Las claves de un conflicto Panorama ominoso El

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ENEMIGOS ÍNTIMOS. LOS MILITARES Y KIRCHNER

ECONOMÍA CANALLA

HÉROES SIN ATRIBUTOS

POR LORETTA NAPOLEONI

POR GUIDO BRASLAVSKY

POR JULIO PREMAT FCE 276 PÁGINAS $ 55

PAIDÓS 287 PÁGINAS $ 64

SUDAMERICANA 368 PÁGINAS $ 62

Las claves de un conflicto

Panorama ominoso

El artista fingidor

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esgajado en múltiples peleas, queda expuesto ahora el estilo de gobierno del matrimonio Kirchner. Los rivales pasaron, alternándose en la mira de una Casa Rosada que exige rendiciones incondicionales. Enemigos, golpes tácticos, batallas, el diccionario militar fue asimilado, quizá, como reflejo del primer combate librado por el kirchnerismo en su acumulación de poder. Poco se sabía de ese gobernador patagónico cuando asumió en 2003. Por entonces, las acciones destempladas de la presidencia recibían aplausos de todos los sectores, menos de uno. Las Fuerzas Armadas sentirían en soledad el impacto inicial de la mano K. Repasar el comienzo de un modelo de conducción social puede servir para comprender la manera en que se encaran los conflictos en la Argentina de hoy. Ése es el aporte fundamental que el periodista Guido Braslavsky entrega en Enemigos íntimos. Los militares y Kirchner. Braslavsky detalla los sucesos más trascendentes de una relación que nació mal, la de las Fuerzas Armadas y el presidente electo en mayo de 2003. Y ese mes es fundacional para un choque de voluntades que terminaría por forjar una manera de hacer política. La investigación expone el acercamiento del Kirchner gobernador de Santa Cruz con las Fuerzas Armadas. Pero algo cambió en ese hombre que asumió la presidencia en medio de la crisis social. En estas páginas, se recorren las negociaciones reservadas con la cúpula castrense hasta la llamada “purga”, cuando Kirchner decidió pasar a retiro a decenas de generales. ¿Lo hizo por levantar la bandera de los derechos humanos o por el pragmatismo de tener oficiales propios para su proyecto? La lectura no deja lugar a dudas. Braslavsky tiene una ventaja clave para contar lo que sucedió: por su trabajo, recibió la información de lo ocurrido en cada reunión, minutos después de finalizada. Obtuvo además el registro de comunicaciones no verbales de los protagonistas; recuerda el tono de voz, la mirada, las sensaciones íntimas del actor en pleno desarrollo de la obra. A ese conocimiento le agrega un minucioso trabajo de investigación, con entrevistas ricas en anécdotas. Así se informará que otro momento supremo del credo kirchnerista, el retiro de cuadros de dictadores en el Colegio Militar, tuvo mucho de puesta en escena. El libro abarca los seis años de gestión kirchnerista, pero abreva en la experiencia del autor en sus diez años de coberturas profesionales con temas vinculados con la Defensa y la Casa Rosada. Quienes conocen como él a los protagonistas de esta historia advertirán incluso un uso habitual de las palabras en los diálogos transcriptos, punto fuerte de una lectura que invita a pensar más allá de las peripecias militares con el poder actual.

ras la caída de la Unión Soviética, la industria textil rusa colapsó. Los distritos en los que se asentaba esta actividad, mayoritariamente femenina, se hundieron en el desempleo: hoy, las áreas de Ibanovo Oblast, al noreste de Moscú, Cheboksary, o la república de Chuvash son “tristemente conocidas como ‘regiones de prostitutas’ ”, cuenta Loretta Napoleoni en el primer capítulo de Economía canalla. La nueva realidad del capitalismo. El caso de Europa del Este convertida en una proveedora global de esclavas sexuales es la sinécdoque que resume la propuesta de Napoleoni, una economista experta en cuestiones de blanqueo de dinero y financiación del terrorismo. Estos fenómenos, que se multiplicaron a partir de los años noventa, conforman lo que denomina “economía canalla”. Una situación que no es excepcional sino sistémica. Napoleoni sostiene que estamos en un período de transición en que las impiadosas fuerzas del mercado prevalecen sobre la política, y generan las condiciones para una explotación del hombre por el hombre comparable a las peores etapas de la historia: la esclavitud se multiplicó en los últimos años hasta alcanzar los 27 millones de personas. Insólita, dolorosamente, esto ocurre en un momento de auge de la democracia. La autora estima que el precio de un esclavo en la actualidad es la décima parte de su valor en el Imperio Romano. Es que, por entonces, los esclavos eran un bien escaso, mientras que hoy son “una mercancía cuantiosa y disponible”. Apoyándose en un equipo de investigación que se puso en contacto con el lado oscuro de la globalización, la autora analiza los casos de las mafias, como la rusa y la calabresa; la cuestión de la piratería de marcas y la piratería en el mar; la explotación del oro y los diamantes. Napoleoni nos pone frente a nuestra ignorancia cómplice: “Cuando compramos un anillo de boda fabricado con oro procedente de minas donde niños congoleños trabajan para desalmados señores de guerra, que es pasado después de contrabando a Uganda y vendido con certificados de origen falsos por empresas deshonestas, hemos establecido un lazo comercial con el submundo siniestro de la economía ilegal y delictiva de África.” El panorama es ominoso, pero Napoleoni guarda un espacio para la esperanza: esta “economía salvaje”, que ya emergió en otros momentos de la historia, logró siempre ser controlada –si no total, por lo menos parcialmente– por la política. Postula que “no hay ninguna razón para creer que esta vez las cosas vayan a ser distintas”.

ste es un libro importante de crítica literaria. El tema que se propone forma el núcleo selecto de los temas en torno a los cuales gira hoy la crítica; el autor está preparado y documentado para abordarlo; lo hace casi siempre con elecciones atinadas y escritores que conoce bien. En el año 1968 Roland Barthes, en el apogeo de la crítica estructuralista y el “giro lingüístico”, decretó “la muerte del autor”. Barthes entendió que la categoría de autor, un personaje moderno, desaparecía en la escritura, ese lugar neutro, compuesto, oblicuo en el que el autor resignaba su identidad. El nacimiento del lector se pagaba con la muerte del autor. Para rematarla, al año siguiente Michel Foucault pronunció su conferencia “¿Qué es un autor?”, centrada en la frase de Samuel Beckett “¿qué importa quién habla?”. También Foucault se refería al borramiento de la individualidad del autor. Julio Premat (Buenos Aires, 1958), argentino doctorado en Literatura en París y profesor en una de sus universidades, plantea en Héroes sin atributos la posibilidad de una crítica que, dejando atrás el “giro lingüístico” se adapte a los nuevos aires de un “giro subjetivo”. En ese sentido rehace la categoría con la expresión “figuras de autor” y, luego de aclarar que no se trata de resucitar el antiguo concepto de autor, precisa que la noción tiene que ver con una búsqueda de sentido, con la construcción de una intencionalidad asentada en una especie de “ilusión biográfica”. Con seguro dominio de la teoría literaria y de conocimientos del campo del psicoanálisis, Premat se propone la relectura de un conjunto de escritores argentinos muy destacados, revisados a la luz de esta teoría. Entonces se advierten los aciertos y las debilidades, no tanto de la teoría sino de su manejo de los autores. Con Witold Gombrowicz, Macedonio Fernández y Osvaldo Lamborghini, quizá los escritores en los que la teoría podría tener mejor rendimiento (porque sus ficciones de autor parecen muy fuertes), Premat se pierde en lugares comunes con aires de difíciles pero no dice cosas reveladoras. Con Jorge Luis Borges, casi inventor de esa criatura que es “Borges y yo”, tiene que esforzarse por buscar un sesgo original y lo consigue. Extrañamente los puntos más altos, excelentes, están en dos autores esquivos a esta teoría pero que Premat ya estudió en varias oportunidades y conoce al dedillo: Juan José Saer y Antonio Di Benedetto. Estos capítulos son un placer de intensidad, manejo fluido de la obra, sólida exposición. Con más y con menos, el libro hace un aporte nada común a la actualización de la crítica literaria e incluye una bibliografía envidiable.

Darío Gallo

Ana María Vara

Oscar Brando

© LA NACION

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© El País/GDA

16 | adn | Sábado 17 de octubre de 2009