Atractivo concierto de música de cámara

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Espectáculos

Jueves 30 de octubre de 2008

LA NACION/Sección 4/Página 7

MUSICA CLASICA Opinión Por Pola Suárez Urtubey

(Acordes)

Atractivo concierto de música de cámara

Nietzsche y Wagner, 120 años después

Se lució el ensamble que dirige Elena Bashkirova

Hace 120 años, en 1888, Nietzsche publicaba Der Fall Wagner (El caso Wagner) con la intención de salvar a los hombres de un arte, el wagneriano, que consideraba entonces nocivo y decadente. Releída hoy la obra, en 2008, es posible advertir que nada pudo hacer el filósofo (y compositor) alemán por liberar a la humanidad de aquel “piadoso seductor”, como califica al creador del prólogo y trilogía El anillo del nibelungo, que había fallecido cinco años atrás. Para el autor de Zarathustra, la música de Wagner es tenebrosa y crepuscular y busca siempre su explicación en la idea, en lugar de ser pura, leve y serenamente profunda como debía ser la verdadera música y como era, según él, la de Carmen de Bizet, a quien había elegido como gloria del arte sonoro contemporáneo. * * * La relación Nietzsche-Wagner tuvo tantas piedras en el camino que es toda una historia recorrerla paso a paso. Si nos salteamos una sola línea nos extraviamos. Porque después de la lectura de El mundo como voluntad y representación de Schopenhauer, en 1863, Su relación Nietzsche quedó trastornado y sólo encontró la tuvo tantas paz (momentánea) al conocer a Richard Wagner, piedras que cuyo descubrimiento fue el segundo acontecimienes toda una to importante de su juventud. historia La estancia en Basilea le permitía ver más fácilmente al músico, que vivía en Triebschen –a orillas del lago de los Cuatro Cantones–, con Cosima Liszt. Nietzsche pasó entonces a ser un asiduo de la casa y un amigo íntimo, que a veces se sentaba en el piano e improvisaba. Por eso no extraña que bajo el influjo de Wagner comenzara a escribir El nacimiento de la tragedia y Richard Wagner en Bayreuth. En el curso de 1876, tras la inauguración en agosto del Teatro de los Festivales, la historia cambia abruptamente. Del amor al odio hay un solo paso. El encuentro se produce en Sorrento, donde el filósofo empieza a escribir Humano, demasiado humano, con la que se separa definitivamente del compositor, quien a su vez se lanza en la aventura de Parsifal. Es que esta obra marcaba para Nietzsche, siguiendo el pulso de El anillo…, el punto culminante de la degeneración europea, pues la negación de la voluntad de vivir no es otra cosa que la extinción del instinto vital. Le era necesario combatir aquella música por insana e impura, por la falsedad y la duplicidad del instinto que representa y trastorna, a su juicio, todo lo moderno. En 1888 lo ratificaría en El caso Wagner. * * * Como ocurre en muchos otros casos, la vigencia de la música supera largamente la permanencia de los textos que la agravian. Muy pocos lectores tiene hoy, en 2008, El caso Wagner, en una de cuyas frases finales se lee esta súplica: “Que la música no se convierta en un arte de la mentira”. Sin embargo, y pese a los cambios abismales que se han producido en el mundo, los dramas wagnerianos ganan adeptos entre la generación joven que se incorpora al teatro cantado. Es evidente que hoy plantean renovados desafíos para las nuevas promociones de directores de orquesta y de cantantes y para los responsables de las puestas escénicas, para quienes el mito, base de esta dramaturgia, es un formidable manantial que fecunda la imaginación y la fantasía. Esta es, en última instancia, y hasta hoy, al menos, la auténtica realidad del “caso Wagner”.

Muy bueno

((((

EFE

N Relaciones bilaterales. La Ope-

ra Nacional de China presenta desde el último fin de semana la ópera de Puccini, Turandot (foto arriba) en la Casa de Opera de El Cairo. Es la primera vez que la Opera China interpreta esta obra de teatro lírico en Egipto con una delegación de más de 190 personas. Esta actuación es considerada uno de los mayores eventos culturales llevado a cabo entre los dos países, en un momento en el que las relaciones China-Egipto han mostrado un gran progreso durante los últimos años. N Carlos Fuentes escribe ópera. El

20 de noviembre se estrenará en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, de la capital mexicana, la ópera Santa Anna escrita por Carlos Fuentes. Esta obra, que forma parte de los festejos por los 80 años del escritor mexicano, aborda la vejez de ex presidente Antonio López de Santa

(Allegro)

cado casi medio siglo y por el que hoy recogerá en Madrid el VIII Premio Iberoamericano de Música Tomás Luis de Victoria. Ex vendedor de celulares, de gira. BERLIN (EFE).– El tenor inglés Paul Potts (foto izquierda), que hace un año fue descubierto en el programa televisivo Britain’s Got Talent –el mismo formato que Talento argentino–, comenzó el fin de semana una gira por Alemania (se hizo célebre en ese país como protagonista de los anuncios de la principal compañía telefónica) que lo llevará a recorrer diez ciudades, y donde ya está agotando las entradas de los teatros en los que tiene previsto presentarse. Con este tour, el ex vendedor de celulares pretende consagrar su carrera como cantante lírico ya que quiere demostrar que no sólo es un talento mediático o una simple estrella fugaz del escenario. N

AFP

Anna, quien vivió un retiro solitario; para mitigar el desamparo su mujer reclutó a mendigos para hacerles honores y mantenerle la ilusión de que aún era presidente. N Premian a Gandini. Para el compo-

sitor y pianista Gerardo Gandini “el acto de componer no produce ninguna satisfacción, es un acto de sufrimiento” al que lleva dedi-

Por Pablo Kohan

El costo variable de las clases de Arthur Schnabel “Cualquier tiempo pasado fue mejor”, dijo el poeta. Los aportes colectivos y la dinámica del lenguaje actualizaron la sentencia y hoy imaginamos que todo tiempo pasado fue mejor cada vez que alguna incertidumbre, cualquier zozobra viene a poner sus dudas sobre nuestras infalibilidades. Así, el aforismo, por ejemplo, podría ser aplicado sobre la formación musical. Ante las críticas, certeras o exageradas, que se le hacen a las instituciones de educación musical en el sentido de que no son, hoy por hoy, la mejor opción para una formación de alta calidad, suele suponerse que, hace algunas cuantas décadas, la situación era otra. Después de todo, en los conservatorios estaban los mejores músicos, los cantantes más gloriosos y los más insignes compositores. Por consiguiente, la excelencia estaba, aparentemente, garantizada. Sin embargo, a los aportes institucionales, siempre hubo que agregarles las clases privadas, ésas a las que

tienen que acceder indefectiblemente los que están por sobre la media y que requieren otras atenciones. Y eso fue así antes y ahora. Un joven pianista inglés, muy buen alumno del Royal College of Music, se acercó hasta el gran Arthur Schnabel, que estaba, ocasionalmente, en Londres, para tomar algunas clases con él. El pianista austríaco lo recibió y, para darle una respuesta, le pidió que tocara. Mientras lo escuchaba, Schnabel percibió que el muchacho no era particularmente talentoso. No queriendo ser muy duro, en alemán, le habló elípticamente de la música y de la interpretación. El muchacho creyó entender que lo aceptaba. Optimista, le preguntó: “¿Cuánto cuestan sus clases?” Schnabel, un tanto sorprendido, como medida de autoprotección, le descerrajó una cifra escandalosa: “Cinco libras cada una”. El muchacho, atónito, le pidió que tuviera alguna consideración. Schnabel se la dio: “Bueno, también doy clases de tres libras. Pero no las recomiendo”.

Concierto del Jerusalem Chamber Music Festival Ensemble, dirigido por Elena Bashkirova, con Latica Honda-Rosenberg (violín), Gérard Caussé (viola) y Michael Sanderling (chelo), presentado por el Mozarteum Argentino. Programa: Trío con piano en Do mayor KV 548, y Cuarteto con piano en Mi bemol mayor KV 493, de Mozart; Dúo para violín y violonchelo, de Erwin Schulhoff (1925); Intermittances (Intermitencias) para piano solo, de Elliott Carter (2005); Märchenbilder (Cuadros de cuentos de hadas) para viola y piano op. 11, de Schumann, y Cuarteto con piano en Mi bemol mayor op. 47, de Schumann. En el Coliseo.

Puede aseverarse que este concierto del Mozarteum Argentino ha constituido un auténtico homenaje al genio de Mozart, que pareció reinar soberano en más de una oportunidad en el ámbito de la sala. Así aconteció en la primera parte de un concierto que, asimismo, tuvo un epílogo brillante con el Cuarteto op.47 de Schumann. El ensamble musical de Jerusalén capitaneado por la pianista Elena Bashkirova –cuyo ilustre apellido apunta a uno de los más importantes pedagogos actuales del piano–, evidenció con pulcro sonido y claros conceptos estilísticos una acabada interpretación de las obras del genio de Salzburgo rayana en la perfección. El Trío en Do mayor KV 548 inicial fue un Mozart decantado, depurado, expuesto con un discurso cristalino, burilado desde el piano con gran pureza expresiva y sentido del estilo clásico, que tanto la excelente violinista Honda-Rosenberg cuanto el chelista Sandeling siguieron con gran ductilidad. Fueron el sonido, el fraseo, el equilibrio, y aun el virtuosismo

mozartianos en acción. El andante central, conmovedor, tuvo finos matices tonales, admirables “legatissimos” y profundidad sonora en el chelo; y el allegro final, gracia y una gran plasticidad sonora cercana al preciosismo. En el Cuarteto en Mi bemol KV 493, nuevamente, se exhibió ajuste y equilibrio dinámico, con un buen juego de contrastes expresivos en el allegro inicial (especialmente por parte de la viola) que mantuvieron su fresca inventiva, el larghetto tuvo hondura sonora en las cuerdas y elocuencia en el piano. El Dúo para violín y violonchelo de Schulhoff, obra del neoclasicismo moderno, evidenció el grado de fusión sonora y fluidez expresiva, junto al gran dominio de la articulación que son capaces de lograr la violinista Honda-Rosenberg (formada en la prestigiosa Academia de Detmold, Alemania, y ganadora del Premio Tchaikovsky, en 1998) y el no menos destacado chelista Michael Sanderling. Para conmemorar el 100° aniversario del compositor neoyorquino Elliott Carter, la pianista Bashkirova ejecutó sus Intermittances, pieza que refleja la enérgica inventiva del músico, quien atribuye valor esencial al silencio, verdadero protagonista en medio de una prosa sonora de notas y acordes percusivos de alturas e intensidades diversas. La obra ofreció, obviamente, un significativo contraste entre Märchenbilder (Cuadros de cuentos de hadas) para viola y piano, de Schumann en la que el primer instrumento no tuvo una muy feliz intervención, y el Cuarteto con piano en Mi bemol op. 47 del mismo compositor que fue objeto de una brillante interpretación.

Héctor Coda

GRUPO 44

El grupo de cámara israelí, junto a Elena Bashkirova, su directora y pianista