El Bajo Belgrano apuesta a grandes bares, restaurantes y vida ...

4 may. 2013 - En la calle Sucre, Dandy y una discoteca se suman en la manzana que va de Selquet a Bruni. Es sábado a la noche: la cuadra de.
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SÁBADO | 7

| Sábado 4 de mayo de 2013

ideas y personas

Gastronomía

El Bajo Belgrano apuesta a grandes bares, restaurantes y vida nocturna En la calle Sucre, Dandy y una discoteca se suman en la manzana que va de Selquet a Bruni

PARA LA NACIoN

Una manzana en crecimiento “Abrimos en 2011. En ese momento analizamos la zona y descubrimos que en diez cuadras a la redonda había más de 70 emprendimientos inmobiliarios en marcha: eso nos terminó de convencer”, explica Carlos Rava, gerente general de la cadena de cafetería y repostería Nucha, con ya nueve sucursales en Buenos Aires. Sus palabras reflejan el crecimiento que está experimentando esta parte de Belgrano desde hace unos años, incluidos nuevas viviendas, empresas, productoras de TV y colegios. Nucha no es la última novedad en el barrio que quiere aprovechar esa vista a los bosques y parques. Durante mayo, se esperan dos aperturas. En la esquina de Figueroa Alcorta y Sucre, un importante cartel anuncia el Dandy Bar & Grill, nueva sucursal del icónico café & restó de Av. del Libertador y Bulnes. Con más de sesenta años en Barrio Norte, Dandy es otro de esos símbolos de la tradición culinaria argentina, que en los últimos años se renovó, abrió otro sobre Av. Santa Fe y ahora está a punto de estrenar junto a La Tranquera. A pocos metros, sobre Sucre, la segunda novedad es un gran bar con discoteca. Busca ser la gran renovación barrial –y nocturna– de 2013, y apostará a convertirse en el after de los restaurantes Bruni y Sucre. Van por el lado de la alta coctelería,

La mutación de los barrios porteños

L

Rodolfo Reich Es sábado a la noche: la cuadra de Av. Figueroa Alcorta, entre Sucre y La Pampa, se ilumina gracias al resplandor de los restaurantes. En una esquina, un ícono de las confiterías: Selquet. En la otra, la inminente apertura de Dandy Bar & Grill. En el medio, La Tranquera, que suma los aromas de sus asadores con chivos, costillares y corderos al calor del fuego. A su lado, la discoteca Rumi. La postal se completa doblando por Sucre, con el restaurante japonés Itamae, la pastelería Nucha y el italiano Bruni. Por si fuera poco, si se vuelve a doblar, esta vez por la calle Castañeda, aparece Cucina Paradiso. Mirando esta manzana, el espectador memorioso no puede evitar reflexionar sobre los polos gastronómicos de la ciudad. Hace treinta años, Puerto Madero no era más que el patio trasero de Buenos Aires. Las Cañitas, apenas un entramado de calles oscuras. Y Palermo conservaba su aspecto de arrabal. Pero ya en ese entonces, este cruce entre Av. Figueroa Alcorta, La Pampa y Sucre era uno de los puntos donde la alcurnia y el jet set porteño se encontraban. Las décadas pasaron; Palermo se convirtió en Hollywood, Las Cañitas en un infierno de tránsito y Puerto Madero en el barrio más nuevo de la ciudad. En todo ese tiempo, el Bajo Belgrano se renovó, tuvo auges y caídas, para mostrarse hoy revitalizado, con las propuestas de siempre, pero también con grandes novedades.

Julieta Sopeña

Marcelo Gutierrez cena con sus amigos en el pionero Sucre, que busca renovarse con inversión inglesa

Marilina Cuesta adora tomar el té en el flamante local de Nucha

con sofisticado bar adelante y una pista de baile al fondo. Buscan capturar un público maduro a la salida de los restaurantes y, para lograrlo, encargaron la ambientación al reconocido arquitecto y decorador Javier Iturrioz, el mismo que estuvo detrás de la estética high profile de L’abeille y Leopoldo. El punto de inflexión del Bajo Belgrano ocurrió sin duda en 2002, con la apertura de Sucre, el primer local gastronómico que se animó a instalarse sobre la calle homónima. El lugar es creación de Luis Morandi y Patricia Scheuer (los mismos que están detrás de Gran Bar Danzón y del novísimo BASA). Con Fernando Trocca al mando de la cocina y una barra manejada por grandes referentes de la coctelería (Tato Giovannoni y Santiago Lambardi, entre otros), se convirtió en uno de los grandes restaurantes del país. También aquí hay novedades. Hace unos días se firmó la sociedad entre Sucre y Gaucho Grill, la millonaria cadena de restaurantes de carnes

argentinas que maneja decenas de sucursales en toda Inglaterra. Bruni fue otro suceso barrial. No sólo por su propuesta italiana de alta calidad, sino por ser el restaurante del Zorrito Von Quintiero, el músico que, allá por 1995, supo ser artífice de la creación de Las Cañitas con el Soul Café. Quince años más tarde, el propio Zorrito reconoció que “Las Cañitas ya no es un lugar asociado sólo al buen comer. Está bien para salir y tomar algo con amigos, pero las grandes marcas se fueron y buscaron otras zonas”. Así fue como, junto a Fernando Gruppo, abrió Bruni en la esquina de Sucre y Castañeda, y dio su impronta descontracturada a la cuadra. Marcelo Anconetani es el gerente del lugar y afirma: “De nuestro lado, las principales novedades son que abrimos en el primer piso una barra de sushi con el sushiman trabajando a la vista, y también una barra de tragos. La zona está pidiendo cambios constantemente”. Si de masificación hablamos, es

os barrios mutan. Si bien algunos son deliberadamente promovidos por las autoridades –como Barracas o La Boca, queriendo convertirse en zonas artísticas por excelencia– hay otros que se prestan al vaivén natural de las costumbres sociales. Ahora bien; ¿qué disparadores vuelven más o menos transitadas ciertas veredas de la ciudad? Algunos casos nos sirven de guía en este asunto. A saber: si uno caminaba, doce meses atrás, dentro del perímetro que va de Figueroa Alcorta a Libertador y de Ocampo a Casares, seguramente se encontraría con vecinos, algunos amantes del arte y otros de las compras. Pero ahora, además, hay un sinfín de comensales ávidos de caras conocidas. La apertura de Le Pain Quotidien, en Salguero y Castex, del clásico Dashi en la esquina del Palacio Alcorta o próximamente del renovado restaurante del Malba, han expuesto al barrio a mayor barullo. Unos potencian a otros en un círculo virtuoso. Hasta han impulsado la apertura de otros comercios que vieron una oportunidad en el tránsito de peatones. Hoy por hoy, un restaurante aislado que sea exitoso es un milagro. Dos pegados, un polo. Tres, una ruta gastronómica. Otro acontecimiento que promete sacudir la configuración de todo un barrio es la renovación del antiguo Hotel Plaza, ahora propiedad del Alvear Palace Hotel. Si hasta hace muy poco la zona que bordea a la plaza San Martín venía decayendo en popularidad –qué mejor indicador que la devaluación de algunas fastuosas propiedades–hoy el horizonte es más que alentador. Luis Lisanti, gerente de Relaciones Institucionales del Alvear, dio justo en la tecla: “Queremos recuperar el esplendor origi-

nal del Plaza poniendo en valor la totalidad del edificio, generando la transformación necesaria para subrayar la espectacularidad del hotel”, dijo. Es decir que en el seno mismo de la adquisición se encuentra el deseo de volver a la propuesta de valor inicial: una esquina neurálgica de la ciudad. El efecto dominó no tardará en hacerse notar. De hecho, algo ya está ocurriendo por esos pagos, en las puertas mismas del microcentro: si la última década marcó el éxodo de varias empresas hacia la zona norte, ahora se observa la llegada de particulares –en su mayoría, jóvenes– que han elegido esos departamentos de techos altísimos a precios muy razonables

¿Qué disparadores vuelven más o menos transitadas ciertas veredas? como sus hogares. Es decir que lo que hoy es un barrio residencial fácilmente puede volverse comercial mañana. Y viceversa. ¿Otros casos archiconocidos? El ocaso de la calle Florida o, al contrario, el surgimiento de Puerto Madero, en gran parte por la militancia del empresario (y visionario) Alan Faena. Siempre hay un suceso de la vida cotidiana, ínfimo o magnánimo, que marca el rebote de los ciudadanos de un lado a otro. En sus búsquedas por ampliar, restringir o imaginar nuevos escenarios, sólo es cuestión de entender qué es lo que ocasiona tal fluctuación. Nos queda, entonces, la inquietud: ¿cuál será el próximo punto de encuentro? ¿Y quién estará a cargo de su concepción?ß

fotos de gustavo bosco

necesario mencionar a Cucina Paradiso, un verdadero hito que no sólo aumentó el flujo, sino que amplió el estilo de público que se acerca al barrio. Es que este lugar es el deli del chef italiano más conocido y reconocido en la Argentina, nada menos que Donato De Santis, quien hace dos años abrió aquí su segunda sucursal, sobre la calle Castañeda, con un salón amplio y luminoso (la casa original, mucho más pequeña, está en Palermo) y la misma propuesta basada en productos frescos de estación, de estricta mirada italiana. Una mezcla de restaurante con almacén, que los fines de semana exige espera para encontrar mesa. Es sábado a la noche: los restaurantes prenden sus luces, dejan salir sus aromas. Los autos comienzan a llegar, las veredas y los salones se llenan de comensales. Sin la fiebre eléctrica de otros polos gastronómicos, con el verde de los bosques a la vista, el Bajo Belgrano exhibe su historia, deja en claro su vigencia y apuesta al futuro.ß

objeto de culto

Máxima practicidad ¿Quién no recuerda las clásicas Auroritas? Parece que la moda de plegar la bicicleta se resignificó y ahora la practicidad es un bien codiciado. Así, la idea de quienes buscan este modelo es moverse libremente por la ciudad y llevar el propio transporte a lugares antes impensados: oficinas, bares, departamentos... La ventaja de esta nueva generación es que, al reemplazar el acero por el aluminio, son mucho más livianas. Se consiguen desde $ 2700.

Placeres

Bodegas que acercan la experiencia del terruño En sus restaurantes o casas en Buenos Aires ofrecen actividades que combinan el placer y el conocimiento del vino Sebastián A. Ríos LA NACiON

Ofrecer una guía calificada para adentrarse en el apasionante mundo del vino; acercar a tierras urbanas las particularidades de los distintos terruños en los que crecen las vides; dar un marco distinto a encuentros corporativos, de amigos o familiares. Para albergar esas propuestas, prestigiosas bodegas cuentan con casas o restaurantes en la ciudad de Buenos Aires, en los que la enología y la gastronomía se dan la mano en placenteras experiencias. La primera en abrir sus puertas fue Casa Nieto Senetiner (Quintana 192), que en 2002 se convirtió en la primera escuela de enófilos de la Argentina fundada por una bodega, al mismo tiempo que ofrecía cursos sobre vino para profesionales de la industria gastronómica. Con el tiempo, su propuesta ha ido evolucionando, para convertir a la Casa en un espacio multidisciplinario en el que también se realizan activida-

des gastronómicas pensadas para quienes están interesados en explorar el mundo del vino. “Somos pioneros en contar con un espacio en Buenos Aires que nos permita reunir a nuestros consumidores y clientes, tanto para compartir un momento junto a nuestros vinos como para capacitar”, afirma Federico Ruiz, brand ambassador de Bodegas Nieto Senetiner. En la actualidad, “las experiencias son variadas. Desde cursos de aprendizaje básico, cursos más complejos para consumidores ya iniciados en el mundo del vino, y también eventos sociales o empresarios, donde nuestra Casa les da un toque distintivo de calidez”. Este año, la Casa lanzó un ciclo de encuentros a cargo de chefs reconocidos internacionalmente denominado “Experiencia Cadus” (marca ícono de la bodega), en la que los comensales son testigos de la elaboración de los platos. El primer encuentro contó con la presencia de Fernando Trocca; el próximo será el 24 de mayo, y

Pablo Buzzo, chef de Experiencia del Fin del Mundo

estará a cargo de Francis Mallmann. “La idea es compartir grandes momentos, con mucho estilo y grandes vinos”, resume Federico. Con tres años de presencia en Palermo Hollywood (Honduras 5673),

gustavo bosco

el restaurante Experiencia del Fin del Mundo se ha consolidado con un concepto que hace honor a su nombre. “Nuestra propuesta gastronómica tiene una connotación patagónica, por eso buscamos que

la carta tenga aquellos productos que se dan muy bien en la Patagonia y acercarlos a la comida diaria de Buenos Aires”, cuenta Pablo Buzzo, chef ejecutivo de Experiencia. Así, la carta de Experiencia tiene platos ya clásicos, como el arrollado de cordero patagónico o la ensalada de langostinos de Puerto Madryn, y en su inminente reformulación albergará, entre otros, al choique neuquino. “De todos modos, la idea es que la gente se siente y encuentre en la carta algo que quiera comer –agrega Pablo–. Es por eso que en la carta están la trucha y el cordero, pero también una buena milanesa.” El vínculo con el vino es obvio –Experiencia pertenece a Bodega del Fin del Mundo–, pero si bien la barra ofrece tragos con vinos y durante la tarde suelen realizarse degustaciones, el maridaje es bienvenido, pero no obligado. “No vamos con un sommelier persiguiendo a los comensales”, dice Pablo. Por estos días, la Experiencia se está multiplicando. El restaurante

ha abierto un wine bar en Palacio Alcorta; mientras que en el aeropuerto de Ezeiza comenzó a funcionar el Patagonia Wine Experience. Espacio Norton-Wine Club, una casona de época con un diseño moderno con la que la bodega mendocina ha hecho pie en pleno corazón porteño ofrece distintas actividades, entre las que se cuentan las degustaciones. “El concepto es trasladar el terruño de Mendoza, que es donde se encuentra la bodega, a la ciudad de Buenos Aires”, comenta ivana Mesa, a cargo de Espacio, cuya nueva sede se encuentra en Palermo Soho (Costa Rica 5141). “inicialmente en Recoleta, fue creado como un espacio para las empresas, para hacer degustaciones y ofrecer una atención especializada a sus clientes –cuenta ivana–. Ahora nos trasladamos a Palermo en busca de un lugar más distendido, más joven, y en el cual, además de eventos corporativos, poder realizar otro tipo de eventos sociales.” Espacio Norton ofrece cenas en las que la gastronomía mendocina es acompañada por las marcas de alta gama de la bodega, al igual que catas a ciegas. En síntesis, “una puerta de entrada para conocer el fascinante mundo del vino”.ß