Florencia Kirchner, del cuidado perfil bajo a un nuevo rol político

23 ene. 2011 - Florencia Kirchner se convirtió, de repente ... la Argentina. Nunca antes Florencia había teni- .... monarquía, no al de una República. En ésta ...
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POLITICA

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Domingo 23 de enero de 2011

GIRO EN OLIVOS s CAMBIO DE ACTITUD EN LA FAMILIA PRESIDENCIAL

Florencia Kirchner, del cuidado perfil bajo a un nuevo rol político En Medio Oriente, la hija de la Presidenta ocupó un espacio reservado para funcionarios Florencia Kirchner se convirtió, de repente, en una inesperada protagonista política. En el segundo viaje al exterior de la Presidenta tras la muerte de su esposo, su hija comenzó a tener, como nunca antes, una influencia hasta entonces inédita. En la última gira en Medio Oriente, la joven, de 20 años, sobresalió sorpresivamente: no sólo participó de cada una de las cenas de gala y las tardes de turismo con su madre, sino que también se posicionó como una suerte de embajadora cultural virtual del país. Una tarea que, además, el gobierno nacional se concentró especialmente en difundir. “Tenemos que lograr acuerdos para que se puedan emitir [películas argentinas] en Qatar”, le pidió Florencia Kirchner la sheikha Al Mayassa, hija del emir de Qatar, en su primera reunión, a solas, de la gira. Ese primer encuentro sorprendió a todos en la comitiva. No había sido informado a la delegación ni a los periodistas que cubrían el viaje.

Fue la primera vez que la hija de la Presidenta encabezó un encuentro dirigencial y como representante de la Argentina. Nunca antes Florencia había tenido papel político alguno. Sólo una vez había acompañado a la Presidenta en un viaje internacional, por los países del norte de Africa. En aquella oportunidad sólo había hecho turismo. Ahora, sin embargo, su rol ha cambiado drásticamente. Hasta el fallecimiento de Néstor Kirchner, Florencia había tenido un papel político menor. El año pasado se había mudado en estricta reserva a Nueva York, para estudiar cine en el Film Academy. Sus padres la habían visitado por última vez en septiembre, en un alto de la asamblea general de la ONU. Cuando murió su padre, ya no volvió a los Estados Unidos. Prefirió quedarse en la Argentina, con su madre. Ahora levantó, por primera vez, su habitual bajo perfil inesperadamente. En Medio Oriente, la agencia de

noticias Télam presentó sus actividades con el rango de política de Estado. Fue ubicada en un lugar privilegiado en las actividades oficiales, incluso con el mismo peso que el ministro de Relaciones Exteriores, Héctor Timerman.

Más reuniones Mientras la Presidenta tenía reuniones económicas, en Turquía su hija repitió sus encuentros a solas, como había ocurrido en Qatar. Recorrió la ciudad junto a Sumeyye Erdogan, hija del primer ministro. Cristina Kirchner se lo había pedido especialmente al mandatario turco. Después, la joven se sumó a una recorrida turística con su madre por el casco viejo de Estambul, las dos solas, acompañadas solamente de la custodia de la delegación. Sólo durante la presidencia de Carlos Menem, la hija de un presidente había tenido un protagonismo comparable. En aquella época, Zalemita Menem

viajaba con su padre en cada gira internacional y oficiaba de primera dama de un padre divorciado. Uno de los puntos altos de esa exposición pública fue la visita oficial de Menem a Inglaterra, en 1998, la primera de un mandatario argentino tras la Guerra de Malvinas. Pero nunca tuvo agenda oficial propia. Alguna vez aprovechó algún viaje para terciar en algún negocio económico especial de interés privado. Pero se distanciaba de la política. El nuevo espacio protagónico cedido especialmente a Florencia Kirchner tiene un matiz diferente, incluso, que dista bastante de las obsesiones de su hermano mayor, Máximo. El hijo mayor de los Kirchner, decidido a mantener el perfil bajo y con un grado influencia sólo de carácter íntimo, lejos de los flashes, seguirá en Sana Cruz, a cargo, como desde hace años, de cuidar con esmero y especial atención los negocios familiares (de lo que se informa en la Pág. 13).

Florencia Kirchner brinda con el premier turco Tayyip Erdogan

FOTOS DE ARCHIVO

Menem y Zulemita, con Sarah Ferguson, en Londres, en 1998

OPINION

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Riesgosa confusión de papeles en una democracia DANIEL SABSAY

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PARA LA NACION El papel de los integrantes de la familia presidencial en un sistema constitucional de derecho puede generar problemas cuando su actuación supera los límites del protocolo para internarse en el manejo de cuestiones de Estado. Durante los más de siete años de las administraciones de Néstor y de Cristina Kirchner, sus hijos, Máximo y Florencia, tuvieron un escasísimo protagonismo público, a diferencia de lo ocurrido en las presidencias de Menen y de De la Rúa. La muerte del esposo de la primera mandataria ha producido la comprensible necesidad de Cristina Kirchner de contar con el sostén de sus hijos y ello ha ido generando un importante cambio que se traduce en la presencia que éstos hoy ocupan en la escena nacional. Así, tal como se ha puesto de manifiesto con la designación de varios miembros de la organización La Cámpora –fundada por el hijo de la Presidenta–, para cubrir cargos clave en la administración nacional, Máximo se habría transformado en un asesor de facto de su madre para

el nombramiento de sus colaboradores. Ahora, como vino ocurriendo en la gira que la primera mandataria realizó en Medio Oriente, su hija Florencia desarrolló funciones que superan con creces su aparente rol de mera acompañante presidencial. En efecto, ha celebrado reuniones de Estado en las cuales se ha desempeñado como representante de nuestro país comprometiendo la voluntad de la Nación. Cabe citar por caso la que mantuvo con la heredera del trono de Qatar. De acuerdo con la comunicación oficial, en esa oportunidad se habrían acordado cuestiones vinculadas con la difusión del cine argentino en ese país. La princesa qatarí actuó como parte de una monarquía absoluta, cuyo principal responsable es su padre, el emir. Allí es una familia dinástica la que gobierna por derecho divino y el acceso al trono se transmite por herencia entre los integrantes de la misma, de conformidad con las normas que la regulan. La designación de los funcionarios que lo asisten es una decisión privativa del monarca, que éste toma de acuerdo con su mejor saber y entender, sin necesidad de fundamentación alguna. Florencia

Kirchner, por el contrario, es la descendiente de una funcionaria que ha sido elegida por el voto popular, por tiempo determinado y cuyos actos deben estar necesariamente motivados en normas legales y por lo tanto deben seguir los recaudos que ellas señalan. Todo acto o decisión que se desvíe de ese marco será ilegal. Pareciera que en detrimento de estas claras premisas constitucionales se estaría emprendiendo un camino que lleva al escenario de una monarquía, no al de una República. En ésta deben imperar la razonabilidad, la legalidad y toda designación debe ser explícita y tener como base la idoneidad y no la pertenencia a la familia de quien temporariamente ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo. Un esquema diferente crea privilegios que nuestra Constitución prohíbe expresamente, ya que su sabio texto exhibe a la igualdad como una de sus premisas fundamentales, sin que evento ni posición alguna permitan su inobservancia, ya que su desaparición condena a muerte a la misma República.

El autor es profesor titular de Derecho Constitucional en la UBA