El teatro, un salvavidas social

del Canal Isabel II. El CDC se ha convertido en la sede del Ballet. Víctor Ullate Comunidad de Madrid y, a través del ''programa de residencias temporales ...
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OCIO / ESPECTÁCULOS

Expansión Sábado 10/07/10

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findesemana

El teatro, un salvavidas social España se evade cada vez más en las artes escénicas, una terapia a gran escala Albert Boadella, al frente de los Teatros del Canal, dirige su particular cruzada para librar a la cultura española del naufragio y reivindica la función sanitaria de este arte como remedio ante la necedad. El teatro es el antídoto a una crisis cultural que amenaza con alelar a una sociedad mimada, temerosa de asumir cualquier responsabilidad.

ConstanzaCervino

“Hay una creciente cretinizacióndelasociedad”,criticaAlbert Boadella, fundador de la compañía Els Joglars y director artístico de los Teatros del Canal desde enero de 2009. “Vivimos en una sociedad mimadaquenoasumeresponsabilidades”. Para evitar la actual pérdida de valores y la inminente mediocridad cultural de los españoles, Boadellapropone“contaminaralpúblicoofreciéndole obras variadas, para trasvasar a unos espectadores –que tienden a ser monocordes– a otrosgénerosyestilos”. Según el dramaturgo, “el teatro no es sólo entretenimiento y evasión del entorno convencional. Desempeña una función sanitaria en la sociedad, incluso terapéutica. Unacatarsisartísticaqueenriquece, sensibiliza y abre la mente. La gente sale algo distinta después de cada obra porqueseexponeauncambio de óptica, lo que ayuda a ampliar su conocimiento del mundo”. Desde el teatro popular ligero hasta el más experimental y elitista, el catalán busca contenidos selectos, que tengan una amplia irradiación y aporten algo nuevo. “Queremos conseguir que lo innovadortambiénseapopular”. Libreyosado Antes de aceptar el cargo al frente de los Teatros del Canal, el comediógrafo exigió disponer de absoluta libertad. “Cuando digo que soy ‘totalmente libre’, me refiero a que no recibo ni un solo consejo sobre cómo gestionar el teatro”. Y en tan sólo un año, con una media de 100 funciones anuales, ha conseguido cubrir el 70 % del aforo de un complejo de 8.750 metros cuadra-

Albert Boadella, fundador de Els Joglars, en los Teatros del Canal, el centro de artes escénicas público que dirige actualmente./ Rafa Martín

Espacio escénico para el baile El Centro Danza Canal (CDC) es, en la actualidad, el mayor centro de danza que existe en España y uno de los más grandes de la Unión Europea.‘‘Ahora funciona a pleno rendimiento’’, afirma Albert Boadella, que dirige desde hace poco más de un año los Teatros del Canal Isabel II. El CDC se ha convertido en la sede del Ballet Víctor Ullate Comunidad de Madrid y, a través del‘‘programa de residencias temporales, pone a disposición de las compañías sus instalaciones para que puedan montar sus espectáculos’’. Con menos de un año de vida –abrió sus puertas en octubre de 2009–, el CDC ha acogido en sus primeros cinco meses de funcionamiento a 15 compañías de danza entre las que se encuentran las de Teresa Nieto en Compañía, Dani Pannullo, Aracaladanza o Aída Gómez.Asimismo, ha acogido un total de 27 representaciones correspondientes a seis montajes de la XIII edición de Teatralia, el Festival de artes escénicas para niños y jóvenes de la Comunidad de Madrid. Unas representaciones que contaron con un total de 1.548 espectadores.

‘‘El teatro desempeña una función sanitaria, incluso terapéutica, para la sociedad’’

‘‘El secesionismo actual que vive España se debe al retorno de la nostalgia a la tribu’’

dos, con capacidad para 1.500 personas. “La temporada fue muy bien. Pensé que tardaría mástiempoenponerseavelocidad de crucero, pero ha cogido el ritmo desde el principio”,afirma. Fiel a su leitmotiv: ‘libres de ataduras’, Boadella evita depender de la financiación pública y husmea sin cesar vías económicas alternativas. “Quien paga es el público, no las administraciones. Por eso no necesito pagarle tributos de vasallaje a ningún partido”. Una mala costumbre muy extendida por estos días. “Ha proliferado la autocensura a pesar de que la Constitución defienda la libertad de expresión. La gente tiene miedo de molestar a los que le dan de comer y tener que renunciar a supuesto”.Esto,asujuiciopone en peligro de extinción al arte de provocar. “Antes se transgredía más con el teatro, hoynadiesearriesga”. En su opinión, esta realidad refleja la crisis moral por la

que atraviesa España. “La democracia necesita una transformación estructural urgentemente: seguimos igual que haceunsigloymedio”. Según el director, la única diferencia radica en que la gente ya no cree en las religiones oficiales. Sin embargo, afirma que se adhiere a otras cosas con el mismo fervor de un fundamentalista. “Ése no es un avance extraordinario”. “Por eso defiendo las corridas de toros como patrimonio cultural. Constituyen un ritual didáctico y moral”. El arena, que se erige como un templo, rinde culto a la naturaleza salvajeyasusimpulsosmásbásicos. “Allí se aprende lo que es el miedo, la valentía, el dolor, la gracia de unos, la astucia de otros y la muerte”. La danza de la supervivencia que emociona a un público eufórico. “Sin la muerte, la corrida perdería autenticidad”, y añade que prefiere vivir y morir como un toro. “Nadie se plantea lavidadeunamorcilla”.

Para el director, el mundo taurino debería mantener sus distancias con la política. “Los catalanes fueron los primeros en intentar politizarlo y, como es lógico, los demás políticos reaccionaron. Es parte de nuestra tradición, de la identidaddeEspaña”. Toda una alegoría de la hipertrofia que padece el sistema político actual que, según Boadella, coacciona cada vez más la libertad del ciudadano. “El Gobierno se dedica a legislar como loco y promulga leyes para controlar auténticas nimiedades”. A juicio del dramaturgo, que España se rija por más de 100.000 normativas es una exageración, teniendo en cuenta que “la mayoría de las leyes carecen de sentido común”, y propone volver a principios más esencialistas. A esto se suma “el desmadredelosreinosdetaifas”,que ha sido muy destructivo. El dramaturgo afirma que España corre el riesgo de desintegrarse. “Sería muy triste que deje de existir como nación”, lamenta y agrega que “este secesionismo se debe al retorno delanostalgiaalatribu”. Laotraorilla Boadella asegura que ha estado sentado al otro lado de la mesa. “Si antes yo tenía que mandar las propuestas a alguien, ahora soy yo quien las recibe”, lo que le permite ver las cosas con otra perspectiva. “Hesidotestigodenumerosas injusticias. He visto cómo rechazaban ciertas obras por el mero hecho de que no coincidíanconelgustodeldirector”, critica. Por esta razón, el director artístico trata de que en sus decisiones prime la imparcialidad. “Creo que el gusto personal del director de un teatro públicocomoéste,pagadopor todosloscontribuyentes,debe sersecundario”.Así,cuandoel contenido –aún sin ser santo desudevoción–cumpleconla calidad suficiente y puede ser interesante para un sector del público,loprograma.“Elobjetivo es complacer gustos opuestosysabercaptarlasposibilidadesquebrindanlosautoresdesconocidos”.