El amor nunca muere y cada vez vende más

5 jul. 2008 - “Antonio es un terrateniente de la Pampa. Húmeda, profesional, apuesto, taciturno, melancólicamente dulce: un hombre duro. María, casi diez ...
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FERVORES | LA NOVELA ROMÁNTICA

El amor nunca muere y cada vez vende más Las historias apasionadas en que un hombre apuesto termina por unirse a una mujer atractiva tras vencer mil obstáculos conquistan nuevas lectoras sin cesar. Esas eternas soñadoras han abierto foros en Internet donde se recomiendan obras, abren sus corazones y comentan el mundo rosa del que no pueden prescindir. Ese culto alado y ardiente alimenta hoy una sólida industria editorial POR ALEJANDRA REY De la Redacción de La Nacion

“A

ntonio es un terrateniente de la Pampa Húmeda, profesional, apuesto, taciturno, melancólicamente dulce: un hombre duro. María, casi diez años menor, lo conoció de jovencita y se enamoró para siempre de su hermética existencia. Pero la vida los separó y se ensañó con la pareja que jamás se había tocado. Volvieron a verse al cabo de veinticinco años y la pasión estalló en sus almas. Ella, triunfadora en la ciudad, sucumbió al embrujo de esas caricias atascadas hasta entonces en los lánguidos recuerdos adolescentes. Él, ante los bellísimos ojos de María, perdió esa dureza forzada por tantas batallas contra la mala vida, la cárcel y una existencia rutinaria. Y los juramentos de amor eterno pudieron más que las adversidades y fueron felices y comieron empanadas de atún (las perdices están muy trilladas).” Sí, es un párrafo repleto de lugares comunes, de frases estudiadas y echadas como al descuido sobre un libro sin editar. Sí, es un texto cuestionable desde el punto de vista literario, pero que vende de miles de ejemplares. Es (podría ser) la breve muestra de una novela romántica, género que cada vez tiene más adeptas en la Argentina y cuyas autoras suelen ser desconocidas para la mayoría de la gente, pero arrastran multitudes. Probablemente, esas autoras nunca sean populares y mediáticas: sus obras, consideradas menores por los críticos, se promocionan de boca en boca o en vidrieras vistosas de librerías, supermercados y grandes quioscos; tienen poca prensa porque no la necesitan; se distinguen porque sus portadas suelen ser insinuantes, con hombres de torso musculoso, aceitado y sin pelos, mujeres de largas melenas muertas a sus pies y con títulos como Dulce y salvaje, Hacerse ilusiones o Aún te llevo en el corazón; con un lenguaje cargado de cursilería pero impecable y con dos ingredientes fundamentales: los sucesos tienen que girar alrededor de una historia de amor y el final debe ser feliz. El fenómeno local es una copia de lo que pasa en España, país productor compulsivo de este tipo de novelas, al igual que Estados Unidos. En este último caso,

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el éxito es tal que los modelos de las portadas de las novelas más importantes (que se depilan y aceitan el pecho) se ganan la vida haciendo giras por aquel país, en las que muestran sus recios músculos. Para hablar de números, hay que decir que, sólo en España, la novela romántica acapara el 4% del mercado editorial y crece sin que se vislumbre el techo. Hasta hay sellos que se dedican exclusivamente a esta narrativa rosa. Se llegan a editar 15 novelas por mes con una tirada de hasta 7000 ejemplares cada una y se habla de ingresos que superan los 30 millones de euros, según datos del diario El País. ¿Quiénes son esas autoras que ganan tanto dinero? Los primeros nombres salieron de la literatura anglosajona, especialmente inglesa, e invadieron el mercado hace ya mucho tiempo: Julie Garwood, Linda Howard, Luisa Kleypas, Robin Schone, Diana Gabaldon o J. R. Ward, por nombrar a las pioneras. Las ediciones de sus obras fueron traducidas y, si bien al principio fueron adquiridas en la Argentina con algo de timidez (muchas lectoras fanáticas forraban los libros por vergüenza), ya se han convertido en un elemento clásico de consumo. Tan clásico que hasta las fans de esa prosa tienen un lugar en Internet: www.gauchasromanticas.com. El sitio se inspiró en www.elrinconromantico.com, que llegó a tener 700.000 visitas de todas partes del mundo, aunque tenga base en España. Las mujeres que allí se encuentran terminan como íntimas amigas, viajan para conocerse y conseguir juntas autógrafos de sus autoras preferidas. Intercambian libros, levantan por las nubes o denostan a alguna escriba (sobre todo si mata a uno de los protagonistas) y construyen bibliotecas de más de 3000 ejemplares sólo de ese género, como es el caso de Nelly Soria, Nebe, la popular inventora de Gauchas Románticas, sobre quien volveremos más adelante. Porque antes hay que definir qué es la novela romántica. Florencia Cambariere, editora de Sudamericana, es una experta en el tema y la descubridora de una de las autoras que promete: Gloria V. Casañas, que con su primer título, En alas de la seducción, integra el lote de las más leídas. Y otro dato: la señora Casañas, abogada de profesión, salió del foro de Gauchas Románticas, donde era una gran militante. Se animó a

ingresar en el mundo de la novela porque escribía entre expediente y expediente. Dice Cambariere: “Tenemos dos sellos en los que publicamos este género: Cisne, que es una de las colecciones del sello Debolsillo; y Plaza y Janés. En 2005, comenzamos a ver este fenómeno bien de cerca cuando publicamos Indias blancas, un libro de Florencia Bonelli, que hoy publica en Alfaguara y que es el referente más fuerte de la novela romántica en la Argentina. Cuando publicamos su libro nos dimos cuenta, a través de las ventas y de las presentaciones, de la gran cantidad de lectoras ávidas de lecturas de este género. Son libros que agotaron los 15.000 ejemplares y se siguen vendiendo con las reediciones”. ¿Qué tiene de particular la novela romántica? Según los editores consultados por adnCULTURA, la venta siempre es buena y pareja (nunca menos de 4000 ejemplares por novela); el número de lectoras crece día a día; los subgéneros de este fenómeno, especialmente el histórico, arrastran a nuevas lectoras;