical obediencia de Jesús al Padre, por la que él se convierte en total apertura y total transparencia del Padre para nosotros. 5 Miércoles

Feria Morado

Lectura de la profecía de Daniel 3,14-20.91-92.95 En aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo: «¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no respetan a mis dioses ni adoran la estatua de oro que he erigido? Miren si al oír tocar la trompa, la flauta, la citara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, están dispuestos a postrarse adorando la estatua que he hecho, háganlo; pero, si no la adoran, serán arrojados al punto al horno encendido, y ¿qué dios los librará de mis manos?» Sidrac, Misac y Abdénago contestaron: «Majestad, a eso no tenemos por qué responder. El Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido y nos librará de tus manos. Y aunque no lo haga, conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido.» Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido. El rey los oyó cantar himnos; extrañado, se levantó y, al verlos vivos, preguntó, estupefacto, a sus consejeros: «¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?» Le respondieron: «Así es, majestad.» Preguntó: «¿Entonces, cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el horno sin sufrir nada? Y el cuarto parece un ser divino.»

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Nabucodonosor entonces dijo: «Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y prefirieron arrostrar el fuego antes que venerar y adorar otros dioses que el suyo.» Palabra de Dios Salmo Responsorial: Dn 3 R/. A ti gloria y alabanza por los siglos Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres, bendito tu nombre santo y glorioso, a el gloria y alabanza por los siglos. R/. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. A ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. A ti gloria y alabanza por los siglos. Bendito eres en la bóveda del cielo. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 8,31-42 En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si se mantienen en mi palabra, serán de verdad discípulos míos; conocerán la verdad, y la verdad les hará libres.» Le replicaron: «Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Serán libres”?» Jesús les contestó: «Les aseguro que quien comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo los hace libres, serán realmente libres. Ya sé que son linaje de Abrahán; sin embargo, tratan de matarme, porque no dan cabida a mis palabras. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero ustedes hacen lo que le han oído a su padre.» Ellos replicaron: «Nuestro padre es Abrahán.» Jesús les dijo: «Si fueran hijos de Abrahán, harían lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratan de matarme a mí, que les he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Ustedes hacen lo que hace su padre.» Le replicaron: «Nosotros no somos hijos de prostitutas; tenemos un solo padre: Dios.» Jesús les contestó: «Si Dios fuera su padre, me amarían, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.» Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy aborda el tema de la relación de Jesús con Abrahán, el Padre del pueblo de Dios. Juan trata de ayudar las comunidades a comprender cómo Jesús se sitúa en el conjunto de la historia del Pueblo de Dios. Le ayuda a percibir la diferencia que hay entre Jesús y los judíos, y también entre los judíos y los demás: todos somos hijos e hijas de Abrahán. La libertad que nace de la fidelidad a la palabra de Jesús. Ser discípulo de Jesús es lo mismo que abrirse a Dios. Las palabras de Jesús son en realidad palabra de Dios. Comunican la verdad, porque dan a conocer las

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cosas como son a los ojos de Dios y no a los ojos de los fariseos. Más tarde, durante la última Cena, Jesús enseñará lo mismo a los discípulos. ¿Qué quiere decir ser hijo e hija de Abrahán? La reacción de los judíos es inmediata: “Nosotros somos descendencia de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?” Jesús insiste haciendo una distinción entre hijo y esclavo y dice: “Todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo les da la libertad, serán realmente libres.” Jesús es el hijo y vive en la casa del Padre. El esclavo no vive en la casa del Padre. Vivir fuera de la casa, fuera de Dios quiere decir vivir en el pecado. Si aceptaran la palabra de Jesús podrían llegar a ser hijos y alcanzar la libertad. No serían esclavos. Jesús les niega el derecho a decir que son hijos de Abrahán, porque sus obras afirman lo contrario. Un hijo de Abrahán cumple las obras de Abrahán. Ellos insisten en afirmar: “¡Nuestro Padre es Abrahán!” como si quisiesen presentar a Jesús un documento de su identidad. Jesús vuelve a insistir: “Si son hijos de Abrahán, hagan las obras de Abrahán. Pero tratan de matarme, a mí que les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abrahán. Ustedes hacéis las obras de vuestro padre.” Entre líneas sugiere que el padre de ellos es Satanás (Jn 8,44). Sugiere que son hijos de la prostitución. 6 Jueves

Feria Morado

Lectura del libro del Génesis 17, 3-9 En aquellos días, Abrán cayó de bruces y Dios le dijo: “Mira este es mi pacto contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos. No te llamarás ya Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre. Te haré crecer sin medida, sacando pueblos de ti y reyes nacerán de ti. Cumpliré mi pacto contigo y tu descendencia en futuras generaciones, como pacto perpetuo. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Les daré a ti y a tus descendientes futuros la tierra en que peregrinas, como posesión perpetua; y seré su Dios”. Dios añadió a Abrahán: “Guardarás mi alianza, tú y tus descendientes, por siempre.” Palabra de Dios Salmo Responsorial: 104 “El Señor se acuerda de su alianza eternamente.” Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro. Recuerden las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R. Estirpe de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, , el gobierna toda la tierra. R. Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.

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Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 51-59 En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: - «Les aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: “Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre”? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?». Jesús contestó: - «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocen. Yo sí lo conozco, y si dijera: “No lo conozco” sería, como ustedes, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, su padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: - «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: «: Les aseguro que antes que naciera Abrahán existo yo. » Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Palabra del Señor. Meditación “¡Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás!” Son palabras de grande profundidad. La reacción de los judíos es inmediata: “Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.’ ¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?” Ellos no entendieron el alcance de la afirmación de Jesús, se nota que están a otro nivel. Quien me glorifica es mi Padre. Siempre y de nuevo Jesús toca la misma tecla: él está de tal modo unido al Padre que nada de lo que dice y hace es de él. Todo es del Padre. Y añadía: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro Dios’, y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró”. Estas palabras de Jesús deben haber sido como una espada que hiere la auto-estima de los judíos. Decir a las autoridades religiosas: “¡No conocéis al Dios que decís conocer!” ¡Yo le conozco y vosotros no le conocéis!”, es lo mismo que acusarlos de total ignorancia en aquel asunto sobre el cual enseñaban ser doctores especializados. Aquella gente parece que se desespera: “¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?” Tomaron todo al pie de la letra mostrando así que no entendían nada de lo que Jesús estaba diciendo. Y Jesús hace una nueva afirmación solamente: “¡En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, YO SOY!” Para los que creen en Jesús, es aquí que

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alcanzamos el corazón del misterio de la historia. De nuevo toman piedras para matar a Jesús. Ni siquiera esta vez lo conseguirán, ¡pues aún no ha llegado la hora! ¡Quien determina el tiempo y la hora es Jesús! En realidad, ¿qué es lo que quisieran escuchar? No les agrada lo que dice Jesús, habla de cosas que no es posible aceptar para un judío ortodoxo, y Jesús se está buscando un problema, que posiblemente lo lleve a la muerte. No hay forma de hacerles entender la verdadera naturaleza de Jesús. 7 Viernes

Feria Morado

Se puede hacer la conmemoración de San Juan Bautista de la Salle, Presbítero Lectura del libro del profeta Jeremías 20, 10-13 Oía el cuchicheo de la gente: «“Pavor-en-torno”, delátenlo, vamos a delatarlo». Mis amigos acechaban mi traspiés: «A ver si se deja seducir y lo violaremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él .» Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado: mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso, con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, ¡que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti te encomendé mi causa! Canten al Señor, alaben al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 17 R/ “En el peligro invoqué al Señor y me escuchó.” Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R. Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza. y quedo libre de mis enemigos. R. Me cercaban olas mortales, torrentes destructores me aterraban, me envolvían las redes del abismo, me alcanzaban los lazos de la muerte. R. En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos. R Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 31-42 En aquel tiempo, los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús. El les replicó: - «Les he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi Padre: ¿por cuál de ellas me apedrean?». Los judíos le contestaron: - «No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un hombre, te haces Dios». Jesús les replicó:

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- «¿No está escrito en su ley: “Yo les digo: son dioses”? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede faltar la Escritura, a quien el Padre consagró y envió al mundo, ¿dicen ustedes:” que blasfema porque dice que es Hijo de Dios”? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean, pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que comprendan y sepan que el Padre está en mí, y yo en el Padre». Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: Intentaron de nuevo detenerlo, pero se les escabulló de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde antes había bautizado Juan, y se quedó allí. Muchos acudieron a él y decían: - «Juan no hizo ningún signo; pero todo lo que Juan dijo de este era verdad». Y muchos creyeron en él allí. Palabra del Señor. Meditación Estamos en víspera de la Semana Santa, en la que conmemoramos y actualizamos la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús. La cuaresma es un tiempo importante para pararse y preguntarse cuál es la imagen de Dios que habita en mi ser. Los judíos quieren apedrear a Jesús, buscan piedras para matarle. Jesús pregunta: “Muchas obras buenas de parte del Padre les he mostrado. ¿Por cuál de esas obras quieren apedrearme?” La respuesta: “No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.” Quieren matar a Jesús por blasfemia. La ley mandaba apedrear a tales personas. Quieren matar a Jesús porque se hace pasar por ser Dios. Jesús responde en nombre de la Ley misma de Dios: “¿No está escrito en su Ley: Yo he dicho: son dioses? Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la palabra de Dios -y no puede fallar la Escritura- a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le dicen que blasfema por haber dicho: `Yo soy Hijo de Dios”? Es extraño el que Jesús diga “su ley”. Tendría que decir “nuestra ley”. ¿Por qué habla así? Aquí aparece de nuevo la ruptura trágica entre Judíos y Cristianos, dos hermanos, hijos del mismo padre Abrahán, que se vuelven enemigos irreducibles hasta el punto que los cristianos dicen “vuestra ley”, como si no fuera nuestra ley. Y menos creen en las obras que hago. Jesús vuelve a hablar de las obras que hace y que son revelación del Padre. Si no hago las obras del Padre no me creáis. Pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre. Las mismas palabras que Jesús pronunciará para los discípulos en la última Cena (Jn 14,10-11). Entre esos que quieren acabar con Jesús no hay ninguna señal de conversión. Lo siguen acusando de blasfemia e insisten en quererle matar.

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No hay futuro para Jesús. Su muerte está decretada, pero su hora no ha llegado todavía. El sale y atraviesa el Jordán para el lugar donde Juan había bautizado. Así muestra continuidad en su misión con la misión de Juan. Ayudaba a la gente a percibir la línea de Dios en la historia. La gente reconoce en Jesús a aquel que Juan había anunciado, y nosotros hoy, no tenemos dudas, El es el Hijo de Dios. 8 Sábado

Feria Morado

Lectura de la profecía de Ezequiel 37,21-28 Así dice el Señor Dios: «Voy a recoger a los israelitas, de las naciones a las que marcharon; voy a congregarlos de todas partes, los voy a repatriar. Los haré un solo pueblo en su país, en los montes de Israel, y un solo rey reinará sobre todos ellos. No volverán a ser dos naciones ni a desmembrarse en dos monarquías. No volverán a profanarse con sus abominables idolatrías y con sus crímenes; los libraré de los sitios donde pecaron y los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos; caminarán según mis mandatos, guardarán y cumplirán mis preceptos. Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sus padres; allí vivirán para siempre, ellos y sus hijos y sus nietos; y mi siervo David será su príncipe para siempre. Haré con ellos alianza de paz, alianza eterna pactaré con ellos: Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre. Con ellos moraré, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y sabrán las naciones que yo soy el Señor que consagra a Israel, cuando esté entre ellos mi santuario para siempre.» Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Jr 31 R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño Escuchen, pueblos, la palabra del Señor, anúncienla en las islas remotas: «El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como un pastor a su rebaño.» R/. Porque el Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte. Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R/. Entonces se alegrará la doncella en la danza, gozarán los jóvenes y los viejos; convertiré su tristeza en gozo, los alegraré y aliviaré sus penas. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 11,45-57 En aquél tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación.» Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:

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«Ustedes no entienden ni palabra: no comprenden que les conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera.» Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué les parece? ¿No vendrá a la fiesta?» Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo. Palabra del Señor. Meditación El evangelio nos relata la parte final del largo episodio de la resurrección de Lázaro en Betania, en la casa de Marta y María. Después de la resurrección de Lázaro, viene la descripción de la repercusión de esta señal en medio de la gente. La gente estaba dividida. “Muchos judíos, que habían ido a casa de María y que vieron lo que Jesús hizo, creyeron en él”. Pero otros “fueron donde los fariseos y contaron lo que Jesús había hecho.”. Para poder entender esta reacción negativa de una parte de la población, es preciso tener en cuenta que la mitad de la población de Jerusalén dependía en todo, del Templo para poder vivir y sobrevivir. Por ello, difícilmente irían a apoyar a un desconocido profeta de Galilea que criticaba el Templo y las autoridades. Esto también explica el que algunos se prestaran para informar a las autoridades. La noticia de la resurrección de Lázaro hizo crecer la popularidad de Jesús. Por esto, los líderes religiosos convocan el consejo, el Sanedrín, la máxima autoridad, para discernir qué hacer. Pues, “este hombre realiza muchos signos. Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.” Ellos temían a los romanos. De hecho, en el pasado, desde la invasión romana en el 64 antes de Cristo hasta la época de Jesús, había ya mostrado varias veces que los romanos reprimían con toda la violencia cualquier intento de rebelión popular. En el caso de Jesús, la reacción romana podía llevar a la pérdida de todo, inclusive del Templo y de la posición privilegiada de los sacerdotes. Por eso, Caifás, el sumo sacerdote, decide: “Es mejor que un solo hombre muera por el pueblo, y no que la nación entera perezca”. Y el evangelista hace un lindo comentario: “Caifás no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación - y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.”. El resultado final es que Jesús tenía que vivir como un clandestino. “Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y allí residía con sus discípulos”.

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Domingo de Ramos en la Pasión del Señor Día de Renovación del II Semana Liturgia de las Horas Compromiso de los Sectores Rojo Participemos alegres en la aclamación de Jesús como nuestro Rey y acompañémosle en su camino hacia la Cruz Orientaciones para esta Celebración: Resaltar y tener colocado el lema del mes “estén siempre alegres en Señor” Fil. 4,4 / Adornar con abundantes Ramos el templo / todos los sectores saldrán y se reunirán en un lugar previamente preparado con Ramos y llevando letreros de los sectores para la bendición de los Ramos / Se preparara todo lo de la liturgia (los que van a proclamar, equipo de sonido, el coro prepara cantos adecuados para la procesión, agua bendita, la Cruz, incienso….. / Organizar bien la procesión hacia la parroquia donde se llegara aclamando ¡Hosanna en el cielo!, para continuar la celebración gozosa aclamando al Rey, al Mesías- Se entona o recita el salmo “Levántense Puertas antiguas” Primer momento: Con un espíritu y mente renovados, participemos aclamando al Señor con alegría Monición ambiental Hermanos y hermanas. Buenos días, con mucha alegría nos congregamos como Asamblea Santa para la Solemne Celebración del Domingo de Ramos. Iniciamos la semana Santa, que nos conduce a la Gran fiesta de la Pascua, Jesús, condenado a muerte, padece, sufre y muere en la Cruz, pero Dios nuestro padre lo resucitó, para que viva siempre y así sea nuestro Señor. Después de habernos preparado desde el principio de la cuaresma, con nuestra penitencia, obras de caridad y la oración, hoy nos reunimos para iniciar unidos con la iglesia, la celebración anual de los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, Misterios que empezaron con la entrada de Jesús a Jerusalén. Proclamemos la victoria del Señor, acompañemos con fe y devoción a nuestro Salvador en su entrada triunfal a la Ciudad Santa, para que, participando ahora de su cruz, podamos participar un día de su gloriosa resurrección y de su vida. Iniciamos nuestra celebración. Oremos: Acrecienta, Señor, la fe de los que en Ti esperan y escucha las plegarias de los que en ti acuden, para que quienes alzamos hoy los ramos en honor de Cristo victorioso, permanezcamos en El dando fruto abundante de buenas obras. Por nuestro Señor. Se rocía con agua bendita los ramos en silencio.

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EVANGELIO + Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21,1-11 Cerca ya de Jerusalén, cuando llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos diciéndoles: –«Vayan a la aldea de enfrente, encontrarán enseguida una borrica atada con su pollino, desátenla y tráiganmela. Si alguien les dice algo, respóndanle que el Señor los necesita y que los devolverá pronto. » Esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el profeta: “Digan a la ciudad de Sión: ‘Mira, tu Rey viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, cría de una bestia de carga. ” Los discípulos fueron e hicieron lo que Jesús les había mandado. Llevaron la borrica y el pollino, los cubrieron con unas capas y Jesús montó. Había mucha gente, y unos tendían sus capas por el camino y otros tendían ramas que cortaban de los árboles. Y los que iban delante y los que iban detrás gritaban: –¡Hosanna al Hijo del rey David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! Cuando Jesús entró en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó. Muchos preguntaban: – ¿Quién es este? Y la gente contestaba: –Es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea. Palabra del Señor

Breve homilía Procesión con los ramos: El que preside dice: Como la muchedumbre que aclamaba a Jesús, acompañemos también nosotros con júbilo al Señor. - Se inicia la procesión con este orden: el que lleva el incienso va delante, el que lleva la Cruz adornada con ramos en medio de dos ministros con velas encendidas, luego el sacerdote con el diácono y los ministros y a continuación todos los fieles cantando. - Cantos apropiados: Salmos 23; 46, himnos Cristo Rey, himnos de alabanza a Cristo. Llegada al Templo: Al llegar a la Parroquia, el celebrante llamará a cada sector y los invitará a que expresen su aclamación al Señor. Luego, les preguntará sobre su deseo de seguir adelante con su compromiso como Sector, con estas palabras: Párroco: Levanten los ramos todos los coordinadores de sectores y respondan estas preguntas:  ¿Están dispuestos a seguir animando sus sectores promoviendo la participación de todos en la Evangelización?  ¿Están dispuestos a coordinar y promover las diferentes actividades parroquiales de nuestro Plan de Pastoral en sus sectores?

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 ¿Están dispuestos a trabajar unidos a su párroco, a los demás sectores, a las diferentes Comisiones Pastorales y a trabajar en conjunto para que el Evangelio llegue a todos y a todas? Párroco: Levanten sus ramos, ahora, todos los que forman los diferentes sectores. (Si quiere puede llamarlos por su nombre). Les pregunto:  ¿Están dispuestos a seguir participando en las diferentes actividades del Sector para unirnos más en el Señor y entre nosotros?  ¿Están dispuestos a realizar las acciones significativas de evangelización en sus familias y en su sector?  ¿Están dispuestos a participar de la Eucaristía de los Domingos? Párroco: El Señor les bendiga y les conceda ser fieles hasta el final. Que todos y todas seamos en cada sector ramos vivos que aclaman al Señor y formemos su pueblo santo. Amén. Segundo momento: Inicio de la Pasión de Cristo Primera Lectura: Isaías 50, 4-7 El profeta Isaías nos presenta el testimonio del Siervo que aun, participando del sufrimiento y la humillación fue fiel y obediente y así puesta su confianza en Dios cumple su misión, para hacernos parte del Reino, y vivamos así alegres en El. Escuchemos. Lectura del Profeta Isaías Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Sal 21, 8-9. 17-18 a. 19-20. 23-24 (R.: 2a) R. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.» R. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R. Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo; témanle linaje de Israel. R.

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Segunda Lectura Filipenses 2, 6-11 El apóstol Pablo nos invita a seguir a Jesús, quien por nosotros, participando de nuestra debilidad, asumió la condición de siervo, humillado y despreciado y que por su obediencia y fidelidad nos logró la alegría de la salvación y fue exaltado a la derecha del Padre. Escuchemos. Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todonombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios. Versículo antes del Evangelio Flp 2, 8-9 Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobretodo-nombre». EVANGELIO: Mateo 26,14--27,66 Jesús es el Siervo de Yahvé que hoy nos presenta el Profeta Isaías, quien llegó a una entrega total participando del dolor de la Cruz, por nuestra salvación, para que viviéramos siempre la alegría y la fraternidad de los hijos de Dios. Escuchemos ahora el relato de la pasión que nos presenta el camino que recorrió Jesús, hasta su entrega total al Padre. De pie. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo 26, 14-27,66 Palabra del Señor. Oración de los Fieles El que preside: Estamos necesitados de la salvación traída por Cristo, por eso con toda confianza presentamos nuestras oraciones de petición. A cada invocación responderemos: “Por la Pasión de tu Hijo, escúchanos, Padre. Por la Iglesia, esposa de Cristo, para que se purifique más plenamente, por la sangre de Cristo y que participando de su Cruz, sea cada vez más la sierva obediente del Padre, que da la vida por su pueblo, haciéndolo participar de la alegría de la salvación. Oremos. Por el Papa Francisco, nuestros Obispos, Sacerdotes, Diáconos y todas las personas de vida consagrada, laicas y laicas comprometidas, para que sean testimonio de entrega fiel y de alegría, participando del sufrimiento por el Evangelio. Oremos. Por nuestros gobernantes, para que como Jesús, sean sensibles a la solidaridad y fieles a Dios, trabajen por el bienestar de todos y todas especialmente por los más desprotegidos, y defiendan el derecho a la vida como un don de Dios. Oremos.

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Por todos los que participan de la pasión de Cristo, por la enfermedad, el sufrimiento por el aumento de la violencia, la marginalidad, el desempleo, la desintegración familiar, para que descubran en el sufrimiento un camino de liberación que los lleve a la alegría de estar unidos a Cristo que nos salva. Oremos. Por nosotros, que hemos vitoreado al Señor con palmas y cantos, como nuestro Rey y que nos disponemos a celebrar la Pascua, para que por su pasión y muerte, lleguemos a la gloria de la resurrección. Oremos Por los jóvenes, que se preparan a celebrar la Pascua Juvenil 2017, para que se reavive en ellos su opción por Jesucristo y “estén siempre alegres en Señor”. Oremos. El que preside: Escucha Padre Santo nuestras oraciones. Haznos tus siervos para que, como Jesús, sepamos darnos por entero a Ti y a nuestros hermanos y así sepamos participar con Cristo en esta tierra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Compromiso cuaresmal: Estemos en el lugar donde estemos, durante esta semana vamos a participar en las celebraciones de la Semana Santa, principalmente en las del Triduo Pascual. YO ME QUEDO CON EL SEÑOR, PARA PARTICIPAR DE SU CRUZ Y RESURRECCION. 10 Lunes Santo

Morado

Lectura del libro del profeta Isaías 42, 1-7 Así dice el Señor: «Miren a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas. Así dice el Señor Dios, que creó y desplegó los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella: «Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas». Palabra de Dios . Salmo Responsorial: 26 R/ “El Señor es mi luz y mi salvación.” El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R. Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R/. Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R/.

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Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 1-11 Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume. Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice: «¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?». Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando. Jesús dijo: - «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán». Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús. Palabra del Señor. Meditación . “A los pobres los tendrán siempre con ustedes”… ¿Quiso Jesús decir que no debemos preocuparnos con los pobres, ya que siempre vamos a tener pobres con nosotros?” ¿La pobreza es un destino impuesto por Dios? ¿Cómo entender esta frase? En aquel tiempo, las personas conocían el Antiguo Testamento de memoria. Bastaba que Jesús citara el comienzo de una frase del AT, y las personas ya sabían lo demás. El comienzo de esta frase decía: “¡Los pobres los tendréis siempre con vosotros!” (Dt 15,11a). El resto de la frase que la gente ya conocía y que Jesús quiso recordar, era ésta: “¡Por esto, les ordeno: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra!” (Dt 15,11b). Según esta Ley, la comunidad debe acoger a los pobres y compartir con ellos sus bienes. Pero Judas, en vez de decir “abre la mano a favor del pobre” y comparte con ellos tus propios bienes, quería decir que se haga caridad con el dinero de los demás. Quería vender el perfume de María por trescientos denarios y usarlos para ayudar a los pobres. Jesús cita la Ley de Dios que enseñaba lo contrario. Quien, al igual que Judas, hace campaña con el dinero de la venta de los bienes de los demás, no incomoda. Pero aquel que, como Jesús, insiste en la obligación de acoger a los pobres y compartir con ellos sus bienes, éste incomoda y corre el peligro de ser condenado.

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Jesús iba a ser condenado a muerte y muerte de cruz, consecuencia de su compromiso con los pobres y de su fidelidad al Proyecto del Padre. No iba a tener un entierro. Por eso, después de muerto, no iba a poder ser ungido. Sabiendo esto, María se anticipa y lo unge antes de ser crucificado. Con este gesto, indica que aceptaba a Jesús como mesías, aunque estuviera ¡crucificado! Jesús entiende el gesto de la mujer y lo aprueba. Ser amigo de Jesús puede ser peligroso. Lázaro corre peligro de muerte por causa de la vida nueva que recibió de Jesús. Los judíos decidieron matarle. Lázaro vivo era la prueba viva de que Jesús era el Mesías. Por esto, la multitud lo buscaba, ya que la gente quería experimentar de cerca la prueba viva del poder de Jesús. 11 Martes Santo

Morado

Lectura del libro del profeta Isaías 49, 1-6 Escúchenme, islas; atiendan, pueblos lejanos: El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo: - «Tú eres mi esclavo, Israel, de quien estoy orgulloso». Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: - «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra». Palabra de Dios Salmo Responsorial: 70 R/ “Mi boca contará tu salvación, Señor” A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R/. Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú. Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R/. Mi boca contará tu justicia, y todo el día tu salvación. Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38 En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo: - «En verdad, en verdad les digo:

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uno de ustedes me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: - «Señor, ¿quién es?». Le contestó Jesús:- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: - «Lo que vas hacer, hazlo pronto». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: - «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con ustedes. Me buscarán, pero lo que dije a los judíos se lo digo ahora a ustedes: “Donde yo voy, ustedes no pueden ir”» Simón Pedro le dijo: - «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: - «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde». Pedro replicó: - «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: - «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces». Palabra del Señor. Meditación Estamos en el segundo día de la Semana Santa. Los textos del evangelio de estos días nos confrontan con los hechos terribles que llevarán a la detención y a la condena de Jesús. Después de haber lavado los pies de los discípulos y de haber hablado de la obligación que tenemos de lavarnos los pies unos a otros, Jesús se conmueve profundamente. Y no era para menos. Mientras él estaba haciendo aquel gesto de total entrega de sí mismo, a su lado un discípulo estaba tramando cómo traicionarlo en aquella misma noche. Jesús expresa su conmoción y dice: “En verdad les digo: uno de ustedes me entregará” No dice: “Judas me entregará”, sino “uno de ustedes”. Alguien del círculo de amistad será el traidor. Los discípulos se asustan. No esperaban esta declaración tan seria de que uno de ellos le iba a traicionar. Pedro hace una señal a Juan y pregunta a Jesús quién de los doce iba a cometer la traición. Señal de que no entendían quién podía ser el traidor. O sea señal de que la amistad entre ellos no había llegado todavía a la misma transparencia de Jesús para con ellos. Juan se inclina cerca de Jesús y pregunta: “¿Quién es?”: Jesús dice: “Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar.” Aquel a quien

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voy a dar un pedazo de pan mojado. Toma un pedazo de pan, lo moja y lo da a Judas. Era un gesto común y normal que los participantes en una cena acostumbraban tener entre ellos. Y Jesús dice a Judas: “¡Lo que vas a hacer, hazlo pronto!” Judas tenía una bolsa común. Era el encargado de comprar las cosas y de dar limosna a los pobres. Por eso, nadie percibió nada de especial en el gesto y en la palabra de Jesús. Judas percibe que Jesús estaba enterado de todo. Sin embargo, no vuelve atrás, y se mantiene en la decisión de traicionar a Jesús. Es ahora cuando ocurre la separación entre Judas y Jesús. Juan dice que Satanás entró en él. Judas se levantó y se fue. Se puso al lado del adversario (Satanás). Juan comenta: “Era de noche”, la hora de Satanás, príncipe de la oscuridad. Comienza la glorificación de Jesús en el mismo momento en que se da la separación entre la luz y las tinieblas. Satanás (el adversario) y las tinieblas entran en Judas cuando toma aquella decisión. Los hechos se precipitan. Y Jesús avisa: “Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con ustedes”. Junto con la traición de Judas, el evangelio trae también la negación de Pedro. Son los dos hechos que harán sufrir más a Jesús. Pedro dice que está dispuesto a dar la vida por Jesús. Jesús le llama a la realidad: “¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces”. Todo el mundo sabe que el canto del gallo es rápido. 12 Miércoles Santo

Morado

Lectura del profeta Isaías 50, 4-9ª Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca de mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Miren, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 68 R/ “Señor, que me escuche tu gran bondad en el día de tu favor.” Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/. La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco. Espero compasión, y no la hay; consoladores, y no los encuentro. En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre. R/.

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Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. Mírenlo, los humildes, y alégrense, busquen al Señor, y revivirá su corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R/. Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25 En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué están dispuestos a darme, si se lo entrego?» Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» Él contestó: «Vayan a la ciudad, a casa de Fulano, y díganle: “El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”» Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar.» Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?» Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.» Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?» Él respondió: «Tú lo has dicho.» Palabra del Señor. Meditación Ayer el evangelio habló de la traición de Judas y de la negación de Pedro. Hoy nos habla de nuevo de la traición de Judas. En la descripción de la pasión de Jesús de los evangelios de Mateo se acentúa fuertemente el fracaso de los discípulos. A pesar de la convivencia de los tres, nadie de entre ellos se queda para tomar la defensa de Jesús. Judas lo traiciona, Pedro lo niega, todos huyen. Mateo cuenta esto, no para criticar o condenar, ni para causar desaliento en los lectores y lectoras, sino para indicar que la acogida y el amor de Jesús superan la derrota y el fracaso de los discípulos. Esta forma de describir la actitud de Jesús era una ayuda para describir la actitud de Jesús hacia las comunidades en la época de Mateo. A causa de las frecuentes persecuciones, muchos se sentían desanimados y habían abandonado la comunidad, preguntándose: “¿Será posible volver? ¿Será posible que Dios nos acoja y perdone?” Mateo responde sugiriendo que nosotros podemos romper con Jesús, pero que él nunca rompe con nosotros. Su amor es mayor que nuestra infidelidad. Este es un mensaje muy importante que recibimos del evangelio durante la Semana Santa. Judas toma la decisión, después que Jesús no acepta la crítica de los discípulos respecto de la mujer que gastó un perfume muy caro solamente

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para ungir a Jesús. El fue hasta los sacerdotes y preguntó: “¿Cuánto me van a dar si se lo entrego?” Combinaron treinta monedas de plata. Mateo evoca las palabras del profeta Zacarías para describir el precio combinado (Zc 11,12). Al mismo tiempo, la traición de Jesús por treinta monedas evoca la venta de José por sus propios hermanos, valorado por los compradores en veinte monedas (Gn 37,28). Evoca asimismo el precio de treinta monedas que hay que pagar si se hiere a un esclavo (Ex 21,32). Jesús era de Galilea. No tenía casa en Jerusalén. Pasaba la noche en el Monte de los Olivos. En los días de fiesta de pascua, la población de Jerusalén se triplicaba por la cantidad de peregrinos que venían de todas partes. No era fácil para Jesús encontrar una sala grande para poder celebrar la pascua junto con los peregrinos que habían llegado con él desde Galilea. Manda a los discípulos para que se encuentren con una persona en cuya casa decidió celebrar la Pascua. El evangelio no ofrece ulteriores informaciones y deja que la imaginación complete las informaciones. ¿Era una persona conocida por Jesús? ¿Era un pariente? ¿Un discípulo? Jesús sabe que va a ser traicionado. A pesar de que Judas está haciendo las cosas en secreto, Jesús está sabiendo. Sin embargo, trata de confraternizar con el círculo de amigos del que Judas forma parte. Estando todos reunidos por última vez, Jesús anuncia quién es el traidor. Esta manera de anunciar la traición acentúa el contraste. Para los judíos, la comunión en la mesa, colocar juntos la mano en el mismo plato, era la máxima expresión de amistad, de intimidad y de confianza. Mateo sugiere así que, a pesar de que la traición sea llevada a cabo por alguien muy amigo, ¡el amor de Jesús es mayor que la traición! SANTO TRIDUO PASCUAL 13

Misa Vespertina en la Cena del Señor

Jueves Santo

Blanco

Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz participamos de la alegría de nuestra salvación Orientaciones para la celebración: Resaltar el Lema del día/ todo debe estar preparado con esmero, con alegría para la gran fiesta de la Cena del Señor /-Para el lavatorio de los pies tener presente las 12 personas elegidas de la comunidad, tener poncheras, agua y toallas para el lavatorio de los pies y para el que preside se lave las manos/ disponer de vasos sagrados/tener bien preparado el monumento/ hacer un programa y las personas que estarán coordinando la adoración. Tomar en cuenta que es el día de la institución del Sacerdocio Ministerial, por lo que puede haber un gesto de cariño a los Presbíteros de la Parroquia.

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Estén siempre alegres en el Señor

Se reciben los oleos y el Santo Crisma que deben ir en la procesión de inicio de la Celebración, llevados preferiblemente por personas del consejo parroquial/ Durante el Gloria donde sea posible puede hacerse sonar las campanas y/o campanillas que no se tocan hasta el gloria de la vigilia pascual. Monición de entrada: Queridos hermanos y hermanas: Con alegría estamos hoy reunidos, para participar en esta noche memorable, de la cena de despedida de Jesús con los discípulos, reunidos en el Cenáculo, la tarde de la víspera de la pasión, regalándonos el don de la Eucaristía y el don del Ministerio Sacerdotal. Todas las lecturas de hoy evocan la entrega de Jesús, que cumple con el viejo rito de la antigua pascua, ofrece su cuerpo en lugar del cordero y proclama el Mandamiento del Amor. Hoy acogemos con gozo los Santos Oleos de los Catecúmenos y de los enfermos que significan y comunican a Jesucristo, fuerza en el camino hacia el bautismo o en la enfermedad. También recibimos el Santo Crisma consagrado por nuestro Obispo en la Misa Crismal en la Catedral que significa y comunica el Espíritu Santo. Con el lema: “Estén siempre alegres en el Señor” (Fil4,4) “celebremos como Iglesia, los grandes Misterios de nuestra salvación. Con alegría dispongámonos a participar de este Banquete Eucarístico que viene a presidir Cristo a través de su ministro.. De pie cantamos. Ritos introductorios Canto de entrada y procesión. Él sacerdote inicia la Celebración y saluda a la Asamblea Recepción de los Óleos: Luego el Sacerdote que preside introduce la liturgia con éstas o semejantes palabras: Hermanos: en esta noche santa estamos reunidos para iniciar la celebración del Triduo pascual. Unidos con la Iglesia en todo el mundo, conmemoramos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Esta mañana (o el día que se celebró la misa Crismal nuestro Obispo, reunido con su Iglesia Local, bendijo los Oleos y consagró el Santo Crisma que usaremos en los Sacramentos, por medio de los cuales El continúa su tarea santificadora que inició con su muerte y resurrección dándonos el perdón, la sanación, la nueva vida y el don de su Espíritu. Cada año se renuevan el Santo Crisma y los Santos Oleos antes de la Noche Santa porque cada Pascua que celebramos es nueva y en ella renace la Iglesia. Presentación a la comunidad Cuando la persona que lleva las vasijas enseña el óleo, lo levanta. Él sacerdote lo presenta con algunas palabras. Luego, la asamblea canta: “Bendito seas por siempre Señor” o “Demos gracias a Dios”

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Sacerdote o un ministro dice: Óleo de los enfermos Éste es el óleo de los enfermos, bendecido por nuestro Obispo para sanar el cuerpo, la mente y el espíritu. Los que sean ungidos con este óleo, experimentan la compasión de Cristo y su amor salvador. Sacerdote o un ministro dice: Óleo de los catecúmenos Éste es el óleo de los catecúmenos, bendecido por nuestro Obispo para la unción de los que se preparan para el bautismo. Los ungidos con este óleo son fortalecidos por el Espíritu Santo para resistir el poder de Satanás y del mal en todas sus formas, cuando van a sumergirse en las aguas salvadoras del bautismo. Sacerdote o un ministro dice: Santo Crisma Éste es el Santo Crisma, óleo perfumado, consagrado por nuestro Obispo. Será usado para ungir a los bautizados después del bautismo, a los que serán confirmados y también en la ordenación de los obispos y sacerdotes; en los altares e Iglesias en el rito de su dedicación. Todos y todo los que serán ungidos con este óleo pasan a ser propiedad exclusiva del Señor y están llamados a ser signos y testigos del amor y de la fidelidad de Dios. Todos dan un aplauso como signo de acogida a Jesucristo presente en estos signos sacramentales. Se pueden colocar en una mesa cercana a la fuente bautismal, o en su repositorio habitual. La Eucaristía continúa con el canto del “Gloria. Primera Lectura: Éxodo 12,1-8.11-14 Para conmemorar el paso de Dios por su pueblo y su liberación de la esclavitud de Egipto, los Israelitas celebran con gran alegría la cena pascual, para participar de la experiencia vivida por sus antiguos, como si fueran ellos mismos que estuvieran en Egipto, pasando por esos sufrimientos. Esta Cena es anuncio de la nueva y definitiva Pascua que el Padre realizó por nosotros, a través de su Hijo y de la que participamos con alegría en cada Eucaristía. Escuchemos Lectura del libro del Éxodo En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para ustedes el principal de los meses; será para ustedes el primer mes del año. Digan a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardarán hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomarán la sangre y rociarán las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayan comido. Esa noche comerán la carne, asada a fuego, comerán panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comerán así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y se lo comerán a toda prisa, porque es la

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Pascua, el paso del Señor. Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor. La sangre será su señal en las casas donde estén: cuando vea la sangre, pasaré de largo; no les tocará la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto. Este día será para ustedes memorable, en él celebrarán la fiesta al Señor, ley perpetua para todas las generaciones.”». Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Salmo 115 R/. El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre. R/. Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava; rompiste mis cadenas. R/. Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo. R/./ Segunda Lectura: Corintios 11, 23-26 Pablo nos recuerda que cada vez que comemos este pan y bebemos de este cáliz, participamos de su muerte y resurrección hasta que vuelva, dándonos fuerza, alimento y llenándonos de su santa alegría. Escuchemos. Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios: Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez les he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; hagan esto cada vez que lo beban, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coman de este pan y beban del cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. Palabra de Dios Aclamación Jn13, 34 Les doy el mandamiento nuevo: que se amen mutuamente, como yo los he amado Evangelio: Juan 13, 1-15 En la última Cena del Señor tenemos el verdadero sentido cristiano de la participación, que consiste en el servicio humilde de lavar los pies a todos los que nos rodean, especialmente de los más pobres. Sólo así esta participación se vuelve vida y alegría. Aclamemos con el canto al Maestro que siendo grande se hizo pequeño para servir a los suyos. Lectura del santo Evangelio según san Juan Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre

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había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?» Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.» Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.» Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.» Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.» Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También ustedes están limpios, aunque no todos.» Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos están limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman “el Maestro” y “el Señor”, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros; les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan.» Palabra del Señor. Monición antes del lavatorio de los pies En este momento, queridos hermanos, y hermanas, como una expresión máxima del amor de Cristo, damos inicio al rito del lavatorio de los pies. El Sacerdote como lo hizo Jesús con sus discípulos, imitando ese gesto de humildad y servicio, lo hará con doce personas de nuestra comunidad. Con este gesto Jesús nos enseñó que tenemos que amarnos los unos a los otros como él nos ama. Mientras se realiza este lavatorio de los pies, con espíritu alegre y en actitud reflexiva cantamos junto al Coro un canto apropiado. Oración de los Fieles El que preside: Padre, que en tu Hijo nos demuestras todo tu gran amor hacia nosotros, llenos de confianza te pedimos: Que seamos servidores de nuestros hermanos como tu Hijo, Jesús. Por el Papa, Francisco, nuestros obispos y sacerdotes para que vivan su Ministerio sacerdotal, renovados en su mente y en su espíritu en esta Pascua, como servicio incansable y humilde, imitando a Jesús que lavó los pies a sus discípulos. Oremos. Por los que tienen la responsabilidad de gobernar, para que sean verdaderos servidores de sus pueblos promoviendo la paz, y la justicia en todos los niveles, mirando de manera muy especial a los más débiles. Oremos. Por los enfermos y por todos los que sufren, para que alcancen fortaleza y a pesar de sus dificultades se alegren en el Señor y encuentren siempre la solidaridad en nosotros sus hermanos. Oremos.

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Por nosotros, que compartimos el pan de la Eucaristía, para que como Jesús sepamos lavar los pies a nuestros hermanos, formándonos y participando para que llegue a todos su amor. Oremos. Por los jóvenes, para que sepan responder con generosidad a la llamada del Señor a seguirle en la vida sacerdotal en nuestro país y en todo el mundo. Oremos. Por nuestro Párroco N________ , para que estando siempre alegre en el Señor, reciba los dones del Espíritu Santo y renovado su compromiso con el Señor en este día, en su trabajo pastoral le acompañe siempre la bendición del Señor y la protección de nuestra Madre María. Oremos. Para que al celebrar la institución de la Eucaristía todos y todas, descubramos nuevamente el inmenso don de la Eucaristía como luz y fuerza para nuestra vida y participemos activamente en ella. Oremos. El que preside: Acoge, Padre, estas súplicas que te presentamos en este día en que has manifestado tu gran amor hacia nosotros a través de tu Hijo. Haznos participar de esta alegría que surge de la entrega generosa a Ti y a nuestros hermanos, especialmente, a los más pobres. Bendice a nuestros presbíteros elegidos por Ti para servir a tu pueblo y haz que siempre amemos tu Eucaristía y participemos fielmente en ella cada vez más. Por Jesucristo nuestro Señor. Procesión hacia el monumento. Concluida la Eucaristía se realiza la procesión hacia el monumento y terminada ésta se retiran del Altar los manteles y las flores y se cubren las cruces e imágenes que haya en la Iglesia. Adoración Eucarística. Se organizan turnos para adorar al Señor presente en la Eucaristía. Quienes se retiran lo hacen en silencio. Para la Adoración se puede usar la Adoración Eucarística presentada a continuación. ADORACION EUCARISTICA Esta celebración, como todas, se prepara con tiempo, de manera que cada lector sepa cuándo le corresponde su lectura y la tiene bien preparada. Es bueno tener preparado el listado de adoradores por turnos. Es necesario tener coro. Aquí sugerimos unos cantos, que el coro puede cambiar si encuentra otros más apropiados al tema. Es tiempo de adoración; el Santísimo está expuesto desde el final de la celebración de la tarde, es decir desde la Cena del Señor hasta la media noche o hasta el otro día Viernes Santo a las 3:00 pm.

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La celebración tiene dos partes; la primera hace referencia al Amor Fraterno y la Amistad de Jesús, la segunda a la Eucaristía; ponemos una oración por el Sacerdocio que hace de punto de unión de las dos partes. De esta manera tocamos los tres aspectos importantes del Jueves Santo. 1. Monición de entrada Hoy celebramos el “día del amor fraterno”, el “día de la Institución de la Eucaristía”, el “día de la institución del Sacerdocio”, el “día de la amistad de Jesús”, el “día del servicio” con el lavatorio de los pies. En fin, el día de la participación de Jesús en nuestra salvación llevada al extremo propio del que ama de verdad y con lo cual nos trajo la gran alegría de la salvación, esto es, a la íntima comunión con Dios Padre como hijos; con El cómo hermano y amigo, con el Espíritu Santo como guía interior y con todos los seres humanos dados como hermanos así como con la creación como señores y consigo como personas integradas en su propio ser. Canto inicial: Cantemos al amor de los amores… Primera Parte: Gracias Señor por tu amor que es nuestra alegría, Danos ministros y agentes que tengan la alegría de participar con amor en tu obra salvadora. 2. Oración inicial Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a ti, y deseamos tener una celebración alegre ya que tu presencia y tu amistad son los principales motivos por los que puede alegrarse una persona, y las dos, tu presencia y tu amistad las tenemos. Quizá no se nos ocurran muchas cosas, pero queremos estar, queremos sentir tu amor, como cuando sentimos el calor al acercarnos a una hoguera, queremos amarte, queremos aprender a amar. Lo importante es estar abiertos a tu presencia. Venimos para agradecer, alabar, suplicar, callar, escuchar, no decir nada, simplemente estar contigo dejarnos abrazos por ti y sentirte. Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti, seguirte siempre. Acógenos como amigos. Y haz de nosotros también tus testigos, testigos del amor y de alegría. Señor Jesús, toca esta noche nuestro corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida que sólo tú puedes dar. Amén. 3. Momento de silencio proponiendo su intención para esta noche. 10 minutos 4. Momento de acción de gracias Quien preside: Hoy, venimos a darte gracias. Por eso a cada oración respondemos: Te damos gracias, Señor, Te damos gracias Señor (rezado o cantado).

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Lector 1: Gracias, Señor, por tu muerte y resurrección que nos salva… • Gracias, Señor, por haber instituido la Eucaristía que nos alimenta… • Gracias, Señor, por este tiempo que nos has concedido para adorarte y venerarte... • Gracias, Señor, por todos los beneficios que nos concedes… • Gracias, Señor, por esta hora de comunión contigo… • Gracias, Señor, por tus palabras que reconfortan y sanan… • Gracias, Señor, por tu cruz que tanto enseña... • Gracias, Señor, por tu sangre que a tantos salva… • Gracias, Señor, por tu amor sin tregua y sin fronteras… • Gracias, Señor, por la Madre que nos dejas como nuestra madre… • Gracias, Señor, por olvidar nuestras traiciones y contradicciones… • Gracias, Señor, por perdonar el sueño que nos ataca en esta noche… • Gracias, Señor, por ese pan partido en la mesa de la última cena… • Gracias, Señor, porque aun siendo Dios, te arrodillas y nos enseñas a servir… • Gracias, Señor, por tu sacerdocio que es generosidad, ofrenda y entrega… • Gracias, Señor, por tu amor sin límites y en la cruz hecho locura… • Gracias, Señor, muchas gracias por todo tu amor hacia mí y mi familia… • Gracias, Señor, por este jueves santo, un día de alegría… (Los presentes pueden añadir otros motivos de dar gracias) Canto: El amor es nuestro canto... 5. Lecturas de la Palabra de Dios Lector 2: Juan 15, 10-16 “Éste es mi mandamiento: ámense unos a otros como yo les he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando. Ya no les llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo les he llamado amigos porque les he dado a conocer todas las cosas que he oído a mi Padre. No me eligieron ustedes a mí, sino yo a ustedes; y les designé para que vayan y den fruto y su fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidan al Padre en mi nombre se lo conceda. Esto les mando: ámense unos a otros”. Lector 3: Juan 13,13-17 “Estando de nuevo a la mesa les dijo: “¿Entienden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman el maestro y el señor; y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el señor y el maestro, les he lavado los pies, también ustedes los deben lavar unos a otros. Yo les he dado ejemplo, para que hagan ustedes lo mismo que he hecho yo”. Canto: Un mandamiento nuevo nos da el Señor 6. Lector 4: Reflexión Dios nos ama para que nos amemos. El amor no es un tesoro que se guarda, sino una energía que se desarrolla y difunde, un espíritu que se

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cultiva y se contagia. El que es amado vivirá en el amor, porque “el amor saca amor”, “el amor participa en el amor”. Nuestra vida entera, está marcada por el amor de Jesucristo. Dios nos ama no tanto para que le amemos, sino para que nos amemos, a la manera de Cristo; amando a los demás, estamos participando en el amor de Cristo a los hermanos, principalmente a quienes más lo necesitan: - Un amor hecho servicio, disposición para lavar los pies de los hermanos, el amor de nuestras manos. - Un amor convertido en misericordia, perdón, compasión, ternura, ayuda entrañable, amor de las entrañas. - Un amor de amistad y cercanía, de respeto y tolerancia, superando distancias, un amor fiel, que permanece, una sola alma, el amor del corazón. - Un amor marcado por la generosidad, que no retiene, que abre siempre la mano, que comparte cuanto tiene, que se despoja y se hace pobre, el amor de los panes, el arroz, las monedas. - Un amor de entrega, que da de sí mismo, de su tiempo y sus talentos, que se da a sí mismo, el amor hasta el fin. - Un amor de que nos formarnos y participamos, tanto en la Iglesia como en la Realidad de nuestra República Dominicana, un amor hecho práctica en el cumplimiento del Plan Pastoral. Silencio de contemplación: 15 minutos Lector 5 y 6: (Un lector lo lee dándole mucho sentido. Se puede leer entre dos personas, la primara hace el inicio de cada frase y la segunda desde … sino) Lo más importante no es... • Que yo te busque… sino que tú me buscas en todos los caminos; • Que yo te llame por tu nombre… sino que tú tienes el mío tatuado en la palma de tus manos; • Que yo te grite cuando no tengo ni palabra… sino que tú gimes en mí con tu grito; • Que yo tenga proyectos para ti… sino que tú me invitas a caminar contigo hacia el futuro; • Que yo te comprenda… sino que tú me comprendes en mi último secreto. • Que yo hable de ti con sabiduría… sino que tú vives en mí y te expresas a tu manera; • Que yo te ame con todo mi corazón y todas mis fuerzas… sino que tú me amas con todo tu corazón y todas tus fuerzas; • Que yo trate de animarme, de planificar… sino que tu fuego arda dentro de mis huesos; • Porque ¿cómo podría yo buscarte, llamarte, amarte... Si tú no me buscas, llamas y amas primero? • El silencio agradecido es mi última palabra y mi mejor manera de encontrarte. Canto: Como el Padre me amó, yo les he amado… (Permaneced en mi amor).

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7. Intercedamos ante el Señor por los sacerdotes Quien preside: Señor Jesús, en este Jueves Santo en que también celebramos el día en que fundaste el sacerdocio cristiano, hacemos esta oración por todos los que participan en el sacerdocio, los diáconos, los presbíteros y los obispos; y la hacemos para terminar esta primera parte, sobre tu amor y amistad, y para dar inicio a la segunda, sobre la Eucaristía. Realizamos esta oración porque ellos deben ser la prueba de tu amor, quienes nos enseñen a practicarlo, y porque sin ellos no podríamos celebrar la Eucaristía. A cada petición respondemos: Envía sabios y santos sacerdotes a tu Iglesia. Lector 7: • Para que se siga anunciando y viviendo tu amor… • Para actualizar tu pasión, muerte y resurrección en la Eucaristía… • Para que no falten ministros del sacramento del perdón… • Para afirmar y aumentar nuestra fe… • Para guiar nuestras comunidades cristianas… • Para escuchar y acoger a todos los hombres… • Para acompañarles en la búsqueda de Dios Padre… • Para alentar nuestra esperanza… • Para sembrar esperanza en las personas desanimadas… • Para dar sentido a la vida y al dolor… • Para dar alegría a toda nuestra vida… • Para hacer más fecunda nuestra caridad… • Para anunciar el reino de la gracia, la vida y la paz… • Para anunciar el reino de la verdad, la justicia y el amor… • Para estar cerca de los sencillos, los pobres y los enfermos… • Para defender los derechos de todos los desvalidos… • Para compartir las inquietudes de los jóvenes… • Para descubrir en los jóvenes tu llamada… • Para acompañar a los jóvenes en su respuesta… ( Se pueden añadir otras peticiones por los sacerdotes) Quien preside: Señor Jesús, que quisiste dar pastores a tu pueblo, derrama sobre tu Iglesia el espíritu de piedad y fortaleza, que suscite dignos ministros de tu palabra, de tu amor y de tu altar; que los haga testigos valientes del Reino. Tú que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén. 8. Oración en silencio. 10 minutos. Segunda Parte: Eucaristía, Sacramento del amor, alegría y fiesta del Señor 9. Canto: Cuánto he esperado este momento…. 10. Lector 8: Plegaria • Sentimos, Señor, tu presencia cálida, amistosa, alegre.

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Nos miras con amor inmerecido, un amor que nos limpia y nos recrea. Enciende nuestro corazón con tu palabra. Enséñanos a partir el pan, a compartir lo que tenemos, lo que somos. Nadie sea excluido de nuestra mesa. Enséñanos a vivir la comunión, tú, el primer promotor de fraternidad, tú, que abres los brazos totalmente para acogernos a todos, tú, que te haces pan vivo, para alimentarnos con tu mismo Espíritu. • Queremos estar siempre contigo, reconocerte en el camino, en cada hermano que sale a nuestro encuentro, en cada pobre y desvalido, en cada anciano y enfermo, en cada inmigrante y mendigo, en cada víctima del odio y del terror. • Haznos, Señor, eucaristía, signos de tu amor y de tu entrega, testigos de amistad y comunión, en nuestra sociedad, en nuestro pueblo. • ¡Gracias, Señor, por tu presencia! ¡Quédate siempre con nosotros! 11. Lectura de la Palabra de Dios Lucas 22,14-20 (un lector) Llegada la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: “Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer. Porque, se lo digo, ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva y perfecta Pascua en el Reino de Dios.” Jesús, aceptando una copa, dio gracias y les dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.” Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria mía.” Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: “Esta copa es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes”. 12. Lector 1: Reflexión Un día, el Amor llegó tan lejos que se entregó a sí mismo hasta morir derramando su sangre en una cruz. Cada día, el Amor llega tan lejos que se entrega a sí mismo para saciar nuestra hambre de amor en el pan compartido en una Cena. Sacramento de la alegría de un Dios encarnado que no ha venido más que a amar y a servir; recuerdo y actualización de un Dios que se dejó despojar para abrir en el fondo de nuestros conflictos una rendija nueva, pero tan estrecha que sólo el pobre puede pasar por ella, y sólo el amor sin egoísmo puede atravesar. Sacramento de la alegría de una muerte única que resume todo don de sí liberador; recuerdo y actualización de un sacrificio único en el que muere la muerte de un mundo pecador. Sacramento de la alegría del triunfo definitivo del amor, en el que el hombre se salva participando en la salvación de los demás; recuerdo y actualización del triunfo definitivo de la vida, en el que el hombre se hace inmortal amando.

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13. Canto: No adoréis a nadie…. 14. Lector 2: Oración Un día como hoy de hace muchos años, casi dos mil, en una tarde de jueves, Jesús, te reuniste con tus amigos para celebrar una fiesta, la Cena de la Pascua Judía. Pero, según nos ha dicho el texto leído, Jesús, tú tenías muchas ganas de esa fiesta, la habías preparado, habías buscado el lugar y tenías todo a punto. Además de cenar, les lavaste los pies, como lo hemos visto antes y te concebiste la Eucaristía. Es decir, te inventaste una manera de quedarte con los amigos: Cada vez que celebramos la Misa se realiza el milagro de que ese pan y ese vino se convierten en tu cuerpo y tu sangre. Estás con nosotros, de manera diferente, pero estás con nosotros. Por eso tenemos que venir a la Eucaristía no por lo que dice el sacerdote, sino para encontrarnos contigo que realmente estás con nosotros. Sí, tu amor ha llegado tan lejos que decidiste quedarte en nuestra vida. ¿Quién puede tener mayor motivo de alegría que quien tiene a Dios por amigo y lo tiene al alcance de sus manos, de su vista, de su oído? 15. Silencio contemplativo. 15 minutos Canto: Todo mi ser canta hoy por las cosas que hay en mí (Alabo tu bondad). 16. Oración final: • Dame fuerzas para soportar las adversidades, para no flaquear en la lucha. • Dame fuerzas para aprender siempre del otro, para abrir los oídos y el corazón. • Dame fuerzas para vivir con sentido, para vivir como pienso, para pensar como vivo. • Dame fuerzas para creer en la verdad, para buscar la verdad, para luchar por la verdad. • Dame fuerzas para cambiar mi camino (si cambiar me hace falta), para no cambiar de camino (si no cambiar hace falta), para abrir caminos nuevos (si abrirlos es lo que falta). • Dame fuerzas para no comparar ni compararme, para comprender antes de ser comprendido, para escuchar antes de ser escuchado. • Dame fuerzas para contagiar entusiasmo, para acompañar sin descanso. • Dame fuerzas para animar a mis compañeros, para tender la mano al otro. • Dame fuerzas para decir lo que creo, para creer lo que pienso, para vivir lo que creo. • Dame fuerzas para vivir como vale la pena vivir, dando la vida que es tiempo, trabajo, esfuerzo y compañía, construyendo unidad, luchando de verdad, haciendo comunidad, construyendo un Mundo Nuevo. AMEN

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Cantos finales: Las personas se van retirando en silencio cuando lo crean conveniente. El coro puede seguir cantando, pero con mayor suavidad: Cuán bello es el Señor, cuán hermoso es el Señor….Gracias por tu presencia… 14

Celebración de la Pasión del Señor

Viernes Santo

Rojo Día de Ayuno y Abstinencia.

Participemos con Cristo en su Cruz Orientaciones para la celebración: Hoy nos centramos en la cruz. La que usemos en la celebración debe ser grande y después de pasar a besarla, la colocaremos en un lugar visible, con luz y con algunas flores. El templo debe estar sin flores, las imágenes tapadas con paños morados, el altar vacío, sin manteles ni velas. El sagrario debe estar vacío. Entre los avisos del final de la celebración debemos hacer la invitación al acto de mañana por la mañana, en el cual acompañaremos a María en su soledad y tristeza. Monición de entrada: Hermanos y Hermanas continuamos hoy el Triduo Pascual, iniciado ayer con la cena del Señor, hoy contemplamos al Siervo de Yahvé que es Jesucristo, el Cordero sacrificado por nuestra liberación, donde El hizo morir el hombre viejo, para llevarnos a una vida nueva alegre y armónica. La iglesia hoy no Celebra la Eucaristía , sino la Liturgia de la palabra que contiene cuatro partes: lectura de la Palabra de Dios, oración de los fieles, veneración de la Cruz y la distribución de la comunión reservada anoche, que nos dispondrá para celebrar mañana el memorial de Jesucristo, muerto y resucitado en la Solemne Vigilia Pascual. Es momento de tomar conciencia de que Jesús murió en la Cruz por ti y por mí. Empezamos esta celebración en silencio postrándonos y arrodillándonos en presencia de Dios, movidos por la fe, por la admiración, por el agradecimiento. Primera Parte: LITURGIA DE LA PALABRA Primera lectura: Isaías 52,13-53,12 El profeta Isaías en este poema nos describe todo el sufrimiento, que debe soportar el siervo de Dios fiel y obediente, para cumplir con la misión a él encomendada. Solo el que como Jesús participa activamente en el plan del Padre ,podrá salir victorioso como El y gozar de la alegría de la resurrección. Escuchemos.

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Lectura del libro del profeta Isaías: Miren, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos pueblos: ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como un cordero llevado al matadero, como una oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. ¿Quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malhechores; porque murió con los malvados, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. Él Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos. A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará; con lo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos; porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Salmo 30 R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu. A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. R/. Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos; me ven por la calle, y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. R/. Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano están mis azares; líbrame de los enemigos que me persiguen. R/. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Sean fuertes y valientes de corazón, los que esperan en el Señor. R/. Segunda Lectura: Hebreos 4,14-16;5,7-9 Cristo nuestro sumo Sacerdote que participó de todos los sufrimientos propios del profeta, ofreció su sacrificio por nosotros, para darnos la alegría de la salvación. El que obedece como El saldrá vencedor. Escuchemos.

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Lectura de la Carta a los Hebreos: Hermanos: Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. . Palabra de Dios. Aclamación Flp 2, 8-9 Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo, y le concedió el «Nombresobre-todo-nombre» Lectura de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18, 1-19,42 Escuchemos ahora el relato de la pasión y muerte de Cristo según San Juan, fijemos toda nuestra atención en Jesús camino de la cruz, torturado y muerto como un malhechor. Participemos en este misterio de la cruz, como si fuéramos nosotros mismos los que estamos crucificados y contemplemos en Jesús sufriente, a todos los heridos, torturados y asesinados hoy injustamente. Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18, 1-19,42 Segunda Parte: .

ORACIÓN UNIVERSAL

Hoy, ante Jesús que da la vida por la humanidad entera, nuestra oración debe ser más intensa, para que a todos llegue la paz que brota de la cruz. Intercedamos por todos los que compartimos este mundo, para que lo convirtamos en lugar donde reina la paz basada en el amor y la justicia. (Él que preside inicia desde el Misal o el Libro de la Sede la Oración Universal, especial para hoy). Tercera Parte: ADORACION DE LA CRUZ Introducción antes de la veneración de la Cruz: Para los cristianos, la cruz es el instrumento elegido por Cristo para nuestra salvación. Es el signo del amigo que entrega su vida por aquel que ama. Desde la Cruz Cristo es proclamado Redentor y Salvador y se ha hecho nuestra paz. Dispongámonos, a adorar a nuestro Salvador, porque él ha muerto para darnos vida. Todos nos iremos acercando a venerar la Cruz

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Después de besar la Cruz, haremos un gesto de solidaridad con nuestros hermanos cristianos que viven en Tierra Santa de Jerusalén y sus alrededores y que viven en situación social, económica y política muy difícil. Nuestro aporte unido al de tantos católicos será un apoyo fraterno en sus necesidades. Cuarta Parte: COMUNION Monición antes de la Comunión Pasamos a la cuarta parte de la celebración y nos disponemos a participar de la comunión, que significa participar en la victoria de Cristo sobre la muerte. También significa seguirlo en el camino del sacrificio y del servicio a los demás. Recibiremos a Cristo que nos trajo la paz,, que nos ayuda y nos da la fuerza en nuestro caminar hacia el Padre y en la espera de la resurrección. Se deja desnudo el Altar Terminada la Comunión y después de que quien preside haga la oración sobre la Asamblea, dados los avisos, se despoja el altar y todos salimos en paz y en silencio, sin despedirnos. Seguiremos en nuestros hogares con recogimiento acompañando a Jesús en su sepulcro. Se invita donde se celebra el Santo Entierro a que se acompañe a Jesús hasta el sepulcro. También, se invita a la oración de la mañana junto al Sepulcro acompañando a María. Todos deben llegar en silencio y vestidos de luto. No pueden hablar con nadie en su casa ni por el camino hasta el final de la Celebración. PROCESIÓN DEL SANTO ENTIERRO Siguiendo una hermosa y antigua tradición vivamos la experiencia de acompañar a Jesús en el sepulcro y de realizar aquel gesto de amor de José de Arimatea y de Nicodemo. Acompañemos a María y con Jesús a todos nuestros familiares difuntos y pidamos para que gocen de su resurrección. Pidamos por tanta gente sepultada en el pecado, en sombras de maldad y del crimen así como de la corrupción, para que resuciten con Cristo. 15 Sábado Santo

Morado

Acompañemos a María junto al sepulcro de Cristo, y participemos de su dolor y de todos los que sufren en nuestro pueblo Ambientación general: Presentamos la oración de Laudes y una reflexión en compañía de María. La podemos realizar en familia, en comunidad, en la parroquia y hasta personalmente. Se necesita un lugar

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o ambiente de silencio para celebrarla en todo su sentido. Es conveniente que se preparen bien las canciones. El lugar de la oración debe estar lo más sobrio posible, con una cruz o crucifijo cubierta con un manto morado y una imagen de María cerca de la cruz. 1. Monición ambiental Durante la mañana del Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, o está con María, acompañándola en su soledad y en su llanto. Es un día de oración, silencio y meditación, un “día de desierto”. Representa en la vida cristiana esos momentos de vacío, de niebla, en los que lo único posible es la esperanza. Dios lleva al desierto a los que quiere; allí Dios encuentra un buen momento para hablar con los amigos. Nuestra vida está, de ordinario, muy llena de cosas. No tenemos tiempo para nada, y menos para pensar en Dios. Dios, en este día de Sábado Santo, calla para que aprovechemos el tiempo en orar, reflexionar y meternos dentro de nosotros mismos; lo hacemos en compañía de María, que no habla, sólo llora, está en silencio y está en espera. Acompañemos a María, y dejemos que ella esté a nuestro lado, en silencio, enseñándonos con su silencio. Canto: Dolorosa de pie junto a la cruz. 2. Himno (Hacemos todos juntos este himno tan bonito) Dame tu mano, María, la de las tocas moradas; / clávame tus siete espadas en esta carne baldía. Quiero ir contigo en la impía tarde negra y amarilla. Aquí, en mi torpe mejilla, quiero ver si se retrata / esa lividez de plata, esa lágrima que brilla. ¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que Gabriel, / desde el marco del dintel, te saludó: «Ave, María»? Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que cruza ahí./ Déjame hacer junto a ti este augusto itinerario. Para ir al monte Calvario cítame en Getsemaní. Qué lejos, madre la cuna y tus gozos de Belén: / “No, mi Niño, no. No hay quien de mis brazos te desuna” Y rayos tibios de luna, entre las pajas de miel, / le acariciaban la piel sin despertarle. ¡Qué larga es la distancia y qué amarga de Jesús muerto a Emmanuel! A ti doncella graciosa, hoy maestra de dolores, / playa de los pecadores, nido en que el alma reposa, / a ti te ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de esta vía. A ti, Madre, a quién quería cumplir mi humilde promesa./ A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María. Amén 3. Salmodia

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A. Salmo 63 Animador/a: Él salmista expresa su lamento al Señor por todo lo que traman los malos contra el justo. Pero, al mismo tiempo, proclama la victoria del Señor sobre sus planes que hace que el justo se alegre y que se feliciten los rectos de corazón. Hoy, nosotros, nos lamentamos de la muerte de Jesús y la situación dolorosa de muchas personas y pueblos enteros, pero nos refugiamos en el Señor, ya que sabemos que con Él la misericordia de Dios vencerá. Todos: Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor. (Se puede cantar o recitar a dos coros) Escucha, ¡oh Dios!, la voz de mi lamento,/protege mi vida del terrible enemigo; escóndeme de la conjura de los perversos/y del motín de los malhechores: afilan sus lenguas como espadas/y disparan como flechas palabras venenosas, para herir a escondidas al inocente,/para herirlo por sorpresa y sin riesgo. Se animan al delito,/calculan cómo esconder trampas, y dicen: “¿Quién lo descubrirá?”/inventan maldades y ocultan sus invenciones,/porque su mente y su corazón no tienen fondo. Pero Dios los acribilla a flechazos,/por sorpresa los cubre de heridas; su misma lengua los lleva a la ruina,/y los que lo ven menean la cabeza. Todo el mundo se atemoriza,/proclama la obra de Dios y medita sus acciones./Él justo se alegra con el Señor, se refugia en él,/y se felicitan los rectos de corazón. Gloria al Padre y al Hijo... Todos: Harán llanto como llanto por el hijo único, porque siendo inocente fue muerto el Señor. B. Cántico de Isaías El himno con el que vamos a orar a continuación está tomado de Isaías, quien pone en boca del rey Ezequías la oración de un enfermo que se siente llegado ya a las puertas de la muerte: y ora, sus ojos mirando al cielo se consumen, esperando contra toda esperanza, el Señor intervendrá finalmente devolviéndole la salud. Por eso entona un cántico de acción de gracias. Junto al sepulcro de Cristo vislumbramos la intervención del Padre a su favor. (Lo podemos orar o cantar a dos coros). Todos: Líbrame, Señor, de las puertas del abismo. Cántico del libro de Isaías (38, 10-14. 17-20) Yo pensé: “En medio de mis días tengo que marchar hacia las puertas del abismo; me privan del resto de mis años”. / Yo pensé: “Ya no veré más al Señor en la tierra de los vivos, ya no miraré a los hombres entre los habitantes del mundo. Levantan y enrollan mi vida como una tienda de pastores. Como un tejedor devanaba yo mi vida, y me cortan la trama”. Día y noche me estás acabando, sollozo hasta el amanecer. Me quiebras los huesos como un león, día y noche me estás acabando. Estoy piando como una golondrina, gimo como una paloma. Mis ojos mirando al cielo se consumen: ¡Señor, que oprimen, sal fiador por mí!

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Me has curado, me has hecho revivir, la amargura se me volvió paz cuando detuviste mi alma ante la tumba vacía y volviste la espalda a todos mis pecados. Él abismo no te da gracias, ni la muerte te alaba, ni esperan en tu fidelidad los que bajan a la fosa. Los vivos, los vivos son quienes te alaban como yo ahora. Él padre enseña a sus hijos tu fidelidad. Sálvame, Señor, y tocaremos nuestras arpas todos los días en la casa del Señor. Gloria al Padre y al Hijo... Todos: Líbrame, Señor, de las puertas del abismo. C. Salmo 150: Animador/a: La fe en el Señor se convierte en alabanza al entrever su victoria. Con el Salmo 150 anticipamos ya los cantos de fiesta por lo que acontecerá esta noche santa con la resurrección. Por eso, nosotros los cristianos somos capaces de alabar y bendecir al Señor en medio de la tormenta de la vida personal familiar, social y mundial. Sabemos que Él triunfará con su misericordia y, por eso, le alabamos anticipadamente. Digamos juntos: Todos: Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades. Alaben Señor en su templo, / alábenlo en su augusto firmamento. Alábenlo por sus obras magníficas, / Alábenlo por su inmensa grandeza. Alábenlo tocando trompetas, / Alábenlo con arpas y cítaras, Alábenlo con tambores y danzas, /Alábenlo con trompas y flautas. Alábenlo con platillos sonoros,/ Alábenlo con platillos vibrantes. Todo ser que alienta, alabe al Señor. Gloria al Padre y... Todos: Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del hades. 4. Lectura: Juan 19, 38-42 Silencio contemplativo 5. Reflexión: Aquí estamos acompañando a María, a una mamá que ha perdido a su hijoEn nuestra cultura, ¿qué se hace cuando a una mamá se le muere el hijo? ¿Qué se hace si es joven y lo matan violentamente? ¿Qué hacemos si sabemos que lo han matado injustamente? ¿Nos escondemos como los apóstoles o vamos valientemente a acompañar a la mamá? Creo que a eso hemos venido, a acompañarla en esta mañana de soledad. María, madre, no es día para hacer discursos, sino para acompañarte en esta soledad en que tu hijo está ya sepultado. Aprovechamos para ir recordando algunos aspectos de estos días. Nos hemos acostumbrado a ver a María, en Semana Santa, como la Virgen dolorosa, sufriente, llorando… Sin embargo, el único recuerdo que los evangelios nos ha reservado es el de una Madre valiente, que se mantuvo

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de pie junto al tormento de su hijo, es decir, que no se dejó derrumbar por el dolor. María estuvo junto a la cruz. Como hemos leído en el evangelio de Juan. Para Jesús, ver a su Madre que le acompaña tuvo que darle un poco de ánimo, al darse cuenta que no está tan solo como pensaba, pues quien más le quiere, su Madre, está junto a Él, no le ha abandonado, le sigue. Sin embargo, esta misma situación, mirándola desde otra perspectiva, podía hacerle sufrir más; es humano que el hijo no quiera que su mamá se entere de sus sufrimientos, no desea que le vea en esa situación… mejor si entera después que ya está muerto, y que no sufriese al ver todo lo que está pasando… Y para María ¿qué sería? Pongámonos en sus zapatos, en la situación de una mamá a la que están torturando a su hijo y ella lo está viendo todo… ¿Qué pasaría por su mente y por su corazón? Estaba, estaba María junto a la cruz. Hace falta ser valiente. ¡Hace falta ser madre! Silencio contemplativo Al terminar, todos dicen: Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz; por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobretodo-nombre”. 6. Cántico Evangélico (Lucas 1, 68 – 79) Animador/a: Agradezcamos al Padre, que tanto nos ha amado y que envió a su Hijo para iluminar a los que viven en tiniebla y, en sombra de muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Digamos juntos: Todos: Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, / porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación / en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo/por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos/y de la mano de todos los que nos odian; ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestro padres, / recordado su santa alianza / y el juramento que hizo a nuestro padre Abraham Para concedernos que, libres de temor, / arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, / en su presencia, todos nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, / porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,/anunciando a su pueblo la salvación,/y el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, / nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte, / para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Todos: Salvador del mundo, sálvanos; tú que con tu cruz y con tu sangre nos redimiste, socórrenos, Dios nuestro.

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7. Preces Quien coordina: Por intercesión de María, la madre de Jesús y nuestra madre, pedimos a nuestro Redentor que por nosotros y por todas las personas quiso morir y ser sepultado, para resucitar de entre los muertos, y supliquémosle, diciendo: Señor, ten piedad de nosotros. * Oh Señor, que junto a tu cruz y a tu sepulcro tuviste a tu Madre dolorosa que participó en tu sufrimiento, - haz que los cristianos sepamos participar y combatir el sufrimiento de los más pobres de nuestro pueblo. Oremos: * Señor Jesús, que como grano de trigo caíste en la tierra para morir y dar fruto abundante, - haz que también nosotros sepamos morir al pecado y vivir para Dios y la comunidad. Oremos. * Señor Jesús, que estuviste en el vientre del sepulcro para vencer a la muerte, - haz que en nuestro país y en el mundo, se respete la vida desde el seno materno hasta su muerte natural. Oremos: * Oh Pastor de la Iglesia, que quisiste ocultarte en el sepulcro para dar la vida a las personas, - haz que nosotros sepamos también participar en dar sentido a la vida de los demás. Oremos: * Nuevo Adán, que quisiste bajar al reino de la muerte, para librar a cuantos, desde el origen del mundo, estaban encarcelados, - haz que todas las personas privadas de libertad material y espiritual, escuchen tu voz y tengan sentido en sus vidas. Oremos: * Cristo, Hijo de Dios vivo, que has querido que por el bautismo fuéramos sepultados contigo en la muerte, - haz que siguiéndote a ti cambiemos nuestra manera de vivir. Oremos: * En este momento se invita a quien quiera expresar alguna petición al Señor por su familia, por su Sector o por el país se acerca a la imagen cubierta de Jesús y expone sus penas y dolores Quien coordina: Movidos por el espíritu filial que Cristo nos mereció con su muerte, digámosle al Padre: Padre nuestro… Acompañando y acompañados por María pedimos su intercesión diciendo. Dios te salve, María, llena eres de gracia… 8. Conclusión: V. (+) Él Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. 9. Canto a la Virgen 10. Avisos: Recordamos la hora de la celebración de la Vigilia Pascua 15

Noche Santa o Noche Pascual

Vigilia de la Pascua de la Resurrección del Señor

Blanco

Participemos con alegría de la Victoria del Señor Jesús Algunas orientaciones para esta celebración: Con mucha alegría se comienza la Vigilia Pascual fuera de la Iglesia para allí hacer la Liturgia

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de la Luz /,/-preparar bien el cirio pascual, que debe ser nuevo, bien adornado y preparar el porta cirio/ preparar el fuego: la hoguera o anafre, en el lugar donde se va a dar inicio a la vigilia, para desde ahí salir en procesión con la luz hacia el templo/ si es posible lejos del templo donde se va a hacer el resto de la celebración , para así poder tener una procesión con la luz de Cristo representada en el Cirio Pascual y en las velas de todos los participantes) Que todos lleven sus velones o velas para encender /preparar bien el pregón pascual /Preparar bien el programa para los lectores para que las lecturas sean bien proclamadas, sus moniciones y salmos/ Destacar el canto del gloria, tocar la campana, crear un ambiente. Festivo/ Si hay bautismos preparar bien el signo del agua en lugar destacado y adornado/Enfatizar la renovación de las promesas bautismales/ Preparar los vasos sagrados suficientes para la comunión bajo las dos especies. / Al final momento de alegría y de compartir de toda la comunidad que ha participado en esta gran fiesta, para que resucitados todos estemos alegres en el Señor. Monición de Entrada Hermanos y Hermanas: Hoy es la fiesta de las fiestas cristiana, celebramos el hecho fundamental de nuestra fe que es Jesucristo. Esta, es la noche de las noches. La noche por excelencia. Las tinieblas se desvanecen, la oscuridad queda derrotada, la muerte es vencida de modo definitivo y Cristo se alza victorioso ante su pueblo. Por ello nos reunimos en vigilia de oración a la espera de Cristo resucitado, para escuchar la palabra de Dios, para participar en los sacramentos de la Iglesia, para celebrar con Cristo el Banquete pascual. La liturgia de esta noche contiene cuatro partes: Primera parte: el Lucernario o liturgia de la luz, que iniciaremos con la bendición del fuego, y termina con el cantico del Pregón pascual. Segunda parte la liturgia de la palabra con la proclamación de la siete lecturas del Antiguo Testamento y dos del Nuevo Testamento. La Tercera parte es la liturgia bautismal en la que serán bautizados nuestros catecúmenos (si lo hay) y renovación de nuestras promesas bautismales y la Cuarta Parte es la liturgia Eucarística en la que celebramos el misterio pascual. PRIMERA PARTE LUCERNARIO Bendición del fuego. Pregón Pascual SEGUNDA PARTE: Liturgia de la Palabra Cada lectura lleva su monición, su salmo cantado preferiblemente y su oración.

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PRIMERA LECTURA: Génesis 1,1-2,2) . Salmo103 SEGUNDA LECTURA: (Génesis 22,1-18). Salmo (15) TERCERA LECTURA: (Éxodo14,15-31,15,1). (Éxodo,15 CUARTA LECTURA: (Isaías 54,5-14. Salmo (29) QUINTA LECTURA: (Isaías 55,1-11). Salmo Isaías (12) SEXTA LECTURA: Baruc 3,9-5,32-38;4,1-4. Salmo (18) SEPTIMA LECTURA: (Ezequiel 36,16-28). Salmo (41y42) Concluida la lectura, y luego del Salmo correspondiente, nos ponemos de pie mientras el celebrante hace una oración. Terminada esta oración se encienden los cirios del altar y se canta el Gloria. Luego el celebrante procede a la Oración Colecta. Terminada la oración nos sentamos. Lectura Romanos 6, 3-11 Acabada la lectura todos se levantan, y el sacerdote entona solemnemente el Aleluya que repiten todos. Salmo Responsorial: 117 R/ Aleluya, Aleluya, Aleluya. Evangelio: Mateo 28,1-10 TERCERA PARTE: LITURGIA BAUTISMAL Se procede al Bautismo de los elegidos y los bautizados las promesas bautismales. Cuarta Parte: Liturgia Eucarística Se sigue la Eucaristía como de costumbre. Se puede tener al terminar una fiesta de gran alegría. Se invita a todos a celebrar en sus casas con gran alegría esta Pascua con una comida buena y abundante. 16

Domingo de Pascua en la Resurrección del Señor

Tercer dia del Triduo Pascual

Blanco

Participemos de la gran fiesta que Cristo Resucitado vino a encender en nuestros corazones Algunas orientaciones: Colocar el Cirio adornado con flores /hoy todo es alegría /En el altar flores de colores que invite a regocijarnos /Los signos de hoy son el Cirio Pascual y el agua bautismal / Es importante recordar que las personas

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que asisten a la celebración de hoy generalmente no vinieron a la Vigilia Pascual, por lo que es bueno que ellos experimenten la alegría de la resurrección. Se hace la aspersión del agua y se destaca la renovación de las promesas bautismales/ Cantos alegres /Se llama a que participen en familia/ se puede llamar por sectores, para que se sienta que están ahí, alegres por la fiesta de resurrección/ se invita que se pongan de pie los que asisten por vez primera al templo, se le da la bienvenida/ hacer vivir ese momento de gozo, pues ha resucitado el Señor y estamos alegre. Aleluya, Aleluya/Puede haber un compartir a la salida de la celebración. Monición ambiental Hermanos y hermanas: Estamos de Fiesta, el Señor ha Resucitado. Con ese espíritu festivo damos inicio a esta gran celebración de hoy Domingo de Resurrección. UN APLAUSO PARA EL SEÑOR RESUCITADO. Y démonos un saludo de felicitación diciéndonos unos a otros: FELIZ PASCUA DE RESURRECCION. La resurrección de Jesús, es el milagro del comienzo de una vida nueva. El misterio pascual, es decir la muerte y resurrección de Jesús, es el contenido básico y la verdad fundamental de la fe Cristiana, la piedra angular de todo el edificio, la columna vertebral de toda la revelación y del proyecto salvífico de Dios. Hoy tenemos agua nueva para el bautismo, que es principio de una vida nueva, para quien lo recibe en nombre de Jesús y un fuego nuevo, el del Cirio pascual que iluminará nuestro caminar, para que como “pueblo en misión, sensible a la solidaridad, participemos en familia, pequeños grupos de vida, comunidades y organizaciones”, para alcanzar la plenitud del Reino de Dios. Seguros, de que quien participa en la vida de Jesucristo y se compromete en el servicio a los demás, su corazón se llena de alegría y la contagia donde quiera que se encuentra, repitamos nuestro lema de Abril: “Estén siempre alegres en el Señor” (Flp 4,4) mientras recibimos al Resucitado, que se hace presente en esta Celebración en la Palabra, en el Pan y el Vino, transformados en su Cuerpo y en su Sangre, en esta asamblea y en la persona del Ministro a través de quien preside esta Celebración. LITURGIA DE LA PALABRA Primera lectura: Hechos 10, 34a.37-43 San Pedro testigo de la resurrección, alegre y con valentía anuncia que Cristo que había sido crucificado, ha resucitado, invitando a todos a participar de su vida. Con esa misma alegría que nos da la resurrección, anunciemos con gozo la Buena Noticia, el triunfo de la justicia de Dios en la realidad de la historia. Escuchemos. Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles: En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: «Ustedes conocen lo que sucedió en el país de los judíos, comenzando por Galilea, cuando Juan predicaba el bautismo.

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Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y sanando a los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo sino a los testigos que Él había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con Él después de que resucitó de entre los muertos. Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en Él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados». Palabra de Dios. Salmo Responsorial: Salmo 117 R/. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. R/ La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa. No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. R/ La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido es un milagro patente. R/ Segunda Lectura: Colosenses 3, 1-4 San Pablo nos recuerda hoy , que la verdadera alegría, radica en la participación comprometida por el Reino de Dios, y en la vivencia y promoción de sus valores. Escuchemos Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Colosenses: Hermanos: Ya que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios, aspiren a los bienes de arriba, no a los de la tierra. Porque han muerto, y su vida está con Cristo, escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nueva, entonces también ustedes aparecerán, juntamente con Él, en gloria. Palabra de Dios. Secuencia de Pascua Después de la segunda lectura y antes del aleluya, se proclama la secuencia (mejor cantada). Ofrezcan los cristianos / ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima / propicia de la Pascua. /Cordero sin pecado / que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables / unió con nueva alianza. /Lucharon vida y muerte / en singular batalla, /y, muerto el que es la Vida, / triunfante se levanta. «¿Qué has visto de camino, / María, en la mañana?» «A mi Señor glorioso, / la tumba abandonada, /los ángeles testigos, / sudarios y mortaja. / ¡Resucitó de veras / mi amor y mi esperanza! Vengan a Galilea, / allí el Señor aguarda; /allí verán los suyos / la gloria de la Pascua.» Primicia de los muertos, / sabemos por tu gracia / que estás resucitado, la muerte en ti no manda. / Rey vencedor, apiádate /de la miseria humana / y da a tus fieles parte en tu victoria santa. AMEN.

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Aleluya 1 Cor 5, 7-8 Ha sido inmolada nuestra victima pascual: Cristo. Así pues, celebremos la Pascua Evangelio: Juan.20,1-9 La Iglesia proclama hoy con gran alegría, que la muerte ha sido vencida en Jesús, que ha resucitado de entre los muertos, el sepulcro está vacío, Él vive para siempre. Con la alegría que nos trae el Resucitado, dispongámonos a escuchar la Buena Nueva, aclamémoslo cantándole como Vencedor de la muerte, del pecado y de toda opresión. Lectura del Santo Evangelio según San Juan: El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando estaba todavía oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo a quien quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro. Vio las vendas en el suelo y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, no con las vendas por el suelo, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras: que Jesús había de resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor. RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES. Después de la homilía quien preside siguiendo el texto de la Vigilia Pascual invita a todos a renovar las promesas bautismales. Se hace la aspersión con el agua bautismal Oración de los Fieles El que preside: Llenos de gratitud y de alegría nos acercamos a Ti Padre para implorarte diciendo: Padre, llénanos de la alegría de tu Hijo Resucitado. Por el Papa Francisco, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos y todas las personas de vida consagrada, Laicos y Laicas comprometidos, para que enciendan en el mundo la gran fiesta que Jesús resucitado ha iniciado. Oremos. Por los que gobiernan las Naciones, para que se dejen iluminar por Cristo resucitado, busquen el Bien Común de sus pueblos, cultiven la trasparencia y la equidad. Oremos. Por la humanidad que sufre , especialmente , los pobres, enfermos , abandonados, para que el Señor resucitado , encienda en ellos la luz de la esperanza y sepamos ser solidarios con ellos. Oremos.

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Por nosotros que participamos de esta Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor, para que renacidos del agua y del Espíritu, proclamemos con valentía y alegría la Buena Nueva de la resurrección del Señor, y animados por esa alegría, participemos y nos formemos, para ser mejores cristianos. Oremos. Por nuestros sectores parroquiales, que hoy reciben el Cirio pascual como signo de Jesús Resucitado y que visitará en esta cincuentena pascual nuestros hogares, sectores y comunidades, para que con su presencia llene de alegría el corazón de quienes lo reciban. Oremos. Por todos los que en este tiempo de Pascua, reciben los sacramentos de iniciación cristiana, para que al recibirlos puedan experimentar el gozo de la presencia del fuego del Espíritu Santo y sigan participando activamente en la Iglesia. Oremos. Por nuestros hermanos difuntos que han dejado este mundo, para que resucitados con Cristo ya estén alegres en el Señor y disfrutando de la presencia del padre. Oremos. El que preside: Escucha Padre nuestras súplicas. Realiza en nosotros la Pascua de tu Hijo para que como El participemos en tu obra salvadora de la humanidad y así comuniquemos a todos la alegría que viene de tu Hijo Resucitado. Por El, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo. VIVAMOS INTENSAMENTE LA OCTAVA DE PASCUA La Octava de Pascua: son los días que siguen al primer Domingo de Resurrección. Todos los días de la Octava de Pascua para la liturgia constituyen como un mismo día con el Domingo de Resurrección. Sigue la alegría sana y profunda, se omiten todas las celebraciones del Santoral. Son días privilegiados, se equiparan a las solemnidades del Señor y tienen misa propia, por tanto sugerimos que se elija un horario adecuado para todos, porque todos debemos participar. Es la semana del compartir fruto de la resurrección del Señor. Tiempo Pascual “La celebración de la Pascua se continúa durante el tiempo Pascual. Los cincuenta días que van del Domingo de Resurrección al Domingo de Pentecostés se celebran con alegría, como un solo día festivo, más aún, como el “gran Domingo”. (Carta Circular de la Congregación para el Culto Divino sobre la preparación y celebración de las fiestas Pascuales del 16 de Enero del 1988, no. 100). Como se podrá notar en estas semanas más que reflexionar sobre temas, lo que interesa es que celebremos con gozo la Victoria del Resucitado. De ahí que la temática que se presenta es propiamente festiva. En la Pascua, es celebrando que aprendemos y crecemos en la fe. Buena y fecunda Pascua para cada uno y para todos de modo que salgamos renovados en el espíritu y en la mente.

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17 Lunes

Lunes de la Octava de Pascua Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14. 22-33 El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los Once ante la multitud, levantó la voz y declaró solemnemente: «Israelitas, escuchen: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien Dios acreditó ante ustedes con los milagros, prodigios y señales que realizó por medio de él, como bien lo saben. Dios lo entregó conforme al plan que tenía previsto y determinado, y ustedes, valiéndose de los impíos, lo crucificaron y lo mataron. Dios, sin embargo, lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte, pues era imposible que ésta lo retuviera en su poder, ya que el mismo David dice de él: Tengo siempre presente al Señor, porque está a mi derecha, para que yo no dude. Por eso se goza mi corazón, se alegra mi lengua, y todo mi ser descansa confiado; porque no me entregarás al abismo, ni permitirás que tu fiel experimente la corrupción. Me enseñaste los caminos de la vida, y me saciarás de alegría en tu presencia. Hermanos, permítanme decirles con franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su sepulcro aún se conserva entre nosotros. Pero, como era profeta y sabía que Dios le había jurado solemnemente sentar en su trono a un descendiente suyo, vio anticipadamente la resurrección de Cristo, y dijo que no sería entregado a la muerte, ni su cuerpo experimentaría la corrupción. A este Jesús, Dios lo resucitó, y de ello somos testigos todos nosotros. El poder de Dios lo ha exaltado, y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha derramado. Esto es lo que están viendo y oyendo». Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 15 R “Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.” Protégeme, Dios mío que me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Tú eres mi dueño, mi único bien». Señor, tú eres mi alegría y mi herencia, mi destino está en tus manos. R. Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R. Por eso se me alegra el corazón, hacen fiesta mis entrañas y todo mi ser descansa tranquilo; porque no me abandonarás en el abismo, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciaras de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R. Lectura de Evangelio según san Mateo 28, 8-15 Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro y, llenas de temor, pero con mucha alegría, corrieron a llevar la noticia a los discípulos. Jesús salió a su encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, se echaron a sus pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: «No teman, digan a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».

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Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos y acordaron en Consejo dar una fuerte suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Digan que sus discípulos fueron de noche y robaron su cuerpo mientras ustedes dormían. Y si el asunto llega a oídos del gobernador, nosotros lo convenceremos y responderemos por ustedes». Los soldados tomaron el dinero e hicieron lo que les habían dicho. Y ésta es la versión que ha corrido entre los judíos hasta hoy. Palabra del Señor. Meditación Iniciamos la Octava de Pascua, etapa en la que continuamos celebrando la Resurrección de Cristo, inaugurando los cincuenta días del tiempo pascual hasta la venida del Espíritu santo (Pentecostés). En lo relatos bíblicos de estos días se centran en las apariciones de Jesús resucitado. A ellas se unen la lectura de los Hechos de los Apóstoles testimoniando su experiencia con el Resucitado y el caminar de la iglesia naciente. El evangelio de hoy describe la experiencia de resurrección de las discípulas de Jesús. Al comienzo de su evangelio, al presentar a Jesús, Mateo había dicho que Jesús es el Emmanuel, Dios con nosotros (Mt 1,23). Ahora, al final, él comunica y amplía la misma certeza de fe, pues proclama que Jesús resucitó (Mt 28,6) y que estará siempre con nosotros, ¡hasta el final de los tiempos! En las contradicciones de la vida, esta verdad es muchas veces contestada. No faltan las oposiciones. Los enemigos, los jefes de los judíos, se defienden contra la Buena Nueva de la resurrección y mandan a decir que el cuerpo fue robado por los discípulos. Todo esto acontece hoy. Por un lado, el esfuerzo de tanta buena gente para vivir y testimoniar la resurrección. Por otro, tanta gente mala, que combate la resurrección y la vida. En el evangelio de Mateo, la verdad de la resurrección de Jesús se cuenta a través de un lenguaje simbólico, que revela el sentido escondido de los acontecimientos. Mateo habla de un temblor de tierra, de relámpagos y ángeles que anuncian la victoria de Jesús sobre la muerte. Es el lenguaje apocalíptico, ¡muy común en aquella época, para anunciar que, finalmente, el mundo fue transformado por el poder de Dios! Se realizó la esperanza de los pobres que reafirmaron su fe: “¡El está vivo, en medio de nosotros!” La alegría de la Resurrección vence el miedo. En la madrugada del domingo, el primer día de la semana, dos mujeres fueron al sepulcro, María Magdalena y María de Santiago, llamada la otra María. De repente, la tierra tembló y un ángel apareció como un relámpago. Los guardas que estaban vigilando la sepultura se desmayaron. Las mujeres se quedaron con miedo, pero el ángel las reanimó, anunciando la victoria de Jesús sobre la muerte y enviándolas a que reunieran a los discípulos de Jesús en Galilea. Y en Galilea ellas podrán verle de nuevo. Allí, donde todo empezó, acontecerá la gran revelación del Resucitado. La alegría de la resurrección comienza a vencer el miedo. Las mujeres saben que aquel sepulcro vacío ¡es realmente el sepulcro de Jesús!

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La profunda experiencia de la muerte y de la resurrección que hicieron les transforma la vida. Ellas mismas resucitarán y se volverán testigos cualificados en las comunidades cristianas. Por esto, reciben la orden de anunciar: “¡Jesús está vivo!” ¡Resucitó!” Y ahora, nosotros mismos podemos hacernos algunas preguntas: ¿Cuál es la experiencia de resurrección en mi vida? ¿Existe en mí alguna fuerza que trata de combatir la experiencia de resurrección? ¿Cómo reacciono? ¿Cuál es hoy la misión de nuestra comunidad como discípulos y discípulas de Jesús? ¿De dónde podemos sacar fuerza y valor para cumplir nuestra misión? 18 Martes

Martes de la Octava de Pascua Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 36-41 El día de Pentecostés dijo Pedro a los judíos: «Sepan, pues, con plena seguridad los israelitas, que Dios ha constituido Señor y Mesías a este Jesús, a quien ustedes crucificaron». Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón, y le preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: « ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» Pedro les contestó: «Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo, para que queden perdonados sus pecados. Entonces recibirán el don del Espíritu Santo. Pues, la promesa es para ustedes, para sus hijos e incluso para todos los extranjeros, a quienes llame el Señor nuestro Dios». Y con otras muchas palabras los animaba y los exhortaba, diciendo: «Pónganse a salvo de esta generación perversa». Los que aceptaron su palabra fueron bautizados, y se les unieron aquel día unas tres mil personas. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 32 R/ “La Misericordia del Señor llena la tierra.” La palabra del Señor es sincera, todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, y su misericordia Señor llena la tierra. R. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librarlos de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R. Nosotros aguardamos al Señor, él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. R. Lectura del Evangelio según san Juan 20, 11-18 El día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro. Sin dejar de llorar volvió a asomarse al sepulcro. Entonces vio dos ángeles, vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Los ángeles le preguntaron: «¿Mujer, por qué lloras?» Ella contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se volvió hacia atrás y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó:

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Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando?» Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: «Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y yo iré a recogerlo». Entonces Jesús le dijo: «¡María!» Ella se acercó a él y exclamó en arameo: «¡Rabuní!» (Qué significa «maestro»). Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido a mi Padre; anda, ve y di a mis hermanos que voy a mi Padre que es el Padre de ustedes; a mi Dios, que es también su Dios». María Magdalena se fue corriendo donde estaban los discípulos y les anunció: «He visto al Señor». Y les contó lo que Jesús le había dicho. Palabra del Señor. Meditación La muerte de Jesús afectó bastante a María Magdalena al punto que llega a perder el sentido de la vida. Pero ella sigue buscando. Se va al sepulcro para encontrar a aquel que la muerte le había robado. Hay momentos en la vida en los que todo se desmorona. Parece que todo se ha terminado. ¡Muerte, desastre, enfermedad, decepción, traición! Tantas cosas que nos ponen chiquititos Pero también acontece lo siguiente. Como que de repente, el reencuentro con una persona amiga puede rehacer la vida y hacernos descubrir que el amor es más fuerte que la muerte y la derrota. María Magdalena llora, pero busca. Había un amor muy grande entre Jesús y María Magdalena. Ella fue una de las pocas personas que tuvieron el valor de quedarse con Jesús, hasta la hora de su muerte en la cruz. Después del reposo obligatorio del sábado, ella volvió al sepulcro para estar en el lugar donde había encontrado al Amado por última vez. María Magdalena buscaba a Jesús, aquel mismo Jesús que ella había conocido y con quien había convivido durante tres años. María Magdalena conversa con Jesús sin reconocerle. Piensa que es el encargado del huerto. Como los ángeles, también Jesús pregunta: “¿Por qué lloras?” Y añade: “¿A quién estás buscando?”. Respuesta: “Si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.” Ella sigue buscando al Jesús del pasado, el mismo de los tres días antes. Es la imagen de Jesús del pasado la que le impide reconocer al Jesús vivo, presente ante ella. Finalmente María Magdalena reconoce a Jesús. Este pronuncia el nombre: “¡María!” Fue la señal de reconocimiento: la misma voz, la misma manera de pronunciar el nombre. Ella responde: “¡Maestro!” Jesús había vuelto, el mismo que había muerto en la cruz. La primera impresión es que la muerte había sido apenas un momento doloroso a lo largo del recorrido, pero que ahora todo había vuelto a ser como antes. María abraza a Jesús con fuerza. Era el mismo que ella había conocido y amado. Se realiza lo que decía la parábola del Buen Pastor: “El las llama por su nombre y ellas le reconocen”. Ella recibe la misión de anunciar la resurrección a los apóstoles. Como a nosotros, se nos

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pide, si en verdad hemos encontrado a Jesús vivo y le hemos reconocido como el fundamento de nuestra esperanza, entonces tenemos que anunciarlo, darlo a conocer a quienes se harán también discípulos suyos. ¡Qué alegría que el Señor nos tome como discípulo misionero ante los hombres. 19 Miércoles

Miércoles de la Octava de Pascua Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 1-10 En aquellos dias, Pedro y Juan subían al templo a la hora de la oración, hacia las tres de la tarde. Había allí un hombre paralítico de nacimiento, a quien todos los días llevaban y colocaban junto a la puerta Hermosa del templo para pedir limosna a los que entraban. Al ver que Pedro y Juan iban a entrar al templo, les pidió limosna. Pedro, acompañado de Juan, lo miró fijamente y le dijo: «Míranos». El los miró esperando recibir algo de ellos. Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar». Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó. Inmediatamente sus pies y sus tobillos se fortalecieron, se puso en pie y comenzó a caminar. Luego entró con ellos en el templo caminando, saltando y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio caminar y alabar a Dios. Al darse cuenta de que era el mismo que se sentaba junto a la puerta Hermosa para pedir limosna, se llenaron de admiración y asombro por lo que le había sucedido. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 104 R/ “Que se alegren los que buscan al Señor.” Den gracias al Señor, invoquen su nombre, den a conocer sus hazañas a los pueblos, cántenle, al son de instrumentos, proclamen sus maravillas. R. Gloríense de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro. R. Descendencia de Abrahán, su siervo, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, el gobierna toda la tierra. R. Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra que ha dado por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, y del juramento hecho a Isaac. R. Lectura del Evangelio según san Lucas 24, 13-35 El mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, que dista de Jerusalén unos once kilómetros. Iban hablando de todos estos sucesos. Mientras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos estaban tan cegados, que no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué es lo que vienen conversando por el camino?»

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«Ellos se detuvieron entristecidos, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: ¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: « ¿Qué ha pasado?» Ellos respondieron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. ¿No sabes que los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran? Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Y, sin embargo, ya hace tres días que ocurrió esto. Es cierto que algunas de nuestras mujeres nos han sorprendido, porque fueron temprano al sepulcro y no encontraron su cuerpo. Hablaban incluso de que se les habían aparecido unos ángeles que decían que está vivo. Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo como las mujeres decían; pero a él no lo vieron». Entonces Jesús les dijo: «¡Qué torpes son para comprender, y qué duros son para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías sufriera todo esto para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que decían de él las Escrituras. Al llegar al pueblo adónde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, porque es tarde y está anocheciendo». Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaba sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a ellos. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Jesús desapareció de su lado. Y se dijeron uno a otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Palabra del Señor. Meditación El episodio del encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús, revela la forma sorprendente en que se opera el cambio de actitud de quienes tristes y derrotados, se alejan de Jerusalén. Creyeron una cosa y finalmente ha salido otra. En verdad hay que decir que la narración trata de ser una respuesta a estas preguntas angustiantes. Los que iban camino de Emaus no habían entendido bien las Escrituras. Jesús –aquel desconocido- tuvo que explicarles y hasta hacer un gesto (la fracción del pan) para que pudieran entender. Se les abrieron los ojos, se les abrió el entendimiento, y ya no hacía falta que Jesús permaneciera con ellos. Así sucedió con los discípulos de Emaús, han recibido la Palabra, han compartido la fracción del pan, y de tristes y derrotados que se sentían, se sintieron alegres. Siempre, queridos hermanos y hermanas, la Palabra de Dios y la Eucaristía nos llenan de alegría. ¡Recuérdenlo bien! ¡Cuando tú estás triste o algo así, toma la Palabra de Dios! ¡Cuando tú estás desanimado, toma la Palabra de Dios y asiste a la Misa del domingo, a hacer la Comunión, a participar del misterio de Jesús! Palabra de Dios, Eucaristía: nos llenan de alegría.

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Jueves de la Octava de Pascua Blanco

16º Aniversario de la Dedicación de la Catedral de San Francisco de Macorís Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 3, 11-26 En aquellos días, como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les despegaba, toda la gente, asombrada, se reunió alrededor de ellos junto al pórtico de Salomón. Pedro, al ver esto, dijo al pueblo: «Israelitas, ¿por qué se admiran de este suceso? ¿Por qué nos miran como si nosotros lo hubiéramos hecho caminar por nuestro propio poder o virtud? El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha manifestado la gloria de su siervo Jesús, al que ustedes entregaron y rechazaron ante Pilato, quien había resuelto dejarlo en libertad. Ustedes rechazaron al Santo y al Justo, pidieron que se diera libertad a un asesino y mataron al autor de la vida. Pero Dios lo ha resucitado de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido las piernas a este hombre a quien ven y conocen; la fe en Jesús lo ha sanado totalmente en presencia de todos ustedes. Ya sé, hermanos, que lo hicieron por ignorancia, igual que sus jefes. Pero Dios cumplió así lo que había anunciado por los profetas: que su Mesías tenía que padecer. Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que sean borrados sus pecados. Llegarán así tiempos de consuelo de parte del Señor, y enviará de nuevo a Jesús, el Mesías que les estaba destinado. El cielo debe retenerlo hasta que lleguen los tiempos en que todo sea restaurado, como anunció Dios por boca de los santos profetas en el pasado. Moisés, en efecto, dijo: El Señor su Dios les suscitará de entre sus hermanos un profeta como yo; escuchen todo lo que les diga; y el que no escuche a este profeta será excluido del pueblo. Todos los profetas, de Samuel en adelante, anunciaron estos días. Ustedes son los descendientes de los profetas y de la alianza que Dios estableció con sus antepasados, diciendo a Abrahán: “A través de tu descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra”. Por ustedes, en primer término, Dios ha suscitado a su siervo enviándoselo como bendición, para que cada uno se convierta de sus maldades». Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 8 R/ “¡Señor, Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!” ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que cuides de él? R. Lo hiciste apenas inferior a un Dios, coronándolo de gloria y esplendor; le diste poder sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies. R. Rebaños de ovejas y toros y hasta las bestias del campo; las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar. R.

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Lectura del Evangelio según san Lucas 24, 35-48 En aquel tiempo los discípulos contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo: «La paz esté con ustedes». Espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: « ¿De qué se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo». Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como se resistían a creer por la alegría y el asombro, les dijo: ¿«Tienen algo de comer?» Ellos le dieron un trozo de pescado asado. Él lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo: «Cuando aún estaba entre ustedes les dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos». Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras. Y añadió: «Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto». Palabra del Señor. Meditación En estos días después de Pascua, los textos del evangelio relatan las apariciones de Jesús. La aparición de Jesús narrada en el evangelio de hoy combina las dudas de los discípulos y la misión de anunciar y perdonar recibida de Jesús. En este momento, Jesús se hace presente en medio de ellos y dice: “¡La Paz esté con vosotros!” Es el saludo más frecuente de Jesús: “¡La Paz esté con vosotros!” (Jn 14,27; 16,33; 20,19.21.26). Pero los discípulos no consiguen creer. Jesús hace dos cosas para ayudar a los discípulos a superar el espanto y la incredulidad. Les muestra las manos y los pies, diciendo: “¡Soy yo!”, y manda palpar el cuerpo, diciendo: “Porque un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo.” Jesús muestra las manos y los pies, porque en ellos están las marcas de los clavos. Él mandó palpar el cuerpo, porque la resurrección es resurrección de la persona toda, cuerpo y alma. Lucas dice que por causa de tanta alegría ellos no podían creer. Jesús pide que le den algo para comer. Ellos le dieron un pedazo de pescado y él comió delante de ellos, para ayudarlos a superar la duda. Una de las mayores dificultades de los primeros cristianos fue aceptar a un crucificado como siendo el mesías prometido, pues la ley misma enseñaba que una persona crucificada era “un maldito de Dios” (Dt 21,2223). Por eso, era importante saber que la Escritura había anunciado ya “que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día y que se predicaría en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones”. Jesús les mostró que esto ya estaba escrito en la

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Ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos. Jesús resucitado, vivo en medio de ellos, se vuelve la llave para abrir el sentido total de la Sagrada Escritura. Al final está la misión de las comunidades cristianas: ser testigos de la resurrección, para que quede manifiesto el amor de Dios, que nos acoge y nos perdona, y querer que vivamos en comunidad como hijos e hijas suyos, hermanos y hermanas unos de otros. 21 Viernes

Viernes de la Octava de Pascua Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 1-12 En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban a la gente, se presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo y los saduceos. Estaban molestos porque enseñaban al pueblo y anunciaban que la resurrección de los muertos se había realizado ya en Jesús. Los arrestaron y los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente, pues ya era tarde. Pero muchos de los que habían oído el discurso creyeron, y el número de los que creyeron llegó a cinco mil. Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas; Anás, sumo sacerdote, y Caifás, Juan, Alejandro y todos los que pertenecían a la familia sacerdotal. Hicieron comparecer a Pedro y a Juan y les preguntaron: “¿Con qué poder o en nombre de quién ustedes han hecho esto?” Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: “Jefes del pueblo y ancianos de Israel: hoy ha quedado sano un hombre enfermo, y nos preguntan en nombre de quién se ha realizado esta curación; pues sepan ustedes y todo el pueblo de Israel que este hombre aparece sano ante ustedes en virtud del nombre de Jesús de Nazaret, a quien ustedes crucificaron, y a quien Dios ha resucitado de entre los muertos. El es la piedra rechazada por ustedes, los constructores, que se ha convertido en piedra angular. Ningún otro puede salvar; bajo el cielo no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 117 R. /La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel: es eterna su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R. La piedra que rechazaron los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. R. Señor, danos la salvación; Señor, danos la prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor. Desde la casa del Señor les bendecimos; el Señor es Dios, él nos ilumina. R.

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Lectura del Evangelio según san Juan 21, 1-14 En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos junto al lago de Tiberíades. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás el Gemelo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. En esto dijo Simón Pedro: “Voy a pescar”. Los otros dijeron: “Vamos contigo”. Salieron y juntos subieron a la barca; pero aquella noche no lograron pescar nada. Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: “Muchachos, ¿han pescado algo?” Ellos contestaron: “No”. El les dijo: “Echen la red al lado derecho de la barca y encontrarán peces”. Ellos la echaron, y la red se llenó de tal cantidad de peces que no podían moverla. Entonces el discípulo a quien Jesús tanto amaba le dijo a Pedro: “ ¡Es el Señor!” Al oír Simón Pedro que era el Señor, se puso la túnica, pues estaba sin ella, y se lanzó al agua. Los otros discípulos llegaron hasta la orilla en la barca, arrastrando la red llena de peces, pues no era mucha la distancia que los separaba de tierra; tan sólo unos cien metros. Al saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces colocados sobre ellas, y pan. Jesús les dijo: “Traigan ahora algunos de los peces que acaban de pescar”. Simón Pedro subió a la barca y bajó a tierra la red llena de peces; en total eran ciento cincuenta y tres peces grandes. Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: “Vengan a comer algo”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: “¿quién eres?”, porque sabían muy bien que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan en sus manos y lo repartió; y lo mismo hizo con los peces. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos, después de haber resucitado de entre los muertos. Palabra del Señor. Meditación Al final de aquellos tres años de convivencia, los discípulos volvieron para Galilea. Un grupo de ellos está de nuevo ante el lago. Retomaron la vida del pasado como si nada hubiese acontecido. Pero algo había acontecido. ¡Algo estaba aconteciendo! ¡El pasado no volvió! “¡No hemos pescado nada!” Volvieron a la playa cansados. Fue una noche frustrante. Jesús estaba a orillas del mar, pero ellos no le reconocieron. Y Jesús pregunta: “Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?” Respondieron: “¡No!” En la respuesta negativa reconocieron que la noche había sido frustrante y que no pescaron nada. Ellos habían sido llamados a ser pescadores de hombres (Mc 1,17; Lc 5,10), y volvieron a ser pescadores de peces. Pero algo había cambiado en sus vidas. La experiencia de tres años con Jesús produce en ellos un cambio irreversible. Ya no era posible volver atrás como si nada hubiera acontecido, como si nada hubiese cambiado. Ellos hicieron algo que, probablemente, nunca hubiesen hecho en su vida. Cinco pescadores experimentados obedecen a un extraño que manda hacer algo que contrasta con su experiencia. Jesús, aquella persona desconocida que estaba en la playa, mandó que echasen la red por el lado derecho del barco. Ellos obedecieron, echaron la red, y fue un resultado inesperado. ¡La red se llenó de peces! ¡Cómo era posible! ¿Cómo explicar esta sorpresa fuera de cualquier previsión? El amor hace descubrir. El

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discípulo amado dice: “¡Es el Señor!” Esta intuición lo aclara todo. Pedro se tira al agua para llegar más deprisa cerca de Jesús. Los otros discípulos fueron detrás con el barco arrastrando la red llena de peces. Llegando a tierra, vieron que Jesús había encendido unas brasas y que estaba asando pan y peces. Pidió que trajesen unos peces más. Inmediatamente, Pedro subió al barco, arrastró la red con ciento y cincuenta y tres peces. Muchos peces, y la red no se rompió. Jesús llama a la multitud: “¡Venid a comer!” Él tuvo la delicadeza de preparar algo para comer después de una noche frustrada sin pescar nada. Gesto bien sencillo que revela algo del amor con que el Padre nos ama. “Quién me ve a mí, ve al Padre.” (Jn 14,9). Ninguno de sus discípulos se atrevía a preguntar quién era él, pues sabían que era el Señor. Y evocando la Eucaristía, el evangelista Juan completó: “Jesús se acercó, tomó el pan y lo distribuyó para ellos”. Sugiere así que la Eucaristía es el lugar privilegiado para el encuentro con Jesús resucitado. Y esto nos da mucha alegría, pues nos recuerda que el Sacramento tiene origen pascual. 22 Sábado

Sábado de la Octava de Pascua Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 4, 13-21 En aquellos días, al ver la valentía con que se expresaban Pedro y Juan, los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas no salían de su asombro, sabiendo que eran hombres del pueblo y sin cultura. Los reconocían como aquellos que habían acompañado a Jesús; pero, como veían con ellos de pie al hombre que había sido curado, nada podían responder. Entonces les ordenaron salir del Consejo y comenzaron a discutir entre ellos: “¿Qué haremos con estos hombres? El milagro que han hecho es notorio y lo saben todos los habitantes de Jerusalén; no podemos negarlo. No obstante, para que no se divulgue más entre el pueblo, los amenazaremos para que no vuelvan a hablar a nadie en nombre de ése”. Así que los llamaron y les prohibieron terminantemente hablar y enseñar en el nombre de Jesús. Pedro y Juan les respondieron: “¿Les parece justo delante de Dios que les obedezcamos a ustedes antes que a él? Por nuestra parte, no podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído”. Ellos, amenazándolos de nuevo, los dejaron en libertad. No encontraron el modo de castigarlos por temor al pueblo, pues todos daban gloria a Dios por lo sucedido. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 117 R. /Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. El Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchen, hay cantos de victoria en las tiendas de los justos. R/. La diestra del Señor es excelsa, la diestra del Señor es poderosa .No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. Me castigó, me castigó el Señor, pero no me entregó a la muerte. R/.

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Ábranme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella. Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. R/. Lectura del Evangelio según san Marcos 16, 9-15 Jesús resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció en primer lugar a María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios. Ella fue a comunicárselo a los que lo habían acompañado, que estaban tristes y seguían llorando. Ellos, a pesar de oír que estaba vivo y que ella lo había visto, no creyeron. Después de esto se apareció, con aspecto diferente, a dos de ellos que iban de camino a una aldea. También ellos fueron a dar la noticia a los demás; pero tampoco les creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les reprochó su incredulidad y su terquedad, por no haber creído a quienes lo habían visto resucitado. Y les dijo: “Vayan al mundo entero y prediquen el Evangelio a toda la creación”. Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy forma parte de una unidad literaria más amplia (Mc 16,9-20) que trae una lista o un resumen de diversas apariciones de Jesús: (a) Jesús aparece a María Magdalena; (b) Jesús aparece a los dos discípulos; (c) Jesús aparece a los Once; (d) Jesús sube al cielo. Además de esta lista de apariciones del evangelio de Marcos, hay otras listas que no siempre coinciden entre sí. Por ejemplo, la lista conservada por Pablo en la carta a los Corintios es bien diferente (1 Cor 15,3-8). Esta variedad muestra que, inicialmente, los cristianos no se preocupaban de probar la resurrección por medio de apariciones. Para ellos la fe en la resurrección era tan evidente y tan vivida que no había necesidad de pruebas. Una persona que se toma el sol no se preocupa de probar que el sol existe. Ella misma, bronceada, es la prueba misma de que el sol existe. Las comunidades, ellas mismas, al existir en medio de aquel imperio inmenso, eran una prueba viva de la resurrección. Las listas de las apariciones empiezan a aparecer más tarde, en la segunda generación, para rebatir las críticas de los adversarios. Jesús aparece primero a María Magdalena. Ella fue a anunciarlo a los demás. Para venir al mundo, Dios quiere depender del seno de una joven de 15 o 16 años, llamada María, la de Nazaret (Lc 1,38). Para ser reconocido como vivo en medio de nosotros, quiso depender del anuncio de una chica que había sido liberada de siete demonios, ella también llamada María, la de Mágdala! (Por esto, era llamada María Magdalena). Pero los demás no le creen. Marcos dice que Jesús aparece primero a Magdalena. En la lista de las apariciones, transmitida en la carta a los Corintios (1 Cor 15,3-8), no constan las apariciones de Jesús a las mujeres. Los primeros cristianos tuvieron dificultad en creer en el testimonio de las mujeres. Jesús aparece a los discípulos, pero los demás no creen en ellos. Sin muchos detalles, Marcos se refiere a una aparición de Jesús a dos

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discípulos, “que iban de camino por los campos”. Se trata, probablemente, de un resumen de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús, narrada por Lucas (Lc 24,13-35). Importa que hoy nos preguntemos qué ha venido a significar para nosotros la resurrección de Jesús y cómo este acontecimiento ha repercutido en nuestras vidas. De seguro que nos alegraremos, puesto que entre antes y ahora hay una gran diferencia: “antes éramos, ahora somos”. 23

II Domingo de Pascua

II Semana Liturgia de las Horas

Blanco

Se conmemora el día de la Divina Misericordia Señor, alégranos con tu misericordia que brota de tu Pascua Orientaciones para la Celebración: Destacar el cirio pascual adornado con flores/ Colocar el lema del mes en un lugar visible/ se puede iniciar con la aspersión del agua/La Pastoral Juvenil puede dramatizar el evangelio/ Resaltar el credo y la confesión de fe/ se puede colocar una imagen de Jesús de la Misericordia/ recordar el lema y el valor del mes “Estén siempre alegres en el Señor” (Flp 4,4) y su valor : “ La alegría”. Al final mencionar y felicitar a los que formar parte de pequeñas comunidades o participan en alguna comunidad y darles una bendición especial , así como a los que han participado en familia en esta Eucaristía.. Monición de entrada: Hermanos y hermanas: Celebramos con mucha alegría el Segundo Domingo de Pascua que es dedicado a la Divina Misericordia contemplando a Jesús Resucitado como fuente de la misericordia divina. Esta devoción se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1931 Santa María Faustina Kowalska e instituida por el Papa San Juan Pablo II, el 30 de Abril del 2000. La misericordia es el gran amor de Dios con nosotros, a través de su Hijo Jesucristo resucitado, que al participar de él, nos llena de alegría y gozo. De ahí sale la invitación de San Pablo: “Estén siempre alegres en el Señor” (Flp 4,4). Es por pura misericordia del Señor que creemos en El, que fuimos salvados por El y que podemos participar en su comunidad, su Iglesia en la cual y desde la cual podemos acoger, testimoniar y promover su misericordia en medio del mundo. Esto nos llena de gran alegría y nos anima a la perseverancia aunque para ser fieles a Jesús tengamos que pasar por momentos difíciles. Como nos indica el Papa Francisco “orando «unos por otros para que, participando

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de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos testimonio pleno de la alegría de la Pascua» y así “seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... “porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario Santa Faustina, 742). Depositemos nuestra confianza en el Señor de la misericordia y como las primeras comunidades cristianas, vivamos con alegría el compartir, siendo testimonio de la resurrección del señor y aclamemos junto con el apóstol Tomas” Señor mío y Dios mío”. Con alegría recibamos a Jesucristo que llega a presidir esta fiesta de misericordia a través de su ministro. Se inicia con la aspersión del agua Primera lectura: Hechos 2,42-47 En la primera lectura , se nos pone como ejemplo a la primera comunidad cristiana que con alegría vivían su fe, participando activamente en las oraciones, en la Eucaristía, en la enseñanza de los apóstoles y compartiendo sus bienes con gran armonía. Escuchemos Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2,42-47 Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando. Palabra de Dios. Salmo Responsorial 117 R/. Den gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia. R/. Empujaban y empujaban para derribarme, pero el Señor me ayudó; el Señor es mi fuerza y mi energía, él es mi salvación. Escuchen: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos. R/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/. Segunda lectura: 1 Pedro 1,3-9 San Pedro nos exhorta a vivir en alegría y en la esperanza, aun en medio de las pruebas, ya que renacidos por el Bautismo, hemos de participar en la vida y misión de Jesús hasta llegar a su manifestación plena. Escuchemos.

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Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1,3-9 Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que nos está reservada en el cielo. La fuerza de Dios les custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alégrense de ello, aunque de momento tengan que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de su fe –de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego– llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No han visto a Jesucristo, y lo aman no lo ven, y creen en él; y se alegran con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de su fe: su propia salvación. Palabra de Dios. Aleluya Jn 20,29 “porque me has visto, tomas, ha creído dice el Señor: Dichosos los que creen sin haber visto” Evangelio: Juan 20, 19-31 Jesús resucitado, como a sus discípulos, hoy también a nosotros se nos hace presente en medio de nuestras comunidades, en la Palabra, en los sacramentos y en los hermanos, especialmente, en los más pobres para fortalecer nuestra fe. Con la confianza y la alegría que nos da el Resucitado, aclamemos como Tomás: “Señor mío y Dios mío”. De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio. Lectura del santo evangelio según san Juan 20,19-31 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a ustedes.» Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo.» Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos.» Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a ustedes.» Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»

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Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús le dijo: « ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor. Meditación Es de suponer la alegría que sintieron los discípulos. Jesús sopla sobre ellos, transmite aliento de vida, recordando el soplo que al principio da la vida al hombre (Gn 2,7); y que ahora señala el principio de una creación nueva. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo destaca en este evangelio por su incredulidad (11,16; 14,5) Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré: Tomás no consigue creer a través de los testigos oculares. Quiere hacer su experiencia. Él está dispuesto a creer, pero quiere resolver personalmente toda duda, por temor a errar. Jesús no ve en Tomás a un escéptico indiferente, sino a un hombre en busca de la verdad y lo satisface plenamente. Es por tanto la ocasión para lanzar una apreciación hacia los futuros creyentes. En su segunda aparición Jesús entra en diálogo con él, entiende sus dudas y quiere ayudarlo. Jesús sabe que Tomás lo ama y le tiene compasión, porque todavía no goza de la paz que viene de la fe. Lo ayuda a progresar en la fe. Es la profesión de fe en el Resucitado y en su divinidad como está proclamado también al comienzo del evangelio de Juan (1,1) Es la profesión de fe pascual en la divinidad de Jesús más explícita y directa. Jesús no corrige las palabras de Tomás, como corrigió aquéllas de los judíos que lo acusaban de querer hacerse “igual a Dios” (Jn 5,18ss), aprobando así el reconocimiento de su divinidad. Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído: Jesús nunca soporta a los que están a la búsqueda de signos y prodigios para creer (Jn 4,48) y parece reprochar a Tomás. Encontramos aquí un pasaje hacia una fe más auténtica, un “camino de perfección” hacia una fe a la que se debe llegar también sin las pretensiones de Tomás, la fe aceptada como don y acto de confianza. Como la fe ejemplar de nuestros padres (Ap 11) y como la de María (Lc 1,45). A nosotros, que estamos a más de dos mil años de distancia de la venida de Jesús, se nos dice que, aunque no lo hayamos visto, lo podemos amar y creyendo en Él podemos exultar de “un gozo indecible y glorioso” (1Pt 1,8). Oración universal: El que preside: Llenos de fe acudimos a Ti, Padre, y te decimos: Por tu misericordia, aumenta nuestra fe.

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Por la Iglesia, Por el Papa Francisco, los Obispos, Sacerdotes, Diáconos, Vida Consagrada y Laicos comprometidos para que sean manifestación de la alegría y la misericordia de Cristo Resucitado. Oremos. Por los países amenazados por terrorismos, por catástrofes naturales, por el cáncer de la corrupción y la impunidad, para que sus gobernantes, presten oído a la palabra de Dios y pongan su corazón en el corazón del pueblo y den las repuestas como lo demandan las circunstancias. Oremos. Por los que sufren, por los enfermos y marginados, para que en este tiempo de gracia, experimenten a través de nosotros la gran misericordia de Dios. Oremos. Por nosotros aquí reunidos y todos los cristianos, para que el gozo de esta Pascua renueve nuestra fe, nuestra participación en las comunidades y así seamos misericordiosos como el Padre. Oremos. Para que los que hayan recibido los sacramentos de iniciación cristiana (el bautismo, la confirmación y la Eucaristía) en estos días, o vayan a recibirlos, comuniquen la alegría del Señor Resucitado. Oremos. El que preside: Escucha, Padre misericordioso, nuestras súplicas y apiádate de nosotros para que aumentes nuestra fe, para que crezca nuestra participación en las comunidades y seamos perseverantes en la alegría de amarte y servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor. 24

Feria o Memoria Libre: San Miguel de Sigmaringa, Presbítero y Mártir

Lunes

Blanco y Rojo

24º Aniversario de la Catedral de Santiago. Solemnidad en la Catedral Lectura del Libro de los Hechos de los apóstoles 4,23-31 En aquellos días, puestos en libertad, Pedro y Juan volvieron al grupo de los suyos y les contaron lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos. Al oírlo, todos juntos invocaron a Dios en voz alta: «Señor, tú hiciste el cielo, la tierra, el mar y todo lo que contienen; tú inspiraste a tu siervo, nuestro padre David, para que dijera: “¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías.” Así fue: en esta ciudad se aliaron Herodes y Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel contra tu santo siervo Jesús, tu Ungido, para realizar cuanto tu poder y tu voluntad habían determinado. Ahora, Señor, mira cómo nos amenazan, y da a tus siervos valentía para anunciar tu palabra; mientras tu brazo realiza curaciones, signos y prodigios, por el nombre de tu santo siervo Jesús.» Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu Santo, y anunciaban con valentía la palabra de Dios. Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial 2 R/. Dichosos los que se refugian en ti, Señor ¿Por qué se amotinan las naciones, y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías: «Rompamos sus coyundas, sacudamos su yugo». R/. El que habita en el cielo sonríe, el Señor se burla de ellos. Luego les habla con ira, los espanta con su cólera: «Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.» R/. Voy a proclamar el decreto del Señor; él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy. Pídemelo: te daré en herencia las naciones, en posesión, los confines de la tierra: los gobernarás con cetro de hierro, los quebrarás como jarro de loza.» R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 3,1-8 Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.» Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.» Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?» Jesús le contestó: «Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.» Palabra del Señor. Meditación El evangelio de hoy nos trae una parte de la conversación de Jesús con Nicodemo. Nicodemo aparece varias veces en el evangelio de Juan (Jn 3,1-13; 7,50-52; 19,39). Era una persona que tenía una cierta posición social. Tenía liderazgo entre los judíos y formaba parte del supremo tribunal llamado Sanedrín. En el evangelio de Juan, él representa al grupo de los judíos que eran piadosos y sinceros, pero que no llegaban a entender todo lo que Jesús hacía y hablaba. Nicodemo había oído hablar de señales, de las cosas maravillosas que Jesús hacía y quedó impresionado. Él quiere conversar con Jesús para poder entender mejor. Esperaba al Mesías con un librito de la ley en la mano para verificar si lo nuevo anunciado por Jesús estaba de acuerdo. Jesús hace percibir a Nicodemo que la única manera que alguien tiene para poder entender las cosas de Dios es ¡nacer de nuevo! Hoy acontece lo mismo. Algunos son como Nicodemo: aceptan como nuevo sólo aquello que está de acuerdo con sus propias ideas. Aquello con lo que uno no está de acuerdo se rechaza como contrario a la tradición.

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Otros se dejan sorprender por los hechos y no tienen miedo a decir: “¡Nací de nuevo!” Las señales que Jesús hace pueden despertar a la persona e interesarle. Pueden engendrar curiosidad, pero no engendran la entrega, en la fe. No hacen ver el Reino de Dios presente en Jesús. Por esto es necesario dar un paso más. ¿Cuál es este paso? “Tienes que nacer de nuevo!” Aquel que trata de comprender a Jesús sólo a partir de sus propios argumentos, no consigue entenderlo. Jesús es más grande. Si Nicodemo se queda sólo con el catecismo del pasado en la mano, no va a poder entender a Jesús. Tendrá que abrir del todo su mano. Tendrá que dejar de lado sus propias certezas y seguridades y entregarse totalmente. Tendrá que escoger entre, de un lado, guardar la seguridad que le viene de la religión organizada con sus leyes y tradiciones y, de otro, lanzarse a la aventura del Espíritu que Jesús le propone. Nacer de lo alto, nacer del espíritu. Jesús explica lo que quiere decir nacer de lo alto, o nacer de nuevo, y “nacer del agua y del Espíritu”. Aquí tenemos una alusión muy clara al bautismo. A través de la conversación de Jesús con Nicodemo, el evangelista nos convida a hacer una revisión de nuestro bautismo. Relata las siguientes palabras de Jesús: “Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es Espíritu”. Carne significa aquello que nace sólo de nuestras ideas. Lo que nace de nosotros tiene nuestra medida. 25

Fiesta: San Marcos, Evangelista

Martes Rojo 2º Aniversario de la Ordenación Episcopal de Mons. Andrés Napoleón Romero Cárdenas, Obispo de Barahona Lectura de la Primera Carta de Pedro 5, 5b-14 Queridos hermanos: Sean humildes en sus relaciones mutuas, pues Dios se enfrenta a los soberbios, pero concede su favor a los humildes. Así pues, humíllense bajo la poderosa mano de Dios, para que los exalte en su momento. Confíenle todas sus preocupaciones, ya que él se preocupa de ustedes. Vivan con sobriedad y estén alerta. El diablo, su enemigo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Háganle frente con la firmeza de la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo soportan los mismos sufrimientos. Y el Dios de toda gracia, que los ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después de un corto sufrimiento los restablecerá, los fortalecerá, los robustecerá y los consolidará. Suyo es el poder por siempre. Amén. Por medio de Silvano, a quien ustedes consideran un hermano digno de confianza, según tengo entendido, les he escrito brevemente para exhórtarles y asegurarles que ésta es la verdadera gracia de Dios. Permanezcan firmes en ella. Los saluda la Iglesia de Babilonia, a la que Dios ha elegido lo mismo que a la de ustedes; los saluda también Marcos, mi hijo. Salúdense

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mutuamente con el beso de amor fraternal. Paz a todos ustedes, los que viven unidos en Cristo. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 88 R/ “Cantaré eternamente tus misericordias, Señor Cantaré eternamente el amor del Señor, anunciaré por siempre tu fidelidad, proclamaré: “Tu amor está consolidado para siempre, tu fidelidad está firme en los cielos”. R. Señor, los cielos proclaman tus maravillas, y tu fidelidad la asamblea de los santos. ¿Quién puede compararse al Señor sobre las nubes? ¿Quién como el Señor entre los Dioses? R. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte; caminará, Señor, a la luz de tu presencia; todo el día se alegra en tu nombre, son engrandecidos por tu fuerza salvadora. R. Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-20 En aquel tiempo se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan al mundo entero y anuncien la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará. A los que crean, les acompañarán estas señales: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes con sus manos y, aunque beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos sanarán”. Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, el Señor los asistía y confirmaba la palabra acompañándola con señales. Palabra del Señor. Meditación Celebramos hoy la fiesta de San Marcos Evangelista, discípulo de San Pedro y autor del segundo Evangelio del Nuevo Testamento. Su símbolo es el León Alado por su relación con el Apocalipsis y San Juan Bautista. San Marcos era judío de la zona de Jerusalén. Acompañó a San Pablo y Bernabé, su primo, a Antioquía en el primer viaje misionero. Fue también con Pablo a Roma. Jesús ha reprochado la falta de fe de sus discípulos para enseñar dos cosas. Primero, que la fe en Jesús pasa por la fe en las personas que dan testimonio de él. Segundo, que nadie debe desanimarse cuando la duda surge en el corazón. ¡Hasta los once discípulos tuvieron dudas! Después de haber criticado la falta de fe de los discípulos, Jesús les confiere la misión: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.” A lo que tienen el valor de creer en la Buena Nueva y que son bautizados, Jesús promete las siguientes señales: expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, agarrarán serpientes y el veneno no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y éstos quedarán sanos. Esto acontece hoy:

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- expulsar demonios: es luchar en contra del poder del mal que mata la vida. La vida de muchas personas es mejor por haber entrado en comunidad y por haber empezado a vivir la Buena Nueva de la presencia de Dios en su vida; - hablar lenguas nuevas: es comenzar a comunicarse con los demás de forma nueva. A veces encontramos a una persona que no hemos visto nunca antes, pero parece que la conocemos desde hace mucho tiempo. - curar a los enfermos: doquiera que aparece una conciencia más clara y más viva de la presencia de Dios, aparece también un cuidado especial con las personas excluidas y marginadas, sobre todo hacia los enfermos. Aquello que más favorece la curación es que la persona se siente acogida y amada. A través de la comunidad Jesús continúa su misión. Jesús mismo que vivió en Palestina y acogió a los pobres de su tiempo, revelando así el amor del Padre, este mismo Jesús sigue vivo en medio de nosotros, en nuestras comunidades. A través de nosotros él quiere continuar su misión para revelar la Buena Nueva del amor de Dios a los pobres. La resurrección acontece hasta hoy. Nos lleva a cantar: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?” Ningún poder de este mundo es capaz de neutralizar la fuerza que viene de la fe en la resurrección (Rom 8,3539). Sobre todo en aquel países donde la vida de la gente corre peligro a causa del sistema de muerte que nos fue impuesto, las comunidades deben ser una prueba viva de la esperanza que vence el mundo, ¡sin miedo a ser feliz! 26

Memoria Obligatoria: San Isidoro, Obispo y Doctor de la Iglesia

Miércoles

Blanco

Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles 5,17-26 En aquellos días, el sumo sacerdote y los de su partido –la secta de los saduceos- llenos de envidia, mandaron prender a los apóstoles y meterlos en la cárcel común. Pero, por la noche, el ángel del Señor les abrió las puertas de la celda y los sacó fuera, diciéndoles: “Vayan al templo y explíquenle allí al pueblo íntegramente este modo de vida.” Entonces ellos entraron en el templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Llegó entre tanto el sumo sacerdote con los de su partido, convocaron el Sanedrín y el pleno de los ancianos israelitas, y mandaron por los presos a la cárcel. Fueron los guardias, pero no los encontraron en la celda, y volvieron a informar: “Hemos encontrado la cárcel cerrada, con las barras echadas, y a los centinelas guardando las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro. El comisario del templo y los sumos sacerdotes no atinaban a explicarse qué había pasado con los presos. Uno se presentó, avisando: “Los hombres que metieron en la cárcel están ahí en el templo y siguen enseñando al pueblo”. El comisario salió con los guardias y se los trajo, sin emplear la fuerza, por miedo a que el pueblo los apedrease. Palabra del Señor.

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Salmo Responsorial: 33 R. /“Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha” Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R. Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege. Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R. Lectura del Evangelio según san Juan 3,16-21 Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios. Palabra del Señor. Meditación Dios envió a su único Hijo al mundo para salvarnos. Así lo expresa el evangelio que hemos proclamado en este día; y esa salvación la recibimos por el amor con el que Dios nos ha amado en su Hijo, de modo que creyendo en Él tengamos vida eterna. La encarnación del Hijo de Dios no ha sido el fruto del azar, sino que forma parte del plan salvífico de Dios; ésta tiene un motivo y una finalidad: el motivo es el amor de Dios al mundo, mientras que la finalidad es la salvación, que no perezca ninguno de los que creen en Cristo. No obstante, en el mundo actual tenemos que preguntarnos: ¿tenemos necesidad de salvación?, ya que nos hemos vuelto tan autosuficientes y orgullosos de nuestras realizaciones y logros humanos, que con frecuencia pensamos que la salvación es cosa del pasado. Pero cuando, en nuestros momentos de sensatez, nos sentamos a reflexionar, tenemos que afrontar realidades más profundas: ¿De qué logros se trata? ¿Para qué sirven? ¿Nos han hecho más felices? ¿Hemos transformado el mundo en un lugar mejor para vivir? Y entonces nos damos cuenta de que no podemos hacerlo solos. Necesitamos salvarnos incluso de nosotros mismos, de nuestros logros, de nuestro, así llamado, progreso; de “las estructuras de pecado vinculadas a un modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría del dinero”, como nos decía el Papa Francisco en su mensaje para la cuaresma

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de este año 2016. De ahí que debemos volver la mirada hacia atrás, hacia Jesús, que es no sólo un “hombre-para-los-demás”, sino también el “Dioscon-nosotros” y que puede sacarnos del desastre y la confusión que hemos producido y en los que estamos metidos. Mediante la escucha de la Palabra y la solidaridad con los que nos necesiten, podemos poner fin a nuestros vacíos existenciales y al afán de suficiencia que no nos permite reconocer la necesidad de la salvación que Dios nos envía en su Hijo Jesucristo. 27 Jueves

Feria de Pascua Blanco

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 27-33 En aquellos días, los guardias condujeron a los apóstoles ante el Consejo, y el sumo sacerdote les preguntó: “¿No les prohibimos terminantemente enseñar en nombre de ése? Y sin embargo, han llenado Jerusalén con sus enseñanzas y además quieren hacernos responsables de la muerte de ese hombre”. Pedro y los apóstoles replicaron: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jesús, a quien ustedes mataron colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado como Príncipe y Salvador, para dar a Israel la ocasión de arrepentirse y de obtener el perdón de los pecados. Nosotros y el Espíritu Santo, que Dios ha dado a los que le obedecen, somos testigos de todo esto”. Ellos, enfurecidos por estas palabras, querían matarlos. Palabra de Dios. Salmo Responsorial: 33 R/“Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha” Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R. El Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria. Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias. R. El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos. Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor. R. Lectura del santo Evangelio según San Juan, 3, 31-36 El que viene de lo alto está sobre todos. El que tiene su origen en la tierra es terreno y habla de las cosas de la tierra; el que viene del cielo da testimonio de lo que ha visto y oído; sin embargo, nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio, reconoce que Dios dice la verdad, porque cuando habla aquél a quien Dios envió, es Dios mismo quien habla, ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu. El Padre ama al Hijo y le ha confiado todo. El que cree en el Hijo tiene la vida eterna; pero quien no lo acepta, no tendrá esa vida, sino que está sujeto al castigo de Dios. Palabra del Señor.

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Meditación En el evangelio de hoy leemos un texto crucial, el evangelista nos presenta la disyuntiva entre creer o no creer en Jesús: “El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida”. El resultado de la elección entre el creer o no creer es vivir o no vivir. En efecto, en la primera lectura de hoy podemos notar claramente que el no creer en Jesús, fue la opción de los miembros del sanedrín que se oponen al anuncio del mensaje pascual de los apóstoles. El anuncio de los discípulos del resucitado pondrá en evidencia la culpa de las autoridades judías. La fuerza del Espíritu Santo que actúa en ellos deja claro que es mejor obedecer a Dios que a los hombres. Por eso no sienten miedo a la represión que sufren a causa del anuncio de Cristo resucitado. De esa manera los apóstoles se convierten en testigos del resucitado en medio del peligro y no sienten miedo a lo que pueda venir. De igual modo, nosotros, como comunidad cristiana, tenemos la responsabilidad de testimoniar a Cristo resucitado ante el mundo, no sólo de palabras, sino también mediante la práctica de las obras de misericordia, la caridad fraterna, la solidaridad con los más pobres (especialmente los “pobres” esclavizados por el dinero y el pecado), aun cuando esto implique el martirio y la persecución religiosa; pues, al igual que Jesús y los apóstoles, la Iglesia no ha de temer si sirve al Evangelio, porque su testimonio será confirmado por la presencia del Espíritu Santo en medio de ella. Feria o Memoria Libre: San Pedro Chanel, Presbítero y Mártir o San Luis María Grignion de Montfort, Presbítero Viernes Blanco o Rojo 28

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 5, 34-42 En aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley y respetado por todo el pueblo, tomó la palabra en medio del Consejo, mandó que sacaran fuera unos momentos a los apóstoles, y dijo: “Israelitas, piensen bien lo que van a hacer con estos hombres. Porque hace algún tiempo apareció un tal Teudas con la pretensión de ser alguien importante, y lo siguieron unos cuatrocientos hombres; pero fue ejecutado, y todos los que lo seguían se dispersaron. Después de éste, surgió Judas el Galileo en los días del censo, y arrastró detrás de sí al pueblo; pero también él pereció, y todos sus seguidores se dispersaron. En este caso mi consejo es que se olviden de estos hombres y los dejen en paz; porque, si lo que ellos se proponen hacer es cosa de hombres, desaparecerá; pero si procede de Dios, ustedes no podrán destruirlo. No corran el riesgo de luchar contra Dios”. Todos aceptaron su consejo. Hicieron llamar a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Ellos salieron de la presencia del Consejo alegres de haber merecido tales injurias por causa del nombre de Jesús. Y día tras día, tanto en el templo como por las casas, no cesaban de enseñar y anunciar que Jesús es el Mesías. Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial: 26 “Una cosa pido al Señor: habitar en su casa” El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida ¿quién me hará temblar? R. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R. Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 1-15 En aquel tiempo, Jesús pasó a la otra orilla del lago de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque veían los signos que hacía con los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Estaba próxima la fiesta judía de la pascua. Al ver Jesús que mucha gente acudía a él, dijo a Felipe: “¿Dónde podríamos comprar pan para dar de comer a todos éstos?” Dijo esto para ver su reacción, pues él ya sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Con doscientos denarios no compraríamos bastante pan para que cada uno tomara un poco”. Entonces intervino otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, diciendo: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta gente?” Jesús mandó que se sentaran todos, pues había mucha hierba en aquel lugar. Eran unos cinco mil hombres. Luego tomó los panes, y después de haber dado gracias a Dios, los distribuyó entre todos. Hizo lo mismo con los peces y les dio todo lo que quisieron. Cuando quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan lo que ha sobrado, para que no se pierda nada”. Lo hicieron así, y con lo que sobró de los cinco panes llenaron doce canastos. Cuando la gente vio aquel signo, exclamó: “Este hombre es verdaderamente el profeta que debía venir al mundo”. Jesús se dio cuenta de que pretendían proclamarlo rey. Entonces se retiró de nuevo a la montaña, él solo .Palabra del Señor. Meditación La primera lectura nos habla de la alegría de los discípulos por tener la oportunidad de sufrir por Jesús. El cristiano está alegre, su vida tiene sentido en todas las situaciones, porque siempre está el Señor en nuestra vida. La multiplicación de los panes es el único milagro que aparece narrado por los cuatro evangelistas; en todos los evangelios se ofrece como un signo de cómo Jesús se da a sí mismo. Esto nos habla de la importancia que la primera comunidad cristiana le dio a este milagro por su largo alcance de signo; en efecto, este signo es una figura de cómo Jesús continúa dándose a sí mismo en la Eucaristía. La Eucaristía es el lugar donde Jesús se entrega total y absolutamente a los suyos; por eso, ella tiene la categoría de signo para el evangelista

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San Juan; es un signo cristológico, o sea, referido a Cristo y cuya finalidad no es otra que la de la fundamentación de la fe de los discípulos en Él como Hijo de Dios. Ahora bien, la celebración de la Eucaristía nos debe mover al compromiso cristiano, ya que el Señor Jesús quiere seguir multiplicando el pan para los hombres de nuestro tiempo, deseosos de saciar no sólo el hambre material, sino también de llenar sus vacíos existenciales y espirituales. En primer lugar, el milagro consiste en compartir fraternamente unos pocos panes que, confiados al poder de Dios, no sólo bastan para todos, sino que incluso sobran hasta llenar doce canastos. En segundo término, el Señor invita a los discípulos a que sean ellos quienes distribuyan el pan a la multitud; de este modo los instruye y los prepara para la futura misión apostólica: ellos deberán llevar a todos, el alimento de la Palabra de vida y del Sacramento eucarístico. Todo esto nos dice que Cristo está atento a la necesidad material de la gente, la multiplicación de los panes debe ser material, es decir debemos hacer que el alimento de cada día llegue a todas las personas, esta es una de las maneras fundamentales de cumplir la misericordia y de cumplir la obra de misericordia de “dar de comer al hambriento”; pero quiere dar algo más, porque el hombre siempre tiene hambre de algo más, necesita algo más que el pan material para saciar el hambre: necesita calmar el hambre de Dios que sólo encuentra el amor que Dios le muestra por medio de Cristo; en el encuentro con él nos alimentamos, por así decirlo, del Dios vivo, comemos realmente el pan del cielo. En la Eucaristía, Jesús nos hace testigos de la compasión y la misericordia de Dios por cada hermano que sufre en el cuerpo o en el espíritu. 29 Sábado

Memoria Obligatoria: Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora de la Iglesia Blanco

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 6,1-7 En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: “No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.” La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía, Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. Palabra de Dios.

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Salmo Responsorial: 32 R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R/. La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/. Lectura del santo evangelio según san Juan 6,16-21 Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: “Soy yo, no teman.” Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban. Palabra del Señor. Meditación Lucas en los Hechos de los Apóstoles 4, 32-37 nos esboza con gran alegría el sentir y la convivencia de la primera comunidad cristiana; es una comunidad ideal. No obstante, es difícil alcanzar un ideal y más difícil aún es mantenerse en él. Es lo que vemos en el día de hoy, esa imagen de una comunidad ideal entra en crisis; hay un problema que oscurece la vida interna de la comunidad. Esto era de esperarse, ya que donde quiera que se reúnen más de uno surgen las dificultades. En este caso se trata de la queja de los cristianos provenientes de la diáspora judía cuyas viudas no eran bien atendidas en la repartición de las raciones diarias a los pobres. Para resolver esa dificultad, los apóstoles deciden buscar un grupo de varones de fe y capacidad probada para que atendieran a las necesidades materiales de la gente. Se esperaba que estos discípulos fueran servidores llenos del Espíritu de sabiduría, que percibieran con sensibilidad las necesidades y fueran justos e imparciales al distribuir el alimento y la ayuda necesitada. Se requiere efectivamente sensibilidad para percibir quiénes son los realmente necesitados y qué necesitan realmente. Los apóstoles designaron a siete varones ejemplares para esta misión, quedando ellos liberados para la oración y el servicio de la palabra. Surge así el ministerio de los diáconos en la Iglesia y, a la vez, la corresponsabilidad eclesial en el ejercicio de la misión evangelizadora. Efectivamente, de la actitud de los apóstoles podemos inferir que la primera obligación de la Iglesia es la proclamación de la Buena Noticia de salvación. El Evangelio añade, como buena noticia, que Cristo permanece

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siempre con su Iglesia también en las pruebas y tempestades de todos los tiempos. Pero no se puede dejar de lado la caridad y la misericordia con los necesitados; la predicación y la misericordia o el amor son dos partes de la misma evangelización. Evangeliza quien predica y evangeliza quien, desde la fe, cumple con el compromiso de ayudar a los necesitados. 30 III Semana Liturgia de las Horas

III Domingo de Pascua Blanco

Participemos en la Palabra, la Eucaristía y la Comunidad para reconocer al Señor Resucitado. Algunas orientaciones para esta Celebración: Colocar el lema del día en un lugar visible. Destacar el Cirio adornado con flores que nos sugiere la gran felicidad que nos produce este tiempo de pascua. Se puede iniciar con la aspersión del agua, recuerdo del Bautismo. Los jóvenes de la Pastoral Juvenil pueden dramatizar el evangelio. Monición de Entrada Queridos hermanos y hermanas: continuamos celebrando en este tercer Domingo de Pascua la alegría y la esperanza que nos trae Cristo Resucitado, que nos acompaña cada día, nos hace participes de su victoria pascual y nos congrega para alimentarnos con el pan de su palabra y con el alimento de su cuerpo y sangre. El texto del Evangelio de hoy, nos describe el pasaje de los dos discípulos camino a Emaús, tristes y desalentados, por lo acontecido en esos días, la muerte en la cruz de Jesús y como lo reconocen al escuchar su Palabra, que hace arder sus corazones y en la mesa al partir el pan. Pidamos al Señor en esta Eucaristía, que nos permita reconocerle a El, que camina a nuestro lado, y que podamos reconocerle en los pobres, en los que viven afligidos y sin esperanza, para que con el resucitado “su corazón se llene de alegría y nadie pueda quitarles esa alegría. (Jn16-22). Con la felicidad que nos da el resucitado y animados con el lema “estén siembre alegres en el Señor (Fil. 4,4)“, nos ponemos de pie, para recibir cantando con alegría al Señor resucitado, que llega a esta asamblea a presidirla, a través de su Ministro. Primera lectura: Hechos 2,14.22-23 San Pedro con alegría y claridad da su testimonio sobre la Resurrección de Jesús. Hoy, nos toca a nosotros participar de la misión evangelizadora, proclamando con palabras y hechos que Jesús es el Señor, con la misma alegría y valentía de Pedro. Escuchemos el anuncio gozoso del Apóstol.

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Estén siempre alegres en el Señor

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2,14.22-33 El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: «Judíos y vecinos todos de Jerusalén, escuchen mis palabras y entérense bien de lo que pasa. Escúchenme, israelitas: Les hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante ustedes realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocen. Conforme al designio previsto y sancionado por Dios, ustedes lo entregaron, y ustedes, por mano de paganos, lo mataste en una cruz. Pero Dios lo resucitó, rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: “Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.” Hermanos, permítanme hablarles con franqueza: El patriarca David murió y lo enterraron, y conservamos su sepulcro hasta el día de hoy. Pero era profeta y sabía que Dios le había prometido con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo; cuando dijo que “no lo entregaría a la muerte y que su carne no conocería la corrupción,” hablaba previendo la resurrección del Mesías. Pues bien, Dios resucitó a este Jesús, y todos nosotros somos testigos. Ahora, exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo que estaba prometido, y lo ha derramado. Esto es lo que están viendo y oyendo.» Palabra de Dios. Salmo Responsorial 15 R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.» El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. R/. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/. Segunda lectura: I Pedro 1,17-21 El apóstol Pedro nos recuerda a qué precio hemos sido rescatados de nuestros pecados, para que sepamos tomar en serio nuestra manera de actuar en la vida cristiana en la que sólo podemos encontrar la verdadera alegría. Escuchemos Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1,17-21 Queridos Hermanos: Si llaman Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomen en serio su proceder en esta vida. Ya saben

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Plan de Pastoral - Abril 2017

con qué los rescataron de ese proceder inútil recibido de sus padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien. Por Cristo ustedes creen en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, y así han puesto en Dios su fe y su esperanza. Palabra de Dios. Aleluya cf. Lc. 24, 32 Señor Jesús, explícanos las escrituras, has que arda nuestro corazón mientras nos hablas. Evangelio: Lucas 24, 13-35 Jesús Resucitado, como lo hizo con aquellos dos discípulos, camino a Emaús se nos hace encontradizo a través de nuestra participación de su Palabra, de su Eucaristía y de la comunidad, para llenarnos de su alegría, de su fuerza, para seguir acompañando en su nombre a otros, por el camino de la vida, para que puedan reconocerlo y seguirle. Aclamemos cantando a Jesucristo que reconocemos en su Palabra y en su Eucaristía. Lectura del santo evangelio según san Lucas 24,13-35 Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traen mientras van de camino?» Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: «¿Qué?» Ellos le contestaron: «Lo de Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.» Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes son para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.»

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Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?» Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.» Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. Oración de los Fieles El que preside: Padre Santo, que has querido acompañarnos en el camino a través de Jesucristo, tu Hijo, te decimos suplicantes: “Quédate con nosotros, Señor” Por la Iglesia y sus pastores, para que fortalecidos por las gracias especiales de la Pascua , sean verdaderos testigos de la resurrección de Jesús y lleven a todo el mundo el mensaje alegre de salvación, de justicia y de paz. Oremos. Por todos los gobernantes de las naciones, para que sean sensibles a las necesidades de los más pobres, en los que se manifiesta el Señor. Oremos Por los pobres, los enfermos y todos los que sufren, para que sientan la presencia y el consuelo de Jesús Resucitado a través de nuestro amor solidario hacia ellos. Oremos. Por nosotros, que alegres participamos en este Banquete Eucarístico, para que animados por el amor y la solidaridad, demos testimonio en nuestra familia de que Cristo ha Resucitado y vive entre nosotros. Oremos. Por todas las familias, y todos los matrimonios, para que sean testimonio del amor de Dios y desde esa experiencia puedan educar a sus hijos en valores y alentarlos, para que surjan vocaciones a la vida religiosa y sacerdotal. Oremos. Por los que viven sin fe, los que caminan sin esperanza, y sin alegría como los dos discípulos de Emaús; para que Jesús resucitado camine junto a ellos, abra sus ojos y llene sus corazones de gozo. Oremos. El que preside: Acoge, Padre, nuestras oraciones que confiados en tu amor misericordioso te hemos presentado y ayúdanos a reconocerte al escuchar tu Palabra, al partir el pan en la Eucaristía y al participar activamente de nuestra comunidad eclesial, así como al servirte en los más pobres. Por Jesucristo nuestro Señor.

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