Sean Langan, un testigo indiscreto en el corazón de la

9 ago. 2009 - Londres, viajó a Afganistán en marzo de 2008 ... ciudades de Afganistán y Paquistán, y del .... una historia sexy para contar pero que creo.
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ENFOQUES

I

Protagonistas

Domingo 9 de agosto de 2009

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Sean Langan, un testigo indiscreto en el corazón de la resistencia talibana

Conectados

La serendipia, en peligro de extinción GASTON ROITBERG LA NACION

Documentalista británico especializado en la cobertura de conflictos bélicos y sociales, en 2002 retrató la crisis argentina para la BBC y en 2008 se adentró en las remotas áreas tribales de Paquistán, donde resiste la cúpula de los talibanes afganos. Fue capturado, acusado de espionaje, y vivió un verdadero calvario. Como sobreviviente, cree que su deber es mostrar al mundo cómo sufren algunos pueblos FOTOS: ARCHIVO / CH4

JUANA LIBEDINSKY LA NACION

LONDRES ean Langan llega a la comida en un coqueto restaurant de Chelsea recién para los postres. “¡Nunca pensé que cuando un grupo de argentinos quedaba en juntarse a las ocho y media empezarían en serio a esa hora!”, se justifica. Pero luego explica la verdadera razón de su tardanza. Langan venía en un taxi con sus dos pequeños hijos y el conductor, paquistaní, lo reconoció. “Empezó a hablar de mis documentales, de cómo le habían parecido un retrato honesto de la guerra, y de cuánto lo habían afectado las noticias de mi secuestro por los talibanes. Yo trataba de hacerlo callar, pero él no paraba. A mis hijos yo nunca les había dicho que fui secuestrado, sino que había estado enfermo y una familia afgana me cuidó. Quedé bastante alterado, así que en realidad no quise dejar a los chicos hasta no asegurarme de que estuvieran bien”, confiesa a esta redactora. Casi un año después de ser liberado tras meses de cautiverio, Langan, de 43 años y uno de los documentalistas de zonas en conflicto más famosos de la televisión británica, todavía busca reajustarse a la vida cotidiana en su ciudad natal. A juzgar por las apariencias, lo hace impecablemente bien: bronceado, vestido con jeans gastados y sandalias Brikenstock, luce absolutamente relajado. La charla comienza naturalmente por Buenos Aires, donde Langan pasó varios meses en 2002, para hacer un documental sobre la crisis, y cuando se le pregunta sobre su cautiverio en Afganistán, no rehúye el tema. “Al principio era un capítulo de mi vida que sólo quería cerrar. Mientras estuve prisionero llevé un diario, y si bien cuando llegué a Londres me ofrecieron un adelanto considerable por publicarlo [NdeR: se habló de una cifra superior al medio millón de libras], no pude ni siquiera tocarlo. Ahora voy pudiendo asimilar el tema y contar qué pasó”, señala. Langan, “cuya experiencia con los talibanes que no tiene par”, según la prensa de Londres, viajó a Afganistán en marzo de 2008 para realizar su tercer documental sobre el extremismo islámico para la televisión británica. Esta vez buscaba investigar los rumores que circulaban desde hacía tiempo sobre el paradero de la cúpula de los talibanes, supuestamente escondida en remotas regiones tribales de Paquistán, un área vedada a los extranjeros. Se hablaba, entre otros, de los ideólogos de ataques suicidas en varias ciudades de Afganistán y Paquistán, y del mismo Osama Ben Laden. Langan iba solo con su cámara, apenas

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acompañado por un traductor, ya que tiene una manera informal de hacer documentales que se ha convertido en su marca registrada y que tiene particular éxito entre el público más joven. “Estoy en contra de la idea de que a los jóvenes no les interesa la política, o los hechos internacionales. El tema es que se sientan tratados como personas inteligentes”, había explicado en un encuentro anterior con LA NACION, y su idea no ha variado desde entonces. “Por ejemplo –añadió–, el conductor de traje impecable, o el que corre tras una manifestación, resoplando frente a las cámaras, algo que vi bastante en la Argentina, para demostrar que efectivamente está allí, no funciona. Por otra parte, no se pueden hacer documentales si no se pasa mucho tiempo en cada país, que es el gran problema de los documentales de política internacional porque, de la manera tradicional, son muy caros de hacer. Entonces, la investigación se hace en el país de origen y, luego, los camarógrafos llegan con una especie de guión armado. Están una semana, filman de acuerdo con la línea que les bajaron y se vuelven. Así se amontonan los clisés y no se refleja la realidad del asunto”. Demasiado lejos Pero Langan, que se compara con Icaro, el personaje mitológico que volaba cada vez más cerca del sol, dice que esta vez exageró y voló tan cerca del sol que se quemó. Tan aislada era la zona en la que se adentró que pasaron dos meses hasta que su empleador, Channel 4, o su familia se dieran cuenta de que había sido secuestrado. Ningún otro periodista occidental había llegado hasta allí. Langan había pasado varios meses negociando el viaje con los ancianos de las tribus locales, pero al llegar a destino vio que todo era una trampa y que sus contactos con los talibanes se convertían en sus captores. Junto con su traductor, Langan permaneció tres meses en un cuarto minúsculo y oscuro en la casa de una familia de la tribu. El alimento era escaso y a duras penas lo podía masticar ya que entre la malaria y difteria contraída allí perdió varios dientes. Por la noche era interrogado por figuras encapuchadas, vestidas íntegramente de negro, que le mostraban imágenes de decapitaciones y ejecuciones. También le hacían ver fotos del “antes” y “después” de niños utilizados para realizar atentados suicidas. Tenían más o menos la edad de sus hijos, Luke entonces de cinco, y Gabriel, de cuatro. Algunas noches le decían que sabían que era un espía y que por eso merecía morir. Otras, que sabían que era un inocente periodista, pero que querían utilizar su muerte para evitar que otros extranjeros se adentraran en la zona. Langan intentaba mantener la cordura haciendo ejercicios en su celda y

Langan en Afganistán, en 2008. Desde allí cruzó a las áreas tribales de Paquistán

Quién es Nombre y apellido: SEAN LANGAN

Edad: 43 AÑOS Guerras y documentales Nacido en Inglaterra, Langan estudió en la Universidad de East Anglia y se dedicó al documentalismo en situaciones de conflicto. Es autor de Fighting the Taliban (2007) y Mission Accomplished (2004), entre otros. La crisis argentina En 2002 pasó varios meses en la Argentina, donde filmó para la BBC Travels with a gringo (2003), en el que retrata, entre otras cosas, la crisis económica. Ganó importantes premios por su obra. Divorciado, tiene dos hijos.

escribiendo sobre lo que estaba viviendo. Increíblemente, dejaron que mantuviera su anotador y su lápiz. “Este es un trabajo en el cual, si las cosas salen bien, ganas premios, y yo, por diez años acumulé premios. Pero sabes que, cuando las cosas salen mal, salen mal en serio, no es que pierdes una promoción o tu trabajo. Creo que fui muy egoísta al casi dejar, por mi carrera, a dos niños huérfanos de padre. No hay periodismo que lo justifique. Ahora, de no haber tenido hijos y ese tipo de responsabilidades, la situación hubiera sido distinta. Yo realmente amaba mi trabajo, y hubiera muerto feliz haciéndolo. ¿Cuántas personas pueden decir lo mismo?”, resume. Langan también sostiene que se confirmó la hipótesis con la que había partido a hacer su trabajo, si bien no pudo filmarlo. “Aunque estaba encerrado en un cuarto oscuro, podía escuchar el sonido del entrenamiento de tropas y el disparo de fusiles bajo el comando de altas jerarquías. Los servicios de inteligencia dan ahora como un dato cierto lo que antes era un rumor: esa zona es la de los cuarteles centrales de los talibanes”, aclara. Finalmen-

te, tras intensas negociaciones por parte de Channel Four y el pago de un rescate, fue liberado. Hoy asegura que, muy a su pesar, no volverá a una zona de conflicto bélico. “Cubrir la guerra por muchos años –sostiene– es como mirar al sol: es tan intenso que uno queda ciego para mirar otras cosas. Por eso es que a los soldados luego les cuesta adaptarse a la vida común. A todo le falta dramatismo. Uno se vuelve como un adicto a la guerra. Pero supongo que mi cautiverio me puso más en contacto con el dolor ajeno. Sentí lo que era el pánico a que golpeen tu puerta, en mi caso para los interrogatorios, pero pensé en lo que habrá sido vivir bajo los nazis, la policía secreta soviética o las dictaduras militares en América latina. Siento que es como un deber, ya que sobreviví, mostrar a quienes sufren mientras el mundo no se entera. Mi próximo documental será para la BBC, en Zambia, país que no tiene una historia sexy para contar pero que creo que resultará conmovedora. Y si alguna vez junto el coraje para tocar mi diario, espero publicarlo”. Las historias que Langan cuenta allí sin duda serán de enorme interés. Por ejemplo, cerca del final de su cautiverio, un comandante talibán entró a la habitación y le preguntó si podía hablar francamente. Había escuchado sobre las libertades de Occidente y quería saber si era verdad que las mujeres podían casarse con animales, incluso animales pequeños. Langan le respondió que por supuesto que no, y que por qué lo preguntaba. El le confesó que había leído sobre una mujer que se casaba con un sapo en Occidente. “Naturalmente –sostiene– se estaba confundiendo con noticia el cuento de hadas sobre el príncipe convertido en sapo. Esto hubiera sido gracioso si este comandante talibán no hubiese estado a cargo de 250 soldados y candidatos a atacantes suicidas. No tengo dudas de que les hizo este cuento como prueba de la inmoralidad de Occidente antes de despacharlos a Afganistán a matar soldados norteamericanos y británicos.” –¿Alguna vez te acordaste de Buenos Aires estando en cautiverio? –Sí, en situaciones extremas uno vive lo que los psicólogos aquí llaman el síndrome del hombre ahogándose y empieza a repasar los pequeños episodios de su vida. Mientras filmaba en Buenos Aires nos enteramos con quien entonces era mi mujer que esperábamos al primer varón, y me acordaba de la emoción, de los domingos en San Telmo y, sobre todo, de los bifes. Cuando uno tiene mucha hambre pensar en comida es malo, pero cuando uno ya pasó el límite de la desnutrición, eso no lo afecta y soñar con bifes era muy agradable…

En un post publicado recientemente en su excelente blog TransNets –del sitio español Soitu.es–, el periodista Francis Pisani afirma que “uno de los peligros de las redes sociales es que nos empujan a pensar como los demás, a eso que los norteamericanos denominan groupthink. Cada vez más datos nos llegan a través de su intermediario. Puede haber gran diversidad de pistas, pero tendemos a conectarnos con personas que piensan más bien como nosotros”. Es que las relaciones que se tejen en estos espacios digitales están arraigadas en los grupos de afinidad. Se trata de zonas de alta fidelidad entre sus integrantes, en donde el ejercicio más común es “confirmar” o “ignorar” a otro en función de su perfil de usuario, de sus prácticas anteriores o del googleo de su identidad en Internet. También en el mismo post, Pisani introduce un artículo del NYTimes. com en el que su autor critica a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs) porque tienden a reducir la cuota de sorpresa y descubrimiento que hacen a la esencia del ser humano. El azar y los errores casuales se evaporan, la serendipia (serendipity, por el neologismo en inglés) se convierte en objeto de museo. Es cierto –como señala Pisani– que el ejercicio de navegar la web sin rumbo fijo y de manera completamente transversal aumenta las posibilidades de establecer circuitos casuales y experiencias únicas y personales, pero el hecho de cruzarnos en este camino con las opiniones, calificaciones y preferencias de otros usuarios nos lleva a sumarnos a grupos cada vez más segmentados y coincidentes en sus pensamientos y reflexiones. El periodista ofrece algunos consejos para recuperar esta serendipia creativa: integrar más los flujos RSS (para sindicar los contenidos en blogs y cualquier otro sitio web) que no nos interesan que los que consultamos con regularidad; tratar de practicar el “rebote virtual”. Cuando hacemos clic en un enlace que conduce a una página sorprendente, hacer el esfuerzo de repetir ese ejercicio al menos dos veces haciendo a su vez clic en otros links que encontramos en cada etapa. [email protected] http://blogs.lanacion.com.ar/conectados

Más información. Enlaces, videos y otros contenidos multimedia www.lanacion.com.ar/diario-dehoy/ suplementos/enfoques

Recomendados

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http://www.soitu.es/ soitu/2009/08/03/transnets/ 1249294031_194129.html Un post de Francis Pisani en el blog TransNets de Soitu.es. Consejos sobre cómo integrar la serendipia.

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http://www.nytimes com/2009/ 08/02/business/02ping.html Nota de Damon Darling en la sección Negocios de The New York Times.

3

http://www.stumbleupon.com/ Este servicio online permite descubrir nuevos sitios y contenidos en la web al azar, con un simple rango de preferencias.

© LA NACION

Terapia (arriba también se sufre)

Hoy, María Julia Alsogaray DIEGO SEHINKMAN PARA LA NACION

María Julia: ... Fue una situación un poco desagradable, porque iba en un taxi y el taxista tenía puesta la radio. Entonces empiezan a hablar de mí, y un oyente dice: “En el Petit Hotel que le quieren rematar, habría que armar el Museo de la Memoria de la época menemista. Por los miles y miles de puestos de trabajo desaparecidos”... Terapeuta: ... MJ: ... Entonces el taxista baja el volumen, me mira por el espejito y me dice: “María Julia, voy a contarle algo. Yo solicité el teléfono a Entel en 1971, y gracias a la privatización suya me lo instaló Telefónica en 1990”. Yo me sentí orgullosa y le dije qué bien, bueno, me alegro. Y él me dice: “Sí. Y entré a trabajar en Somisa en 1971, y gracias a la privatización suya, me echaron en 1992”. Y ahí se da vuelta y me dice: “A usted le debo mi primer teléfono... y mi primer taxi...” T: ¿Y usted qué piensa de este episodio que relata?

MJ: Que esas privatizaciones eran necesarias y que yo hice lo correcto... T: ... MJ: Ahora, si me pregunta, ¿sabe cuál de todas las medidas liberales que tomé causó más rechazo? La tapa de Noticias en la nieve, con el tapado de zorro mostrando el escote. Hasta papá Alvaro me dijo: “Te estás pasando de liberal”. Y bueno. Puede ser. Yo hoy veo esa tapa y me critico. Pero en ese momento le juro que me veía hermosa. Como decía alguien, qué gran fotoshop es el poder... T: ... MJ: (Sonrisa amarga.) ¿Sabe lo que es tener ese fotoshop 10 años seguidos y de repente no tenerlo más? ¡Y encima ahora todo esto! No lo puedo creer. En la Argentina, que en el ranking mundial de corrupción está en el puesto 109 sobre 180, cerca de países africanos, yo me estoy transformando en el primer ex funcionario nacional al que, después de la cárcel, le rematan los bienes para compensar al Estado. Como decía alguien: “En EE.UU., sí. Pero en la Argentina, que

es un país de caníbales, Mike Tyson no puede ir preso por morder una oreja”. T: ¿Y usted qué pudo pensar de todo esto que le pasó? MJ: Yo no hubiera roto el pacto de silencio. Pero no hubo más remedio. Me dejaron sola. Por eso en abril de 2005, estando presa hacía casi dos años, no aguanté más y mandé esa carta de lectores a LA NACION contando cómo era el mecanismo de los sobresueldos. Que era una práctica normal. Que salían de los gastos reservados de la SIDE, que se repartían en sobres, y que lo llamativo era que hasta nos pidieron que los declaráramos en AFIP. (Sonrisa maliciosa.) Bueno. Era coherente. Menem siempre quiso blanquearse... T: ... MJ: Una amiga me decía: “Ay, nena, si cuando él llegó de La Rioja con las patillas y el ponchito, diciendo que tenía un proyecto de transformación, fueron tu padre y vos los que lo ayudaron a que el establishment le creyera... Que a cambio tengas tu departa-

mento frente al Central Park, es lo mínimo... T: ... MJ: (Se queda en silencio, con la vista fija en la ventana.) T: ¿En qué se quedó pensando? MJ: En lo que hablábamos antes. En la tapa de Noticias en la nieve. ¿Sabe lo que siento? Que yo para Menem fui como un tapado de piel. Le di estilo. Glamour. La clase que él no tenía. Y él me usó y me mostró y se lució. Lo hizo con el mismo orgullo con que una mujer usaba y mostraba su tapado de piel. E igual que le pasó a los tapados de piel cuando empezaron a ser mal vistos, después fui abandonada... T: ... MJ: (Seria, las facciones casi inmutables.) Hace poco vi una publicidad contra el uso de pieles. Una actriz, Marcela Kloosterboer creo, llevaba un zorro ya sin vida en los brazos. Y la leyenda decía: “Acá está el resto

de tu tapado” (Se le escapa una lágrima.) ... Sentí que la que iba en brazos era yo... T: María Julia, ¿por qué vino a terapia? MJ: (Inspira profundo.) ¿Por qué vine? Yo creí que eran suficientes mis 638 días de encierro. Pero nunca imaginé lo del Petit Hotel. Esa es la casa que yo compré en ese dorado 1991. La casa que decoré. La que llené de objetos de arte. La casa donde se criaron mis hijos y donde pasé... (se le corta la voz)... mis mejores años... T: ... MJ: Sé que estamos sobre la hora. ¿Pero puedo contarle lo último? T: Adelante... MJ: Ayer fui a embalar unas cosas y, cuando entraba, alguien me gritó: “Todo vuelve en la vida, María Julia. Cuando tengas un nieto, él va a hacer la pregunta que hicieron todos los argentinos... T: ... MJ: “¿Por qué remataron “las joyas de la abuela”?