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POLÍTICA
| Domingo 8 De junio De 2014
el caso ciccone | otra investigación en curso
Reportaron operaciones de Boudou por sospechas de lavado de dinero Varios bancos y la AFIP alertaron sobre movimientos millonarios del vicepresidente y de su amigo y socio Núñez Carmona; el monto de las siete operaciones investigadas supera los $ 38 millones Santiago Dapelo y Hugo Alconada Mon LA NACION
El vicepresidente Amado Boudou figura en los registros de la Unidad de Información Financiera (UIF), que debe investigar si una de las sociedades comerciales que controla junto a su amigo y socio José María Núñez Carmona lavó unos 7 millones de pesos. Las sospechas se concentran en una de las dos únicas sociedades que Boudou reconoce como propias ante la Oficina Anticorrupción (OA), Inversiones Inmobiliarias Aspen. Pero en las actas de asamblea de esa sociedad consta que su grupo empresario es más amplio e incluye otras cinco firmas: dos agencias de publicidad (Action Media y WSM), una firma organizadora de eventos (Rock Argentina), otra dueña de un yate (Embarcaciones Argentinas) y, por último, Beaver Cheek. El HSBC emitió el reporte de operación sospechosa (ROS) a fines de 2012, meses después de que estallara el caso Ciccone. En el informe que remitió a la UIF, detalló que Boudou y Núñez Carmona jamás aportaron la documentación que los oficiales de cumplimiento antilavado del banco les solicitaron para verificar la legalidad de los movimientos por unos $ 7 millones en sus cuentas. En su reporte a la UIF, el HSBC completó los pasos de rigor. Detalló todos los movimientos bancarios de Aspen, así como remitió el análisis preliminar que desarrollaron sus oficiales sobre el vicepresidente, su socio y un amigo de ambos, Juan Carlos López, “el Sordo”. Sin embargo, el reporte del HSBC que incluyó a Boudou no es el único que apuntó a su entorno inmediato, y tampoco sobre la operatoria del caso Ciccone. Al menos otros seis ROS alertaron sobre posibles operaciones de lavado vinculadas a esta trama durante los últimos años por un monto global que supera los $ 38 millones. Y a eso se sumó un requerimiento de colaboración desde las autoridades antilavado de España. Estos reportes llegaron a la UIF, que conduce José Sbattella, provenientes de los bancos Macro, Santander, Hipotecario y de la AFIP,
según reconstruyó sobre la base de documentos oficiales, cuya copia obtuvo la nacion, que los verificó con fuentes oficiales y de sectores antilavado, bancarios y financieros. Núñez Carmona protagoniza tres de esos reportes; el misterioso fondo controlante de la nueva Ciccone, The Old Fund, otros dos; y los restantes dos se concentraron en London Supply, la firma que depositó $ 1,8 millones ante la Justicia para levantar la quiebra de la imprenta, pero casi de inmediato retiró esos fondos por fuera del expediente. El socio de Boudou quedó bajo la lupa antilavado cuando comenzó a mostrar un súbito crecimiento patrimonial en simultáneo con el arribo de Boudou a la función pública. Incluyó compra y venta de inmuebles y automóviles, dólares y títulos públicos, al tiempo que recurrió al primer blanqueo que lanzó el Gobierno en 2009 para blanquear 7.267.850 pesos, según verificó la nacion sobre la base de documentos de la AFIP. Con el blanqueo de esos $ 7,2 millones, Núñez Carmona se convirtió en el contribuyente que más dinero exteriorizó en la zona de Mar del Plata, lo que provocó además presiones cruzadas dentro del organismo. A partir de allí, la AFIP inició su investigación sobre Núñez Carmona y su entorno, al tiempo que el Banco Hipotecario remitió a la UIF su ROS sobre el socio de Boudou. Alertó sobre que el 26 de agosto de 2009 depositó US$ 500.000, en efectivo, para luego completar varias operaciones de cambio y de títulos públicos. En su informe a la UIF –del 5 de julio de 2010–, el Hipotecario también aportó la declaración jurada que firmó Núñez Carmona, en la que sostuvo que no era una “persona políticamente expuesta”. Por entonces, su socio era ya ministro de Economía y cinco días antes había anunciado el lanzamiento de un canje de los bonos atados a la inflación. Casi dos años después, los bancos Macro y Santander enviaron sus ROS, que resultan casi gemelos. Ambos apuntan contra el misterioso fondo controlante de la nueva Ciccone, The Old Fund; se remitieron seis semanas después de que
La serie de movimientos que alertaron sobre Boudou y sus allegados en los últimos años
b A fines de 2012, el HSBC reportó al vice y a Inversiones Aspen por unos 7 millones de pesos.
b El 26/8/2009, el banco Hipotecario alertó que Núñez Carmona depositó US$ 500.000, en efectivo.
b El 22/3/2012, el Santander liberó un ROS contra The Old Fund por $ 9,3 millones.
b El febrero de 2012, el HSBC hizo dos reportes sobre London Supply, que depositó $ 1,8 millón para ayudar a The Old Fund.
b El 21/3/2012, el Macro informó al misterioso fondo que controla Ciccone por $ 7,3 millones.
b En 2009, la AFIP inició su propia investigación sobre Núñez Carmona.
estalló el escándalo. El primero se envió el 21 de marzo de 2012; el restante, el 22. Ambos reportes, además, se enfocan en su único rostro visible, Alejandro Vandenbroele, y en sus movimientos millonarios. Según el Santander, el monto global bajo sospecha ascendió a los $ 9,3 millones de “origen desconocido”; en el Macro, un poco menos: $ 7,3 millones. El amigo y socio de Vandenbroele que en teoría alquiló el departamento de Boudou, Fabián Carosso Donatiello, también protagonizó su alerta. Pero en su caso, proveniente
de Madrid, donde reside desde hace años. La unidad antilavado española envió una “solicitud de información”, conocida más por sus siglas: SIR. El requerimiento español se registró con el número 700.135 y se centró en la firma en la que ambos, Vandenbroele y Carosso Donatiello, figuraban como miembros del directorio: Agroibérica de Inversiones SA. Desde el HSBC también apuntaron al caso Ciccone desde otro ángulo. Reportaron a la empresa London Supply cuando salió a la luz que esa
firma había depositado $ 1,8 millones en un expediente judicial para ayudar al fondo The Old Fund levantar la quiebra de la ex Ciccone. El informe se concentró en London Supply y algunos de sus accionistas y ejecutivos, como Eduardo Taratuty y Víctor Hugo Bonnet. Pero excluyó a otro de sus dueños, Miguel Castellano, amigo de Mar del Plata de Boudou y Núñez Carmona. Al declarar ante la Justicia, afirmó que aportó esos fondos –que recuperó por fuera del expediente en cuestión de días– porque se lo pidió Vandenbroele, un amigo del “surf”.ß
Núñez Carmona, mucho más que un amigo Su relación con Boudou y su activo papel en la negociación de Ciccone Amigo de la infancia, padrino de casamiento, testigo en su divorcio y socio comercial. José María Núñez Carmona, el álter ego de Amado Boudou, es uno de los protagonistas de la trama que tiene al vicepresidente al borde del procesamiento en la causa Ciccone. “Hable con él”. Con esas palabras, Nicolás Ciccone sostuvo que Boudou cortó sus planteos sobre los problemas que afrontaba la imprenta y le señaló a su amigo “Nariga” como su “hombre de confianza”. La simbiosis es tan profunda que, además de ser socios en Hábitat Natural e Inversiones Inmobiliarias Aspen, comparten los mismos gustos por las motos Harley Davidson, los automóviles de alta gama y los relojes de marca. Más aún, a menudo compran lo mismo: los dos departamentos que compraron en Puerto Madero –uno para cada uno– son un ejemplo de esa práctica societaria. En su penúltima aparición en el programa 6,7,8, sin embargo, Boudou intentó despegarse de Núñez Carmona, aunque la historia que comparten se remonta 40 años, en la ciudad de Mar del Plata. El vice lanzó una frase inesperada. Afirmó que su relación con Núñez Carmona lo había complicado. “Lógicamente me perjudicó y las explicaciones de Núñez las tendrá que dar Núñez porque excede una conversación de amigos. Es muy difícil mantener lazos con tantas sospechas dando vueltas”, dijo. Pero la supuesta distancia no se plasma en hechos. Todavía comparten al abogado defensor Diego Pirota y, más relevante que el letrado, mantienen la misma estrategia judicial. Cultor del bajo perfil y de gustos caros, Núñez Carmona pasa el tiempo entre sus emprendimientos comerciales y lo que será su indagatoria ante el juez Ariel Lijo el martes, a las 11, en Cómodoro Py. Los negocios de Núñez Carmona comenzaron a florecer con el desembarcó de Boudou en sus primeros cargos públicos. Primero fue en la Anses. Después, en Economía y, finalmente, como vice. Fueron tiempos de alegría para los amigos, cuando “Nariga” incluso se bajaba 10 años su edad en Internet, mientras se mostraba en autos descapotables.ß
Cristina le pidió a Zannini que Del silencio y la indiferencia intervenga en la estrategia a una hiperactividad intensa Aunque está enemistado con Boudou, la Presidenta le encargó que supervise la planificación de la defensa para apuntalarla Mariano Obarrio LA NACION
En medio de las turbulencias, la presidenta Cristina Kirchner dispuso que el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, interviniera en la estrategia de defensa del vicepresidente Amado Boudou. Los dos mantuvieron una reunión secreta para procurar que el escándalo no salpique al Gobierno y a la jefa del Estado. Pese a que estaban enfrentados entre sí, Cristina les ordenó que cerraran filas. “Ahora el objetivo prioritario es salvar a la Presidenta de una crisis institucional”, señalaron a la nacion altas fuentes oficiales. Dentro del Gobierno aseguran que al intervenir Zannini es la propia Presidenta la que tomó la conducción en los hechos de la estrategia judicial cuando el juez federal Ariel Lijo precipitó los tiempos y anticipó la indagatoria para mañana. Pese a que Boudou lo niegue, Zannini y Cristina buscan la manera de diluir el ritmo de la causa. La irrupción de Zannini coincidió con versiones de un conflicto no saldado entre el vicepresidente y sus abogados, Diego Pirota y Eduardo Durañona, enfrentados con el ala zanninista. El propósito del Gobierno es ganar tiempo hasta 2015, recusar y sacar de la causa al juez Lijo, acusarlo de obedecer órdenes “de las corporaciones del poder económico y judicial”, de los diarios la nacion y Clarín, y apelar todas sus decisiones ante las cámaras Federal y de Casación Penal. La gran apuesta es que la causa llegue a la Cámara Federal, y después a la Corte Suprema, con lo cual se garantizarían que no haya definiciones en el tiempo de las eleccio-
nes presidenciales de 2015. Incluso algunos deslizaron que Cristina le aconsejó a Boudou que declare por escrito para no contestar las preguntas de Lijo, ya que considera nula la citación. Pero el vicepresidente, por ahora, dice en público que las responderá. “La estrategia es dar pelea, pelea y pelea en cada centímetro de baldosa. Y el Gobierno apoyará a Boudou”, aseguró a la nacion un ministro bien informado. Cristina dio así una señal interna inequívoca: todo el Gobierno debe estar alineado con Boudou. “Considera que si entrega la cabeza del vicepresidente, la próxima víctima sería ella misma”, dijeron a su lado. Los tiempos se anticiparon contra la voluntad de Cristina. La semana última, Lijo citó a Boudou para el 15 de julio, pero a pedido de Boudou adelantó la citación para mañana, a las 11. Ahora, en el Gobierno descuentan que Lijo dictará el procesamiento de Boudou en pleno Mundial de fútbol. También creen que Lijo no pedirá su prisión preventiva y destitución porque el delito que se le imputa, negociaciones incompatibles con la función pública, tiene una pena de 1 a 6 años de prisión y es excarcelable. “El peor escenario es el procesamiento, no la detención. Pero igual tendrá en la gente un impacto negativo”, aseguraron a la nacion en Balcarce 50. Cristina le garantizó a Boudou que no deberá renunciar ni pedir licencia. Otros operadores oficiales temen que haya demasiada presión política y judicial y que el vicepresidente deba tomarse licencia. Quienes descartan esto último aseguran: “Cristina no puede soltarle la mano. Boudou tiene una conducta imprevisible, puede decir cualquier irresponsabilidad si
se siente acorralado y salpicar a Cristina o a Néstor Kirchner”. Todos recuerdan que en 2012 el vicepresidente denunció a dos amigos del kirchnerismo y de Zannini: Esteban Righi, que debió renunciar a la Procuración General de la Nación, y el juez federal Daniel Rafecas, que fue desplazado de la causa. Ahora, en nombre del proyecto nacional, Cristina les ordenó a Zannini y a Boudou a superar antiguos enconos. Los abogados de Boudou, Pirota y Durañona, del estudio del ex número dos de la SIDE Darío Richarte, inciden en la Justicia a favor del kirchnerismo, pero están enfrentados al ala de Zannini, que influye por medio de la procuradora general, Alejandra Gils Carbó. Antes Zannini se escudaba en Righi, pero Boudou lo tumbó y se enfrentó a Zannini. Así las cosas, ahora Cristina quiere desplazar a Pirota y a Richarte de al lado de Boudou y poner al frente a Zannini, que se mostró junto a Boudou sonriente la semana última para negar viejos rencores. ¿Logrará Cristina desplazar a los abogados de Boudou? Ni Pirota ni Zannini pueden influir sobre Lijo. Pero Zannini apuesta a incidir sobre la Sala I de la Cámara Federal, clave en futuras apelaciones del eventual rechazo de Lijo a la nulidad de la indagatoria y del probable procesamiento de Boudou. “Cristina interviene porque existe la idea de que Boudou hizo las cosas muy mal con Ciccone. Pero no se cortó solo: fue parte de una disputa política en la que Néstor Kirchner le ordenó en 2010 sacar del medio a la imprenta Boldt para la fabricación de billetes y colocar a Ciccone. Él tuvo un rol asignado y cumplió, aunque lo hizo mal”, dicen en el primer piso de la Casa Rosada.ß
Tras la citación a indagatoria, el vicepresidente se sumergió en el expediente Ciccone para articular su defensa; consultas con Cristina Jesica Bossi y Paz Rodríguez Niell LA NACION
El legislador, un ultra k que solía compartir charlas con Néstor Kirchner en Olivos y continúa en el círculo oficial, le hizo llegar su mensaje a Amado Boudou. “Díganle, de amigo, que lo mejor es que se corra.” Era, claro, una expresión de deseo a título personal que logró el efecto contrario: reafirmó la decisión del vicepresidente de tomar las riendas de su propia defensa y aferrado mientras le sea posible al corazón del poder. Todos los que conversaron con él en los últimos días arribaron al mismo diagnóstico. Pasó de meses de un exilio gélido, de la indiferencia general y matar el aburrimiento con el sudoku, a la hiperactividad y el protagonismo absoluto. Duerme poco, volvió a subir de peso, está enfocado en el expediente (que conoce en detalle) y discute a rabiar con sus abogados. “Está exultante, como si hubiera recibido una inyección de energía”, relata a la nacion una de las voces que lo respalda en público. El llamado a indagatoria y la aceleración de su derrotero le generó un shock, cuando se preparaba para viajar a El Salvador. Sus sabuesos le habían pronosticado que la Justicia iba a “ir llevando la causa” –traducido: no podía esperar nada bueno, pero se estiraría al máximo–, dicen sus más allegados. ¿Qué pasó en el camino? Él ve mil conspiraciones. En pleno rearmado de su estrategia, emergió como interlocutor fluido el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. Es una figura de consulta mucho menos irritante y más confiable para Boudou que el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. El chaqueño le llevó alivio el miércoles, a la tarde, cuando le pidió cancelar el viaje a Venecia y lo invitó a
un acto con Cristina Kirchner. Pasó antes por su despacho, en el primer piso, donde lo alentó a profundizar su cruzada. No lo admiten, pero en el entorno de Boudou y en sectores ultrakirchneristas como La Cámpora una espesa nube de sospechas envuelve la performance del buffet jurídico que lo asesora. Es el estudio de Diego Pirota y Darío Richarte, ex número dos de la SIDE. Los cuestionamientos internos no son nuevos. “Che, ¿qué están haciendo estos tipos?”, lanzó, en modo crítico, uno de los jefes de La Cámpora, cuando a fines del año pasado una seguidilla de testimonios de la familia Ciccone complicaron al vice. Si bien Boudou nunca fue de su agrado, en la agrupación niegan cualquier tipo de intervención en Comodoro Py, como circuló desde varias usinas. De hecho, es conocida en el ámbito de Tribunales la poca afinidad del juez Ariel Lijo con los jóvenes K. Sí existe alguna relación con el fiscal Jorge Di Lello, un peronista con cintura política, que tiene un anclaje geográfico: la chacra de su hija, en Mercedes, es vecina a un campo de Eduardo “Wado” De Pedro, el más cercano a Cristina. Pero todo indica que el fiscal Di Lello no será quien salve ni quien entierre a Boudou. Él pidió la indagatoria, pero en términos mucho más suaves que los de Lijo. El juez y el fiscal tuvieron diferencias en esta investigación, pero ahora sellaron la paz. Hasta ayer, la plana mayor de La Cámpora había apostado al silencio público. La única excepción había sido José Ottavis, quien el jueves, en la Universidad de Quilmes, cuestionó en plena arenga a los jueces y transmitió a la militancia “un gran abrazo” del compañero Boudou. Ayer se sumaron otros (ver página 10). La euforia del vice contrasta con una situación que parece cada vez
más comprometida y solitaria. Dicen sus interlocutores más habituales que siente el abandono de sus pares que lo vieron nacer como estrella del universo K en 2008 y consagrarse segundo en la línea de sucesión presidencial en apenas tres años. Sólo trajinan por su oficina en el Senado los habitués de “la Casa”, como el jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Ángel Pichetto, o los diputados Diana Conti, Carlos Kunkel, Juliana Di Tullio y el presidente de la Cámara baja, Julián Domínguez. Del gabinete, casi nadie lo contacta. Excepto el ministro de Defensa, Agustín Rossi, quien lo visitó hace quince días, y el titular de la Anses, Diego Bossio, su sucesor en el ente previsional. En estos días se lo vio almorzar en el comedor del Senado con sus colaboradores. Incluido su secretario Héctor Romano, “Cachi”, también citado a declarar. Desde hace tiempo, la Presidenta lo limitó a un papel protocolar, aunque mantiene su decisión de sostenerlo. Hablaron al menos dos veces esta semana y, quienes conocen los diálogos, aseguran que nunca se mencionó la posibilidad de una renuncia. Quizá le pesa más su frente personal. Su madre padece una enfermedad y casi no registra la realidad; uno de sus hermanos, Sebastián, se fue del país y el otro, Juan, también lidia con problemas judiciales. Su novia, Agustina Kampfer, volvió de sus viajes espirituales, pero no está nada contenta: está imputada como presunto testaferro de su pareja en la causa por enriquecimiento ilícito. Nadie firmó la pegatina de afiches con la leyenda “Amado, te bancamos”. Ni siquiera la idea de una movilización está exenta de tironeos. No había ánimo de desplazar la tropa para una batalla tan poco auspiciosa.ß