Documento no encontrado! Por favor, inténtelo de nuevo

Las reformas de Josías - Recursos Escuela Sabática

21 nov. 2015 - La justicia fue pervertida; prevaleció la violencia”. 3. En medio de la desgracia, la vergüenza y la agonía condujeron al rey Manasés .... de este sumo sacerdote, el escriba Safán leyó este rollo delante del rey Josías quien, al escuchar las palabras de Deuteronomio, referentes a las bendiciones de la obe-.
39KB Größe 5 Downloads 102 vistas
Casa Publicadora Brasilera Comentarios de la Lección de Escuela Sabática IV Trimestre de 2015 Jeremías

Lección 8 (14 al 21 de noviembre de 2015)

Las reformas de Josías Dr. Márcio D. Costa

1

Introducción La vida involucra elecciones y Dios anhela que hagamos las mejores elecciones posibles. Estas definen el futuro que tendremos. Por ello, Dios se vale de personas tales como los padres, los maestros y los pastores para orientarnos hacia los mejores caminos. El libre albedrío es un regalo que Dios le concedió a la humanidad. Sin embargo, cuando es mal empleado, se convierte en un problema, no sólo para quien está eligiendo, sino también para aquellos que lo rodean. En los relatos bíblicos, Dios llama la atención de su pueblo para que siga los caminos correctos y las cosas equivocadas. Jeremías muestra que Dios respeta la libre elección de su pueblo, aun cuando éste escogió de manera equivocada. Por ello, el pueblo debió enfrentar las consecuencias de sus elecciones. En contrapartida con las muchas decisiones catastróficas en la historia de Judá, el nombre y la vida del rey Josías testifican que Dios es el único que puede restaurar a su pueblo de sus elecciones equivocadas.

Los reinados de Manasés y Amón Uno de los mayores peligros que aporta la idolatría es que las personas se pueden acostumbrar tanto a esa situación que no perciben su incredulidad, por lo que pasan a considerar al pecado como parte de la vida cotidiana. Huyendo de los peligros de la idolatría, el reinado de Ezequías en Judá tuvo un carácter próspero, organizado y enfocado en la voluntad de Dios. Sin embargo, inexplicablemente su hijo Manasés, estableció la apostasía de un modo tan intenso que pasó a ser recordado como el rey más perverso de la historia de Judá. Gradualmente, Manasés revirtió las obras de su padre. Comenzó con la tolerancia a la idolatría y finalmente llegó a perseguir a los adoradores al Dios verdadero. “El paganismo revivió, la gente adoró los ídolos otra vez, y Judá participó ampliamente en los males que habrían de colmar la medida de la iniquidad de la nación”. 2 Con Manasés, Judá comenzó su declinación, el paganismo retornó, y con él, la adoración a Baal. Dimensionando la extensión de sus consecuencias, sus elecciones trajeLicenciado en Teología, con Maestrías en Administración y Religión y Doctorado en Religión por la Andrews University. Rector de la carrera de Teología en el Instituto Adventista de Paraná, Brasil. 2 Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 2, p. 963. Recursos Escuela Sabática © 1

ron males a toda la nación y echaron por tierra las buenas decisiones tomadas por los líderes del pasado. “La gloriosa luz de generaciones anteriores fue seguida por las tinieblas de la superstición y del error. Brotaron y florecieron males graves: la tiranía, la opresión, el odio a todo lo bueno. La justicia fue pervertida; prevaleció la violencia”. 3 En medio de la desgracia, la vergüenza y la agonía condujeron al rey Manasés a la reflexión y al arrepentimiento. Humillado y preso con cadenas de bronce, Manasés fue llevado con sogas y ganchos que le perforaron los labios y la nariz. Otras clases de brutalidad física aplicadas con frecuencia a los reyes capturados en esos tiempos aumentaron aún más la agonía de Manasés quien, finalmente, decidió volverse a Dios. Arrepentido, Manasés implementó cambios parcialmente eficaces para restaurar la adoración a Dios, pero esas medidas fueron anuladas posteriormente por su hijo. Al volver a Judá, Manasés había destruido los ídolos de los templos y también los altares que había construido, pero los daños de sus actos anteriores fueron irremediables, y su arrepentimiento, tardío, como para revertir la idolatría. Fue sucedido por su hijo Amón, y el intento de reforma de su padre fue rápidamente olvidado. Una vez más, el ejemplo negativo prevaleció, y Amón patrocinó nuevamente la idolatría, siendo asesinado en su segundo año de reinado, sin demostrar arrepentimiento.

Un nuevo rey Sin Dios, aun cuando exista consenso, las decisiones son erróneas. A veces, nos apoyamos en el siguiente proverbio: “En la multitud de consejeros está la sabiduría” (Proverbios 11:4) para, en cierto modo, endosar la importancia de escuchar a la mayoría. No obstante, sólo hay sabiduría en la mayoría cuando está sometida a la voluntad de Dios, teniendo “el temor del Señor, que es el principio de la sabiduría” (Proverbios 1:7). La democracia no es necesariamente el plan de Dios. Su plan es que dejemos que Él nos guíe en nuestras elecciones en lo que es bueno para nosotros. Consideremos algunos ejemplos bíblicos. En el Edén, Adán y Eva eran la mayoría, y eligieron comer del fruto que traería la desgracia a toda la humanidad. En el Diluvio, la mayoría decidió permanecer fuera del Arca, a excepción de Noé y su familia. En el juicio de Jesús, la mayoría gritó: “¡Crucifícalo!”. En los ejemplos bíblicos, las buenas elecciones siempre dependieron de la dirección de Dios, que conoce todas las cosas desde la eternidad. En la primera ocasión en la que el pueblo escogió un rey, “todos los ancianos de Israel” (1 Samuel 8:4), fueron ante Samuel y le dijeron: “Constitúyenos un rey que nos gobierne, como todas las naciones” (versículo 5). El texto es claro: la mayoría (en este caso, los ancianos), quería un rey. Israel pagó caro el escoger un rey, pues ese no era el plan de Dios. Él siempre tiene planes mejores. Él ve el futuro, ve el mal que está frente a nosotros e intenta alertarnos. La historia bíblica también muestra que la mayoría de los reyes de Israel fue infiel y perverso. Cada uno fue peor que el otro. Hipotéticamente, en medio del dominio de la idolatría, ¿cuál sería la chance de que hubiera un rey que temiera verdaderamente al Señor, que no se vendiera a la política y que no adorara a otros dioses? Sin em3

Elena G. de White, Profetas y reyes, p. 281. Recursos Escuela Sabática ©

bargo, aun cuando ya no había solución a los ojos humanos, Dios levantó a alguien con el deseo de ser fiel, y llegó como un bálsamo para el pueblo de Dios, que estaba pereciendo espiritualmente.

Josías en el trono Josías reinó en Judá luego de un período de reyes infieles. Todavía era niño, con ocho años de edad, y la Biblia deja en claro que él “hizo lo recto ante los ojos del Señor, y anduvo en todo el camino de David, su padre, sin desviarse a la derecha ni a la izquierda” (2 Reyes 22:2). Hay por lo menos dos factores importantes que pesaban sobre este niño: la herencia y la influencia de la cultura de su época. Al analizar a alguien, es común hacer una mirada hacia el pasado y afirmar que esa persona actuó de esta o aquella manera porque sus padres lo hicieron de ese modo, y llegamos a la conclusión de que el comportamiento erróneo fue transmitido hereditariamente. Aunque el pecado lo heredamos desde el Edén, tenemos a nuestra disposición un Poder muy superior al pecado, una Fuerza que puede cambiar las tendencias hereditarias. El ser humano no puede cambiar solo sus malos hábitos. Por el contrario, “muchos han de luchar con potentes tendencias hereditarias al mal. Al nacer heredaron deseos contrarios a la naturaleza e impulsos sensuales”. 4 No obstante, no debemos desesperarnos, pues sabemos que “Cristo ha dado su Espíritu como poder divino para vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas”. 5 Así, las tendencias hereditarias del rey Josías no fueron una excusa para continuar en el camino pecaminoso de sus antecesores. Hay otro punto en cuestión. Josías era apenas un niño. Siendo tan pequeño, era altamente influenciable. Sin embargo, escogió no sumergirse en la cultura idolátrica de su época, sino ser fiel a Dios. ¿Cómo evitó el rey Josías contaminarse? Podemos afirmar que se sometió a la fuerte obra del Espíritu Santo y superó las tendencias hereditarias y los riesgos de la juventud. El rey Josías fue más allá de su fidelidad a Dios. Pensando en el beneficio común, ordenó restaurar el Templo, cuando supo que el lugar sagrado estaba dañado. Ojalá que nosotros tengamos esa osadía de ser fieles a Dios, independientemente de nuestras tendencias hereditarias o de la cultura que nos rodea. El Poder divino está disponible para que alcancemos ese ideal.

El libro de la Ley Los escritos de Moisés, usados como guía por mucho tiempo en el reinado de Ezequías, fueron displicentemente extraviados por su sucesor Manasés, por haberlo considerado irrelevante. Muchos años después, fueron hallados por el sumo sacerdote Hicías, durante las reformas en las instalaciones del Templo. Bajo las órdenes de este sumo sacerdote, el escriba Safán leyó este rollo delante del rey Josías quien, al escuchar las palabras de Deuteronomio, referentes a las bendiciones de la obediencia y a las maldiciones de la desobediencia, rasgó sus vestiduras en señal de preocupación por la situación del pueblo y su fin inminente. 4 5

White, El ministerio de curación, p. 129. White, El Deseado de todas las gentes, p. 625. Recursos Escuela Sabática ©

Conforma lo anunciado por la profetisa Hulda, la sentencia pendía sobre la nación por los pecados cometidos. A pesar de ello, Josías sintió el llamado a la obediencia y concretó una reforma. Elena G. de White afirmó que el rey halló en las Escrituras “un aliado poderoso en la obra de reforma que tanto deseaba ver realizada en la tierra. Resolvió andar en la luz de sus consejos y hacer todo lo que estuviese en su poder para comunicar sus enseñanzas al pueblo”. 6 El rey había escogido correctamente al seguir los consejos inspirados, motivo por el cual Dios dijo que los juicios no caerían en su tiempo y él descansaría en paz (2 Reyes 22:20). El rey Josías entendió la seriedad de lo que había escuchado en relación al libro de la Ley, aun cuando el juicio ya había sido anunciado. Por medio de las Escrituras, sus propias elecciones y el poder de Dios, la reforma se llevó a cabo, no sólo en la adoración externa, sino también en la mente y el corazón del pueblo.

Las reformas de Josías Aun conociendo el final de destrucción, las reformas fueron tomadas en serio por el rey. En primer lugar, “se postró ante Dios agonizando en su espíritu y pidiendo perdón por los pecados de una nación impenitente”. 7 Luego de la lectura del libro de la Ley por parte del escriba Safán, se inició una reforma que tuvo repercusiones en todo el reino. Josías enfatizó la restauración espiritual, destruyendo los ídolos paganos. Fue necesaria una obra bien detallada en la remoción de todo vestigio de idolatría, pues conspiraban contra el éxito de la reforma. Desde sus comienzos, la Pascua simbolizaba la liberación del cautiverio egipcio en el Éxodo, el pacto y, especialmente, un nuevo comienzo, y fue celebrada juntamente por toda la nación. Aun así, contrastando con el simbolismo de la fiesta, pronto llegaría el juicio sobre la nación. Josías se destacó por su sinceridad, motivación y empeño, que condujeron al pueblo de Dios a la reforma espiritual (2 Reyes 23:25). Los oídos que habían rechazado el mensaje, ahora, bajo la conducción del rey, estuvieron listos para escucharlo.

Dr. Marcio Costa Profesor Coordinador del curso de Teología Instituto Adventista de Paraná (Brasil) Traducción: Rolando Chuquimia © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA

6 7

White, Profetas y reyes, p. 293. Ibíd.

Recursos Escuela Sabática ©