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el mundo
| Domingo 20 De enero De 2013
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Terror en Bulgaria
SoFiA.– Momentos de pánico se vivieron ayer en la capital de Bulgaria, durante el fallido atentado contra Ahmed Dogan, el líder del DPS, partido que representa a la minoría turca en el país. Mientras Dogan daba un discurso, el atacante, un hombre de 25 años con antecedentes penales, se subió de forma inesperada
EFE
a la tarima y, ante el estupor de todos, gatilló su pistola, pero la bala no salió. No se sabe si el arma se trabó o la rápida reacción de Dogan, que se le abalanzó, y los guardaespaldas permitió que nadie saliera herido. En Bulgaria, por siglos bajo dominación otomana, la minoría turca representa el 10% de la población.ß
El humor en Venezuela, entre el morbo y el desahogo la salud de chávez. La crisis política generó todo tipo de chistes,
pero las bromas rara vez tocan el tema de la enfermedad
Adriana M. Riva LA NACioN
“Un escuálido [opositor] le dice a un compatriota chavista: «Al final, ustedes tenían razón. Hugo Chávez es como un Dios: no lo vemos, no lo escuchamos, pero tenemos fe de que existe».” Los venezolanos tienen un humor extraordinario. Y hoy, como nunca antes, la crisis política e institucional que atraviesa su país da rienda suelta a todo tipo de chistes y bromas, que cumplen una función de catarsis social para mitigar tanta incertidumbre. Ante la prolongada ausencia del presidente bolivariano, cuyo real estado de salud es una gran intriga, y la invasión de la propaganda oficial, que taladra día y noche “Chávez somos todos”, los venezolanos se desahogan con el llanto... y la risa. La realidad supera la ficción. Y los actos insólitos se apilan en las calles de Caracas. La reciente asunción virtual de Chávez para el período 2013-2019, de la que participaron cientos de miles de venezolanos –salvo el propio mandatario– es sólo un ejemplo de ello. “Veintiún mil Chávez que murieron a manos del hampa no pueden asistir a la toma de posesión”, fue el mordaz comentario de El Chiguire Bipolar, un popular sitio de humor venezolano, en referencia a la cifra de asesinatos ocurrida en el país en 2012, una de las más altas de la región. “Es tan bizarro todo lo que está pasando, que la gente no sabe si reír o llorar. Vivimos en una suerte de tragicomedia”, cuenta a la nacion el humorista Claudio Nazoa. “La realidad está deformada a tal punto que quienes nos oponemos a Chávez y estábamos desesperados por no verlo más ahora estamos desesperados por que aparezca”, agrega.
En este marco de “irrealidad”, en donde las circunstancias políticas parecen una colección de absurdos, los humoristas se hacen un festín. Y los chistes, viñetas, caricaturas y stand-up cómicos políticos florecen como hongos. Uno de los caricaturistas más destacados es Rayma Suprani, que un día después de que el Tribunal Supremo de Justicia fallara que se podía posponer el acto de juramentación hasta que Chávez regrese de Cuba y que no hay en Venezuela una falta temporal del jefe del Estado, publicó en el diario El Universal una viñeta en la que se veía la figura de una mujer sosteniendo el hilo que libera la cuchilla de una enorme guillotina que cortaba copias de la Constitución. Pocos días antes, publicó otra viñeta que mostraba a Pinocho sentado detrás de una mesa, con un micrófono y un cartel de fondo que rezaba “Ministerio de información”. Fue uno de los chistes más elocuentes de lo que ocurre actualmente en Venezuela, donde los humoristas se hacen eco del silencio oficialista sobre el cáncer que padece Chávez y lo que realmente está ocurriendo en la cúpula del poder. Límites Las bromas, sin embargo, rara vez se meten directamente con la enfermedad del convaleciente líder. Hay límites, y los humoristas lo saben. “Hay temas que todos los colegas dejamos de lado, por intuición natural. La salud de Chávez, por ejemplo, no es objeto de humor, porque no puede haber humor donde hay dolor”, dice a la nacion el comediante y columnista del diario Tal Cual Laureano Márquez. En medio de las agobiantes circunstancias de un país en el que, según Márquez, “a uno le puede
suceder cualquier cosa, menos el aburrimiento”, sobran temas políticos de los que reírse. Pero, pese a ello, ante la amenaza de muerte con la que convive la libertad de expresión en Venezuela, existe también una suerte de autocensura que se imponen los comediantes para evitar represalias gubernamentales. “A estas alturas, uno ya sabe cuáles son los temas más sensibles para el gobierno y se cuida cuando escribe sobre ellos”, confiesa Márquez, que la semana pasada suprimió un párrafo de su columna semanal que creyó que podría caer mal en las filas oficialistas. Tono elevado En las redes sociales, en cambio, donde los riesgos son menores y el anonimato amplía y resguarda las libertades de sus autores, el tono se eleva. Lo mismo ocurre más allá de las fronteras de la patria chavista, donde los chistes son mucho más ácidos. En un suplemento de humor llamado El otorongo, que edita el diario Peru.21, se publicó una caricatura en la que se ve a tres personas sentadas alrededor de una mesa cubierta por un mantel rojo con una pequeña bandera de Venezuela en el centro. Tomados de las manos y con los ojos cerrados, como en un ritual de espiritismo, uno de ellos dice: “Empecemos entonces con la ceremonia de asunción de mando. Presidente Hugo Chávez si está ahí, dé tres golpes”. Desde Brasil, en tanto, el humorista José Simao publicó días atrás en su Twitter: “Lula se hace el muerto, Chávez el vivo”, en referencia a que el ex presidente brasileño Luiz inacio Lula da Silva alega no tener ninguna relación con casos de corrupción que sucedieron durante su gobierno (2003-2010).ß