Pablo: misión y mensaje - Recursos Escuela Sabática

19 sept. 2015 - conocían y preferían. A ellos les gustaban las competencias de atletismo y las luchas, y ... Los vencedores de las competiciones eran conside-.
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COMENTARIOS DE LA LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA III Trimestre de 2015

Misioneros

Lección 12 19 de septiembre de 2015

Pablo: misión y mensaje Prof. Sikberto Renaldo Marks Versículo para Memorizar: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13, 14).

Introducción En este versículo Pablo nos recuerda a Lot y a su familia, cuando recibieron la orden de salir de Sodoma. No había que mirar atrás. Pablo, espiritualmente, no miraba hacia atrás, o sea, no contabilizaba los hechos, sino que establecía nuevos desafíos. No dejaba desamparados a los nuevos convertidos –en tal sentido el volvía y los confirmaba en la fe– sino que siempre continuaba adelante, conquistando nuevos campos misioneros y estableciendo nuevas iglesias. Fue el misionero más destacado de aquellos tiempos, pero nunca se vanaglorió con lo que había logrado, sino que siempre miró hacia adelante para ver lo que todavía restaba por hacer. Pablo no se apegó a las cosas de este mundo, miró siempre hacia lo Alto, a la conquista de la vida eterna, el supremo llamamiento, con Cristo Jesús, y junto a las miles de personas a las que ayudó a conquistar el mismo llamamiento. “Pueden tener un poco del cielo aquí si están dispuestos a mantener la vista fija en Dios, no mirando a Cristo la mitad del tiempo y al mundo la otra mitad. Si ustedes viven para Dios, los sostendrá con su brazo eterno y les dirá: ‘Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga’ (Mateo 11:30). ¿Lo creen? Puedo dar testimonio de ello. Basándome en mi experiencia anterior puedo dar testimonio de que no estaba dispuesta a evitar pruebas y pesares porque Pablo dice: ‘Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven’ (2 Corintios 4:17, 18). Necesitamos considerar las cosas de interés eterno para que pensemos seriamente acerca del empleo que hemos hecho de nuestra facultad de raciocinio, para verificar si hemos tratado de fortalecería con cosas vanas que no podremos llevar con nosotros cuando seamos arrebatados para recibir a Cristo en el aire... “Queremos estar preparados para poder entrar sin obstáculos en la ciudad de Dios... Todo lo demás carece de valor en comparación” (Manuscrito 16, del 19 de septiembre de 1886, "El privilegio de ser cristianos"; citado en Cada día con Dios, p. 272). Recursos Escuela Sabática ©

Griegos y judíos Estamos analizando la estrategia de predicación de Pablo. A los griegos, les hablaba de un modo diferente de cómo lo hacía con los judíos, y así con todos. Los judíos esperaban un Mesías, y exigían señales. Pablo basaba a Jesucristo en las Escrituras, probando que Él era descendiente de David. Mostraba también los innumerables milagros que Cristo había hecho mientras estuvo en la tierra, que los líderes del Sanedrín no habían aceptado, exceptuando a dos de ellos: José de Arimatea y Nicodemo. ¿Y cómo presentaba Pablo a Jesús a los griegos? A los filósofos, lo presentaba como un sabio pensador, con ideas diferentes a las de ellos, dignas de ser analizadas. A ellos les gustaban los debates, así que Pablo se disponía a hacerlos. Dijo que Jesús era el Dios desconocido que ellos homenajeaban. Era versátil, como está escrito: “Con los judíos me hice como judío, por ganar a los judíos; a los que están sujetos a la Ley –aunque yo no estoy sujeto a la Ley– como si estuviera sujeto a la Ley, para ganar a los que están sujetos a la Ley; a los que no tienen la Ley, me hice como si yo estuviera sin la Ley –aunque no estoy sin la Ley de Dios, sino en la Ley de Cristo–, para ganar a los que están sin ley. Me hice débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me hice todo, para que de algún modo salve a algunos. Esto lo hago por causa del evangelio, para participar de él” (1 Corintios 9:20-23). Estando en Atenas, Pablo le dijo a sus oyentes: “Atenienses, en todo os veo muy religiosos. Porque al pasar y observar los monumentos de vuestro culto, hallé también un altar con la inscripción ‘Al Dios desconocido’. A ése, que vosotros honráis sin conocerlo, os anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas” (Hechos 17:22-24). “Los grandes hombres de Atenas no tardaron en enterarse de la presencia en su ciudad de un maestro singular, que estaba presentando a las gentes doctrinas nuevas y extrañas. Algunos de esos hombres buscaron a Pablo, y entablaron conversación con él. Pronto una multitud de oyentes se reunió en torno de ellos. Algunos estaban listos para ridiculizar al apóstol como a uno muy inferior a ellos tanto social como intelectualmente, y ésos dijeron con mofa: ‘¿Qué quiere decir este palabrero?’. Otros, ‘porque les predicaba a Jesús y la resurrección’, dijeron: ‘Parece que es predicador de nuevos dioses’ (Hechos 17:18)”. ¿Y cuál fue el resultado de la obra de Pablo entre los griegos? “Entre aquellos que se encontraron con Pablo en la plaza, había ‘algunos filósofos de los Epicúreos y de los Estoicos’; pero éstos, y todos los demás que trataron con él, vieron pronto que tenía un caudal de conocimiento aún mayor que el de ellos. Sus facultades intelectuales imponían el respeto de los letrados; mientras su fervor, su lógico razonamiento y el poder de su oratoria llamaban la atención de todo su auditorio. Sus oyentes reconocieron el hecho de que no era un novicio, sino un hombre capaz de hacer frente a todas las clases de argumentos convincentes en defensa de la doctrina que enseñaba. Así el apóstol permaneció impávido, haciendo frente a sus opositores en su propio terreno, haciendo frente a la lógica con la lógica, a la filosofía con la filosofía, a la elocuencia con la elocuencia” (Los hechos de los apóstoles, p. 191). Pero había una cosa que Pablo jamás hacía: no se contaminaba ni se dejaba influenciar en su fe ni en su conducta. El mantenía rectamente su testimonio del lado de Jesús. No debemos ceder ante el mundo; antes, debemos acercarnos al mundo para extraer de él a Recursos Escuela Sabática ©

las personas que le pertenezcan. En eso nos corresponde ejercer el mayor cuidado para que, según los esfuerzos y la estrategia de Pablo, en vez extraer personas del mundo, no vayamos nosotros hacia allí.

Soldados y atletas Entre los gentiles, Pablo acostumbraba presentar ilustraciones partiendo de lo que ellos conocían y preferían. A ellos les gustaban las competencias de atletismo y las luchas, y también era muy popular entre los romanos el sistema militar y sus soldados. Tanto en las competencias olímpicas de aquella época, heredadas de los griegos, como en la milicia, los soldados competían. Unos, por el premio; los otros, por el sometimiento de algún enemigo. Paralelamente, los cristianos también estamos en una lucha de naturaleza espiritual, por la conquista de nuestra vida eterna y la de otros. Esta lucha tiene características diferentes: Alguien ya luchó, y venció; y nosotros debemos adjudicarnos nuestra victoria personal por la fidelidad a Jesús. Nuestra lucha es muy diferente: no sometemos ni matamos; por el contrario, conducimos a las personas hacia el camino a la vida eterna, el gran premio. Pablo afirmó: “Yo ya estoy para ser sacrificado. El tiempo de mi partida está cerca. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, que me dará el Señor, Juez justo, en aquél día. Y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:6-8). Hay algunos datos curiosos acerca de las olimpíadas griegas de la Antigüedad. En la primera olimpíada, sólo hubo una competencia, la corrida de 170 metros. “Las olimpíadas antiguas fueron una serie de competencias atléticas disputadas por atletas de las ciudades-estado que conformaban la Grecia antigua. Los Juegos Olímpicos surgieron en el año 776 a.C. en la ciudad de Olimpia. Las Olimpíadas poseían una gran importancia para los griegos, pues poseían un carácter religioso, político y deportivo. En primera instancia era un modo de homenaje a los dioses, especialmente a Zeus (dios de los dioses). Era también un momento importante en la búsqueda de la armonía entre las ciudadesestado. Servía también como elemento de valoración de la salud y el cuerpo saludable. Los juegos se llevaban a cabo cada cuatro años. En la época de la realización de este evento deportivo se proclamaba una tregua en las guerras y conflictos. La conocida ‘paz olímpica’ servía para garantizar la seguridad de los atletas que debían trasladarse desde sus ciudades-estado hacia Olimpia. Los vencedores de las competiciones eran considerados como héroes en sus ciudades-estado. Ganaban premios que simbolizaban la honra y la gloria conquistadas. A los atletas vencedores se les daban coronas de laurel y ramas de palmera. Los competidores disputaban varias modalidades, por ejemplo, lanzamiento de disco, carreras, natación, pentatlón, pugilato, lucha, salto en largo, entre otros. Ya bajo el dominio del Imperio Romano cristianizado, los juegos fueron prohibidos, en el año 392 d.C. por el emperador Teodosio I, para evitar cualquier manifestación que valorara el politeísmo (culto a varios dioses). De este modo, los últimos Juegos Olímpicos se llevaron a cabo en el año 393 d.C.”. 1 Los Juegos actuales fueron propuestos por el francés Pierre de Fredy (1863-1937), el barón de Coubertin. Basándose en la afirmación de que los juegos son una fuente de inspiración para el perfeccionamiento del ser humano, el mismo propuso el 23 de junio de 1894, la creación de una competición internacional entre atletas amateurs. 1

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En la primera edición de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna, participaron 285 atletas de 13 países. En los tiempos antiguos las guerras se interrumpían por los juegos olímpicos, los cuales duraban sólo un día. En los tiempos modernos, los juegos fueron interrumpidos a causa de la Segunda Guerra Mundial. También, en los juegos de 1980 –en plena guerra fría– Estados Unidos boicoteó los juegos que se realizaron en Moscú, no enviando sus atletas. El mundo ha empeorado en los 2.500 años desde el inicio de las olimpíadas. Como adventistas, no estamos a favor de la competición, ni por el deseo de ser mejor o más que el otro. Estamos a favor de la armonía –aunque todavía debemos aprender y cambiar mucho al respecto– pero, por otro lado, estamos a favor del desarrollo de la salud, a través de un estilo de vida integral, que puede involucrar la práctica de los deportes, no para vencer a otro, sino para integrarnos y cultivar una vida saludable. Nuestra profetisa condena los deportes competitivos, los cuales no debiéramos utilizar, tal como son intensamente utilizados, por ejemplo, en nuestros colegios y en los encuentros de pastores. Si Pablo pudiera ver lo que está sucediendo, ¿qué consejo nos daría, como pueblo de Dios? ¿Quedarnos así, o cambiar algunas cosas?

Pablo y la Ley En esta sección analizaremos algunas cosas que Pablo escribió acerca de los Diez Mandamientos. Generalmente escribió acerca de la Ley, independientemente de qué ley se trataba, si de la Ley moral, los Diez Mandamientos, o la ley ceremonial, pero por el contexto de sus palabras es posible determinar a qué ley se estaba refiriendo. En sus escritos, considera que los Diez Mandamientos, la Ley moral, o la ley de la conducta y el comportamiento, continúa vigente; pero la ley ceremonial fue abolida por Jesús con su muerte en la cruz. Esto es evidente y tiene sentido, pues –por un lado– la Ley moral ya existía antes de que Adán y Eva pecaran, ya estaba presente el requisito del sábado y el total desconocimiento del mal, pues no había ningún ritual de sacrificios. Este ritual fue inaugurado en el mismo día que la primera pareja pecó, cuando Dios sacrificó un cordero para confeccionarles ropas. Allí fue el primer derramamiento de sangre, algo sumamente doloroso para los dos pecadores. Pero se hizo necesario para que surgiera la esperanza para ellos. Fue en ese día que Dios les prometió que Jesús vendría a morir por ellos, luego de luchar contra la “serpiente” (Satanás), y vencerlo. Más tarde, los requisitos, tanto de la Ley moral como de la ceremonial, fueron detallados con mayor precisión, en el monte Sinaí. Pablo procuró explicar la Ley moral. Para ello proporcionó comprensiones espectaculares acerca de ella, aunque en un lenguaje que no siempre es de fácil comprensión. Leer sus escritos requiere mayor atención e investigación, sino, pareciera que contradicen otras partes de la Biblia, aunque este no es el caso. Examinemos algunos ejemplos, que están destacados en la lección: 1. Estar bajo la Ley (Romanos 6:14) y “libres de la Ley” (Romanos 7:6). No es difícil comprender esto. Estar bajo la Ley significa vivir en estado de condenación, por haber pecado. La Ley exige que la persona muera, porque pecó. A su vez, estar bajo la gracia es haber recibido el perdón de Jesús, por lo que ya no se está bajo la condenación de la Ley, que continúa vigente. Pero si la persona peca nuevamente, vuelve a estar bajo la ley, o sea, condenado por ella, y necesita nuevamente arrepentirse para librarse de la condenación. Recursos Escuela Sabática ©

2. “Ley de pecado” (Romanos 7:25). En este versículo Pablo habla acerca de la Ley de Dios y sobre la ley del pecado. Una en contraposición a la otra. La Ley de Dios orienta hacia el no pecar, y la ley del pecado lo hace hacia nuestra natural atracción por el pecado, del que tanto gustamos por ser pecadores. “Cristo les dice que ya está entre ellos el poder que da vida a los muertos, y que han de contemplar su manifestación. Este mismo poder de resucitar es el que da vida al alma que está muerta en ‘delitos y pecados’ (Efesios 2:1). Ese espíritu de vida en Cristo Jesús, ‘la virtud de su resurrección’ (Filipenses 3:10), libra a los hombres ‘de la ley del pecado y de la muerte’ (Romanos 8:2). El dominio del mal es quebrantado, y por la fe el alma es guardada de pecado” (El Deseado de todas las gentes, p. 180). 3. Pablo clasifica a la Ley de este modo: “La Ley es santa, y el Mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12). Aquí Pablo quita toda duda acerca del concepto de él acerca de la Ley. Ella es santa, o sea, viene de Dios, y debe ser obedecida. Es la Ley de Dios (Romanos 7:25). En sus textos deja bien en claro que por la Ley conocemos el pecado, y sabemos cuándo pecamos, y por ella somos condenados. Por otro lado, esa condenación nos hace entender que necesitamos un Salvador, esto significa que la propia Ley de Dios “santa, justa y buena” nos dice: “Debo condenarte, pero ve a Jesús, recibe su perdón, y líbrate de la condenación”. Entonces, la gracia no está en oposición a la Ley, sino que operan en armonía. Y es así porque la Ley de los Diez Mandamientos es, al mismo tiempo, la Ley del amor, tal como lo explica muy bien el apóstol Juan. Ese es el amor de Dios, su carácter. Entonces todo está en armonía. Dios no puede tolerar el pecado, pero anhela perdonar. Y para eso, Jesús sufrió y murió en nuestro lugar, proporcionando el pago de la penalidad en nuestro lugar. Así, la Ley nos pide que aceptemos la gracia. Y si la aceptamos, la propia Ley de los Diez Mandamientos, la que nos condenaba a causa del pecado, ahora nos protege, o sea, nos dice que estamos libres de su condenación, y nos orienta a no pecar más, ya que ella nos dice que no hagamos esto o aquello, porque es pecado.

La cruz y la resurrección Pablo nos dejó algunos énfasis poderosos. Por ejemplo, la muerte de Jesús no habría servido de nada si Él no hubiera resucitado. En este caso, podríamos recordarlo apenas como un gran héroe, pero nunca como el Salvador. Nuestra fe sería inútil, pues no habría esperanza alguna para los que murieron pues nunca más resucitarían. No sería racional creer en algo que viniera de parte de Dios, ni sería de provecho leer y estudiar la Biblia. Más aún, sería más útil llevar la vida del modo que al diablo le gusta, pues no podríamos esperar nada más de parte de Dios. ¿Qué podría hacer un Salvador muerto? No más que un ídolo de madera o de barro. Pero, según Pablo, nuestra esperanza reside en un Salvador que resucitó, o sea, en Uno que venció la muerte eterna. Dios, y sólo Él, posee el poder de dar vida eterna, y puede dársela a quién lo desee. Tiene el poder de resucitar un muerto, incluso alguien que murió la muerte eterna, como fue en el caso de Jesús. En síntesis, Dios tiene el poder de resucitar del sueño de la muerte (la muerte transitoria), como de la muerte eterna (la definitiva). “Debiéramos contemplar el amor de Jesús, su misión y su obra respecto de nosotros como individuos. Debemos decir: Jesús me amó tanto que dio su propia vida para salvarme. El Padre me ama, ‘porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Recursos Escuela Sabática ©

Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna’. Nos corresponde asegurarnos acerca de los términos bajo los cuales Cristo prometió el don de la vida eterna. Respondo: sobre nuestra fe. Debemos tener fe en las promesas” (The Signs of the Times, 24 de abril de 1893; Citado en Nuestra elevada vocación, p. 20). Satanás, el enemigo de Dios, y el nuestro también, tiene un templo en la ciudad de Detroit. Allí, sus seguidores inauguraron hacia fines del mes de julio un monumento a Satanás, denominado Baphomet. Ellos intentan hacer simpático a Satanás ante el mundo, un ser que posee los contrarios, los opuestos, el bien y el mal, por lo que es un ser capaz de proporcionar mucho placer, aventuras, adrenalina, sensaciones, una vida llena de novedades, libertad, etc. También prometen la solución para la muerte del cuerpo, puesto que afirman que el alma no muere. La medicina, impulsada por Satanás –según ellos– viene trabajando por el aumento de la expectativa de vida, y no estaría lejano el tiempo en el que se descubra el por qué envejecemos y cómo evitar envejecer. En un tiempo tendríamos alma y cuerpo inmortales. Así, el llamado a seguir a Satanás viene siendo más fuerte, como si fuera una especie de salvador de la humanidad. Promete riquezas, muchos negocios y una vida intensa llena de sensaciones. Promete un total libertinaje. Pero, la realidad es que sólo Dios es inmortal, y sólo Él posee el poder de dar vida eterna, bajo la condición de la obediencia al principio eterno del amor. Las religiones que hoy enseñan que existe un alma que no muere, están mintiendo a la luz de la Biblia. Esa fue la primera mentira de Satanás delante de Eva, y continúa siendo la principal mentira canalizada a través de muchas iglesias, paganas y cristianas. La Biblia, que es la Palabra de Dios, tiene una explicación real y confiable. Y nosotros, adventistas del séptimo día, hemos recibido ese legado, a través del cual todos deben seguir plenamente la Biblia.

Andar bien con otros En ciertos aspectos me identifico con Pablo, y lo necesito para orientarme. Tal como él, mi naturaleza es ser colérico. Les digo a las personas lo que creo que es lo correcto, tengo celo y me baso firmemente en lo que está escrito. Estos comentarios atestiguan de ello. A veces incluso pienso que soy demasiado firme, severo o radical. Pero, cuando recuerdo a Pablo, a Elías, a Eliseo, a Juan, el Bautista, a Elena G. de White, y otros del mismo estilo, me convenzo que en este mundo tenebroso y engañador, tenemos que ser firmes y claros. Eso a veces genera conflictos, polémicas o debates, pero eso forma parte de la historia de la iglesia. Como profesional, en la universidad tengo la misma costumbre de tener posturas firmes, buscando que sean bien fundamentadas. Y estoy dentro del grupo de profesores con más altas calificaciones de parte de los alumnos. Si por un lado soy severo; por el otro –tal como Pablo– soy muy comprensivo con quien me pide algún favor. Por eso, me miro en Pablo, en Elías y en otros personajes bíblicos – especialmente Jesús– que eran también severos y comprensivos, pero nunca liberal o radical. Hay una ley informal que anda dando vueltas por ahí. Es de invención popular, pero tiene su valor. Es la que podríamos denominar “ley del sinvergüenza”. Se adapta a cualquier circunstancia; para la educación, podría formularse del siguiente modo: “El maestro hace de cuenta que enseña, el alumno hace de cuenta que aprende, es aprobado, y todo bien”. En la iglesia, podría ser así: “El miembro hace de cuenta que es un verdadero cristiano, el pastor hace de cuenta que es lo mismo, nadie es advertido, y todo bien”. En Recursos Escuela Sabática ©

el evangelismo, esta ley también es aplicada: “El evangelista hace de cuenta que todos ya están preparados y hace llamados, los oyentes hacen de cuenta que aceptan, son todos bautizados, y todo bien, aunque en poco tiempo hayan regresado al mundo, o que nunca hayan salido de él”. Según la Revista Adventista de agosto de 2015, alrededor del 60 por ciento de los que han sido bautizados en la iglesia en todo el mundo, han vuelto al mundo. Este es un índice que revela fracaso, y es un indicio de que la ley que hemos citado está en plena vigencia. Pablo no era ningún sinvergüenza. Además, ninguno de los apóstoles lo fue, pero estamos estudiando a Pablo. Era extremadamente celoso, más que los demás. Por eso mismo enfrentaba las situaciones y hablaba cara a cara con las personas, tal como lo hizo al enfrentar la simulación de Pedro. Literalmente, “insultó” a Pedro. En el caso de Juan Marcos, Pablo no admitía personas indecisas, si bien en este caso se equivocó. Podría haberle dado a Marcos una oportunidad más, pero no lo hizo, fin de la discusión. Aun así, podría haber sido esa severidad de Pablo lo que hizo que Marcos se decidiera a superar su indecisión, y más adelante se haya convertido también en un excelente instrumento en manos de Dios. Existe la posibilidad de que, si Pablo hubiera adoptado la postura de mirar hacia otro lado, Marcos no se hubiera esforzado, y Bernabé tampoco se hubiera empeñado en ayudarlo, y así nunca hubiera ocurrido un cambio en su vida. Más tarde (2 Timoteo 4:11), los dos se apaciguaron y Marcos perdonó a Pablo, y esta es la parte hermosa de esta historia. Pablo era severo, pero también humilde, como ya hemos visto anteriormente. Sí, ser severo es un grave problema si –al mismo tiempo– la persona es arrogante y llena de sí mismo. Pablo no lo fue. Tal vez en estos días difíciles, los del fin de los tiempos, necesitemos más Pablos, más Elías, Juanes Bautistas, Eliseos, Elenas de Whites, Danieles, y otros personajes firmes y decididos. Tal vez, especialmente, necesitemos de la firmeza y la ternura de Jesús, no solo de su firmeza, y no sólo de su ternura. El resultado de los bautismos de los últimos cinco años dice que debemos cambiar drásticamente nuestra estrategia. Estamos bautizando para que Satanás coseche. ¿O estoy equivocado?

Resumen y aplicación del estudio I.

Síntesis de los principales puntos de la lección 1. ¿Cuál es el principal enfoque? El enfoque de esta semana es la capacidad de adaptación. Cada persona constituye una experiencia de vida diferente. En cada cultura, la diferencia es aún mayor. Los adolescentes son diferentes de los adultos, y de los mayores. Las personas del campo son diferentes de las de la ciudad. La gente de las ciudades pequeñas es diferente de la de las grandes ciudades. Las personas con pocos estudios son diferentes de las eruditas. Los católicos son distintos de los evangélicos. Los enfermos son diferentes de los que son saludables. Los pobres son distintos de los ricos. En fin, todos somos diferentes. Por lo tanto, quien se proponga enseñar acerca de la salvación, tiene que aprender a adaptarse a cada caso. Podemos incluso utilizar los mismos métodos, pero el modo de usarlos debe adaptarse a cada situación. 2. ¿Cuáles son los tópicos relevantes? Recursos Escuela Sabática ©

Debemos aprovechar y desarrollar la creatividad. Doy un ejemplo que me sucedió a mí. Todas las noches oro por mi familia, que está integrada por dieciocho personas. Y cada vez procuro orar en un orden diferente. He descubierto cientos de modos de organizar el orden para orar por ellos. Así también hago con las clases, siempre de un modo diferente. Con el tiempo, desarrollamos la capacidad de ir cambiando el método. 3. ¿Has descubierto otros puntos que podrías añadir? ________________________________________________________________ ________________________________________________________________ II. ¿Qué cosas importantes podemos aprender de esta lección? Tenemos que atraer a las personas, no exigir que ellas, inicialmente, se adapten a nosotros. Con el tiempo irán aprendiendo y cambiando hacia el estilo de vida que Dios desea que ellos manifiesten en sus vidas. 1. ¿Qué aspectos puedo agregar a partir de mi estudio? ________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 2. ¿Qué medidas debemos tomar a partir de este estudio? Empatía y carisma son dos palabras que siempre debemos tener en mente. ¿Qué es empatía? “Significa la capacidad psicológica de sentir lo que otra persona sentiría si estuviéramos en la misma situación vivida por ella. Consiste en intentar comprender sentimientos y emociones, procurando experimentar de manera objetiva y racional lo que otro individuo siente”. “Carisma es la habilidad innata de algunos seres humanos de lograr persuadir, fascinar o seducir a otro individuo, mediante su forma de ser y actuar. Etimológicamente, el término “carisma” se originó a partir del griego kharisma, que significa “gracia” o “favor”. Un individuo carismático es aquél dotado de carisma, que posee un conjunto de cualidades que lo caracterizan como un sujeto notable, admirable o fascinante, a los ojos de otros individuos”. 2 3. ¿Qué es lo bueno en mi vida que me propongo a reforzar y lo malo para cambiar? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________ 4. Comentario de Elena G. de White “Cuando pensamos en el gran deseo que tenía Pablo de estar en armonía con sus hermanos, en su ternura por los débiles en la fe, en su reverencia por los apóstoles que habían estado con Cristo, y hacia Santiago, el hermano del Señor, y en su propósito de llegar a ser todo para todos, siempre que esto no le obligara a sacrificar sus principios, no nos sorprende tanto que se sintiese constreñido a desviarse del curso firme y decidido que hasta entonces había seguido” (Los hechos de los apóstoles, p. 325).

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5. Conclusión general Debemos dirigirnos hacia adelante, olvidando lo que queda atrás. Siempre avanzando, en nombre del Señor, obedeciendo los principios del reino de Dios, conquistando y venciendo batalla por batalla, hasta que hayamos alcanzado el mundo entero y cumplido la orden del Maestro de llevar este evangelio del Reino de dios a todo el mundo. Entonces, vendrá el fin, o sea, el inicio de una nueva vida, perfecta. 6. ¿Cuál es el punto más relevante al que llegué mediante este estudio? _________________________________________________________________ _________________________________________________________________

Prof. Sikberto R. Marks Traducción: Rolando Chuquimia RECURSOS ESCUELA SABÁTICA © [email protected]

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