Un testigo complicó a Echegaray en el caso Antonini

20 nov. 2010 - Defensa, Nilda Garré, reivindicó las atribuciones de la presidenta. Cristina Kirchner para definir los ascensos de los oficiales superiores.
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POLITICA

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Sábado 20 de noviembre de 2010

LA VALIJA DEL ESCANDALO s EL PAPEL DEL ACTUAL JEFE DE LA AFIP

Un testigo complicó a Echegaray en el caso Antonini Continuación de la Pág. 1, Col. 1 de Echegaray –con quien compartió el colegio secundario y luego siguió a la Aduana desde el área de Relaciones Institucionales–, y también era “amigo personal” de Jorge Lamastra, el aduanero de turno aquella madrugada en el Aeroparque. Tres años después del incidente, Pagano aclaró que conserva su amistad con Lamastra, pero que ya no mantiene contacto con Echegaray. Fue desplazado de su cargo, aunque dijo ignorar los motivos. Pagano relató que Lamastra lo llamó poco antes de las 5 de aquel sábado –cuando comenzaba el recuento de los dólares–, necesitado de instrucciones y del apoyo de sus superiores. “Estaban todos nerviosos”, rememoró Pagano en Tribunales, y elogió a Lamastra por su “olfato”, ya que percibió de inmediato que estaba ante un potencial escándalo. Al punto, le pidió que alertara a las “máximas autoridades”. “Lamastra me lo comunicó para que yo se lo comunicara a Echegaray”, insistió Pagano. Y ante la pregunta sobre la razón de semejante pedido, no dudó: había funcionarios argentinos con pasaportes diplomáticos involucrados. Liderado por el titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Claudio Uberti –señalado por empresarios argentinos y venezolanos como el embajador “paralelo” ante Venezuela–, el vuelo declarado como de presidencia argentina incluyó a otros dos pasajeros con pasaporte oficial: su secretaria, Victoria Bereziuk, y el titular de Enarsa, Exequiel Espinosa. Según Pagano, primero intentó

Casa Rosada: un sumario misterioso

tranquilizar a Lamastra. Luego le explicó que le iba a pedir instrucciones a Echegaray. Lo llamó cerca de las 5, pero no logró comunicarse. Un par de horas después, cuando sí había logrado hablar con su jefe, según subrayó, ya estaba al tanto del decomiso. LA NACION intentó consultar a Echegaray; llamó al área de prensa de la AFIP, pero no obtuvo respuesta.

La plana mayor Para cuando Pagano corroboró que Echegaray ya sabía del decomiso, toda la plana mayor de la Aduana se había movilizado. Habían llegado al Aeroparque la superiora de Lamastra, Cristina Gallini; el jefe de la División Aeroparque, Guillermo Lucangeli, y la responsable de Ezeiza, Rosa Nélida García, según consta en el expediente judicial. Según declaró Antonini ante la Corte Federal en Miami, Gallini le aclaró que debía seguir sus órdenes cuando él dijo en voz alta que la valija no era suya y, mucho menos, los dólares que contenía: “¡Cállese, que yo vine para arreglar esto! Puedo irme de acá ya mismo y no se solucionará nada. Usted elija”. Ante la Justicia, Gallini negó esas palabras y ese supuesto rol, aunque los registros telefónicos reflejan una extensa lista de llamadas entrantes y salientes entre todos los funcionarios de la Aduana durante aquella madrugada, que no se condice con otros decomisos de dinero ocurridos antes o después del 4 de agosto de 2007. Ante Petrone y el abogado defensor de Uberti, Diego Pirota, Pagano consideró que lo ocurrido aquella noche “no fue un hecho habitual”, mientras los funcionarios de la Aduana discutían la conveniencia de encuadrar el

Guido Antonini Wilson y Ricardo Echegaray decomiso como un delito o una mera infracción. En ese fragor, y luego de comunicarse con Echegaray, Pagano contó que también se había contactado con el jefe del Departamento de Inspecciones Aduaneras en el área metropolitana, Juan Carlos Pan; en la práctica, el responsable de los sumarios. A esa hora del sábado, mientras tanto, Uberti ingresaba en la quinta presidencial de Olivos, donde se reunió con el entonces presidente Néstor Kirchner, sólo para informarle de los resultados de su viaje a Caracas, y obvió por completo el decomiso, según declaró ante la Justicia. En las horas que siguieron, Uberti también llamó a Echegaray –pero

Fechas molestas agosto de 2007: un control ➽ 4dederutina descubre una valija con US$ 800.000 en un vuelo con funcionarios que se anunció de “Presidencia Argentina”. de noviembre de 2009: la ➽ 19Justicia encuentra al supuesto valijero, Guido Alejandro Antonini Wilson, en un video de Canal 7 de un acto en la Casa Rosada, dos días después del decomiso. de 2010: un testigo ➽ Noviembre de la Aduana declara que su jefe, Ricardo Echegaray, estaba “al tanto” del incidente esa madrugada.

sólo por consultas, declaró, sobre los acuerdos comerciales por firmarse con Venezuela–, con su jefe directo, el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido –el único al que sí le había informado sobre la valija–; con el entonces ministro del Interior y actual jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y con el director general de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia (SIDE), Jaime Stiusso. El raid telefónico de Uberti no se agotó allí. También se comunicó con el propio Antonini, al que fue a visitar a su hotel durante la noche del domingo. Volvió a verlo el lunes, en la Casa Rosada, visita que el Gobierno negó hasta la aparición del video de Canal 7.

Tras dos años de negar a rajatabla que Guido Alejandro Antonini Wilson había ingresado a la Casa Rosada dos días después del decomiso, el Gobierno viró su eje retórico de defensa y prometió abrir un sumario para verificar cómo franqueó la entrada sin que su nombre quedara registrado en los controles. Ese sumario, según indicó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, debía concluirse en “15 días” más, según estimó ante la consulta de LA NACION. Es decir, a mediados de enero. Diez meses después, sin embargo, tanto el sumario como sus eventuales resultados son aún un misterio, a pesar de los llamados por ese motivo específico que LA NACION hizo cada mes a los voceros de Fernández. La presencia de Antonini en la Casa Rosada fue el centro de las desmentidas más firmes del Gobierno durante los dos años que siguieron al estallido del escándalo. Hasta que apareció el video de Canal 7. Con las imágenes de Antonini entre los asistentes al acto oficial del lunes 6 de agosto de 2007 que protagonizaron los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez, Fernández prometió investigar “por qué entró [el supuesto valijero venezolano], cómo entró y quién es el responsable de que haya entrado”. Según reconstruyó LA NACION sobre la base de fuentes argentinas y venezolanas involucradas en el escándalo, el responsable del ingreso de Antonini a la Casa Rosada sería el asistente de De Vido, José María Olazagasti, ahora en el candelero por su presunto rol protagónico en la “diplomacia paralela” con Venezuela y Ecuador. Olazagasti no negó haber sido quien destrabó aquel ingreso de Antonini la primera vez que LA NACION lo sorprendió con esa consulta. Pero luego sí lo negó ante la Justicia.

EL CONFLICTO POR LA “PORTACION DE APELLIDO”

Garré reivindicó los ascensos militares Dijo que la Presidenta tiene facultades para modificar las listas presentadas por las fuerzas Frente al malestar generado en sectores castrenses por la decisión del propio Ejército de frenar el ascenso de diez militares por “portación de apellido”, la ministra de Defensa, Nilda Garré, reivindicó las atribuciones de la presidenta Cristina Kirchner para definir los ascensos de los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas. “No hay duda de que cada poder elige a sus funcionarios. Estas facultades del Poder Ejecutivo han sido ratificadas por la Corte Suprema en reiteradas ocasiones”, dijo Garré, al insistir en la potestad presidencial y exaltar “el perfil democrático” de los candidatos propuestos al Senado, que debe prestar su acuerdo. Afirmó, además, que la Presidenta tiene facultades para “seleccionar o sacar de la lista elevada por las fuerzas, a través del Ministerio de Defensa, a algunos de los oficiales propuestos”. Como informó ayer LA NACION, sectores del Ejercito no vieron con buenos ojos la decisión de excluir a familiares de oficiales que actuaron durante la dictadura militar. Garré negó que la lista de ascensos estuviera determinada por los antecedentes familiares de los aspirantes a la promoción. “De ninguna manera importa de quién es hijo el

candidato a considerar”, dijo, al citar los casos de los generales de brigada Alejandro Díaz Bessone y Antonio Eduardo Serrano, hijos de militares que actuaron en la dictadura. El malestar castrense se sumó a la preocupación surgida semanas atrás cuando se conoció la intención oficial de negar el ascenso a los capitanes de fragata Eduardo Pizzagalli, James Whamond, Gustavo Barreto, Jorge Sciurano y Marcelo Barbich, por “tener parentesco o vinculaciones familiares con militares del gobierno militar”. Esos marinos, sin embargo, no han sido aún relevados y continúan en funciones. Según pudo saber LA NACION, el Gobierno podría disponer en la Armada los ascensos de tres contraalmirantes al grado de vicealmirantes. Serían Daniel E. Alberto Martín, comandante del área Naval Austral; José Alvaro Martínez, director de Educación Naval, y José Luis Pérez Varela, director general de Material Naval. Y 12 capitanes de navío serían promovidos a contraalmirantes. Fuentes militares señalaron, en tanto, que los ascensos en la Fuerza Aérea se encuentran ya en el Senado y estimaban que no había casos similares a los registrados en el Ejército.