Otra forma apasionada de contar el fútbol y el deporte

18 feb. 2014 - doce números de la revista, pero llegó un momento en el que no podíamos continuar más. Y, en vez de quedarnos con el sabor amargo de lo ...
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| Martes 18 de febrero de 2014

una idea que crece | 9

Otra forma apasionada de contar el fútbol y el deporte Cómo surgió y se desarrolló Ediciones Al Arco, un emprendimiento editorial que se ganó un lugar en el mercado literario Damián Cáceres PARA LA NACioN

B

ohemios, románticos, pero, sobre todo, fieles, muy fieles a su estilo. Marcos González Cezer y Julio Boccalatte, dos amigos que el periodismo unió hace más de 20 años, articularon una mirada futbolera que mamaron en el tablón y fueron más allá de ese axioma popular que señala que en la vida hay tres cosas por hacer: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Ellos dieron un paso adelante en el tercer ítem y no se conformaron con plasmar sus ideas en unas cuantas páginas. Fundaron Ediciones Al Arco, una editorial con claro tinte literario que “busca darles espacio a todos los escritores, sin pensar únicamente en la rentabilidad del producto”, como cuenta Boccalatte. Y añade: “No tenemos una mirada comercial. Hay libros dirigidos a un público puntual que creemos que puede ser rentable y nos encontramos con todo lo contrario. A veces son apuestas y pueden salir mal. Se aprende desde la experiencia”. Para ello, en la primera edición de cada libro no hacen más de 1000 ejemplares. Eventualmente, dependiendo del caso puntual, pueden ser hasta 3000. Ejemplo de ello es la obra de Horacio Pagani (El fútbol que le gusta a la gente) o el que presentó en 2013 Julián Capasso sobre Víctor Hugo Morales (Una historia de coherencia y convicción). Acaso este eslabón único en el mundo que busca democratizar la literatura deportiva y salir de la mirada lucrativa de los grandes sellos editoriales sembró el camino para que “los grandes sellos se animaran un poco más y se volcaran a la ficción en el deporte”, expone Boccalatte. “Lo nuestro no es una crítica a la forma en que se manejan las otras editoriales. Es nuestra manera de darnos el gusto de escribir y lograr que otros amigos y colegas puedan hacerlo”, puntualiza González Cezer. Como si se tratase de un correlato, Boccalatte, al unísono, dice: “Tenemos una visión no comercial. Es nuestro estilo, nuestra forma de

entender la lógica editorial desde otra arista. No queremos sumarnos problemas. Lo hacemos por placer. En cuanto se convierte en una obligación no nos gusta”. Desde esa lógica consiguieron un respeto casi total del ambiente periodístico. Algo que se generó en la verdadera raíz de Ediciones Al Arco. Nada menos que la revista Al Arco, un emprendimiento que pereció con la crisis económica de 2001. “Logramos imprimir doce números de la revista, pero llegó un momento en el que no podíamos continuar más. Y, en vez de quedarnos con el sabor amargo de lo que pudo ser y no fue, nos planteamos una locura más grande: hacer una editorial”, explican. Este proyecto independiente contaba con la colaboración desinteresada de los autores de las notas, pero sin apoyo empresarial más allá de ocasionales avisos, sucumbió. En aquella aventura que sentó las bases de la actual empresa, por caso, convivieron Eduardo Galeano, Roberto Fontanarrosa, Juan Pablo Varsky, Juan Sasturain, Gonzalo Bonadeo, Ezequiel Fernández Moores, Ángel Cappa, Alejandro Fabbri, Víctor Hugo Morales, Daniel Arcucci, Julio Marini, Fernando Niembro, Horacio Pagani y Enrique Macaya Márquez. “Nunca fuimos sesgados desde el punto de vista ideológico. Algo que para nosotros es un mérito. Lo mismo que nos planteamos en la revista quisimos llevarlo a cabo con la editorial”, cuenta Cezer. Estos dos soñadores, alejados del estereotipo del periodista estrella que se fanatiza en buscar las luminarias, no se salen de su libreto. Desde esa lógica construyeron su identidad y no quieren cambiar el rumbo. “Si ampliamos la distribución nos cuesta cobrar. Porque, por ejemplo, te dicen que tenés que ir un viernes de 14 a 18 y uno está laburando en la agencia [Télam]. Esas cosas nos alejan de la lógica de las editoriales. No queremos que el placer nos lleve a un lugar comercial”, precisan. Y Boccalatte avanza un casillero para reflexionar:

“Podemos vivir de nuestro laburo y nuestro laburo es lo que nos permite sostener la editorial. Hemos tenido propuestas de profesionalización del sello y no quisimos. Es una cuestión romántica, bohemia y así nos gusta que sea”. Amantes de la buena escritura y buscando fortalecer la trinchera no financiera, Ediciones Al Arco organizó dos concursos de cuentos. Para su sorpresa, entre ambos certámenes participaron casi 1400 textos. Y aquí surge una anécdota que marca el espíritu que tanto pregonan sus impulsores: la libertad para escribir sin detenerse en la ideología del autor. Así fue que el actual gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, con un seudónimo, accedió a la etapa semifinal. “Cuando nos pusimos en contracto para avisarle que el cuento había quedado ahí, nos enteramos de que era Urribarri. Había escrito un cuento que se llamaba «Puntero izquierdo» y estaba muy bueno. Se ve que era una historia de su infancia. Lo que más nos sorprendió, además de su inquietud de participar y su manera de escribir, fue que quisiera participar sin aplicar desde su lugar sino desde el anonimato más absoluto”, revela Boccalatte. ß