La moto, casi un arma por falta de control

sus destinatarios son solamente moto- ciclistas que usan ese vehículo como medio de vida. “Esas personas son las que quizá no pueden comprarse un casco ...
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INFORMACION GENERAL

I

Domingo 28 de marzo de 2010

SEGURIDAD VIAL s LA REALIDAD QUE DESNUDO LA TRAGEDIA EN BARADERO

La moto, casi un arma por falta de control Cada vez se venden más, pero muchas no están patentadas ni aseguradas; los conductores se rehúsan a llevar casco; leyes insuficientes DANIEL GALLO LA NACION En Baradero se hizo visible de la peor manera el riesgo que representan hoy las motocicletas. Paradoja macabra fue que dos adolescentes murieran en un incidente con inspectores de tránsito, justo los funcionarios que debían generar conciencia sobre los peligros en las calles. Ese trágico caso dejó expuestos la falta de apego a las reglas elementales, la proliferación en los últimos años de las motos como sistema de transporte por su bajo costo, su uso cotidiano por parte de menores y, como rasgo saliente, la carencia de documentación de los vehículos. Hoy la mayor parte de los motociclistas no tiene seguro. Conducir una moto es casi como tener un arma para accionar contra uno mismo. “En la ciudad de Buenos Aires, a partir de los controles, está asumido el uso del casco, pero la mayoría de los secuestros de motos son por falta de espejos retrovisores y de papeles”, explicó Pablo Martínez Carignano, director de Dirección General de Seguridad Vial porteña. Una visión similar se tiene en el Centro de Experimentación de Seguridad Vial (Cesvi), que agrupa información de empresas de seguro. “La mayoría de los motociclistas no tienen autorización de manejo,

no tienen su vehículo patentado ni seguro”, dijo Hernán de Jorge, director de Seguridad Vial. En 2003 empezó el auge de la venta de motos: se vendieron 11.816 unidades. Entre 2008 y 2009 fueron 871.341, según la Cámara de Importadores, Fabricantes y Exportadores de Motovehículos. Cerca de tres millones de motos circulan en el país. La forma de comercialización permite que el comprador se lleve su vehículo antes de completar los pagos en cuota, que llegan a los 48 meses en las ofertas del mercado. Sólo tras abonar la totalidad del crédito, puede anotar la motocicleta en el registro automotor. Mientras

tanto, se circula sin permisos. El registro automotor emitió una resolución el mes pasado para impedir la salida a la calle de motos sin su correspondiente patente. Por ahora es un plan piloto que se aplica en Tucumán. Cuando entre en vigencia en todo el país, los concesionarios no podrán entregar el vehículo sin los papeles finales en orden. En los argumentos de la medida figura “la preocupación de provincias y municipios” frente a la falta de documentación al día de las motos. El problema de la falta de documentación no es menor. Por un lado, se observa que manejan tanto personas mayores como menores, que no tienen

nociones básicas de las reglas de tránsito. Por otra parte, el drama de un accidente se potencia por la falta de seguros. “Muchas empresas no quieren asegurarlas por los riesgos que tienen. Para manejar una moto de más de 50cc se debe tener registro, ¿cuántos lo tienen? ¿Quién paga a un peatón atropellado las varias operaciones que suelen demandar los siniestros viales?”, preguntó De Jorge. Es que los accidentes protagonizados por motociclistas aumentan en similar proporción al crecimiento en la circulación de esos vehículos. Cesvi registra que se trasladaron en moto, entre conductor y acompañantes, el 42 por ciento de los lesionados

Particular acopio en Mar del Plata MAR DEL PLATA.– El predio actualmente en uso está en pleno centro, sobre la avenida Luro. Es el mismo que durante la temporada de verano tuvo días de capacidad completa a partir de secuestros de autos porque sus conductores estaban alcoholizados. Pero es el sector destinado a las motocicletas es el que más sorprende. Hay allí y al aire libre más de 400 unidades de distinto tipo y cilindrada, algunas muy viejas, que esperan que sus dueños las vayan a

retirar. Pero por problemas de papeles que son difíciles de resolver o por la imposibilidad de pagar las multas fijadas hacen que el lugar se haya convertido en un literal depósito. “No son las únicas; tenemos otro espacio al que han ido a parar otras tantas, secuestradas mucho tiempo atrás”, explicó el jefe del Departamento de Inspección de Tránsito, Raúl Mansilla. Estas motos han sido secuestradas durante operativos en la vía pública. ¿Los motivos? En su

mayoría, por falta de documentación. Las más nuevas ni siquiera están patentadas. Sus dueños las compraron a crédito y las concesionarias recién entregan los papeles cuando se salda la última cuota. Mansilla aclaró que algunas de esas motos también corresponden a conductores a los que se les labraron multas por circular sin casco. Pero insistió en que esa falta no es motivo de secuestro y, sí, en cambio, no tener en regla los papeles.

graves en percances de tránsito. La comparación con el 9,9 por ciento de conductores de automóviles con lesiones graves muestra la peligrosidad del mal uso de las motos. “Es importante el control para forzar el uso del casco y es importante el uso del casco para evitar muertes”, definió Felipe Rodríguez Languens, titular de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), quien consideró que “la voluntad política” es el elemento más importante para concretar los controles. Destacó las experiencias de dos ciudades: la santafecina Venado Tuerto, “donde se consiguió el nivel más bajo de accidentes”, y la entrerriana Urdinarrain, “que tiene el porcentaje más alto de uso de cascos (95 por ciento)”. Firmat, también en Santa Fe, es otro ejemplo acabado de cumplimiento de las normas (ver aparte). “En pueblos chicos es más fácil controlar. En no más de 16 manzanas se tienen la plaza, las escuelas y los bancos: los lugares tradicionales por los que pasa el tránsito de motos”, comentó Rodríguez Languens. En el país, además, se viene utilizando un sistema de canje de cascos, con 10.000 entregados desde hace menos de un año por la ANSV, con participantes de un programa de educación vial que deben demostrar que sus papeles están en regla. Este verano, en la costa, el infractor reci-

9 de Julio, donde nadie parece querer cuidarse

La ciudad que pasó de transgredir la ley a respetarla

Van de a cuatro en una moto y todos sin casco

En Baradero, la mayoría tomó nota de la muerte de dos jóvenes que iban en moto, sin protección DIANA SALINAS PLAZA ENVIADA ESPECIAL BARADERO.– Esta ciudad es otra después de la tragedia y los incidentes que se desataron tras ella. Desde el siniestro que terminó con la vida de dos jóvenes y la quema de edificios producida hace una semana, algo se activó entre sus habitantes, que, como nunca antes, están usando el casco. Tanto es así que, durante los controles de tránsito por parte de la policía bonaerense realizados en las últimas horas, menos de 15 motociclistas fueron multados por transitar sin casco, una cifra ínfima en comparación con lo que sucedía hace dos semanas. “Más allá de que en este momento Baradero está sin inspectores [de tránsito, debido a la renuncia del gabinete municipal], hay una ley en vigor y queremos colaborar con los controles”, dijo el comisario Hugo Prado, de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Nicolás. El jefe policial agregó: “Cuando llegamos, las personas nos decían: «¡Hagan algo!»”. Los controles no pasaron inadvertidos. “Es impresionante cómo se está usando el casco; nunca había sucedido algo así. Es una cosa de locos”, comentó Néstor Pérez a otros vecinos de Baradero, según pudo comprobar LA NACION durante una recorrida. Los jóvenes y los adultos de Baradero coinciden en que, si bien se realizaban controles, se habían tornado muy agresivos y que, en vez de surtir efecto, los motociclistas, que en su mayoría son jóvenes, habían establecido una especie de juego peligroso “esquivando” a los inspectores y a los controles.

Agresividad “Los «zorros» [como llaman a los inspectores de tránsito] te perseguían y te bajaban de la moto agarrándote de la remera; te gritaban. Incluso llegaron a comprar motos para perseguir al infractor. El trato era muy agresivo. Por eso, creo que Baradero reaccionó de esa forma el domingo pasado”, explicó una joven. “No sos tan cabeza dura como para no usar casco. ¡Protegé tu vida!”, reza un cartel en una de las esquinas de la plaza principal. Alrededor, casi 50 jóvenes reparten volantes y trabajan para que los motociclistas tomen conciencia de la necesidad de usar caso siempre. “No es por la ley; es para cuidarse un poco más; la mayoría de las veces usar casco les salva la vida a las personas”, afirmaba uno de los chicos que repartía volantes. Los habitantes esperan que todos estos factores sean la sumatoria de un verdadero cambio en el que todos, a conciencia o por cumplimiento de una norma, usen el caso cuando transitan en moto. Nadie quiere que se repita una tragedia en la ciudad.

VALERIA MUSSE

Los que se oponen

ENVIADA ESPECIAL

En 9 de Julio, ni adultos ni niños llevan casco; el peligro se hace evidente en sus calles MAURO ALFIERI, MARIO GARCIA, LEANDRO ARANDA Y SOLEDAD AZNAREZ

➾ Yo tengo casco, pero, como viajo muy cerca, no pienso en usarlo ➵ Gabriel Espinoza 22 AÑOS

Firmat, en Santa Fe, donde la excepción es no usar casco

Desprotección en Palermo

➾ El casco se ve fuera de onda. No tengo otra explicación de por qué no se usa ➵ Nicolás Lobos 21 AÑOS

En Firmat, el canje fue decisorio escucho nada y no puedo ver bien ➵ Fernando Higueras 33 AÑOS

NUEVE DE JULIO.– Faltaban pocos minutos para que los chicos que asisten al turno tarde ingresaran en la escuela primaria Nº 3. En un abrir y cerrar de ojos, más de 20 motocicletas arribaron a la puerta del establecimiento. En cada una de las motos, se trasladaban, en promedio, cuatro personas. Ninguna de ellas, ni chicos ni adultos, tenía el casco puesto. Enfrente, una inspectora de tránsito ordenaba la circulación y hacía caso omiso del peligro. Conocida entre los habitantes como la “ciudad sin casco”, 9 de Julio tiene alrededor de 55.000 vecinos. Según estiman las autoridades, una de cada cinco personas tiene una moto y en algunas familias existen hasta tres. Pero nadie en las calles circula con el casco puesto. Es como si no existiera. “A mi hijo le compré uno, pero, por problemas económicos, no puedo obtener uno para mí”, dijo Marcela Fernández. La imagen se repetía mientras LA NACION recorría la ciudad: los menores de edad conducían sus motos y ninguno tenía casco. Mariano, de 15 años, llegaba a la secundaria técnica. Ante la consulta sobre la falta de la protección el muchacho se excusó: “Me da calor”. Hace varios años que este municipio bonaerense no tiene sistema de transporte público de pasajeros. De ahí la razón por la que muchos habitantes deciden movilizarse en motocicletas de distinta cilindrada. El subsecretario de Seguridad municipal, Walter Fons, reconoció a LA NACION que el regreso de los colectivos disminuiría el uso de las motos y las consecuentes faltas de tránsito. “Queremos exigirles a las agencias que venden estos vehículos –agregó el funcionario– que la condición necesaria para que los clientes adquieran los ciclomotores sea que sí o sí compren un casco.”

En Zárate-Campana

Baradero parece haber aprendido la lección que dejó la trágica muerte de dos adolescentes

➾ Con el casco no

bía la multa, pero también un casco para que no volviera a cometerla. En esta capital, en tanto, fueron un millar los cascos entregados, aunque sus destinatarios son solamente motociclistas que usan ese vehículo como medio de vida. “Esas personas son las que quizá no pueden comprarse un casco, por eso el plan va dirigido especialmente a ellas”, dijo Martínez Carignano, y comentó: “El profesional ya tiene asimilado el uso del casco, el problema mayor en la ciudad lo representan las motos de delivery y los chicos que la usan para pasear”. Como estadística en las oficinas porteñas se exhibe la disminución de un 25% de muertes de motociclistas en 2009 con relación a 2008. Los especialistas consultados coinciden en que el bajo costo –entre 4000 y 7000 pesos según modelo y cilíndrada– y la falta de otro medio de transporte fuera de las ciudades grandes llevan al aumento de ventas de motos y que las normas quedaron retrasadas con relación a esa explosión de motos en las calles. A nivel nacional hay un atraso en la norma que obliga a vender la moto con su correspondiente casco, mientras que en la ciudad debe ser reglamentada la ley de delivery, que fuerza al empleador a contratar motos en regla y a brindar los elementos de trabajo: casco y chalecos refractarios a sus empleados.

SANTA FE.– La localidad de Firmat, departamento General López, 265 kilómetros al sur de esta capital, es la contracara de lo que ocurre en casi toda la provincia y en gran parte del país. “Acá es raro encontrar alguien sin casco, y eso que hay cada vez más habitantes que utilizan ciclomotores y motocicletas”, aseguró el intendente, Carlos Torres. El uso generalizado del casco no surgió de un día para otro. “En 2006, se instrumentó una campaña mediante la cual se comprometió

a los motoqueros, que aquí tienen una agrupación, y a la Cruzada Solidaria de la Vida, entidad integrada por bomberos y padres, a ser más responsables. El Concejo aprobó una ordenanza y entraron en vigor los controles. La misma ordenanza fijó que, por la multa que abonaba el infractor, la intendencia le otorgaba un vale que se canjeaba por un casco”, explicó Torres, dirigente radical que desde hace nueve años gobierna esa ciudad, de algo más de 18.000 habitantes.

Torres hace un balance positivo de la política pública: “Creo que ha habido una importante toma de conciencia de la población sobre la necesidad de uso del casco para prevenir consecuencias lamentables en un accidente”. En comparación, en Rosario y en Santa Fe, sólo dos de cada 10 motociclistas lo usan. El panorama se complica porque aumentaron las infracciones cometidas por los motociclistas, mucho más con el auge de los repartidores de casas de comida, aseguran fuentes oficiales.

La realidad es que en muchas ciudades de la provincia de Buenos Aires el transporte más común y más utilizado son la moto y la bicicleta. Casi nadie usa el casco en ambos casos. En Campana, por ejemplo, una de las calles más concurridas, como la avenida Rivadavia, es constantemente transitada por cientos de motos, en su mayoría, de pequeño cilindraje. Pero, de toda la población, son los jóvenes quienes más usan este tipo de transporte. Esta es una característica que se repite también en Zárate. Por ejemplo, en las calles hay más estacionamientos exclusivos para motos que para otros vehículos, y las personas suelen hacer uso de ellas como si se tratara de una bicicleta. Cruzan con menos precaución, transitan sin mayor problema y, para colmo, no se observan controles.