Trágico asalto en un barrio cerrado

situado en el kilómetro 72 de la ruta 8,. Parada Roble, en el partido de Exalta- ción de la Cruz. Se dirigieron a la casa del empresario alemán, que dormía.
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Información general

Martes 18 de septiembre de 2007

LA NACION/Página 13

Crisis de la seguridad: primer homicidio en ocasión de robo en un complejo privado

Trágico asalto en un barrio cerrado Un empresario metalúrgico de 77 años se resistió a un robo en su casa y le dispararon tres veces; la policía busca a dos jóvenes Por Santiago Dapelo De la Redacción de LA NACION Un empresario metalúrgico de 77 años fue muerto de tres tiros delante de su esposa por resistirse a un robo dentro de su casa, en el barrio cerrado que fundó junto a sus dos yernos hace nueve años. El de Helmuth Mielke es el primer caso de una persona asesinada durante un robo en un complejo de esas características de que se tenga memoria en Buenos Aires. La noche y, en especial, la llovizna que cayó sobre Capilla del Señor el último sábado, en el norte del conurbano, fue el escenario perfecto para moverse sin levantar sospechas. Así fue como dos delincuentes cortaron el cerco perimetral y entraron en el barrio cerrado Chacras del Molino, situado en el kilómetro 72 de la ruta 8, Parada Roble, en el partido de Exaltación de la Cruz. Se dirigieron a la casa del empresario alemán, que dormía junto a su esposa, Adela Berger. Fuentes de la investigación informaron a LA NACION que los asaltantes –se cree que son jóvenes– forzaron una de las ventanas, lo que disparó la alarma de la casa. Pese al fuerte sonido, los asaltantes ingresaron en la vivienda y comenzaron a revolver en los ambientes en busca de dinero y joyas, pero los ruidos despertaron a Mielke, que se levantó para ver qué ocurría. Cuando caminaba por uno de los pasillos de la casa, que dan a las habitaciones, Mielke sorprendió en la oscuridad a uno de los ladrones y, sin pensarlo, se le abalanzó, pero el otro delincuente le disparó tres balazos en el abdomen, tórax y brazo izquierdo, por lo que cayó al piso gravemente herido. Según las mismas fuentes, los peritajes determinaron que las balas con las que asesinaron al empresario son de un revólver calibre 38. Por el ruido de los disparos, Adela Berger comenzó a gritar, pero uno de los ladrones se le acercó, la amenazó y le exigió el dinero. Según los investigadores, Berger les entregó unos 6000 pesos, con los cuales huyeron. El acceso al barrio cerrado es por calles de tierra, por lo que se están investigando las huellas de dos bicicletas que parten desde donde se encuentra el agujero en el alambrado perimetral hasta el barrio Los Pinos, que está detrás de Chacras del Molino. Mielke fue trasladado de urgencia al hospital San José, de Capilla del Señor, donde fue operado; finalmente, murió a las 15 del sábado. Sus restos fueron inhumados ayer en el cementerio privado Memorial, en Pilar.

Una gran persona “Era una excelente persona, muy «familiero»; tenía una familia muy unida. Helmuth era muy optimista; siempre decía que había que mirar para adelante, seguir pese a las adversidades. En el Memorial no sólo había familiares y amigos, también fueron muchos empleados, competidores y hasta algunos ex trabajadores de la empresa. Eso te da la pauta de cómo era Helmuth”, dijo a LA NACION un amigo de Diego, uno de los cuatro hijos del matrimonio Mielke. El ingreso al barrio Chacras del Molino está a 800 metros de la Panamericana y su acceso está monitoreado por una cámara de circuito cerrado de seguridad y por personal de vigilancia privada de la empresa Compriv. Mielke era dueño de la empresa Metalúrgica Mielke SA, situada en la calle 9 de Julio 936, en San Fernando, en la cual también trabajan su hijo y su yerno. El crimen causó gran conmoción entre los vecinos del barrio cerrado, ya que, según los investigadores, fue uno de los fundadores del barrio cerrado. “Era un tipo bueno, amable, a quien aún se lo consultaba permanentemente en materia de construcción de barrios privados”, dijo a la agencia de noticias Télam un investigador. El caso es investigado por personal de la Delegación de Investigaciones de Zárate y por el fiscal de instrucción del Departamento Judicial de ZárateCampana Alejandro Irigoyen, quienes tendrían algunas pistas sobre los ladrones asesinos. En lo que va de 2007, el caso de Chacras del Molino no fue el único homicidio en ocasión de robo en Capilla del Señor. El 20 de julio, un médico cardiólogo falleció, luego de que tres delincuentes intentaran robarle el automóvil en la puerta de su casa; al querer escapar, le dispararon siete veces. Pese a la gravedad de las heridas, permaneció internado en terapia intensiva en el Hospital Austral durante 20 días, pero no pudo reponerse de las graves lesiones y falleció. La víctima, Adolfo Mondejar, salió de comer junto a su esposa, María Torreguitar, del restaurante La Rosada, situado a unos pocos kilómetros de la casa de ambos, que está en el kilómetro 76 de la ruta 8, en la Parada Robles. La reiteración de robos seguidos de homicidio puso en estado de alerta a los vecinos de la zona, que reclamaron a las autoridades más seguridad.

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FOTOS DE ANIBAL GRECO

Dolor y conmoción entre los familiares, amigos y allegados de Helmuth Mielke, cuando ayer fueron a despedir sus restos en el cementerio Memorial, de Pilar

Los clubes de campo culpan al Gobierno por los crímenes Denuncian desinversión en seguridad Por Hernán Cappiello De la Redacción de LA NACION

ANIBAL GRECO

Un guardia de seguridad de la empresa Compriv custodia el ingreso de los visitantes al barrio cerrado

El solar que Mielke imaginó El proyecto de Chacras del Molino nació en el seno de la familia Mielke. Hace más de una década, el grupo familiar, con Helmuth y Adela a la cabeza, como siempre, decidió lanzarse de lleno hacia un nuevo objetivo: “Un campo a sólo un instante de la ciudad”, como promete el anuncio de Internet. Aquel sueño se transformó en realidad, y en 1998 se creó Chacras del Molino. Desde ese momento, Helmuth y Adela lo adoptaron como su hogar. Seguramente, mientras lo ideaban no imaginaron que ése sería el escenario de un mortal desenlace para ellos. Situado en el kilómetro 72 de la ruta 8, en Parada Roble, partido de Exaltación de la Cruz, el lugar ofrece a los visitantes la tranquilidad de la vida de campo para su disfrute y solaz.

Ubicación Capilla del Señor

9

Los Cardales

Belén D. Escobar

6 8

Matheu

Pavón

Chacras del Molino Ruta 8 (km 72)

Va. Rosa 25 8

Del Viso Pilar

Open Door

PILAR 25

28

Lujan Gral. Rodríguez

Pres. Derqui

24 7

Cada cinco días, hay un robo en un country Ya hubo 47 casos en lo que va del año Por Ramiro Sagasti De la Redacción de LA NACION LA PLATA.– Esta vez, el asalto terminó de la peor manera: a Helmuth Mielke lo mataron de tres tiros en un country de Capilla del Señor. Hubo, sin embargo, señales; porque el de ayer no fue un caso aislado, sino el último episodio de una serie de asaltos en urbanizaciones cerradas que empezaron a comienzos de este año. De hecho, en lo que va del año – según el relevamiento propio de LA NACION– ya se registraron 47 robos en barrios cerrados, uno cada cinco días, aunque ninguno terminó trágicamente, como el de Mielke. El martes pasado, el ex tenista José Luis Clerc denunció que durante el fin de semana, mientras él estaba en Nueva York, le habían robado joyas, un valioso reloj y artículos electrónicos de su casa, del country Santa Clara, de San Fernando. El mismo día, un grupo de delincuentes robó en la casa de un médico pediatra, en el barrio cerrado Los Abedules, de Pablo Nogués, partido de Malvinas Argentinas. El mes pasado, hubo por lo menos siete asaltos más. El 20 de agosto, el dueño de una casa del Golf Club Argentino, en el kilómetro 42,5 de la ruta 8, en José C. Paz, denunció

que habían saqueado su vivienda, que le habían robado dinero y electrodomésticos. Entre el viernes 14 y el sábado 15 hubo otros dos asaltos en Golfer’s Country Club, en Pilar, y en Altos de Pilar, en Del Viso. En ambos casos, intervinieron delincuentes armados y encapuchados. El 9 de agosto, el dueño de una flota de taxis y su esposa fueron asaltados por tres delincuentes que irrumpieron, encapuchados, en su casa del country San Diego, en Moreno. Los asaltantes amenazaron y maniataron al matrimonio y luego escaparon con 40.000 pesos y joyas. Tres días antes, dos delincuentes vestidos de traje, habían asaltado la administración del barrio cerrado Maschwitz Club, de Escobar; intentaron abrir una caja fuerte, pero no lo consiguieron. Entonces, les robaron las pertenencias a los empleados y huyeron. El 3 de agosto, tres ladrones entraron en una casa del barrio privado Los Laureles, de Garín, partido de Escobar, y después de atar a una silla al dueño de casa, escaparon con 1000 dólares y 500 pesos. Esta seguidilla de robos había empezado el 1° del mes pasado, cuando tres delincuentes armados y encapuchados asaltaron dos casas en el country La Caballeriza, de Pilar.

El club de campo está situado a 800 metros de la Panamericana y tiene un acceso principal monitoreado por una cámara de circuito cerrado de seguridad y por personal de vigilancia privada. Según fuentes policiales y judiciales, en el barrio cerrado hay construidas 35 casas, en siete de las cuales vive gente de manera permanente. El nombre que eligió Mielke con sus familiares se inspiró en un antiguo molino que hay junto al sauce más viejo del terreno, que tiene una extensión total de 55 hectáreas. Ahí, los propietarios encuentran 15 boxes para caballos, una pista de salto, una cancha de polo y un lago. Según su página web, el complejo es “un lugar para despertar todos los sentidos y disfrutar del caballo”.

La responsabilidad del Gobierno por no combatir el delito y la falta de inversión en tecnología de seguridad por parte de los barrios cerrados son las principales razones de esta escalada de hechos ilícitos que azota los countries, según coincidieron en afirmar autoridades de las cámaras que agrupan a los clubes de campo y a las agencias de seguridad privada. “Si le duele a alguien, lo lamento, pero lo que digo es que el Gobierno es culpable de esto”, dijo a LA NACION Juan Carlos Pratesi, secretario general de la Federación Argentina de Clubes de Campo. Tras destacar la alarma que provocó entre los integrantes de la federación el que por primera vez ocurriera un homicidio relacionado con un robo en un country, Pratesi explicó el problema en el contexto de lo que ocurre en el país: “El Estado ha abdicado de todas sus funciones esenciales. Se vive pensando en elecciones y no en los deberes del Estado. Se vive pensando en quién es el amigo que hay que beneficiar y no en el pueblo que hay que proteger”, denunció el dirigente. “Estamos inmersos en un ambiente de inseguridad en todo sentido, de inseguridad institucional, jurídica, vial, sanitaria y policial. En ese medio ambiente están los countries. No es un fenómeno aislado. Lo que ocurre fuera de los countries, también pasa dentro de ellos”, afirmó. Consultado acerca de si los robos,

cada vez más numerosos, se suceden porque no hay una inversión suficiente en materia de seguridad, Pratesi respondió: “Si y no. Estos episodios ocurren porque la inseguridad es como un virus, que ataca hasta que traspasa las defensas. Pero también la seguridad se puede mejorar, aunque tiene un costo, y algunos barrios gastan menos en eso, tal vez, porque no se lo pueden permitir”. Por su parte, Aquiles Gorini, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de Seguridad e Investigación (Caesi), entendió que la vulnerabilidad del predio donde ocurrió el crimen “es muy grande”, aunque destacó que el problema es la ausencia de una política de seguridad del Estado para la seguridad. Señaló que en el último congreso panamericano que realizó la cámara no había ningún legislador o funcionario para discutir estos problemas que afectan a todo el sector. “Hay que invertir en tecnología”, advirtió a LA NACION el dirigente empresario, y resaltó: “Dos pilares, un techo y una garita no es seguridad, sobre todo, en un lugar amplio, con hectáreas y hectáreas de alambrado”. Insistió con que en un barrio cerrado “no se pueden abaratar precios y contratar a cualquier empresa que no tenga un adecuado plan de seguridad ni las certificaciones de Caesi, que garantizan el servicio que se brinda”. “¿Quién va a pagar por esta muerte? ¿Una empresa que no sabemos si es solvente o no? ¿La va a pagar el country? ¿La va a pagar el Estado?”, se preguntó Gorini.