La obra es un gran divertimento con toques dramáticos

encontrará con un mundo campero con diferencias bien marcadas entre ... argentino, en la provincia de Buenos. Aires, en Monte, por esa línea cruza.
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Espectáculos

Página 2/LA NACION

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Martes 26 de enero de 2010

TEATRO Mucho ruido y pocas nueces: texto de Shakespeare en manos de Oscar Barney Finn

“La obra es un gran divertimento con toques dramáticos” Continuación de la Pág. 1, Col. 4 nuestros creadores, no sólo una revisión del autor, sino un encuentro con tramas y con personajes que conducen a una profunda reflexión acerca de un estado de cosas en las que, quizá, debería reparar el ser contemporáneo; no para corregir su destino, sino, por lo menos, para confrontar algo de su infortunio. La versión de Mucho ruido y pocas nueces tiene una particularidad: la acción se ha trasladado al campo argentino, en el verano que va de 1875 a 1876. Y no es que el espectador se encontrará con un mundo campero con diferencias bien marcadas entre ciudadanos aristócratas, soldados, gauchos e indios, sino que, simplemente, ese ámbito rural será el que contenga una acción en la que confluyen, como bien destaca Oscar Barney Finn, su director, “tres líneas bien diferenciadas: la comedia, el drama y un aspecto bufo. Por un lado, está la historia de Beatriz y Benedicto, que es bien shakesperiana; por otro, una historia muy italiana como es la de Hero [en esta versión llamada Elisa] y Claudio, y una tercera que es la del alguacil Dogberry, que aquí es llamado comisario Robles. No estamos en Messina, sino en el campo argentino, en la provincia de Buenos Aires, en Monte, por esa línea cruza una patrulla que va a la frontera y que, en este caso concreto, viene de construir una fosa que imposibilite el avance de los indios”. Dos de los protagonistas más destacados de la pieza, Beatriz y Benedicto, son interpretados por Virginia Innocenti y por Sergio Surraco. Ambos actores se conocieron hace ya un tiempo trabajando juntos en televisión. Compartieron varias escenas en Hombres de honor y allí, como dice Surraco: “Nos descubrimos, sabemos que tenemos un ida y vuelta muy interesante”. Eso para él es muy importante porque entiende que, “la idea de la funcionalidad en el teatro pasa por eso, por ser funcional con el otro. Concibo el teatro no desde mí, sino como un engranaje, dependo de mis compañeros, dependo del director, dependo de la creatividad del otro”. El numeroso elenco se completa, además, con Salo Pasik, Malena Figó, Daniel Miglioranza, Verónica Piaggio, Roco de Grazia, Enrique Iturralde, Pablo Mariuzzi, Carlos Kaspar, Vilma Ferrán, Gustavo Bo-

Innocenti y su búsqueda de historias que conmuevan

De estrenos y postergaciones Virginia Innocenti, en el ensayo de esta obra prevista para el año pasado, pero que, crisis económica mediante, recién se estrenará el viernes

FOTOS ADRIANA ALMAGRO

hm, Claudio Pazos, Fabiana Falcón, Néstor Navarría, Carlos Da Silva, Abián Vainstein, Chela Cardalda, Cristina Durán, Diego Freigedo, Gabriel Maresca, Soledad Galarce, Santiago Bürgi, Emanuel Biaggini, César Cima y Fernando Gonet. Tal vez porque se trata de un clásico, de trabajar en la sala Martín Coronado del San Martín o porque ambos van construyendo unas carreras muy cuidadas, tanto Innocenti como Surraco se detienen en la conversación con LA NACION a repasar sus historias de actores, obras por las que pasaron, artistas que admiran o maestros junto con los que se formaron y les enseñaron el camino. “Este proyecto me propone trabajar con un elenco numeroso en una sala en que siempre soñé estar: la Martín Coronado –comenta Innocenti–. Es un espacio en el que uno vio a los grandes actores y grandes trabajos.” Y acota Surraco: “Le tengo mucho respeto a ese ámbito. No puedo negar la historia de ese escenario: contiene la historia de grandes actores que la han pisado, la han sudado,

han dejado su vitalidad allí arriba”. Ahora ellos harán su aporte, dejarán sus marcas en ese escenario. “Este Shakespeare me propone algo muy difícil. Es una comedia, pero tiene un momento muy dramático y Beatriz es un personaje muy agudo –comenta Innocenti–. Me propone divertirme con una mirada crítica y, a la vez, descubrir la maravilla de un autor como éste. Cuando hice la primera lectura de la obra, sentí que podía ser sencillo, pero después descubrí los subtextos, la cantidad de capas que hay allí. Uno puede quedarse con una lectura superficial, pero la realidad demuestra que no hay una sola palabra puesta porque sí en cada una de las situaciones.”

fue anunciado a fines de 2008. Pero el recorte presupuestario macrista desvió su debut al verano porteño. De todos modos, los actores sostienen el mismo entusiasmo. “Descubrí que esta obra me propone amigarme con las contradicciones. Lo que a veces dicta el pensamiento o la ideolo-

“Esta obra me propone amigarme con las contradicciones”, reconoce Innocenti

Estreno postergado Se anuncia que Mucho ruido... reinaugurará esta semana la temporada de verano del San Martín luego de muchos años. Pero, en realidad, esa reinauguración es forzada, ya que la obra que dirige Barney Finn debió haberse estrenado en el segundo semestre de 2009, tal como

gía se contrapone con lo que manda el corazón. Como diría Gabriela Acher: «A veces no estoy de acuerdo con lo que pienso»”, dice Innocenti. “Esta pieza es muy crítica sobre el rol de la mujer y pone en claro que, muchas veces, los destinos de las mujeres están en manos de un juego de

poder entre los hombres. Por suerte, siempre hay alguien muy rescatable y todo se equipara.” Por su parte, Surraco coincide en que es una comedia muy inteligente. “Los encuentros entre Beatriz y Benedicto tienen agudeza, ironía y divierten. Se dice que es la comedia más inteligente que escribió Shakespeare, por su dialéctica, el ida y vuelta de los textos. Eso me pareció muy interesante. Ya es un desafío hacer esos textos y con la agudeza de no caer en la solemnidad me resulta mucho más atractivo. La idea es poder acercarnos con la mayor verdad al texto y que el público tenga una fuerte conexión con nosotros.” El juego de enredos, con sus respectivas caídas de máscaras, que propone Mucho ruido y pocas nueces está por comenzar. “Es una obra coral –dice Barney Finn– en la que los personajes cuentan mucho, pero también es un gran divertimento. Es un vodevil sin ser un vodevil. Con toques dramáticos que, por momentos, te sacan y luego te devuelven la mirada.”

Virginia Innocenti estaba un tanto alejada del teatro. No le ofrecían nada que le interesara y prefería esperar ese proyecto que la movilizara. “Hasta algunas cosas que me ofrecieron me daban un poquito de vergüenza”, dice con cierta timidez. El año pasado, Barney Finn la convocó para hacer este trabajo, pero ella estaba filmando. La demora en el estreno –estaba previsto para octubre–, por cuestiones de presupuesto, hizo que ahora pueda reencontrarse con él. “Amo mucho este trabajo y me gusta tener cierta coherencia en lo que hago, me gusta que mi trabajo me represente como persona, no me da lo mismo contar cualquier cosa. Me siento responsable. Soy comunicadora, me interesa contar historias y lo hago a través de la actuación o escribiendo un poema o cantando una canción.” En esta temporada, otro trabajo la apasiona. Para mediados de año, con dirección de Luciano Suardi, concretará un espectáculo apoyándose en la vida de Tita Merello y lo hará en el Maipo. “Si bien hay una situación dramática, fundamentalmente la vida de ella está contada a través de sus canciones, porque lo que ella cantaba expresaba su forma de vivir. Este tipo de mujeres se han construido a sí mismas. Han hecho algo inmenso con un destino que podría haber sido terrible. Eso me parece muy loable.” PARA AGENDAR

Mucho ruido y pocas nueces, de William Shakespeare. Teatro San Martín, Corrientes 1530. Desde el viernes, de miércoles a domingo, a las 20.30. Localidades. Miércoles: $ 25. El resto, desde $ 30.

Sergio Surraco y su ligazón con los clásicos Para Sergio Surraco, participar de un clásico es algo a lo que está acostumbrado. Su maestra Alejandra Boero lo inició en ellos y, durante siete años en su taller, fue fortaleciendo su trabajo ligado a este tipo de materiales. “En ese espacio, la disciplina, la palabra, los clásicos estaban a la orden del día –cuenta–. Crecí estudiando este tipo de textos.” Por eso, sus trabajos en obras, como La celestina, en el Regio, o Numancia, en el Cervantes, ambos con dirección de Daniel Suárez Marzal, le resultaron experiencias sumamente enriquecedoras. Al igual que cuando tra-

baja sobre textos contemporáneos. “Traté siempre de ser lo más dúctil posible para poder hacer cualquier tipo de expresión: teatro, cine, televisión. Me muevo entre esos tres ejes. Y siempre trato de encontrar un desafío, si no me aburro. Necesito estar bajo presión, necesito resolver. El trabajo me carga de adrenalina. Cada búsqueda me lleva las 24 horas del día. Me la paso investigando, estudiando, leyendo y releyendo el texto. Elena Tasisto me enseñó que nunca debía abandonar el texto porque siempre iba a encontrar ahí algo más para jugar.”

Raíces “En el taller de Alejandra Boero crecí estudiando este tipo de textos”

Cuando el recuerdo posibilita una versión Mucho ruido y pocas nueces es para Oscar Barney Finn un proyecto a pedido, que le llevó un profundo tiempo de investigación. Pero como está convencido de que “la imaginación son los recuerdos”, después de muchas lecturas, recordó una película de Luis Saslavsky, Vidalita, creada a fines de los años 40. El mundo en el que ella se desarrollaba y la mirada estilizada que el director hacía del gaucho provocaron su imaginación y po-

sibilitaron este cruce de realidades que ahora operan en la versión de la obra shakesperiana. Junto con Cristina Piña, traductora del texto original, se ocuparon mucho del lenguaje a la hora del traslado espacial. “Creo que lo que importa –dice Barney Finn– es que la obra sigue estando ahí: como cuando ves en cine distintas versiones de Romeo y Julieta y sentís que la historia está viva, igual sucede en esta ocasión.”