Llegó el momento de actuar

Urge implantar soluciones que redunden en la reducción del volumen de desperdicios sólidos que se tienen que disponer. Los sistemas de reducción y.
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Llegó el momento de actuar La población puertorriqueña aún no está consciente de que si no toma medidas drásticas pronto, la basura la arropará. El manejo y la disposición inadecuada de los desperdicios sólidos representa una amenaza económica y ambiental para Puerto Rico. Todos los días escuchamos diversas aseveraciones que nos recuerdan la difícil situación económica que vive el País… la falta de empleo, la crisis energética. Muchos países alrededor del mundo han superado crisis similares estableciendo una combinación de técnicas que con el esfuerzo de todos los sectores de la población se han convertido en iniciativas dignas de emular. Según la Real Academia Española (RAE), basura se define como los residuos desechados y otros desperdicios. Otra definición que le otorga es suciedad, que a su vez se define como porquería, como cosa repugnante o despreciable. Por su parte, los conservacionistas llaman basura la unión de dos cosas que no deben estar juntas. Por ejemplo, un sobre de carta de papel que tiene una ventana plástica, supuestamente “conveniente” para mantener al descubierto una información. Un producto como ese no podría tener un uso posterior. Nuestra sociedad se ha caracterizado por creer que los recursos naturales son ilimitados. Los avances en la tecnología han agilizado la obsolescencia de los productos y los seres humanos han confundido lo que son  

con lo que tienen. Ha crecido el consumismo y por consiguiente la producción en masa de infinidad de artículos que al quedar como modelo anterior, pasado de moda u obsoleto, descartamos inadecuadamente, sin medir las consecuencias que conlleva en términos ambientales, pero también económicos y sociales. ¿En qué momento debemos despreciar un material? Crecimos acostumbrados a botar la “basura” en el zafacón. Hasta el momento, eso era ser limpio. Desde que tenemos uso de razón, no ha existido otra fórmula para deshacernos de los desperdicios más allá de enterrarlos (vertederos) o quemarlos (incineración). Ahora que vivimos los efectos del cambio climático gracias a la explotación desmedida de los recursos, nos damos cuenta de que no basta con echar los desperdicios al zafacón. Es necesario esforzarnos un poco más para contribuir con el mejoramiento del ambiente, al tiempo que desarrollamos iniciativas que generen otros beneficios para la sociedad. Urge implantar soluciones que redunden en la reducción del volumen de desperdicios sólidos que se tienen que disponer. Los sistemas de reducción y reciclaje en combinación con el uso menos intensivo de los productos representa una alternativa viable para Puerto Rico. Es momento de actuar y adoptar estilos de vida diferentes para manejar los desperdicios de forma sustentable y evitar que lleguen a los vertederos. Y si tuvieran que hacerlo que solo sea cuando verdaderamente ya no tengan ningún uso.