Cuando el vino cambia de fruta

23 ene. 2007 - “Tenemos vinos «tranquilos» y es- pumantes, de fermentación natural. Nuestras marcas de exportación son. Dante Rubino, Novecento y Sua.
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Martes 23 de enero de 2007

Página 2/Sección 5/LA NACION

| BODEGA DANTE ROBINO |

Cuando el vino cambia de fruta Con la incorporación de durazno, limón y ananá a sus espumantes, la empresa llegó a Rusia, Venezuela y los países bálticos

Por Florencia Carbone De la Redacción de LA NACION Vinos a medida o, al menos, al gusto del lugar: duraznos para unos; limones y ananás, para otros y ahora, el último “experimento”: moras. Casi con 86 años a cuestas, la bodega Dante Robino entendió que muchas veces la buena calidad no alcanza para cautivar a mercados extranjeros con gustos bien diferentes de los locales. Mediante un inteligente ejercicio de flexibilidad comercial decidió adaptar algunos de sus productos y ahora los integrantes de la empresa ven con orgullo cómo la línea de espumantes Sua se ganó un espacio en Rusia, Venezuela y los países bálticos. Fue en 1999 cuando la bodega empezó a meter la nariz en el mercado externo. Al principio fueron ventas esporádicas a Brasil y Estados Uni-

dos, sin una estrategia de comercialización definida. Y en 2003, tras la devaluación, al igual que muchas otras empresas argentinas empezó a mirar diferente el mundo. Creó entonces el departamento de Comercio Exterior para atender de modo exclusivo la demanda internacional e instrumentó un programa de promoción y desarrollo con una estrategia de marcas a largo plazo. “La introducción en los mercados fue paulatina. Fue necesario participar en las ferias más importantes del mundo como Vinexpo, London Wine, Prowine y Tasting en Estados Unidos”, explicó a LA NACION Rodrigo Alonso, gerente de Comercio Exterior de la bodega. Por otra parte, mediante su participación en Wines of Argentina la empresa intensificó las giras internacionales y las acciones destinadas a la prensa especializada y a consumidores en mercados de interés, en los puntos más variados del planeta.

Investigación y distribución Alonso dijo que las investigaciones exhaustivas de los patrones de consumo de cada país donde la empresa tenía interés fueron útiles para desarrollar productos acordes al gusto

del lugar, pero también destacó como “muy importante” el aporte que hacen en ese sentido los distribuidores locales en cada uno de esos mercados, con quienes, dijo, establecen “alianzas estratégicas”. Con el paso del tiempo, la bodega intensificó sus acciones internacionales y hoy vende sus productos en más de 25 países: Puerto Rico, Paraguay, Méxi-

co, Estados Unidos, Alemania, Suecia, España, Bélgica, Letonia, Estonia, Lituania, Rusia, Malasia, Dinamarca, Canadá, Venezuela, Polonia y Gran Bretaña, entre otros. Según Alonso, la bodega ubicada en Luján de Cuyo exporta en la actualidad alrededor del 30 por ciento de su producción. “Tenemos vinos «tranquilos» y es-

pumantes, de fermentación natural. Nuestras marcas de exportación son Dante Rubino, Novecento y Sua. En 2006 la empresa creció alrededor del 25 por ciento, pero hay mucho por hacer, todavía estamos muy lejos de nuestro techo. La Argentina hoy representa apenas el 1 por ciento en el mercado mundial del vino”, acotó. Respecto de los motivos que abrigan el éxito de los vinos argentinos en el exterior, el empresario contestó: “Es un mix. Por un lado hay una tendencia en los países centrales a consumir productos del nuevo mundo y, por otro, la Argentina tiene muy buena calidad y un costo conveniente”. En cuanto a la experiencia con “vinos a medida”, dijo que se han hecho productos especiales para Rusia, los países bálticos y Venezuela. “Adaptamos Sua, nuestro espumante. Lo hicimos con pulpa de frutas y según el país al que vaya tiene limón, ananá o durazno. Ahora estamos en etapa de evaluación de un proyecto con moras para Venezuela. Estos son vinos que no se comercializan aquí, son sólo para exportación”, contó. La bodega fue fundada en 1920 por Dante Robino. En el establecimiento de Mendoza se procesan seis millones de kilos de uva por año y puede añejar y conservar hasta diez millones de litros. La planta elaboradora de vinos espumosos tiene una capacidad de cinco millones de botellas anuales. En 2005, la empresa terminó segunda en venta de espumosos en Brasil y tercera en exportación de espumantes en la Argentina. Ahora siguen entrenándose para descubrir los gustos locales y adaptarse a ellos.