Provocaciones de dos maestros El atractivo del

spoiler), concebida por el director y sus tres extraordinarios actores con una amplitud de recursos y matices. (desde la comedia hasta el melodra- ma) que no ...
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espectáculos | 3

| Martes 20 de Mayo de 2014

Provocaciones de dos maestros

cannes. David Cronenberg y Bennett Miller sorprendieron con tragicomedias Diego Batlle

PARA LA NACiON

CANNES.– Dos grandes directores norteamericanos (uno canadiense y el otro estadounidense) impactaron ayer en la Competencia Oficial con sendas tragicomedias de fuerte espíritu provocador que contaron con los aportes de notables elencos: David Cronenberg con Maps to the Stars y Bennett Miller con Foxcatcher. Cronenberg –un “abonado” del festival– trajo una despiadada sátira a la industria del cine en la que se burla de los egos, las miserias, el universo new age, la cienciología, la obscenidad, el cinismo, la hipocresía, la codicia y el desprecio de las estrellas (tanto preadolescentes como adultas) de la fauna hollywoodense. El director de Crash: Extraños placeres propone enMaps to the Stars –recibida con críticas divididas– una estructura coral, aunque con la inmensa Julianne Moore como el eje de la narración en el papel de una actriz neurótica y desesperada por conseguir papeles que ahora suelen obtener colegas más jóvenes. Mia Wasikowska (como una chica inocente que llega a Los Ángeles y desatará el caos), Robert Pattinson (un conductor de limusinas con aspiraciones artísticas), John Cusack (un millonario y excéntrico gurú espiritual) y Evan Bird (un astro de 13 años a lo Justin Bieber) son otros de los personajes que desfilan por esta comedia negrísima, sin red, que incluye sexo, escatología, perversiones, diálogos chocantes y hasta explosiones propias del gore más explícito. Entre Ciudad de ángeles, de Robert Altman, y el Todd Solondz de Felicidad, el desenfrenado trabajo de Cronenberg resulta una experiencia despareja, es cierto, pero con algunos inspirados momentos que tienen el sello de un director que sigue haciendo gala de una libertad y de una audacia asombrosas para el cine contemporáneo.

Ruffalo, Tatum, Miller y Carell, en la presentación

reuters

Aplausos para El ardor CANNES.– El cine argentino demostró en esta edición del festival su versatilidad, así como la habilidad para asociarse en coproducciones con presupuestos importantes y estrellas de relieve internacional. Tras Relatos salvajes, comedia negra de Damián Sizfron; Jauja, fuerte cambio en la carrera de Lisandro Alonso, y Refugiado, melodrama de Diego Lerman, llegó ayer el turno de Pablo Fendrik con El ardor, western encabezado por el mexicano Gael García Bernal y la brasileña Alice Braga. Presentada fuera de concurso (García Bernal integra el jurado oficial), El ardor fue rodada en la selva mesopotámica más profunda y describe la historia de Kai, un héroe solitario con algo de chamán, que decide enfrentarse a unos mercenarios que trabajan para poderosos intereses que intentan quedarse cada vez con mayores extensiones de tierra. Más allá de que pueda leerse como un manifiesto “políticamente co-

rrecto” en su mirada ecologista que condena la deforestación, El ardor retoma el eterno conflicto entre naturaleza y civilización, entre tradición y modernidad, oponiendo las leyendas ancestrales de la zona (hay algo en este sentido del cine del tailandés Apichatpong Weerasethakul) con el avance de las topadoras de empresarios codiciosos y de cazadores a sueldo con sus machetes y sus balas. Por lo demás, el talentoso director apuesta al cine de aventuras en la línea de La reina africana, a una subtrama romántica (con escena de sexo bajo la lluvia incluida), algunas explosiones sangrientas propias del género gore y, claro, muchos elementos ligados al western clásico. La idea parece haber salido bien no sólo desde lo artístico, sino, sobre todo, desde lo comercial: ayer se confirmó que El ardor se vendió a numerosos países, desde Alemania hasta Gran Bretaña, pasando por Australia, Grecia y Turquía. Misión cumplida.ß

En la conferencia de prensa –en la que estuvo acompañado, por Moore, Pattinson, Wasikowska, Cusack y Sarah Gadon–, Cronenberg sorprendió al decir: “La película no es un ataque directo a Hollywood; para mí, decir eso sería reducirla, ya que hay situaciones similares respectodelabúsquedadesesperada de poder y dinero en otros lugares, como Wall Street, Silicon Valley o Washington”. Mayor consenso obtuvo Foxcatcher, nuevo film del ascendente director Bennett Miller. Experto en biopics e historias basadas en casos reales (venía de hacer Capote y Moneyball: El juego de la fortuna), presentó en Cannes un film en el que reconstruye la extraña relación que se estableció en los años 80 entre el multimillonario John Eleuthère du Pont (notable trabajo de Steve Carell) y dos hermanos campeones de lucha libre (Mark Ruffalo y Channing Tatum). Así como en Moneyball exploraba la trastienda del negocio del béisbol, aquí Miller expone en detalle la experiencia física de los luchadores, las tensiones entre estos dos hermanos, y luego las contrasta con el universo del excéntrico filántropo y referente del poderoso emporio químico obsesionado por convertirse en entrenador del equipo (al que llama Foxcatcher) que se prepara por competir en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988. No conviene adelantar nada más de la trama (aunque una búsqueda en internet puede convertirse en un spoiler), concebida por el director y sus tres extraordinarios actores con una amplitud de recursos y matices (desde la comedia hasta el melodrama) que no suelen abundar en el cine mainstream norteamericano, sobre todo a la hora de reflejar las contradicciones entre clases sociales tan opuestas. Ya hay “rumores” (y lobbies) de cara a la próxima entrega de los premios Oscar. No sería extraño verlo a Carell entre los nominados. Se lo merece.ß

BalleT

El atractivo del virtuosismo el corsario. ★★★★

muy buena . coreografía :

Anna-Marie Holmes,

sobre Petipa-Serguéiev. música: Adam-Pugni-Drigo-Delibes. dirección musical :

José Luis Domínguez. escenografía : Christian Prego. iluminación:

Roberto Oswald. vestuario: Aníbal Lápiz. dirección: Lidia Segni. teatro colón. funciones: hasta el sábado, a las 20.30.

L

a travesía de la nave pirata con que se inicia la obra es el gran acierto visual de esta versión de El corsario que la canadiense Anna-Marie Holmes urdió para el ABT como revisión de la de Constantin Serguéiev, y que fue incorporada al repertorio del Ballet del Teatro Colón tres años atrás, con Paloma Herrera como étoile invitada. Herrera interpretó a Medora, bella princesa convertida en esclava por improbables villanos “musulmanes” y que, como la Helena homérica, se erige en manzana de la discordia. Un litigio prolongado, en el que el temerario Conrad encarna al héroe redentor, movido por su amor a la esclava. En esta reposición, Federico Fernández ha asumido el rol en todas las funciones, mientras que Medora luce en la inobjetable experiencia de Karina Olmedo en el

elenco principal (alternará con Nadia Muzyca y Carla Vincelli). Lidia Segni, directora de la compañía oficial, tomó a su cargo la reposición de las propuestas de Holmes, que en su horizonte más remoto apela a las líneas generales de la última de las cinco revisiones (de 1899) que Petipa practicó sobre el libreto original, vagamente inspirado en un poema de Lord Byron. El resultado es más que satisfactorio. Este ballet pasó por muchas manos y se fue transformando con materiales adicionales que, sin embargo, no vulneraron una cierta lógica interna que subyace a la pieza, una conciliación romántica entre la inspiración de Byron y un espíritu aventurero, menos sublime, a lo Walter Scott, que la escena ayuda a plasmar. Esa mezcla de lirismo y acción favorece el sesgo escénico-especta-

cular de la propuesta, en especial la que se repuso en el Colón, que hace olvidar lo insustancial del pastiche musical que le da base: a la partitura inicial de Adolphe Adam “aportaron” no menos de diez compositores (Delibes, Drigo, Pugni y hasta el muy requerido Minkus), un andarivel al que, no obstante, el maestro chileno José Luis Domínguez condujo con soltura. El persistente interés de los balletómanos por una obra como ésta, de sustancia liviana y varias veces emparchada, reside en los desafíos técnicos de una concepción paradigmática para la danza: algunos de sus pasajes son antológicos en términos de su coreografía. El pas d’esclave del primer acto, por ejemplo, deja espacio a otra esclava importante, Gulnara, bailada por una impecable Natalia Pelayo, y el marchand de esclavas, Lankedem, otra creación del imbatible Vagram Ambartsoumian quien, al ofertar su “mercancía” al Pashá, sintoniza con su compañera en infrecuente armonía energética. Como en los pezzi di bravura de algunas óperas, el público espe-

ra los virtuosismos del siempre atractivo pas de trois del segundo acto, en la cueva de los piratas, en el que se miden Medora, Conrad y el fiel esclavo Alí, corporizado por un diestro Edgardo Trabalón (muy aplaudido). Es el célebre pasaje que, transformado en pas de deux, integra como bloque autónomo cuanta “gala” se arme por ahí por su profusión de destrezas, sean fouetés o manèges. No falta el humor: en la visión caricaturesca de los exóticos malos se luce, como siempre, el Pashá jugado por Marcelo Antelo. La pareja central de FernándezOlmedo “respira”, en no pocos pasajes, una ostensible empatía. Y, también, rendimiento: el dúo previo a la trampa de la flor con somnífero, amén de su lirismo, incluye portés con riesgosas figuras coreográficas y maniobras que desafían la firmeza de partenaire de Fernández y la admirable adaptabilidad corporal de Olmedo. La célebre escena del naufragio cierra una performance en la que el Ballet del Colón afirma su rendimiento grupal y un dinámico sentido del espectáculo.ß Néstor Tirri

Julio Lagos volvió de pie a sus mañanas protagonistas de la radio. Maestro del

micrófono, ocupa el prime time de Belgrano alicia Petti

PARA LA NACiON

Si hay un locutor que transitó casi todas las emisoras y todos los horarios, ése es Julio Lagos. Ahora se instaló en el prime time de Radio Belgrano (AM 950), de lunes a viernes, de 6 a 9, donde compite con los que tienen el mejor rating, pero su fórmula siempre es distinta, distinguible. La mañana de Julio Lagos es de esos programas que marcan una diferencia. Tiene 69 años, 50 de trayectoria, en Belgrano, donde ya había trabajado a principios de la década del 70, con Charlando las noticias, con la lectura de los diarios. Continúa con su fiel estilo de hacer el programa de pie, en un estudio que responde a ese designio, donde antes estaba Rock & Pop. “Hace dos años, ahí, Pergolini hizo hacer un estudio respondiendo a algo que él había escuchado de chico: Juan Alberto Badía y yo, en Continental, habíamos pedido que la mesa tuviera la altura de la barra de las pizzerías al corte, con una banqueta alta. Ahora aterrizo en ese estudio con todo construido especialmente y no deja de ser una hermosa parábola”, refleja. En el año y medio de inactividad radial, que tuvo hasta hace poco, aprovechó para terminar de escribir el libro El misterio del estadio Ebro, que saldrá a la venta dentro de muy poco, sobre ese pequeño Luna Park de Martínez, donde pasaron los grandes boxeadores y luchadores. “Estoy feliz de que mi regreso haya sido en esta nueva radio, que, en realidad, es la Belgrano de siempre, la AM 950 de don Jaime Yankelevich. Es una etapa

diego spivacow/afv

Lagos, ante el micrófono nueva, en la que se están incorporando nuevos compañeros, tanto en la conducción como en la producción. La radio es un espectáculo sonoro. Los conductores de radio tenemos una especie de reloj instalado que nos permite imaginar cuál es el tiempo de cada circunstancia del espectáculo radiofónico. La radio es teatro. Entonces, hay un correlato de acciones que se van sucediendo y tienen sus alternativas: la palabra, el remate, el silencio, la tanda. Hacer un programa de radio es fabricar un avión en vuelo. Entonces, esta circunstancia hace que vos tengas que estar todo el tiempo cambiando tu propia decisión sobre la marcha”, describe. Su equipo se completa con Carolina Núñez, Patricia Fiorentino, Cristian Borzatto, Claudio Federovsky, Carla Cavatorta, Marina Rosetti y Liliana Manna. “En el ciclo no hay bajada de línea, porque unos y otros pasan y la radio queda. Como dice Fernando Bravo, nosotros somos «del aire»”, concluye este maestro del micrófono.ß