explorar el límite

24 oct. 2009 - muda”, hay que hacer una nueva obra. Esta introducción pretende rastrear la huella histórica que sigue Ana Gallardo, artista y curadora de ...
245KB Größe 20 Downloads 81 vistas
FICHA. Linderos, curada por Ana Gallardo, y El tiempo del arte, curada por Giacinto Di Pietrantonio, en Fundación Proa (Av. Pedro de Mendoza 1929), hasta el 3 de enero de 2010

ARTE | MUESTRAS

EXPLORAR EL LÍMITE Seis artistas exponen obras

site-specific que dialogan con el paisaje de La Boca y el edificio de la Fundación Proa, donde se aloja otra muestra imperdible POR JULIO SÁNCHEZ Para La Nacion - Buenos Aires, 2009

E

l género paisaje intentaba reproducir en la tela aquella porción de tierra contemplada por un pintor. En el siglo XX, cuando los artistas ya no querían re-presentar sino “presentar”, comenzaron a intervenir directamente en el paisaje, y a esa operación se la llamó land art o earth works. El artista le exigía al espectador que se moviera fuera del circuito de galerías y museos, que se instalara in situ, para poder apreciar el paisaje en su dimensión visual, olfativa y corporal, para que lo aprehendiera con todos los sentidos. Pero como el sistema es más fuerte, muchos eligieron una solución intermedia: llevar parte del terreno intervenido al espacio legitimador. Es el caso de Robert Smithson, que hizo monumentales transformaciones en el lago de Utah. De sus costas, llevó piedras removidas y las encerró en una estructura minimalista que mostró en una galería; así nació un nuevo género: el site-specific, una especie de “desplazamiento” del paisaje a un espacio cerrado. Pronto el término derivó hacia toda aquella combinación de elementos emplazados en y para un sitio específico y no para cualquier otro. Es decir, un cuadro se puede colgar en una u otra pared, en forma indistinta. Pero un site-specific está hecho para un lugar determinado; si se “muda”, hay que hacer una nueva obra. Esta introducción pretende rastrear la huella histórica que sigue Ana Gallardo, artista y curadora de Linderos, un conjunto de “sitios específicos” de María Inés Drangosch, Daniel Joglar, Fernanda Laguna, Ismael Pinkler, Mariela Scafati y Marcela Sinclair, que se ubican en la librería y cafetería de la Fundación Proa. Según Gallardo: “El lindero es un límite, un predio, un vecino, una conviven24 | adn | Sábado 24 de octubre de 2009

MARCELA SINCLAIR. Crecida, intervención sobre muro, 2009

FOTO: GENTILEZA FUNDACIÓN PROA

cia, que narra un recorrido por el paisaje a través de señalamientos específicos realizados con textos, dibujos, sonidos e instalaciones. Los artistas trabajan con sectores de la fundación, o incorporan el paisaje interno; lindan con ellos mismos y con el hábitat de la institución”. Drangosch creó para la cafetería unos manteles individuales con fotografías de jardines y parques de Mar del Plata –ciudad de donde es oriunda–, particularmente imágenes de las enredaderas de su propia casa, y además interviene la librería con una obra que une la palabra y la imagen. Daniel Joglar instaló un móvil de hebras de lanas y varillas de madera que conforman un dibujo geométrico hueco, como una “escultura sin adentro”, como una ilustración de las líneas de fuerza que operan en el ambiente. Fernanda Laguna, creadora y promotora del desaparecido espacio Belleza y Felicidad, colgó los libros de su propia editorial en una rama, para crear un refugio de lectura. Ismael Pinkler presenta Acapellas, una intervención sonora que

Un cuadro se puede colgar en una u otra pared, en forma indistinta. Pero un site-specific está hecho para un lugar determinado; si se “muda” hay que hacer una nueva obra

dialoga con la terraza de Proa y manipula sonidos habituales e inadvertidos que se integran al ambiente como un elemento cotidiano más, “como si fuera una obra en construcción cercana o un gato sobre un techo”, apunta el músico y artista visual. Mariela Scafati tomó la cafetería para montar un fondo de espejos que soporta sus “cuadros” serigrafiados y pintados al óleo, marcos que señalan el linde del paisaje reflejado en esos espejos, provocando un cruce de miradas entre lo que se ve

y lo que se refleja, al potenciar y duplicar las formas arquitectónicas. Crecida es la pintura que Marcela Sinclair instala en el balcón de Proa: esmalte brillante negro azulado que repite el paisaje de la Vuelta de Rocha, agua negra de aceite, contaminada y sucia, pero que dentro de la fundación se purifica, pierde su hedor y conserva su brillo. El conjunto de obras se puede ver junto con El tiempo del arte, una particular visión curatorial que enfrenta obras del pasado y del presente (del siglo XVI al XXI) procedentes de la GAMeC (Galleria d’Arte Moderna e Contemporanea) y de la Academia Carrara, de Bérgamo. El esfuerzo curatorial de Giacinto de Pietrantonio se complementa con obras de arte latinoamericano seleccionadas por Adriana Rosenberg y Mercedes Casanegra; este diálogo en el espacio y en el tiempo, de simbióticas y singulares resonancias, será el eje de un análisis multidisciplinario en una próxima edición de adncultura. © LA NACION