Los Toldos, el pueblo que fue embargado

2 dic. 2011 - Las Yungas que forma parte efectiva del territorio argentino desde 1938 llegó a la máxima instancia judicial del país. La Corte Suprema de ...
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INFORMACION GENERAL

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Viernes 2 de diciembre de 2011

POLEMICA EN SALTA s UN CASO QUE LLEGO A LA CORTE SUPREMA

Los Toldos, el pueblo que fue embargado Por una modificación catastral, la tierra que ocupa quedó dentro del campo de una empresa, que lo perdió por una deuda hipotecaria CARLOS PASTRANA

Un tratado binacional garantizó las posesiones

PARA LA NACION LOS TOLDOS, Salta.– Medio centenar de lugareños de este pueblo del límite entre la Argentina y Bolivia reciben a LA NACION con una danza típica. Pero tanto alborozo esconde, en realidad, un drama: la tierra que habitan desde siempre es objeto de una ejecución hipotecaria. Nadie puede precisar cómo ni cuándo; lo cierto es que una duplicación de los registros catastrales hizo coincidir la extensión del pueblo con parte de las 72.000 hectáreas del campo de Argencampo SA. Esa firma puso como garantía hipotecaria esas miles de hectáreas al contraer un crédito que no pudo pagar. Y el Banco Central, convertido en acreedor tras la liquidación de la entidad que había dado el préstamo, inició la ejecución hipotecaria ante el Juzgado Civil N° 34 de la ciudad de Buenos Aires, por una deuda de 6.309.000 pesos, más $ 30.000 de honorarios. Si el juicio prospera, tierras y caminos, una escuela primaria y una secundaria, el edificio de la Municipalidad y el Concejo Deliberante, hospital, dependencias de Parques Nacionales (ahí están el Parque Nacional Baritú y la reserva El Nogalar) y de la Gendarmería –que hace de Aduana y Migraciones–, además de dos radios de FM, una usina hidroeléctrica y centenares de casas y fincas, pasarían a ser propiedad del banco acreedor. El caso de este pueblo enclavado en Las Yungas que forma parte efectiva del territorio argentino desde 1938 llegó a la máxima instancia judicial del país. La Corte Suprema de Justicia comunicó la situación al gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. El mes pasado, el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, escuchó de boca del vicepresidente primero del Senado provincial, Mashur Lapad, y del senador nacional salteño Juan Agustín Pérez Alsina (Partido Renovador) detalles de la situación. No les dio ninguna respuesta más que seguiría de cerca el curso del expediente, por lo que solicitó que se le informe “de todas las resoluciones que sobre el particular se tomen”. La primera llegó esta semana: la Cámara de Diputados provincial aprobó por unanimidad, el martes, un proyecto de expropiación de la tierra en litigio para entregarla a sus habitantes. La última palabra la tendrá, ahora, el Senado salteño, que tendrá oportunidad de convertir la iniciativa en ley durante las sesiones extraordinarias de este mes. Igualmente, los 2300 habitantes de Los Toldos, adonde incluso bien entrado el siglo XXI sólo se puede llegar luego de recorrer 100 kilómetros de suelo boliviano, siguen movilizados. Anticiparon a LA NACION que, de ser necesario, pedirán una audiencia con la presidenta Cristina Kirchner para exponerle la situación y lograr una solución definitiva. Dicen que sólo quieren mantener su legado, que se les respete la propiedad de la tierra que era de sus abuelos incluso antes del 9 de julio de 1925, cuando este solar se convirtió en territorio argentino tras un acuerdo limítrofe bilateral que se concretó trece años después.

Idas y venidas El llamado de atención de la Corte hizo que la administración de Urtubey se abocara a la cuestión. El fiscal de Estado Ramiro Simón Padrós dijo a LA NACION que analiza la cuestión por orden del mandatario provincial, aunque aclaró que se trata de “una cuestión entre particulares, salvo [por] los edificios públicos”. La piedra de la discordia es la extensión del catastro 224, que registra que las tierras de Argencampo SA llegan hasta el río Condado, casi en el límite con Bolivia, mientras que los pobladores sostienen que terminan en la propiedad de Deydoma Ruiz del Castillo, 18 kilómetros más al Sur. El intendente, Eleodoro Iriarte, no tiene dudas: “Hay un catastro 224 de Argencampo hasta la propiedad de Deydoma Ruiz del Castillo como límite norte y desde allí otros 300 catastros hasta el río El Condado”. El viernes 21 de octubre, Marcos Ottati Rossi, abogado de Argencampo SA, se juntó con pobladores en la plaza para escucharlos y, según dijo Liliana Pérez, una vecina, prometió retornar en 15 días con “alguna solución”. El letrado dijo entonces a LA NACION que la empresa “siempre actuó de buena fe” y que “no tiene intención de perjudicar a los pobladores”. Días atrás, según pudo saber LA NACION, Argencampo pretendió alambrar un sector conocido como Vallecito, adyacente a la propiedad que le es reconocida al sur del pueblo, pero los vecinos no lo permitieron. Luego, una docena de policías apareció para preguntar a los pobladores por el incidente, según relató Pérez. Los toldeños sólo quieren que se les reconozca la propiedad y se les entreguen los títulos que la acrediten. “Nuestro ideal es que cada toldeño tenga el título a su nombre. Lo de la expropiación es un absurdo total”, dijo Pérez, y recordó que en 2009 ya hubo un compromiso oficial de regularizar en 90 días la delimitación de las propiedades.

Se abrió un registro y pocos se inscribieron

Algunos de los vecinos más representativos de Los Toldos se reunieron para contar a LA NACION su situación FOTOS DE RICHARD MAGNA

Los pobladores, con la certeza de que son los propietarios Muchos conservan títulos de dominio de cuando la localidad aún integraba el territorio de Bolivia Dalmacio Acosta, dirigente de El Arazay, y su nieto Nacho

Benita Landebisnay, de 93 años, toldeña “desde siempre”

José Luis Pardo muestra un plano del pueblo

LOS TOLDOS, Salta.– “Estamos seguros de que somos los dueños, no pueden expropiar algo que es nuestro”, dice Aída Ruiz, que jura haber pagado el impuesto inmobiliario hasta 1998. “Cómo van a expropiar lo que es mío para dármelo de nuevo”, coincidió Francisca Martínez, de 64 años, bisnieta de Deydoma Ruiz del Castillo, cuya propiedad está en el límite discutido, donde asegura que hay mojones de piedra que lo demarcan claramente. Prácticamente todos los pobladores tienen papeles de propiedad, pero bolivianos. Hay gente que vive aquí desde antes de que Los Toldos se convirtiera en territorio argentino, como Esteban Ramírez, de 90 años: “La Nación y la provincia deben darnos la oportunidad de presentarlos ahora”, dice. Oscar Ruiz afirma: “Somos legítimamente dueños de lo que nos han dejado nuestros ancestros”. Docentes y alumnos primarios y secundarios también hablaron con preocupación. Alvaro Cazón, un estudiante de 17 años, dijo: “Todos tenemos nuestros bienes de nuestros antepasados, y hoy no sabemos si seguiremos aquí”. Ramón Jaramillo, de 18, agregó: “La tierra es de nuestros abuelos y es como que nos están echando, como si perteneciera a un solo propietario y no a nosotros”. En Huaico Chico, hacia el Este, en una típica alta casa de adobe con horno de barro, Benita Landebisnay, de 93 años, recordó que cuando la zona pertenecía a Bolivia su familia compró “este pedacito porque andaba de un lao p’al otro”. “Aquí he criado a mis ocho hijos, algunos se fueron [la acompañan tres], y yo soy la dueña.” Elio Romero, cuyos tatarabuelos donaron la primera escuela, en 1930, y el lote del actual cementerio, co-

La plaza principal, denominada General San Martín, en plena siesta, cuando las calles quedan desiertas

mentó que Argencampo compró una casa en el pueblo, dentro del ampliado catastro 224. Una contradicción, si es que la tierra ya era suya. José Luis Pardo historió que por edictos en LA NACION y otros diarios, en 1938 se anunció que había tres años para regularizar los títulos. “Pero como aquí no llegaban diarios y el 85% de los pobladores eran analfabetos, nadie supo nada.” Relató que una empresa anterior a Argencampo puso un intendente que “avaló una extensión fraudulenta de la propiedad, porque todos los títulos de los toldeños colindan con la propiedad de Deydoma Ruiz del Castillo hacia el Sur, según lo registrado en los tres libros de títulos bolivianos que están en Salta”. Mostró a LA NACION planos de la Dirección de Inmuebles de Salta que consignan los catastros superpuestos, y agregó: “Hubo un fraude y no es la solución expropiar”. En El Arazay, hacia el sur del pueblo, y en lo que los pobladores reconocen como el límite norte de Argencampo, Dalmacio Acosta, de la Comunidad de la Alta Cuenca del Río Lipeo, puntualizó: “Nos reconocemos propietarios, trabajamos y cuidamos la tierra por muchas generaciones, nunca se han conocido otros dueños que hayan venido con papeles en mano”. Junto con las 60 familias de El Arazay, 26 familias de El Lipeo y 16 familias del parque Nacional Baritú analizan presentar un pedido de reconocimiento de propiedad como pueblo originario coya. Allí siembran batata, maíz, maní, zapallo, ají, poroto; algunos tienen vacas y cerdos, todo para sustento de cada familia. Concluye Acosta: “Nos hemos criado así de antes y vamos a morir aquí en nuestro terreno, que mantuvimos y trabajamos”.

LOS TOLDOS, Salta.– Esta zona pasó a jurisdicción nacional el 9 de julio de 1925 por un tratado entre la Argentina y Bolivia. Sin embargo, el efectivo cambio de jurisdicción se produjo en 1938, luego de la redacción del Informe Final de la Comisión Mixta Demarcadora de Límites Argentina-Bolivia Carrillo-Medina. Por entonces, los toldeños hablaron de “la Argentina Nueva” para distinguirla de “la Argentina Vieja”. El tratado final no contemplaba la situación de los propietarios que pasaron de una a otra soberanía, pero mediante cartas reversales se garantizaron los derechos de posesión territorial de los pobladores, para lo cual se abrió un registro de propiedad. En el caso de Salta se mandaron tres libros a la Dirección de Inmuebles, con un año de plazo para la inscripción del título. Se publicaron edictos –en LA NACION, por ejemplo–, pero a Los Toldos no llegaban diarios y el 85 por ciento de la población era analfabeta, de modo que muy pocos cumplieron el trámite. Tampoco se hicieron juicios sucesorios; los tribunales estaban lejos y los “nuevos” argentinos no tenían recursos económicos para afrontar los procesos necesarios; por esa misma causa son pocos los que gestionaron la posesión veinteañal. Según el toldeño José Luis Pardo, luego de transcurrido el tiempo para la inscripción de los títulos bolivianos preexistentes, una empresa anterior a Argencampo SA –la que actualmente litiga por la titularidad de la tierra sobre la cual se asienta el pueblo– consiguió que un jefe comunal extendiera los límites de la propiedad privada y lo asentara en los libros de catastro. Pardo asegura que las propiedades de los toldeños colindan con la de Deydoma Ruiz del Castillo hacia el Sur, según lo registrado en los tres libros de títulos bolivianos que están en poder de la administración pública en la capital de Salta.

    

 

 

 

   





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Un camino obligado por la frontera LOS TOLDOS, Salta.– El pueblo tiene escuela primaria y secundaria, municipalidad y Concejo Deliberante, hospital, dependencias de Parques Nacionales y Gendarmería, dos radios FM, una usina hidroeléctrica y la Reserva El Nogalar. Aquí se llega desde Bolivia, por un camino pavimentado, y luego se toma la ruta provincial 19, de ripio y de cornisa, y el puente sobre el río Bermejo, que rompió el aislamiento de siglos, en 2003, aunque ahora está en reparación. El director de la escuela primaria San Pedro Apóstol, Jorge Raúl López, recuerda que antes el cauce se cruzaba en un cajón para dos personas que accionaba un roldanero; todavía se ve la estructura. Un locutorio tiene el único teléfono fijo, pero se generalizó el uso de celulares, que se pueden comprar baratos en Bolivia. De ese lado están La Mamora y a 100 kilómetros, Bermejo, que es por donde se entra desde Aguas Blancas, en el norteño departamento de Orán, sobre el río Bermejo, que tiene su caudal muy bajo, al punto de que se puede cruzar a pie sin necesidad de las chalanas que unen las dos orillas. El empleo público y los subsidios son la mayor fuente de recursos. Hay un turismo incipiente y los pobladores cuentan con parcelas para cultivos de subsistencia con maíz, batata, zapallo, maní, ají y poroto.