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¿Qué en lo ahora está relacionado a los valores de la comunidad de Jesucristo? Los aspectos relacionados al encuentro en Mileto descrito en la despedida de ...
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PABLO Y LA SANA DOCTRINA Hechos 20:17-38 Por Erisbel R. Castañeda Pérez Usado con permiso Pablo especifica la doctrina y la forma de presentarla.1 Según el apóstol Pablo su proclamación del evangelio se fundamentaba en su concepto como seguidor de Jesucristo. Para el escritor de Hechos de los apóstoles, la figura del visionario misionero significaba un modelo como ejemplo en el evangelio. En consecuencia a sus palabras, el discurso en Mileto manifiesta el mensaje del arrepentimiento y la fe como pasaporte de la devoción en Jesucristo. Pablo testifica la necesidad que tiene el hombre de arrepentirse de sus pecados, y confiar en la obra de Jesucristo como solución para la vida humana (Hch. 20:21). El apóstol hace referencia a los líderes de la iglesia (vv. 17, 28); lo que escribe es su intento por no ser un tropiezo como predicador. Según su concepto misionero, no se cansaba de servir a Dios y a los hermanos de la iglesia, lo cual le desafiaba a compartir día a día la doctrina públicamente y por las casas. El veterano misionero veía la labor misionera como una cuestión de urgencia, donde su cotidiana participación le relacionaba a permanentes circunstancias de crisis y conflicto. El premio terrenal lo constituye abrazar la meta con plenitud de gozo. El compromiso misionero relatado por el escritor, se refleja en relación a la satisfacción que provoca la aprobación de Dios. Lucas dice literalmente que, después de tanto tiempo como predicador, Pablo advierte de posibles conflictos en su carrera. Algunos están relacionados a los sufrimientos como predicador, otros a causa de las circunstancias por enfrentar; lo que es más, como si fuera poco, algunos se levantarían a estorbar la obra realizada (vv. 29-31). Por consiguiente, el consuelo del apóstol descansaba en su llamamiento y en lo realizado para Dios. El principio vence antes los desafíos. Uno de los aspectos que caracterizó al apóstol Pablo en su labor, fue su convicción profunda de su ministerio y la misión que le fuera encomendada. Nada estaba preparado en el camino para detener la empresa que había comenzado. Sus amigos le abandonaron en más de una ocasión; los de su nación le azotaron y persiguieron con amenazas de quietarle la vida. Las condiciones de vida no siempre le eran favorables. Sin embrago, cultivó un profundo compromiso con su llamamiento. Por consiguiente, los aspectos de crisis resultaron para su ministerio un medio alternativo para fortalecerse. El legado para sus seguidores. El cuidado de la iglesia es una promesa que viene de Dios. En esa misma realidad podemos ver en las exhortaciones de las Escrituras el llamado divino comisionando la obra en manos de hombres comprometidos.2 En tanto que la iglesia esté establemente unida a y en Jesucristo, se puede respirar la refrescante gracia divina. Gracia que nos motiva a un amor mutuo, siempre dispuesto a presentar a Jesucristo como único punto de referencia y salvación para el perdido pecador. ¡Alerta!, ante los enemigos potenciales. Para el apóstol Pablo, la denuncia pública de falsificadores encubiertos era cuestión de reto. Su llamado, más que dirigido hacia las masas, lo delegó en manos de los oficiales que en un momento dado se comprometieron con Dios. Tocante a la centralidad del tema del evangelio, las cartas paulinas presentan tres aspectos fundamentales que, aun hoy, siguen siendo desafío. Jesucristo manifiesta su doctrina, desde una perspectiva Cristo céntrica, biblio céntrica, donde somos llamados a erradicar toda inspiración personal. Lo que Pablo está diciendo a los oficiales de la iglesia, tiene que ver directamente con la agenda de prioridades. ¿Cuáles son nuestras preferencias? ¿Hacia dónde se dirigen nuestras prioridades, y con quien se hallan comprometidas? ¿Qué en lo ahora está relacionado a los valores de la comunidad de Jesucristo? Los aspectos relacionados al encuentro en Mileto descrito en la despedida de Pablo, apuntan directamente a la salud de la iglesia. Hechos 20 y con las exhortaciones hechas a los oficiales de Éfeso nos proponen tres principios fundamentales para la iglesia de Jesucristo:

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Hechos de los apóstoles 20:17-38. 2 Timoteo 2:2.

A. La necesidad de redefinir los valores cristianos y la agenda de prioridades. B. La necesidad de formar líderes que guarden la sana doctrina. C. La necesidad de discipular a la iglesia para que viva la verdad de Jesucristo. Por tanto, si de en medio de la congregación se levantaran hombres con otros intereses o expectativas, nada tienen que ver con la sana doctrina que de Jesucristo ha recibido la iglesia. Este escrito es una contribución del grupo de autores evangélicos cubanos denominado “Pluma Evangélica”. Tiene su sede en Jatibonico, Sancti Spíritus, Cuba. ObreroFiel.com – Se permite reproducir este material siempre y cuando no se venda.