DIRECTO DE LA FUENTE (Cartas de Jurgen Mossack desde “la preventiva”) Panamá, 5 de abril de 2017. La nueva Santa Inquisición – en Panamá Hoy, escasamente un año después de que el Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ) y sus patrocinadores utilizaran información robada de nuestra base de datos para sacar a la luz pública supuestas actividades ilícitas cometidas por individuos alrededor del mundo a través de la utilización de las llamadas compañías offshore, los socios de Mossack Fonseca & Co estamos detenidos sin haber mediado juicio alguno más que el mediático, por la supuesta conexión con un caso completamente diferente al antes mencionado. Liderado por la Procuradora General de Panamá, la señora Kenia Porcell y el fiscal Rómulo Betancourt, se inició una investigación basada en publicaciones de un periódico de Sao Paulo extraídas del internet. En la fase 22 de la investigación Lava Jato, el nombre de una compañía incorporada por nuestro franquiciado sale a relucir. Esta compañía fue incorporada por Mossack Fonseca Do Brasil, y subsecuentemente vendida a un cliente profesional de dicha entidad. Considerando el hecho de que nuestro franquiciado, por designación contractual, estaba autorizado para utilizar, y de hecho utilizaba nuestra marca y nuestro logo; los fiscales de Brasil concluyeron, sin una investigación adecuada, que Mossack Fonseca Panamá y Mossack Fonseca Do Brasil eran una y la misma entidad, compartiendo los mismos accionistas. Nada más lejos de la realidad. La relación entre ambas partes era una relación de tipo comercial, lo cual se evidencia en el contrato escrito que existía entre las partes. Por otro lado, al momento de la venta de la mencionada compañía objeto de la investigación, las leyes vigentes en Panamá así como las de la jurisdicción en que la compañía fue incorporada, no requerían que el beneficiario final de la misma fuese registrado en ningún lado. Para Mossack Fonseca Panamá, la obligación era conocer al cliente al cual le vendía las compañías, y ese cliente para nosotros era Mossack Fonseca Do Brasil. Basado en todo lo anterior, se inicia una investigación en Panamá. El supuesto crimen: Blanqueo de Capitales. Cuatro personas fueron señaladas en esta investigación: mi
socio Ramón Fonseca, Edison Teano, abogado de Mossack Fonseca Panamá, Mercedes Riaño, la dueña de Mossack Fonseca Do Brasil y mi persona. El tema más preocupante en todo esto es que de acuerdo a las leyes en Panamá y en cualquier país del mundo civilizado, los fiscales deben tener pruebas convincentes y reales de que un delito ha sido cometido, y cuando el mismo se encuentra en etapa de investigación, la detención preventiva debe utilizarse como última medida cautelar impuesta. En nuestro caso, y a pesar que acudimos voluntariamente a ser indagados, fue lo primero que se decretó. Fuimos detenidos el 9 de febrero del 2017, sin evidencia alguna en nuestra contra. Una simple noticia online bastó para que se decretara semejante exabrupto jurídico. Posterior a esta lamentable decisión del fiscal Betancourt y de la Procuradora, se comenzó a establecer contacto con los fiscales de Brasil en busca de la evidencia que tan urgentemente era requerida para podernos mantener en detención. Es así como inician los viajes de la señora procuradora Porcell y de los fiscales a Brasil, tratando de, en palabras textuales dichas en un medio local televisivo, “probar sus teorías” contra nosotros. Mientras tanto, a nuestros abogados se les negaba el acceso al expediente, retrasando por casi un mes la entrega del mismo, imposibilitándonos de ejercer nuestro derecho a una legítima defensa. Siendo que no se obtuvieron los resultados esperados en esos viajes, hace alrededor de una semana los fiscales trataron una nueva estrategia: aplicar presión psicológica contra la señora Riaño para que testificara contra nosotros, diciéndole que a menos que lo hiciera, más nunca vería con vida a su padre quien se encuentra gravemente enfermo. Este método, aunque no es tortura física como la utilizada en la Santa Inquisición Española, constituye coacción psicológica y es totalmente inaceptable en nuestros días. Es una violación clara y deplorable de los derechos fundamentales de todo ser humano, y pone de manifiesto una vez más la pésima actuación del Ministerio Público en Panamá. No haber obtenido la evidencia que necesitaban para justificar su mal proceder no les da derecho a coaccionar de esa manera a una persona para que confiese un delito que no cometió, con el único objetivo de incriminar a otros que también son inocentes.
Es necesario que entendamos la seriedad de estos hechos. Hoy me doy cuenta que no debemos hacer como que nada está pasando, porque sí lo está. La manera absoluta y dictatorial en que se está manejando el Ministerio Público bajo el pretexto de lograr la no impunidad nos afecta a todos. Me considero básicamente preso político de los fiscales, en la más absurda y baja expresión de un sistema dictatorial. Venezuela es una reciente buena comparación. J.Mossack (Artículo traducido al español de su original en inglés)