“jungla” corporativa

El CEO de Staples se dedica en sus ratos libres al stand up y, con los años, se volvió bastante críti- co con la profesión: “Creo que los economistas somos ...
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economía | 3

| Domingo 3 De noviembre De 2013

página tres

la semana que pasó

Martes

Monotributistas: aumento de aportes

Por medio de la resolución general 3533, publicada en el Boletín Oficial, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) resolvió aumentar a partir de este mes el monto que los monotributistas pagan al Sistema Nacional del Seguro de Salud y al Registro Nacional de Obras Sociales. El nuevo monto pasará de $ 100 a $ 146 y de $ 50 a $ 73.

Jueves

Prorrogaron el congelamiento

El congelamiento de precios de 500 productos de la canasta básica, que terminaba el viernes, se mantendrá, según informaron fuentes de la Secretaría de Comercio Interior. La subsecretaria de Defensa del Consumidor, María “Pimpi” Colombo, precisó que la nueva fecha de vencimiento será el 31 de diciembre próximo.

ÁLTER ECO Sebastián Campanario PARA LA NACION

Economistas en el mundo de los negocios: de la teoría a la “jungla” corporativa ¿C

uál es la diferencia entre un economista y un empresario? Que los economistas no tienen los pies sobre la tierra, mientras que los empresarios se suelen asentar firmemente en el suelo con los cuatro pies que tienen. El chiste alude a un prejuicio extendido: que los seguidores de la disciplina de Adam Smith y John Maynard Keynes son demasiado teóricos y tienen “poca calle” para lidiar con los rudimentos del día a día de los negocios. “Si tanto saben sobre lo que va a pasar con la economía, ¿por qué no son millonarios?”, es otra provocación habitual contra este gremio. “Algo de eso hay –opina Juan Carlos de Pablo, profesor de San Andrés y vecino de la página de al lado–. El economista promedio es un tipo de clase media, más asalariado que empresario, por lo cual en general no se explica bien la teoría de la empresa en los cursos de «micro» de la facultad.” En su relevamiento de más de mil vidas de economistas, De Pablo encontró contadísimos casos de éxito en los negocios. “Keynes hizo mucha plata en la bolsa, para él y para el King’s College, y lo mismo sucedió con David Ricardo. Laffer se dedicó a los negocios, Schumpeter fundió un banco, Samuelson ganó millones por derechos de autor y Pareto heredó una fortuna de su tío y no trabajó más”, enumera.

Amazon vende, pero no suma ganancias InversIón. La acción de la firma sube, aunque sus balances dan pérdida

David Streitfeld En la Argentina, los CEO de empresas que recibieron educación de grado en economía se cuentan con los dedos de dos manos. Un caso llamativo –porque su perfil ejecutivo es todo lo contrario de lo que uno prejuzga en un economista– es el de Gabriel Cordo Miranda, el número uno de Peugeot Argentina. Cordo Miranda llegó a la cima de la empresa automotriz muy joven, a los 36 años (hoy tiene 41), y saltó a esa posición desde la gerencia de ventas, un área “de trinchera”, con poco espacio para la teoría. “De la carrera de economía, me sirvieron mucho los conocimientos en matemática y estadística, que facilitan la «lectura» del negocio y ayudan a identificar variables relevantes con más facilidad –le cuenta el director general de Peugeot a la nacion–. También me sirvió, en particular, la Teoría de los Juegos, que uso con frecuencia para buscar maximizar distintos escenarios de decisión, especialmente cuando es necesario arbitrar entre distintos intereses.” ¿Alguna contra? Cordo Miranda cree que la economía tradicional sobrestima el papel de la racionalidad en la toma de decisiones. “Si te aferrás demasiado a esa filosofía y no les prestás atención a los sesgos de comportamiento, te podés equivocar mucho, sobre todo en entornos volátiles. Yo me recibí en 1996 y la economía no era un campo difundido en esa época”, dice.

El economista promedio es de clase media, más asalariado que empresario En la Argentina los CEO que se graduaron en esta carrera son muy pocos

José Ignacio Giraudo, CEO de Acindar, también estudió economía como opción de grado, en la Universidad de Morón. Giraudo cuenta que las materias que cursó para entender la macroeconomía y su entorno le sirven en el día a día corporativo para salir de la coyuntura y pensar en el negocio en el mediano y largo plazo. “La carrera también te da una visión global, que permite dimensionar los problemas que enfrentamos y encauzar las soluciones en forma correcta”, agrega. El director general de la empresa metalúrgica tiene una crítica: “La formación de economista pone poco énfasis en

el detalle, lo que hace que muchos de los procesos, tanto industriales como administrativos, pierdan relevancia en el análisis”. Leonardo Piccioli cursó economía en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA en los 90. Por aquella época militaba en TNT y era muy amigo del actual viceministro Axel Kicillof (otro economista que estuvo al frente de una empresa, Aerolíneas Argentinas en este caso). Piccioli en la actualidad dirige la cadena de librerías Staples, con un cargo regional. “Lo que más me sirvió de la carrera fue el aprendizaje de modelización; tomar un problema, hacer ceteris paribus y poner foco en resolverlo. Muchas veces, armar una caja de Edgeworth o un chart, diagramas de Venn, etcétera, me ayudan mucho para vender ideas”, cuenta Piccioli. Abuso de la teoría El CEO de Staples se dedica en sus ratos libres al stand up y, con los años, se volvió bastante crítico con la profesión: “Creo que los economistas somos menos exitosos; somos muy teóricos. Hace unos años, en OfficeNet supusimos que los vendedores eran agentes neoclásicos: conocían perfectamente el modelo, maximizaban su beneficio y tenían información perfecta. Con esta base, tres economistas «seteamos» en la empresa los esquemas de comisiones... y

así nos fue. Cada vendedor encontraba la forma de «caminar» el sistema, íbamos emparchando y encontraban una nueva ventana. Hasta que fuimos a modelos más simples.” Santiago Bilinkis, uno de los fundadores de la cadena de librerías que luego compró Staples, recuerda: “En OfficeNet éramos todos economistas y se notaba mucho en nuestro estilo gerencial y en la forma de llevar adelante el negocio”. Otro emprendedor-economista, Andy Freire, estudió en San Andrés, con una beca. “Me convenció de ir allí (el ex ministro de Economía) Martín Lousteau”, cuenta. “Ningún otro estudio te permite pensar en términos costo-beneficio como la economía. Entender los tradeoffs (intercambios con relación negativa), y el concepto de costo de oportunidad son fundamentales en una empresa”, dice Freire. Como en todo análisis de costo-beneficio, Freire, que por estos días está terminando de producir un reality de emprendedorismo que se verá por Telefé, también pone cuentas pendientes en la columna del pasivo: “Lo que me hubiera gustado, tal vez, es explorar ingeniería, porque (con economía) aprendí mucho del mundo de servicios, pero no de fierros, que es de lo que los ingenieros saben”.ß [email protected]

De las aulas a la práctica Algunos casos de economistas que están al frente de una empresa

G. Cordo Miranda

José Giraudo

Leonardo PiCCioLi

santiaGo BiLinkis

Peugeot ArgentinA

AcindAr

StAPleS

emPrendedor

andy Freire FundAción endeAvor

Estudió en la Universidad del Salvador y tiene un MBA en el CEMA. Desde 2009 es el número uno de la marca francesa en la Argentina.

Es licenciado en Economía y fue director ejecutivo de Administración y Finanzas de la firma. Desde 2010, es director general para todas sus operaciones en el país.

Desde junio de 2005 es gerente general de Staples, antes OfficeNet. Estudió economía en la UBA. Alimenta su blog con sus experiencias en management.

Se define como emprendedor serial y tecnólogo. Fue uno de los fundadores de OfficeNet, Restorando y Quasar. Es organizador deTEDxRíodelaPlata.

Estudió economía en la Universidad de San Andrés. Junto a Bilinkis, fundaron OfficeNet y ahora termina de producir un reality de emprendedores.

THE NEW YORK TIME

SAN FRANCISCO.– Casi todos los días Amazon anuncia un nuevo emprendimiento. Acaba de comprar una compañía de educación online e introdujo un mecanismo de pago para minoristas de Internet que compite con PayPal. Comenzó a vender vinos en Nueva York, actualizó su línea de tabletas, puso en marcha la producción de tres nuevas comedias aprobando sus pilotos y comenzó a diseñar una competencia para su división de moda. Está instalando minidepósitos dentro de proveedores como Procter & Gamble para hacer envíos más rápido. Pero hay una cosa que no anunciará este mes: una ganancia significativa. ¿A quién le importa? Amazon perdió plata en 2012 y los analistas anticipan pérdidas cuando la compañía presenté sus resultados para el tercer trimestre el jueves. Y, sin embargo, las acciones están en niveles récord. Las acciones de Amazon subieron cerca de 150% desde mediados de 2010, la última vez que la compañía tuvo ganancias importantes. Dicho de otro modo, los inversores decidieron que amaban a la compañía cuando el ingreso neto comenzó a caer. Nadie cree que Amazon es una burbuja, pero hay un debate respecto de cuándo entregará las ganancias que los inversores exigen de una compañía que se prevé que tendrá este año ingresos por US$ 75.000 millones. La actividad frenética de Amazon –se espera en cualquier momento el anuncio de un decodificador para televisor, que lo pone en competencia con Netflix, mientras no cesan los rumores del lanzamiento de un teléfono inteligente de Amazon– es simplemente una distracción útil de su realidad en el comercio minorista. La discusión sobre Amazon recuerda los debates sobre esta compañía durante la burbuja en 1999. Entonces, la meta era hacerse grande rápido, apoderándose de nuevos mercados. “Amazon trata elevar mis expectativas de modo que les compre todo a ellos –señaló Josh McFarland, CEO de TellApart–. En algún punto no tendrá más competencia y no sabré si suben los precios porque no tendré con qué comparar.”ß Traducción de Gabriel Zadunaisky