Tecnología de la Fertilización de Trigo

Tecnología de la Fertilización de Trigo. En un sistema de producción que busque maximizar la rentabilidad, la nutrición adecuada de los cultivos de la rota-.
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Tecnología de la Fertilización de Trigo En un sistema de producción que busque maximizar la rentabilidad, la nutrición adecuada de los cultivos de la rotación es el aspecto más importante a considerar. Si bien la medida más inmediata de la fertilización es el resultado físico a los precios corrientes, restan como beneficios una mayor cantidad de rastrojo que protegerá al suelo de la erosión, capitalización en fósforo y azufre residuales para el o los cultivos siguientes y una garantía de sostenibilidad de la empresa agropecuaria Los distintos escenarios de precios y expectativas que se presentan en cada inicio de campaña motivan a los productores, asesores técnicos y administradores a acumular información para tomar decisiones sobre cuál será el porcentaje de superficie del establecimiento destinada a trigo, qué niveles de tecnología aplicarán y qué riesgos asumir en cada situación. Se considerará un planteo de trigo diferente en la región del SE de Buenos Aires, con una visión de altos rendimientos -un verdadero cultivo de renta-, del de uno netamente oportunista o de segunda que se siembra en áreas marginales y está destinado a financiar un cultivo de gruesa o simplemente brindar una cobertura al suelo durante el invierno. Las diferencias de rendimiento potencial, cada vez mayores, hacen imprescindible planificar la fertilización de una manera u otra.

Ing. Agr. (Ph.D.) Ricardo Melgar Coordinador Proyecto Fertilizar INTA Pergamino, Buenos Aires

En la actualidad, los premios por calidad se desenvuelven en un mercado no del todo maduro. Si bien hay una cantidad considerable de contratos entre productores y molineros o exportadores, todavía funciona el boca a boca de los corredores, que identifican áreas donde no haya golpes de calor. En esas zonas, existen buenos manejos o quizás no hay rendimientos elevados que hayan diluido el N del grano, consiguiéndose buenos valores de proteína. MANEJO DE LOS NUTRIENTES Si bien el manejo, las dosis y tipos de fertilizantes involucrados en uno y otro caso son diferentes, los criterios que se aplican son similares a los demás cultivos. La base es considerar el criterio de suficiencia o de reposición para el manejo del fósforo (P) y el de reposición o de balance para el nitrógeno (N) y el azufre (S).

Las diferencias de rendimiento potencial, cada vez mayores, hacen imprescindible planificar la fertilización de una manera u otra.

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FÓSFORO El P extractable o disponible, generalmente utilizando el extractante Bray 1 determinado por análisis de suelo, es un indicador que correlaciona en forma consistente el rendimiento del trigo con las necesidades de fertilización fosfatada. Se ha encontrado que para maximizar el rendimiento del cultivo se debe disponer de 15-20 ppm de P (Bray I) en los primeros 18-20 cm de suelo en presiembra. Los niveles críticos determinados para el Sudeste han ido aumentando a medida que el mejoramiento genético y otras tecnologías de manejo han levantado los rindes potenciales. En trigos de alta producción en el sudeste bonaerense, las respuestas a la fertilización fosfatada son rentables con niveles de P disponible menores de 20 ppm (Fig. 1). A pesar de lo concluyente de estos trabajos y la extensa difusión de balances de nutrientes negativos en sistemas agrícolas pampeanos, prácticamente se cultiva trigo con aplicaciones de fertilizantes fosfatados apenas suficientes. Las dosis promedio de uso oscilan entre 60 y 80 kg/ha de fosfato diamónico, unos 35 kg/ha de P2O5, que son apropiados para reponer lo extraído y exportado por el grano de un trigo de 3 o 4 t/ha, pero insuficientes para rindes mayores o si se desea dejar P residual para cubrir los requerimientos de la soja de 2da. En estos casos se debe modificar la dosis según los rindes esperados. La tabla 1 muestra las dosis de P orientativas según distintos niveles de rendimientos. El manejo del fósforo ha sido estudiado desde hace muchos años. Debido a su baja movilidad en el suelo, el P debe ser aplicado a la siembra lo más cerca posible de la

línea; de esta manera se facilita su aprovechamiento por parte del cultivo. Las diferencias entre aplicar al voleo o a la siembra se reducen a medida que el nivel de P en el suelo aumenta, siendo indistinto aplicar de una u otra manera cuando se dispone de altos niveles de P en el suelo. Trabajos recientes confirmaron la ausencia de diferencias de respuestas en aplicaciones a bandas o al voleo en sistemas bajo siembra directa de varios años y altos niveles de P asimilable. La reducida movilidad del P en el suelo hace que si se sobrefertiliza, el excedente quedará disponible para los próximos cultivos (efecto residual). Esta es una gran diferencia con respecto al N, donde el exceso aplicado queda expuesto a las vías de pérdida. Asimismo, se pueden plantear estrategias de fertilización tendientes a incrementar el nivel de P disponible en el suelo cuando se presentan situaciones de relaciones de precio de fertilizante/precio de los granos favorables. A modo orientativo, por cada 9-10 kg de P que se agregue por encima de lo necesario para reponer el exportado en el grano, se incrementa 1 ppm de P en el suelo y viceversa. Evaluaciones del efecto residual de P en secuencias de trigo continuo durante siete años en el sudeste de Buenos Aires han permitido estimar eficiencias de uso de superfosfato triple o fosfato diamónico de hasta 22 kg trigo por kg de fertilizante aplicado. Estas eficiencias resultan en beneficios del orden de 310 a 340 $/ha (Tabla 2). Trabajos conducidos por la Agencia de Extensión Rural 9 de Julio del INTA indican resultados similares de residualidad de fertilizantes fosfatados en suelos francoarenosos, con respuestas de rendimientos

Tabla 1. Dosis de fosfatos (como pentóxido: P2O5) recomendadas según nivel de disponibilidad de fósforo en el suelo (P-Bray I, 0-20 cm) para tres rendimientos esperados de trigo (Echeverría y García, 1998).

Rendimiento (kg/ha)

3000 4000 5000

5

Contenidos de P (Bray I) ............................... ppm ........................... 10 15 20

25

18 24 30

............................kg/ha de P .................... 14 10 20 16 12 26 22 18

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Nota: para pasar a kg equivalente de fertilizante (fosfato diamónico o superfosfato triple) se debe multiplicar por 5 los valores mostrados.

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acumulados luego de aplicaciones masivas similares a aplicaciones anuales de reposición. Sin embargo, para aplicar dosis mayores a 120 kg/ha de fosfato monoamónico, unos 62 kg/ha de P2O5 -el fertilizante con mayor concentración de Pes difícil encontrar máquinas que regulen esa cantidad y aun si las hubiera, el productor temería fitotoxicidad. Ese problema se magnifica cuando se utilizan fertilizantes mezclas con urea, ya que la concentración de P es bastante menor. Por ejemplo, 150 kg/ha de un fertilizante de grado 18-31-0 está colocando 27 kg/ha de N-urea en la línea junto con la semilla y apenas 47 kg/ha de P2O5, insuficientes para trigos de 6 t/ha y 12 ppm de P-Bray. Esa cantidad de urea resultará en pérdidas de plantas. Por la frecuencia de estos casos puntuales, resulta mejor considerar planteos de fertilización que manejen un criterio de reposición en todos los cultivos de la rotación. Datos proporcionados por el ensayo de larga duración en el sudeste de Buenos Aires indican que por cada 10 kg de P en exceso o defecto del balance entre lo aplicado y exportado por el grano de una rotación, los valores de P-Bray del suelo aumentan o disminuyen en una ppm. En la región pampeana norte, prácticamente todo el trigo sembrado en una campaña se sucede con soja de 2da. Una opción cuya rentabilidad es muchas veces superior a la del maíz o incluso a la de la soja de 1ra. Resultados del Proyecto Fertilizar indican que los rindes resultantes de aplicar todo el requerimiento del doble cultivo al trigo no son diferentes de dividir esa dosis entre los dos cultivos. Las dos

opciones quedan a disposición del productor para que elija entre una u otra, según se privilegien cuestiones financieras y logísticas. El mismo criterio se aplica para el manejo del azufre. NITRÓGENO Un resumen de repaso del nitrógeno que considere el mejor retorno de la inversión en fertilización nos indica los pasos a seguir. La tecnología disponible nos permite distribuir el riesgo de la inversión en fertilización a lo largo del ciclo del cultivo. El planteo inicial del balance de N para calcular su manejo hay que hacerlo a la siembra, considerando nivel de rinde esperado, tipo de labranza (directa o convencional), cultivo antecesor y respuesta de la variedad al manejo para aumentar los niveles de proteína. Para rendimientos entre 3.500 kg/ha propios de la región pampeana norte, se procura alcanzar entre 100 y 120 kg de N sumando el presente en el suelo a la siembra y el total aplicado. En cambio, para los rindes que se esperan en el Sudeste cercanos a los 6.000 kg/ha- la suma del N del suelo y el aplicado deberían llegar hasta 150 kg/ha o más si hay SD y maíz como antecesor. Este N a la siembra se determina evaluando el nivel de nitratos en la profundidad del perfil explorado por las raíces, usualmente hasta 60 cm. Un excelente trabajo determinó, sobre la base de la variación observada de los nitratos en profundidad, que tomar el 70% del valor encontrado en la capa superficial es representativo del perfil 0-60 cm. Estos valores de N iniciales o N residual varían según el

Tabla 2. Respuesta acumulada, eficiencia de uso y resultados económicos de distintos esquemas de fertilización fosfatada en una secuencia de trigo continuo durante siete años en el sudeste de Buenos Aires. (Berardo y Grattone, 2000)

Dosis P Dosis Total Fert. ………….. kg/ha ……………….. 44 1 88 1 11R 2 22R 2

220 440 385 720

Respuesta 4887 6080 5456 9216

Eficiencia de uso Costo 3 Ingreso Beneficio kg/kg P kg/kg Fert. ......... $/ha ............. 111 69 71 64

22.2 13.8 14.2 12.8

75 150 131 262

391 486 436 737

316 337 306 476

1

: Dosis única de P al inicio de la secuencia de siete años . : R indica dosis de P anual en cada uno de los siete años . 3 : Precios considerados. Fertilizante fosfatado 1.7$/kg P. Trigo 100 $/t - Neto 80 $/t; en US $. 2

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cultivo antecesor, condiciones climáticas, calidad de la materia orgánica del suelo, etc. Respecto del costo del análisis, no existe otra recomendación que hacer un buen muestreo y determinarlo.

R en dim ien to (kg/ha)

Fig. 1. Rendimientos y respuestas a la fertilización con 22 kg P/ha en trigo bajo distintos niveles de disponibilidad de P en suelo (P Bray 1) en el sudeste de Buenos Aires. Promedios de 1996/97 y 1997/98. (Berardo y colaboradores, 1999)

6000 5000 4000 3000 2000

5-10

10-15

15-20

20-25

Respuesta

1882

25 407

Testigo

3291

3648

4044

4440

4836

5232

Nivel de P en el suelo (ppm Bray)

Restan varios momentos para aplicar el fertilizante nitrogenado y salvar las diferencias con el valor determinado a la siembra en el suelo. Desde el aporte del N con el fosfato diamónico o monoamónico, o mezcla, aplicado con la sembradora, continúa con las operaciones de aplicación complementaria de cobertura, que pueden realizarse desde la emergencia (aún en presiembra) pasando por 2-3 hojas hasta el macollaje. La concentración de nitratos en presiembra ha resultado ser un indicador bastante consistente del rendimiento del cultivo. Debido a la dinámica de este nutriente en el suelo (alta solubilidad y movilidad), es posible plantear un esquema de decisión de la dosis de fertilizante a utilizar mediante la diferencia entre la cantidad de N presente en el suelo en presiembra (kg/ha) y el nivel de N requerido para alcanzar el rendimiento objetivo (cuadro 1). El trigo requiere de 28 a 30 kg de N para producir una tonelada de rendimiento; por lo tanto, si el rendimiento previsto fuera de 30 q/ha se necesitaría que el cultivo dispusiera de 90 kg de N/ha, aproximadamente. Este esquema supone que el N aportado por la mineralización de la M.O. del suelo durante el desarrollo del cultivo es constante para los suelos de la región. Experiencias de la región pampeana indican que este valor es muy dependiente de la temperatura y precipitaciones, varía entre 50 y 150 kg de

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N/ha por año. La eficiencia de uso del fertilizante definida como la relación entre la cantidad de N aplicado y la de N absorbido, puede asumirse como constante e igual a 0,5, aunque puede variar entre 0,3 y 0,7. Muchos productores creen estar tranquilos con la aplicación a la siembra pero difícilmente, aun con bajo potencial de rinde, se pueda aplicar N a la siembra en cantidad suficiente para lograr rendimientos aceptables. Las dosis de N decididas para estas aplicaciones pueden modificarse en función del estado hídrico, es decir, excesos que provoquen lavados o déficit que comprometan el rendimiento esperado. También por las expectativas de precios que predigan mayores o menores beneficios. Se menciona como una herramienta útil el chequeo de nitratos en la savia de la base de los tallos para evaluar correcciones en las dosis de N a aplicar. Valores citados por algunos autores señalan que menos de 2.500 ppm indicarían estrés de N. Sin embargo, las condiciones de fotosíntesis variables durante el día hacen necesario realizar muestreos durante la mañana temprano para lograr datos confiables. Condiciones lumínicas para una alta tasa fotosintética consumirá mas rápidamente los nitratos absorbidos. En resumen, para trigo se han desarrollado métodos de diagnóstico que determinen las necesidades de N. Estos incluyen: 1) balances de N simplificados a escala regional o zonal, 2) análisis de N -nitratos del suelo en presiembra o en estados vegetativos- , 3) análisis de nitratos en pseudotallos y 4) determinación del índice de verdor de las hojas utilizando el Minolta SPAD 502. Es frecuente que estas metodologías se utilicen simultáneamente para alcanzar un diagnóstico más preciso pero no todas han sido adaptadas extensivamente. Cuadro 1: Esquema simplificado para evaluar las necesidades de fertilización nitrogenada del trigo en función de un balance de N Dosis de N (kg/ha) = [(Rendimiento objetivo - kg/ha- x 30 kg de N/t de rinde)- N disponible en el suelo en presiembra (kg/ha) - N mineralizable (kg/ha)] * Eficiencia de fertilización

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Ya logrado un buen macollaje y encañazón y asumiendo que los rindes potenciales se acercan a los esperados, llega el momento de aprovechar la oportunidad de la aplicación de fungicidas para control de enfermedades de hojas y agregar unos kg de N. Estos son absorbidos directamente en la hoja bandera e irán derecho al grano, en particular a aumentar el contenido de proteína, quizás la variable de calidad más importante que define la bonificación o descuento. El mismo resultado debe esperarse si se aplicó azufre en etapas previas. Ante un panorama de creciente sofisticación de los compradores, la calidad y en especial el contenido de proteína son decisivas a la hora de comercializar el trigo y obtener premios de precio. Resultados de 9 ensayos realizados por técnicos de la Chacra Experimental Barrow del INTA, en el área de Tres Arroyos, determinaron que aplicar 20 kg de N/ha como urea en solución en antesis aumentó los rendimientos en un 7% y en un 4% el porcentaje de proteína (de 10,6 a 11,0%); con la dosis de 40 kg N/ha el aumento de proteína fue el doble, entre un 10,6 y un 11,5% (Tabla 3). Es posible llegar a un buen diagnóstico de probabilidad de lograr estas respuestas a aplicaciones tardías sobre la base del control del estrés nutricional por medio de las lecturas con el clorofilómetro (Minolta SPAD) o bien por el análisis del contenido de N en la hoja bandera. Trabajos recientes incluyen el uso de modelos de simulación de crecimiento y rendimiento (Ceres Trigo) para determinar las necesidades de N integrando los factores suelo, clima y manejo que afectan la dinámica del N y el crecimiento y rendimiento del cultivo. Estos modelos permiten evaluar diferentes escenarios climáticos a partir de series históricas, obteniéndose probabilidades de ocurrencia de

rendimientos y respuesta a la fertilización nitrogenada. Con esta información el productor puede estimar niveles de riesgo y resultados económicos. AZUFRE El uso del azufre en la rotación ha demostrado ser una práctica rentable en amplias zonas de producción de la región pampeana. En efecto, se han confirmado respuestas directas tanto a la aplicación sobre el trigo como residuales en la soja de 2da. subsiguiente. Las respuestas directas han sido comprobadas de manera experimental en numerosos ambientes, pero mayoritariamente en la región pampeana norte y con fuentes de S solubles (de sulfatos SO4=). El uso de azufre elemental, aún micronizado, no alcanza a mineralizarse en el ambiente de bajas temperaturas y humedad de la época invernal y las respuestas son menores a las fuentes solubles. En experimentos conducidos en varios sitios de la región pampeana norte, en cambio, el efecto residual del S elemental sobre la soja de 2da. es igual o aún mayor que el S de sulfatos, ya que este puede perderse por lixiviación. Considerando las respuestas promedio de los tratamientos de S en un amplio rango de evaluación, se obtuvieron 26, 25 y 15 kg de soja de 1º, trigo y soja de 2º, respectivamente por kg de S aplicado. La figura 2 muestra los efectos del S aplicado considerando todas las fuentes sobre los rindes relativos al máximo. OTROS NUTRIENTES EN CAMINO En los últimos años se han conducido numerosas experiencias con la finalidad de evaluar respuestas a nutrientes diferentes del N, P y S. Observaciones comunicadas

Tabla 3. Efecto de pulverizaciones foliares con urea sobre el rendimiento, contenido de proteína y tamaño de grano (peso de 1000 granos). Promedio de 9 ensayos en el sudeste de Buenos Aires. (Bergh, 2002)

Tratamientos

Rendimiento --- kg / ha ---

Proteína --- % ---

PMG ----g ---

Sin fertilización foliar Urea sol.(20 kgN/ha) Urea sol. (40 kgN/ha) Urea sol.(20 kgN/ha) + Fungicidas Fungicidas solos

4409 d 4705 bc 4746 b 5205 a 5165 a

10.6 de 11.0 c 11.5 b 10.7 d 10.1 g

37.0 ef 38.1 cde 39.1 c 42.1 a 41.7 ab

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por AAPRESID (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa) sobre ensayos a mediano plazo de distintos esquemas de fertilización que llevó a cabo en nueve sitios experimentales de la región pampeana, resultados de respuestas significativas a S en un sitio, a K + magnesio (Mg) en dos sitios y a KCl en un sitio. Los resultados más consistentes han sido observados por el agregado de cloruro a partir del KCl u otras fuentes. En ensayos de fertilización nitrogenada y fosfatada de trigo en la provincia de Bs. As., encontró respuestas del 7% en rendimiento al agregado de cloruro de potasio (KCl) en la zona norte. Otros autores encontraron respuestas de 780 kg/ha (28%) en el oeste, e INTA 9 de Julio reportó respuestas de 300 kg/ha (7%) en el centro-oeste. El efecto del cloruro sería lograr un incremento de la sanidad por medio de una mejora en la resistencia a la entrada de patógenos causantes de enfermedades fungosas de las hojas, logrando de esa manera una mayor y más duradera superficie foliar fotosintéticamente activa. En Alberti (Bs. As.), se compararon los efectos de una fertilización completa; N, P, 7 kg K, 7 kg S, 4-5 kg Mg, 1 kg cobre (Cu), 1 kg zinc (Zn) y 0.3-0.5 kg boro (B) con una fertilización NP. En dos años de evaluación, el rendimiento de trigo (promedio de 4 lotes) de la fertilización completa superó al de la fertilización NP en 350-580 kg/ha (912%) y el efecto residual sobre la soja de segunda fue de 298-316 kg/ha (13-19%). ANÁLISIS ECONÓMICO DE LA FERTILIZACIÓN No hay práctica de manejo del trigo que tenga más impactos en los resultados

económicos como la fertilización, ya sea nitrogenada, fosfatada o azufrada, cuando los suelos son deficientes, siempre que las condiciones hídricas sean las adecuadas. Utilizando el criterio de la relación Valor/Costo (o Beneficio/Costo) y tomando los valores de los insumos y productos en dólares, que muestran relativa estabilidad en el tiempo por su carácter de genéricos (commodities), en la tabla 4 se presenta los beneficios derivados de la fertilización ante situaciones de respuestas promedio. Estas respuestas son esperadas bajo regímenes de producción normales, en dosis moderadas promedio. Estas relaciones son, sin duda, altamente positivas y superiores a la unidad y se espera que disminuyan a medida que las dosis sean más elevadas. CONSIDERACIONES FINALES En un sistema de producción que busque maximizar la rentabilidad, la nutrición adecuada de los cultivos de la rotación es el aspecto más importante a considerar. La fertilización del trigo no debe cegar al productor, de modo que no tiene que dejar de pensar en la rotación que lleva en su lote. Si bien la medida más inmediata de la fertilización es el resultado físico a los precios corrientes, restan como beneficios una mayor cantidad de rastrojo que protegerá al suelo de la erosión, capitalización en fósforo y azufre residuales para el o los cultivos siguientes y una garantía de sostenibilidad de la empresa agropecuaria.

Fig. 2. Efecto del S sobre los rindes relativos de trigo soja 1º y soja de 2º siguientes al trigo.

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Trigo Tabla 4. Beneficio económico derivado de la fertilización con distintos nutrientes en trigo.

Secuencia de estrategias recomendadas para fertilizar trigo

No hay práctica de manejo del trigo que tenga más impactos en los resultados económicos como la fertilización, cuando los suelos son deficientes, siempre que las condiciones hídricas sean las adecuadas.

• Haga un análisis de suelo para calcular la disponibilidad de Fósforo y nivel de N-NO3 residuales. • Controle y calibre el equipo. • Aplique en lo posible y según el equipo disponible, al menos la mitad del N total a la siembra. • Siembre en fecha el cultivar de ciclo más apropiado a la densidad planificada. • Complemente durante el macollaje el resto del N necesario para el rinde objetivo. • Si considera el uso de mezclas con nutrientes “extras”, asegúrese de que la cantidad de fósforo y nitrógeno a aplicar sean suficientes. • Además del precio por unidad de nutriente, considere calidad y servicio. • Asigne al N el mejor manejo recomendado, en especial para SD, sea que utilice UAN, nitrato de amonio o urea. • Considere la aplicación de N junto con el control con fungicidas para el manejo del porcentaje de proteínas. • Con SD y con volúmenes de aplicación limitados por el equipo (150 kg/ha), no incluya el N en la mezcla. • Destine un manejo separado al N. Urea: incorporación en sembradoras con cajones separados en el entrelíneo, UAN: chorreado o inyectado, nitrato de amonio o CAN: al voleo.

Bibliografía - Berardo A., F. Grattone y G. Borrajo. 1999. Fertilización fosfatada de trigo: Respuesta y forma de aplicación. Informaciones Agronómicas del Cono Sur. No. 2. P. 1-3. Acassuso, Argentina. - Berardo A. y F. Grattone. 1998. Efecto de la aplicación de P y de su residualidad sobre la producción de trigo (8 años). Actas IV Congreso Nacional de Trigo. Mar del Plata, Argentina. - Bergh R. G., M. S. Zamora, M. L. Seghezzo y E. R. Molfese. 2002. La fertilización nitrogenada en trigo: Un factor determinante de la calidad . Fertilizar Nº 27. - Echeverría, H. y F. García, 1998. Guía para la fertilización fosfatada de trigo, maíz, girasol y soja. Boletín Técnico No. 149. EEA INTA Balcarce. Centro Regional Buenos Aires Sur. ISSN 0522-0548. - Vigliezzi A., H. Echeverría y G. Studdert. 1996. Nitratos en pseudotallos de trigo como indicador de la disponibilidad de nitrógeno. Ciencia del Suelo 14 (2):57-62.

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