Otra forma de enseñar y aprender ciencia

5 jun. 2009 - ¿Qué medida sirvió ante la caída de ceniza del volcán Chai- tén en Esquel, o del Hudson en. Los Antiguos, o del Copahue en. Caviahue?
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CIENCIA / SALUD

I

Viernes 5 de junio de 2009

PROGRAMAS PILOTO Y EXPERIENCIA INEDITA EN ESCUELAS DE BUENOS AIRES Y TUCUMAN

Y LO ELABORA LA UBA

Otra forma de enseñar y aprender ciencia

Manual para enfrentar la ceniza volcánica

Ponen a prueba métodos innovadores que podrían cambiar la forma de encarar las materias científicas y la matemática NORA BÄR LA NACION Miles de alumnos de escuelas de las provincias de Buenos Aires y de Tucumán protagonizan en estos momentos una experiencia inédita: están probando tres programas piloto para el aprendizaje de la ciencia y la matemática inspirados en una visión innovadora, basada en la investigación, la resolución de problemas y, sobre todo, el juego creativo. La iniciativa, de características inéditas, fue financiada con una donación [un instrumento cuyo nombre preciso es cooperación técnica no reembolsable] del Banco Interamericano de Desarrollo por dos millones y medio de dólares, que el Ministro de Eduación, Juan Carlos Tedesco, decidió invertir en la evaluación de los programas Proyecto de Alfabetización Científica (PAC), Matemática para Todos, y Ciencia y Tecnología con Creatividad (CTC). Cada uno fue asignado a alrededor de 30 escuelas de cada provincia elegidas al azar en los partidos de Lomas de Zamora, Lanús y Avellaneda, en Buenos Aires, y de San Miguel de Tucumán, Yerba Buena, Cruz Alta y Tafí Viejo, en la provincia del noroeste. “Los proyectos PAC y Matemática para Todos fueron desarrollados por personal de las áreas curriculares del ministerio y proponen la enseñanza a través de la indagación –dice Annie Mulcahy, licenciada en ciencias políticas y máster en educación, y coordinadora del Programa de Mejora de la Calidad de la Enseñanza de las Ciencias Naturales y la Matemática–. El primero se inspira en los postulados del programa francés La main a la pâte [las manos en la masa, de Pierre Léna], con módulos para los docentes, kits para los chicos, capacitación. El segundo se basa en llegar a la matemática a través del juego.” El tercero, CTC, fue desarrollado por Ben Sangari, un físico nacido en Irán, pero de nacionalidad británica, graduado en el King’s College, de Londres, que desde hace más de una década reside en Brasil. Al frente de un equipo de un centenar de científicos, psicólogos y pedagogos, Sangari diseñó y sometió a prueba en medio millón de chicos brasileños un sistema que propone recuperar para el aprendizaje escolar

el gozo infantil del descubrimiento, al tiempo que ofrece a los maestros algo así como un paquete “llave en mano”: un armario de 100 kg con materiales para la experimentación, un libro y un diario de ciencias por alumno, y libros para los docentes, además de un programa de capacitación intensiva para docentes y directivos a cargo de tutores. Aunque el ministerio es renuente a hacer comentarios de los distintos programas en evaluación porque –aclara Mulcahy– “2009 es el año de la implementación y no hay una decisión a priori sobre ninguno”, Sangari, que fundó una empresa para comercializar su sistema para la escuela primaria cuya filial en la Argentina se inaugura el lunes, se prestó al diálogo. “Empecé a desarrollar los programas de educación científica para escuelas primarias aproximadamente en 1997 –dice, desde San Pablo–. Nos llevó alrededor de diez años de investigación y desarrollo completar la solución, y llevarla al estadio en que nos sentimos cómodos como para presentarla a los sistemas educativos.” Ese período, en el que desarrollaron un prototipo, lo dedicaron al testeo y la verificación en más de 100.000 chicos. “En 2007 comenzamos con la implementación en gran escala, después de probarlo en escuelas públicas y privadas, y en diferentes realidades socioeconómicas, zonas geográficas e infraestructuras. En este momento lo aplican más de 400.000 alumnos de escuelas públicas y privadas de 18 estados del Brasil. Y llegará a un millón en marzo próximo.” Y enseguida agrega: “Desde que nacen, los chicos aprenden tocando cosas, poniéndolas en sus bocas, tratando de sentirles el gusto, usando todos sus sentidos. Aprenden a través de la investigación. Pero a los seis años empieza la escuela y súbitamente ese proceso se detiene. Nuestro programa es una solución completa e integrada para que los chicos continúen en la escuela el proceso natural de aprendizaje a través de la investigación al que están acostumbrados, para que construyan su propio conocimiento haciendo, experimentando, preguntando...” Para Diego Golombek, asesor principal del programa, cuya adaptación e implementación para nuestros contenidos escolares realizó la doctora en

Se podrá utilizar a partir de 2010 CECILIA DRAGHI PARA LA NACION

FOTOS GENTILEZA INSTITUTO SANGARI

Chicos brasileños, en plena clase de ciencias naturales con el método Sangari

Además de experimentar, hay que escribir en el diario biología Melina Furman, “lo bueno de este sistema es que viene avalado por decenas de miles de chicos”. Sus resultados, asegura, son “impresionantes”: “A los chicos de Brasilia y de otras ciudades del Brasil les ha cambiado la visión de la ciencia. No sólo ellos, sino también los padres y los maestros están fascinados. Lo que rompe con el tabú de que en la escuela primaria sólo hay que enseñar a su-

El armario con materiales de trabajo

mar, restar y multiplicar. Y lo más interesante es que los resultados no sólo redundan en que entienden más sobre ciencia, sino que mejoran en el resto de las materias”. Dice Sangari: “No sólo aumentó la motivación de los chicos, sino también su capacidad de retener información y su habilidad de utilizar sus conocimientos para resolver problemas. Es en eso que nos concentramos.”

¿Qué medida sirvió ante la caída de ceniza del volcán Chaitén en Esquel, o del Hudson en Los Antiguos, o del Copahue en Caviahue? ¿Cómo fueron las necesidades de los centros médicos ante este fenómeno? ¿Cuál fue el mejor canal para informar a la población durante la crisis? Las respuestas a esos y otros interrogantes fueron recopiladas por un equipo interdisciplinario a cargo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y estarán disponibles a partir de 2010 en Internet. “La idea es elaborar un manual de procedimiento de contingencia de caída de ceniza volcánica para saber de qué se trata, qué conviene hacer en materia de salud o qué instrucciones darle a la gente. Con este objetivo rescataremos la información de la experiencia vivida por la población, los profesionales y las autoridades de distintos lugares donde ocurrieron estos episodios en la Argentina. También resumiremos lo relevante para estos casos de la bibliografía internacional”, detalla el vulcanólogo Alberto Caselli, director del Departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a cargo de esta iniciativa.

Este método tiene, en Brasil, un costo que ronda los 10 dólares mensuales por alumno, aunque ese número depende de diversos factores. La Argentina sería el primer país fuera de esas fronteras que lo aplicaría, lo que exige una adaptación a la realidad local que estará en manos de un equipo dirigido por la pedagoga Inés Dussel. Dice Mulcahy: “Lo más rico de esta experiencia es la evaluación”.

GENTILEZA ALBERTO CASELLI

Esquel, en mayo de 2008 Justamente este especialista se hallaba en Esquel en mayo de 2008 cuando de la noche a la mañana esta ciudad se vio afectada por primera vez por las cenizas de la erupción del volcán chileno Chaitén. “Lo primero que se hizo –relata– fue recurrir a Internet y la información disponible era de fuentes inter nacionales, en especial para poblaciones ubicadas en la base del volcán. Había pocos datos para el caso de localidades más alejadas que sufrían los efectos de las cenizas. Además, faltaba rescatar las experiencias locales.” Aprovechar las vicisitudes pasadas para evitar repetir los mismos errores en un momento de máxima tensión de una población es uno de los objetivos de este manual. En ese sentido, Caselli recuerda decisiones efectivas adoptadas en Esquel: “Cubrieron las tapas de desagües pluviales con nylon para que no llegaran a los conductos las cenizas que en contacto con agua se endurecen. O comprobaron que es más conveniente organizar la limpieza de las casas para que todos lo hagan en el mismo momento, de modo de evitar que el último en asear ensucie lo realizado por el anterior”, puntualiza como datos para tener en cuenta. Desde la medicina, la geología, la química, la psicología social y la ingeniería hasta especialistas en enseñanza participan de esta iniciativa, que “estará lista dentro de un año para ser instalada en la Web”, concluye.

Centro de Divulgación Científica de la FCEyN de la UBA.