Asesinan de cuatro balazos a un maquinista testigo en la causa ...

10 feb. 2013 - igual que él, en la línea Sarmiento. “Tenemos que ser muy cuidado- sos. No podemos vincularlo con el accidente. No tenemos información,.
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SEGURIDAD

| Domingo 10 De febrero De 2013

SEGURIDAD Edición de hoy a cargo de Luis Moreiro | www.lanacion.com/seguridad

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Asesinan de cuatro balazos a un maquinista testigo en la causa por la tragedia de Once misterio. Leandro Andrada era el motorman que había cumplido el turno anterior en el tren accidentado; había declarado

que la formación estaba sobrecargada y “lenta de frenos”; lo atacaron de madrugada, mientras esperaba un colectivo

Gustavo Carabajal LA NACION

Leonardo Ariel Andrada, de 53 años, declaró dos veces como testigo en la investigación de la tragedia ferroviaria de Once. Anteayer, mientras esperaba el colectivo a la vuelta de su casa, en Ituzaingó, el conductor de trenes fue asesinado de cuatro balazos en la espalda. El asesino le disparó un tiro de gracia, se llevó el teléfono celular de la víctima, pero dejó los 1200 pesos que tenía en el bolsillo, según dijeron fuentes judiciales. Ahora, las dudas envuelven al caso y sus móviles. Un misterio, que preocupa a los gobiernos nacional y provincial. Fuentes gremiales, en tanto, dicen que no descartan ninguna hipótesis. En lugar de ir a trabajar en remise, como acostumbraba, esa mañana, Andrada fue a tomar el colectivo 269 que lo dejaba en la estación Castelar, para trabajar al mando de un tren que una Moreno con Once. Fuentes judiciales consultadas por La NacioN indicaron que la declaración del testigo fue una más de las pruebas que se utilizaron para fundar el pedido de enjuiciamiento para los 34 acusados por el choque del tren chapa 16 contra las defensas del andén 2 de la estación Once. En la tragedia, ocurrida el 22 de febrero pasado, fallecieron 51 pasajeros de la formación que había partido desde Moreno. Entre los acusados figuran el maquinista, dos ex secretarios de Transporte de la Nación y los propietarios de la empresa TBA. Hasta anoche, el personal de la comisaría 1a. de Ituzaingó no había logrado detener a ningún sospechoso por el asesinato del penúltimo conductor del tren que chocó en Once. En tanto que la familia de la víctima afirmó que no podían hablar sobre cómo fue asesinado Andrada porque se los pidió la policía. “Nos dijeron que no hablemos para no entorpecer la investigación”, dijo una familiar de Andrada en la puerta de la casa de velatorios de Itu-

Los familiares de Andrada, frente a la casa velatoria; evitaron dialogar con la prensa zaingó donde, desde ayer, a las seis de la tarde, fueron velados sus restos. Al preguntarle a esta familiar si Andrada estaba amenazado, la mujer respondió: “De eso fue de lo que nos pidieron que no hablemos”. Un importante funcionario del Gobierno nacional indicó que el homicidio del testigo era “un caso delicado y había que seguirlo”. Mientras

que, entre los colaboradores del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, esperaban el resultado de los peritajes y de la investigación judicial antes de descartar cualquier hipótesis sobre el móvil del asesinato. En La Fraternidad, el sindicato que agrupa a los maquinistas, negaron que tanto Andrada como otros conductores de trenes que de-

El gremio pide cautela y dice que no tiene elementos para denunciar un ataque mafioso

clararon en la investigación por la tragedia de Once hubieran recibido amenazas. No obstante, existían versiones firmes de que, en los últimos meses, el testigo asesinado habría sufrido intimidaciones. Andrada fue asesinado anteayer, minutos después de las 6, en la esquina de José María Paz y Malabia, en el refugio de la parada del colecti-

A 12 días del primer aniversario La tragedia que desnudó la crisis ferroviaria argentina

La Fraternidad dijo que la víctima no estaba amenazada, pero admite que en el hecho “hay cosas que no cierran” Lucrecia Bullrich LA NACION

Esperar y ser cautos. Esas premisas dominaban ayer los ánimos entre dirigentes de los gremios ferroviarios ante el asesinato del maquinista Leonardo Andrada, testigo de la causa por la tragedia de Once. Tanto desde La Fraternidad, el gremio al que pertenecía Andrada, como desde la Unión Ferroviaria, pidieron “no agrandar el tema” ni leerlo políticamente, aunque deslizaron que hay circunstancias del episodio en el que mataron a Andrada que “no cierran”. Coincidieron también en que el testimonio del maquinista no fue “clave”, sino que coincidió con lo que otros testigos dijeron en sede judicial sobre el mal estado y funcionamiento de los trenes. Rechazaron además que el crimen pudiera estar vinculado con alguna interna sindical. “[Andrada] fue testigo en la causa como cualquier conductor de trenes y declaró acerca del material rodante, el estado de las vías y la cantidad de pasajeros que llevaba”, dijo ayer el secretario general de La Fraternidad, Oscar Maturano, que integra la CGT oficialista. Según el gremio, Andrada no había recibido amenazas ni estaba asustado, o, por lo menos, no lo había transmitido a sus referentes sindicales. “Lo descartamos. Nos habríamos enterado. Estamos muy atentos a lo que pasa con los compañeros que declararon en la causa” , aseguró a La NacioN el vocero de La Fraternidad, Horacio Caminos. Otras fuentes gremiales rechazaron la posibilidad de que el asesinato hubiera sido una represalia mafiosa, aunque no descartaron

Una muerte y varias dudas La Fraternidad no vincula el crimen con la tragedia

leonardo andrada maquinista

Había declarado como testigo en la causa por la tragedia de Once. Fue quien entregó en la estación Castelar el tren del accidente al maquinista Marcos Córdoba. Tenía 53 años, estaba casado y era padre de dos hijos

que el panorama pueda cambiar. “Hasta ahora no tenemos elementos para pensar que haya algo raro –dijo una fuente de la Fraternidad–. Para nosotros, por lo que sabemos hasta el momento, fue un asalto. Y no queremos agrandar el tema ante la opinión pública.” Sin embargo, en el gremio admiten que “hay cosas que no cierran”, sobre todo, el hecho de que a Andrada no le robaran la plata que llevaba en el bolsillo. Edgardo Reynoso es guarda y delegado de la Unión Ferroviaria, pero conocía a Andrada por trabajar, igual que él, en la línea Sarmiento. “Tenemos que ser muy cuidadosos. No podemos vincularlo con el accidente. No tenemos información, pero tampoco podemos permitir que se descarte ninguna hipótesis. Se tiene que investigar a fondo”, planteó a La NacioN. De hecho, en su relato de cómo fue el ataque a Andrada, Reynoso mencionó que la zona en la que el maquinista estaba esperando el colectivo, un barrio de Villa Ariza, entre Ituzaingó y Castelar, “es complicada en materia de inseguridad”. Recordó a Andrada como “un muy buen tipo, una persona querida por todos”. También Rubén “El Pollo” Sobrero, opositor de José Pedraza en la UF y jefe gremial de la línea Sarmiento, prefirió mostrarse cauto, aunque destacó que el crimen está rodeado de “contradicciones”. “Es todo muy raro. No le robaron más que el celular y tenía plata en el bolsillo que no se llevaron”, apuntó en diálogo con La NacioN. Pero enseguida contrapesó: “Por otro lado, él ya había declarado, con lo cual no queda muy claro cuál podría ser el móvil”.ß

22/2/2012

El choque mortal Una formación del ferrocarril Sarmiento no frenó en la estación Once y siguió su marcha. Por el accidente fallecieron 51 personas La fatalidad La formación era conducida por Marcos Antonio Córdoba; había recibido el comando de Leonardo Andrada, asesinado el viernes La semana pasada El juez Claudio Bonadio cerró la etapa de investigación y abrió la etapa de consulta a las partes

lucas Menghini rey La cara de La tragedia

Fue hallado dos días después del accidente. Su cuerpo había quedado entre los vagones tercero y cuarto. Su padre, Paolo, se convirtió en unos de los referentes de la tragedia

hernán zenteno

vo 269, a la vuelta de su casa, en una zona donde, según los vecinos, cuesta encontrar un móvil policial. Durante la última semana, Andrada iba a trabajar en remise. Pero, la mañana que lo mataron, el testigo modificó su costumbre y decidió tomar el colectivo. El cuerpo sin vida de Andrada fue hallado, según las fuentes, recostado

sobre una columna del refugio con cuatro disparos en la espalda, los cuales pudo haber recibido durante un forcejeo con su atacante. En el lugar, los investigadores encontraron un cuchillo que pudo haber sido utilizado por la víctima para defenderse del ataque y que será sometido a peritajes. A los vecinos consultados por La NacioN les pareció extraña la versión del cuchillo, porque sostuvieron que Andrada nunca llevaba armas. Ayer la fiscal Gabriela Millán, que tiene a su cargo la investigación, ordenó a los policías que busquen si alguna cámara de seguridad de la zona grabó la imagen de un sospechoso. El secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano, informó que Andrada “fue testigo en la causa como cualquier conductor de trenes y declaró sobre el material rodante, el estado de las vías y la cantidad de pasajeros que llevaba”. Mientras que fuentes de la justicia federal indicaron que su testimonio fue uno de los cientos de pruebas que sirvieron para fundar la acusación contra los 34 acusados por su vinculación con la tragedia de Once. Andrada declaró en dos oportunidades en el sumario que instruyó el juez Bonadío. Su testimonio ocupó seis páginas en el voluminoso expediente. Parte de su declaración fue tomada por el juez para fundar las responsabilidades de los propietarios de la empresa TBA y los funcionarios que no controlaron el destino de los subsidios entregados para solventar el mantenimiento de los trenes. El 22 de febrero pasado, a las 7.20, Andrada paró el tren chapa 16 en la estación Castelar y le pasó el comando a Marcos Córdoba, el maquinista que lo reemplazó al frente del tren que había partido de Moreno y que se dirigía a Once. “Tenía una aplicación lenta del servicio de freno”, afirmó Andrada en su declaración. “Fue una situación a la que debíamos adaptarnos porque no resultaba excepcional. Sus dichos seguirán figurando en la página 894 del expediente.ß

Un barrio conmovido por el brutal crimen Aunque se trata de un lugar muy tranquilo, los vecinos reclaman mayor seguridad Casas modestas, chicos jugando al fútbol en la calle, poco tránsito, vecinos tomando mate en la puerta de sus hogares y una paz que parece imperturbable. Los únicos ruidos que se escuchan en el barrio Martín Fierro, en el partido bonaerense de Ituzaingó, son los de los internos de las líneas de colectivos que pasan por la avenida José María Paz. Un lugar donde abundan los lavaderos de autos y los salones de fiestas, donde las barreras de los ferrocarriles deben ser operadas manualmente por los banderilleros, y hay más motos que autos. Así son los alrededores de la casa en la que vivía Leonardo Ariel Andrada, el maquinista asesinado el viernes a la mañana a menos de 100 metros de su casa. La familia Andrada reside en una casa con frente de mármol en la calle Emperanza 870. El frente está muy cuidado, con dos pequeños jardines de pasto cortado, que lo adornan de forma prolija Los que ayer se acercaron a saludar a la familia se encontraron con un cartel pegado en la puerta: “Estamos velando a Ariel. Cochería Paraná. Dirección: Olivera 1018 (Ituzaingó Sur). A partir de las 18”, decía. Los vecinos estaban en la casa velatoria, a 32 cuadras de distancia. “Ariel era un muy buen hombre. Siempre le extendía la mano al que la necesitará; todavía no puedo creer lo que pasó”, dijo una vecina de la misma cuadra donde se sitúa la casa de Andrada, mientras secaba las lágrimas de su cara, luego de consolar a la viuda del ferroviario asesinado brutalmente de cuatro balazos. Dentro de la sala velatoria, familiares, vecinos, amigos y también compañeros de trabajo y delegados gremiales se acercaron para dar el último adiós al ferroviario. El brutal asesinato no modificó el

“Encontrar a los responsables” ^b^b^ Familiares y amigos

de las víctimas de la tragedia de Once pidieron “encontrar a los responsables del crimen” del maquinista Leonardo Andrada, y “esclarecer los motivos” del hecho. “Solicitamos a la Justicia y a las fuerzas de seguridad que unan sus esfuerzos para encontrar a los responsables del crimen”, dijeron.

ritmo de la zona. No quedan rastros de sangre ni marcas del peritaje en el refugio de la línea de colectivos 269 donde murió Andrada. Sin embargo, algunos curiosos se acercaron al lugar. Todos querían ver con sus propios ojos el lugar del hecho. Pocos eran los comercios abiertos y la gente no salía de su asombro. Las características del crimen todavía los sorprendía. No eran compatibles con la tranquilidad del barrio. Sin embargo, no dejaron de marcar la falta de seguridad en la zona. Nadie quiso dar su nombre. “Tenemos miedo de que nos pase algo a nosotros”, dijo el dueño de una de las rotiserías del barrio. “Los patrulleros no pasan casi nunca; es un barrio tranquilo, pero mirá lo que pasó”, dijo la dueña de una panadería a tres cuadras de la casa de Andrada. “Si no fuera por los horarios en los que trabajamos, tendríamos muchos más casos que lamentar”, resumió el dueño de una farmacia sobre la avenida José María Paz. Ninguno de ellos vio el ataque. Sólo se enteraron cuando escucharon las sirenas de la policía. “Algo poco usual”, afirmó uno de ellos.ß Gonzalo Prado