MISION Ninos 1T-2015

2 ene. 2015 - de lo sucedido la semana de la creación, de Adán y Eva, de Noé y del diluvio. Le gustaron tanto aquellas historias que siguió leyendo hasta el ...
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Alaska

10 de enero

ENCONTRANDO A JESÚS EN EL CAMPAMENTO

Logan, un joven de doce años, era el chico de carácter más fuerte en una de las cabañas del Campamento Polaris. Quería mandar en todo y a todos. Una noche, Logan decidió que no se iría a la cama. Los dos consejeros que había en la cabaña de Logan hablaban en voz baja entre sí, y se les ocurrió un plan. –De acuerdo –le dijeron a Logan–, puedes quedarte levantado, siempre y cuando te mantengas leyendo la Biblia. Logan aceptó. Pero había un problema: no tenía una Biblia. De hecho, nunca la había leído. –Bien, puedes leer mi Biblia –le dijo el consejero mientras se la entregaba. –Está bien –respondió Logan–. Entonces, ¿no tengo que ir a la cama? –preguntó. –Correcto –dijeron los consejeros–. Siempre y cuando te mantengas leyendo la Biblia.

NUEVOS RELATOS Logan tomó la Biblia y una linterna. Luego salió y se sentó en los escalones de la cabaña. Abrió la Biblia y comenzó a leer en el libro de Génesis: “En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra” (Gén. 1:1). Logan siguió leyendo, y por primera vez se enteró de lo sucedido la semana de la creación, de Adán y Eva, de Noé y del diluvio. Le gustaron tanto aquellas historias que siguió leyendo hasta el final del libro de Génesis. A la mañana siguiente, Logan estaba muy emocionado. –Encontré algunas historias interesantes –dijo a sus consejeros–. Me gustó mucho la historia de José. ¿Cómo pudo soportar todo lo que le sucedió? Logan hizo muchas preguntas, y los dos consejeros pacientemente le fueron respondiendo todas, explicándole que José amaba a Dios y que confió en él; también, que el Dios que se preocupaba por José también se interesaba en Logan.

JESÚS PUEDE AYUDARNOS Muchos de los niños que acuden al Campamento Polaris no conocen las historias de la Biblia. Otros niños quizá conozcan esos relatos de la Biblia, pero en realidad no saben que Jesús desea ser amigo de ellos. Heather era otra acampante que formaba parte del mismo grupo. Heather venía de Delta Junction, una aldea ubicada al final de la carretera que va hacia el norte de Alaska. A Heather le encantaba asistir al campamento cada verano, y llevaba un diario al respecto.

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CÁPSULA INFORMATIVA • La Asociación de Alaska de los Adventistas del Séptimo Día fue creada en 1901, 58 años antes de que Alaska se convirtiera en uno de los Estados de los Estados Unidos de América. • La Asociación de Alaska abarca uno de los territorios más grandes del mundo. Muchas de sus regiones son accesibles únicamente por barco o por avión. • Para el año 2014, había unos 3.800 adventistas en Alaska, y 29 iglesias adventistas. Un día, escribió en su diario: “Por supuesto, hoy tuvimos que participar en el culto, y me pareció una tontería”. Sin embargo, debido a que Heather volvía al campamento cada año, le empezaron a gustar los cultos de adoración que se celebraban en dicho lugar. Una charla que escuchó en uno de ellos, la disfrutó en especial. Esta mencionaba una vela y un globo. El orador puso una vela en una mesa, y luego la encendió. Después sacó un globo de su bolsillo, lo sopló y lo ató. Luego colocó el globo sobre la vela encendida, y… ¡bang!, el globo explotó de inmediato.

A continuación, el orador tomó otro globo y lo llenó de agua antes de atarlo. Luego lo sostuvo sobre la vela encendida, y este ¡no explotó! Todos los niños se asombraron. “El orador explicó que somos como el globo, y que el agua representa a Jesús –dijo Heather–. Si Jesús está en nosotros, él nos tranquiliza, y nos concede paz y fuerzas. Él es alguien de quien podemos aferrarnos”.

ELLOS SIGUEN REGRESANDO Heather ha crecido y cada verano regresa al Campamento Polaris, donde trabaja como salvavidas y consejera. Allí, ella intenta transmitir las enseñanzas que aprendió cuando era una joven acampante. “He vivido en Alaska durante toda mi vida –dice Heather–, y Polaris es el campamento más remoto en el que he estado. Pero, sin duda, es un lugar donde uno se puede sentir muy cerca de Dios. Realmente me encanta estar allí”. Recordemos nuestra ofrenda del decimotercer sábado de este trimestre, para ayudar a que los niños en el Campamento Polaris tengan camas mejores y un lugar con duchas y sanitarios apropiados. Gracias.

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