La epopeya de Jonás - Recursos Escuela Sabática

25 jul. 2015 - bién actuó en la vida de Jonás, su profeta, un misionero sin el corazón en la misión. Por medio de la misión que le fue encomendada, Dios ...
33KB Größe 5 Downloads 81 vistas
Casa Publicadora Brasilera Comentarios de la Lección de Escuela Sabática III Trimestre de 2015 Misioneros

Lección 4 (18 al 25 de julio de 2015)

La epopeya de Jonás Lanne Cristoffer Regis, Luís Antônio Baptista, Willian Emerson, Antônio Marcos da Costa, Diego Douglas Schroeder, Jonatas Tavares Santana, Jó Ramalho 1

Introducción El libro de Jonás nos muestra a un Dios que se preocupa por la salvación de un pueblo extranjero y pagano. Pero eso no sólo sucedió con los asirios. El Señor también actuó en la vida de Jonás, su profeta, un misionero sin el corazón en la misión. Por medio de la misión que le fue encomendada, Dios actuó para que a través de Jonás, otros pudieran también ser salvos. El libro de Jonás nos muestra el marcado contraste entre la bondad, la misericordia y la compasión de Dios, y la impaciencia, el orgullo y la rebeldía del ser humano, ejemplificados en las actitudes de Jonás. Él descubrió que Dios es justo y misericordioso hacia aquellos que se arrepienten de sus pecados. Que el estudio de esta semana nos lleve a declarar, como Pedro, “en verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas” (Hechos 10:34).

El profeta con fallas En su primera aparición (2 Reyes 14:25-27), Jonás es descripto como aquél que llevó un mensaje de restauración a un pueblo que vivía en rebeldía contra Dios. No tenemos muchos datos acerca del mensaje dado por el profeta al pueblo de Israel, pero se afirma que Dios escuchó la aflicción del pueblo y lo libró. Pero ninguna característica de Jonás se describe aquí. Luego, en su libro, él aparece en una mezcla de altibajos, aciertos y errores. Jonás fue llamado para entregarle un mensaje a Nínive, pero escapó. Dios proveyó un modo de traer a Jonás de nueva a su misión. Entonces se arrepintió y oró a Dios. Al recibir el perdón, predicó a los moradores de Nínive, quienes se convirtieron. JoLos autores son alumnos de 4º año en la Facultad de Teología de la UNASP (Universidad Adventista de San Pablo), campus Engenheiro Coelho, orientados por el pastor Marcelo Dias, profesor de Teología, y cursando el doctorado en Misiología en la Universidad Andrews, Estados Unidos. Recursos Escuela Sabática ©

1

nás falló cuando escapó de Dios, “pero se volvió al Señor en busca de ayuda, porque la imposibilidad de su liberación contrastaba con la intervención divina”. 2 La misma misión divina de ir y predicar, es dada por Dios a todos sus hijos: “Y les dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura’” (Marcos 16:15). “cuán a menudo nos descorazonamos y nos falta la fe, al ver cuán grande es la necesidad y cuán pequeños los medios en nuestras manos. Como Andrés al mirar los cinco panes de cebada y los dos pececillos, exclamamos: ‘¿Qué son éstos para tantos?’ (Juan 6:9). Con frecuencia, vacilamos, nada dispuestos a dar todo lo que tenemos, temiendo gastar y ser gastados para los demás. Pero Jesús nos ha ordenado: ‘Dadles vosotros de comer’ (Mateo 14:16). Su orden es una promesa; y la apoya el mismo poder que alimentó a la muchedumbre a orillas del mar”. 3

Un misionero temprano De los doce libros de los profetas menores, Jonás es el único presentado en forma narrativa. Luego de recibir la clara orden de Dios, el texto dice que Jonás se dispuso, no a obedecer, sino a huir. Uno de los temores de Jonás quizá fue el desafío de la misión urbana. Los eruditos creen que la ciudad de Nínive cubría una superficie aproximada de unas 600 hectáreas, en contraste con Samaria, la capital del reino de Israel, que ocupaba 7.7 hectáreas. Se estima que más de 160.000 personas vivían dentro de los muros de aquella gran ciudad. 4 La creciente urbanización mundial ha resultado en la formación de grandes metrópolis. Hay grandes ciudades, tal como ocurrió con Nínive, donde las personas no conocen a Dios y están muriendo, víctimas de la criminalidad, las enfermedades y las injusticias; muriendo espiritualmente, sobrecargadas de trabajo y agitación de la vida, secularizadas y esclavas del consumismo. La orden de Jesús en Hechos 1:8 describe la misión de un pueblo que debía testificar en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra; debían alcanzar a todos los lugares, pueblos y ciudades. Así como Jonás, nosotros hemos escapado, por temor al fracaso, la persecución y el compromiso y la responsabilidad. El profeta no tuvo fe en el llamado divino, que siempre está acompañado de poder para concretarlo.

En el vientre del gran pez Aún al ser castigado, Jonás no fue olvidado por Dios. Ser engullido por un gran pez no parece ser un acto de la bondad divina, pero esa experiencia le enseñó al profeta algunas lecciones acerca del amor de Dios, hacia él y los paganos. No sabemos cuál fue la clase de pez que se menciona en Jonás 1:17, aunque el texto es claro en afirmar que el pez fue preparado especialmente por el Señor. Tres días y tres noches no significan necesariamente setenta y dos horas. Parte de un día o de una noche podía ser considerado un todo, conforme el modo de conteo del tiempo vigente en el Antiguo Testamento. Jesús aplicó esto a su propia sepultura. Si Cristo fue sepultado antes de la puesta de sol del viernes y resucitó antes de la Moody, Comentário Bíblico, Jonas. Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, p. 337. 4 Francis Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día, tomo 4, p. 1024. Recursos Escuela Sabática © 2 3

salida del sol del domingo, entonces una traducción literal de “tres días y tres noches” (esto es, setenta y dos horas), no es lo que pretende ser. Jonás fue considerado un tipo de Cristo por esa salvación milagrosa (Mateo 12:40). En el contexto de Mateo, los judíos del primer siglo fueron los menos receptivos a la revelación divina, a pesar de tener el testimonio del mayor Misionero de todos los tiempos, el propio Cristo. Incluso los ninivitas se habían arrepentido a través del testimonio del peor misionero, Jonás. Esta aplicación de la historia de Jonás ratifica la comprensión literal de este episodio.

La generación de Nínive Se pueden extraer tres lecciones de la historia de Jonás. La primera: Sin Dios no somos nada. Luego de la impresionante experiencia que Jonás vivió en su intento de escapar de Dios y de su misión, el Señor convocó nuevamente al profeta para proclamar el juicio sobre la gran ciudad de Nínive. “Sin reproche alguno por la defección anterior de Jonás, el Señor repite la orden de predicar a los ninivitas. Y esta vez, sin claudicar ante las inclinaciones humanas, Jonás obedece prestamente la orden celestial”. 5 Segunda lección: El querer y el obrar provienen de Dios. Luego de sentir en la propia piel el poder divino (al enviar la tempestad y el gran pez), Jonás clamó incansablemente contra Nínive y sus pecados. Tercera lección: Toda honra y gloria deben ser adjudicadas a Dios. Luego de comportarse como un profeta fugitivo, Jonás se convirtió en un profeta de éxito, al realizar una de las misiones más exitosas de todos los tiempos: “Toda la ciudad se arrepintió de sus pecados, las autoridades proclamaron un ayuno colectivo, se vistieron de cilicio (la vestimenta tradicional para la lamentación en el antiguo cercano oriente). Este arrepentimiento fue rápido, y abarcó a toda la ciudad”. 6

El lamento de Jonás “Jonás 4:2 parece ser una referencia a Éxodo 34:6, al decir que Dios es ‘clemente y piadoso, tardo para enojarte y de grande misericordia y que te arrepientes del mal’. La palabra para “misericordia” es resed, y está vinculada al contexto del pacto […] significando lealtad a una promesa convencional. La expresión de la misericordia no se agota cuando el pacto es quebrantado por la otra parte, sino que va en busca del apartado y lo trae de nueva a una relación personal estrecha”. 7 Jonás reconoció esta prensa pero no parece haber compartido el mismo sentimiento de Dios. En el relato, vemos un contraste entre Jonás y Dios: mientras que Jonás se enojó por poca cosa, Dios es tardo para la ira. Si Jonás no creía en la salvación de los ninivitas, Dios estuvo listo a perdonarlos y salvarlos, en caso de que existiera arrepentimiento. En Jonás 4:10, 11, el profeta se preocupó por una planta que él no

Nichol, tomo 4, p. 1028. Comentário da Bíblia de Estudo de Genebra, p. 1044 7 Moody. Recursos Escuela Sabática © 5 6

había cultivado, pero no entendió por qué el Señor estaba tan preocupado con sus hijos. 8

Estudio adicional La experiencia de Jonás fue citada por Jesús como una señal de que Él había sido enviado por Dios. “La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás” (Mateo 12:39). La gran señal de que las palabras de Jesús provenían de Dios fue que, así como Jonás habló y la multitud se convirtió, lo que Jesús diría también convertiría a miles de personas. En cierto modo, esa señal se repite hoy, cada vez que los misioneros se levantan para llevar el mensaje. Podemos estar seguros de que este evangelio es de Dios cuando hay personas que se arrepienten de sus malos caminos y se vuelven al verdadero Dios. “¿No es acaso un milagro que podamos libertarnos de la servidumbre de Satanás? La enemistad contra Satanás no es natural para el corazón humano; es implantada por la gracia de Dios. Cuando el que ha estado dominado por una voluntad terca y extraviada queda libertado y se entrega de todo corazón a la atracción de los agentes celestiales de Dios, se ha realizado un milagro; así también ocurre cuando un hombre que ha estado bajo un engaño poderoso, llega a comprender la verdad moral. Cada vez que un alma se convierte y aprende a amar a Dios y a guardar sus mandamientos, se cumple la promesa de Dios: ‘Y os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros’ (Ezequiel 36:26). El cambio verificado en los corazones humanos, la transformación del carácter humano, es un milagro que revela a un Salvador que vive eternamente y obra para rescatar a las almas”. 9 El hecho de que el Espíritu Santo está siempre con los que llevan ese mensaje al mundo es la gran señal bíblica para los que piden una manifestación divina: “Una vida consecuente en Cristo es un gran milagro. En la predicación de la Palabra de Dios, la señal que debe manifestarse ahora y siempre es la presencia del Espíritu Santo para hacer de la Palabra un poder regenerador para quienes la oyen. Tal es el testimonio que de la divina misión de su Hijo Dios da ante al mundo”. 10

Traducción: Rolando Chuquimia © RECURSOS ESCUELA SABÁTICA

Paul R. House, Teologia del Antigo Testamento, p. 469. White, p. 374. 10 Ibíd. Recursos Escuela Sabática © 8 9